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Base para la Traducción del Nuevo MundoLa Atalaya 1971 | 15 de febrero
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un docto verdaderamente sobresaliente que descubrió el Manuscrito Sinaítico en un monasterio en la península de Sinaí. Mientras Tischendorf estaba ocupado en Alemania, Tregelles efectuó trabajo muy bueno en Inglaterra, produciendo un texto que J. B. Rotherham utilizó para las primeras dos ediciones de su Emphasised Bible.
WESTCOTT Y HORT
Toda esta actividad de refinamiento alcanzó su punto culminante en la labor de dos doctos bíblicos británicos, B. F. Westcott y F. J. A. Hort. Como Tischendorf y Tregelles, estos hombres creían firmemente en la inspiración divina de las Escrituras. Sin duda este hecho ayudó a explicar tanto su celo como su juicio sano.
Westcott y Hort trabajaron en su texto griego durante veintiocho años, de 1853 a 1881. Aunque trabajaban independientemente uno del otro, continuamente comparaban notas. “Reunieron en sí,” como lo expresa A. Souter, “todo lo más valioso de la obra de sus antecesores.” Tomaron en consideración todo factor concebible y toda probabilidad pertinente.
Se le ha llamado a su trabajo “la contribución más importante a la crítica científica del Nuevo Testamento hecha hasta ahora.” Rotherham la utilizó para sus ediciones posteriores, hablando de Westcott y Hort como “maestros consumados de la crítica textual.” Goodspeed expresa en el prefacio de An American Translation (1923):
“He seguido cuidadosamente el texto griego de Westcott y Hort, que ahora se acepta generalmente. Todo docto conoce su superioridad sobre los textos recientes y defectuosos de los cuales se hicieron las primeras traducciones al inglés desde la de Tyndale hasta la Versión Autorizada.” El texto de Westcott y Hort también sirvió de fundamento para la porción de las Escrituras Griegas de la American Standard Version (1901) y la Revised Standard Version (1946).
Los traductores de la Revised Standard Version también utilizaron un texto todavía más reciente, muy autoritativo, el de Nestle, texto que también fue consultado por el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo. Ese Comité, como se puede ver por sus notas al pie de las páginas, hizo comparaciones con muchos otros textos excelentes, tanto en griego como en otros idiomas. Por ejemplo, consultaron diecinueve versiones hebreas de las Escrituras Griegas Cristianas que sirvieron de base para que usaran el nombre divino, Jehová, en muchos lugares de las Escrituras Griegas Cristianas.
Ahora el texto griego de Westcott y Hort está disponible a todos los que aman la Biblia en The Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures. Esta versión es uno de los productos más recientes del Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo y se presentó al público en 1969 en la Asamblea Internacional “Paz en la Tierra” de los Testigos de Jehová.
Esta obra de erudición tiene en cada página una columna ancha y una columna angosta. En la columna ancha a la izquierda aparece el texto de Westcott y Hort y bajo cada palabra griega el equivalente en inglés, traducido palabra por palabra. En la columna angosta a la derecha aparece un texto mejorado de la Traducción del Nuevo Mundo de 1961. Esta Kingdom Interlinear Translation también contiene mucha información valiosa en su introducción y apéndice, y tocante al idioma griego mismo en la contracubierta del frente y de atrás.
Lo ya dicho explica muchas de las diferencias entre la Traducción del Nuevo Mundo y la Versión Valera y otras versiones antiguas. Las diferencias más notables constan de cosas que aparecen en las versiones más antiguas que no se encuentran en las versiones posteriores o que se muestran solo en las notas al pie de las páginas. ¿A qué se debe eso? A que la mayoría de los errores de los copistas son añadiduras al texto más bien que omisiones. Así, hoy los doctos bíblicos concuerdan en que los últimos doce versículos del Evangelio de Marcos (16:9-20) y los primeros once versículos del capítulo ocho del Evangelio de Juan no formaban parte de los escritos originales. Tampoco formaban parte de ellos las palabras “en el cielo, el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo: y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra,” que se encuentran en 1 Juan 5:7, 8 en las versiones Valera y Torres Amat.
LAS ESCRITURAS HEBREAS
Las Escrituras Hebreas fueron producidas por escritores de Dios desde el tiempo de Moisés hasta el tiempo de Esdras. Hoy no se sabe que exista ninguno de los escritos originales; solo copias de copias. Sin embargo, desde el principio se ejerció gran cuidado para conservarlos, incluso conservar las copias autorizadas de ellos.
Debido a que los judíos llegaron a ser un pueblo extensamente esparcido, desde el tiempo que regresaron de Babilonia hubo una demanda creciente de copias de las Escrituras Hebreas inspiradas. Las copias manuscritas se continuaron haciendo particularmente hasta que se inventó la imprenta de tipo movible en el tiempo de Gutenberg. Hoy en diversas bibliotecas del mundo hay 1.700 copias manuscritas de diversas partes de las Escrituras Hebreas. Hasta recientemente no había copias, salvo unos cuantos fragmentos, de más antigüedad que el siglo diez. Pero comenzando con el hallazgo de los Rollos del Mar Muerto en 1947, han salido a luz muchos rollos de las Escrituras Hebreas mucho más antiguos. El más valioso de éstos es el Rollo del Mar Muerto de Isaías, al cual, como ya se hizo notar, los expertos han asignado una fecha de antes de nuestra era común.
Los hombres que copiaron estos manuscritos desde el tiempo de Esdras hasta el tiempo de Jesús fueron los escribas o soferim. Estos hombres a veces se sintieron movidos a hacer cambios en el texto, como cuando les parecía que el texto entrañaba alguna indignidad contra Jehová Dios. Sus sucesores fueron los masoretas, los “señores de la tradición.” Éstos eran sumamente escrupulosos y no solo se abstenían de todo cambio, sino que, empleando mucho cuidado, se encargaron de restaurar a lo original los cambios que habían hecho los soferim, y en particular restauraron el nombre divino Jehová. El manuscrito masorético más temprano y más confiable que se ha hecho disponible a los doctos bíblicos modernos es el texto masorético de Ben Asher, de aproximadamente 930 E.C.
Este es el texto que utilizaron Rudolf Kittel, uno de los prominentes doctos del hebreo del siglo veinte, y sus asociados y sucesores, para producir la tercera edición y las ediciones posteriores de la Biblia Hebraica. El Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo utilizó las ediciones 7.ma, 8.va y 9.na de ésta (1951-1955) para producir su versión de las Escrituras Hebreas. El Comité también consultó otros excelentes textos hebreos, especialmente el del eminente docto D. Ginsburg, siguiendo su texto como lectura principal en varios lugares.
El Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo también utilizó con propósitos de comparación prominentes textos que se cuentan entre las primeras traducciones. El más importante de éstos es la Versión de los Setenta griega. Se comenzó a producir esta versión en 280 a. de la E.C., y, según se cree, fue la obra de setenta doctos, del cual hecho obtuvo su nombre. Es la versión que usaron principalmente los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas, como se puede ver por sus citas, tanto directas como indirectas.
El Comité también consultó la principal versión latina, la Vulgata de Jerónimo. Jerónimo hizo su traducción de los idiomas originales al idioma de la gente que entonces era común, y por esa razón se le llamó la Vulgata o versión “vulgar.” En las notas al pie de las páginas de las primeras ediciones en inglés de la Traducción del Nuevo Mundo, y en la de 1963, también se hacen muchas referencias a esa versión latina publicada a principios del siglo quinto E.C.
También se consultaron y merecen mencionarse el Pentateuco Samaritano y los Tárgumes Arameos. En realidad el Pentateuco Samaritano es una transliteración más bien que una traducción. Es decir, las palabras hebreas simplemente se escribieron con los caracteres del alfabeto samaritano, de modo que los samaritanos las podían leer, pero no necesariamente entender. Este Pentateuco se produjo durante el cuarto siglo antes de la E.C., aunque las copias existentes solo se remontan hasta el siglo diez E.C. Los Tárgumes Arameos fueron las primeras traducciones, o, más correctamente, paráfrasis, de libros de la Biblia. Pero fueron puestas por escrito por primera vez al comienzo de la era común; hasta entonces solo habían sido transmitidas oralmente.
La base de erudición para la manera en que se han vertido algunos versículos y frases en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, como se ha hecho notar en lo que ya se ha considerado, suministra confianza en la exactitud de esta traducción. Otra cosa que nos da más confianza en ella es el hecho de que los miembros del Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo creen firmemente en la inspiración divina de la Biblia, sabiendo que de veras es la Palabra de Dios y que “el dicho de Jehová dura para siempre.”—1 Ped. 1:25.
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Reuniones bíblicas para el públicoLa Atalaya 1971 | 15 de febrero
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Reuniones bíblicas para el público
LAS reuniones de educación bíblica que los testigos de Jehová patrocinan y a las que invitan al público desempeñan un papel importante en la predicación de las buenas nuevas del reino establecido de Dios. Así se les ha ayudado a millares de personas a comprender el propósito de Dios para la Tierra y la humanidad. La siguiente experiencia ilustra el valor de las reuniones públicas:
“Después de mi primer estudio bíblico de casa con una señora que mostró interés describí una nueva serie de discursos públicos sobre la Biblia que se estaban presentando en nuestro Salón del Reino. Le di una hoja suelta en la cual se alistaban los títulos de los que estaban programados para presentarse en las siguientes semanas. Unas cuantas semanas después esta señora me preguntó si los testigos de Jehová criticaban a las otras religiones tanto como la gente decía que lo hacían. Le sugerí en mi respuesta que viniera al Salón del Reino y oyera el discurso que estaba programado para aquella semana. Vino.
“Quedó tan impresionada con lo que oyó que me dijo que iba a cortar toda conexión con su iglesia. La invité a otro discurso y le dije que cada discurso trataba de un tema interesante y oportuno. Ella dijo que, puesto que ya no iba a la otra iglesia, asistiría, y lo hizo.
“Por varios domingos ella vino sola, pero luego su esposo comenzó a venir con ella. Se le había invitado antes, pero había decidido en contra de estudiar con los testigos de Jehová. Después de oír solo dos discursos le pidió a su esposa que hiciera arreglos para que mi esposo fuera y estudiara la Biblia con él. Ahora los dos nunca faltan a una reunión de los domingos y ambos van progresando en sus estudios bíblicos de casa.”
¿Ha asistido usted en alguna ocasión a uno de estos discursos bíblicos informativos? Son gratis y no se hacen colectas en ellos. Cada semana hay un tema diferente. Se asombrará y se deleitará usted por lo que aprenderá en solo cincuenta y cinco minutos.
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