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Bendiciendo a Jehová en nuestras asociaciones cotidianasLa Atalaya 1972 | 15 de noviembre
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Aunque nos sea necesario asociarnos con los que no tienen fe a fin de cumplir con nuestras responsabilidades en la vida, podemos usar esas ocasiones para dar honra a nuestro Dios. En el lugar donde estamos empleados, consideremos la asociación que tenemos allí como una oportunidad para familiarizar a nuestros compañeros de trabajo con Jehová y con sus propósitos de manera bondadosa y razonable. Si nos hallamos en la escuela, aprovechémonos de dar un testimonio sincero y con denuedo a nuestros condiscípulos y maestros. Cuando estemos reunidos con hermanos, podemos renovar mutuamente nuestra fe, aprecio y celo por nuestra conversación. Y cuando estemos solos, busquemos la asociación de Jehová por medio de canción y oración, y por medio de la compañía de siervos fieles de Dios de tiempos pasados en nuestros pensamientos. Bendigamos a Jehová durante toda nuestra vida y en todas nuestras asociaciones cotidianas, y así estaremos haciendo “todas las cosas para la gloria de Dios.”—1 Cor. 10:31.
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“Entre las multitudes congregadas bendeciré a Jehová”La Atalaya 1972 | 15 de noviembre
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“Entre las multitudes congregadas bendeciré a Jehová”
1. (a) ¿Quiénes son las multitudes congregadas entre quienes David dijo: “Bendeciré a Jehová,” y por qué pudo decir esto? (b) ¿Cuál debe ser nuestro deseo sincero?
DAVID estaba expresando su deseo sincero cuando dijo: “Entre las multitudes congregadas bendeciré a Jehová.” (Sal. 26:12) David claramente identificó a las multitudes congregadas como adoradores de Jehová Dios, puesto que dijo: “Porque no me he sentado con hombres de falsedad; y con los que esconden lo que son yo no entro. He odiado la congregación de los malhechores, y con los inicuos no me siento.” (Sal. 26:4, 5) ¿Es nuestro deseo sincero igual al de David? Si es así, entonces entre las multitudes congregadas bendeciremos a Jehová, lo cual significa participar fielmente en las reuniones de congregación de los testigos de Jehová cada semana en el Salón del Reino así como asistir a las asambleas de circuito y distrito, nacionales o internacionales cada año.
2. ¿Cuáles son algunas de las razones por las que debemos reunirnos con regularidad con el pueblo de Jehová?
2 Pero, ¿por qué debemos reunirnos con el pueblo de Jehová? ¿Qué beneficios obtenemos? ¿Cuántas razones bíblicas fuertes podemos mencionar como motivo para asistir a toda reunión de congregación cada semana, sea en una casa privada o en el Salón del Reino? Bueno, consideremos algunas de estas razones para que podamos apreciar la importancia de reunirnos. El reunirnos es parte de nuestra adoración, se manda en las Escrituras, y se nos entrena en las reuniones para ofrecer un sacrificio acepto de alabanza. También, demostramos que somos discípulos de Cristo, y el espíritu de Jehová está presente en las reuniones. Somos edificados por nuestros asociados cristianos y nosotros, a la vez, los edificamos. Las reuniones de congregación son una fuente de abundante alimento espiritual y también un puerto de paz.
3, 4. (a) ¿Qué base bíblica tenemos para reunirnos, y qué propósito debemos tener presente? (b) ¿Por qué es el reunirnos más esencial ahora que nunca antes?
3 El reunirnos como congregación es una parte esencial de nuestra adoración. Esto no es nuevo. Siempre ha sido así con los cristianos. El libro de Hechos revela que el estar juntos era una parte importante de la adoración de los cristianos primitivos. Se nos dice: “Y día tras día asistían constantemente y de común acuerdo al templo . . . alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo.” (Hech. 2:46, 47) Siguiendo el modelo de los cristianos primitivos, entonces, nosotros también tenemos que reunirnos para alabar a Dios.
4 También, el bendecir a Jehová entre compañeros cristianos no es simplemente un pensamiento que se originó de los hombres, sino que se manda en las Escrituras. Hallamos ese mandato claramente expresado por Pablo: “Y considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, no abandonando el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día va acercándose.” (Heb. 10:24, 25) ¡Ese día se ha acercado! ¡Lo contemplamos! Y por eso se nos manda que nos reunamos, bendiciendo a Jehová y edificándonos unos a otros.
5. ¿De qué manera afecta nuestro ministerio público el reunirnos con el pueblo de Jehová?
5 Entonces hay el asunto de la alabanza. En cada reunión que asistimos se nos entrena a ofrecer un sacrificio de alabanza más acepto a Jehová. Cada vez que nos congregamos, se nos da entrenamiento práctico para hacer el fruto de nuestros labios, nuestro ministerio público, aun más agradable a Jehová. Cada reunión hace más profundo nuestro deseo de bendecir a Jehová por medio de este ministerio.—1 Ped. 3:15.
6. ¿Qué ejemplo tenemos que nos estimula a asociarnos con las multitudes congregadas, y qué demostramos al hacerlo?
6 ¿Pensaría usted en no asistir a una reunión cuando usted supiera que Cristo Jesús iba a estar allí? Cristo Jesús nos dio una razón fuerte por la cual debemos asociarnos con las multitudes congregadas cuando dijo: “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mat. 18:20) Sí, Cristo Jesús jamás deja de asistir a las reuniones con sus discípulos congregados en la Tierra, pues él asiste a todas las cinco reuniones de congregación que celebran los testigos cristianos de Jehová cada semana por medio de su presencia espiritual. ¿No debemos nosotros asistir por lo tanto? Esta es una manera esencial de demostrar que somos sus discípulos. Donde el pueblo de Jehová está reunido, allí está Su espíritu. El saber esto nos mueve a querer estar con el pueblo de Jehová. Allí es donde sentimos el espíritu de Jehová, exactamente como un poderoso reflector, con sus rayos dirigidos hacia cierto sitio, dando luz y dirección a los que están reunidos allí.
7. ¿Qué excelente razón tenemos para reunirnos? Dé un ejemplo.
7 En medio de las multitudes congregadas somos edificados por la buena asociación de nuestros hermanos, y, a la vez, nosotros edificamos a otros. Cada reunión suministra un intercambio de estímulo, y una oportunidad de demostrar nuestro amor a la entera asociación de compañeros cristianos y sentir su amor a nosotros. ¡Qué excelente razón es ésta para reunirnos! Un testigo de Jehová, ciego y sordo, que jamás perdía la oportunidad de reunirse con sus compañeros cristianos dijo: “Yo siempre espero con deleite las reuniones de congregación con mis hermanos porque esto me hace sentir mejor, y el que los hermanos simplemente me estrechen la mano o me toquen me anima de manera tremenda.” Si una persona sorda y ciega, que no puede oír ni ver lo que sucede en la plataforma, recibe tal edificación, cuánto más recibiremos nosotros, que podemos ver y oír, cuando estemos entre los alabadores de Jehová.—Rom. 1:12.
8, 9. ¿De quién y para quién es la invitación bíblica para participar del agua de la verdad, y qué beneficio inmediato recibimos por estar entre las multitudes congregadas?
8 Las reuniones también son una fuente de abundante alimento espiritual para nosotros, y por eso son vitales para nuestro crecimiento espiritual. Jehová es nuestro Anfitrión en cada una de estas comidas espirituales. Él es El que ha puesto la mesa para nosotros, y por medio de su espíritu sigue invitándonos a venir y beber del agua de verdad. Es justamente como lo escribió Juan: “El espíritu y la novia siguen diciendo: ‘¡Ven!’ Y cualquiera que oye diga: ‘¡Ven” Y cualquiera que tenga sed venga; cualquiera que desee tome del agua de vida gratis.”—Rev. 22:17.
9 Finalmente, Jehová bendice a su pueblo congregado con paz. Las reuniones de congregación son una zona tranquila en un mundo desgarrado por la guerra. Allí nos juntamos con hermanos y hermanas cristianos que tienen la paz de Dios que supera todo pensamiento. Si amamos la paz y la queremos, se nos hallará entre las multitudes congregadas.—Fili. 4:7.
EL DAR DE TODA ALMA EN LAS MULTITUDES CONGREGADAS
10. ¿Qué pregunta podemos hacernos acerca de asociarnos con nuestros compañeros cristianos, y qué principio bíblico aplicaría?
10 Hasta ahora hemos estado considerando por qué debemos bendecir a Jehová en las multitudes congregadas. Ahora llegamos a otro aspecto de este asunto, y éste es: El dar de toda alma en las multitudes congregadas. En otras palabras, ¿qué puedo dar yo personalmente para bendecir y alabar a Jehová mientras me asocio con mis hermanos? El principio, “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir,” ciertamente aplica aquí. Si damos de toda alma, recibiremos una rica bendición en cambio.—Hech. 20:35.
PREPARÁNDONOS
11. (a) ¿Qué sugerencias pueden seguirse para obtener lo más posible de las reuniones de congregación, y el ejemplo de quién es bueno seguir en este respecto? (b) ¿Por qué se necesita preparación con anticipación? Ilustre.
11 La primera manera de dar es por medio de prepararnos cabalmente para todas las cinco reuniones. ¿Qué significa esto? Significa apartar un tiempo específico con anticipación para leer la materia asignada para la siguiente reunión. Podemos hacer esto como individuos o como familia, quizás subrayando los pensamientos claves para el estudio de La Atalaya o el estudio de libro, o quizás repasando la materia para la Escuela del Ministerio Teocrático o la Reunión de Servicio para que podamos llevar con nosotros un bosquejo mental de la materia que ha de considerarse. Las familias de Betel por todo el mundo son buenos ejemplos en cuanto a tener un horario para preparación con anticipación para las reuniones. Apartan cada lunes por la noche para su estudio de familia de la revista La Atalaya y para considerar la materia para la Escuela del Ministerio Teocrático. Pudiéramos ilustrar la importancia de la preparación con anticipación de esta manera: Ustedes esposos realmente disfrutan de llegar a casa después de un largo y duro día de trabajo y sentarse a una buena comida caliente preparada por su esposa. Pero digamos que una noche llegan a casa con mucho apetito y entran en la cocina y hallan en su plato una papa sin pelar y sin cocer con un bistec crudo junto a ella. Es muy bueno, sano y nutritivo. A todos nos gusta que nuestro alimento sea mejorado estando bien preparado, cocinado adecuadamente. De hecho, nuestro cuerpo digiere mejor algunos alimentos cuando se han cocido. Nuestra mente trabaja de modo muy semejante. Si no empleamos tiempo con anticipación para preparar el alimento espiritual que se nos servirá en las reuniones, si no lo “calentamos” en nuestra mente con anticipación, descubriremos que le es mucho
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