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Enfrentándose a cuestiones de concienciaLa Atalaya 1973 | 15 de marzo
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Enfrentándose a cuestiones de conciencia
“No estoy consciente de nada contra mí mismo. Sin embargo no por esto quedo probado justo, sino que el que me examina es Jehová.”—1 Cor. 4:4.
1. ¿Qué todavía subsiste como verdadero en cuanto al sentido moral de la gente en general?
A PESAR del diluvio de inmoralidad, falta de honradez y delincuencia hoy día, no todas las personas del mundo de la humanidad están “más allá de todo sentido moral.” (Efe. 4:19) Como en el día de Pablo, hay algunas hoy que, aunque no tienen conocimiento exacto de la Palabra de Dios, todavía retienen un grado de decencia, un vestigio de aquel sentido moral interior que llamamos conciencia.
2, 3. ¿Cómo esclarecen el asunto las palabras de Pablo en Romanos 2:12-16, y qué nos ayudan a entender en cuanto a las leyes humanas y la conducta decente de parte de muchos individuos?
2 Pablo dijo de las naciones no israelitas, de las que nunca estuvieron bajo el pacto de la Ley: “Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, éstos, aunque no tienen ley [es decir, un código de Dios], son una ley para sí mismos.” ¿De qué manera? En que “son los mismísimos que demuestran tener la sustancia de la ley escrita en su corazón, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.” (Rom. 2:12-16) De modo que esta “ley” que ellos son “para sí mismos” no es una ley que ellos mismos hacen para sí mismos sin importar lo que otros piensen.
3 Esta naturaleza moral, heredada del primer hijo humano de Dios, opera como una “ley” o regla de conducta en gente de toda raza y nacionalidad, ahora como en el pasado. Esto explica por qué las leyes nacionales o tribuales de casi toda la gente han reflejado por lo menos algunas de las normas justas de Dios, aunque estos pueblos no tenían la Biblia como su guía. Esto explica por qué algunos individuos, aunque no son siervos verdaderos de Jehová Dios ni siquiera cristianos profesos, viven vidas que por lo general son “decentes,” a menudo manifestando adherencia a ciertos principios buenos. Al mismo tiempo explica por qué Dios podría reputar justamente no solo a su pueblo pactado de Israel sino a todo el mundo de la humanidad “expuesto a castigo,” y por qué, en la venidera expresión de su juicio, justamente puede ‘pagar a cada uno conforme a sus obras.’—Rom. 2:6; 3:9, 19.
4, 5. (a) ¿Cómo puede avergonzar el cristiano a los que hablan con desprecio de su conducta? (b) Dé ejemplos.
4 Debido a estar separado del mundo de la humanidad que está alejado de Dios, el cristiano sufrirá oposición. (Juan 15:18-20) Pero esto no lo exime de obrar de modo que haga llamamiento a cualquier sentido de decencia, justicia o moralidad que todavía subsista en las personas del mundo. Quizás la gente interprete mal el motivo de nuestra separación, llamándonos ‘odiadores de todos,’ ‘antisociales,’ y nos acuse de ser inconsiderados, fanáticos, despiadados. El apóstol Pedro muestra que podemos y debemos obrar de tal modo que podamos desarmar a nuestros críticos. “Tengan una buena conciencia,” exhorta, “para que en aquello mismo en que hablen contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo. Porque mejor es sufrir porque están haciendo el bien, si la voluntad de Dios lo desea, que porque están haciendo el mal.”—1 Ped. 3:16, 17.
5 En tiempos modernos hay ejemplos abundantes de casos en que la bondad del cristiano, su disposición a ayudar o su generosidad para con las personas del mundo ha hecho que algunos cambien por completo de actitud para con los proclamadores del reino de Jehová y su obra y mensaje. Aun cuando se les persigue injustamente y los ponen en prisiones y campos de concentración, su excelente trabajo concienzudo y manera respetuosa ha hecho que los siervos de Jehová se granjeen la estimación de oficiales, y los han colocado en puestos de confianza y responsabilidad, tal como sucedió con José en Egipto de la antigüedad.—Gén. 39:21-23.
6. ¿Cómo afecta la conciencia la relación del cristiano con los gobiernos mundanos?
6 Jehová Dios ha permitido que los gobiernos humanos funcionen en la Tierra y les permite que sirvan como su “ministro” al grado de castigar mucho crimen y maldad. Mientras Dios permita que estos gobiernos permanezcan, el cristiano no debe oponerse a ellos, no debe obrar ilícitamente. No puede esperar la protección de Dios si comete maldades y sufre por ello a mano de los oficiales. Pero hay una razón mayor que el temor del castigo gubernamental que debe movernos a ser personas observantes de la ley. Romanos 13:5 nos dice: “Hay por lo tanto razón apremiante para que ustedes estén en sujeción, no solo por causa de esa ira [expresada en el castigo gubernamental al crimen], sino también por causa de la conciencia de ustedes.” El hecho de que el castigo sea leve o severo no es lo que gobierna la actitud del cristiano. Su conciencia lo mueve a hacer lo correcto, porque sabe que, sea que los gobiernos de “César” en la Tierra obren o no, “todos nosotros tenemos que ser puestos de manifiesto ante el tribunal del Cristo.”—2 Cor. 5:10.
7. Al ‘hacer llamamiento a las conciencias’ de otros, ¿podemos permitir con seguridad que sus conciencias establezcan la norma para nuestras propias conciencias?
7 Por supuesto, jamás podemos dejar que las conciencias no iluminadas o las conciencias contaminadas y depravadas de otros establezcan la norma para nuestras propias conciencias. Nuestra conciencia tiene que ser guiada por la Palabra y espíritu de Dios y por eso a veces puede testificar exactamente a lo contrario de lo que ciertos oficiales quieren de nosotros. Entonces tenemos que responder a conciencia como lo hicieron los apóstoles: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.”—Hech. 5:29-32.
8. Dé ejemplos de mandatos, prohibiciones y principios básicos que se hallan en la Palabra de Dios que deben amoldar la conciencia cristiana.
8 La Biblia muestra con mucha claridad, por ejemplo, que es necesario que los cristianos verdaderos se libren de toda asociación con “Babilonia la Grande,” el imperio mundial de religión falsa. (Rev. 18:2-5; 2 Cor. 6:14-18) Muestra que los cristianos no han de ser “parte del mundo,” por consiguiente no han de participar en su política ni esforzarse por el buen éxito de sus metas anti-Reino. (Juan 17:14; 18:36; Sant. 4:4) Inequívocamente la Biblia manifiesta la santidad de la sangre, de la vida humana y también la norma de Dios para su pueblo de ‘batir sus espadas en rejas de arado y no aprender más la guerra,’ puesto que su pelea ‘no es contra sangre y carne’ sino contra fuerzas demoníacas. (Gén. 9:4-6; Isa. 2:2-4; Efe. 6:11, 12) La Palabra de Dios también es específica y definitiva en su denunciación de la inmoralidad sexual en todas sus formas (fornicación, adulterio y homosexualidad), así como de otra conducta mala como la borrachera, falta de honradez y robo.—1 Cor. 6:9, 10; Juan 8:44; Efe. 4:28.
DIFÍCILES DECISIONES DE CONCIENCIA
9. (a) Dado que el cristiano no se halla sin leyes y principios bíblicos, ¿por qué es que todavía surgen cuestiones de conciencia? (b) ¿Qué determina generalmente el papel que tiene que desempeñar la conciencia individual para decidir sobre lo correcto o incorrecto de un asunto?
9 Por lo tanto hay muchos, muchos actos y prácticas que se aprueban o condenan específicamente en la Biblia. Muchos, muchos otros están claramente en armonía con principios contenidos en ella o en violación de ellos. Sin embargo, particularmente en la sociedad moderna, compleja, que se ha desarrollado en muchas partes de la Tierra, subsisten situaciones y circunstancias en las cuales se requiere decisión personal, basada en la conciencia individual de la persona envuelta. Hay muchísimas cosas en la vida que son asunto de grado. La diferencia entre una palmadita amable y un golpe maligno es asunto de grado de fuerza. La diferencia entre respeto sencillo —como, por ejemplo, respeto a un gobernante o a un emblema nacional— y la adoración reverente también es asunto de grado. Donde están envueltos extremos no hay cuestión verdadera. Es cuando el asunto llega dentro de lo que pudiera llamarse una ‘zona gris,’ es decir, que por ser incierto o indefinido raya en el límite entre lo que es claramente correcto y lo que es claramente incorrecto, que surgen cuestiones. Mientras más se acerque el asunto a ser ‘situación que raya en el límite,’ mayor es el papel que tiene que desempeñar la conciencia del individuo en su decisión. Encarados a estas circunstancias, ¿qué debemos hacer?
10, 11. (a) ¿Qué espera Dios de nosotros cuando surgen estas cuestiones de conciencia? (b) Cuando nos enfrentamos a semejante asunto personal de conciencia, ¿debemos esperar que se entregue una decisión autoritativa diciéndonos qué hacer, y quién debe asumir la responsabilidad de nuestra decisión? (c) ¿Qué le revelan a Dios acerca de nosotros estas decisiones?
10 Jehová Dios espera que usemos nuestras facultades de inteligencia, nuestro conocimiento, entendimiento y juicio, y que hagamos a conciencia lo que nuestra fe nos indica hacer. Dios no nos coloca bajo la conciencia de algún otro humano en estos asuntos. Cada uno de nosotros tiene que tomar su propia decisión en armonía con la conciencia... conciencia amoldada por la Palabra de Dios. También tenemos que aceptar las consecuencias de nuestras propias decisiones, no esperar que otra persona tome la decisión y asuma esa responsabilidad por nosotros.
11 Por lo tanto sería incorrecto en estos asuntos tratar de extraer de otra persona, de un cuerpo de ancianos o del cuerpo gobernante de la congregación cristiana, alguna regla o reglamento que ‘fije el límite’ de los asuntos. Donde la Palabra de Dios en sí no ‘fija el límite,’ ningún humano tiene el derecho de añadir a esa Palabra fijándolo. Dios en su sabiduría nos permite mostrar lo que somos en la “persona secreta del corazón,” y las decisiones que tomamos en tales casos personales pueden revelar esto. Es cierto, a veces nos podemos equivocar sin motivo incorrecto, y Dios, que lee nuestro corazón, puede discernir esto.
12. ¿Garantiza en sí nuestra justicia el hecho de que no estamos conscientes de ninguna maldad? ¿Por qué razón?
12 Pero cualesquiera que sean nuestras decisiones, y aunque las tomemos con una conciencia limpia, siempre tenemos que comprender que, al fin de cuentas, Dios será El que pondrá de manifiesto lo correcto o incorrecto de nuestro derrotero y eso a su debido tiempo y manera. Reconociendo esto, el apóstol Pablo escribió: “Porque no estoy consciente de nada contra mí mismo. Sin embargo no por esto quedo probado justo, sino que el que me examina es Jehová. Por lo tanto no juzguen nada antes de su debido tiempo, hasta que venga el Señor, el cual sacará a luz las cosas secretas de la oscuridad así como también pondrá de manifiesto los consejos de los corazones, y entonces a cada uno le vendrá su alabanza procedente de Dios.”—1 Cor. 4:3-5.
13. (a) ¿Qué muestra Romanos 14:4, 10-12 en cuanto a la actitud correcta que debe asumirse para con aquel que toma estas decisiones personales de conciencia? (b) Sin embargo, ¿dónde entran en el asunto también las conciencias de los que están en puestos de responsabilidad en la congregación en cuanto a estos individuos?
13 Donde surgen estos casos ‘que rayan en el límite,’ no debemos situarnos como jueces del individuo que tiene que tomar su propia decisión a conciencia. Tampoco debemos sentirnos culpables de cometer un error porque reconocemos a este individuo como todavía un siervo aprobado de Dios si su decisión en un caso ‘que raya en el límite’ no es exactamente lo que habría sido la nuestra. Dios es su Juez. (Rom. 14:4, 10-12) Por otra parte, los que están en puestos responsables en la congregación cristiana también tienen que ejercitar sus propias conciencias al superentender la congregación. Aunque les parezca que su decisión habría sido diferente de la de algún hermano en cierto asunto en particular, la protesta de sus conciencias quizás sea muy leve, debido a que las Escrituras evidentemente dejan el asunto dentro de la región de la decisión personal. Si el individuo da evidencia de haber obrado con una conciencia limpia, quizás sus conciencias les permitan asignarle alguna responsabilidad o recomendarlo para algún puesto de responsabilidad. Sin embargo, puede ser que sus conciencias hablen con suficiente fuerza en el asunto de modo que no pueden recomendarlo a conciencia de esta manera. Otra vez, Dios es el Juez de ellos y no han de ser condenados.
14. ¿Qué preguntas surgen ahora para considerarse?
14 Muchas veces estas cuestiones ‘que rayan en el límite’ surgen en el campo de los empleos. ¿Le permite tener una conciencia limpia delante de Dios el trabajo que usted hace? ¿Le permite ‘recomendarse a toda conciencia humana’ como seguidor genuino de Jesucristo? Estas son preguntas importantes que consideraremos en el siguiente artículo.
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Su conciencia y su empleoLa Atalaya 1973 | 15 de marzo
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Su conciencia y su empleo
1. ¿Por qué es el empleo del cristiano una zona vital para que ejerza su conciencia?
LA MAYOR parte de las horas en que estamos despiertos se emplean en el trabajo. Ciertamente el cristiano debe desear tener una conciencia limpia en cuanto al trabajo que desempeña, ‘haciendo todas las cosas para la gloria de Dios.’ (1 Cor. 10:31) ¿Le permite hacer eso el trabajo de usted?
2, 3. (a) ¿Qué empleo es obviamente incorrecto, y puede evitar responsabilidad el cristiano que emprende tal empleo? (b) ¿Cómo es que ciertas clases de trabajo que en sí no son incorrectas, no obstante, pueden hacer surgir cuestiones de conciencia?
2 Obviamente, cualquier trabajo que directa y principalmente requiere que uno desempeñe actos que son o específicamente condenados por la Palabra de Dios o están fuera de armonía con sus principios es incorrecto. El cristiano no puede colocar sencillamente la responsabilidad sobre su patrono por lo incorrecto. Pero, ¿qué hay si el trabajo en sí no es incompatible con la Palabra de Dios pero es parte de una operación que está siguiendo tras fines incompatibles con la Palabra de Dios? Entonces, ¿qué?
3 Como simple ilustración, el servir de chofer y conducir un automóvil en sí es empleo apropiado. Pero, ¿cómo podría una persona que dice ser cristiana servir de chofer de una banda de ladrones de bancos? O, ¿cómo podría un cristiano o cristiana dejarse identificar con una casa de prostitución sirviendo de portero o criada de ella? Pero, por otra parte, suponga que usted tuviese una ruta para entregar leche o una ruta para entregar periódicos; ¿el que usted entregara botellas de leche o el periódico a esa casa de mala reputación lo haría parte de una operación inmoral?
4. (a) Cuando una persona o negocio participa en maldad, ¿puede decirse que todo el servicio que se le rinde a esta persona o a este negocio hace necesariamente al que rinde el servicio cómplice de dicha maldad? (b) ¿Qué ejemplo nos da Dios mismo en cuanto a suministrar ciertos servicios a transgresores sin hacerse partícipe de sus actos?
4 Claramente hay una diferencia entre el ser un cómplice de acciones incorrectas y el simplemente ser una persona que rinde ciertos servicios como los que comúnmente se rinden a todas las personas, sin discriminación a favor o en contra de alguna persona. Tenemos un ejemplo en Dios mismo en cuanto a suministrar servicio a las necesidades personales sin tener en cuenta la justicia o falta de justicia de la gente. Como Jesús señaló a sus discípulos, Jehová Dios “hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.” (Mat. 5:45) Pablo, también, dice que Dios el Creador “da a todos [sin discriminación] vida y aliento y todas las cosas.” (Hech. 17:25) Puesto que Dios permite que la lluvia caiga aun sobre los campos de los inicuos, ¿hace esto que él participe en la culpa de la maldad de ellos? Cuando, por ejemplo, Dios vistió a los pecadores Adán y Eva, ¿se expuso mediante ello a la acusación de excusarlos o apoyarlos en su maldad? Más bien, su acto simplemente fue uno de bondad inmerecida.—Gén. 3:21.
5, 6. (a) ¿De qué manera evidentemente pudieron los cristianos desempeñar servicios en la casa de César y todavía mantener una buena conciencia? (b) ¿Cómo puede haber circunstancias similares en tiempos modernos?
5 En su carta a los cristianos en Filipos, Pablo envía saludos de sus hermanos cristianos “de la casa de César.” (Fili. 4:22) Evidentemente éstos eran siervos domésticos en las moradas imperiales, y el registro no indica si eran esclavos o libertos. Quizás rendían servicios humanos allí, como el cocinar, hacer la limpieza y trabajo similar, a favor de la familia y personal imperiales. Como hemos visto, los gobiernos humanos sí efectúan algunas funciones legítimas a los ojos de Dios, aunque también son culpables de otras prácticas condenables. (Rom. 13:1-5) Sea cual sea el trabajo en particular que desempeñaban estos cristianos de la casa de César, evidentemente lo podían hacer sin sentir que eran participantes en la política, religión o las aventuras y programas militares de Nerón.
6 Así sucede en tiempos modernos. Hay muchos actos que podemos desempeñar para otros que se les rinden simplemente como semejantes humanos, sin preocuparnos de su justicia o injusticia. Como en nuestra ilustración sencilla, el venderle leche a una prostituta lógicamente no haría que lo miraran a uno como si estuviera excusando la inmoralidad de ella, ¿verdad? Tampoco el que uno fuera empleado por un político para enseñarle música lo marcaría a uno razonablemente como apoyador de las actividades políticas de este patrono.
7, 8. ¿Cómo manifiesta la Palabra de Dios un punto de vista razonable y apegado a la realidad, y cómo debe guiarnos esto en nuestra aplicación de principios bíblicos en asuntos de conciencia?
7 Aunque Jehová Dios es inmoviblemente firme por la justicia, también es razonable. (Sant. 3:17) Se muestra completamente apegado a la realidad en su justipreciación de los asuntos y en sus requisitos de los que quieren agradarle. Se ve esto en las palabras inspiradas del apóstol Pablo en 1 Corintios 5:9, 10. Después de recordar sus instrucciones más tempranas a los cristianos en Corinto de que “cesaran de mezclarse en la compañía de fornicadores,” Pablo dijo entonces, “no queriendo decir enteramente con los fornicadores de este mundo, o con los avarientos, o con los que practican extorsión, o con los idólatras. De otro modo ustedes realmente tendrían que salirse del mundo.” Aunque los cristianos tratan de evitar ‘las malas asociaciones que echan a perder los hábitos útiles,’ no pueden hacerse ermitaños, aislándose en cuevas, desiertos o islas. ¿Por qué no? Su mismísima comisión de servir como la “luz del mundo” requiere que estén ‘en el mundo aunque no son parte del mundo.’ (1 Cor. 15:33; Mat. 5:14-16; Juan 15:19; 17:15-18) El requerir que cumplan su comisión y al mismo tiempo se mantengan separados a un grado absoluto sería requerir cosas contradictorias de ellos. Dios no hace esto. Tampoco debemos ser irrazonables nosotros en nuestra aplicación de los principios de la Palabra de Dios, empeñados en llevar todo principio hasta su límite absoluto y forzar aplicaciones a un grado extremado y luego insistir en que todos nuestros hermanos procedan así.—Fili. 4:5.
8 Teniendo presentes estos puntos, consideremos ciertas clases de actividad para ver si éstas están excluidas como definitivamente anticristianas por la Biblia o están dentro de zonas donde la conciencia individual tiene que determinar lo que hará el cristiano, o a qué grado puede entrar la conciencia en el asunto.
JUEGOS DE AZAR
9, 10. ¿Suministra la Biblia un mandato específico en cuanto al juego de azar, y por qué se pueden poner objeciones contra el llamarlo una forma de “extorsión”?
9 El juego de azar no se menciona específicamente en la Biblia. ¿Cuál, entonces, debe ser la actitud del cristiano para con éste?
10 Algunos quizás lo enlacen a la extorsión, que se menciona en 1 Corintios 6:10. Sin embargo, puede ponerse la objeción de que “extorsionar” (una palabra que tiene la misma fuente que la palabra “torturar”) entraña la idea básica de utilizar fuerza, amenazas u otra presión (como por el abuso de autoridad oficial) para conseguir algo de una persona maldispuesta. Aunque a los individuos que pierden dinero en el juego de azar no les agrada perderlo, por lo general juegan voluntariamente y con pleno reconocimiento de que corren el riesgo de perder dinero. Por lo tanto, si el juego de azar no es extorsión, ¿sobre qué base rehusaría el cristiano aprobarlo?
11, 12. (a) ¿Qué principios bíblicos suministran la base para que la voz de la conciencia hable claramente acerca del juego de azar? (b) ¿Qué muestra el efecto que históricamente ha tenido sobre la gente el juego de azar?
11 Hay más de una razón bíblica para rehusar aprobarlo. El juego de azar ciertamente merece ser clasificado como una forma de “avaricia,” y la avaricia y la codicia están clasificadas junto con la idolatría en la Palabra de Dios. (1 Cor. 6:9, 10; Col. 3:5) Choca con el precepto bíblico básico de que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y que el hombre debe efectuar trabajo honrado, productivo, para obtener ganancia. ¿Qué productividad resulta del juego de azar? Su historia muestra que casi inevitablemente contribuye al crimen de una manera u otra. Y, ¿por qué? Porque es desamorado. Incita egoísmo y fomenta falta de interés en otros. El jugador quiere el dinero de otros sin darles ningún servicio genuino en pago. Aunque algunos quizás clasifiquen el juego de azar con la diversión, la evidencia muestra que más a menudo produce tensión, inquietud, resentimiento y hasta cólera asesina que diversión.
12 Una mujer que trabajaba en un casino dijo, según se le citó: “El juego de azar endurece a todos los que se ponen en contacto con él. Después de trabajar más o menos un año en el casino, el ‘tallador’ ya no se compadece ante el espectáculo de hombres y mujeres, muchos de ellos mentalmente enfermos, jugando el dinero que debería usarse para el sostén de ellos mismos y sus familias. Una de las mayores y más antiguas tragedias del mundo —el arruinamiento de un sinnúmero de vidas humanas debido a la avaricia del hombre de adquirir dinero fácilmente y su infatuación por la diosa falsa, la Buena Suerte— ya no afecta [al ‘tallador’].”
13. ¿Qué muestra que el hecho de que las Escrituras unan la codicia y la avaricia con la idolatría también aplica al juego de azar?
13 Sí, el juego de azar también fomenta la superstición, pues como clase los jugadores son de la gente más supersticiosa. El dinero se convierte en ídolo y la Buena Suerte en una diosa. En Isaías 65:11 la Palabra de Dios habla de los que Lo abandonan y “arreglan una mesa para el dios de la Buena Suerte y [de] los que llenan vino mezclado para el dios del Destino.”
14. En contraste con el derrotero codicioso del jugador, ¿qué exhortación se hace a los cristianos?
14 Ciertamente todo esto está en contraste directo con la exhortación del apóstol a los cristianos en Tesalónica de “tener como mira suya el vivir en quietud . . . y trabajar con sus manos,” para que pudieran estar “andando decentemente en lo que tiene que ver con los de afuera y no [estar] necesitando nada.” (1 Tes. 4:11, 12) Sí, todavía hay normas de decencia en el mundo de la humanidad en cuanto a hacer trabajo honrado, productivo, y el cristiano querrá ‘recomendarse a toda conciencia humana’ en este asunto así como en todos los demás.—2 Cor. 4:2.
EL USO Y PRODUCCIÓN DE PERJUDICIALES SUSTANCIAS QUE CAUSAN AFICIÓN
15-17. (a) ¿Qué práctica que envuelve el uso de la areca existe en ciertas zonas de la Tierra? (b) ¿Qué efecto tiene esto en el usuario, y de qué modo ven las autoridades en algunos países esta práctica?
15 Otro asunto que causa preocupación en muchas partes de la Tierra es el uso y producción de materiales que resultan en afición perjudicial. En la India, la República de las Filipinas y las zonas de Malaysia, por ejemplo, una práctica antigua y popular es el masticar el fruto de la areca, que también se llama nuez de betel, la semilla de una palma. Pedazos de areca se enrollan en una hoja untada de cal viva y se mastica esta mixtura que llaman buyo. La areca colorea la saliva de la persona de color de sangre y ennegrece los dientes, causando por lo general su deterioración. Muchos masticadores habituales de areca se quedan sin dientes a una edad tan temprana como de veinticinco años. Según la Encyclopedia Americana (1956, tomo 20, pág. 573), la masticación de areca produce “un efecto similar a la masticación de tabaco.” En la India, de hecho, a veces se incluye tabaco en la “mascada” de la areca, conociéndose la mezcla como pan.
16 El Evening News de Bombay del 4 de abril de 1972 nos dice que Extra Pharmacopia, una publicación de la Sociedad Farmacéutica de la Gran Bretaña, clasifica a la areca como “droga.” Por lo tanto un tribunal de la India falló que la areca no podía clasificarse como “alimento.”
17 Notablemente, muchas personas que han usado tanto el tabaco como la areca dicen que, de los dos, se les hizo más difícil romper el hábito de la areca. Durante el gobierno japonés de Taiwan, se hizo un esfuerzo sin éxito para eliminar el hábito. Muchos doctores de Taiwan creen que hay un vínculo entre la práctica y la gran extensión del cáncer de la boca y de la cara en Taiwan.
18. ¿Qué práctica similar existe en algunos países de la América Latina, y cuál es su efecto?
18 En algunos países latinoamericanos se halla una práctica algo similar, la de masticar hojas de coca con cal. Puesto que las hojas contienen cocaína, esta práctica produce afición. Aunque impide que los usuarios sientan los dolores del hambre o el dolor del cansancio, como otros narcóticos semejantes con el tiempo tiene efectos muy perjudiciales sobre su salud así como sobre sus facultades mentales.
19. ¿Qué muestra la evidencia del día moderno en cuanto al uso del tabaco en fumar y masticar?
19 El uso de la areca y las hojas de la coca es algo regional. El uso del tabaco, por otra parte, virtualmente es mundial. Este, también, produce afición. La evidencia del poder de su afición se puede ver del hecho de que su producción todavía llega a aproximadamente cinco millones de toneladas al año... a pesar de advertencias médicas del daño que produce a la salud humana. En los Estados Unidos, por ejemplo, se manufacturan anualmente unos 576 mil millones de cigarrillos y siete mil millones de puros. Sin embargo, un comité nombrado por el Cirujano General de los Estados Unidos descubrió que el riesgo de cáncer de los pulmones era diez veces mayor en los fumadores moderados, y veinte veces mayor en los fumadores en exceso, que en los que no fuman. El Dr. Charles Cameron de la Sociedad Norteamericana para el Cáncer dijo: “El cáncer de los pulmones está mostrando el aumento más rápido jamás atribuido a una enfermedad no infecciosa en la historia médica.” También se informó que el fumar contribuye a las enfermedades del corazón, bronquitis crónica y enfisema. Como resultado, varios gobiernos han promulgado leyes que restringen la publicidad de los cigarrillos.
APLICANDO PRINCIPIOS BÍBLICOS AL PROBLEMA
20. Puesto que ninguna de estas prácticas se menciona en la Biblia, ¿las remueve esto de llegar a ser cuestiones de la conciencia cristiana?
20 Otra vez, la Biblia no menciona el masticar areca, hojas de coca o el masticar, oler o fumar tabaco. Algunas personas han dicho: “Hasta que usted me muestre algo en la Biblia acerca del uso del tabaco [o productos similares], yo seguiré usándolo.” Pero, ¿no podría uno decir también que, puesto que la Biblia no prohíbe específicamente el tirar la basura en el patio de su vecino, no hay nada de malo en hacerlo?
21, 22. ¿Qué principios bíblicos están envueltos claramente, y qué preguntas tiene que hacerse a conciencia el cristiano en cuanto a participar de estas prácticas?
21 La Biblia ciertamente nos suministra principios para guiarnos en este asunto. El apóstol inspirado escribió en 2 Corintios 7:1: “Dado que tenemos estas promesas [de ser aceptados por Dios como sus hijos y siervos aprobados], amados, limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”
22 “Santidad” significa la calidad de ser limpio, brillante, sin mancha y dedicado a usos sagrados. ¿Puede el uso de la areca y su efecto ensuciador en la boca y dientes del usuario, o el efecto contaminador que se ha admitido formalmente que infligen las hojas de la coca y el tabaco en el cuerpo del usuario, armonizarse con este mandamiento bíblico? El mayor mandamiento es ‘amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas.’ ¿Puede uno decir que está sirviendo a Dios con ‘todas sus fuerzas’ mientras usa productos que hasta gobiernos nacionales denuncian porque perjudican seriamente la salud de uno? O, si uno se llega a aficionar a las hojas de la coca, ¿puede uno decir que está sirviendo a Jehová con ‘toda su mente’? Realmente, ¿no es el usar estas cosas el obrar “contrario a la naturaleza,” sometiendo el cuerpo a abuso para el cual no fue diseñado?—Mar. 12:29, 30; Rom. 1:26.
QUE HABLE SU CONCIENCIA
23, 24. (a) ¿Es únicamente el uso personal de las sustancias que causan afición lo que hace surgir cuestiones de la conciencia cristiana? (b) ¿Remueve toda objeción a su producción y distribución comerciales hoy día el hecho de que estos productos vegetales resultan de la creación de Dios? Ilustre.
23 ¿Qué hay, pues, de la persona que cultiva, prepara o vende tales cosas como su medio de subsistencia? Ciertamente está envuelto aquí el asunto de la conciencia. ¿Qué principios deben guiarnos?
24 Algunos quizás arguyan que todas estas cosas forman parte de la creación de Dios colocadas aquí en la Tierra, y que por consiguiente no hay razón alguna para oponerse a que cualquiera las cultive. Es verdad, son creación de Dios, pero cosas que son correctas en sí mismas pueden ser destinadas a usos malos. Los hongos forman parte de la creación vegetal de Dios pero solo algunos son comestibles. Si cometemos un error y comemos uno de las clases venenosas esto podría causarnos la muerte. Jehová proveyó minerales y metales, también, pero cuando los hombres convierten hierro en armas destructivas para guerra política, ¿es éste un buen uso de las provisiones de Dios?
25, 26. (a) ¿Es solo el vendedor de perjudiciales productos que causan afición el que carga con responsabilidad por el daño que causan a los humanos? (b) ¿Qué cuestiones considerará a conciencia el cristiano en este sentido?
25 Considere el asunto de las drogas fuertes, como el opio y la heroína. La gente aficionada a éstas no simplemente las recoge de la Tierra. Hay muchos pasos envueltos. Hay que cultivar amapolas, extraer el jugo y desecarlo hasta convertirlo en opio en polvo. Para obtener morfina o heroína, hay que efectuar más destilación. Luego hay el mecanismo de la distribución y venta de estas drogas que causan afición. ¿Dónde, en toda la línea, comienza o termina la responsabilidad del inmenso daño y crimen envueltos en la afición a las drogas?
26 Aunque el tabaco, la areca y las hojas de coca sean más lentos en sus efectos destructivos que estas drogas fuertes, la misma pregunta puede hacerse en cuanto a su producción y venta. Estos productos vegetales pueden tener usos legítimos —la nicotina del tabaco, por ejemplo, se usa como base de un insecticida— sin embargo subsiste el hecho de que el uso legítimo forma una porción muy mínima del uso total. Jamás podemos olvidar que el mandamiento que ocupa el segundo lugar en importancia es que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Si voluntariamente y a sabiendas contribuimos hacia el daño serio de su salud por causa de la ganancia, ¿estamos obedeciendo esto?—Mat. 22:39.
27, 28. ¿Puede el uso de ciertas bebidas populares ser clasificado razonablemente con los perjudiciales productos que causan afición descritos, formando así la base para las mismas objeciones a su producción y venta? Si no, ¿qué diferencia existe?
27 Quizás algunos pongan objeción diciendo que hasta a cosas como el té, el café y, más en particular, las bebidas alcohólicas, también se les acusa de ser perjudiciales a la salud. Sin embargo, en cuanto a las bebidas alcohólicas la Biblia clara y específicamente permite su uso en moderación. (Deu. 14:26; Juan 2:1-10; Pro. 23:29-31; 1 Tim. 3:3, 8; 5:23) Pero no se puede hallar semejante aprobación a favor del tabaco, la areca, las hojas de la coca, o, en cuanto a eso, la marihuana, el opio y productos similares.
28 En cuanto a bebidas como el té y el café, se pudiera preguntar: Después de todos los siglos de haberse usado, ¿qué evidencia clara se ha producido de que sean consistentemente peligrosos?, o ¿dónde han sido impelidos los gobiernos a expedir advertencias contra ellos para conservar la salud? Es cierto, a la persona que tiene problemas de salud, como úlceras, cualquiera de estas bebidas podría ser peligrosa y, en tal caso, debe evitarlas. Para el diabético es peligroso el azúcar; pero no lo es para otras personas. Para una persona con exceso de peso hasta el pan y las papas o el arroz pueden ser peligrosos. (Compare con Proverbios 25:27.) Entonces, debemos ser razonables al considerar los asuntos. ¿Estamos buscando la manera de suprimir la voz de la conciencia tratando de hallar una explicación justificativa que desvirtúe los hechos acerca de las sustancias que, según se ha demostrado, son fundamentalmente perjudiciales y peligrosas?
‘ESTÉ ANDANDO DECENTEMENTE EN LO QUE TOCA A LOS DE AFUERA’
29. En armonía con Gálatas 6:7, ¿qué preguntas serias debe uno hacerse acerca de empleo que, en sus resultados finales, le ocasiona primariamente perjuicio a la humanidad?
29 Estas solo son unas cuantas zonas en las cuales pueden surgir cuestiones de conciencia en cuanto al empleo que uno tenga. Sin embargo, en todos esos asuntos el cristiano hace bien en reconocer que ‘lo que uno siembra eso siega’... de más maneras que una. (Gál. 6:7) ¿Qué hay si el trabajo que uno tiene es trabajo que, en vez de beneficiar, produce perjuicio o daño a otros? Aunque no se condena específicamente en la Biblia, ¿no tendrá este trabajo un efecto adverso, quizás hasta degradante, en el corazón y mente del trabajador? Y, ¿no es posible que también tenga un efecto debilitador sobre su conciencia, quizás permitiéndole excusarse al entregarse a prácticas que específicamente están condenadas en la Palabra de Dios?—1 Tes. 4:12.
30. ¿Cómo tienen que considerarse también las conciencias de los de afuera de la congregación cristiana en cuanto a tal empleo?
30 Por otra parte, también, hay el asunto de recomendarnos a las conciencias de otros en cuanto a sinceridad. No hace mucho varias organizaciones religiosas prominentes de los Estados Unidos fueron criticadas porque, aunque alegaban estar por la paz, estaban invirtiendo fuertemente en las industrias bélicas. Si un cristiano se declara en contra de cierta práctica porque la considera incompatible con los principios bíblicos y al mismo tiempo gana su subsistencia de trabajo que se dirige primaria y básicamente hacia adelantar y fomentar esa práctica, ¿estará recomendándose a las conciencias de otros? ¿Creerán que él es sincero cuando aboga por otros principios de la Palabra de Dios y su promesa de un nuevo orden de justicia?
31, 32. (a) ¿Qué preguntas podrían surgir en cuanto al cristiano empleado así tocante a si es apto para puestos de responsabilidad de congregación? (b) ¿Significa el estar “libre de acusación” que el superintendente o siervo ministerial tiene que agradar los escrúpulos o creencias de toda persona sin excepción?
31 ¿Qué hay del cristiano que está ‘haciendo esfuerzos por obtener el puesto de superintendente’ o está deseoso de servir como siervo ministerial en una congregación? Si está empleado en trabajo que produce cosas perjudiciales a la humanidad, ¿podría considerarse que este hombre está “libre de acusación” o que tiene “excelente testimonio de los de afuera”?—1 Tim. 3:1, 7-10; Tito 1:6.
32 Estos requisitos para superintendentes y siervos ministeriales cristianos no tratan de acusaciones infundadas o injustas. En países dominados por la Iglesia Católica, por ejemplo, se puede representar el divorcio como siempre malo, aunque exista la base bíblica del adulterio. El que lo critiquen por haberse divorciado bíblicamente no descalificaría a una persona de servir de superintendente o siervo ministerial, porque esta crítica es infundada.
33, 34. ¿Puede decirse que por ser común cierto trabajo en una zona en particular o porque lo aceptan generalmente las personas de esa zona que eso remueve necesariamente objeciones de la conciencia a él?
33 Una persona pudiera decir: ‘Es cierto, el trabajo que yo hago realmente no es para el bien de mi prójimo. Pero donde yo vivo la mayoría de la gente participa en esta clase de empleo. Este negocio o producción es la principal fuente de dinero para la zona.’ ¿Cambiaría esto los asuntos en lo que toca a la conciencia de uno?
34 Si el juego de azar, por ejemplo, es el negocio principal de cierta ciudad o estado, quizás a la gente que vive allí poco le importara el que una persona estuviera empleada en un establecimiento de juego, aunque esa persona afirmara ser seguidora sincera de Jesucristo. Pero, ¿hace eso que sea correcto a la vista de Dios? Además, ¿qué hay del efecto en la propia conciencia y el propio corazón del individuo? ¿Le permitiría su conciencia acercarse a su Padre con “franqueza de expresión” como estando limpio de cualquier cosa que mereciera la desaprobación de Dios? 1 Juan 3:19-22 dice: “En esto conoceremos que nos originamos de la verdad, y aseguraremos nuestro corazón delante de él respecto de cualquier cosa en que nos condene nuestro corazón, porque Dios es mayor que nuestro corazón y conoce todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos condena, tenemos franqueza de expresión para con Dios; y cualquier cosa que le pedimos la recibimos de él, porque estamos observando sus mandamientos y estamos haciendo las cosas que son gratas a sus ojos.” Ciertamente esta “franqueza de expresión” es algo que ha de apreciarse mucho y guardarse como un tesoro, sí, conservarse a toda costa.
NECESIDAD DE FE
35. ¿Cómo puede resultar una prueba de fe debido a que somos concienzudos respecto a nuestro empleo?
35 Es cierto, el esforzarnos por tener una conciencia limpia delante de Dios y el recomendarnos a las conciencias de otros quizás requiera algunos cambios grandes en nuestra vida. Es posible que sea difícil obtener empleo que no esté en pugna con nuestra conciencia. Esto coloca una prueba sobre la fe que tenemos en el poder de Dios de venir en socorro nuestro en respuesta a nuestros esfuerzos concienzudos por agradarle. Con buena razón la Biblia enlaza estrechamente la fe con el asunto de la conciencia. (1 Tim. 1:5, 18, 19; 3:8, 9; Heb. 10:22) ¿Realmente creemos que Jehová Dios no solo existe, sino que también “viene a ser remunerador de los que le buscan encarecidamente”?—Heb. 11:6.
36, 37. Si el obtener otro empleo que no choca con la conciencia cristiana parece casi imposible, ¿de qué ejemplos modernos y antiguos podemos sacar consuelo y seguridad?
36 Por toda la Tierra hay hombres y mujeres por millares que dan testimonio del poder, habilidad y disposición de Dios de ir en ayuda de los que se esfuerzan por mantener una buena conciencia delante de él. Quizás una persona crea que el renunciar a su ocupación presente por razones de conciencia la dejaría en una posición virtualmente desesperanzada. Pero piense en lo que otros han hecho. Piense en las mujeres que vivían en concubinato con hombres casados y les habían dado a luz hijos antes de aprender la verdad de la Palabra de Dios. El rehusar continuar viviendo en concubinato quiso decir perder todo medio visible de sostén, aun la casa en que vivían. Sin embargo centenares de mujeres dieron ese paso con fe, y Jehová Dios las cuidó.
37 Piense también en los muchos esclavos en el Imperio Romano que aceptaron el cristianismo. Eran propiedad de los hombres que los tenían, siendo dependientes de ellos para todas las provisiones de la vida. Sin embargo tuvieron que ejercer su conciencia cristiana y si sus amos les mandaban llevar a cabo actos en violación de principios cristianos tendrían que rehusar, reconociendo a Dios y a su Hijo como sus amos superiores. Esto, también, realmente requeriría gran fe.—1 Ped. 2:18-20; Efe. 6:5-8; Col. 3:22-25.
38. Aunque no han descontinuado su presente clase o tipo de trabajo, ¿cómo han tenido que hacer cambios grandes también muchos hombres cristianos para mantener una conciencia limpia?
38 Por otra parte, también, hay miles de hombres que, aunque no han cambiado su clase de empleo, han tenido que alterar sus métodos comerciales radicalmente o han tenido que renunciar debido a que los establecimientos para los que trabajaban insistían en que usaran prácticas faltas de honradez en un negocio que de otra manera era legítimo. Muchas clases de servicios personales, como el trabajo de reparar radios, autos, relojes y servicios similares, con frecuencia están envueltos en falta de honradez, cobrando más de lo debido a los clientes o cobrándoles piezas que no fueron instaladas o por trabajo que no se hizo. Esta es una forma de robo. Otros hombres en el trabajo de ventas, antes de llegar a ser cristianos verdaderos, falsificaban los asuntos para obtener clientes. Esto es mentir y defraudar. Los cristianos han “renunciado a las cosas solapadas de las cuales hay que avergonzarse” y no andan “con astucia” ya sea en la congregación o fuera de ella. (2 Cor. 4:2) Prestan atención a la exhortación: “Ahora que ustedes han desechado la falsedad, hable verdad cada uno de ustedes con su prójimo, . . . Que el que hurta ya no hurte más, sino más bien que haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien que tenga necesidad.” Sus conciencias los impelen a abandonar sus caminos incorrectos para ‘no estar contristando el espíritu santo de Dios.’—Efe. 4:25-30.
MANTENIENDO RACIONALIDAD Y EQUILIBRIO
39-41. (a) Como en todos los otros asuntos, ¿el punto de vista de quién queremos mantener cuando ejercemos nuestra conciencia concerniente a empleo? (b) Cuando el empleo de un individuo hace surgir cuestiones de conciencia, ¿qué decisión pueden tomar los ancianos de la congregación? ¿Por la conciencia de quién son gobernados?
39 Otra vez, nótese que Jehová Dios es apegado a la realidad en todos sus requisitos. Nos suministra principios que dan guía buena y clara; sin embargo no insiste en llevar los asuntos a un extremo imposible, a tal grado que tuviésemos que ‘salir del mundo’ a fin de tener una conciencia limpia.—1 Cor. 5:10.
40 Considere, como ejemplo, a un individuo que trabaje en una granja dedicada casi exclusivamente al cultivo de un producto fundamentalmente perjudicial para uso humano. Su trabajo puede estar conectado directamente con la producción o distribución de este material. Puede que su propia conciencia lo impele o no lo impele a renunciar a este trabajo. Aunque su conciencia no lo impele a renunciar, si pertenece a una congregación cristiana las conciencias de los ancianos de esa congregación quizás no les permitan recomendarlo como persona que satisface los requisitos para ser anciano o siervo ministerial en la congregación.
41 Por otra parte, el individuo puede trabajar en una granja de esa clase pero quizás haga trabajo que no está relacionado materialmente con el desarrollo del producto perjudicial, quizás rindiendo servicios de naturaleza personal a la familia del dueño de la granja, haciendo la limpieza de la casa o trabajo doméstico similar. Quizás le parezca que su trabajo no lo une a la operación que produce el producto perjudicial. El que los ancianos de la congregación donde se asocia este individuo lo recomendaran o no como anciano o siervo ministerial dependería de las conciencias de ellos. Ellos también considerarían el efecto que tal recomendación tendría sobre la congregación en conjunto y sobre la comunidad en la que se encuentra.
42. (a) A la vez que nos esforzamos por mantener una conciencia limpia, ¿qué actividad fútil evitaremos, y qué haremos nuestra mira? (b) En asuntos ‘que rayan en el límite,’ ¿qué equilibrio mantendremos?
42 De modo que, como el apóstol, todos queremos estar ‘ejercitándonos continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres.’ (Hech. 24:16) Al mismo tiempo debemos darnos cuenta de la futilidad de debatir sobre todas las ramificaciones leves o las posibles aplicaciones de cualquier principio bíblico o tratar de fijar líneas finas de demarcación y así establecer un código talmúdico en cuanto a precisamente qué se permite y qué no se permite. Al instruir a Timoteo en cuanto a su ministerio en Éfeso, Pablo escribió: “Realmente el objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía. Desviándose de estas cosas, ciertos individuos han sido apartados al habla ociosa, queriendo ser maestros de ley, mas no percibiendo ni las cosas que dicen ni las cosas acerca de las cuales hacen fuertes afirmaciones.” (1 Tim. 1:3-7; compare con 1 Tim. 6:3-5.) En todo caso en que la decisión tenga que depender de la conciencia individual, no trataremos de sobreponer nuestra conciencia en otros; pues, ni rebajaremos a otros como demasiado escrupulosos ni criticaremos y juzgaremos a aquellos cuyas conciencias no son tan restrictivas como las nuestras en estos casos ‘que rayan en el límite.’—Rom. 14:3, 10.
43. Aunque nos esforzamos por siempre obrar con buena conciencia, si nosotros, no obstante, cometemos errores, ¿qué podemos hacer para librarnos de una conciencia que nos remuerde?
43 Cometeremos errores, haremos cosas que subsecuentemente nos pesarán... porque somos imperfectos. Pero no sufriremos de remordimiento de conciencia si rápidamente confesamos nuestro error a Dios y nos apartamos de ello, buscando el perdón de Jehová por medio de su Hijo. Lea la experiencia personal del rey David en este asunto que se registra en el Salmo 32:1-6. Regocíjese en saber que el sacrificio de rescate del Hijo de Dios puede efectuar propiciación por nuestros pecados y limpiar nuestras conciencias, dándonos la confortante seguridad de que Dios no cuenta estos errores contra nosotros. Así podemos continuar sirviéndole con una buena conciencia y con todo el gozo, contentamiento, tranquilidad de ánimo y la esperanza de vida eterna que esto trae.
[Ilustración de la página 177]
El juego de azar... arraigado en la codicia, contribuye al crimen y fomenta la superstición. ¿Podría el cristiano estar asociado con dicha práctica?
[Ilustración de la página 179]
¿Es consistente hablar de amor al prójimo y al mismo tiempo producir tabaco que puede arruinar la salud del prójimo?
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La cuestión importante... ¿Estamos por o contra la gobernación divina?La Atalaya 1973 | 15 de marzo
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La cuestión importante... ¿Estamos por o contra la gobernación divina?
DURANTE los últimos cuantos meses centenares de miles de personas han afrontado sin rodeos esta cuestión en la serie de Asambleas de Distrito de cuatro días “Gobernación Divina” celebradas por los testigos de Jehová. Los informes que se han recibido de 152 asambleas muestran que ya han asistido 1.246.419 personas y hay muchas asambleas de las que todavía se ha de oír. Con el tiempo todo el mundo de la humanidad se verá obligado a enfrentarse a esta cuestión, resultando ya sea en vida o muerte, según la selección que hagan.
Si usted no lo ha hecho, tarde o temprano usted también tendrá que enfrentarse a esta misma cuestión importante. Por consiguiente, este breve informe sobre lo que se dijo en estas asambleas debe resultar muy provechoso ayudándole a decidir.
La cuestión realmente no es nueva, no es una que afrontamos hoy por primera vez. Esto se indicó en el primer día de la asamblea en el discurso intitulado “Gobernación divina... ¿estamos por ella, o contra ella?”
Este discurso clave mostró que la hostilidad a la gobernación divina tuvo su principio en la región invisible hace muchos milenios. Una criatura espíritu o ángel se hizo tanto “Satanás” como “Diablo,” es decir, un “Resistidor” y un “Calumniador” de Dios. En consecuencia, todos los que se oponen a la gobernación divina se ponen de parte de Satanás el Diablo y
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