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Dios despliega bondad amorosa al poner en vigor la justiciaLa Atalaya 1972 | 1 de abril
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prójimo. Es como dijo el profeta de Jehová: “Aunque al inicuo se le muestre favor, simplemente no aprenderá justicia. En la tierra de derechura actuará injustamente y no verá la eminencia de Jehová.”—Isa. 26:10.
Cuando Dios por fin actúa es imparcial al poner en vigor sus justas leyes. Su cólera está controlada y él solo ejecuta a los que merecen la muerte. (Pro. 2:21, 22) Su guerra no es como las guerras de las naciones, que sin discriminación matan tanto a los buenos como a los malos. Podemos estar seguros de que Dios, “el Juez de toda la tierra,” hará lo que es correcto, y que, cuando destruye a alguien, ese individuo realmente no quiere la justicia. (Gén. 18:25; Pro. 21:10) No tiene lugar alguno para la justicia en su corazón.
UN PADRE AMOROSO
¿Qué otra clase de Dios querría alguien como su Dios? Apreciamos a los padres que disciplinan a sus hijos para el bien de ellos, y al mismo tiempo los aman y les suministran todas las cosas buenas necesarias. El apóstol dice a compañeros cristianos:
“Teníamos padres que eran de nuestra carne que nos disciplinaban, y les mostrábamos respeto. ¿No hemos de sujetarnos mucho más al Padre de nuestra vida espiritual y vivir? Pues ellos por unos cuantos días nos disciplinaban según lo que les parecía bien, pero él lo hace para provecho nuestro para que participemos de su santidad. Es cierto que ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia.”—Heb. 12:9-11.
Por consiguiente, nos corresponde acudir a Dios como acudiríamos a un Padre amoroso, aprender de él, ser corregidos por él, ajustar nuestros caminos a su Palabra escrita. Actualmente Dios está preparando a personas para la vida en un justo nuevo orden que abarcará toda la Tierra para la felicidad y el bienestar de todos. Usted, lo mismo que todos los demás, puede aprovecharse ahora de esa oportunidad.
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Preparándose para un nuevo orden de justiciaLa Atalaya 1972 | 1 de abril
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Preparándose para un nuevo orden de justicia
DIOS ha declarado su propósito de que la humanidad viva en felicidad en la Tierra gobernada en justicia por Sus leyes. Pero no es por medio de convertir al mundo que efectuará esta condición deseable para la humanidad. Se ve claramente este hecho cuando consideramos que las naciones están alejándose constantemente de las normas de la Biblia.
Dios no convirtió al mundo que existió antes del Diluvio, sino que lo destruyó. El relato dice: “Vio Jehová que abundaba la maldad del hombre en la tierra y que toda inclinación de los pensamientos de su corazón era solamente mala todo el tiempo.” Sin embargo, Jehová en su bondad amorosa “se sintió herido en su corazón.” Dio a los hombres 120 años antes de obrar contra ellos. El que sufrieran destrucción fue resultado de su propia selección de un camino malo.—Gén. 6:3, 5, 6.
Este hecho histórico nos es de interés, porque Jesucristo dijo: “Así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. . . . no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos.”—Mat. 24:37-39.
SOLO LOS QUE ESTÉN PREPARADOS SOBREVIVIRÁN
Cuando Dios destruya al sistema de cosas actual no va a dejar un vacío. Es decir, no va a quedarse con una Tierra despoblada. Tampoco va a tener en ella unas cuantas personas que no conozcan los caminos de Dios o que no quieran reconocer su soberanía.
Cuando Noé y su familia, ocho personas en total, salieron del arca como los únicos sobrevivientes del Diluvio, no eran personas ignorantes. Habían practicado los principios de Dios y habían vivido en armonía con ellos. Noé, de hecho, había procedido así por 600 años. La sabiduría que había obtenido por ‘andar con Dios’ hizo posible que suministrara dirección correcta a las cosas que tenían que hacerse a medida que los hombres comenzaran de nuevo a aumentar en la Tierra.—Gén. 6:9; 7:11.
Dios está dando a la humanidad en este tiempo la oportunidad de prepararse para vivir en un nuevo orden... la oportunidad de entrar ahora en el camino a la vida. ¿Ha oído usted la proclamación de que “el Reino se ha acercado”? ¿Le ha hablado alguien a usted en su hogar, en su negocio u otro lugar, acerca de la venidera condición paradisíaca de la Tierra, donde uno podrá vivir eternamente? Si así es, quizás comprende que el Reino realmente se ha acercado. Tal vez identifique la proclamación como una obra educativa que Dios está haciendo que se efectúe para informar y entrenar a los humanos para poder sobrevivir.
Usted puede prepararse para vivir en un nuevo orden efectuando un estudio de las leyes de Dios y aplicándolas ahora en su vida. La educación en la ciencia, la política o la filosofía de este mundo no es lo esencial. Esa educación no le ayudará a uno a sobrevivir. Ese conocimiento es simple información. No es sabiduría verdadera, porque no ayuda a uno a saber vivir pacíficamente con su semejante y en armonía con su Creador. Como Creador y Arquitecto del universo, Dios conoce todo acerca de su creación. El conocer y seguir sus leyes es lo que constituye sabiduría verdadera.
Hoy muchas personas buscan el conocimiento. Pero no hay muchas que tengan un corazón dispuesto a obedecer a Dios. Los individuos de buen corazón que son leales y fidedignos hasta lo más profundo son los individuos valiosos a los ojos de Dios. A estas personas Dios les dará, junto con sabiduría, todo el conocimiento, técnico y cualquier otro, que se necesite para una sociedad organizada en la Tierra en su nuevo orden. Podrán ‘sojuzgar’ la Tierra, convirtiéndola en un paraíso para la gloria de Dios.—Gén. 1:28.
¿Qué dice la Biblia acerca del nuevo orden de Dios y su arreglo gubernamental?
¿QUÉ GOBIERNO PARA EL NUEVO ORDEN?
En este sistema de cosas actual a menudo tenemos gobiernos compuestos de grandes cuerpos de hombres. Los ramos legislativo, judicial y ejecutivo de un gobierno constan de números de importancia considerable. Encima de estos gobiernos mundiales, dice la Biblia, hay un cuerpo invisible de gobernantes. ¿Quiénes son estos gobernantes? Son personas espíritus inicuas, desconocidas para la mayoría de la humanidad porque son invisibles. Uno de los apóstoles de Cristo al aconsejar a los cristianos les dice que tienen que permanecer firmes contra las maquinaciones del Diablo, y entonces continúa:
“Porque tenemos una pelea, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.”—Efe. 6:11, 12.
Estos espíritus inicuos, que constituyen los “cielos,” o poder gobernante invisible sobre la “tierra” o sociedad humana del día actual, van a ser removidos. “Los cielos pasarán,” dice el apóstol Pedro. (2 Ped. 3:10) Entonces los “nuevos cielos” regirán la “nueva tierra” de la justa sociedad humana. (Rev. 21:1-4) La Biblia describe a estos “nuevos cielos” como estando compuestos de Jesucristo el Rey y Sumo Sacerdote de Dios y sus reyes asociados y subsacerdotes que ascienden a 144.000 personas. ¿Habrá un arreglo gobernante visible para la humanidad?—Rev. 14:1, 3, 4; 20:4, 6.
En el Salmo 45 el escritor inspirado habla como si se dirigiera al Rey. Las Escrituras Cristianas citan de este salmo, aplicándolo a Jesucristo. (Sal. 45:1, 6, 7; Heb. 1:8, 9) Allí el salmista dice al Rey: “En lugar de tus antepasados llegará a haber tus hijos, a quienes nombrarás príncipes en toda la tierra.” (Sal. 45:16) Hombres justos como Noé, Abrahán y David estaban entre los antepasados de Jesús según la carne. Estos eran hombres leales y de integridad demostrada. Llegarán a ser “hijos” del “Padre Eterno” Jesucristo en virtud de recibir una resurrección por medio del sacrificio de rescate de Cristo. (Isa. 9:6) Junto con otros hombres semejantes de integridad inquebrantable a Dios constituirán los “príncipes” visibles, tal como escribió el profeta Isaías:
“¡Mira! Un rey reinará para justicia misma; y en cuanto a príncipes, ellos gobernarán como príncipes para derecho mismo. Y la obra de la justicia verdadera tiene que llegar a ser paz; y el servicio de la justicia verdadera, tranquilidad y seguridad hasta tiempo indefinido. Y mi pueblo tiene que morar en un lugar de habitación pacífico y en residencias de plena confianza y en lugares de descanso sosegados.”—Isa. 32:1, 17, 18.
Por lo tanto, bajo los “nuevos cielos” y con el cuerpo de “príncipes” que funcionará de acuerdo con la información transmitida por los “nuevos cielos,” los sobrevivientes a la destrucción de este viejo sistema progresarán rápidamente hacia la perfección. Puesto que el sacrificio de Cristo no solo es para los vivos, sino también para los muertos, la gente será resucitada y se le enseñarán los mismos principios que ahora están observando los que tienen la expectativa de sobrevivir.—Hech. 24:15; 2 Tim. 4:1.
Cualquiera que desea conocer los principios justos y rectos del Dios Todopoderoso puede entenderlos fácilmente ahora. Los que aceptan la Biblia en su totalidad como inspirada de Dios y que encarecidamente amoldan su vida a estos principios están preparándose para la vida en un nuevo orden de justicia. Pueden decir con confianza a Dios: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.” El Reino ‘viene’ a chocar con las naciones y a despejar el camino para que se efectúen la voluntad y propósito de Dios, con verdadera paz en la Tierra.—Mat. 6:10.
¿Quiere usted ese cambio? ¿Está usted dispuesto a investigar para saber si ese cambio de las condiciones de la Tierra requiere algún cambio de parte de usted?
[Ilustración de la página 219]
Es vital estudiar la Palabra de Dios y amoldarse a ella como preparativo para vivir en Su nuevo orden
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¿Le gustaría realmente ver un cambio?La Atalaya 1972 | 1 de abril
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¿Le gustaría realmente ver un cambio?
PUESTO que tienen que enfrentarse a la vida bajo las condiciones que existen en la actualidad, millones de personas quisieran ver un cambio.
Cuando se le pregunta a la gente qué le causaría más gusto ver anunciado en los titulares noticieros, algunos dicen paz mundial, otros la eliminación de la delincuencia o de la contaminación, o un remedio para el cáncer. Otros hablan de ciertos cambios políticos que desean. También se mencionan los asuntos de los impuestos y de la escasez de alimento mundial.
Un mundo de paz y abundancia, con aire y agua limpios y alimento sano para todos, una ecología equilibrada y el fin de la opresión, ciertamente es deseable.
Este mundo tendría que pasar por muchísimos cambios para que todas estas condiciones deseadas existieran al mismo tiempo. ¿Cuán trascendentales serían los cambios? ¿Requeriría ajustes personales en la vida diaria de usted? Si es así, ¿estaría usted dispuesto... aunque el efectuar estos ajustes ahora le causara serias incomodidades?
Como se declaró antes, la responsabilidad por la situación deplorable del mundo no recae enteramente en los gobernantes. Si los individuos obedecieran las leyes no habría ningún problema de delincuencia. Si cada uno tuviera consideración por su prójimo, sus compañeros de trabajo, su patrono, su empleado, y tratara honrada y bondadosamente con otros, habría pocos prejuicios y odios y no habría paros debido a huelgas. Si cada persona estuviera dispuesta a trabajar e hiciera su trabajo con verdadero interés y empeño, la economía sería mucho más estable y se reducirían mucho los impuestos.
Pero, ¿son así las cosas hoy día? Por ejemplo, ¿qué opina el trabajador de término medio acerca de los materiales, abastecimientos y equipo que pertenecen a su patrono? ¿Raciocina: ‘Los artículos pequeños que tomo jamás serán echados de menos, y, además, la compañía puede pagarlos’? U ¿opina que ‘la compañía está ganando mucho dinero y realmente no me paga suficiente de todos modos’? ¿Es descuidada la gente por lo general con la propiedad de otros? ¿Qué hay de la manera en que trata las instalaciones públicas como parques, retretes, calles y edificios públicos? ¿Cuál es la propia actitud de usted acerca de estas cosas? El cambiar nuestra actitud y prácticas en relación con esto no es fácil. Pero estas malas prácticas son algunas de las fuentes básicas de la dificultad en la sociedad del día actual y estarían completamente fuera de lugar en una sociedad justa.
Además, si todo individuo amara a su semejante, no habría más guerras. Y si cada uno estuviera dispuesto a ser más que pasivo en demostrar su amor, si se esforzara por procurar ayudar a otros, interesándose tanto en el bienestar de su prójimo como en el bienestar suyo, entonces habría verdadera paz y alivio de la tensión. ¿Muestra usted con regularidad ese profundo interés en su semejante?
Es evidente que todos los que quieran vivir en un mundo deseable tienen que efectuar cambios importantes en su vida. El individuo que no efectuara estos cambios y ordenara su vida en armonía con esto causaría dificultad a otros. Sería un verdadero inadaptado. No merecería la paz y tranquilidad de ese mundo.
El justo nuevo orden que Dios promete es precisamente esa clase de arreglo excelente y deseable, con el premio adicional de vida eterna en salud perfecta. La Biblia describe las buenas condiciones que hemos considerado como realidades en la Tierra bajo el régimen del Reino Mesiánico de Dios. ¿Le parece atractivo todo esto a usted?
¿ES USTED HACEDOR ASÍ COMO OIDOR?
A casi todos les gustaría disfrutar de los beneficios humanos materiales prometidos en la Biblia, pero no todos quieren cambiar su modo de vivir, abandonando el materialismo y llegando a ser de inclinación espiritual. Pueden compararse a los judíos que estaban en Babilonia a quienes les habló Ezequiel, el profeta de Dios. Dios le dijo a Ezequiel:
“Vendrán a ti, como el entrar de gente, y se sentarán delante de ti como mi pueblo; y ciertamente oirán tus palabras pero no las pondrán por obra, porque con su boca están expresando deseos lujuriosos y tras de su ganancia injusta es donde va su corazón. Y, ¡mira! tú eres para ellos como una canción de amores sensuales, como uno con bella voz y que toca bien un instrumento de cuerdas. Y ciertamente oirán tus palabras, pero no hay ninguno que las ponga por obra.”—Eze. 33:31, 32.
Si, realmente, en su corazón, a usted le gustaría ver un cambio a las excelentes condiciones del nuevo orden de Dios, entonces usted será como los individuos a quienes habló el apóstol Pedro, diciendo: “Sálvense de esta generación perversa.” Ellos preguntaron con el mayor ahínco: “Hermanos, ¿qué haremos?” (Hech. 2:37, 40) Usted tendrá la actitud de Zaqueo el recaudador de impuestos, que, al escuchar la enseñanza de Jesús, obró inmediatamente con gran costo para sí mismo a fin de corregir sus males y cambiar su vida. (Luc. 19:2, 8, 9) Usted será como Lidia de la ciudad de Tiatira, que no se excusó ni tuvo reservas interiores, de modo que “Jehová le abrió el corazón ampliamente para que prestase atención a las cosas que [el apóstol] Pablo estaba hablando.”—Hech. 16:14, 15.
UN CAMBIO ARROLLADOR PERO PROVECHOSO
El único que puede efectuar el cambio que traerá todas las cosas deseables mencionadas es el Creador. Solo de él se puede decir verdaderamente: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.” (Sal. 145:16) Este cambio afectará toda cosa viviente, pues los “fundamentos” simbólicos de la Tierra están desequilibrados. Jehová habló de las injusticias de los gobernantes y jueces de su pueblo pactado Israel, diciendo acerca de la situación del pueblo: “No han sabido ellos, y no entienden; en oscuridad siguen andando; a todos los fundamentos de la tierra se les hace tambalear.” (Sal. 82:5) Por medio de su profeta Isaías, Dios dijo: “La tierra se ha dado al duelo, se ha desvanecido. La tierra productiva se ha marchitado, se ha desvanecido. Los encumbrados del pueblo de la tierra se han marchitado. Y la mismísima tierra ha sido contaminada bajo sus habitantes, porque han pasado por alto las leyes, han cambiado la disposición reglamentaria, han quebrantado el pacto indefinidamente duradero.”—Isa. 24:4, 5.
Estas palabras son ciertas en sentido más grande y extenso respecto a la cristiandad, que afirma estar en un pacto con Dios. Sin embargo, el salmista representa el estado de las cosas como debe ser, y como será en el nuevo orden de Dios. En canción inspirada se da el mandamiento a humanos de toda clase, a hombres y mujeres, a jóvenes y ancianos, de alabar a Jehová, y junto con ellos a los “animales salvajes y animales domésticos todos, cosas que se arrastran y pájaros alados.” (Sal. 148:10-13) Así, toda la creación será puesta nuevamente en armonía, con felicidad y beneficios ilimitados para todos.
Es inevitable, entonces, que tenga que efectuarse un cambio arrollador y en grande escala en la vida de todo humano, es decir, en la vida de todo humano que quiera vivir bajo las condiciones para las cuales Dios hizo originalmente al hombre. Pero el cambio ciertamente vale la pena, y es la única manera de alcanzar felicidad verdadera. ¿Cómo puede efectuarse este cambio? Esta es la pregunta de que se trata en la discusión a la cual pasamos: “¿Qué quiere hacer usted?”
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¿Qué quiere hacer usted?La Atalaya 1972 | 1 de abril
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¿Qué quiere hacer usted?
AL LEER esta revista, en particular el artículo “Cuando todas las naciones chocan, de frente, con Dios,” usted ha considerado información de la Palabra de Dios en cuanto a la situación que afrontamos ahora y los acontecimientos que están por estallar sobre el mundo. Usted está informado del peligro venidero.
La pregunta ante usted, tal como ante toda la gente, es: ¿Qué puede hacer usted? o, más bien, ¿Qué quiere hacer usted? Porque si usted quiere, puede emprender el derrotero seguro.
TODOS TIENEN QUE TOMAR UNA DECISIÓN
Ciertamente no se obtiene la seguridad por medio de no hacer nada, si solo se “queda quieto” y espera para ver lo que sucede. Las palabras de Dios no se dan en vano. Jesús dio la siguiente ilustración que nos expone claramente el asunto:
“Por lo tanto a todo el que oye estos dichos míos y los hace se le asemejará a un varón discreto, que edificó su casa sobre la masa de roca. Y descendió la lluvia y vinieron las inundaciones y soplaron los vientos y dieron con ímpetu contra esa casa, pero no se hundió, porque había sido fundada sobre la masa de roca. Además, a todo el que oye estos dichos míos y no los hace se le asemejará a un varón necio, que edificó su casa sobre la arena, Y descendió la lluvia y vinieron las inundaciones y soplaron los vientos y dieron contra esa casa y se hundió, y fue grande su desplome.”—Mat. 7:24-27.
“Estos dichos” a los que se refirió Jesús no exigían nada irrazonable de parte de sus oyentes, más bien solo eran las cosas que debería hacer cualquier persona que tiene respeto genuino a Dios y a los derechos de sus semejantes. Si usted lee el Sermón del Monte de Cristo en Mateo, capítulos cinco a siete, usted verá que él recalcó, ante todo, la importancia de estar consciente de su necesidad espiritual, de buscar la justicia, de ser de corazón puro y pacífico. Y dio énfasis al modo de vivir correcto, mencionando repetidas veces el reino de los cielos, la necesidad de buscarlo y de buscar la justicia de Dios. Jesús declaró que la seguridad estriba en ser obediente a estas enseñanzas.
UN ASUNTO DE LIBRE ALBEDRÍO
Queda al libre albedrío de cada individuo el hacer o no hacer todas estas cosas. Nadie está obligado. Dios se deleita en el hecho de que rige por amor. “Dios es amor,” dice el apóstol Juan, y Jehová mismo dice: “Yo soy Jehová, Aquel que ejerce bondad amorosa, derecho y justicia en la tierra; porque en estas cosas de veras me deleito.”—1 Juan 4:8; Jer. 9:24.
Va de acuerdo con su calidad de Creador y su dignidad y soberanía el hecho de que permite que cada individuo inteligente opte por aceptar y reconocer Su soberanía. Dios no se interesa simplemente en que se le rinda servicio, sino, principalmente, en el motivo de corazón. “Yo, Jehová, estoy escudriñando el corazón,” declara él. “Jehová está avaluando los corazones,” dice el escritor inspirado. (Jer. 17:10; Pro. 21:2) A Dios no le impresiona la gran habilidad que uno tenga. Por otra parte, él no acepta un simple despliegue o profesión de lealtad. Uno tiene que tener obras genuinas, que prueben su lealtad.
Por supuesto, cualquier organización que diga ser cristiana debe inculcar en sus miembros fe firme en Dios, un conocimiento de su Palabra y lealtad a su reino. Sin embargo, quizás usted, al considerar seriamente estos asuntos, descubra que está afiliado a una organización religiosa que no está enseñando la verdad de la Biblia. Si esa organización no ha hecho posible que usted entienda la Biblia de modo que pueda explicársela a otros, y además, si esa organización condona la maldad, muestra parcialidad a los ricos e influyentes o predica doctrinas contrarias a la Biblia, ¿qué hará usted? ¿Obedecerá el mandato: “‘Por lo tanto sálganse de entre ellos, y sepárense,’ dice Jehová, ‘y dejen de tocar la cosa inmunda’”?
A DÓNDE ACUDIR
¿A qué debe usted acudir o a dónde debe dirigirse? No a la atea teoría de la evolución, que es crasamente materialista, ni a una norma de aislamiento completo. Esto no sería buscar la justicia, y no se hallaría en ello ninguna seguridad. No, más bien, Dios sigue diciendo a los que son creyentes fieles, “y yo los recibiré.” Dios muestra cómo llegar a estar bajo su cuidado.—2 Cor. 6:17.
Ante todo, es urgente, es asunto de vida o muerte en estos tiempos críticos, leer y estudiar la Biblia con entendimiento. Y usted descubrirá que progresa mucho más aprisa en entender la Biblia al recibir ayuda de uno que la entienda, y que puede hallar en la Biblia las respuestas a sus preguntas.
En este tiempo, muy cerca del fin de este sistema de cosas, hay una asociación, una sociedad de cristianos, ministros, que están predicando y enseñando las buenas nuevas del reino de Dios y poniendo su vida en armonía con los principios bíblicos. Están invirtiendo tiempo y energía en armonía con el mandato de Jesús: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.”—Mat. 28:19, 20.
Esta obra no se efectúa “en un rincón,” tal como declaró el apóstol Pablo. (Hech. 26:26) Es internacional. En todo el mundo los que creen en la Palabra de Dios se asocian con compañeros creyentes en Dios y Cristo. El apóstol Pedro corrobora esto en sus escritos, diciendo: “Ténganle amor a toda la asociación de hermanos.”—1 Ped. 2:17; 5:9.
Así, los testigos de Jehová están asociándose al llevar a cabo esta obra docente. No les parece que intrínseca o inherentemente son mejores o más sabios que otros. Pero están agradecidos de que por medio de un estudio de la Biblia y debido a que otros de esta sociedad cristiana les han ayudado, están informados. Están obedeciendo el mandato de “cesen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios.”—Rom. 12:2.
UNA INVITACIÓN PARA INVESTIGAR MÁS
Al leer esta revista, tal vez tenga algunas preguntas que no se le han contestado. Los testigos de Jehová lo invitan a leer la Biblia. Les dará gusto a ellos estudiar la Biblia con usted, cuando le sea conveniente, gratuitamente. Verá que es animador y edificante investigar y examinar más cabalmente lo que la Biblia dice, y aceptar la dirección que recomienda como el derrotero de seguridad para usted mismo y los que ama.
Usted tiene la seguridad de la Palabra de Dios de que si usted sinceramente ‘sigue buscando’ la verdad, la hallará. (Mat. 7:7) Si usted ora a Jehová Dios en el nombre de Jesús, pidiendo que le ayude a encontrar el camino correcto, recibirá respuesta. Dijo el rey David de Israel: “[Jehová] enseñará a los mansos su camino.” Y el amor afectuoso de Dios para usted se expresa en estas palabras del apóstol Pablo: “De hecho, [Dios] no está muy lejos de cada uno de nosotros.”—Sal. 25:9; Hech. 17:27.
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