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  • Su conciencia y su empleo
    La Atalaya 1973 | 15 de marzo
    • 22 “Santidad” significa la calidad de ser limpio, brillante, sin mancha y dedicado a usos sagrados. ¿Puede el uso de la areca y su efecto ensuciador en la boca y dientes del usuario, o el efecto contaminador que se ha admitido formalmente que infligen las hojas de la coca y el tabaco en el cuerpo del usuario, armonizarse con este mandamiento bíblico? El mayor mandamiento es ‘amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas.’ ¿Puede uno decir que está sirviendo a Dios con ‘todas sus fuerzas’ mientras usa productos que hasta gobiernos nacionales denuncian porque perjudican seriamente la salud de uno? O, si uno se llega a aficionar a las hojas de la coca, ¿puede uno decir que está sirviendo a Jehová con ‘toda su mente’? Realmente, ¿no es el usar estas cosas el obrar “contrario a la naturaleza,” sometiendo el cuerpo a abuso para el cual no fue diseñado?—Mar. 12:29, 30; Rom. 1:26.

      QUE HABLE SU CONCIENCIA

      23, 24. (a) ¿Es únicamente el uso personal de las sustancias que causan afición lo que hace surgir cuestiones de la conciencia cristiana? (b) ¿Remueve toda objeción a su producción y distribución comerciales hoy día el hecho de que estos productos vegetales resultan de la creación de Dios? Ilustre.

      23 ¿Qué hay, pues, de la persona que cultiva, prepara o vende tales cosas como su medio de subsistencia? Ciertamente está envuelto aquí el asunto de la conciencia. ¿Qué principios deben guiarnos?

      24 Algunos quizás arguyan que todas estas cosas forman parte de la creación de Dios colocadas aquí en la Tierra, y que por consiguiente no hay razón alguna para oponerse a que cualquiera las cultive. Es verdad, son creación de Dios, pero cosas que son correctas en sí mismas pueden ser destinadas a usos malos. Los hongos forman parte de la creación vegetal de Dios pero solo algunos son comestibles. Si cometemos un error y comemos uno de las clases venenosas esto podría causarnos la muerte. Jehová proveyó minerales y metales, también, pero cuando los hombres convierten hierro en armas destructivas para guerra política, ¿es éste un buen uso de las provisiones de Dios?

      25, 26. (a) ¿Es solo el vendedor de perjudiciales productos que causan afición el que carga con responsabilidad por el daño que causan a los humanos? (b) ¿Qué cuestiones considerará a conciencia el cristiano en este sentido?

      25 Considere el asunto de las drogas fuertes, como el opio y la heroína. La gente aficionada a éstas no simplemente las recoge de la Tierra. Hay muchos pasos envueltos. Hay que cultivar amapolas, extraer el jugo y desecarlo hasta convertirlo en opio en polvo. Para obtener morfina o heroína, hay que efectuar más destilación. Luego hay el mecanismo de la distribución y venta de estas drogas que causan afición. ¿Dónde, en toda la línea, comienza o termina la responsabilidad del inmenso daño y crimen envueltos en la afición a las drogas?

      26 Aunque el tabaco, la areca y las hojas de coca sean más lentos en sus efectos destructivos que estas drogas fuertes, la misma pregunta puede hacerse en cuanto a su producción y venta. Estos productos vegetales pueden tener usos legítimos —la nicotina del tabaco, por ejemplo, se usa como base de un insecticida— sin embargo subsiste el hecho de que el uso legítimo forma una porción muy mínima del uso total. Jamás podemos olvidar que el mandamiento que ocupa el segundo lugar en importancia es que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Si voluntariamente y a sabiendas contribuimos hacia el daño serio de su salud por causa de la ganancia, ¿estamos obedeciendo esto?—Mat. 22:39.

      27, 28. ¿Puede el uso de ciertas bebidas populares ser clasificado razonablemente con los perjudiciales productos que causan afición descritos, formando así la base para las mismas objeciones a su producción y venta? Si no, ¿qué diferencia existe?

      27 Quizás algunos pongan objeción diciendo que hasta a cosas como el té, el café y, más en particular, las bebidas alcohólicas, también se les acusa de ser perjudiciales a la salud. Sin embargo, en cuanto a las bebidas alcohólicas la Biblia clara y específicamente permite su uso en moderación. (Deu. 14:26; Juan 2:1-10; Pro. 23:29-31; 1 Tim. 3:3, 8; 5:23) Pero no se puede hallar semejante aprobación a favor del tabaco, la areca, las hojas de la coca, o, en cuanto a eso, la marihuana, el opio y productos similares.

      28 En cuanto a bebidas como el té y el café, se pudiera preguntar: Después de todos los siglos de haberse usado, ¿qué evidencia clara se ha producido de que sean consistentemente peligrosos?, o ¿dónde han sido impelidos los gobiernos a expedir advertencias contra ellos para conservar la salud? Es cierto, a la persona que tiene problemas de salud, como úlceras, cualquiera de estas bebidas podría ser peligrosa y, en tal caso, debe evitarlas. Para el diabético es peligroso el azúcar; pero no lo es para otras personas. Para una persona con exceso de peso hasta el pan y las papas o el arroz pueden ser peligrosos. (Compare con Proverbios 25:27.) Entonces, debemos ser razonables al considerar los asuntos. ¿Estamos buscando la manera de suprimir la voz de la conciencia tratando de hallar una explicación justificativa que desvirtúe los hechos acerca de las sustancias que, según se ha demostrado, son fundamentalmente perjudiciales y peligrosas?

      ‘ESTÉ ANDANDO DECENTEMENTE EN LO QUE TOCA A LOS DE AFUERA’

      29. En armonía con Gálatas 6:7, ¿qué preguntas serias debe uno hacerse acerca de empleo que, en sus resultados finales, le ocasiona primariamente perjuicio a la humanidad?

      29 Estas solo son unas cuantas zonas en las cuales pueden surgir cuestiones de conciencia en cuanto al empleo que uno tenga. Sin embargo, en todos esos asuntos el cristiano hace bien en reconocer que ‘lo que uno siembra eso siega’... de más maneras que una. (Gál. 6:7) ¿Qué hay si el trabajo que uno tiene es trabajo que, en vez de beneficiar, produce perjuicio o daño a otros? Aunque no se condena específicamente en la Biblia, ¿no tendrá este trabajo un efecto adverso, quizás hasta degradante, en el corazón y mente del trabajador? Y, ¿no es posible que también tenga un efecto debilitador sobre su conciencia, quizás permitiéndole excusarse al entregarse a prácticas que específicamente están condenadas en la Palabra de Dios?—1 Tes. 4:12.

      30. ¿Cómo tienen que considerarse también las conciencias de los de afuera de la congregación cristiana en cuanto a tal empleo?

      30 Por otra parte, también, hay el asunto de recomendarnos a las conciencias de otros en cuanto a sinceridad. No hace mucho varias organizaciones religiosas prominentes de los Estados Unidos fueron criticadas porque, aunque alegaban estar por la paz, estaban invirtiendo fuertemente en las industrias bélicas. Si un cristiano se declara en contra de cierta práctica porque la considera incompatible con los principios bíblicos y al mismo tiempo gana su subsistencia de trabajo que se dirige primaria y básicamente hacia adelantar y fomentar esa práctica, ¿estará recomendándose a las conciencias de otros? ¿Creerán que él es sincero cuando aboga por otros principios de la Palabra de Dios y su promesa de un nuevo orden de justicia?

      31, 32. (a) ¿Qué preguntas podrían surgir en cuanto al cristiano empleado así tocante a si es apto para puestos de responsabilidad de congregación? (b) ¿Significa el estar “libre de acusación” que el superintendente o siervo ministerial tiene que agradar los escrúpulos o creencias de toda persona sin excepción?

      31 ¿Qué hay del cristiano que está ‘haciendo esfuerzos por obtener el puesto de superintendente’ o está deseoso de servir como siervo ministerial en una congregación? Si está empleado en trabajo que produce cosas perjudiciales a la humanidad, ¿podría considerarse que este hombre está “libre de acusación” o que tiene “excelente testimonio de los de afuera”?—1 Tim. 3:1, 7-10; Tito 1:6.

      32 Estos requisitos para superintendentes y siervos ministeriales cristianos no tratan de acusaciones infundadas o injustas. En países dominados por la Iglesia Católica, por ejemplo, se puede representar el divorcio como siempre malo, aunque exista la base bíblica del adulterio. El que lo critiquen por haberse divorciado bíblicamente no descalificaría a una persona de servir de superintendente o siervo ministerial, porque esta crítica es infundada.

      33, 34. ¿Puede decirse que por ser común cierto trabajo en una zona en particular o porque lo aceptan generalmente las personas de esa zona que eso remueve necesariamente objeciones de la conciencia a él?

      33 Una persona pudiera decir: ‘Es cierto, el trabajo que yo hago realmente no es para el bien de mi prójimo. Pero donde yo vivo la mayoría de la gente participa en esta clase de empleo. Este negocio o producción es la principal fuente de dinero para la zona.’ ¿Cambiaría esto los asuntos en lo que toca a la conciencia de uno?

      34 Si el juego de azar, por ejemplo, es el negocio principal de cierta ciudad o estado, quizás a la gente que vive allí poco le importara el que una persona estuviera empleada en un establecimiento de juego, aunque esa persona afirmara ser seguidora sincera de Jesucristo. Pero, ¿hace eso que sea correcto a la vista de Dios? Además, ¿qué hay del efecto en la propia conciencia y el propio corazón del individuo? ¿Le permitiría su conciencia acercarse a su Padre con “franqueza de expresión” como estando limpio de cualquier cosa que mereciera la desaprobación de Dios? 1 Juan 3:19-22 dice: “En esto conoceremos que nos originamos de la verdad, y aseguraremos nuestro corazón delante de él respecto de cualquier cosa en que nos condene nuestro corazón, porque Dios es mayor que nuestro corazón y conoce todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos condena, tenemos franqueza de expresión para con Dios; y cualquier cosa que le pedimos la recibimos de él, porque estamos observando sus mandamientos y estamos haciendo las cosas que son gratas a sus ojos.” Ciertamente esta “franqueza de expresión” es algo que ha de apreciarse mucho y guardarse como un tesoro, sí, conservarse a toda costa.

      NECESIDAD DE FE

      35. ¿Cómo puede resultar una prueba de fe debido a que somos concienzudos respecto a nuestro empleo?

      35 Es cierto, el esforzarnos por tener una conciencia limpia delante de Dios y el recomendarnos a las conciencias de otros quizás requiera algunos cambios grandes en nuestra vida. Es posible que sea difícil obtener empleo que no esté en pugna con nuestra conciencia. Esto coloca una prueba sobre la fe que tenemos en el poder de Dios de venir en socorro nuestro en respuesta a nuestros esfuerzos concienzudos por agradarle. Con buena razón la Biblia enlaza estrechamente la fe con el asunto de la conciencia. (1 Tim. 1:5, 18, 19; 3:8, 9; Heb. 10:22) ¿Realmente creemos que Jehová Dios no solo existe, sino que también “viene a ser remunerador de los que le buscan encarecidamente”?—Heb. 11:6.

      36, 37. Si el obtener otro empleo que no choca con la conciencia cristiana parece casi imposible, ¿de qué ejemplos modernos y antiguos podemos sacar consuelo y seguridad?

      36 Por toda la Tierra hay hombres y mujeres por millares que dan testimonio del poder, habilidad y disposición de Dios de ir en ayuda de los que se esfuerzan por mantener una buena conciencia delante de él. Quizás una persona crea que el renunciar a su ocupación presente por razones de conciencia la dejaría en una posición virtualmente desesperanzada. Pero piense en lo que otros han hecho. Piense en las mujeres que vivían en concubinato con hombres casados y les habían dado a luz hijos antes de aprender la verdad de la Palabra de Dios. El rehusar continuar viviendo en concubinato quiso decir perder todo medio visible de sostén, aun la casa en que vivían. Sin embargo centenares de mujeres dieron ese paso con fe, y Jehová Dios las cuidó.

      37 Piense también en los muchos esclavos en el Imperio Romano que aceptaron el cristianismo. Eran propiedad de los hombres que los tenían, siendo dependientes de ellos para todas las provisiones de la vida. Sin embargo tuvieron que ejercer su conciencia cristiana y si sus amos les mandaban llevar a cabo actos en violación de principios cristianos tendrían que rehusar, reconociendo a Dios y a su Hijo como sus amos superiores. Esto, también, realmente requeriría gran fe.—1 Ped. 2:18-20; Efe. 6:5-8; Col. 3:22-25.

      38. Aunque no han descontinuado su presente clase o tipo de trabajo, ¿cómo han tenido que hacer cambios grandes también muchos hombres cristianos para mantener una conciencia limpia?

      38 Por otra parte, también, hay miles de hombres que, aunque no han cambiado su clase de empleo, han tenido que alterar sus métodos comerciales radicalmente o han tenido que renunciar debido a que los establecimientos para los que trabajaban insistían en que usaran prácticas faltas de honradez en un negocio que de otra manera era legítimo. Muchas clases de servicios personales, como el trabajo de reparar radios, autos, relojes y servicios similares, con frecuencia están envueltos en falta de honradez, cobrando más de lo debido a los clientes o cobrándoles piezas que no fueron instaladas o por trabajo que no se hizo. Esta es una forma de robo. Otros hombres en el trabajo de ventas, antes de llegar a ser cristianos verdaderos, falsificaban los asuntos para obtener clientes. Esto es mentir y defraudar. Los cristianos han “renunciado a las cosas solapadas de las cuales hay que avergonzarse” y no andan “con astucia” ya sea en la congregación o fuera de ella. (2 Cor. 4:2) Prestan atención a la exhortación: “Ahora que ustedes han desechado la falsedad, hable verdad cada uno de ustedes con su prójimo, . . . Que el que hurta ya no hurte más, sino más bien que haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien que tenga necesidad.” Sus conciencias los impelen a abandonar sus caminos incorrectos para ‘no estar contristando el espíritu santo de Dios.’—Efe. 4:25-30.

      MANTENIENDO RACIONALIDAD Y EQUILIBRIO

      39-41. (a) Como en todos los otros asuntos, ¿el punto de vista de quién queremos mantener cuando ejercemos nuestra conciencia concerniente a empleo? (b) Cuando el empleo de un individuo hace surgir cuestiones de conciencia, ¿qué decisión pueden tomar los ancianos de la congregación? ¿Por la conciencia de quién son gobernados?

      39 Otra vez, nótese que Jehová Dios es apegado a la realidad en todos sus requisitos. Nos suministra principios que dan guía buena y clara; sin embargo no insiste en llevar los asuntos a un extremo imposible, a tal grado que tuviésemos que ‘salir del mundo’ a fin de tener una conciencia limpia.—1 Cor. 5:10.

      40 Considere, como ejemplo, a un individuo que trabaje en una granja dedicada casi exclusivamente al cultivo de un producto fundamentalmente perjudicial para uso humano. Su trabajo puede estar conectado directamente con la producción o distribución de este material. Puede que su propia conciencia lo impele o no lo impele a renunciar a este trabajo. Aunque su conciencia no lo impele a renunciar, si pertenece a una congregación cristiana las conciencias de los ancianos de esa congregación quizás no les permitan recomendarlo como persona que satisface los requisitos para ser anciano o siervo ministerial en la congregación.

      41 Por otra parte, el individuo puede trabajar en una granja de esa clase pero quizás haga trabajo que no está relacionado materialmente con el desarrollo del producto perjudicial, quizás rindiendo servicios de naturaleza personal a la familia del dueño de la granja, haciendo la limpieza de la casa o trabajo doméstico similar. Quizás le parezca que su trabajo no lo une a la operación que produce el producto perjudicial. El que los ancianos de la congregación donde se asocia este individuo lo recomendaran o no como anciano o siervo ministerial dependería de las conciencias de ellos. Ellos también considerarían el efecto que tal recomendación tendría sobre la congregación en conjunto y sobre la comunidad en la que se encuentra.

      42. (a) A la vez que nos esforzamos por mantener una conciencia limpia, ¿qué actividad fútil evitaremos, y qué haremos nuestra mira? (b) En asuntos ‘que rayan en el límite,’ ¿qué equilibrio mantendremos?

      42 De modo que, como el apóstol, todos queremos estar ‘ejercitándonos continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres.’ (Hech. 24:16) Al mismo tiempo debemos darnos cuenta de la futilidad de debatir sobre todas las ramificaciones leves o las posibles aplicaciones de cualquier principio bíblico o tratar de fijar líneas finas de demarcación y así establecer un código talmúdico en cuanto a precisamente qué se permite y qué no se permite. Al instruir a Timoteo en cuanto a su ministerio en Éfeso, Pablo escribió: “Realmente el objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía. Desviándose de estas cosas, ciertos individuos han sido apartados al habla ociosa, queriendo ser maestros de ley, mas no percibiendo ni las cosas que dicen ni las cosas acerca de las cuales hacen fuertes afirmaciones.” (1 Tim. 1:3-7; compare con 1 Tim. 6:3-5.) En todo caso en que la decisión tenga que depender de la conciencia individual, no trataremos de sobreponer nuestra conciencia en otros; pues, ni rebajaremos a otros como demasiado escrupulosos ni criticaremos y juzgaremos a aquellos cuyas conciencias no son tan restrictivas como las nuestras en estos casos ‘que rayan en el límite.’—Rom. 14:3, 10.

      43. Aunque nos esforzamos por siempre obrar con buena conciencia, si nosotros, no obstante, cometemos errores, ¿qué podemos hacer para librarnos de una conciencia que nos remuerde?

      43 Cometeremos errores, haremos cosas que subsecuentemente nos pesarán... porque somos imperfectos. Pero no sufriremos de remordimiento de conciencia si rápidamente confesamos nuestro error a Dios y nos apartamos de ello, buscando el perdón de Jehová por medio de su Hijo. Lea la experiencia personal del rey David en este asunto que se registra en el Salmo 32:1-6. Regocíjese en saber que el sacrificio de rescate del Hijo de Dios puede efectuar propiciación por nuestros pecados y limpiar nuestras conciencias, dándonos la confortante seguridad de que Dios no cuenta estos errores contra nosotros. Así podemos continuar sirviéndole con una buena conciencia y con todo el gozo, contentamiento, tranquilidad de ánimo y la esperanza de vida eterna que esto trae.

  • La cuestión importante... ¿Estamos por o contra la gobernación divina?
    La Atalaya 1973 | 15 de marzo
    • La cuestión importante... ¿Estamos por o contra la gobernación divina?

      DURANTE los últimos cuantos meses centenares de miles de personas han afrontado sin rodeos esta cuestión en la serie de Asambleas de Distrito de cuatro días “Gobernación Divina” celebradas por los testigos de Jehová. Los informes que se han recibido de 152 asambleas muestran que ya han asistido 1.246.419 personas y hay muchas asambleas de las que todavía se ha de oír. Con el tiempo todo el mundo de la humanidad se verá obligado a enfrentarse a esta cuestión, resultando ya sea en vida o muerte, según la selección que hagan.

      Si usted no lo ha hecho, tarde o temprano usted también tendrá que enfrentarse a esta misma cuestión importante. Por consiguiente, este breve informe sobre lo que se dijo en estas asambleas debe resultar muy provechoso ayudándole a decidir.

      La cuestión realmente no es nueva, no es una que afrontamos hoy por primera vez. Esto se indicó en el primer día de la asamblea en el discurso intitulado “Gobernación divina... ¿estamos por ella, o contra ella?”

      Este discurso clave mostró que la hostilidad a la gobernación divina tuvo su principio en la región invisible hace muchos milenios. Una criatura espíritu o ángel se hizo tanto “Satanás” como “Diablo,” es decir, un “Resistidor” y un “Calumniador” de Dios. En consecuencia, todos los que se oponen a la gobernación divina se ponen de parte de Satanás el Diablo y

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