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  • Cómo ayuda la iglesia verdadera
    La Atalaya 1971 | 1 de diciembre
    • está manteniéndose libre de este mundo, de acuerdo con estas palabras de Jesús: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” (Juan 17:16) Su cristianismo no es “del mundo,” mundano o “seglar.” Por lo tanto, no asumirá tareas políticas. No permitirá que se le distraiga o emplee en otras tareas aparte de aquella que se le ha encargado. En todo tiempo tiene que mantener ante la gente del mundo la esperanza verdadera del reino de Dios.

      Lo más importante para usted, para cada individuo —incluso los pobres y los afligidos— es entrar en una relación correcta con Dios y Cristo. Con ese fin los testigos cristianos de Jehová son enviados al mundo, no con pan material, lo cual solo sería una ayuda temporal, sino con alimento espiritual, la palabra de vida. Estas palabras de Dios abren el camino a la paz con Él, y al mismo tiempo el camino a la vida eterna en el nuevo orden de Dios, cuando habrá abundancia para todos.

  • El apóstol que se hizo ladrón
    La Atalaya 1971 | 1 de diciembre
    • El apóstol que se hizo ladrón

      Un artículo preparado especialmente para que los padres lo lean con sus hijos

      ¿TE HA robado algo alguien alguna vez? ¿Te gustó lo que hizo esa persona? El que te robó era un ladrón, y a nadie le gustan los ladrones.

      ¿Sabes que uno de los apóstoles de Jesús se hizo ladrón? Se llamaba Judas Iscariote.

      Judas sabía lo que era correcto hacer. Hasta cuando era muchachito había oído la ley de Dios. Sabía que una vez Dios hasta había hablado desde el cielo con voz fuerte y había dicho a su pueblo: “No debes hurtar.” Hurtar es robar. Judas sabía que la ley de Dios era correcta.—Éxo. 20:15.

      Cuando Judas creció llegó a conocer al Gran Maestro. A Judas le gustaron las cosas que Jesús decía. Judas se hizo discípulo de Jesús. Más tarde, Jesús hasta escogió a Judas para que fuera uno de sus doce apóstoles.

      Jesús y sus apóstoles pasaban mucho tiempo juntos. Viajaban juntos. Comían juntos. Y el dinero del grupo se guardaba en una caja. Jesús le dio esa caja a Judas para que la cuidara.

      Por supuesto, el dinero no era de Judas. Jesús era quien le diría cómo usarlo. Pero, ¿sabes lo que hizo Judas al pasar el tiempo? Empezó a tomar dinero de la caja cuando no debía hacerlo. Lo sacaba cuando los demás no estaban mirando. Se hizo ladrón. Ahora empezó a pensar en el dinero siempre. Trataba de hallar maneras de conseguir más.

      Un día una mujer trajo un aceite muy fino y lo usó en los pies de Jesús para que él se sintiera bien. Pero Judas se quejó. Dijo que el aceite debería haberse vendido para que tuvieran más dinero para darlo a los pobres. La verdad es que quería tener más dinero en la caja para poder robarlo. ¿Qué dirías tú de una persona que hiciera eso?—Juan 12:1-6.

      Jesús no le dijo a Judas en ese momento que era un ladrón. Pero sí le dijo que no

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