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  • Cómo Dios librará a la humanidad de la enfermedad y la muerte
    La Atalaya 1969 | 1 de agosto
    • fotografías y voces en cinta magnetofónica para usarlas más tarde en televisión. Dios puede hacer aun más que eso. Al tiempo de la resurrección él puede suministrar a cada uno un cuerpo apropiado, tal como lo hizo al crear al primer hombre, y entonces implantar de nuevo en el cerebro el recuerdo exacto de todo lo que la persona aprendió y experimentó durante su vida anterior. Así, en la resurrección esa persona volverá con la misma personalidad que tenía al morir, tal como Jesús al ser resucitado retuvo su propia personalidad. (Heb. 13:8) Usted reconocerá a los que conocía antes. ¡Qué maravillosa perspectiva!—Job 14:13-15.

      Al apóstol Juan se le dio una visión de estos emocionantes acontecimientos que tendrán lugar durante el reinado de Cristo, y ésta se encuentra en el libro de Revelación. Su visión muestra que la muerte y el Hades (la sepultura común de la humanidad) ‘entregarán los muertos que hay en ellos.’ No se dejará a ninguno allí. Entonces la muerte debida al pecado heredado habrá desaparecido para siempre. “El realmente se tragará a la muerte para siempre,” promete la Biblia, “y el Señor Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro.” (Rev. 20:13, 14; Isa. 25:8) ¡No habrá más funerarias ni lápidas sepulcrales! No quedarán cementerios.

      Los que sean resucitados a la vida aquí en la Tierra saldrán para recibir la oportunidad de conseguir vida eterna. Será un tiempo de educación para ellos. Se abrirán “rollos” que contendrán instrucciones procedentes de Dios, y ellos tendrán que seguir éstas al rehacer su mente en armonía con la voluntad de Dios. Serán ‘juzgados individualmente según sus hechos’; es decir, los hechos que hagan después de ser resucitados y después de aprender el contenido de los “rollos.” (Rev. 20:11-13) Al responder a la educación que se provea, aun los que anteriormente hayan sido tan peligrosos como animales salvajes cambiarán sus maneras de actuar, tal como muchos ya lo han hecho al llegar a estar asociados con la congregación cristiana.—Isa. 11:9; 26:9; 35:8, 9.

  • La Tierra convertida en un paraíso
    La Atalaya 1969 | 1 de agosto
    • La Tierra convertida en un paraíso

      ¡CUÁN deleitable será vivir entre personas pacíficas que tengan disposiciones bondadosas y agradables! La aplicación de los principios justos de Dios logrará esta maravillosa condición de paz en todas partes. Pero a medida que logren progreso en la justicia, los habitantes terrestres del nuevo sistema de Dios también obtendrán bendiciones materiales.

      Habrá un cumplimiento literal de las palabras proféticas de Isaías 25:6: “Y Jehová de los ejércitos ciertamente hará para todos los pueblos, en esta montaña, un banquete de platos con mucho aceite.” Nadie volverá a conocer el dolor mordedor y la debilidad de la inanición. Pero, ¿cómo suministrará Dios este banquete?

      Cuando los israelitas eran el pueblo escogido de Dios, la bendición de él les producía mucha prosperidad. Sus terrenos producían excelentes cosechas de grano. Sus huertos les daban excelentes frutos. Jehová abría para ellos su “buen almacén, los cielos, para dar la lluvia sobre [su] tierra en su temporada.” (Deu. 28:12; vea también el versículo 8.) Bendiciones parecidas abundarán en la medida más plena bajo el régimen del reino de Cristo.—Sal. 67:6, 7.

      Los súbditos terrestres del Reino cumplirán el mandato que Adán y Eva nunca ejecutaron. Ellos ‘subyugarán’ la Tierra, haciendo de todo el globo terráqueo un jardín paradisíaco como el original jardín de Edén. Fue acerca de tal perspectiva, y con la esperanza de la resurrección en mira, que Jesús le dijo al malhechor condoliente que fue ejecutado con él: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso.”—Luc. 23:39-43.

      Entonces de toda la Tierra radiará felicidad. Será como si todos sus prados y montañas, sus árboles y flores, sus ríos y mares, estuvieran regocijándose por el régimen justo de Jehová. (Sal. 96:11-13; 98:7-9) El aire fresco ya no será contaminado. En todo río y arroyo resplandecerá al fluir el agua fresca y pura. Ya no se arruinará más el terreno.

      Toda la Tierra —sus bosques, sus campos, sus montañas— será un hermoso parque, lleno de coloridas variedades de animales y pájaros. Estos, también, estarán sujetos al control sabio del Hijo de Jehová. Y en aquella “tierra habitada por venir” él hará que todos estén en sujeción inofensiva a la humanidad.—Heb. 2:5-8; Sal. 8:4-8.

      PRUEBA FINAL DETERMINA QUIÉN ES DIGNO DE VIDA ETERNA

      El reino de Dios por Cristo gobernará por toda la eternidad. No obstante, para el fin de los primeros mil años habrá logrado un propósito particular en cuanto a la Tierra. Habrá quitado todo vestigio de injusticia. Toda la humanidad en la Tierra estará presente como criaturas perfectas delante del trono del Juez Supremo, Jehová Dios. En todo respecto serán iguales a los primeros humanos perfectos que hubo en Edén. (1 Cor. 15:24) ¿Serán dignos de que Dios les otorgue el derecho a la vida eterna?

      Primero será apropiado el que los súbditos del Reino sean sometidos a una prueba en cuanto a su devoción al régimen justo de Dios. Jehová les dará la oportunidad de mostrar su lealtad. ¿Cómo? Soltando a Satanás y sus demonios de su condición de restricción en el “abismo.” (Rev. 20:7) Por esta prueba cada persona de la familia terrestre de Dios podrá tener el privilegio, individualmente, de dar una respuesta personal al desafío que Satanás le ha hecho al Padre celestial de ellos.

      Los que permanezcan leales a Dios serán juzgados dignos de vida eterna. Jehová les dará este derecho, escribiendo sus nombres en su “libro de la vida.” Cualesquiera que rebeldemente se vuelvan contra Dios serán destruidos en la “muerte segunda.” Entonces, Satanás el Diablo, junto con sus demonios, será destruido para siempre. (Rev. 20:7-10, 15) Absolutamente nunca volverá la Tierra, o cualquier otra parte del vasto universo de Dios, a ser perturbada por el pecado y la rebelión. La Tierra, convertida en un paraíso donde domine la justicia, servirá para todo tiempo futuro como una joya de alabanza al nombre de Jehová.

      ¿Hace el propósito de Dios de que haya un régimen justo sobre una Tierra paradisíaca que el respeto de usted a la justicia de él se haga más profundo? ¿Aumenta ese propósito el aprecio que usted le tiene a Su sabiduría? ¿Le impulsa a expresar el amor que usted le tiene a él? Si así es, entonces usted debe hacer todo lo que pueda ahora para servirle de todo corazón. Participe en hablar a otros acerca del nombre y el propósito de Jehová. (Sal. 89:14-16; 1 John1 Juan 4:19) Viva ahora conforme a los justos principios de Dios y así prepárese para vida eterna en la Tierra paradisíaca bajo el régimen justo del Reino.

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