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En la congregación, responda al cariño tierno de JehováLa Atalaya 1973 | 15 de julio
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17. ¿Cómo distinguen las Escrituras entre humildad genuina y humildad ficticia?
17 Al escribir a los cristianos en Colosas el apóstol Pablo nos ayuda a distinguir entre la cualidad de la humildad genuina y lo que puede resultar ser solo terquedad rematada. “Que no los prive del premio nadie que se deleite en una humildad ficticia y en una forma de adoración de los ángeles, ‘plantándose en’ las cosas que ha visto, hinchado sin debida razón por su disposición de ánimo carnal. Esas mismísimas cosas, en verdad, tienen una apariencia de sabiduría en una forma autoimpuesta de adoración y humildad ficticia . . . pero no son de valor alguno.” (Col. 2:18, 23) Las personas de condición humilde tienen que evitar o eliminar una “disposición de ánimo carnal.” Aunque ésta puede tener “una apariencia de sabiduría,” no sería sabiduría verdadera ni modestia verdadera, como advierte Proverbios 11:2: “¿Ha venido la presunción? Entonces vendrá la deshonra; pero la sabiduría está con los modestos.” Los verdaderamente modestos son sabios, no los que ‘se hacen discretos a sus propios ojos.’ (Rom. 12:16) Ciertamente esto da a los de condición humilde mucho en que pensar, mucho consejo divino para que lo consideren seriamente, para que no solo respondan al cariño tierno y las provisiones amorosas de Jehová, sino que lo hagan con confianza. “Los justos son como un león joven que tiene confianza.”—Pro. 28:1.
18. ¿Qué dos conclusiones podemos sacar de este artículo?
18 De todo esto podemos concluir que cualquier persona puede, en sumo grado, cultivar la habilidad para desempeñar cualquier clase de asignación de servicio con la ayuda de Jehová Dios. También podemos concluir que Jehová tiene en tierna estima a los de condición humilde y que los preparará para mayores privilegios de servicio si solo buscan su guía y dirección y creen en su palabra y aceptan los privilegios de servicio que se les ofrecen.
19. ¿Qué ayuda y consejo hay para personas confiadas en sí mismas?
19 En contraste con los que sienten cierto grado de incapacidad y son de condición humilde, otros, debido a circunstancias, logros o antecedentes, quizás sientan en gran manera confianza en sí mismos. Estas personas, también, encuentran consejo en la Palabra de Dios que les es provechoso. Todo el pueblo de Jehová son “ovejas” de su rebaño, y eso incluye a los que tienen privilegios y responsabilidades especiales en la congregación del pueblo de Dios. De entre las ovejas simbólicas, se toman pastores para que puedan conducir y ayudar al rebaño, pero éstos todavía tienen que seguir siendo “ovejas” del rebaño y tienen que prestar atención a sí mismos para que no piensen demasiado de sí mismos y se hagan altivos. Si son altivos o se hacen altivos, Jehová no puede continuar usándolos, porque no favorece a los orgullosos y a los arrogantes. “Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo.”—Hech. 20:28.
20. ¿Qué buen ejemplo puso Jesús para sus seguidores?
20 El “Hijo suyo,” aun Jesucristo, no confió en sí mismo, sino que dijo: “El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualesquier cosas que Aquél hace, estas cosas también las hace el Hijo de igual manera.” (Juan 5:19) Los apóstoles pudieron haber sentido inferioridad delante de Jesús, pero la humildad y el amor de Jesús los movió a manifestar las mejores cualidades de ellos. Todas las personas que ocupan puestos responsables en la congregación del pueblo de Dios deben ser así, es decir, como fue Jesús en su humildad y amor, reflejando el cariño tierno y la misericordia de su Padre.
21. ¿Qué consejo dan las Escrituras a las personas orgullosas, y por qué?
21 Si las bendiciones y privilegios de un hombre lo han hecho orgulloso ha perdido la necesaria cualidad de la humildad de mente y corazón y fallará a menos que cambie, “porque Dios se opone a los altivos.” (1 Ped. 5:5) “El orgullo está antes de un ruidoso estrellarse, y un espíritu altivo antes del tropiezo. Mejor es ser humilde de espíritu con los mansos que dividir el despojo con los que a sí mismos se ensalzan.”—Pro. 16:18, 19.
22. ¿Cuál es la actitud apropiada para con: (a) ¿Los que tiene circunstancias favorables y habilidades? (b) ¿Los que requieren tiempo y entrenamiento para progresar?
22 La actitud de Dios para con los humildes es evidente, y todos deben adoptarla. Algunos con circunstancias favorables y habilidades naturales se aplican y logran buen progreso cristiano. Ha de darse encomio debido a este adelantamiento. La persona con tal habilidad, responsabilidad y privilegios debe reconocer que algunas otras personas no poseen estas cosas. Hay otros que se benefician del entrenamiento y la operación del espíritu de Jehová, y con el tiempo progresan y reciben privilegios teocráticos adicionales. Eso es muy bueno y también muestra apropiado progreso cristiano. Además, hay muchos en la congregación cristiana que son nuevos o cuyas circunstancias todavía no les han permitido progresar, y a éstos también los tenemos que ver desde el punto de vista de Dios. Sería razonamiento humano incorrecto el considerar a estos individuos algo retraídos como de poca importancia. Dios se interesa en ellos y puede usarlos de muchas maneras valiosas, y lo está haciendo.
23. (a) ¿Quiénes deben ser ayudados, y por quiénes? (b) En armonía con Santiago, ¿qué hemos observado todos que es cierto?
23 Por eso, con este punto de vista apropiado, que todos, los de condición humilde así como otros, se ayuden unos a otros. Esto incluiría el ayudar a los que son niños literalmente, a los jóvenes en años. También a los que son ancianos, quizás enfermizos, y quizás hasta a las personas que se sienten inferiores se les debe dar ayuda. Todos pueden beneficiarse espiritualmente de los de condición humilde que, a medida que responden a las provisiones amorosas de Jehová, suministran apoyo y fuerzas a la organización de la congregación del pueblo de Jehová. La asociación de congregación y la asociación personal son valiosas en esto, haciendo que todos se den cuenta de la veracidad de la aseveración bíblica de que “Dios compuso el cuerpo, dando más abundante honra a la parte que le hacía falta.” (1 Cor. 12:24) Ciertamente los siervos de Jehová, todos sin excepción, concuerdan con las observaciones del escritor bíblico Santiago, cuando dijo: “Ustedes . . . han visto el resultado que Jehová dio [a Job], que Jehová es muy tierno en cariño y misericordioso.”—Sant. 5:11.
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Las ovejas conocen la voz de su pastorLa Atalaya 1973 | 15 de julio
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Las ovejas conocen la voz de su pastor
EL SIGUIENTE informe sobre el pastorear en el Oriente Medio esclarece de modo interesante la ilustración de Jesús en Juan 10:2-5, donde, refiriéndose a las ovejas, dice que conocen la voz de su pastor y que reciben nombres:
“El pastor moderno . . . tiene una memoria maravillosa, que retiene el nombre de todas las ovejas. A veces los rebaños se componen de centenares de ovejas, y no obstante cada una tiene nombre y el pastor lo conoce, y llama a cada oveja por su nombre correcto. . . . [Un observador] cuenta que ha observado a pastores con rebaños en las laderas del monte Hermón: ‘Cada pastor . . . entrena sus ovejas a venir cuando las llama, a ir en orden, de dos en dos o de cuatro en cuatro, en cuadros y círculos; una del círculo exterior en un rebaño de mil ovejas viene cuando se le llama por nombre.’ Es la voz del pastor la que reconoce la oveja.
“En una ocasión un extraño le declaró a un pastor sirio que las ovejas conocían la indumentaria y no la voz de su amo. El pastor dijo que era la voz la que conocían. Para demostrar esto, cambió indumentaria con el extraño, que fue entre las ovejas con la indumentaria del pastor, llamando a las ovejas pero imitando la voz del pastor, y trató de conducirlas. Ellas no conocían su voz, pero cuando el pastor las llamó, aunque estaba disfrazado, las ovejas corrieron inmediatamente al oír su llamada.”—Orientalisms in Bible Lands, por E. W. Rice, págs. 159-161.
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