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  • Siguiendo al Agente Principal de la Gobernación Divina
    La Atalaya 1973 | 15 de mayo
    • Por supuesto, esa dedicación a Jehová Dios la hacemos después de habernos arrepentido y convertido para con él. Nuestro curso de vida de convertidos lo llevamos a su verdadero objeto al dedicarnos a Jehová Dios por medio de su Agente Principal Jesucristo. Ahora simbolizamos esta dedicación por bautismo en agua. Ésta es la voluntad de Dios, para hacer la cual nos hemos dedicado a Él. Antes de nuestro bautismo en agua tenemos que hacer una declaración o confesión pública con nuestra boca para salvación, haciéndolo como expresión pública de lo que creemos en nuestro corazón. Solo al hacer esto entramos en el camino a la salvación eterna que viene de Dios por medio de Cristo.

  • La conexión del bautismo en agua con la salvación
    La Atalaya 1973 | 15 de mayo
    • La conexión del bautismo en agua con la salvación

      1. (a) ¿Cómo une 1 Pedro 3:20, 21 el que ocho almas fueron llevadas a través del Diluvio con el bautismo cristiano? (b) ¿Cómo se distingue del agua el bautismo?

      EL APÓSTOL Pedro comenta sobre la relación del bautismo en agua con la salvación en su primera carta, 1 Ped. capítulo tres. Después de decir que Jesús fue resucitado en el espíritu y que predicó a los espíritus en prisión, Pedro pasa a decir: “La paciencia de Dios estaba esperando en los días de Noé, mientras se construía el arca, en la cual unas pocas personas, es decir, ocho almas, fueron llevadas a salvo a través del agua. Lo que corresponde a esto ahora también los está salvando a ustedes, a saber, el bautismo, (no el desechar la suciedad de la carne, sino la solicitud hecha a Dios para una buena conciencia,) mediante la resurrección de Jesucristo.” (1 Ped. 3:20, 21, NM; Straubinger) No es el agua lo que salva. El bautismo no es el agua del bautismo. El bautismo es pasar a través del agua por inmersión en ella. El bautismo es una acción, no agua.

      2. (a) ¿Cómo muestra Hebreos 11:7 qué cosa resultó en la salvación de Noé en el diluvio? (b) A pesar de andar Noé con Dios antes del diluvio, ¿qué paso decisivo tuvo que dar para salvarse?

      2 Noé no fue salvado por el agua del diluvio. Hebreos 11:7 informa cómo fue salvado: “Por fe Noé, habiéndosele dado advertencia divina de cosas todavía no contempladas, mostró temor piadoso y construyó un arca para la salvación de su casa; y por esta fe condenó al mundo, y vino a ser heredero de la justicia que es según fe.” Aun antes del diluvio “Noé fue hombre justo. Resultó exento de tacha entre sus contemporáneos. Noé andaba con el Dios verdadero.” (Gén. 6:9) Pero llegó el tiempo en que Noé tuvo que tomar una gran decisión. Fue cuando Dios le advirtió de cosas que habrían de venir en su generación y le mandó construir la enorme arca. El hacer esto exigía fe y obediencia de parte de Noé. La cuestión ahora era: ¿Haría Noé la voluntad de Dios? Decidió hacer esta cosa, la más grande de su vida. De modo que se comprometió, dedicándose a hacer la voluntad de Dios. Esto condujo a salvación para él y su casa. Fueron salvados en aquella arca.—Compare con Hebreos 10:7-9.

      3. (a) ¿De qué, pues, fue símbolo respecto a Noé y su familia aquella arca salvadora de vidas? (b) ¿Qué posesión interna consiguieron aquellas ocho almas por su obediencia debido a su fe?

      3 Aquella arca, pues, llegó a ser símbolo de que Noé se había dedicado para hacer la voluntad de Dios y hacer aquella voluntad divina con fe y en obediencia. Esta arca, que era una expresión concreta, tangible, práctica, de dedicación para hacer la voluntad de Dios, fue lo que salvó a Noé y otras siete almas humanas. El agua del Diluvio no salvaba; produjo la muerte de los que estaban fuera del arca. Dentro del arca, Noé y su casa pasaron a través del agua y se salvaron. Por medio de dedicarse a hacer la voluntad de Dios en cuanto al arca y entonces construirla Noé obtuvo una buena conciencia para con Dios. Su casa hizo lo mismo junto con él. Por sí sola la justicia que habían tenido hasta el tiempo de construir el arca no los hubiera salvado a través del Diluvio. La casa en que vivieron Noé y su familia hasta que entraron en el arca pereció.

      4. ¿Por qué, como lo ilustra el caso de los judíos bajo el pacto de la Ley Mosaica, es una buena conciencia algo por lo cual tenemos que hacer una solicitud a Dios?

      4 Una cosa que corresponde con esto es lo que les sucede a los que se hacen discípulos bautizados de Jesucristo. Una buena conciencia para con Dios no es algo con lo cual nacemos o que producimos para nosotros mismos según nuestras propias estipulaciones por obras de rectitud propia. Los judíos trataron de adquirir una buena conciencia para con Jehová Dios por medio de esforzarse por alcanzar la perfección haciendo las obras que se mandaban en el pacto de la Ley Mosaica con su nación, pero fracasaron. Es por eso que, anualmente, cada Día de Expiación (10 de Tisri), el sumo sacerdote de Israel tenía que ofrecer sacrificios propiciatorios para ellos, para restaurar su buena conciencia para con Dios. Por lo tanto, una buena conciencia es algo por lo cual tenemos que hacer una solicitud a Jehová Dios.

      5. (a) ¿Cómo hacemos una solicitud a Dios para una buena conciencia, y la obtenemos? (b) Hasta entonces, ¿la voluntad de quién obrábamos?

      5 Por eso Pedro, al declarar lo que envuelve el bautismo, dice: “No el desechar la suciedad de la carne, sino la solicitud hecha a Dios para una buena conciencia.” (1 Ped. 3:21) Entonces, ¿cómo hacemos una solicitud a Dios para recibir esa buena conciencia? Lo hacemos haciendo como Noé, dedicándonos, antes de pasar por el agua. Como Noé nos dedicamos a Jehová Dios para hacer su voluntad y desde entonces en adelante procedemos a hacerla. Y puesto que esto tiene que ver con llegar a estar asociados con el nuevo pacto de Jehová del cual Jesucristo es el Mediador, tenemos que hacer como el pueblo de Israel en el monte Sinaí antes de ser introducidos en el pacto de la Ley Mosaica, al dedicarse ellos a Dios con las palabras: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo.” (Éxo. 19:8; 24:7, 8) Hasta entonces ‘obrábamos la voluntad de las naciones’ y vivíamos “para los deseos de los hombres”; pero ahora nos dedicamos a vivir “para la voluntad de Dios.” (1 Ped. 4:1-3, 19) Esto resulta en que obtengamos una buena conciencia, porque cuando sabemos que estamos haciendo la voluntad de Dios disfrutamos de una buena conciencia.

      6. Puesto que en la actualidad solo podemos hacer la voluntad de Dios imperfectamente, ¿qué necesitamos que se aplique a favor nuestro para retener una buena conciencia?

      6 Por supuesto, solo podemos hacer la voluntad de Dios de manera imperfecta, y por esa razón necesitamos que el Sumo Sacerdote de Dios aplique la sangre expiatoria de Jesucristo a favor nuestro, para limpiarnos de la mancha del pecado y la imperfección. Como pregunta Hebreos 9:14: “¿Cuánto más la sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, limpiará nuestra conciencia de obras muertas para que rindamos servicio sagrado al Dios vivo?”

      7. (a) ¿Qué, pues, realmente representa nuestra dedicación a Dios por medio de Cristo, en el lenguaje de 1 Pedro 3:21? (b) Para mantener esta buena conciencia, ¿a qué tenemos que recurrir de continuo?

      7 Así, el que nos dediquemos a Dios para hacer su voluntad es realmente una “solicitud hecha a Dios para una buena conciencia.” La buena conciencia no es el resultado de que hagamos nuestras propias obras de rectitud propia, que son “obras muertas,” sino de hacer las obras prescritas de Dios, la voluntad de Dios. Para hacer esto es que nos dedicamos a Él. Para mantener esta buena conciencia desde cuando originalmente la hemos recibido, tenemos que recurrir continuamente a los beneficios de la sangre derramada de Jesucristo como el sacrificio propiciatorio

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