BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ¿Serán satisfechas alguna vez las necesidades de los pobres?
    La Atalaya 1973 | 15 de marzo
    • ¿Serán satisfechas alguna vez las necesidades de los pobres?

      LA POBREZA no es nada nuevo para el mundo. Hace casi 3.500 años se les dijo a los israelitas: “Nunca dejará de haber alguien pobre en medio de la tierra.” (Deu. 15:11) Siglos más tarde, cuando Jesucristo aceptó un acto generoso, reconoció el mismo hecho escueto, diciendo: “Siempre tienen a los pobres con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.”—Mat. 26:11.

      Es triste que en este presente imperfecto sistema de cosas millones de hombres, mujeres y niños continúen viviendo en pobreza. Quizás usted mismo se halle entre esos millones.

      ¿Ha descubierto usted que el conservar un trabajo estable es un problema? ¿Se preocupa usted en cuanto a cómo va a obtener suficiente alimento para su familia? ¿Se siente perturbado porque la falta de las cosas necesarias de la vida les está robando a usted y a su familia la buena salud? ¿Le parece que está atrapado en su presente situación de albergue y no tiene medio de alejarse de las inmediaciones deprimentes? ¿Se ha preguntado alguna vez: ¿Por qué tienen que ser así las cosas? ¿Serán satisfechas alguna vez las necesidades de los pobres?

      Aunque usted no se cuente entre los habitantes pobres de la Tierra, usted ciertamente conoce a gente pobre. Aun en las naciones donde hay prosperidad existe la pobreza. De los Estados Unidos de la América del Norte, el senador Hubert H. Humphrey observó, en su libro War on Poverty, que ‘uno de cada cinco norteamericanos vive en pobreza, vergüenza, miseria y degradación.’ ¿Se compadece usted de éstos?

      Por toda la Tierra mucha gente pobre abriga esperanzas de que de alguna manera los gobiernos humanos podrán ayudarlos. Pero inmediatamente admiten que muy a menudo han sido desilusionados.

      Considere, por ejemplo, lo que sucedió en Colombia, América del Sur. Allá en 1962 cuando el difunto Guillermo León Valencia lanzó su candidatura para la presidencia, a menudo citaba de una línea de los poemas de su padre: “Una copa para todos llena.” Prometía que su gobierno sería “el gobierno de los pobres.” Pero, ¿llegó a serlo? Sus austeras medidas económicas perjudicaron a los mismos que alegaba favorecer. ¡De fines de 1962 a principios de 1964 el costo de la vida aumentó en un 50 por ciento! Pronto el hombre común llegó a hacer referencia al gobierno de Valencia como “el gobierno de los ‘pobres’ ricos.”

      Debido a desilusiones repetidas, muchas personas se dirigen al comunismo y al marxismo con la esperanza de que su situación mejore. Sin embargo, igual que los países controlados por otras formas de gobierno humano, los países comunistas no han podido resolver muchos de los grandes problemas de la vida. ¿No es verdad que están plagados por condiciones políticas inestables, facciones nacionalistas divisivas y derrumbe moral y de familia, incluso el problema del alcoholismo? Además, sus súbditos han perdido un grado considerable de libertad.

      La verdad innegable es que ningún gobierno humano jamás ha podido suministrar alivio completo a los habitantes afligidos de la Tierra. ¿Significa esto que la porción de los pobres es desesperanzada? ¿qué jamás cesará la pobreza? De ninguna manera. Hay Uno superior al hombre que está tanto dispuesto como capacitado para remover la pobreza. Este es el Creador del hombre, Jehová Dios. De él, dice la Biblia: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.”—Sal. 145:16.

      Pero, ¿cómo satisfará Jehová Dios las necesidades de los pobres? Para la respuesta a esta pregunta, lo invitamos a usted a leer el siguiente artículo.

  • El gobierno que puede satisfacer las necesidades de todos
    La Atalaya 1973 | 15 de marzo
    • El gobierno que puede satisfacer las necesidades de todos

      EN VIRTUD de ser él el Creador, Jehová Dios es el legítimo Soberano del universo. Aun antes que existieran los gobiernos humanos, sí, aun antes que existieran los humanos, él ocupaba esa posición. Jamás la ha cedido. Sin embargo, debido a la insurrección de nuestros primeros padres, Adán y Eva, Jehová Dios se propuso expresar su gobernación sobre el cielo y la Tierra por medio de un gobierno subsidiario. Por medio de este gobierno satisfará las necesidades de todos. El cuerpo gubernamental mismo ha de estar compuesto de personas tomadas de entre los habitantes de la Tierra.

      El libro bíblico de Daniel describe al gobernante diputado de Jehová como “alguien como un hijo del hombre.” (Dan. 7:13) Aparece en las cortes celestiales de Dios y recibe “gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él.” (Dan. 7:14) Más tarde a este “hijo del hombre” se le identifica en las Santas Escrituras como Jesucristo. (Mat. 12:40) El libro de Daniel también se refiere a los gobernantes asociados del “hijo del hombre” como “santos del Supremo.” (Dan. 7:27) En el último libro de la Biblia se muestra que el número de estos asociados con Jesucristo en la gobernación es de 144.000.—Rev. 14:1-3.

      Considere, ahora, la esperanza sólida que este gobierno ofrece a los necesitados del mundo.

      UN REY A QUIEN LE IMPORTAN LOS POBRES

      Podemos confiar en el gobernante diputado de Dios, Jesucristo, plenamente, pues su más sobresaliente cualidad es la de amor altruista, abnegado. En prueba de esto dejó su hogar en los cielos, donde tenía todo. Él “tomó la forma de esclavo y vino a estar en la semejanza de los hombres.” Entonces dejó que lo ‘trajeran justamente como una oveja al degüello,’ para que por su muerte les pudiera hacer posible la vida eterna a los que ejercitan fe en él.—Fili. 2:6-8; Isa. 53:7.

      Jesucristo puede tratar con benevolencia a los afligidos y necesitados, porque él sabe lo que significa ser pobre. En cuanto a sus propias circunstancias humanas, en una ocasión observó: “Las zorras tienen cuevas y las aves del cielo tienen donde posarse, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.” (Mat. 8:20) Además, el corazón de Jesús se compadecía de toda clase de gente angustiada. “Se compadeció de ellos,” y siempre estaba dispuesto a ayudarlos. (Mat. 14:14) En una ocasión un leproso le dijo: “Señor, si tan solo quieres, puedes limpiarme.” Jesús respondió amorosamente: “Quiero. Sé limpio.” (Mat. 8:2, 3) ¿No le gustaría a usted tener alguien tan compasivo por su rey? ¿No le da a usted confianza el registro pasado de Jesús de que las palabras proféticas en cuanto a su régimen se cumplirán: “Le tendrá lástima al de condición humilde y al pobre”?—Sal. 72:13.

      Aunque ahora ocupa una posición ensalzada en los cielos, Jesucristo es tan amoroso, compasivo e interesado en los humanos como lo fue cuando estuvo en la Tierra. Es igual de imparcial, ‘amando la justicia y odiando el desafuero.’ (Heb. 1:9) La Palabra de Dios nos dice: “Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y para siempre.” (Heb. 13:8) ¡Ciertamente el que estuvo dispuesto a sacrificar su más preciada posesión —su vida— para satisfacer la necesidad del hombre de ser librado del pecado y la muerte merece nuestra confianza y fiada expectativa!

      UN VISTAZO A LOS GOBERNANTES ASOCIADOS DEL REY

      Los que son escogidos para ser gobernantes asociados con el Hijo de Dios tienen que manifestar la misma clase de amor, estando dispuestos a entregar su vida a favor de otros. (Juan 15:12, 13) Como Jesucristo, tienen que ser amadores de lo recto y odiadores de lo malo. Concerniente a ellos dice la Biblia: “No se halló en su boca falsedad; son sin tacha.” (Rev. 14:5) De modo que sus súbditos no recibirán promesas falsas, hipócritas.

      En todo sentido Jesucristo estableció la norma perfecta para los que gobernarían con él. Mostrando cómo tienen que atender humildemente y servir amorosamente las necesidades de los súbditos de él en la Tierra, les dijo: “Ustedes saben que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas y los grandes ejercen autoridad sobre ellas. No es así entre ustedes; antes el que quiera llegar a ser grande entre ustedes tiene que ser ministro de ustedes, y el que quiera ser el primero entre ustedes tiene que ser esclavo de ustedes. Así como el Hijo del hombre no vino para que se le sirviera, sino para servir.” (Mat. 20:25-28) Esto nos asegura que el dominio de éstos no tendrá ninguna de las cualidades indeseables de los gobiernos humanos imperfectos.

      REPRESENTANTES TERRESTRES DEL REY

      Al llegar a este punto quizás usted esté preguntándose: Puesto que el reino de Dios es un gobierno celestial, ¿qué clase de operación gubernamental habrá aquí en la Tierra? El Salmo 45:16 revela proféticamente que Jesucristo tendrá administradores principescos en la Tierra. Leemos: “En lugar de tus antepasados llegará a haber tus hijos, a quienes nombrarás príncipes en toda la tierra.” Eso significa que podemos esperar que algunos de los antepasados fieles de Jesús, hombres dignos como Abrahán, Isaac y Jacob, se cuenten entre los que ocuparán esos puestos principescos. Además, algunos que serán representantes principescos están sirviendo aun ahora en puestos de responsabilidad en la congregación cristiana verdadera. Estos hombres no son ni ‘amadores del dinero’ ni ‘ambiciosos de ganancia falta de honradez.’ (1 Tim. 3:3; Tito 1:7) Como pastores espirituales son “ejemplos del rebaño” y muestran interés amoroso en todos los que están dentro de la congregación. (1 Ped. 5:2, 3) Quizás su fidelidad ahora signifique que sean usados de una manera más grandiosa en la administración terrestre del reino de Dios.

      Los súbditos del reino de Dios pueden estar seguros de que sus necesidades serán satisfechas. El reino de Jehová por Cristo no solo acabará con la pobreza y el hambre, sino que también traerá buena salud y vida eterna a sus súbditos devotos. Lo que Jehová Dios hará por medio de su reino se describe bellamente en Isaías 25:6-8: “Jehová de los ejércitos ciertamente hará para todos los pueblos . . . un banquete de platos con mucho aceite, un banquete de vino mantenido sobre las heces, de platos con mucho aceite llenos de médula, de vino mantenido sobre las heces, filtrado. . . . Él realmente se tragará a la muerte para siempre, y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro.” ¿No satisfarían estas condiciones magníficas las necesidades de usted?

      Ciertamente es alentador saber que Jesucristo, sus gobernantes asociados celestiales, e igualmente sus representantes principescos en la Tierra, jamás abusarán de su autoridad. Jehová Dios, que puede discernir toda motivación e inclinación del corazón, sabe que esto es un hecho. Por lo tanto, no tenemos razón alguna para dudar de que nuestras necesidades serán atendidas de manera amorosa y compasiva. Por eso, ¿no sería verdaderamente deseable la vida bajo la administración del reino de Dios? Pero, ¿cuándo se efectuará todo esto?

  • Prosperidad bajo el reino de Dios en nuestra propia generación
    La Atalaya 1973 | 15 de marzo
    • Prosperidad bajo el reino de Dios en nuestra propia generación

      HOY la situación mundial es tan crítica que muchas personas informadas dudan si la vida continuará mucho más tiempo. Dijo un informe especial al Post de Washington: “Hombres influyentes han percibido un peligro inminente diferente de cualquiera en la experiencia humana. Los futurólogos lo llaman la crisis de las crisis, la culminación de los errores eternos del hombre.”

      Jamás ha estado el hombre tan empeñado en arruinar la Tierra, en contaminar el aire que inhalamos, el agua que bebemos y el alimento que comemos. Jamás se han enfrentado los gobiernos a semejante montaña de problemas nacionales e internacionales que no pudieran resolver. Y jamás se han hecho tan manifiestos los que se oponen a la soberanía de Dios. Millones de personas niegan que Dios existe. Aun entre los que reconocen su existencia hay muchos que alegan que él no se interesa en la humanidad. De modo que hay gran necesidad de que Jehová Dios muestre que él es Rey sobre toda la Tierra.

      Las nuevas alentadoras son que él lo hará en nuestra generación. Pronto su reino por Cristo hará añicos a todos los gobiernos que se oponen a él y el Reino mismo administrará los asuntos del hombre sin rival alguno. (Dan. 2:44) Empezará la prosperidad verdadera, y terminarán la pobreza, el sufrimiento y la opresión. ¿Por qué podemos estar tan seguros de esto?

      Ante todo, la cronología bíblica muestra que desde el otoño de 1914 E.C. hemos estado viviendo en los “últimos días” de este sistema de cosas. Jesucristo indicó que estos “últimos días” no se extenderían más allá de la duración de la vida de la generación que viera su comienzo. (Mat. 24:34) Por consiguiente, por lo menos algunas personas que presenciaron los horrores de la I Guerra Mundial verán el fin completo del gobierno de hombres imperfectos y la introducción de prosperidad bajo el reino de Dios.

      Como verificación de la cronología bíblica, vemos las mismísimas condiciones predichas en las Santas Escrituras que marcarían los “últimos días.” Note, por ejemplo, lo que nos dice 2 Timoteo 3:1-5: “Sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin gobierno de sí mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa mas resultando falsos a su poder.” ¿No ha visto usted estas mismísimas condiciones? ¿No es cierto que son evidentes entre los que dicen servir a Dios, es decir, los miembros de las iglesias de la cristiandad?

      El hecho de que los “últimos días” terminarán con la destrucción completa de todos y de todo lo que está en oposición al reino de Dios suministra razón para pensar seriamente. Una persona debe preguntarse: ¿Estoy en una posición apropiada para ser preservado como uno de los apoyadores leales del reino de Dios?

      Por ejemplo, ¿se ha informado en cuanto a las normas morales de Dios, que se manifiestan en la Biblia, y está usted viviendo en armonía con ellas? (1 Cor. 6:9-11) También, ¿está usted sacando el mayor provecho de sus oportunidades? ¿Está usted haciendo lo mayor posible para mantener nítida y limpia su casa? ¿Es usted un trabajador diligente, que se esfuerza por hacer cuanto puede al grado de sus habilidades? ¿Usa usted sabiamente sus fuerzas y aptitudes, no desperdiciando recursos y energías en hábitos sucios?

      Aunque usted no se halle entre los pobres, ¿lleva una vida en armonía con la voluntad de Dios? ¿Es compasivo, generoso y amoroso? ¿Lo incita su corazón a emprender la acción positiva que pueda emprender para ayudar a los que se hallan necesitados pero no por culpa de ellos? ¿Está usted apesadumbrado por las terribles opresiones que millones de personas tienen que aguantar?

      Estas cosas son importantes, porque Jehová Dios no quiere como súbditos suyos a personas inmundas en hábitos, conducta, persona o casa. A los cristianos se les recuerda: “De acuerdo con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo.’” (1 Ped. 1:15, 16) Además, Jehová Dios no aprueba la pereza. La regla inspirada es: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma.” (2 Tes. 3:10) Por otra parte, los que son insensibles a las necesidades de los oprimidos y afligidos son pronunciados inicuos. Dice Proverbios 14:21: “El que desprecia a su propio semejante está pecando, pero feliz es el que está mostrando favor a los afligidos.”

      Es apremiante que los individuos emprendan acción positiva para probar que son amadores de lo recto y odiadores de lo malo. Uno debe estar agradecido de que Dios ha sido paciente con la humanidad, dándole a toda la gente la oportunidad de demostrar si quieren vivir en armonía con Sus caminos o no.

      Si usted se halla entre los que aman la verdad y la justicia y desea con vehemencia hacer la voluntad de Dios, le instamos a que acepte la invitación de los testigos cristianos de Jehová para estudiar la Biblia con ellos. Así usted, también, puede compartir la esperanza confortante de que pronto el reino de Dios satisfará el deseo de toda persona de corazón sincero y honrado. La prosperidad bajo el reino de Dios llegará a ser una realidad en nuestra generación.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir