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Están imitando a JesucristoLa Atalaya 1973 | 15 de octubre
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que Jesucristo, hoy los testigos de Jehová se aprovechan de oportunidades para traer a otros consuelo de la Palabra de Dios.
Esto es lo que hizo una testigo de Jehová en Berlín Occidental. Mientras ofrecía las revistas La Atalaya y ¡Despertad! en la calle, notó a una mujer que hablaba con algunos conocidos. Esta mujer parecía muy triste. Mientras más hablaba, más triste se ponía, hasta que finalmente rompió a llorar. Cuando se fueron los otros, ella buscaba en vano un pañuelo. Precisamente cuando estaba por arrancar un pedazo de papel de envoltura de un paquete, la Testigo la abordó y le ofreció dos pañuelos sanitarios.
Esta pequeña acción bondadosa proveyó la oportunidad para una larga discusión acerca del mensaje de la Biblia y la esperanza que ofrece para los muertos. Puesto que el esposo de esta señora había muerto un corto tiempo antes de esto, la Testigo pudo consolarla, aunque la mujer no tenía fe. La posibilidad de ver de nuevo a su esposo le parecía demasiado ilusoria.
Cada día de mercado se encontraban la Testigo y esta señora. El intenso dolor de la señora desaparecía cuando se consideraban pensamientos de la Palabra de Dios. Con el tiempo invitó a la Testigo a que fuera a su casa, y se inició un estudio bíblico de casa. ¡Qué privilegio imitar al Hijo de Dios al consolar así con conocimiento bíblico a los que están de duelo!
PRESTANDO ATENCIÓN A LOS JÓVENES
Jesucristo también estaba dispuesto a prestar atención a los niños. (Mat. 19:13, 14) Tomando a pechos su ejemplo, los testigos de Jehová tratan de ayudar a los jóvenes a conseguir un conocimiento exacto de la Biblia.
Esto es lo que sucedió en Sierra Leona hace varios años:
Mientras pronunciaba un discurso bíblico, un testigo de Jehová observó a un muchacho que avanzaba poco a poco para estar más cerca de la plataforma. Las expresiones faciales indicaban que los adultos del auditorio lo desaprobaban. Sin embargo, puesto que el orador se acordó de la actitud de Jesús para con los niños detuvo su discurso e invitó al muchacho a sentarse y escuchar. El muchacho hizo esto.
Al regresar a su aldea natal después de pronunciar el discurso, el orador vio al muchacho joven y a un muchacho de mayor edad que venían por la vereda del matorral hacia su casa. Evidentemente estimulado por lo que el muchacho más joven le dijo, el muchacho de mayor edad ahora hizo muchas preguntas. El Testigo hizo arreglos para estudiar la Biblia con ambos muchachos. Pronto estuvieron asistiendo a todas las reuniones en el Salón del Reino local. En unos cuantos meses el muchacho de mayor edad llegó a ser un testigo dedicado y bautizado de Jehová, y el más joven lo hizo poco después.
AYUDANDO A LOS DESPRECIADOS
Jesucristo prestó ayuda espiritual a los despreciados. Es por eso que algunos se quejaron: ‘¡Miren! Un amigo de recaudadores de impuestos y pecadores.’ (Mat. 11:19) Debido a que Jesús se interesaba en ellas, personas que tenían reputación de ser pecadoras se arrepintieron y llegaron a ser discípulos suyos. Como Jesucristo, hoy los testigos de Jehová gustosamente ayudan a la gente de mala reputación a aprender el camino de Dios y amoldarse a él.
Una misionera en Panamá empezó un estudio bíblico con una señora (no panameña nativa) que lo solicitó en la oficina sucursal de la Sociedad Watch Tower en ese país. Aunque era madre de un muchacho de diecisiete años de edad, estaba trabajando bajo una base de contrato como “muchacha de cantina.” Sin embargo, a pesar de su ocupación tomaba muy en serio el estudio. Quería estudiar dos veces a la semana e iba al Salón del Reino con ese propósito.
Pronto esta señora empezó a hablar a algunas de las otras dieciséis muchachas que trabajaban en el mismo lugar acerca de su estudio bíblico. Más tarde preguntó a la misionera si una de las otras muchachas podría participar en el estudio. Dentro de poco ambas mujeres empezaron a asistir al estudio de congregación de La Atalaya en el Salón del Reino y les contaban a las otras quince muchachas acerca de lo que aprendían. Como resultado, dos de esas muchachas también querían estudiar la Biblia.
Semana tras semana las cuatro venían al Salón del Reino para su estudio así como para el estudio de congregación de La Atalaya. Muchas veces sus “amigos” las traían. Al aumentar en conocimiento bíblico, se empezaron a sentir muy avergonzadas. Anhelaban el tiempo cuando pudieran venir al Salón del Reino con la cabeza alzada y estar limpias, tal como podían ver que lo estaban los que se reunían. Para este tiempo sus contratos con el dueño de la cantina así como sus permisos para estar en el país estaban caducando. Esto les produjo cierto grado de satisfacción y gozo, pues esperaban salir del terrible modo de vivir en el cual se habían hundido. Cuando caducaron los contratos, las cuatro regresaron a sus países natales.
A la que comenzó a estudiar primero uno de sus “amigos” le pidió que se casara con él tan pronto como obtuviera su divorcio. Pero ella le explicó que no podía casarse con él, porque estaba siguiendo la Biblia y ésta no permitía conseguir la clase de divorcio que él procuraba. En su país natal esta mujer continuó progresando. Más tarde escribió a la misionera: “Usted simplemente no se puede imaginar el gozo que tengo al escribir y decirle que mi madre y yo fuimos bautizadas en nuestra asamblea de circuito la semana pasada. Mi hijo espera bautizarse en la siguiente. Estoy manejando una cafetería que sostiene a la familia. Desde que cambie mi vieja personalidad y me puse la nueva, estoy muy feliz y he hallado paz y seguridad verdaderas.”
Una de las otras muchachas también escribió a la misionera informándole que ella, también, se había bautizado como una testigo cristiana de Jehová.
Estas variadas experiencias muestran que aun hoy existen personas que están imitando a Jesucristo. Si usted quiere asociarse con personas que sinceramente se esfuerzan por vivir en armonía con esas elevadas normas, lo animamos a que pruebe para usted mismo que los testigos cristianos de Jehová de veras están haciendo eso.
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Cambio en modo de pensar acerca de razasLa Atalaya 1973 | 15 de octubre
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Cambio en modo de pensar acerca de razas
¿CUÁN grande puede ser el cambio en el modo de pensar y personalidad de uno? La Biblia habla de ‘desechar la vieja personalidad que se conforma a la manera de proceder anterior de uno’ y ‘vestirse de la nueva personalidad’ que está en armonía con la justicia. (Efe. 4:22-24) ¿Puede suceder esto hoy día?
Recientemente en una asamblea regional de los testigos de Jehová un señor de Nueva Jersey relató lo que había sucedido en su caso:
‘Me puse furioso cuando mi esposa me dijo que una mujer de color que había venido a nuestra puerta en febrero de 1966 iba a enseñarle la Biblia. Simplemente no podía concebir el que una persona de color entrara en mi casa.
‘Durante el estudio, traté de crear distracciones a fin de desbaratar el estudio. También comencé a llegar a casa borracho la noche en que se celebraba el estudio semanal para desorganizarlo más. A través de un período de tres meses mi esposa y yo tuvimos varias disputas en cuanto a que una ministra de color de los testigos de Jehová entrara en nuestro hogar y enseñara lo que yo consideraba como una “religión que no servía para nada.” Traté de decirle a mi esposa que no había propósito alguno en examinar la religión, que todas las religiones buscaban sus propios intereses.
‘Mis experiencias con la religión siempre habían sido desagradables. Cuando yo era joven y mi madre estaba por morir, se llamó al sacerdote de la familia. Jamás olvidaré su respuesta: “Iré más tarde.” Pero nunca vino. En mi confusión en los actos posteriores a esta experiencia me asocié con un movimiento político de extrema derecha. Empecé a coleccionar armas para protegerme a mí mismo y a mi país contra el levantamiento que pensaba yo que preveía. Mi colección aumentó hasta que tenía nueve pistolas, una carabina de calibre 30, con una unidad para convertirla en automática, y varias escopetas. Hasta inicié una práctica de pistola y rifle para mi esposa y mis hijos. Utilizábamos unas siluetas que nosotros mismos hicimos de hombres con los órganos vitales bosquejados en las figuras. Deduje que cuando realmente estallara la guerra civil que preveía, nuestra familia se escaparía a las montañas y yo tomaría a la fuerza cualquier cosa que pensara que necesitáramos.
‘Después que mi esposa había estudiado la Biblia con los testigos de Jehová por unos tres meses, mudé a la familia al campo, terminando así con el estudio. Fue alrededor de este tiempo que en mi trabajo alguien dejó un ejemplar de la revista La Atalaya en la mesa del almuerzo. Me enfurecí y demandé saber quién la había dejado. Un empleado de color tranquilamente contestó que él la había dejado.
‘Por aproximadamente un año en diversas ocasiones traté de discutir con este Testigo,
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