BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Un problema que rivaliza con la afición a las drogas
    La Atalaya 1974 | 15 de diciembre
    • Un problema que rivaliza con la afición a las drogas

      ¿QUÉ es lo que esclaviza a muchos millones más de personas que la afición a la heroína?

      ¿Qué hace que haya siete veces más probabilidad de que ciertas personas sufran muerte accidental que el resto de la población?

      ¿Qué ocupa el primer lugar después de las enfermedades del corazón y el cáncer como problema de salud serio en los Estados Unidos y en muchos países de Europa?

      La respuesta: el abuso crónico del alcohol.

      El uso de las bebidas alcohólicas se remonta hasta los tiempos más primitivos de la historia del hombre. El abuso de estas bebidas es casi igual de antiguo. Hoy millones de personas disfrutan de vino, cerveza y otras bebidas alcohólicas sin ningún daño a su salud, o a su efectividad mental o seguridad personal. Sin embargo, hoy, en los Estados Unidos, aproximadamente uno de cada diez individuos que beben es o alcohólico consumado o uno cuyo beber causa dificultad para sí mismo (o sí misma) y para los que lo rodean.

      En Francia, donde hay un café o cantina para aproximadamente cada 250 personas, una encuesta indicó que casi uno de cada cuatro hombres y una de cada doce mujeres tiene problema con el abuso del alcohol. Se calcula que 30.000 personas mueren cada año de enfermedades causadas por el alcohol. El año pasado el ministro de salud francés Michel Poniatowski dijo: “Dejémonos de rodeos... el alcoholismo es un azote nacional.”

      Uno de los aspectos más tristes del ascenso del alcoholismo es su invasión a las filas de los jóvenes. Un informe del Times de Londres muestra que la borrachera está ascendiendo vertiginosamente entre los adolescentes británicos, en particular entre las muchachas. Una encuesta reveló que algunos niños se tomaban a escondidas unos tragos de la despensa de la familia antes de dirigirse a la escuela; otros estaban quedándose sin el almuerzo de la escuela a fin de salir para un trago en una taberna cercana.

      En los Estados Unidos, el director del Instituto Nacional sobre el Alcohol y el Abuso del Alcohol, Dr. Morris Chafetz, dijo: “No es raro ver severos problemas de alcoholismo en chicos de 9, 10, 11, 12 años de edad. Es un problema mucho más serio de lo que jamás nos imaginábamos.” La organización de Alcohólicos Anónimos ha iniciado capítulos “Júnior AA” para los de diez a veinte años de edad. Tan solo en la ciudad de Nueva York hay, según cálculos, 66.000 jovencitos de doce a dieciocho años de edad con serios problemas de beber.

      EFECTOS DE MUCHO ALCANCE SOBRE LA VIDA HUMANA

      La Biblia dice que “el vino mismo regocija la vida.” (Ecl. 10:19; compare con Salmo 104:15; Eclesiastés 9:7.) Pero también advierte que el vino puede ser “burlador, el licor embriagante es alborotador, y todo el que se extravía por él no es sabio.” (Pro. 20:1) Considere algunas de las maneras en que el exceso en el uso del alcohol puede hacer una mofa de las vidas humanas.

      Algunas personas pueden beber cantidades sorprendentemente grandes de bebidas alcohólicas y sin embargo no dar la apariencia de estar “borrachas.” Una encuesta que llevó a cabo el periódico francés Le Monde muestra que la mayoría de los alcohólicos de Francia beben de cuatro a cinco litros de vino al día, no obstante a menudo muestran poca señal exterior de embriaguez. Sin embargo, como dice Proverbios 23:32 en cuanto al beber en exceso, “a su fin muerde justamente como una serpiente, y segrega veneno justamente como una víbora.” Una señal temprana de este envenenamiento puede ser la bien conocida “resaca” con su náusea, dolor de cabeza, desasosiego, temblor, sudor, estómago indispuesto y sed tremenda (debido al cambio de agua de las células a zonas fuera de las paredes celulares).

      Los efectos de largo alcance, aunque menos dramáticos, son mucho más graves en sus consecuencias. Las bebidas alcohólicas son elevadas en calorías. Pero éstas son calorías “vacías,” pues carecen casi enteramente de vitaminas y minerales y aminoácidos. El bebedor en exceso a menudo desatiende el comer con normalidad, y luego empiezan a desarrollarse deficiencias de la nutrición. Estas desempeñan un papel importante en las enfermedades concomitantes al alcoholismo. En particular el hígado, que ya ha tenido que trabajar duro para efectuar el metabolismo (“quemar” u oxidar) del alcohol, sufre, y con el tiempo sobreviene la cirrosis del hígado, una fuente principal de la muerte entre los alcohólicos a largo plazo.

      Cantidades excesivas de alcohol irritan los tejidos de la boca, garganta y estómago. Algunas autoridades médicas francesas creen que el 90 por ciento de los casos de cáncer en ese país que envuelven la boca, garganta y laringe se debe al alcoholismo. Con el tiempo, el bebedor puede desarrollar delírium tremens —con su temblor violento, alucinaciones aterradoras y formas de parálisis— y, aunque solo dura de tres a diez días, esto a menudo resulta fatal.

      Aun más serio —y más inmediato— es el efecto del abuso del alcohol sobre la conducta personal. Esto se debe a que el alcohol, cuando se absorbe en la corriente sanguínea, primero que todo afecta todas las más elevadas funciones del cerebro... el pensar, aprender, recordar y la función vital de tomar decisiones y dar fallos. Para la mayoría de las personas una pequeña cantidad de alcohol produce poco efecto. Pero cuando un individuo toma varios tragos en un tiempo relativamente corto, su habilidad para recordar, concentrarse y resolver problemas disminuye rápidamente. El cerebro tiene dificultad en procesar más de una clase de información entrante a la vez. (Sal. 107:27) La visión se deteriora; la persona tiene dificultad en ver las cosas con el rabo del ojo y puede tener la sensación de ver a través de binoculares no enfocados. Sin embargo, debido al efecto algo hipnótico del alcohol, el que bebe en exceso quizás crea que todavía tiene pleno dominio de sus sentidos.—Isa. 28:7.

      Puesto que la capacidad de estar alerta y los reflejos, puestos en acción por el cerebro, disminuyen con elevadas concentraciones de alcohol, el conducir un vehículo automotriz llega a ser sumamente peligroso. El abuso del alcohol está envuelto en por lo menos la mitad de las 55.000 muertes y un millón de lesiones serias que acontecen cada año en las carreteras estadounidenses. Donde los estados han bajado la edad legal para beber a dieciocho años, ha acontecido un ascenso dramático en el número de accidentes fatales causados en las carreteras por conductores adolescentes borrachos.

      La mayor tragedia estriba en el efecto del alcoholismo sobre la vida de la familia. Para el cónyuge y los hijos del alcohólico, la vida puede tornarse en una pesadilla. Vidas jóvenes pueden ser marchitadas o quedar permanentemente cicatrizadas. La proporción de separaciones o divorcios para los alcohólicos en los Estados Unidos es siete veces más elevada que la del resto de la población. En Francia, el alcoholismo figura en una cuarta parte de todos los suicidios y la mitad de todos los homicidios. (Compare con Proverbios 4:17.) La investigación ha mostrado que las madres crónicamente alcohólicas pueden producir hijos defectuosos... hijos que nacen con cabeza anormalmente pequeña, cara desproporcionada, con habilidad para crecer atrofiada e inteligencia subnormal.

      El alcohólico crónico es un empleado deficiente; lo que logra es mucho menos de lo que permitirían sus aptitudes normales. Tiene una proporción mucho más alta de faltar al trabajo, toma dos veces más licencias por enfermedad que otros empleados, está envuelto en más accidentes de trabajo. Además de su propia ineficacia, por lo general menoscaba la eficacia de aquellos cuyo trabajo se enlaza con el suyo. (Compare con Proverbios 21:17; 23:20, 21.) Los cálculos colocan el costo del alcoholismo para el comercio y la industria tan solo en los Estados Unidos en 12.000.000.000 de dólares anualmente. El abuso del alcohol conduce al derrumbe de la moralidad y al aumento del crimen. Encuestas muestran que a menudo es un escalón a la afición a las drogas.

      Hoy las naciones están buscando remedios para este problema serio. Esto significa averiguar por qué y cómo las personas se hacen alcohólicas, a fin de saber qué medidas protectoras se pueden adoptar o como se puede efectuar una curación cuando la persona ya es víctima del alcoholismo. ¿Qué han mostrado los resultados en cuanto a esto y dónde yace la solución verdadera?

  • La causa y la curación del alcoholismo
    La Atalaya 1974 | 15 de diciembre
    • La causa y la curación del alcoholismo

      ¿QUÉ hace que las personas lleguen a ser esclavas virtuales del alcohol, aun al grado de arruinar su vida y la vida de sus familias?

      El alcohol en sí no es el problema. Diferente del tabaco o la heroína, no produce afición inherentemente. La dificultad yace en los usuarios. Los factores envueltos son múltiples. Sin embargo, todos señalan a una falta o necesidad básica, y ésta, a su vez, señala al verdadero remedio.

      La investigación muestra que los hijos cuyos padres son bebedores en exceso tienen mucha más probabilidad de ser atraídos al mismo hábito. Por otra parte, un informe del Departamento de Salud, Educación y Beneficencia de los EE. UU. muestra que el alcoholismo está en un nivel bajo donde hay “exposición a temprana edad a cantidades pequeñas, diluidas, de bebidas alcohólicas dentro de un fuerte grupo familiar o religioso,” y donde las bebidas alcohólicas se consideran principalmente como alimentos y se consumen con las comidas.

      Muchas personas que no tuvieron el beneficio del sano entrenamiento paternal en cuanto a las bebidas alcohólicas pueden entrar en peligro debido a la falta de conocimiento. Quizás no se den cuenta de que las diferentes bebidas tienen diferente fuerza en cuanto al contenido de alcohol. La cerveza, por ejemplo, contiene aproximadamente 5 por ciento de alcohol, la mayor parte de los vinos de mesa de 10 a 14 por ciento, mientras que los vinos más fuertes como el jerez y el oporto contienen de 16 a 20 por ciento. Las bebidas destiladas (como el ron, ginebra, whiskey) contienen de 40 a 50 por ciento de alcohol. Aunque individuos sepan esto quizás no se den cuenta de que ingieren tanto alcohol en su sistema al beber una botella de cerveza de dieciséis onzas como si bebieran una onza y media de whiskey.

      El tamaño del cuerpo de una persona por lo general también tiene su efecto... mientras más grande sea uno, mayor es la cantidad de sangre y el número de células y por consiguiente se difunde más el alcohol en la absorción. No obstante, aunque sean de la misma estructura, los individuos pueden diferir de modo tremendo, uno sintiéndose desvanecido solo con una cantidad pequeña de alcohol mientras que otro siente poco efecto con la cantidad doble. El tener el estómago vacío permite que el alcohol sea absorbido rápidamente en la sangre, mientras que el alimento retarda el proceso. Y, puesto que el cuerpo puede eliminar el alcohol a la proporción de solo un tercio de onza por hora, el tiempo entre las bebidas también es un factor principal.

      Las asociaciones desempeñan un papel importante. Si el beber en exceso se considera como prueba de ser “verdadero hombre” o como “listo” y sofisticado, hay presión para obrar en conformidad. A menudo ésta es la manera en que se inicia a los hombres y mujeres jóvenes a beber en exceso y caen en un modelo de beber “intermitente”... poniéndose “achispados” periódicamente en fiestas o en partidas de beber los sábados por la noche. Gradualmente el beber se extiende a más y más días de la semana. El proceso puede ser engañosamente lento. Los estudios muestran que para la formación de un alcohólico se requiere un promedio de dieciséis años en los hombres, solo ocho años en las mujeres.

      En la vida posterior, las circunstancias personales vienen a ser un factor principal. Problemas de familia, dificultades maritales, fuertes deudas, enfermedad, desengaños, fracasos y la resultante depresión mental... éstas son a menudo las cosas que inician al individuo en su dependencia del alcohol. Los varones en puestos de ejecutivos, u otro trabajo que envuelve tensión y presión, pueden llegar a confiar en el alcohol para un grado de alivio de la tensión. Las personas envueltas en vender y comprar a menudo lo usan para “lubricar” las ruedas de sus asociaciones comerciales. Los hombres que tienen trabajo monótono pueden pasar su tiempo libre en buscar el compañerismo sintético que se halla con compañeros de trabajo en una cantina.

      El aumento moderno del alcoholismo es especialmente fuerte entre las mujeres. En los Estados Unidos aproximadamente la mitad de las alcohólicas han sufrido matrimonios rotos y un tercio están casadas con alcohólicos. Algunas tienen trabajos bien remunerados pero han hallado la vida menos que satisfactoria, carente de significado. Las que tienen el papel de amas de casa quizás sufran de aburrimiento o encuentren onerosas las responsabilidades de cuidar de los hijitos. La mayor soledad de un ama de casa, al no estar bajo atención pública, le permite desarrollar un hábito de beber y ocultarlo por algún tiempo. Los cambios hormonales concomitantes al ciclo menstrual puede ser todo lo que se necesite para poner en acción una temporada de beber en exceso.

      DÓNDE HA DE HALLARSE LA SOLUCIÓN

      Todas estas cosas señalan en una dirección principal: los que llegan a ser bebedores compulsivos (que no pueden controlar sus hábitos de beber) confían en que el alcohol satisfaga una necesidad emocional. Es cierto, con el tiempo las células de su cuerpo pueden llegar a estar tan ajustadas a elevadas concentraciones de alcohol que el cesar de beber produce una reacción violenta, de modo que también hay una esclavitud física. Sin embargo, sin duda jamás se llegaría al punto de la esclavitud física si la dependencia emocional no hubiese venido primero. No obstante, el alcohol no resuelve ningún problema emocional; solo crea otros más serios. Es una falsa fuente de consuelo, ánimo, compañerismo, o escape de los problemas de la vida. Solo si las personas reconocen esto pueden hallar la verdadera solución a su dependencia del alcohol.

      Esto nos trae al problema más difícil al tratar de efectuar una curación del alcoholismo. ¿Cuál es ése? El hacer que la persona reconozca que él o ella realmente tiene el problema. Sí, por más extraño que parezca, el alcohólico a menudo es el último en enfrentarse al hecho de su dependencia del alcohol. Quizás un varón tome un traguito por la mañana, dos o tres tragos al mediodía, otro durante la tarde, otro al llegar a casa, y dos más durante la noche y todavía decirse que no es alcohólico. Solo si por alguna razón es privado de sus tragos y luego sufre la terrible reacción asociada con delírium tremens puede que sea sacudido a reconocer su verdadera situación.

      El primer paso, entonces, para resolver el problema es que la persona reconozca su esclavitud al alcohol. La Biblia asocia la verdad con la libertad, y las mentiras con la esclavitud. (Juan 8:32; 2 Ped. 2:18, 19) El empleado que guarda una botella en el cajón inferior de su escritorio, y el ama de casa que secretamente se las arregla para una serie de tragos cada día, y sin embargo niegan tener un problema, jamás hallarán la manera de librarse.

      Entonces, en vez de usar el alcohol como “muleta” de la personalidad o medicina emocional, el individuo tiene que acudir a la fuente correcta para satisfacer las necesidades emocionales que tenga. Debe buscar compañerismo y asociación con los que tienen un punto de vista saludable de la vida y una actitud correcta para con el beber. Cierto, quizás anteriores asociados se burlen de él cuando ‘no continúe corriendo con ellos en este derrotero [de “excesos con vino” y “partidas de beber”] al mismo bajo sumidero de disolución,’ pero cualquier desagrado que eso le acarree bien vale la pena por el escape de la degradación que consigue.—1 Ped. 4:3, 4; 1 Cor. 15:33.

      Para hacer eficaz la curación, tiene que ‘rehacer su mente,’ desarrollando nuevas y correctas normas de conducta. (Rom. 12:2) No basta con saber que la mayoría de las personas desaprueban el alcoholismo o que su cónyuge, hijos o parientes lo desaprueban. El conocer el punto de vista de Dios es lo que puede establecer la diferencia y suministrar la determinación y el aguante que se necesitan para tener éxito seguro y victoria duradera sobre el problema. Su Palabra nos asegura que los borrachos no participarán en su prometido Reino y los beneficios dadores de vida que traerá éste.—1 Cor. 6:10; Gál. 5:19-21.

      Sobre todo, uno necesita algo genuino en lo cual cifrar la esperanza y la fe, una base sólida para confianza en cuanto a una solución feliz para los problemas de la vida. La Biblia es la fuente singular que puede satisfacer estas necesidades. Algunas circunstancias de la vida están más allá del poder que tenemos para efectuar algún cambio verdadero —ciertos casos de mala salud, la dureza general de las presentes condiciones mundiales y las presiones diarias que acarrean éstas— pero la Biblia muestra que estas cosas no están más allá del poder de Dios para cambiarlas. Esa Palabra profética predijo las mismísimas cosas que ahora vemos y manifiesta la esperanza segura de que “la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios.” Esto vendrá en un nuevo orden hecho por Dios que hará de esta Tierra un lugar pacífico, saludable, para todos los que aman la justicia y la verdad.—Rom. 8:20-22.

      Cantidades cada vez mayores de personas han hallado compañerismo sano por medio de asociación con los testigos de Jehová en sus Salones del Reino, han conseguido una sólida esperanza para el futuro y han aprendido principios sanos para manejar sus problemas de día en día. Entre ellas hay muchos que han padecido de alcoholismo o han tenido otros problemas igualmente severos, pero que ya han vencido éstos. A todas las personas se les anima sinceramente a aprovecharse de la ayuda basada en la Biblia que suministran ellos.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir