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  • El deleite de Jehová tendrá éxito
    La Atalaya 1972 | 15 de agosto
    • los que han sido recogidos en unión con el rey reinante de Dios, Cristo Jesús. Es tal como prometió Jehová: “No volverá [mi palabra] a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado.”—Isa. 55:11.

      20. ¿Qué problema atrae nuestra atención?

      20 Antes de considerar más la manera en que usted puede identificar su propio propósito en la vida con el del Creador, y participar en la misma seguridad de éxito, queremos dar un vistazo más de cerca a cierta porción de la profecía de Isaías que plantea un problema. Tiene que ver con sufrimiento, pero al mismo tiempo se refiere a éste como deleite.

  • Deleitándose en el sufrimiento
    La Atalaya 1972 | 15 de agosto
    • Deleitándose en el sufrimiento

      1. ¿A quién aplica Isaías, capítulo 53, y cómo puede probarse esto?

      ISAÍAS fue inspirado a registrar muchas profecías en cuanto al siervo de Jehová, que fue y es Cristo Jesús, el Mesías. Todo el Isa. capítulo 53 cincuenta y tres de Isaías habla del sufrimiento, muerte y entierro del Mesías. El que ésta es la aplicación inspirada de ese capítulo se reconoce por lo general, debido a las muchas citas hechas de él en las Escrituras Griegas. Las palabras de apertura de Isaías 53:1 son citadas por Juan en Juan 12:37, 38, y, como se informa en Lucas 22:37, Jesús aplicó a sí mismo una de las expresiones de conclusión de Isaías 53:12.

      2. (a) ¿Qué conclusión incorrecta podría sacarse de la primera parte de Isaías 53:10? (b) ¿Qué regla ha de seguirse al buscar el entendimiento correcto de cualquier texto?

      2 En Isaías 53:10 leemos: “Pero Jehová mismo se deleitó en aplastarlo; lo enfermó.” El simplemente considerar esta expresión por sí sola, cosa que a menudo hacen los maestros de la cristiandad, pudiera hacer que un crítico o comentarista exclamara: “¡Qué Dios más sádico, deleitarse en aplastar a su propio Hijo!” No obstante, es preciso tener presente que cuando procuramos entender alguna porción de la Palabra de Dios es de suma importancia considerar cuidadosamente el contexto. No solo considerar el medio circundante inmediato, sino también cualesquier otros pasajes relacionados, sabiendo que el entendimiento verdadero estará en armonía con todas esas referencias; jamás en desacuerdo. Es porque generalmente dejan de observar este principio orientador que se presentan muchas interpretaciones que hacen que la Biblia parezca contradecirse.

      3. (a) Para que el deleite de Jehová tenga éxito, ¿qué tiene que hacerse primero? (b) ¿Por qué podría deleitarse Jehová en aplastar a su siervo?

      3 En este caso, note el esclarecimiento interesante que obtenemos cuando leemos todo el versículo: “Pero Jehová mismo se deleitó en aplastarlo; lo enfermó. Si pones su alma como ofrenda por la culpa, él verá su prole, él prolongará sus días, y en su mano lo que es el deleite de Jehová tendrá éxito.” (Isa. 53:10) ¿Notó usted la conexión entre las dos palabras “deleitó” y “deleite”? No le conviene a uno separarlas. El “deleite de Jehová” se concentra en su reino. Este hará que su voluntad, o buen placer, se lleve a cabo con éxito. No obstante, ante todo la culpa del hombre, debido al pecado heredado, tiene que ser anulada de tal manera que satisfaga los requisitos de la justicia de Dios. Esto abriría el camino para restaurar una posición justa delante de Dios para los que agradecidamente aceptaran esa provisión misericordiosa. Ni un solo hijo de Adán podría hacer esta provisión. Por lo tanto, Jehová hizo arreglos para que su siervo, su Hijo, viniera a la Tierra y se diera como “rescate correspondiente por todos.” Sí, “Cristo fue ofrecido una vez para siempre para cargar con los pecados de muchos.” Además, fue el buen placer de Jehová suministrar un siervo probado y leal que estaría plenamente capacitado para llevar a cabo todos los excelentes objetivos del reino de Dios. Esto envolvería el trabajo y los deberes de un rey, también los de un sumo sacerdote que podría interceder, o interponerse, a favor del hombre caído. ¿Quién mejor que aquel que llegó a ser el ‘sacrificio propiciatorio por los pecados de todo el mundo’? El ser “hecho perfecto” para tan onerosa posición requirió que fuera probado hasta el límite. “Aprendió la obediencia por las cosas que sufrió.” El hecho de que había un fin glorioso y deleitable en mira nos ayuda a entender por qué Jehová “se deleitó en aplastarlo,” a su siervo. No se trató de un caso en que el fin justificara los medios. Los medios en sí, aunque tan dolorosos, fueron medios dignos, como veremos más plenamente.—1 Tim. 2:6; Heb. 9:28; 1 Juan 2:2; Heb. 5:8-10; Rom. 3:25, 26.

      4. ¿Cómo da más apoyo el contexto a este punto de vista?

      4 Sin embargo, inmediatamente vemos cómo otro vistazo al contexto confirma los textos y comentarios susodichos, mostrando también que el siervo de Jehová estaría satisfecho con el resultado. “A causa del penoso afán de su alma él verá, quedará satisfecho. Por medio de su conocimiento el justo, mi siervo, traerá una posición de justos a muchas personas; y sus errores él mismo los cargará. . . . él mismo llevó el mismísimo pecado de muchas personas, y por los transgresores procedió a interponerse.”—Isa. 53:11, 12.

      5. ¿Qué preguntas surgen en cuanto al punto de vista que Jesús mismo tuvo de sus sufrimientos?

      5 Aunque se concuerda en que Jehová inspiró el registro profético acerca de su deleite al determinar el derrotero y sufrimiento de su siervo, pudiera surgir la pregunta en cuanto al punto de vista que el siervo mismo tenía del asunto. ¿Se le obligó a soportar el sufrimiento? ¿Sabía Jesús, el siervo de Dios, desde el principio de su ministerio la clase de sufrimiento que le esperaba? ¿Tenía presciencia de la aplastante y difícil prueba que acabaría con su vida en la Tierra? Si la tenía, ¿expresó sus sentimientos interiores, su actitud mental respecto a esto?

      6. Al considerar los antecedentes de Jesús, ¿qué aprendemos?

      6 Antes de notar lo que Jesús mismo dijo acerca de esto, sabemos que, como en el caso de Timoteo, se le habían enseñado los santos escritos desde la infancia, y, además, los retuvo con memoria perfecta. Se le diría lo que el ángel Gabriel le dijo a su madre al tiempo de ser concebido, también la palabra inspirada de Simeón de que una espada larga la atravesaría a ella a causa de él. Sus palabras, a la edad de doce años, muestran que su mente y corazón estaban concentrados en su verdadero Padre, y en la casa de su Padre. (2 Tim. 3:15; Luc. 1:30-35; 2:34, 35, 49) Cuando vino a Juan para ser bautizado, y posiblemente mucho antes de eso, se dio cuenta de que el propósito de su venida a la Tierra era suministrar una ofrenda por el pecado, ofrenda que satisficiera todos los requisitos en cumplimiento de los sacrificios de animales típicos bajo la Ley. Él diría, como se predijo: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado.” (Sal. 40:6-8; vea también Hebreos 10:5-9.) Captaría el pleno significado de la manera en que lo presentó Juan el Bautista: “¡Mira, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” Temprano en su ministerio, en la primera limpieza de la casa

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