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  • Produciendo al Agente Principal de la Gobernación Divina
    La Atalaya 1973 | 15 de mayo
    • Produciendo al Agente Principal de la Gobernación Divina

      “A éste, Dios lo ensalzó a su diestra como Agente Principal y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.”—Hech. 5:31.

      1. ¿Por qué no resultará en salvación para nosotros si pasamos por alto al Agente Principal de la Gobernación Divina?

      NO NOS conviene pasar por alto a Aquel a quien el Gobernante Divino del universo ensalza para ser su Agente Principal y Salvador. Si pasáramos por alto a ese Agente Principal y tratáramos de venir al Gobernante Divino en adoración, no resultaría en salvación para nosotros. Solo es por medio de su Agente Principal que el Gobernante Divino nos da los medios para conseguir salvación a la vida y felicidad perfectas en el bendito nuevo orden que ha prometido el Gobernante Divino. La gente en todas partes necesita saber este hecho vital.

      2. ¿En vista de qué acción reciente por el Sanedrín de Jerusalén necesitaba saber ese hecho dicho tribunal judicial?

      2 Hace mil novecientos años los más altos dignatarios religiosos en Jerusalén necesitaban saber ese hecho. Esos hombres constituían el tribunal judicial supremo del país, el Sanedrín. En un fallo dado algunas semanas antes, habían condenado a muerte a aquella persona tan disputada, Jesucristo. Ante ellos ahora tenían a los doce seguidores principales de esa persona controversial. En el banquillo Simón Pedro y los otros once seguidores dijeron al Tribunal que el hombre a quien ellos habían condenado a muerte había sido hecho el “Agente Principal y Salvador” de Dios. En respuesta a una orden del Tribunal dijeron:

      3. En respuesta a la orden del Sanedrín, ¿qué dijeron aquellos doce seguidores del hombre condenado acerca de obediencia y del Agente Principal?

      3 “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres. El Dios de nuestros antepasados levantó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte violenta, colgándolo en un madero. A éste, Dios lo ensalzó a su diestra como Agente Principal y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos de estos asuntos, y también lo es el espíritu santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen como gobernante.”—Hech. 5:29-32.

      4. ¿Qué habría de dar a Israel el que fue ensalzado para ser Agente Principal y Salvador, y en armonía con qué pacto de Dios?

      4 Gustárale o no al alto tribunal de Jerusalén, aquel Jesús fijado en un madero estaba vivo de entre los muertos, aun a la diestra de Dios, y así podía servirle de Agente Principal y Salvador al Gobernante Divino, a favor de la nación de Israel. Un “Agente Principal y Salvador,” para hacer ¿qué? “Para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.” Este “perdón de pecados” habría de ser conforme a un “nuevo pacto” que el Gobernante Divino había prometido establecer con su pueblo escogido.—Jer. 31:31-34; Luc. 22:20.

      5. (a) Antes de la muerte de Jesús, ¿por quién se había predicado arrepentimiento a Israel? (b) ¿Qué preguntas fueron pertinentes ahora en cuanto al arrepentimiento y el perdón de pecados y la relación de los miembros del Sanedrín con Dios?

      5 Ese Tribunal de Jerusalén sabía que antes de aparecer Jesucristo en la escena terrestre, Juan el Bautista había predicado: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Luego, después que Juan el Bautista fue encarcelado, este Jesucristo a quien Juan había bautizado comenzó a dar el mismo mensaje, diciendo: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 3:1, 2, 13-17; 4:12-17) Esto continuó hasta la muerte de Jesús bajo la instigación del Tribunal Sanedrín de Jerusalén. ¿Hubo entonces alguna diferencia en el asunto de arrepentimiento de parte de Israel? ¿Cuáles eran los pecados que habrían de ser perdonados? ¿No habían recibido los miembros del Tribunal buen motivo para reflexionar al oír las palabras de Simón Pedro ante ellos? ¿Cómo estaba afectada ahora la relación de ellos con Dios? ¿Descansaba esta relación sobre la misma base que antes? Veamos.

      6. ¿Cómo llegó a estar obligado Jehová a redimir su pueblo Israel de Egipto, y de qué manera lo hizo?

      6 La nación de Israel vino a existir allá en la tierra de Egipto, durante los 215 años de la permanencia de Jacob (Israel) y sus descendientes allí. (Gén. 49:28-33) Algún tiempo después de la muerte del primer ministro egipcio José, hijo de Jacob, los israelitas fueron hechos esclavos, y se hizo un esfuerzo por exterminar a la nación. Entonces al propio tiempo predicho de Dios sacó a estos descendientes de Jacob (Israel) “de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos.” Esto fue después que Dios les había ordenado que celebraran una nueva Cena, la cena de la Pascua, allá en Egipto el 14 de Nisán del año 1513 a. de la E.C. En la noche de ese día se degolló el cordero de la Pascua y su sangre fue salpicada sobre los postes de las puertas y sobre los dinteles de las casas de los israelitas, entonces fue asado entero y se comió detrás de las entradas cerradas marcadas con sangre. Dios aceptó el sacrificio de ese cordero de la Pascua y los libró de Egipto después de su cena de sacrificio. Los había comprado, por decirlo así, con ese cordero sacrificado de la Pascua. (Éxodo 12:1 a 13:18) Así la nación de Israel fue un pueblo “a quien Dios fue a redimírselo como pueblo.”—2 Sam. 7:23.

      7, 8. (a) ¿Cómo, en el mar Rojo, estableció más firmemente Dios que era dueño del pueblo de Israel? (b) ¿En qué procedió Jehová a entrar con Israel en el monte Sinaí, y qué le dijo a Moisés que dijera como proposición?

      7 Bajo el acaudillamiento del profeta Moisés, Dios condujo a los israelitas redimidos a salvo a través de las aguas del mar Rojo pero ahogó detrás de ellos al ejército egipcio que venía en perseguimiento de ellos. (Éxodo 14:1 a 15:21) Esta liberación milagrosa de la nación de Israel estableció tanto más que Dios era dueño de ellos; realmente le pertenecían. En el tercer mes lunar (Siván) después de haber salido de la tierra de Egipto, Dios los llevó al pie del monte Sinaí en la península Arábiga. El profeta Moisés, como mediador entre Dios y la nación de Israel, subió al monte Sinaí (Horeb) para tratar con Dios a favor de este pueblo redimido. Ahora se dieron pasos para establecer un pacto, es decir, un contrato solemne, validado, entre Dios y este pueblo redimido de Israel. Note lo que Dios dijo a Moisés que dijera al pueblo:

      8 “Ustedes mismos han visto lo que hice a los egipcios, para llevarlos a ustedes sobre alas de águilas y traerlos a mí mismo. Y ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.”—Éxo. 19:3-6.

      9. ¿Procedió Dios sobre la base de su derecho a introducir a Israel en un pacto santo con él, o de qué manera manejó el asunto?

      9 De esa manera se expresaron claramente las obligaciones del pacto y el pacto recibió un propósito definido: producir un “reino de sacerdotes,” una “nación santa,” que pertenecería a Dios. Aquí no debe pasarse por alto que Dios no le impuso este pacto a la nación de Israel. No dijo: ‘Los he redimido de esclavitud en Egipto y también los he librado de las aguas del mar Rojo, y por lo tanto ustedes me pertenecen por derecho y por compra. Puedo hacer con ustedes lo que quiera, y lo que yo diga vale como ley y ustedes tendrán que obedecerla.’ En cambio, lo que Dios mandó a Moisés que dijera al pueblo indica que Dios quería saber si su pueblo redimido deseaba, estaba dispuesto, a entrar en un pacto santo con él. En vez de dictatorial y tiránicamente imponerles un pacto, Dios esperó que ellos expresaran su voluntad en cuanto al asunto. ¡Si no había anuencia de parte de ellos, no habría pacto!

      SE AGUARDÓ LA VOLUNTAD EXPRESADA DEL PUEBLO REDIMIDO

      10. ¿Por qué requirió un mediador ese pacto, y qué factor humano reconoció Dios en el asunto?

      10 Éste habría de ser un pacto bilateral, es decir, un contracto o acuerdo solemne entre dos partes. Puesto que habría de ser un pacto entre el Santísimo Dios y criaturas humanas imperfectas, pecaminosas, que habían heredado condenación y muerte de Adán y Eva, este pacto requería un mediador, al cual Dios reconoció como justo debido a la fe, a saber, Moisés el hijo de Amram el levita. (Gál. 3:19, 20) Dios, una Parte, mostró su deseo de entrar en el pacto, pero ahora bien, ¿cuál era la voluntad de la otra parte que fue invitada a entrar en el pacto? La inauguración formal del pacto entre Dios e Israel aguardaba la expresión de la voluntad de la parte menor invitada. A tal grado como éste reconoció Dios la voluntad humana.

      11. ¿Qué actitud expresó Israel para con el pacto propuesto, y antes de esa expresión a Jehová, qué no les declaró Jehová?

      11 ¿Qué actitud asumió el pueblo, que estaba representado aquí por sus ancianos nacionales, para con el pacto propuesto? El registro bíblico dice: “De modo que vino Moisés y llamó a los hombres de más edad del pueblo y expuso ante ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado. Después de eso todo el pueblo respondió unánimemente y dijo: ‘Todo cuanto ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo.’ Inmediatamente le llevó Moisés a Jehová las palabras del pueblo.” (Éxo. 19:7, 8) Antes que Jehová Dios recibiera esa expresión de anuencia de parte del pueblo, no les declaró desde la cima del monte Sinaí los Diez Mandamientos, las leyes fundamentales del propuesto pacto de la Ley.—Éxodo 19:9 a 20:22.

      12. (a) De modo que, ¿qué se le dejó al pueblo que hiciera acerca del pacto? (b) ¿Qué llamaremos ese acto de los israelitas para con el pacto, y qué término descriptivo se expresa en Romanos 6:13?

      12 Se le dejó al pueblo que expresara su libre albedrío, ya fuera aceptando o rechazando la proposición divina. Se les dejó que decidieran al albedrío llegar a ser la ‘propiedad especial de Jehová de entre todos los demás pueblos’ o rehusar llegar a serlo debido a las condiciones estipuladas. Por eso, cuando este pueblo redimido contestó como un solo hombre a la proposición divina, “Todo cuanto ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo,” o, literalmente, “lo estaremos haciendo,” ¿qué estaban haciendo? ¿Qué llamaremos ese acto suyo, en otras palabras? ¿Es demasiado decir que fue el comprometerse a Jehová Dios para hacer su voluntad según Él la hablara? ¿Paralela esto con lo que el apóstol cristiano Pablo dijo a la congregación cristiana en Roma: “Preséntense ustedes mismos a Dios como aquellos vivos de entre los muertos, también sus miembros a Dios como armas de justicia”? (Rom. 6:13) An American Translation vierte esto más fuerte, diciendo: “Ofrézcanse ustedes mismos a Dios.” (También la Versión Moderna) The New English Bible: “Pónganse a la disposición de Dios.” La Revised Standard Version: “Entréguense a Dios.” (También la Versión Popular) A New Translation de Moffatt: “Tienen que dedicarse a Dios.”

      13, 14. (a) ¿Por qué fue que Jehová les ofreció el pacto en vez de imponérselo a Israel, y, por la respuesta de ellos, qué estaban haciendo de hecho? (b) ¿Cuándo reafirmaron su voluntad, y así qué llegaron a ser para Jehová?

      13 Jehová no usó fuerte persuasión con los israelitas, diciendo: ‘Los he redimido de Egipto y los he librado del mar Rojo. Además, ustedes son la descendencia natural de Abrahán mi amigo. Por lo tanto ustedes tienen que entrar en este pacto conmigo.’ Es cierto, fue por esas razones que Dios les ofreció una relación de pacto con él, y ciertamente puso una perspectiva atractiva ante ellos para entrar en el pacto. Pero quedaba de los israelitas escoger si llegarían a ser o no el pueblo de Jehová como su Dios. Por lo tanto, cuando dijeron: “Todo cuanto ha hablado Jehová lo estaremos haciendo,” estaban dedicándose ellos mismos a Jehová para ser Su pueblo, para hacer Su voluntad que habría de manifestarse en el pacto. Más tarde, después que se dieron los Diez Mandamientos y luego se hizo la entrega de un conjunto de leyes a Moisés, el pacto fue validado sobre la sangre de víctimas animales. Y así los israelitas llegaron a ser el pueblo dedicado de Dios en un pacto obligatorio con Jehová Dios. En esa ocasión, aun con mejor conocimiento, el pueblo reafirmó su determinación de hacer la voluntad de Jehová, pues el registro en Éxodo 24:7, 8 nos dice:

      14 “Finalmente [Moisés] tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo. Entonces dijeron: ‘Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo y a ser obedientes.’ Así es que tomó Moisés la sangre y la roció sobre el pueblo y dijo: ‘Aquí está la sangre del pacto que Jehová ha celebrado con ustedes tocante a todas estas palabras.’”—Vea también Hebreos 9:18-20.

      15. ¿De cuán larga duración fue ese pacto, y a quiénes les fue obligatorio?

      15 Ese pacto, inaugurado con los miembros de aquel pueblo redimido allí en el monte Sinaí, no solo les fue obligatorio a los que estaban presentes sino que también les fue obligatorio a sus descendientes carnales, naturales. Fue un “pacto hasta tiempo indefinido.” (Lev. 24:8) Esto puso a todos sus descendientes naturales en una relación de pacto con Dios mientras durara el pacto. En consecuencia los israelitas que nacieron en el desierto después de la inauguración de ese pacto en el monte Sinaí estuvieron en aquel pacto con Dios en el año cuadragésimo y último de su viaje obligatorio en el desierto. De modo que continuaron siendo un pueblo dedicado o nación dedicada.

      16. En las llanuras de Moab, ¿de qué manera optaron muchos por no permanecer en relación de pacto con Jehová?

      16 Sin embargo, en ese año final (1473 a. de la E.C.) millares de miembros de esa nación dedicada no optaron por permanecer en relación de pacto con Jehová. Demostraron esto en las llanuras de Moab. En el relato de Moisés de esto leemos, en Números 25:1-5:

      “Ahora bien, Israel estaba morando en Sitim. Entonces el pueblo comenzó a tener relaciones inmorales con las hijas de Moab. Y venían las mujeres llamando al pueblo a los sacrificios de sus dioses, y empezó el pueblo a comer y a inclinarse ante los dioses de ellas. De modo que Israel se apegó [o, Israel se apareó, AT; o, Israel se unció, RS] al Baal de Peor; y la cólera de Jehová empezó a encenderse contra Israel.

      “Por lo tanto Jehová le dijo a Moisés: ‘Toma a todos los que son cabezas del pueblo y expónlos a Jehová hacia el sol, para que la ardiente cólera de Jehová se vuelva atrás de Israel.’ Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: ‘Maten cada uno de ustedes a sus hombres que tienen apego [que se aparearon, AT; que se uncieron, RS] con el Baal de Peor’”—NM; Mof.

      17. (a) ¿Cuántos murieron allí por quebrantar su pacto con Jehová? (b) ¿De qué manera habla Jehová, en Oseas 9:10, del apego de ellos al Baal de Peor?

      17 Hubo veinticuatro mil israelitas que murieron como resultado de este quebrantamiento de su compromiso para hacer “todo cuanto ha hablado Jehová.” (Núm. 25:9; 1 Cor. 10:8) Más de setecientos años después Jehová se refirió a este incidente sumamente alarmante y desagradable, por medio de su profeta Oseas. Primero dice cuán deseable le era la nación de Israel y luego dice cómo fue que muchos israelitas se hicieron repugnantes a él. Jehová dice: “Como uvas en el desierto hallé a Israel. Como la breva en una higuera en su principio vi a los antepasados de ustedes. Ellos mismos entraron a Baal de Peor, y procedieron a dedicarse a la cosa vergonzosa, y se hicieron repugnantes como la cosa de su amor.” (Ose. 9:10, NM; AT) La traducción de la Biblia de Moffatt dice: “Se dedicaron ellos mismos a Baal el Infame.” (También la de Leeser) Debido a que era de Jehová Dios que se estaban separando esos israelitas para pasarse a otra deidad, la Revised Standard Version dice: “Ellos . . . se consagraron a Baal.” (También Versión Moderna; Bover-Cantera; Ed. Paulinas.)

      18. (a) ¿De qué manera pone de relieve la traducción de Oseas 9:10 por la Jewish Publication Society la deslealtad de su acto para con Jehová? (b) ¿Cómo se pone de relieve la deslealtad en relación con la misma palabra hebrea en Ezequiel 14:7, 8?

      18 Aquellos israelitas infieles habían estado dedicados al único Dios vivo y verdadero, pero ahora se separaron de Él para dedicarse a Baal. Para poner de relieve ese acto de deslealtad, la Biblia de la Jewish Publication Society dice: “Se separaron ellos mismos hacia la cosa vergonzosa.” El verbo hebreo vital aquí es nazar, y se usa en relación con lo que hacía un nazareo judío cuando se separaba especialmente para Dios. (Núm. 6:1-8) En los días del profeta Ezequiel, poco antes de la primera destrucción de Jerusalén en 607 a. de la E.C., hubo muchos israelitas que obraron de manera similar a lo que hicieron los israelitas infieles en los días de Moisés en las llanuras de Moab. Tocante a esos desleales Jehová dijo al profeta Ezequiel:

      “A absolutamente cualquier hombre de la casa de Israel o de los residentes forasteros que residen como forasteros en Israel, que se retire [nazar] de seguirme y que haga subir sus ídolos estercolizos sobre su corazón y que coloque el tropiezo mismo que causa su error enfrente de su rostro . . . tendré que cortarlo de en medio de mi pueblo; y ustedes tendrán que saber que yo soy Jehová.”—Eze. 14:7, 8.

      19. (a) ¿Envuelve a alguna otra dedicación la dedicación de esos israelitas desleales al Baal de Peor? (b) En vez de hablar de separarse para el Baal de Peor, ¿qué dice definitivamente Números 25:3?

      19 Así el mismísimo lenguaje indica que aquellos israelitas separatistas primero estaban en una relación de pacto con Jehová Dios, en la cual relación sus antepasados los habían introducido al decir al mediador Moisés: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo y a ser obedientes.” (Éxo. 24:7; 19:8) Pero ahora, al abandonar el pacto y pasarse a la idolatría, estaban quebrantando su dedicación a Jehová y dedicándose a la cosa idolatrada. Números 25:3, en vez de hablar de que Israel mismo se separó para Baal, dice definitivamente: “De modo que Israel se apegó [se unció, RS; Mod (marg.); se dejó atar, Rotherham; se unió, Yg;a Mof; Le; se adhirió, Je;b también el Núm. 25 versículo 5] al Baal de Peor.” Esto debe ser una advertencia para nosotros hoy, si algunos de nosotros tenemos alguna relación con Jehová Dios. (1 Cor. 10:6, 11) No deseamos cometer el mismo error fatal. Significaría deslealtad a la gobernación divina o rebelión contra ella.

      MOSTRANDO EL CAMINO A UN NUEVO PACTO

      20. (a) ¿Por qué no fue sin defecto aquel primer pacto, y por eso para qué dejó lugar? (b) ¿Por medio de qué profeta fue predicho el nuevo pacto, y qué dijo Moisés acerca del mediador mejor?

      20 El pacto que Jehová hizo por medio de Moisés con el pueblo dedicado de Israel fue un “pacto hasta tiempo indefinido.” Ese pacto en el que entraron en el monte Sinaí no fue sin defecto, debido a la imperfección de los israelitas y su mediador Moisés. Por lo tanto, dejaba lugar para un pacto mejor, a un nuevo pacto. Por consiguiente Jehová Dios se propuso un nuevo pacto, y el privilegio de entrar en este segundo pacto habría de ofrecerse a la nación del Israel natural. Más de seiscientos años antes que este nuevo pacto fuera inaugurado por medio de un nuevo mediador, Jehová lo predijo por medio del profeta Jeremías en el séptimo siglo antes de la llegada de ese Mediador mejor. (Jer. 31:31-34; Heb. 8:6-13) Moisés predijo la venida de este Mediador mejor y mayor, y dijo que este mediador venidero sería levantado de entre los israelitas; sería un israelita natural.—Deu. 18:15-19; Hech. 3:22, 23; 7:37, 38.

      21. (a) ¿Cuándo, dónde y con qué anuncio nació este mediador mejor? (b) ¿Por qué celebró Jesús la Pascua judía, y en su última celebración, qué se identificó ser él mismo, y cómo?

      21 En el año 2 a. de la E.C. nació ese Mediador mejor, como descendiente del rey David y en la ciudad de David, Belén. Al mismo tiempo era el Hijo de Dios, y al nacer el ángel de Dios anunció a los pastores en los campos cerca de Belén: “Les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les nació hoy un Salvador, que es Cristo el Señor.” (Luc. 2:10, 11) Habiendo nacido de una madre judía, éste que habría de ser “Cristo el Señor” fue judío natural y estaba bajo la Ley del pacto que Moisés había mediado entre Dios e Israel. En confirmación de esto leemos, en Gálatas 4:4: “Mas cuando llegó el límite cabal del tiempo, Dios envió a su Hijo, que vino a ser procedente de una mujer y que vino a estar bajo ley.” Estando bajo la ley del pacto con Israel, Jesucristo celebró la cena de la Pascua. En su última celebración de la Pascua, en 33 E.C., se señaló a sí mismo como Mediador del prometido nuevo pacto. ¿Cómo? Estableció en ese entonces lo que se llama la Cena del Señor, y cuando entregó la copa de vino a sus apóstoles fieles dijo: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes.” (Luc. 22:20) Jesús derramó su propia sangre para validar ese pacto.

      22. (a) ¿Cuándo empezó Jesús a dar los pasos que lo llevarían a ser el mediador del nuevo pacto? (b) ¿Por qué al principio puso reparos Juan para bautizar a Jesús?

      22 Sin embargo, como el profeta Moisés, el Señor Jesús tuvo que dar los pasos que lo llevarían a ser aquel Mediador del nuevo pacto. ¿Cuándo se puso a hacer esto? Al tiempo de su bautismo en el río Jordán. A la edad de treinta años dejó su carpintería en Nazaret y fue a Juan el Bautista para ser sumergido en agua. Esta fue una nueva clase de bautismo que Juan había de ejecutar. Hasta entonces, como leemos en Marcos 1:4: “Juan el que bautizaba se presentó en el desierto, predicando bautismo en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados.” (Luc. 3:3) Pero Jesús el Hijo de Dios no vino a Juan el Bautista para ser bautizado en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados. Jesús era perfecto e inmaculado. (Heb. 7:26) No vino a Juan con una conciencia mala procurando que se le ‘hiciera solicitud a Dios para una buena conciencia.’ (1 Ped. 3:21) Juan sabía esto, y por eso leemos que Juan “trató de impedírselo, diciendo: ‘Yo soy el que necesito ser bautizado por ti, ¿y vienes tú a mí?’” Sin embargo, ¿qué contestó Jesús?

      23. ¿Qué le contestó Jesús a Juan, y por qué habló de que era “apropiado llevar a cabo todo lo que es justo” aunque había guardado la Ley?

      23 “En respuesta Jesús le dijo: ‘Deja que sea, esta vez, porque de esa manera nos es apropiado llevar a cabo todo lo que es justo.’” (Mat. 3:13-15) ¿Qué quiso decir Jesús con eso? Como judío natural, había guardado la ley del pacto mosaico sin tacha. Sobre este punto dijo más tarde en su Sermón del Monte: “No piensen que vine a destruir la Ley o los Profetas. No vine a destruir, sino a cumplir.” (Mat. 5:17) Por supuesto, el pacto de la Ley con Israel era la voluntad de Dios, pero Jesús había estado llevando a cabo la voluntad de Dios en ese respecto durante toda su vida terrestre hasta su bautismo. De modo que las palabras de Jesús, “todo lo que es justo,” quería decir algo que iba más allá del pacto de la Ley, pero algo que sería en cumplimiento de los rasgos simbólicos del pacto de la Ley. Esto era “todo lo que es justo,” porque era la voluntad de Dios que él llevara a cabo esto. De modo que esto es lo que empezó a efectuar al tiempo de su bautismo.

      24. Según Hebreos 10:5-10, ¿qué profecía en particular estaba cumpliendo Jesús al presentarse para bautismo?

      24 Al presentarse para el bautismo, Jesús realmente cumplió las palabras de “los Profetas,” tal como dijo. El apóstol Pablo indica cuál de las profecías cumplió Jesús, en Hebreos 10:5-10, donde leemos concerniente a Jesús al tiempo de su venida para el bautismo: “Por eso cuando viene al mundo dice: ‘Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo. No aprobaste holocaustos y ofrenda por los pecados.’ Entonces dije yo: ‘¡Mira! He venido (en el rollo del libro está escrito de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios.’ . . . Por dicha ‘voluntad’ hemos sido santificados por medio del ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre.” Así Jesús estaba cumpliendo el Salmo 40:6-8. La “voluntad” de Dios requería que Jesús se sacrificara, que sacrificara su “cuerpo.”

      25. (a) ¿De qué, pues, fue símbolo el bautismo de Jesús en agua? (b) ¿De qué manera estaba Jesús ya dedicado y redimido?

      25 Puesto que la profecía requería esto, bueno, entonces, Jesús habría tenido una mala conciencia si no hubiera venido para hacer la voluntad especial de Dios y por lo tanto no se hubiera presentado a Juan para el bautismo. Es evidente que el hecho de que Jesús fue bautizado fue simbólico. Su bautismo no fue “en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados.” Fue en símbolo de que Jesús viniera o se presentara para hacer la voluntad de Dios, la cual “voluntad” divina incluía el ofrecer el cuerpo de Jesús en sacrificio una vez para siempre. Como judío natural ya estaba bajo la ley mosaica y era miembro de la única nación en la Tierra que entonces estaba dedicada a Dios, para hacer “todo cuanto ha hablado Jehová.” También, como hijo primogénito de María, cuyo hijo primogénito su esposo José adoptó como su propio hijo primogénito, Jesús fue santificado a Dios y le pertenecía a él. (Éxo. 13:1, 2) Por esta razón Jesús tuvo que ser redimido por José y María para que pudiera participar en trabajo seglar. (Núm. 3:13-51; 18:14-16) De modo que el bautismo de Jesús no representó una dedicación de sí mismo a Dios, sino la presentación de sí mismo para hacer la voluntad de Dios aun al grado del sacrificio.

      26. (a) ¿Cómo manifestó Dios su aceptación de la presentación que Jesús hizo de sí mismo? (b) ¿A qué grado llevó a cabo Jesús en la carne aquella “voluntad” divina?

      26 Jehová Dios manifestó que aceptó esta presentación de su Hijo Jesús puesto que derramó su espíritu santo sobre el Jesús bautizado y dejó que se oyera Su voz desde el cielo, diciendo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.” (Mat. 3:16, 17) Después de eso Juan el Bautista anunció al Jesús ungido como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:28-36; Hech. 10:37, 38) Jesús llevó a cabo la voluntad de Dios hasta el mismísimo fin de sus días en la carne en la Tierra. Durante la última noche que estuvo en la Tierra en su cuerpo humano natural oró a Dios y dijo: “Padre mío, si no es posible que ésta pase sin que la beba, efectúese tu voluntad.” (Mat. 26:39-44) La siguiente tarde, alrededor de las quince horas, mientras Jesús colgaba del madero de tormento, como nos dice Juan 19:30: “Jesús dijo: ‘¡Se ha realizado!’ e, inclinando la cabeza, entregó su espíritu.” Así, en armonía con la voluntad de Dios, se ofreció el cuerpo de Jesús una vez para siempre.

      27. (a) ¿Qué clase de resurrección tuvo Jesucristo, y por qué? (b) ¿Cómo llegó a estar entonces en posesión de toda la humanidad, con qué cosa reservada para los muertos?

      27 En armonía con esta ofrenda de sacrificio de su cuerpo humano perfecto, Jesucristo fue levantado de entre los muertos al tercer día, no en un cuerpo de carne y sangre, sino en un cuerpo espíritu. (1 Ped. 3:18; 1 Cor. 15:42-45) Al cuadragésimo día de su resurrección, Jesús ascendió al cielo y presentó allí a Dios el valor o mérito de su sacrificio humano a favor de toda la humanidad. Él había dicho en la Tierra que había venido “para servir y para dar su alma en rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28) El apóstol Pablo habla de Jesús como habiendo “sufrido la muerte, para que por la bondad inmerecida de Dios gustase la muerte por todo hombre.” Pablo también habla de “un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos.” (Heb. 2:9; 1 Tim. 2:5, 6) Así Jesucristo, por presentar a Dios el valor vital de su sacrificio humano, rescató a todos los de la humanidad, los compró, aun sin que ellos le pidieran que lo hiciera. Por este motivo, habrá, bajo su reino celestial, una “resurrección así de justos como de injustos.” (Hech. 24:15) Jesucristo es dueño de todos ellos.

      28. (a) Así el resucitado Jesucristo llegó a ser ¿qué tocante a la salvación de la humanidad? (b) ¿De qué mayor cosa sirve él también de Agente Principal?

      28 De esta manera, en armonía con la “voluntad” divina, Jesucristo el Hijo de Dios llegó a ser el Agente Principal de la salvación para toda la humanidad. Esto es lo que hemos de entender de Hebreos 2:9, 10, que dice: “Contemplamos a Jesús, que ha sido hecho un poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber sufrido la muerte, para que por la bondad inmerecida de Dios gustase la muerte por todo hombre. Porque le fue propio a aquel por cuya causa todas las cosas son y por quien todas las cosas son, al traer a la gloria a muchos hijos, hacer al Agente Principal de su salvación perfecto por medio de sufrimientos.” Y en Hebreos 5:9, 10: “Y después de haber sido hecho perfecto vino a ser responsable por la salvación eterna de todos los que le obedecen, porque ha sido llamado específicamente por Dios sumo sacerdote a la manera de Melquisedec.” Éste demostró ser digno de servir como el Agente Principal de la Gobernación Divina.

  • Siguiendo al Agente Principal de la Gobernación Divina
    La Atalaya 1973 | 15 de mayo
    • Siguiendo al Agente Principal de la Gobernación Divina

      1. (a) ¿Por qué no contaba para los judíos circuncisos naturales la decisión que tomaron sus antepasados en el monte Sinaí ahora que se trataba del nuevo pacto? (b) ¿A quién tenían que imitar aquellos judíos, y de qué manera?

      PARA los judíos circuncisos naturales las cosas no fueron iguales después que Jesucristo ascendió a la presencia celestial de Jehová Dios y le ofreció el precioso mérito de su sacrificio humano. Debido a esto el viejo pacto mosaico fue cancelado, y un nuevo pacto fue validado con la sangre del Hijo de Dios, el Mediador de este pacto. La oportunidad de ser introducidos en este nuevo pacto fue ofrecida primero a los judíos naturales. Sus antepasados de quince siglos antes le habían declarado al mediador Moisés: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo.” Pero esto no contaba para sus descendientes por lo que respecta al nuevo pacto. Para este último pacto hubo un nuevo Mediador mayor que Moisés, a saber, Jesucristo. Para ser introducidos en el nuevo pacto tenían que responder a este mejor y mayor Mediador: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo y a ser obedientes.” Imitando al Agente Principal de la Gobernación Divina, Jesucristo el Mediador, estos judíos naturales tenían que presentarse a Jehová, para hacer su voluntad según les fuera transmitida por medio de este Mediador nuevo y mayor.

      2. Según lo que les dijo Pedro a los judíos en el Pentecostés de 33 E.C., ¿qué le había hecho Dios a Jesús que cambió la situación para los judíos naturales?

      2 Verdaderamente una situación nueva había surgido para los judíos naturales y ellos individualmente tenían que ajustarse a ella. El apóstol cristiano Pedro les señaló esto el día de fiesta del Pentecostés de 33 E.C., después que Jehová Dios por medio de Jesucristo derramó el espíritu santo sobre los fieles seguidores del Agente Principal de la Gobernación Divina. Después de explicar lo que había acontecido milagrosamente y por qué, Pedro dijo a aquellos miles de judíos congregados: “De hecho David no ascendió a los cielos, sino que él mismo dice: ‘Jehová dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies.”’ Por lo tanto sepa con certeza toda la casa de Israel que Dios lo hizo Señor y también Cristo, a este Jesús a quien ustedes fijaron en un madero.”—Hech. 2:34-36.

      3. (a) ¿Cómo, según lo ilustraron sus antepasados en el monte Sinaí, mostrarían aquellos judíos que eran dignos de ser introducidos en el nuevo pacto? (b) Después de hacer lo que Pedro y los otros apóstoles les dijeron que hicieran, ¿qué manifestaría que esos judíos habían sido introducidos en el nuevo pacto?

      3 ¿Cómo fue que ahora, bajo el nuevo conjunto de circunstancias, aquellos judíos que escucharon declararon: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo,” y así mostraron que eran dignos de ser introducidos en el nuevo pacto? Fue por aceptar a Jesús, que anteriormente había sido fijado en un madero, como su Señor y como el Cristo o Mesías de Jehová y como su Mediador que había sido predicho y prefigurado por el profeta Moisés. No les podía venir salvación de ninguna otra manera. Miles de aquellos judíos se sintieron heridos en el corazón por lo que oyeron a Pedro decir. Por eso, cuando les preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: “Varones, hermanos, ¿qué haremos?” Pedro los dirigió al Agente Principal de vida de Dios, diciendo: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don gratuito del espíritu santo. Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos y para todos los que están lejos, para cuantos llame a sí Jehová nuestro Dios. . . . Sálvense de esta generación perversa.” (Hech. 2:37-40) Si después que se bautizaban en el agua recibían el don gratuito del espíritu santo de Dios por medio de Cristo, eso significaba que eran introducidos en el nuevo pacto.

      4. ¿Qué, pues, simbolizaba el bautismo en agua de aquellos judíos?

      4 Pues bien, ¿qué simbolizaba el bautismo de ellos en agua? Puesto que su bautismo había de ser “en el nombre de Jesucristo” y puesto que era precedido por su arrepentimiento para con Jehová Dios, simbolizaba la presentación de ellos a Dios para hacer su voluntad. El hacer la voluntad de él incluía el aceptar a Jesucristo como el “Señor” de ellos dado por Dios y como el “Cristo” o Mesías de ellos dado por Dios.

      5, 6. (a) El que recibieran perdón de pecados vendría por medio ¿de quién? y ¿qué pecados eran los que ahora tenían que ser perdonados? (b) Según Hebreos 9:14, ¿en qué resultaría para ellos el perdón de sus pecados?

      5 Sin aceptar a Jesucristo como “Señor y también Cristo” no podían adquirir “perdón de sus pecados.” Estos pecados que Dios ahora perdonaba por medio de Jesucristo no eran los pecados que habían cometido contra el pacto de la Ley Mosaica. Aquel pacto con el Israel natural ahora había pasado, había sido cancelado, y el nuevo pacto prometido había sido mediado ahora por el mejor Mediador, Jesucristo. Por consiguiente los pecados por los cuales tenían que arrepentirse para con Dios eran principalmente su pecado contra Dios por haber participado en haber fijado en el madero a su Hijo Jesucristo junto con sus pecados en general. El que de Dios y por medio de Cristo recibieran perdón de pecados resultaría en que obtuvieran una buena conciencia. Sobre esto leemos:

      6 “¿Cuánto más la sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, limpiará nuestra conciencia de obras muertas para que rindamos servicio sagrado al Dios vivo?”—Heb. 9:14.

      7. Según los términos del nuevo pacto, ¿qué se prometió respecto a los pecados, y por medio de quién fueron introducidos en ese pacto aquellos judíos bautizados?

      7 Este perdón de pecados que resulta en una buena conciencia para con Dios era lo que Él había prometido en los términos del nuevo pacto. Cuando Jehová predijo el nuevo pacto por medio del profeta Jeremías, Jehová cerró esta profecía diciendo: “Porque perdonaré su error, y no me acordaré más de su pecado.” (Jer. 31:31-34) Siglos más tarde, cuando el apóstol Pablo escribió a los hebreos que habían llegado a ser cristianos, y que eran descendientes naturales de Abrahán, el “amigo de Jehová,” citó de la profecía de Jeremías y pasó a decir: “‘Porque seré misericordioso en cuanto a sus hechos injustos, y de ningún modo recordaré más sus pecados.’ Al decir él ‘un nuevo pacto’ ha hecho anticuado al anterior. Ahora bien, lo que se hace anticuado y envejece está próximo a desvanecerse.” (Heb. 8:12, 13) De eso se desprende lógicamente, por lo tanto, que los tres mil judíos que se arrepintieron y se bautizaron en el nombre de Jesucristo y recibieron el don gratuito del espíritu santo fueron introducidos en el nuevo pacto por medio del ‘mejor mediador,’ Jesucristo.—Hech. 2:41.

      8, 9. Algunos días más tarde en el templo, ¿a quién dirigió la atención de los judíos Pedro, y qué declaró que tenían que hacer, con qué resultado para ellos?

      8 Unos días después de aquella experiencia del Pentecostés, Pedro y Juan estaban en el templo en Jerusalén. Al hablar a la muchedumbre que se congregó alrededor de ellos, Pedro de nuevo dirigió la atención de los judíos al Agente Principal para la gobernación divina. Pedro también dirigió la atención de ellos a la necesidad que tenían de arrepentirse y convertirse, buscando el refrigerio que viene del perdón de sus pecados desde Dios mediante Cristo. Pedro añadió:

      9 “El Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha dado este honor a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y repudiasteis delante de Pilato, habiendo éste decidido dejarle ir. Mas vosotros repudiasteis al Santo y Justo. Pedisteis que se os soltara un asesino, y disteis muerte a la fuente misma [el príncipe, Hispanoamericana; Jefe, Je; Agente Principal, NM] de la vida. Mas Dios lo levantó de entre los muertos, como nosotros podemos testificar. . . . Arrepentíos pues, y volveos a Dios, para que sean borrados vuestros pecados, y vendrán tiempos más felices de la presencia del Señor, y él enviará a Jesús, el Cristo destinado a vosotros. . . . Fue a vosotros que Dios primero envió a su siervo después de haberlo levantado de entre los muertos, para bendeciros haciendo que cada uno de vosotros se aparte de su iniquidad.”—Hech. 3:13-26, AT; HA; Je; NM.

      10. ¿Por qué no se efectuó un bautismo de judíos arrepentidos en aquella ocasión, y qué nombre le dijeron Pedro y Juan al Tribunal que era el único por el cual conseguir salvación?

      10 Antes que Pedro y Juan pudieran hacer arreglos para que cualesquier judíos arrepentidos allí en el templo se bautizaran, la situación cambió, porque leemos: “Ahora bien, mientras los dos hablaban al pueblo, se les presentaron los principales sacerdotes y el capitán del templo y los saduceos, molestados porque enseñaban al pueblo y declaraban patentemente la resurrección de entre los muertos en el caso de Jesús.” (Hech. 4:1, 2) Así que Pedro y Juan fueron puestos en prisión por aquella noche, y el día siguiente se les celebró juicio y se les soltó. Delante del Tribunal declararon que no hay otro nombre bajo el cielo que haya sido dado entre los hombres por el cual ser salvo excepto el nombre del Agente Principal de la gobernación divina de Jehová. (Hech. 4:3-23) Los apóstoles rehusaron cesar de seguir a aquel que llevaba tan precioso nombre.

      11. (a) ¿Cómo llegó Felipe el evangelizador a predicar en Samaria? (b) ¿En nombre de quién fueron bautizados los samaritanos creyentes, y por lo tanto de quién llegaron a ser discípulos?

      11 Cruel persecución estalló más tarde en Jerusalén y el fiel judío cristiano Esteban fue muerto a pedradas. Los discípulos de Cristo fueron esparcidos de Jerusalén, excepto los doce apóstoles. Entre los esparcidos estaba Felipe el Evangelizador. Éste fue al norte a la ciudad de Samaria y “se puso a predicarles al Cristo.” Felipe le causó mucho gozo a la ciudad por lo que predicó y las señales milagrosas que ejecutó. Los samaritanos se apegaban al Pentateuco o cinco libros escritos por Moisés, y practicaban la circuncisión. Por consiguiente, muchos de ellos aceptaron a Jesucristo como el ‘mejor mediador’ que fue prefigurado por Moisés. En el caso de estos creyentes samaritanos, Felipe ejecutó lo que Jesús había mandado que se hiciera, porque leemos: “Pero cuando creyeron a Felipe, que estaba declarando las buenas nuevas del reino de Dios y del nombre de Jesucristo, procedieron a bautizarse, tanto varones como mujeres.” (Hech. 8:1-13; Mat. 28:19, 20; Hech. 1:8) Aquellos samaritanos fueron bautizados en el nombre de Jesús; llegaron a ser discípulos creyentes y bautizados de él.

      12. (a) ¿Cómo llegó Felipe a predicarle a un eunuco etíope en su carro, y en nombre de quién lo bautizó Felipe? (b) Ese bautismo indicó que el etíope había emprendido ¿qué proceder?

      12 Después de hacer muchos discípulos entre aquellos samaritanos circuncisos, un ángel de Dios dirigió a Felipe a un prosélito circunciso del judaísmo. Este hombre, un eunuco etíope, regresaba de haber adorado en Jerusalén. Cuando Felipe hizo detener el carro y le habló al hombre, el etíope estaba leyendo de la profecía de Isaías 53, en lo que ahora es el capítulo cincuenta y tres. El etíope le preguntó a Felipe a quién describía Isaías allí. Entonces, como nos dice Hechos 8:35: “Felipe abrió la boca y, comenzando por esta Escritura, le declaró las buenas nuevas acerca de Jesús.” Felipe también le informó al etíope acerca del bautismo en agua, y el hombre pidió que se le bautizara tan pronto como llegaran a aguas apropiadas. Felipe lo bautizó, por supuesto, en el nombre de Jesús. (Hech. 8:36-39) Como aquellos samaritanos creyentes, este etíope circunciso se presentó a Jehová Dios para hacer su voluntad como discípulo de Jesucristo.

      “CONVERSIÓN DE LA GENTE DE LAS NACIONES”

      13. (a) ¿Cómo diferían de los judíos los gentiles en cuanto a responsabilidad por la muerte de Jesús y en cuanto a la maldición de la Ley? (b) ¿Cuándo y con quién comenzó Jehová a conceder arrepentimiento a los gentiles?

      13 Diferente de los judíos circuncisos que compartían responsabilidad de comunidad por habérsele dado muerte a Jesucristo fuera de Jerusalén, la gente de las naciones gentiles no tenía que arrepentirse por haber tenido parte alguna en fijar en un madero al inocente Hijo de Dios. No estaban bajo la maldición del pacto de la Ley Mosaica. (Gál. 3:13) No obstante, eran pecadores que descendían de los pecadores Adán y Eva, y tenían muchísimos pecados paganos de los cuales arrepentirse y por los cuales estaban condenados a muerte por Dios. Estaban, como les dijo el apóstol Pablo, “sin Cristo, alejados del estado de Israel y extraños a los pactos de la promesa, y no tenían esperanza y estaban sin Dios en el mundo.” (Efe. 2:12) Eran por lo general personas incircuncisas. Pero en el año 36 E.C. Jehová Dios misericordiosamente comenzó a conceder “también a la gente de las naciones arrepentimiento con la vida como objeto,” por medio de Jesucristo. (Hech. 11:18) La persona con la cual comenzó fue Cornelio de Cesarea. Esta ciudad era la sede provincial de Poncio Pilato, el gobernador romano de la provincia de Judea.

      14. ¿Ya sabían algo acerca de Jesús Cornelio y los que estaban reunidos en su casa? ¿Qué les dijo Pedro acerca de conseguir perdón de pecados?

      14 El centurión italiano Cornelio y los que él reunió en su casa ya sabían algo acerca de Jesucristo. Por eso el apóstol Pedro, que fue enviado a predicarles, les dijo: “Ustedes conocen el tema acerca del cual se habló por toda Judea, comenzando desde Galilea después del bautismo que Juan predicó, a saber, Jesús que era de Nazaret, cómo Dios lo ungió con espíritu santo y poder, y fue por la tierra haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el Diablo; porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo.” Pedro continuó y dijo finalmente; “De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que pone fe en él consigue perdón de pecados por medio de su nombre.”—Hech. 10:37-43.

      15. ¿Qué muestra si recibieron el perdón de pecados aquellos gentiles que estaban escuchando, y, por mandato de Pedro, qué llegaron a ser?

      15 Silenciosamente, en sus corazones, Cornelio y aquellos gentiles que estaban reunidos con él se hicieron creyentes en Jesucristo y recibieron este perdón de pecados por medio de su nombre y por consiguiente una buena conciencia para con Dios. ¿Qué evidencia había de eso? El relato nos informa, con estas palabras: “Mientras todavía estaba hablando Pedro acerca de estos asuntos el espíritu santo cayó sobre todos los que oían la palabra. Y los fieles que habían venido con Pedro . . . los oían hablar en lenguas y [magnificar] a Dios. Entonces Pedro respondió: ‘¿Puede alguien negar el agua para que no sean bautizados éstos, que han recibido el espíritu santo igual que nosotros?’ Con eso mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo.” (Hech. 10:44-48) Estos llegaron a ser discípulos creyentes bautizados de Cristo.

      16. ¿Cómo llegaron a estar Pablo y Silas en una cárcel de Filipos de Macedonia, y qué pasó allí a la medianoche?

      16 Éste fue el principio, y después de eso, al transcurrir el tiempo, otros gentiles incircuncisos se convirtieron y se bautizaron en el nombre de Jesús. Considere el caso que aconteció en Filipos de Macedonia, para el año 50 E.C. Después que el apóstol Pablo había sanado a una muchacha poseída por los demonios que decía la buenaventura, él y su compañero Silas fueron echados en prisión como resultado de acusaciones falsas. Para la medianoche, mientras audiblemente oraban y daban alabanzas a Dios, ocurrió un gran terremoto y todos los prisioneros se hallaron milagrosamente libres de ataduras. Pablo le gritó al carcelero asustado que no se matara, porque ningún prisionero había escapado. ¿Qué sucedió ahora? Leamos:

      17. ¿Cómo le dijeron Pablo y Silas al carcelero que se salvaran él y su casa, y cómo obraron en cuanto a la información?

      17 “Sobrecogido de temblor, cayó ante Pablo y Silas. Y los sacó fuera y dijo: ‘Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?’ Dijeron ellos: ‘Cree en el Señor Jesús y serás salvo, tú y tu casa.’ Y le hablaron la palabra de Jehová a él junto con todos los que estaban en su casa. Y los tomó consigo en aquella hora de la noche y les lavó las heridas; y todos, él y los suyos, fueron bautizados sin demora. Y los introdujo en su casa y les puso la mesa, y se regocijó mucho con toda su casa ahora que había creído a Dios.”—Hech. 16:29-34.

      18. (a) ¿De qué grupo se hicieron miembros el carcelero y su casa? (b) Según el mandato “Cree en el Señor Jesús,” ¿había de dirigirse a Jesús la acción principal para obtener salvación, y cómo es afectada la respuesta por lo que aconteció después en relación con eso?

      18 Este carcelero incircunciso filipense y su casa se hicieron miembros bautizados de la congregación cristiana de Filipos, e indudablemente recibieron el espíritu santo por la imposición de las manos del apóstol Pablo en ellos. (Fili. 1:1) ‘Crean en el Señor Jesús y serán salvos,’ se les dijo. Mucho tiene que entenderse de esa sencilla expresión: “Cree en el Señor Jesús.” Esto, y también el hecho de que el gentil incircunciso Cornelio y sus compañeros de creencia en su hogar fueron “bautizados en el nombre de Jesucristo,” hace que surja esta pregunta: ¿A quién se dirigía la acción principal para obtener salvación... a Jesucristo, o a Jehová Dios? La respuesta es afectada por el hecho de que, después de sencillamente decirle al carcelero filipense cómo ‘salvarse,’ Pablo y Silas “hablaron la palabra de Jehová” a él y toda su casa y el carcelero se regocijó mucho “ahora que había creído a Dios.”

      19. ¿Cuál era, según Pablo, la condición religiosa o espiritual de aquellos paganos incircuncisos, y a quién tenían que dedicarse para obtener salvación?

      19 Tenemos que recordar que estos paganos incircuncisos no solo estaban “sin Cristo,” sino también “alejados del estado de Israel y extraños a los pactos de la promesa” y “sin Dios en el mundo.” (Efe. 2:12) Pertenecían a aquella clase de paganos a quienes Pablo escribió, diciendo: “Ustedes saben que cuando eran gente de las naciones, se dejaban llevar a aquellos ídolos mudos según y como iban siendo llevados.” Además: “Ustedes se volvieron de sus ídolos a Dios para servir como esclavos a un Dios vivo y verdadero.” (1 Cor. 12:2; 1 Tes. 1:9) Estaban dedicados a aquellos ídolos o a los falsos dioses a quienes aquellos ídolos representaban. Es posible que hubieran llevado en sus cuerpos marcas que indicaran públicamente de qué dios eran especialmente devotos. (Compare con Ezequiel 9:4-6; Oseas 9:10.) Fundamentalmente, pues, estos paganos ignorantes e incircuncisos necesitaban oír acerca del “Dios vivo y verdadero,” que es Jehová. Entonces, para adquirir la salvación, tenían que dedicarse a Él, para hacer su voluntad. Este Dios les informaría por medio de quién se podía hacer esta dedicación a Él. Obedeciéndolo a Él, podían ser bautizados.

      20, 21. En el capítulo diez de Romanos, ¿qué palabras que Moisés dijo a los israelitas cita Pablo en cuanto a lo disponible que es el mandamiento de Dios?

      20 El apóstol Pablo expone claramente este procedimiento en Romanos, capítulo diez. Allí, en los Rom. 10 versículos cinco hasta diez inclusive, aplica lo que Jehová inspiró a Moisés a decir en Deuteronomio 30:11-14. Así dice esta última cita:

      21 “Porque este mandamiento que te estoy mandando hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en los cielos, para que se diga: ‘¿Quién ascenderá por nosotros a los cielos y nos lo conseguirá, para que nos deje oírlo para que lo pongamos por obra?’ Tampoco está al otro lado del mar, para que se diga: ‘¿Quién pasará por nosotros al otro lado del mar y nos lo conseguirá, para que nos deje oírlo para que lo pongamos por obra?’ Porque la palabra está muy cerca de ti, en tu propia boca y en tu propio corazón, para que la pongas por obra.”

      22. (a) ¿Cómo llegó el mandamiento de Dios a estar muy cerca de los israelitas allá en las llanuras de Moab, aun en su boca y en su corazón? (b) Por lo tanto, ¿qué era lo único que les quedaba hacer a aquellos israelitas? (c) El que lo hayan hecho fue indicado por su celebración de ¿qué? con Dios en dicha ocasión.

      22 Tomemos nota de que Moisés, inspirado, llama a esto un “mandamiento,” algo que han de hacer para con Dios. Desde el monte Sinaí en adelante les ha sido revelado este “mandamiento” de manera comprensiva. Como resultado de este código escrito de la Ley, repetidamente recitado a ellos durante los cuarenta años, lo conocen y pueden decirlo con sus bocas, como si estuviera en la punta de su lengua. También había sido inculcado en sus corazones, para ayudarles a captar el sentido de éste y apreciarlo. Por lo tanto, todo lo que quedaba ahora era que ellos se determinaran a hacer esta voluntad expresada de Dios. Esto es evidentemente lo que Jehová ayudó a aquellos israelitas a hacer por medio de llevarlos a efectuar un pacto suplementario con Él por medio de Moisés. Respecto a esto, Deuteronomio 29:1 dice: “Estas son las palabras del pacto que Jehová la mandó a Moisés que celebrara con los hijos de Israel en la tierra de Moab aparte del pacto que él había celebrado con ellos en Horeb.”

      23. (a) ¿Quién nos explica el significado típico de aquello, y dónde? (b) ¿Cuán cerca de los judíos puso Dios su provisión para obtener justicia, pero por qué no se aprovecharon de ella?

      23 Todo aquello tuvo un significado típico; prefiguró algo que tenía que ver con el Moisés Mayor, el ‘mejor mediador,’ Jesucristo. El apóstol cristiano Pablo nos explica el significado antitípico, en su carta a los Romanos, capítulo diez, para mostrar cómo podemos obtener justicia ante Dios y una buena conciencia para con él. Esto exige fe para con Dios, puesto que la justicia no se puede adquirir por los propios esfuerzos de uno mismo por guardar la Ley Mosaica. Confiando en que sus propias obras harían que resultaran justos delante de Dios, los judíos no sintieron necesidad de ejercer fe en la provisión que Dios les hizo disponible, poniéndola bien cerca de ellos, en medio de ellos, donde podían conseguirla. Para obtener salvación, los cristianos tienen que seguir un proceder muy diferente del de aquellos judíos incrédulos.

      CONFESIÓN CON LA BOCA

      24. (a) ¿Qué dijo Moisés acerca de la Ley y de conseguir vida, pero qué dice la justicia que exige fe acerca de lo disponible que es el mandamiento de Dios? (b) ¿Qué papeles desempeñan en cuanto a justicia y salvación el corazón y la boca?

      24 Concordando con este requisito, que es según el mandamiento de Dios, el apóstol Pablo procede a decir: “Porque Moisés escribe que el hombre que ha cumplido la justicia de la Ley vivirá por ella. Pero la justicia que resulta de la fe habla de esta manera: ‘No digas en tu corazón: “¿Quién ascenderá al cielo?” esto es, para hacer bajar a Cristo; o: “¿Quién descenderá al abismo?” esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos.’ Mas ¿qué dice? ‘La palabra está cerca de ti, en tu propia boca y en tu propio corazón’; es decir, la ‘palabra’ de fe, que predicamos. Porque si declaras públicamente aquella ‘palabra en tu propia boca,’ que Jesús es Señor, y ejerces fe en tu corazón en que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvado. Porque con el corazón se ejerce fe para justicia, pero con la boca se hace declaración pública para salvación.”—Rom. 10:5-10.

      25. (a) ¿Cuán cerca de los gentiles puso Pablo aquella “palabra,” y cómo especialmente hizo posible el Señor Jesús que nosotros tuviéramos esa información? (b) Ahora que estaba tan cerca la “palabra,” ¿cuál era la cuestión respecto a los que buscaban la salvación?

      25 Especialmente por medio del apóstol Pablo, quien era, “en realidad, apóstol a las naciones,” y por medio de sus compañeros misioneros, la “palabra” acerca de Dios y su Cristo fue puesta cerca de la gente de las naciones gentiles, de modo que pudieran repetirla con su boca y considerarla con aprecio en su corazón. Además, Jesucristo había hecho posible esta información para ellos bajando desde el cielo para dar testimonio acerca de Dios y su propósito; y también había sido levantado de entre los muertos por el Dios Todopoderoso para ser testimonio vivo para el cumplimiento y realización del propósito de Dios. También se había probado inequívocamente así que él era el “Señor,” el Agente Principal de la gobernación divina de Jehová. Por eso la “palabra” salvadora de vida estaba allí, donde estos gentiles la podían conseguir, tan cerca de ellos como en su boca y corazón. Pero la cuestión era: ¿Qué iban a hacer con ella? Si querían salvación eterna, solo había una cosa que podían hacer en cuanto a ella. También, lo que habían de hacer con ella para adquirir la salvación les era un mandato impuesto a ellos por Dios mismo. Recuerde que Moisés recibió inspiración para llamar a aquella “palabra” un “mandamiento que te estoy mandando hoy.” (Deu. 30:11-14) Para conseguir salvación, tenemos que obedecer.

      26, 27. (a) ¿Qué “palabra” es la que Dios nos manda aceptar con fe? (b) ¿Qué les dijo Jesús a los judíos que era la “obra de Dios” acerca de la cual preguntaron, y cómo les dijo Pablo a los griegos en el Areópago, Atenas, que ésta es la “obra” que Dios manda?

      26 Sí, Jehová Dios, quien establece todos los términos para la salvación, manda que aceptemos con fe la palabra, a saber, que Jesucristo es Señor y que Dios lo levantó de entre los muertos. Esto es exactamente lo que Jesús les dijo a los judíos en respuesta a la pregunta que hicieron: “¿Qué haremos para obrar las obras de Dios?” Jesús dijo: “Esta es la obra de Dios: que ejerzan fe en aquel a quien Ése envió.” (Juan 6:28, 29) Esto aplica también a los no judíos o gentiles incircuncisos. Por lo tanto no queda otro proceder que seguir sino el de que los gentiles informados se dediquen a Dios para hacer la voluntad de Dios, para obrar la obra de Dios. Tienen que volverse de los falsos dioses de idolatría a los cuales hasta entonces habían estado dedicados. Esto está en armonía con lo que el apóstol Pablo les dijo a los griegos paganos que se reunieron en el Areópago, Atenas:

      27 “Cierto, Dios ha pasado por alto los tiempos de tal ignorancia, sin embargo ahora le está diciendo [manda, Mod; íntima, BC] a la humanidad que todos en todas partes se arrepientan. Porque ha fijado un día en que se propone juzgar a la tierra habitada con justicia por un varón a quien él ha nombrado, y ha proporcionado a todos los hombres la garantía con haberlo resucitado de entre los muertos.”—Hech. 17:30, 31.

      “DECLARACIÓN PÚBLICA PARA SALVACIÓN”

      28. (a) ¿Qué se nos manda hacer por medio del corazón? (b) ¿Qué es la “palabra” que hemos de aceptar por fe? (c) ¿Cómo cultivamos esta fe en nuestro corazón, de modo que hacemos qué?

      28 En armonía con nuestra dedicación a Jehová Dios para hacer su voluntad por medio de observar sus mandamientos, obedientemente tenemos que hacer como se nos manda: ‘ejerce fe en tu corazón.’ Sabemos que es del corazón que surge el afecto o amor y que el corazón tiene poder para mover a su dueño. Con él sentimos aprecio. Por eso con el corazón tenemos que ‘ejercer fe’ ¿en qué? En esa “palabra” que Jehová Dios ha puesto cerca de nosotros por medio de Jesucristo. El apóstol Pablo dice que esta “palabra” es, citándolo, “la ‘palabra’ de fe, que predicamos.” La aceptación de esa “palabra” predicada por el apóstol Pablo exige ejercer fe, y tenemos que hacer esto con el corazón. Tenemos que fijar nuestro corazón en esa “palabra” predicada. En nuestro corazón tenemos que desarrollar un amor a esa “palabra.” Con nuestro corazón tenemos que edificar un aprecio sincero a esa “palabra.” Esta condición del corazón nos moverá o impulsará a poner fe en esa palabra y aceptarla y obrar según ella.

      29. ¿En cuanto a qué tenemos que ejercer fe en nuestro corazón, y por lo tanto a quién se dirige nuestra acción principal para obtener salvación?

      29 ¿En cuanto a qué se requiere que ‘ejerzamos fe en nuestro corazón’? En cuanto a esto: “que Dios lo levantó de entre los muertos.” Ah, aquí vemos que no es solo ‘creer en el Señor Jesús’ para salvarse. (Hech. 16:31) Ante todo, tenemos que ejercer fe en Dios. Todavía sigue siendo verdadero, como nos recuerda Pablo, que “todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo.” (Rom. 10:13) Es a Jehová a quien tenemos que amar con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas. Él es el Todopoderoso que levantó a Jesucristo de entre los muertos a vida inmortal. Por lo tanto Jehová es aquel a quien se dirige nuestra acción principal. Es a él que tenemos que dedicarnos para hacer Su voluntad, para observar Sus mandamientos.—Rom. 10:8, 9.

      30. (a) Con nuestro corazón, ¿qué tenemos que creer que Dios hizo en cuanto a Jesucristo? (b) Así, ¿en qué sentido es que Dios hizo disponible para nosotros una “palabra” sustancial?

      30 Por lo tanto nuestro corazón dedicado, lleno de amor y aprecio, debe movernos a ejercer fe en que Jehová Dios ejecutó el sorprendente milagro de resucitar de entre los muertos a Jesucristo que había sido fijado en un madero. De ese modo Dios hizo posible que Jesucristo ascendiera a la presencia divina en el cielo y allí presentara el valor de su sacrificio de expiación para beneficio de toda la humanidad, así comprándolos a todos. Al morir como sacrificio, Jesucristo bajó al “abismo,” pero el espíritu o fuerza activa de Jehová descendió a ese “abismo” para “hacer subir a Cristo de entre los muertos.” Así, por medio de un Cristo viviente, el Dios Todopoderoso Jehová podía hacer disponible para nosotros la “palabra,” podía dar contenido o sustancia a esa “palabra,” podía hacer que esa “palabra” contuviera el mensaje dador de vida para nosotros. Considerando todas las cosas, pues, es para con Jehová como el principal que debemos tomar acción mediante dedicarnos a él. Pero esto lo tenemos que hacer por medio de su Agente Principal, Jesucristo.—Rom. 10:6, 7; Heb. 2:9, 10; 5:8, 9.

      31. Por lo tanto, ¿el nombre de quién tenemos que invocar para salvación, pero por qué también tiene que hacer nuestra boca una confesión en cuanto a Jesucristo?

      31 Inevitablemente se desprende que tenemos que ‘invocar el nombre de Jehová’ para ser salvos. (Rom. 10:13; Hech. 2:21; Joel 2:32) Esto exige que la boca, movida por el corazón, haga algo. Con la boca estamos obligados a invocar el nombre de Jehová. Pero ahora, desde que Dios hizo subir a Cristo de entre los muertos, no podemos hacer esta invocación aparte de Jesucristo. Con nuestra boca tenemos que hacer también una confesión en cuanto a Jesucristo. Por eso el apóstol Pablo, al considerar la “palabra” de fe que predicaba, pasa a decir: “Porque si declaras públicamente aquella ‘palabra en tu propia boca,’ que Jesús es Señor, y ejerces fe en tu corazón en que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvado. Porque [1] con el corazón se ejerce fe para justicia, pero [2] con la boca se hace declaración pública para salvación.”—Rom. 10:9, 10.

      32. (a) ¿Cómo se refieren otras traducciones de la Biblia a esta declaración pública que hacemos con la boca? (b) ¿Cuándo es que se hace esta confesión verbal para salvación?

      32 ¿Cuándo es que “con la boca se hace declaración pública para salvación”? Esto es y tiene que ser antes que el creyente dedicado se bautice “en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo.” (Mat. 28:19, 20; Hech. 16:31-33; 17:33; 19:1-7) Esta declaración pública es una confesión, como lo muestran la Kingdom Interlinear Translation y otras traducciones de la Biblia. (Mod; Je; Valera) La traducción de Byington y An American Translation vierten el término “reconocimiento.” Esta confesión o reconocimiento es lo que nosotros, ahora que somos creyentes dedicados, verbalmente hacemos al o ante el ministro cristiano que preside el bautismo en agua. Por supuesto, continuamos haciendo esta confesión de allí en adelante en nuestras reuniones de congregación. (Heb. 10:23) También, ante autoridades gubernamentales o judiciales que quizás exijan una explicación de nuestra esperanza cristiana. (1 Ped. 3:15) También, en nuestra predicación pública de casa en casa y al hacer revisitas a los hogares particulares de personas que han mostrado interés. Pero, necesariamente, esta confesión empieza antes del bautismo. El meramente dar testimonio oral como persona no dedicada antes de bautizarse no salva.

      33. ¿Qué significa confesión, y qué es lo que tenemos que confesar delante de otros para salvación?

      33 Por supuesto, una confesión significa un declarar, revelar, admitir o reconocer algo a otra persona u otras personas. Por consiguiente, ¿qué es lo que tenemos que declarar, o reconocer, verbalmente a otros? Es la “palabra,” por supuesto. Pablo dice: “Si declaras públicamente aquella ‘palabra en tu propia boca,’ que Jesús es Señor, . . . serás salvado.” (Rom. 10:9) En vista de eso, no podemos dejar a Jesucristo fuera de los propósitos y arreglos de Dios, porque Jesús es el “Agente Principal de su salvación.” (Heb. 2:10) Oralmente tenemos que declarar, confesar, admitir, reconocer que Jesús no es solo el “Señor” del rey David, sino también nuestro “Señor” personal. (Sal. 110:1; Hech. 2:34-46) Tenemos que hacer esta declaración delante de otros según la “palabra” que fue inspirada por el espíritu de Dios.

      34. Según 1 Corintios 12:2, 3, ¿bajo la guía de qué confesamos que Jesús es Señor, y cuánto tiempo nos apegamos a esa confesión para salvación?

      34 Por esa razón el apóstol Pablo dijo: “Por eso quiero que sepan [ustedes, que anteriormente eran devotos de ídolos] que nadie que esté hablando por espíritu de Dios dice: ‘¡Jesús es maldito!’ y nadie puede decir: ‘¡Jesús es Señor!’ salvo por espíritu santo.” (1 Cor. 12:2, 3) El espíritu de Dios en nosotros nos guía a hacer la confesión, reconocimiento o declaración correcta a otros, a saber, que Jesús es “Señor” por nombramiento de Dios. Dios levantó a Jesús de entre los muertos para que éste fuera un Señor viviente. Dios sentó al resucitado Jesús a su propia diestra y lo hizo “Señor” más alto que toda otra creación. Si deseamos salvación eterna, tenemos necesariamente que apegarnos a la declaración, confesión, reconocimiento público que hicimos antes de nuestro bautismo en agua, a saber, que Jesucristo es el Señor a quien Jehová Dios ha nombrado sobre nosotros y a quien nosotros amorosamente aceptamos.

      NEGÁNDOSE A SÍ MISMO

      35. ¿Qué les dijo Jesús a sus apóstoles que tenía que hacer el que quisiera venir en pos de él?

      35 El confesar con nuestra boca que Jesús es nuestro Señor coloca sobre nosotros cierta obligación. Jesús se refirió a esto después de reprender a Pedro por tratar éste de disuadirlo de seguir adelante en su camino a la muerte en el madero de tormento en Jerusalén. Leemos: “Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” (Mat. 16:24, Mod) La traducción de Byington dice: “Si alguno desea venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su cruz y sígame.” Explicando lo que “negar” significa, el Diccionario de la lengua española dice, entre otras cosas: “Dejar de reconocer alguna cosa,” “desdeñar, esquivar una cosa.” Repudiar se da como sinónimo de “renunciar,” que encierra la idea de “no querer admitir una cosa,” “despreciar o abandonar,” “hacer dejación voluntaria.”

      36. (a) ¿Cuándo negó Pedro a Jesús tres veces, y al hacerlo a quién estaba reconociendo? (b) Al repudiar a Jesús, ¿qué alegaba Pedro en cuanto a de quién era?

      36 En la noche en que Jesús fue traicionado por Judas Iscariote, el apóstol Pedro negó a Jesús tres veces. Después que los que sospechaban de Pedro lo acusaron tres veces de estar asociado con Jesús, entonces, según nos dice Mateo 26:74, Pedro “comenzó a echar maldiciones y a jurar: ‘¡No conozco al hombre!’” Al negar así a Jesús, Pedro se puso fuera de los que estaban asociados con Jesús o eran sus seguidores. Al hacer esto, no fue que Pedro sencillamente lo pusiera a él por sí solo lejos de todos los demás. No, más bien él se puso a sí mismo con, o de parte de, los que no seguían a Jesús, sino que pensaban que Jesús debía ser sometido a juicio con la vida en balanza. O, para usar la otra palabra, “repudiar,” Pedro al repudiar a Jesús como su Caudillo y Maestro estaba alegando que era de otro como su caudillo y maestro. Al repudiar a Jesús, Pedro no se estaba colocando en una posición neutral, un lugar que no favorece a ninguno de los dos lados de la cuestión, un lugar que solo existe por sí mismo y no tiene conexión con nadie más. Al repudiar a Jesús, Pedro tenía que alegar que era de otro.

      37. Entonces, ¿qué significa el negarse uno a sí mismo para seguir a Jesús, y de acuerdo con la voluntad de quién se hace esto?

      37 Lo mismo aplica a lo que Jesús dijo a sus discípulos en Mateo 16:24. Al negarse uno a sí mismo y tomar su madero de tormento y seguir a Jesús de continuo, uno no está sólo diciendo ¡No! a sí mismo en lo que tiene que ver con un deseo personal ahora y otro deseo personal después. Está, de hecho, diciendo ¡No! a sí mismo en lo que tiene que ver con el resto de su curso en la vida como un egoísta que no sigue a Jesucristo. Al negarse a sí mismo vuelve las espaldas a ese curso de vida egoísta, materialista, y se hace seguidor de Jesús, llevando un madero de tormento de muerte lo mismo que lo hizo Jesús. Se niega a sí mismo como su propio caudillo personal y decididor y reconoce, admite, a Jesucristo como su Caudillo y Maestro. Por supuesto, este paso se da de acuerdo con la voluntad de Dios.

      38. ¿Qué significa el repudiarnos a nosotros mismos a fin de seguir a Jesús, y, lo mismo que él, de quién llegamos a ser esclavos?

      38 La Traducción del Nuevo Mundo vierte Mateo 16:24 así: “Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento y sígame de continuo.” Entonces, ¿qué significa en este caso el repudiarse uno a sí mismo? Ciertamente significa no seguir afirmando tener título a la propia posesión de uno mismo. En ese caso, concedemos o entregamos la posesión de nosotros a otro y reconocemos, admitimos, que ése tiene posesión de nosotros. No llegamos a ser sencillamente de nadie. ¿Quién, pues, llega a ser nuestro dueño por repudiarnos a nosotros mismos para llegar a ser un portador del madero que sigue de continuo a Jesucristo? Sin duda Jesús se repudió a sí mismo; lo que quiso decir que reconoció, admitió, que Jehová lo poseía, y él mismo se reconoció como esclavo de Jehová. Consistentemente, pues, cuando nosotros, para hacernos seguidores de Jesús, nos repudiamos a nosotros mismos, concedemos, entregamos, la posesión de nosotros a Jehová, del cual llegamos a ser esclavos parecidos a Cristo. Ya no nos pertenecemos.

      39. (a) Entonces, ¿qué acción exige esto por parte de los que hacen esta selección? (b) ¿Cómo se simboliza, pero solo después de haber hecho qué confesión?

      39 Entonces, ¿qué acción exige esto por parte de nosotros los que hacemos esta selección? Exige que nos dediquemos sin reserva a Jehová Dios para hacer su voluntad en imitación de su Hijo Jesucristo. La voluntad de él para nosotros es que seamos los discípulos fieles de Jesucristo. La voluntad de él para nosotros es que declaremos, confesemos, reconozcamos, a Jesucristo como nuestro “Señor” nombrado por Dios. Jesús así llega a ser nuestro Amo con autoridad para mandarnos y para asignarnos nuestros deberes. Por supuesto, esa dedicación a Jehová Dios la hacemos después de habernos arrepentido y convertido para con él. Nuestro curso de vida de convertidos lo llevamos a su verdadero objeto al dedicarnos a Jehová Dios por medio de su Agente Principal Jesucristo. Ahora simbolizamos esta dedicación por bautismo en agua. Ésta es la voluntad de Dios, para hacer la cual nos hemos dedicado a Él. Antes de nuestro bautismo en agua tenemos que hacer una declaración o confesión pública con nuestra boca para salvación, haciéndolo como expresión pública de lo que creemos en nuestro corazón. Solo al hacer esto entramos en el camino a la salvación eterna que viene de Dios por medio de Cristo.

      [Ilustración de la página 312]

      La “declaración pública para salvación” que hacen los creyentes dedicados empieza antes del bautismo cuando verbalmente contestan las preguntas del ministro que preside el bautismo

  • La conexión del bautismo en agua con la salvación
    La Atalaya 1973 | 15 de mayo
    • La conexión del bautismo en agua con la salvación

      1. (a) ¿Cómo une 1 Pedro 3:20, 21 el que ocho almas fueron llevadas a través del Diluvio con el bautismo cristiano? (b) ¿Cómo se distingue del agua el bautismo?

      EL APÓSTOL Pedro comenta sobre la relación del bautismo en agua con la salvación en su primera carta, 1 Ped. capítulo tres. Después de decir que Jesús fue resucitado en el espíritu y que predicó a los espíritus en prisión, Pedro pasa a decir: “La paciencia de Dios estaba esperando en los días de Noé, mientras se construía el arca, en la cual unas pocas personas, es decir, ocho almas, fueron llevadas a salvo a través del agua. Lo que corresponde a esto ahora también los está salvando a ustedes, a saber, el bautismo, (no el desechar la suciedad de la carne, sino la solicitud hecha a Dios para una buena conciencia,) mediante la resurrección de Jesucristo.” (1 Ped. 3:20, 21, NM; Straubinger) No es el agua lo que salva. El bautismo no es el agua del bautismo. El bautismo es pasar a través del agua por inmersión en ella. El bautismo es una acción, no agua.

      2. (a) ¿Cómo muestra Hebreos 11:7 qué cosa resultó en la salvación de Noé en el diluvio? (b) A pesar de andar Noé con Dios antes del diluvio, ¿qué paso decisivo tuvo que dar para salvarse?

      2 Noé no fue salvado por el agua del diluvio. Hebreos 11:7 informa cómo fue salvado: “Por fe Noé, habiéndosele dado advertencia divina de cosas todavía no contempladas, mostró temor piadoso y construyó un arca para la salvación de su casa; y por esta fe condenó al mundo, y vino a ser heredero de la justicia que es según fe.” Aun antes del diluvio “Noé fue hombre justo. Resultó exento de tacha entre sus contemporáneos. Noé andaba con el Dios verdadero.” (Gén. 6:9) Pero llegó el tiempo en que Noé tuvo que tomar una gran decisión. Fue cuando Dios le advirtió de cosas que habrían de venir en su generación y le mandó construir la enorme arca. El hacer esto exigía fe y obediencia de parte de Noé. La cuestión ahora era: ¿Haría Noé la voluntad de Dios? Decidió hacer esta cosa, la más grande de su vida. De modo que se comprometió, dedicándose a hacer la voluntad de Dios. Esto condujo a salvación para él y su casa. Fueron salvados en aquella arca.—Compare con Hebreos 10:7-9.

      3. (a) ¿De qué, pues, fue símbolo respecto a Noé y su familia aquella arca salvadora de vidas? (b) ¿Qué posesión interna consiguieron aquellas ocho almas por su obediencia debido a su fe?

      3 Aquella arca, pues, llegó a ser símbolo de que Noé se había dedicado para hacer la voluntad de Dios y hacer aquella voluntad divina con fe y en obediencia. Esta arca, que era una expresión concreta, tangible, práctica, de dedicación para hacer la voluntad de Dios, fue lo que salvó a Noé y otras siete almas humanas. El agua del Diluvio no salvaba; produjo la muerte de los que estaban fuera del arca. Dentro del arca, Noé y su casa pasaron a través del agua y se salvaron. Por medio de dedicarse a hacer la voluntad de Dios en cuanto al arca y entonces construirla Noé obtuvo una buena conciencia para con Dios. Su casa hizo lo mismo junto con él. Por sí sola la justicia que habían tenido hasta el tiempo de construir el arca no los hubiera salvado a través del Diluvio. La casa en que vivieron Noé y su familia hasta que entraron en el arca pereció.

      4. ¿Por qué, como lo ilustra el caso de los judíos bajo el pacto de la Ley Mosaica, es una buena conciencia algo por lo cual tenemos que hacer una solicitud a Dios?

      4 Una cosa que corresponde con esto es lo que les sucede a los que se hacen discípulos bautizados de Jesucristo. Una buena conciencia para con Dios no es algo con lo cual nacemos o que producimos para nosotros mismos según nuestras propias estipulaciones por obras de rectitud propia. Los judíos trataron de adquirir una buena conciencia para con Jehová Dios por medio de esforzarse por alcanzar la perfección haciendo las obras que se mandaban en el pacto de la Ley Mosaica con su nación, pero fracasaron. Es por eso que, anualmente, cada Día de Expiación (10 de Tisri), el sumo sacerdote de Israel tenía que ofrecer sacrificios propiciatorios para ellos, para restaurar su buena conciencia para con Dios. Por lo tanto, una buena conciencia es algo por lo cual tenemos que hacer una solicitud a Jehová Dios.

      5. (a) ¿Cómo hacemos una solicitud a Dios para una buena conciencia, y la obtenemos? (b) Hasta entonces, ¿la voluntad de quién obrábamos?

      5 Por eso Pedro, al declarar lo que envuelve el bautismo, dice: “No el desechar la suciedad de la carne, sino la solicitud hecha a Dios para una buena conciencia.” (1 Ped. 3:21) Entonces, ¿cómo hacemos una solicitud a Dios para recibir esa buena conciencia? Lo hacemos haciendo como Noé, dedicándonos, antes de pasar por el agua. Como Noé nos dedicamos a Jehová Dios para hacer su voluntad y desde entonces en adelante procedemos a hacerla. Y puesto que esto tiene que ver con llegar a estar asociados con el nuevo pacto de Jehová del cual Jesucristo es el Mediador, tenemos que hacer como el pueblo de Israel en el monte Sinaí antes de ser introducidos en el pacto de la Ley Mosaica, al dedicarse ellos a Dios con las palabras: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo.” (Éxo. 19:8; 24:7, 8) Hasta entonces ‘obrábamos la voluntad de las naciones’ y vivíamos “para los deseos de los hombres”; pero ahora nos dedicamos a vivir “para la voluntad de Dios.” (1 Ped. 4:1-3, 19) Esto resulta en que obtengamos una buena conciencia, porque cuando sabemos que estamos haciendo la voluntad de Dios disfrutamos de una buena conciencia.

      6. Puesto que en la actualidad solo podemos hacer la voluntad de Dios imperfectamente, ¿qué necesitamos que se aplique a favor nuestro para retener una buena conciencia?

      6 Por supuesto, solo podemos hacer la voluntad de Dios de manera imperfecta, y por esa razón necesitamos que el Sumo Sacerdote de Dios aplique la sangre expiatoria de Jesucristo a favor nuestro, para limpiarnos de la mancha del pecado y la imperfección. Como pregunta Hebreos 9:14: “¿Cuánto más la sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, limpiará nuestra conciencia de obras muertas para que rindamos servicio sagrado al Dios vivo?”

      7. (a) ¿Qué, pues, realmente representa nuestra dedicación a Dios por medio de Cristo, en el lenguaje de 1 Pedro 3:21? (b) Para mantener esta buena conciencia, ¿a qué tenemos que recurrir de continuo?

      7 Así, el que nos dediquemos a Dios para hacer su voluntad es realmente una “solicitud hecha a Dios para una buena conciencia.” La buena conciencia no es el resultado de que hagamos nuestras propias obras de rectitud propia, que son “obras muertas,” sino de hacer las obras prescritas de Dios, la voluntad de Dios. Para hacer esto es que nos dedicamos a Él. Para mantener esta buena conciencia desde cuando originalmente la hemos recibido, tenemos que recurrir continuamente a los beneficios de la sangre derramada de Jesucristo como el sacrificio propiciatorio del gran Día de Expiación antitípico. Como nos recuerda Hebreos 9:22: “a menos que se derrame sangre, no se efectúa ningún perdón.” Debido a eso, nosotros que somos perdonados por medio de Cristo, ‘no tenemos ya ninguna conciencia de pecados.’—Heb. 10:1, 2.

      8. (a) Debido a que nos arrepentimos y convertimos y dedicamos, ¿qué aplica Dios a favor nuestro, y con qué resultado para nosotros? (b) Por lo tanto, ¿qué pudiera decirse que nuestro bautismo en agua simboliza? (c) ¿Qué textos indican si el bautismo en agua de por sí es lo que nos salva?

      8 Así el dedicarnos a Dios por medio de Cristo constituye una “solicitud hecha a Dios para una buena conciencia.” ¿Por qué? Porque nosotros mismos, en nuestra condición imperfecta, pecaminosa, no somos aceptables a Dios. Por lo tanto, debido a que nos arrepentimos del pecado y nos volvemos o nos convertimos y dedicamos a Dios por medio de Cristo, Jehová aplica la sangre limpiadora del sacrificio expiatorio de Cristo a nosotros, así librándonos de la condenación del pecado y dándonos una buena conciencia para con Él. Por lo tanto se pudiera decir que nuestro bautismo en agua, el que obedientemente pasemos a través del agua del bautismo, simboliza que nos dedicamos a Jehová Dios por medio de Jesucristo. El que Noé obedientemente se pusiera a hacer la voluntad de Dios construyendo el arca lo salvó a él y a su casa, y el que nosotros nos dediquemos a Dios para hacer su voluntad y entonces fielmente la llevemos a cabo ‘ahora también nos está salvando.’ Con relación a esto estamos invocando el nombre de Jehová para ser salvos. (Heb. 13:15, Mod) Estamos creyendo en el Señor Jesús para ser salvos. (Hech. 4:12) Estamos haciendo confesión pública o declaración pública con nuestra boca de que “Jesús es Señor” y estamos creyendo en nuestro corazón que “Dios lo levantó de entre los muertos,” para que nosotros fuéramos salvados.

      9. ¿Qué no puede decir más tarde respecto a su “solicitud hecha a Dios para una buena conciencia” el que ha dado los pasos positivos que se han mencionado?

      9 En vista de eso nadie que da pasos tan positivos como arrepentimiento, conversión y dedicación tiene base para decir más tarde que su “solicitud hecha a Dios para una buena conciencia” nunca fue contestada y Dios nunca le dio una buena conciencia y por eso su dedicación no contaba y ahora no le era valedera.

      10. (a) A fin de que seamos salvos, ¿para qué tenemos que presentarnos? (b) ¿Por qué es “mediante la resurrección de Jesucristo” que dicho bautismo ahora también nos está salvando a nosotros?

      10 Por consiguiente podemos apreciar y comprender ahora que si queremos ser salvos tenemos que presentarnos para bautismo en agua, en imitación de Jesucristo y en obediencia a su mandato. (Mat. 28:19, 20) Nada podría estar más claramente declarado, en 1 Pedro 3:21, a saber: “Lo que corresponde a esto ahora también los está salvando a ustedes, a saber, el bautismo, . . . mediante la resurrección de Jesucristo.” Tenemos que creer con nuestro corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos. Un Jesucristo resucitado es necesario para nuestra salvación, porque solo un Hijo resucitado de Dios podría actuar como el Sumo Sacerdote de Dios ofreciendo a Dios en el cielo el valor de su sangre vital que fue derramada para que consigamos perdón de pecados y una buena conciencia resultante. Él es necesario para que Dios nos dé una buena conciencia en respuesta a nuestra solicitud.—1 Ped. 3:22.

      NUESTRO CAUDILLO MESIÁNICO

      11. El lavar sus largas ropas en la sangre del Cordero resulta en ¿qué? para la “grande muchedumbre,” y ¿qué buena razón hay para que aclamen a este Cordero de Dios?

      11 Hasta los de la “grande muchedumbre” que hoy está siendo recogida de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas lavan sus largas ropas y las hacen blancas en la sangre del Cordero Jesucristo y de ese modo obtienen una buena conciencia para con Dios. Buena razón es esto para que ellos estén de pie delante del trono de Dios y estén ondeando palmas y clamando en alta voz: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero.” (Rev. 7:9-14) Así están aclamando al Agente Principal de gobernación divina de Jehová. A éste lo siguen como su Pastor y Caudillo.

      12. ¿Por quiénes en la Tierra tiene que ser seguido el Agente Principal de la Gobernación Divina, y qué significará para ellos el que lo hagan?

      12 Todos los que llegan a ser discípulos dedicados y bautizados de ese Agente Principal de la gobernación divina tienen que seguirlo. Para hacer esto, tienen que ‘mirar atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe, Jesús.’ (Heb. 12:1, 2) El que amorosamente hagamos esto significará nuestra salvación eterna para la alabanza eterna del gran Gobernante Divino, Jehová Dios.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1973 | 15 de mayo
    • Preguntas de los lectores

      ● ¿Por qué, según los relatos de Mateo, usó Jesús dos palabras diferentes —“fornicación” y “adulterio”— al considerar la base adecuada para el divorcio? ¿No es “adulterio” la única base para el divorcio bíblico, en el sentido que generalmente se entiende el vocablo?—EE. UU.

      En Mateo 5:32 las palabras de Jesús son: “Si embargo, yo les digo que todo el que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación [griego, porneia], la expone al adulterio [griego, moikheia], y cualquiera que se case con una divorciada comete adulterio.” De manera similar, leemos en Mateo 19:9: “Yo les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación [porneia], y se case con otra comete adulterio [moikheia].”

      Por lo tanto, el relato sí usa dos palabras distintas. Primero veamos qué significan y luego consideraremos el significado de su uso.

      Moikheia, uno de los vocablos que se usa en el relato de Mateo, se traduce correctamente “adulterio.” La palabra española “adulterio” proviene del latín adulterare, que significa, básicamente, “alterar” y, por extensión, “corromper o hacer impuro, como por la añadidura de una sustancia extraña o de más mala ley.” Por eso hablamos de ‘adulterar’ alimento, de hacerlo impuro por medio de añadir sustancias extrañas. Un matrimonio es ‘adulterado’ cuando uno de los cónyuges contamina la relación marital al tener relaciones con alguien fuera de esa relación. Esta idea de adulterar o corromper, y de infidelidad a una relación sagrada, también es inherente en el vocablo griego moikheia. Por eso, tanto en el griego como en el español, el enfoque está sobre el efecto ilícito que las relaciones sexuales tienen sobre la relación matrimonial, pues el cónyuge adúltero es culpable de introducir a otra persona en esa relación, corrompiendo la unión que solo debe incluir al esposo y la esposa.

      ¿Qué hay del otro vocablo que se usó? “Fornicación” concentra la atención, no en el efecto que tenga la inmoralidad sexual sobre una relación marital, sino sobre la naturaleza o calidad de la actividad sexual misma. Esto no solo es cierto de la palabra española “fornicación,” sino también de la palabra griega porneia, que se usó en el relato de Mateo. Nos interesamos, por supuesto, principalmente en el vocablo griego que usó el escritor del Evangelio. Pues, prescindiendo de lo que la palabra “fornicación” comúnmente se entienda que significa para la gente de habla española, lo que realmente vale y es decisivo es lo que la palabra usada en la Biblia significaba para el escritor y la gente de aquel tiempo.

      Cuando se menciona “fornicación” hoy día, la gente comúnmente piensa en relaciones sexuales entre personas de sexo diferente, relaciones llevadas a cabo fuera del matrimonio pero que constan de coito de la manera ‘ordinaria’ o natural. Por eso muchos han entendido que, cuando Jesús dijo que “fornicación [porneia]” era la única base de divorcio, se refería únicamente a coito de la manera ordinaria o natural entre una esposa y un hombre que no era su marido, o, por extensión, entre un esposo y una mujer que no era su esposa. Pero, ¿es ése el caso? ¿Se refiere porneia, la palabra que se usa en el relato de Mateo, solo a esas relaciones sexuales naturales? O, ¿incluía todas las formas de relaciones sexuales inmorales, incluso las relaciones entre individuos del mismo sexo y también las formas pervertidas de las relaciones sexuales entre personas de sexo diferente? Exactamente ¿qué quería decir

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