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  • “La restauración de todas las cosas de que habló Dios”
    La Atalaya 1971 | 15 de abril
    • Mesías Jesús, justamente antes de que ascendiera al cielo, lo siguiente: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?” A esta pregunta el resucitado Mesías Jesús respondió: “No les pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción; mas recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.” Después de decir eso, y mientras los bendecía, fue tomado de sus discípulos en el monte de los Olivos y llevado al cielo.—Hech. 1:6-11; Luc. 24:5-53.

  • Cómo se efectúa “la restauración de todas las cosas”
    La Atalaya 1971 | 15 de abril
    • Cómo se efectúa “la restauración de todas las cosas”

      1. Debido a la situación política de los judíos en los días de Jesús, ¿qué pregunta fue apropiado que le hicieran sus apóstoles, y qué muestra la posición de Israel hoy día en cuanto a la acción de él?

      TODA persona que está familiarizada con la historia sabe que al tiempo de la ascención de Jesús la nación de Israel no tenía un reino. Por algunos años habían tenido un reino de los Macabeos, pero ése había sido un reino de sacerdotes judíos de la tribu de Leví y había sido derribado por el Imperio Romano en el año 63 antes de nuestra era común. Además, el reino posterior de Herodes el Grande no había sido un reino judío, sino un reino edomita y había sido impuesto a los judíos por el senado romano. Pero cuando Jesús ascendió al cielo, Jerusalén estaba bajo el gobernador romano Poncio Pilato, que había entregado a Jesús para que le dieran muerte; y en cuanto a la provincia de Galilea, la regía Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande. (Luc. 3:1, 2; 23:6-15) Por eso apropiadamente podían preguntar los discípulos a Jesucristo antes de que ascendiera: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?” (Hech. 1:6) Él no lo hizo en aquel entonces, y hasta el día de hoy Israel no tiene reino. El gobierno de Israel en el Oriente Medio es una República y es miembro de la organización para la paz y seguridad mundiales, las Naciones Unidas.

      2. ¿Cuál es la actitud de las N.U. para con el reino mesiánico de Jehová, pero quiénes quieren que sea restaurado?

      2 La organización de las Naciones Unidas no quiere que venga el reino mesiánico por medio de la República de Israel. De hecho, la organización de las Naciones Unidas de ninguna manera desea ni pide en oración el reino mesiánico de Jehová. No es la cristiandad, sino los testigos cristianos de Jehová, quienes de veras desean ese reino mesiánico y le han prometido su lealtad.

      3. ¿Cómo mostraron los apóstoles por su pregunta que el establecimiento del reino mesiánico en aquel entonces sería una restauración, y cómo esperaban ellos que él la efectuara?

      3 El establecimiento de ese reino mesiánico, no en la Tierra, sino en el cielo, significa una “restauración,” según las Santas Escrituras. ¿Por qué? Recordemos que los apóstoles de Jesucristo sabían y reconocían que él era el Mesías o el Cristo nombrado por Jehová para Su pueblo. En una ocasión el apóstol Natanael le dijo a Jesús: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.” Y en una ocasión posterior el apóstol Pedro le dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.” (Juan 1:49; Mat. 16:16) El título Cristo es la palabra griega para la palabra hebrea Mesías. Por consiguiente, cuando los apóstoles le preguntaron al resucitado Jesús: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?” preguntaban si el Mesías verdadero restauraría el reino. Puesto que él realmente era el Mesías o Cristo, esperaban que él “restaurara” el reino. ¿Cómo? Llegando a ser Rey él mismo sobre Israel en aquel tiempo.

      4. Por eso, ¿qué clase de reino debe haber sido el reino judío hasta el año 607 a. de la E.C., y por qué nació en la línea de David el Hijo de Dios procedente del cielo?

      4 Ah, ¿caemos en la cuenta ahora? El antiguo reino de Israel hasta que lo derribó el Imperio Babilónico en el año 607 a. de la E.C. fue un reino mesiánico. Aquel reino era el gobierno de la familia real de David de Belén. Cuando Dios envío a su Hijo unigénito desde el cielo, éste nació en la familia del rey David y se le puso el nombre de Jesús, nombre que significa “Jehová Es Salvación.” Por eso Jesús era heredero del trono del rey David. (Mateo 1:1 a 2:6; Luc. 3:23-31) Hasta un ángel del cielo declaró que Jesús era el Cristo o Mesías. La noche que Jesús nació en Belén, este ángel enviado por Jehová dijo lo siguiente a unos pastores temerosos de Dios: “No teman, porque, ¡miren! les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les nació hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad de David.”—Luc. 2:8-11.

      5. ¿En qué clase de línea, entonces, nació Jesús, y qué hay que pruebe que se hacía referencia a los reyes de Israel como Mesías?

      5 Este Jesús, que habría de ser el “Señor” del rey David, nació en una línea mesiánica. ¿Por qué se dice eso? Porque el adjetivo mesiánico significa “teniendo que ver con el Mesías.” Bueno, pues, ¿se les llamaba “Mesías” a los reyes de la línea de David en el Israel antiguo? O, ¿los llamarían “Cristos” los judíos de habla griega? Sí, porque el título Mesías significa El Ungido, y Cristo significa El Ungido. Este título les aplicaba a estos reyes de la línea real de David porque habían sido ungidos por el sumo sacerdote de Jehová en Israel con el aceite de unción santa para el puesto de rey sobre el pueblo escogido de Jehová. (1 Rey. 1:34-39) Repetidas veces David llamó al rey Saúl, el primer rey de las doce tribus de Israel, el “ungido [o, Mesías] de Jehová.” Así también, a David mismo cuando fue rey constantemente se le llamó el ungido o Mesías de Jehová. (1 Sam. 24:6, 10; 26:9-23; 2 Sam. 1:14-16; 19:21; 22:51; 23:1) Aun a Sedequías, el último rey de la línea de David en el trono de Jerusalén, se le llama “el ungido [o, Mesías] de Jehová.”—Lam. 4:20, nota en la edición en inglés de 1958.

      6. ¿Por qué exigiría la promesa que Dios le hizo al rey David que el reino mesiánico fuera restaurado, y esto en vista de qué suceso de 607 a. de la E.C.?

      6 Después que fue derribado el rey Sedequías en la destrucción de Jerusalén en 607 a. de la E.C., no hubo rey mesiánico en el trono de Israel. Pero 463 años antes de esto, Jehová, en un pacto solemne que hizo con el rey David, le hizo la siguiente promesa: “Tu casa y tu reino ciertamente serán estables hasta tiempo indefinido delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un trono firmemente establecido hasta tiempo indefinido.” (2 Sam. 7:16) Esto quería decir, por lo tanto, que el reino mesiánico en la línea real de David tenía que ser restaurado.

      7. ¿Por qué era Jesucristo aquel en quien hacer la restauración del reino mesiánico?

      7 Jesucristo era aquel por medio de quien hacer esta restauración del reino mesiánico, porque Jesús nació en la línea del rey David. Antes de su nacimiento humano un ángel dijo esto acerca de Jesús: “Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.” Y al tiempo que Jesús nació en Belén un ángel anunció que él habría de ser “Cristo [o, Mesías] el Señor.” (Luc. 1:32, 33; 2:11) Eso concretó los asuntos; la restauración del reino mesiánico habría de ser con Jesús.

      8. Aunque no fue ungido por el sumo sacerdote en Jerusalén, ¿por qué fue Jesús el Mesías de todos modos, y por qué puede él reinar ahora para siempre?

      8 Es cierto que Jesús no fue ungido para ser rey sobre Jacob o Israel por haberle derramado el aceite de unción santa sobre la cabeza el sumo sacerdote en Jerusalén. Al contrario, en el año 33 E.C. el sumo sacerdote de Jerusalén pidió que le dieran muerte a Jesús por ejecución a manos de los romanos. Pero esto no probó que Jesús no fuera El Ungido o Mesías. (Luc. 24:20; Juan 19:6, 15, 21) Jesús fue ungido por alguien más alto que el sumo sacerdote de Israel. Él fue “El Ungido de Jehová” en un sentido muy especial, porque fue ungido por Jehová mismo, y no con el aceite de unción santa, sino con el espíritu de Jehová. Esto aconteció después que Jesús fue bautizado en agua por Juan el Bautista. (Mat. 3:13-17; Hech. 10:38) Su muerte en un madero de ejecución fuera de Jerusalén no impidió que él llegara a ser el Heredero Mesiánico del rey David para siempre, porque, al tercer día de su muerte, el Dios Todopoderoso lo resucitó y lo recompensó con la inmortalidad, con vida incorruptible en el espíritu. (Rom. 1:3, 4; 1 Cor. 15:3-8; 1 Ped. 3:18-22) Por eso, a causa de su vida sin fin en el cielo puede reinar como Rey Mesiánico para siempre.

      PREDICHO POR MOISÉS Y PROFETAS POSTERIORES

      9, 10. (a) ¿Cómo indicó Pedro quién habría de ser el Profeta semejante a Moisés, pero mayor? (b) ¿Cómo es mayor que Moisés aquél, y por qué, pues, no queremos resistirlo?

      9 A fin de mostrar lo grande que es este Jesús, el apóstol Pedro pasó a decirle esto a la muchedumbre de judíos que lo rodeaba en el templo: “De hecho, Moisés dijo: ‘Jehová Dios les levantará a ustedes de entre sus hermanos un profeta semejante a mí. Tienen que escucharle conforme a todas las cosas que les hable. En verdad, cualquier alma que no escuche a ese Profeta será completamente destruida de entre el pueblo.’” (Hech. 3:22, 23) Pedro citaba allí las palabras del profeta Moisés que se hallan en Deuteronomio 18:15-19.

      10 Jesucristo es ese Profeta prometido, que habría de ser semejante a Moisés pero mayor que Moisés. Hizo más y mayores milagros que Moisés, y media en el Nuevo Pacto entre Jehová y la congregación cristiana, un pacto que es mucho mejor que el Pacto de la Ley en que medió Moisés en el monte Sinaí de Arabia. (Hech. 2:22; Jer. 31:31-34; Heb. 8:6; 9:15; 12:24; 13:20) Ciertamente, pues, no deseamos que se nos halle entre los que se oponen a la restauración del reino mesiánico en la persona de Jesucristo, el Rey Profeta que es mayor que Moisés. El que se nos halle entre ellos significaría nuestra destrucción completa.

      11. Según las palabras de Pedro, ¿quiénes aparte de Moisés habían declarado aquellos días y la bendición que tenían en perspectiva los israelitas?

      11 Sin embargo, Moisés no fue el único que profetizó bajo inspiración divina acerca de este Jesús el Mesías. Hubo muchos otros, y por eso el apóstol Pedro pasó a decir lo siguiente a los judíos amontonados alrededor de él en el templo: “Y todos los profetas, de hecho, desde Samuel en adelante y los que siguieron en sucesión, cuantos han hablado, también han declarado estos días patentemente. Ustedes son los hijos de los profetas y del pacto que Dios pactó con sus antepasados, diciendo a Abrahán: ‘Y en tu descendencia serán bendecidas

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