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  • El temor de la cólera de Dios es sabiduría
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1971
w71 1/11 págs. 645-648

El temor de la cólera de Dios es sabiduría

A MUCHAS personas de la cristiandad el pensar que Dios se encoleriza les parece extraño. De hecho, objetan cuando los testigos cristianos de Jehová les dicen que Dios va a expresar su cólera en la guerra del Armagedón que abarcará al mundo. “¿Cómo puede ser eso?” preguntan. “¿No nos dice la Biblia que Dios es amor?”

Sí dice eso, en 1 Juan 4:8, 16. Dios es amor, es decir, es la personificación del amor verdadero. Podemos ver esto tanto por la generosidad evidente en la creación que nos rodea como por su Palabra inspirada, la Santa Biblia. Pero subsiste el hecho de que la cólera de Dios se menciona unas doscientas veces desde Éxodo hasta Revelación, sin decir nada de las veces que se menciona su furia, su ira, su furor y su indignación.

Además, la cólera de Dios verdaderamente es algo que tener en cuenta, especialmente en vista de advertencias como ésta: “Antes que venga sobre ustedes la cólera ardiente de Jehová, antes que venga sobre ustedes el día de la cólera de Jehová, busquen a Jehová.” (Sof. 2:2, 3) También la Biblia nos dice que “Dios es un fuego consumidor” para con los que merecen su ira.—Deu. 4:24.

Por lo tanto, nos conviene considerar la naturaleza, es decir, las características o principios básicos de la cólera de Dios, cómo la manifiesta, y por qué, y cómo la cólera de Dios puede armonizarse con el hecho de que él es amor. Entonces, también, podemos apreciar más claramente por qué el temer a Dios, es decir, el temer desagradarle o despertar su cólera justa, verdaderamente es el derrotero sabio.—Sal. 111:10; Pro. 9:10.

PRINCIPIOS QUE GOBIERNAN LA CÓLERA DE DIOS

Ante todo, la cólera de Dios siempre se expresa de acuerdo con sabiduría que se basa en el conocimiento completo de todos los hechos: “No hay creación que no esté manifiesta a la vista de él, sino que todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”—Heb. 4:13.

Las criaturas humanas pueden cometer un error cuando expresan cólera, pero Jehová Dios no. Debido a su sabiduría infinita puede expresar su cólera de la mejor manera posible y al tiempo y lugar apropiados para ello. El hecho de que jamás se equivoca debe ser un consuelo para nosotros. Sin embargo, esto también es inspirador de temor, porque no hay nada que podamos ocultar de él. Acán, del día de Josué, llegó a saber esto, con gran pesar para él, cuando tomó en secreto algo del despojo durante la destrucción de Jericó, violando las instrucciones de Dios. Entre otros que obraron como si pudieran ocultar algo de los ojos de Dios y que fracasaron estuvieron Ananías y Safira en los días de los apóstoles cristianos.—Jos. 7:16-26; Hech. 5:1-11.

En segundo lugar, la cólera de Dios siempre se expresa de acuerdo con su justicia. Sí, “La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él.” (Deu. 32:4) Cuando la cólera de Dios estaba por expresarse contra las ciudades inicuas de Sodoma y Gomorra, Abrahán puso en tela de juicio la justicia de ello, diciendo: “Es inconcebible de ti . . . [que hagas] morir al justo con el inicuo . . . ¿El Juez de toda la tierra no va a hacer lo que es recto?” Pero si ni siquiera diez personas justas pudieron ser halladas allí, Abrahán comprendió que no podía negar que Dios realmente era justo al destruir aquellas ciudades.—Gén. 18:25.

En tercer lugar, la cólera de Dios siempre está respaldada por su poder infinito. Él tiene todos los recursos necesarios para expresar cualquier grado de cólera que desee de cualquier manera que desee. Jamás queda frustrado debido a estar encolerizado justamente y no poder hacer nada en cuanto a ello. Como dijo de Jehová el rey Josafat: “¿No están en tu mano poder y potencia, sin que haya quien se mantenga firme contra ti?”—2 Cró. 20:6.

Y en cuarto lugar, la cólera de Dios siempre se expresa en armonía con el hecho de que él es amor. Aunque decretó la muerte para el homicida voluntarioso, también hizo provisión amorosa para los homicidas involuntarios por medio de “ciudades de refugio.” (Núm. 35:9-34) A veces su desagrado puede ser leve, trayendo solo castigo que disciplina y mejora a la persona, como evidencia del amor de Dios. (Heb. 12:5-11) Es verdad, Dios causa la destrucción de los inicuos, pero así demuestra amor a los justos, trayéndoles misericordiosamente alivio y liberación.—Sal. 145:20; 2 Tes. 1:6-9.

EXPRESADA POR DIVERSOS MEDIOS

Dios ha usado varios medios para expresar su cólera. Así, a veces utilizó fenómenos sobrenaturales, como cuando destruyó a los inicuos en el día de Noé por un diluvio global. Usó fuego del cielo para exterminar las ciudades inicuas de Sodoma y Gomorra. Usó varias clases de medios sobrenaturales para plagar a los egipcios diez veces y para destruir a Faraón y su ejército en el mar Rojo.—Gén. 6:5-7; 7:1, 11-23; 19:24, 25; Éxo. 7:1-15:21.

Por otra parte, las leyes naturales de retribución, de causa y efecto, que él ha puesto en operación, obran para expresar su cólera, indirectamente, por decirlo así. En consecuencia, si hay individuos que violan las leyes morales de Dios, tienen que sufrir las consecuencias. ‘Siegan lo que siembran.’ (Gál. 6:7, 8) Por ejemplo, por abusar de las bebidas alcohólicas, por tener relaciones sexuales con muchas personas y por usar marihuana y otras drogas la gente se acarrea daño físico y mental. Esto realmente es una expresión indirecta de la cólera de Dios. El hecho de que así se deben considerar estos asuntos lo hace patente la declaración inspirada de que las lesbianas y otros homosexuales reciben “en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error.”—Rom. 1:24-27.

Dios también puede usar a diversas agencias humanas para expresar su cólera. Los ejércitos de Israel bajo Josué expresaron la cólera de Dios contra los inicuos y depravados cananeos, porque su ‘iniquidad había llegado a su consumación.’ Como Moisés le recordó a su pueblo: “Es por la iniquidad de estas naciones que Jehová tu Dios está expulsándolas de delante de ti.”—Deu. 9:5; Gén. 15:16.

Pero siglos después los israelitas mismos fueron culpables de estar “haciendo burla de los mensajeros del Dios verdadero y despreciando sus palabras y mofándose de sus profetas, hasta que la furia de Jehová subió contra su pueblo.” Él expresó su cólera por medio de los ejércitos extranjeros de Nabucodonosor. Estos desolaron el país, destruyeron a Jerusalén y su templo y se llevaron cautivo a su pueblo.—2 Cró. 36:16-21.

Dios permite que los gobiernos locales, “César,” sirvan como medio para expresar Su cólera contra violadores individuales de las leyes humanas apropiadas que armonizan con las leyes de Dios. Por eso leemos esto respecto a la autoridad de estos gobiernos: “Si estás haciendo lo que es malo, teme: porque no es sin propósito que lleva la espada; porque es ministro de Dios, vengador para expresar ira sobre el que practica lo que es malo.”—Rom. 13:1-4.

Otra agencia humana que Dios usa a veces para expresar su cólera es el comité judicial de una congregación cristiana local, pues ese comité es responsable del bienestar espiritual de esa congregación. Cuando este comité, al desempeñar sus deberes, excomulga a un malhechor voluntarioso, está expresando la cólera de Dios contra el malhechor. Un precedente bíblico para acción de esa índole se registra en 1 Corintios 5:1-13, donde se le manda a la congregación cristiana: “Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes mismos.”

Los principales instrumentos de todos los que usa Jehová Dios para expresar su cólera contra los inicuos son Jesucristo y su ejército angelical. Lo harán en particular éstos en “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” que se librará en Har-Magedón. (Rev. 16:14, 16; 19:11-21) Ciertamente Jehová Dios tiene muchos medios eficaces de expresar su cólera, el cual hecho es razón adicional para que temamos sabiamente incurrir en su desagrado.

CAUSAS DE LA CÓLERA DE DIOS

Entre las causas principales por las que Jehová Dios expresa su cólera están la adoración falsa y la apostasía. Puesto que él es el Soberano Universal, el Altísimo, y el Creador de todas las cosas visibles e invisibles, tiene derecho a la devoción exclusiva de toda su creación inteligente. Como él mismo dice: “Yo Jehová tu Dios soy un Dios que exige devoción exclusiva.” Los que no le rinden devoción exclusiva suscitan con razón su cólera.—Éxo. 20:5.

Todo el desafuero, toda la inmoralidad, sexual y de otra clase, también suscita la cólera de Dios. Y por eso leemos que “por causa de esas cosas,” es decir, por causa de “fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia,” “la ira de Dios viene.” (Col. 3:5, 6; Efe. 5:3-6) Debido al gran respeto de Dios a la sangre y la vida humana, los que voluntariosamente quitan la vida humana y/o abusan de la sangre también pueden esperar sentir la cólera de Dios.—Gén. 9:3-6; Lev. 17:10; Isa. 26:21; Hech. 15:20, 29; Rev. 16:6; 18:24.

Otra causa más de la cólera de Dios es la oposición a sus siervos, ya sea por oprimirlos o por rebelarse contra aquellos a quienes Dios ha conferido autoridad. Debido a que Egipto oprimió al pueblo de Dios, Dios envió sobre aquella nación diez plagas y finalmente ahogó a Faraón y su ejército en el mar Rojo. (Éxo. 14:26-28; 15:7) Durante la jornada de Israel en el desierto Coré, Datán y Abiram se rebelaron abiertamente contra Moisés el siervo de Dios. Dios expresó su cólera contra estos rebeldes haciendo que la tierra debajo de ellos se abriera y se engullera a los rebeldes Datán y Abiram junto con sus familias, mientras que Coré y doscientos cincuenta de sus partidarios fueron destruidos por fuego.—Núm. 16:1-35; 26:9-11.

Las Escrituras también aclaran que los que persiguen a los seguidores de Cristo también conocerán personalmente la cólera de Dios, al decir: “Es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación a ustedes.”—2 Tes. 1:6-9; 1 Tes. 2:16.

El no ejercer fe en Jehová Dios, de hecho, muestra que uno duda de la veracidad de Dios o duda de su poder y de que él esté dispuesto a cumplir sus promesas. Por eso, aunque quizás un cristiano no participe en idolatría ni sea culpable de apostasía, no participe en “obras de la carne” inmorales, y quizás no se oponga a los siervos nombrados de Dios, no obstante, si se ‘retrajera’ de seguir el derrotero de la fe verdadera, también merecería la cólera de Dios y se haría digno de destrucción.—Heb. 10:38, 39.

ARMONIZANDO LA CÓLERA DE DIOS CON EL AMOR DE DIOS

Las Escrituras aclaran que la cólera de Dios puede armonizarse con el hecho de que él es amor. Esto se debe a que, ante todo, la cólera no es una cualidad dominante de Dios. Su Palabra, de hecho, nos aconseja: “No tengas compañerismo con nadie dado a la cólera.” (Pro. 22:24) Dios no es “dado a la cólera”; con él el expresarla es la excepción más bien que la regla.

Él es un “Dios feliz.” (1 Tim. 1:11) No se puede estar encolerizado y feliz al mismo tiempo. El amor es su cualidad dominante y el expresar amor lo hace feliz. Es “tardo para la cólera.” Dado que tiene perfecto gobierno de sí mismo, puede postergar el expresar cólera mientras sus principios le permitan hacerlo.—Neh. 9:17; Isa. 42:14.

Es por eso que su Palabra nos dice: “No me deleito en la muerte del inicuo, . . . ¿por qué es que deberían morir, oh casa de Israel?” Y, para consolar a los arrepentidos, dice por medio de otro profeta: “Ciertamente no tendrá asida su cólera para siempre, porque se deleita en la bondad amorosa. Volverá a mostrarnos misericordia.”—Eze. 33:11; Miq. 7:18, 19.

Prueba de esto se ve en el hecho de que Dios dio el más amado tesoro de su corazón, su Hijo unigénito, para que muriera por los pecados del hombre. Por medio de este sacrificio Dios pudo ofrecer vida eterna y un escape de la cólera de Dios a todos los que ejerzan fe en su Hijo.—Juan 3:16, 36; Rom. 6:23.

El hecho de que el amor, más bien que la cólera, es la cualidad predominante de Dios también se deja ver por esto: La expresión de su cólera es de corta duración en comparación con la duración de su bondad amorosa y buena voluntad. De modo que leemos del día de su venganza pero del año de su buena voluntad. (Isa. 61:1, 2) Así mismo el salmista, el rey David, que en tres ocasiones había sido objeto de la cólera de Dios así como recipiente de expresiones verdaderamente singulares del favor, misericordia y bondad amorosa de Dios, dijo: “Estar bajo su cólera [de Dios] es por un momento, estar bajo su buena voluntad es por toda la vida.”—Sal. 30:5.

El rey David tenía el entendimiento correcto de la cólera de Dios. Y sabía que Dios no ceba su cólera ni tiene fruición en expresarla, sino que se deleita en mostrar buena voluntad y bondad amorosa. Pero David también reconoció que el temer la cólera de Dios verdaderamente era el derrotero sabio, tal como lo muestran las siguientes palabras que también son de él:

“Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa. No por todo tiempo seguirá criticando, ni hasta tiempo indefinido se quedará resentido. No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos. Porque así como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen. Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. Pero la bondad amorosa de Jehová es desde tiempo indefinido aun hasta tiempo indefinido para con los que le temen, y su justicia para los hijos de los hijos, para con los que guardan su pacto y para con los que se acuerdan de sus órdenes para llevarlas a cabo.” Al temer sabiamente la cólera de Dios mientras que lo amamos por su benignidad, podemos decir junto con David: “Bendigan a Jehová, todas las obras suyas, en todos los lugares de su dominación. Bendice a Jehová.”—Sal. 103:8-11, 13, 17, 18, 22.

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