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  • Mirando atentamente al Agente Principal de la vida
    La Atalaya 1971 | 15 de enero
    • y es probable que acaben en desastre. Como Jesús lo expresó en el Sermón del Monte: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si, pues, tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará brillante; pero si tu ojo es inicuo, todo tu cuerpo estará oscuro. Si en realidad la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande oscuridad es ésa!”—Juan 5:42-44; Mat. 6:22, 23.

      24. Al buscar el punto de vista y la bendición de Dios, ¿qué pasos tenemos que dar, y qué estímulo se nos da?

      24 Se ve, pues, que además de adherirnos estrechamente a la Palabra de Dios, también es preciso que tengamos muy presente la necesidad de mantener una actitud correcta de corazón y mente con toda sinceridad y humildad. Es preciso que estemos dispuestos a mirar las cosas bajo un nuevo aspecto, también a ajustar o corregir nuestro proceder según lo que se exige, para ponernos plenamente en armonía con el propio punto de vista de Dios como se enseña en la Biblia. Esto forzosamente llevará a una identificación estrecha de parte nuestra con Jehová y con su Agente Principal. Con un motivo tan digno, podemos esperar con gran interés y confianza un examen de otros detalles de las Escrituras, recordando lo que Jesús dijo, a saber: “Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá.”—Luc. 11:9.

  • Cómo entrenar sus facultades de percepción
    La Atalaya 1971 | 15 de enero
    • Cómo entrenar sus facultades de percepción

      1. (a) ¿Cómo deben considerar los cristianos la búsqueda y el uso de la sabiduría mundana? (b) ¿Qué podemos aprender de los contrastes que hizo Pablo entre la sabiduría de Dios y la del mundo?

      ESTE título pudiera parecer un título llamativo, porque muchos se interesan vivamente en entrenar y mejorar sus facultades de percepción y están dispuestos a hacer cualquier esfuerzo y pagar cualquier precio para lograrlo. ¿Con qué fin? Tenemos que reconocer que a menudo es con un motivo egoísta. Quizás sea con el deseo de ser más listos que sus competidores en los negocios, o para aprender a leer las intenciones de otros a fin de conseguir la ventaja y aprovecharse de ellos. Esto quizás se justifique desde el punto de vista de la sabiduría mundana, pero una persona que quiere tener el favor de Dios no puede adoptar ese punto de vista. El motivo es incorrecto. En todo caso, la Biblia advierte directamente en cuanto a los peligros de la sabiduría y la percepción mundanas. El apóstol Pablo dijo mucho acerca de esto cuando escribió a la congregación de Corinto. Contrastando la sabiduría de este mundo con la de Dios, dijo que “el mundo por medio de su sabiduría no llegó a conocer a Dios.” Explicó además que al llamar a los que formarían la congregación cristiana, “no muchos sabios según la carne fueron llamados, . . . sino que Dios escogió las cosas necias del mundo, para avergonzar a los sabios.” ¿Por qué? “A fin de que ninguna carne se jacte a la vista de Dios.” El motivo que tenemos para buscar a Dios siempre tiene que ser sincero y humilde. Por eso, como dijo además Pablo: “Hablamos sabiduría entre los que son maduros, pero no la sabiduría de este sistema de cosas, ni la de los gobernantes de este sistema de cosas, que han de quedar reducidos a la

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