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  • Cómo se considera la moralidad cristiana
    La Atalaya 1971 | 15 de diciembre
    • dentro de la iglesia. ¿No ha advertido usted que así sucede?

      La Iglesia Católica Romana, como bien se sabe, se ha opuesto firmemente al aborto así como al divorcio y el control de la natalidad. Pero se sabe igualmente bien que en muchos países predominantemente católicos hay una proporción muy elevada de hijos ilegítimos. Para citar un solo ejemplo, el semanario católico oficial Orientación (24 de septiembre de 1967) dio cifras que mostraron que el 66,5 por ciento de todos los nacimientos en El Salvador eran ilegítimos. La prostitución también ha alcanzado elevadas proporciones en muchos países católicos, pues el semanario italiano Lo Specchio informó que había 100.000 prostitutas activas en Roma misma en años recientes. A pesar de la proporción elevada del concubinato, el adulterio y la fornicación en muchos de esos países, es rara la excomunión por estas prácticas. De modo que continúan floreciendo.

      ¿Ha preguntado usted alguna vez al pastor de su iglesia qué opina en cuanto a la moralidad cristiana? Es posible que su respuesta le sorprenda.

      ¿Qué comparación existe entre los puntos de vista y la posición de los testigos de Jehová y los puntos de vista que se han dado? ¿Siguen ellos la tendencia moderna?

      Brevemente su posición es ésta: Creen el relato bíblico de que, al crear al hombre, Dios dio a los humanos sus características masculinas y femeninas. (Gén. 1:27) A causa de esto, y debido a que las facultades del sexo se relacionan con la procreación de la vida (que la Biblia presenta como sagrada), reconocen que solo Dios tiene la autoridad y el derecho de decir lo que es correcto y bueno y lo que es incorrecto y malo en cuanto al uso de nuestras facultades sexuales. También, debido a esta santidad de la vida, consideran que la destrucción deliberada de un feto vivo por medio del aborto es asesinato.—Gén. 9:6; Éxo. 21:22, 23.

      Comentando sobre las creencias de los testigos de Jehová, la New Catholic Encyclopedia (1967), tomo 7, pág. 846, dice: “Salvo por el control de la natalidad, que dejan a la propia decisión de los cónyuges, su moralidad conyugal y sexual es bastante rígida. . . . Consideran la Biblia como su fuente de creencia y regla de conducta.”

      ¿Qué dice en realidad la Biblia misma acerca de la moralidad sexual? ¿Da lugar a “circunstancias excepcionales” como justificación para el adulterio, la fornicación o la homosexualidad? Hebreos 13:4 declara: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.” Y en 1 Corintios 6:9, 10 leemos: “¡Qué! ¿No saben ustedes que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, ni ladrones, ni avarientos, ni borrachos, ni injuriadores, ni los que practican extorsión heredarán el reino de Dios.” ¿No le parece claro e inequívoco el significado de esto?

      Los testigos de Jehová también creen que para retener el favor de Dios es preciso que permanezcan limpios como congregación. Reconocen que, tal como un poco de levadura fermenta una entera masa de harina o una manzana podrida hace que se pudra una entera canasta de manzanas, de la misma manera si se permite que una persona inmoral permanezca en una congregación tiene un efecto contaminador en otros que estén en ella. Por eso, cualesquier individuos que practiquen actos inmorales se exponen a ser “expulsados,” es decir, a ser echados de todas las congregaciones de los testigos de Jehová. Aunque es verdad que se puede aceptar a tales personas después de algún tiempo, esto se hace únicamente cuando son manifiestos el arrepentimiento sincero y la eliminación de la práctica incorrecta.

      ¿Qué dice la Biblia sobre esto? El apóstol Pablo dio la siguiente orden respecto a un hombre de la congregación cristiana de Corinto que vivía inmoralmente: “Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes mismos.” Y relacionado con eso declaró: “Ahora les estoy escribiendo que cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que llamándose hermano sea fornicador, o avariento, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, ni siquiera comiendo con tal hombre.” (1 Cor. 5:11-13) ¿Se sigue esta instrucción en la iglesia a la cual usted asiste?

      La regla en la Palabra de Dios es que ‘lo que una persona siembra eso segará.’ (Gál. 6:7, 8) ¿En qué resulta la tendencia moderna respecto al sexo? ¿No es verdad que el divorcio y los hogares rotos están aumentando y que estas familias desbaratadas son suelo fértil para la delincuencia juvenil? ¿No es verdad que las autoridades de la salud advierten ahora que es casi imposible controlar las enfermedades venéreas, puesto que están alcanzando proporciones epidémicas? ¿Y no es verdad que el número de hijos ilegítimos está montando estratosféricamente, y que cada vez son más jóvenes las muchachas solteras que llegan a ser madres o abortan para evitarlo? ¿Le parece que estos frutos son el producto de sembrar lo que es bueno?

      Las leyes de Dios no solo tienen autoridad tras ellas, sino que también son sabias y para el bien del hombre. “La devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.” (1 Tim. 4:8) Sí, el vivir en armonía con los principios de la Biblia resulta en hogares felices y unidos y en el galardón de vida interminable en el favor de Dios. ¿Es esto lo que usted quiere? Si eso es, entonces sin duda reconoce la importancia de la moralidad cristiana. En un mundo que está sufriendo decadencia moral, ¿no debería usted evitar a los que muestran ser cristianos solo de nombre y en cambio tratar de asociarse con los que son moralmente limpios? Hallará que asociación de esta clase es refrescante y que lo estimula a conducta limpia y sana.

  • Por qué debe aparecer el nombre de Dios en toda la Biblia
    La Atalaya 1971 | 15 de diciembre
    • Por qué debe aparecer el nombre de Dios en toda la Biblia

      QUIZÁS en su lectura de la Biblia usted ha notado el nombre de Dios en el llamado “Antiguo Testamento.” Por ejemplo, tal vez haya leído en la Versión Valera: “Y conozcan que tu nombre es JEHOVÁ; tú solo Altísimo sobre toda la tierra.”—Sal. 83:18; Isa. 12:2.

      Sin embargo, en su lectura del “Nuevo Testamento” o Escrituras Griegas Cristianas quizás nunca haya encontrado el nombre de Dios. La mayoría de los traductores lo han dejado fuera al traducir esa parte de la Biblia. ¿Por qué? Una razón es que hasta ahora no se han hallado copias manuscritas antiguas del texto original de las Escrituras Griegas Cristianas que contengan el nombre divino en su forma completa.

      Pero, por otra parte, el nombre de Dios sí aparece en su forma abreviada, Yah o Jah, tanto en los manuscritos griegos antiguos como en las traducciones de ellos. En su lectura de la Biblia, ¿ha observado en Apocalipsis o Revelación 19:1, 3, 4, 6, la expresión “Aleluya” (del hebreo, Hallelú-yah)? El Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano bajo “Aleluya” dice: “Palabra

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