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¿Da usted prominencia indebida a criaturas?La Atalaya 1973 | 15 de enero
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oírlos, estamos desatendiendo la adoración de Dios a favor de ellos.
VIGILE LA ACTITUD DE SU CORAZÓN
Por lo tanto, podemos participar de idolatría si apoyamos con demasiado entusiasmo estas cosas en las cuales son glorificados los hombres, si les entregamos nuestro corazón. Aunque no desplegamos abiertamente estos sentimientos, tenemos que vigilar nuestra actitud mental y nuestro corazón. Pues el profeta de la antigüedad Job mostró que una persona puede ser culpable de idolatría dentro del retiro de su propio corazón. Dijo él:
“Si solía ver la luz cuando fulguraba, o la preciosa luna que iba caminando, y empezó mi corazón a ser seducido en secreto y mi mano procedió a besar mi boca, eso también sería un error para la atención de los jueces, porque hubiese negado al Dios verdadero arriba.”—Job 31:26-28.
Si se nos induce a tenerle cariño en nuestro corazón a cualquier criatura o cosa que resta de nuestra devoción exclusiva a Dios, ésta llega a ser un ídolo para nosotros y un pecado contra Dios. Es bueno tener presentes a todo tiempo las palabras de Jesús que señalan el gran peligro de permitir que nuestro corazón sea seducido por cualquier cosa que pueda atraernos a un derrotero de desobediencia a Dios. Advirtió a sus discípulos: “Del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias.” También mostró que el corazón de uno puede entramparlo a pecar contra Dios cuando dijo: “Les digo que todo el que mirando a una mujer a fin de tener un pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.”—Mat. 15:19; 5:28.
La diversión y el ejercicio son excelentes en su debido lugar. El apóstol Pablo puso las cosas en su orden correcto cuando dijo: “Ve entrenándote, teniendo como mira la devoción piadosa. Porque el entrenamiento corporal es provechoso por un poco; pero la devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.”—1 Tim. 4:7, 8.
Por eso podemos ver que las visiones de Ezequiel aplican muy fuertemente hoy día. Tal como algunos israelitas fueron entrampados, así sucede con muchos que dicen ser cristianos. Habiendo sido atraídos a la adoración de animales y otros “ídolos estercolizos,” aquellos hombres de Israel creían que ‘Jehová no los veía,’ que no les pediría cuentas. Hoy, aunque los cristianos saben que Jehová es “un Dios que exige devoción exclusiva” y que ‘él no dará su gloria a otro, ni su alabanza a las imágenes esculpidas,’ algunos se dejan ser atraídos a prácticas idolátricas.—Isa. 42:8.
Por lo tanto, el cristiano verdadero tiene que estar en guardia contra esa trampa sutilísima: “el orgulloso despliegue de la vida,” que, el apóstol Juan dice, no procede “del Padre, sino del mundo.” El buscar gloria para uno mismo o el glorificar a hombres lo meterá a uno en la idolatría. Y ésta es una gloria pasajera. Juan continúa diciendo: “El mundo con sus deseos vehementes está pasando, pero cualquiera que hace la voluntad de Dios perdurará para siempre.”—1 Juan 2:16, 17, An American Translation.
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¿Qué clase de creencia?La Atalaya 1973 | 15 de enero
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¿Qué clase de creencia?
● El clérigo David Hart, de veintinueve años, sacudió a algunas personas cuando dijo: “Por algún tiempo verdaderamente no he creído en Dios.” En aquel tiempo Hart estaba por llegar a ser capellán de la Universidad de Birmingham en Inglaterra. En la universidad dijo que deseaba ser “uno de los muchachos” y prometió nunca mencionar la palabra “Dios.” Más tarde, el obispo de Birmingham, el Dr. Leonard Wilson, declaró que después de una entrevista personal con Hart había decidido permitirle conducir servicios de la Iglesia Anglicana.
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