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“Háganse imitadores de Dios”La Atalaya 1974 | 1 de agosto
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“Háganse imitadores de Dios”
“Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor.”—Efe. 5:1, 2.
1, 2. (a) ¿Qué se puede decir en cuanto al instinto de imitar? (b) Debido al instinto imitativo de los humanos, ¿qué ejemplo se necesita?
SE HA observado bien que “el hombre es una criatura imitativa,” y que “es por imitación, mucho más que por precepto, que aprendemos todo.” El filósofo griego Aristóteles dijo: “El imitar es instintivo en el hombre desde su infancia.”
2 Es cierto. Todos nos iniciamos en la vida imitando. El niño aprende a andar, a alimentarse, a hablar, etcétera, pero no lo hace leyendo libros, no, ni siquiera por instrucción explícita. Más bien, es por imitar a sus padres o a sus hermanos y hermanas mayores. Y continuamos por la vida imitando a otros, a menudo inconscientemente. En vista de la importancia del instinto imitativo de la humanidad, ¡cuán vital es acudir al ejemplo correcto! Tocante a esto, no hay mejor ejemplo que el de Dios mismo. “Háganse imitadores de Dios,” insta el inspirado apóstol cristiano.—Efe. 5:1.
3. ¿Qué manifiesta contradicción existe, haciendo surgir qué preguntas?
3 No obstante, obviamente la mayoría de la humanidad está imitando ejemplos malos, pues considere todos los crímenes, la inmoralidad y guerra en los cuales parece que la gente en todas partes participa. Pero, al mismo tiempo, la mayor parte de la gente dice que está adorando a Dios y da evidencia de esto ejecutando varios actos religiosos. ¿Cómo se explica esta manifiesta contradicción? ¿Cómo es que la gente hace tantas cosas malas, y al mismo tiempo alega adorar a Dios? ¿Puede una persona realmente adorar a Dios, y al mismo tiempo no imitarlo?
DIOSES QUE SON IMITADOS
4. (a) ¿Qué puede decirse en cuanto al instinto humano de adorar? (b) ¿Qué efecto tiene la adoración de un dios en los adoradores?
4 El hombre fue creado no solo con el instinto de imitar sino también con el instinto de adorar. ¿Ha manifestado fuertemente la humanidad esta inclinación? The World Book Encyclopediaa nos dice: “Jamás ha habido un pueblo que no haya tenido alguna forma de religión.” Sin embargo, un punto clave que hay que tener presente es que los pueblos han adorado a muchos diferentes dioses además del Dios verdadero, como dice la Biblia: “Hay muchos ‘dioses’ y muchos ‘señores.’” (1 Cor. 8:5) Y con todo, prescindiendo de su religión, la gente ha imitado, o reflejado, en su vida las cualidades del dios que adoran. Una persona simplemente no puede adorar a un dios sin imitar, en sumo grado, a ese dios.
5. ¿Qué efecto tuvo la adoración de los dioses cananeos, y por qué?
5 Por ejemplo, los arqueólogos nos hablan de los dioses sanguinarios e inmorales que adoraban los antiguos cananeos. Y por eso, como esperaríamos, la historia revela que los pueblos cananeos eran sumamente crueles e inmorales, llevando a cabo horribles ritos religiosos que incluían hasta sacrificios humanos. La Biblia también hace notar que los reyes de Judá Acaz y Manasés se pusieron a adorar a los dioses de los cananeos, ¡yendo hasta el grado de ofrecer a sus propios hijos en sacrificio ardiente a ellos! (2 Rey. 16:1-3; 21:1-6) Obviamente, la inspirada admonición bíblica de “háganse imitadores de Dios” ¡no quiso decir que imitáramos a los dioses de estos pueblos!
6-8. (a) ¿Por qué no significa el simplemente tener la Biblia que se está adorando al Dios de la Biblia? (b) ¿Qué clase de dios se adora en la cristiandad, y cómo se reflejan en los adoradores las cualidades de este dios?
6 Bueno, ¿cuál es la situación en las tierras de la cristiandad? ¿Qué dios adoran los pueblos allí? ¿Es el Dios de la Biblia, como se cree comúnmente? Aunque las religiones de la cristiandad tienen la Biblia, esto no significa que creen en ella, que la siguen, o que siquiera están adorando al Dios cuya palabra es la Biblia. Los israelitas de la antigüedad también tenían la ley de Dios, que, entre otras cosas, dice: “No debería hallarse en ti nadie que haga pasar por el fuego a su hijo o su hija.” (Deu. 18:9-12) Y no obstante, como hemos visto, hasta hubo algunos de sus reyes que no prestaron atención a esta ley. De modo similar, la cristiandad ha hecho caso omiso de Dios y su Palabra.
7 Concerniente a la creencia de la cristiandad en un dios que destina a millones de individuos de la humanidad a un infierno ardiente, The Encyclopedia Americana dice: “El infierno como se entiende generalmente es la morada de los espíritus malos; las regiones infernales, . . . adonde van las almas perdidas o condenadas después de la muerte para sufrir tormentos indescriptibles y castigo eterno.”b Puesto que los pueblos de la cristiandad han adorado a un dios que aprueba dicho tormento, esto ayuda a explicar por qué la historia de la cristiandad ha sido de guerras religiosas, de persecución cruel y de tormentos diabólicos. Los pueblos simplemente han reflejado las cualidades del dios que adoran.
8 Por lo tanto, cuando el docto español Miguel Serveto fue procesado como “hereje,” fue condenado a ser quemado vivo a instigación de líderes religiosos. Esta perversa forma de ejecución, según Institutes of Ecclesiastical History,c “entonces se aprobaba y practicaba casi universalmente,” tanto por católicos como protestantes. Aun en tiempos modernos fue en la cristiandad donde empezaron las horribles guerras mundiales, y el clero en ambos lados de las líneas de batalla oraba a su dios por la victoria y bendición de los ejércitos de su nación.d ¡Ciertamente no queremos ser imitadores ni de este dios de la cristiandad ni de sus adoradores!
9. ¿Cuáles son algunos “dioses” populares que adoran e imitan muchas personas hoy día?
9 No debe causar sorpresa el que millones de personas desilusionadas, particularmente los jóvenes, hayan cesado de adorar en las iglesias de la cristiandad. No obstante, estas personas todavía tienen el deseo instintivo de adorar. A menudo satisfacen este deseo haciendo ídolos de artistas populares del “rock,” así como de estrellas de la cinematografía y de los deportes. Describiendo a un popular “dios” de los deportes, el Times de Nueva York del 26 de julio de 1973 hizo notar que parece seguro que éste “ocupará el lugar preeminente en el panteón de los deportes profesionales, la religión seglar de los Estados Unidos.” A menudo los jóvenes tratan de imitar a estos “dioses” de la diversión y los deportes, copiando su peinado, ropa, lenguaje y moralidad. Pero al hacer esto, ¿a quiénes adoran en realidad?
10, 11. (a) ¿A quiénes va la adoración reverente que se da a los ídolos-dioses del día presente, según lo indicado en 1 Corintios 10:19, 20? (b) ¿Qué evidencia hay de que el Diablo y sus demonios reciben la adoración dada a ídolos-dioses populares?
10 La Biblia habla muy francamente en cuanto a los sacrificios que se hacen o la adoración que se da a ídolos-dioses. De hecho, lo que dice quizás le llegue como verdadera sacudida a usted. Escribiendo bajo inspiración divina, el apóstol cristiano Pablo explicó: “¿Qué, pues, he de decir? ¿Que lo que se sacrifica a un ídolo es algo, o que un ídolo es algo? No; pero digo que las cosas que las naciones sacrifican, a demonios las sacrifican, y no a Dios.” (1 Cor. 10:19, 20) ¡Sí, la adoración reverente, sea a un ídolo-dios de madera y piedra o a un ídolo de la diversión o los deportes, realmente va al “dios de este sistema de cosas,” Satanás el Diablo, y sus demonios! (2 Cor. 4:4) Pero, ¿qué evidencia hay de que, en realidad, los demonios reciben esta adoración reverente?
11 Bueno, ¿cuál es la tendencia entre los devotos de los ídolos populares de la diversión y los deportes? ¿Es la tendencia hoy hacia mostrar las admirables cualidades de verdad, pureza y consideración por el bienestar de otros? No; más bien, la tendencia es hacia falta de honradez, inmoralidad, reniegos, y tratar sin miramiento a otros. Esto es lo que los devotos ven que están haciendo sus ídolos. Un famoso director de béisbol de las grandes ligas dijo recientemente: “Usted ve cómo se comportan escandalosamente [los jugadores], la manera desenfrenada en que actúan. Si los jugadores hacen esto, ¿por qué no los aficionados?” (Times de Nueva York, 13 de octubre de 1973) ¿No es evidente, entonces, que el imitar a hombres imperfectos como “ídolos” aparta a la gente de la adoración del Dios verdadero? Así la adoración reverente dada a ellos realmente va al Diablo y sus demonios, tal como indica la Biblia. (Juan 8:44) Ciertamente no queremos imitar ni a los “dioses” humanos ni a los demonios invisibles, ¿verdad?
IMITE AL DIOS VERDADERO
12. ¿Quién es el Dios verdadero al que se nos insta a imitar, y por qué puede la idea de imitarlo hacer tambalear la imaginación?
12 Por lo tanto, qué vital nos es prestar atención a la admonición apostólica: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados.” (Efe. 5:1) El hacerlo es una salvaguarda contra el hacernos imitadores de cualesquier dioses falsos. Pero, ¿quién es el Dios verdadero al que se nos insta a imitar? El inspirado salmista bíblico contesta, dirigiéndose a Ese: “Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra.” (Sal. 83:18) Se debe a su calidad de Creador de todas las cosas que Jehová de veras es DIOS, como explicó el profeta Jeremías: “Jehová es en verdad Dios. . . . Él es el Hacedor de la tierra por su poder, Aquel que firmemente estableció la tierra productiva por su sabiduría, y Aquel que por su entendimiento extendió los cielos.” (Jer. 10:10-12) Cuando consideramos la inmensidad del universo, con sus miles de millones de galaxias estrelladas, ¡verdaderamente cuán pequeños e insignificantes somos en comparación con el Gran Creador, Jehová! La mismísima idea de imitarlo quizás haga tambalear a nuestra imaginación. ¿Cómo es posible imitarlo?
13. ¿Por qué no solo es posible, sino muy razonable el que los humanos imiten a Jehová?
13 Es posible debido a la manera en que Jehová Dios nos creó. La Biblia explica: “Procedió Dios a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó.” (Gén. 1:27) El ser hechos a la imagen de Dios no significa que los humanos fuimos hechos de modo que nos pareciéramos a Dios, sino, más bien, que Dios puso en los primeros humanos la potencialidad, la habilidad para ejercer Sus propias cualidades. Llegaron a ser sus hijos. ¿Y no tiende un hijo a actuar como su padre, o una hija como su madre? De hecho, a veces un hijo se parece tanto a su padre que se dice de él, “de tal palo, tal astilla.” Y así debe ser con nosotros. Pues recuerde que se nos insta: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados.” (Efe. 5:1) Pero, ¿cómo podemos mostrar que, como hijos amados, estamos imitando al Dios verdadero Jehová, y no a ninguno de los dioses falsos?
14, 15. (a) ¿Cuál es la principal manera en que los humanos muestran que están imitando a Jehová Dios? (b) ¿Qué apremios recibimos para imitar las cualidades de Dios?
14 Volviendo a ver la admonición apostólica, encontramos la manera principal en que podemos mostrar que estamos imitando a Dios. Dice: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor.” (Efe. 5:1, 2) Sí, Jehová Dios es la mismísima personificación del amor. (1 Juan 4:8) El inspirado salmista bíblico escribe: “Jehová es benévolo y misericordioso, tardo para la cólera y grande en bondad amorosa. Jehová es bueno para con todos, y sus misericordias están sobre todas sus obras.”—Sal. 145:8, 9.
15 Probamos que somos adoradores de Jehová al imitar sus cualidades amorosas, misericordiosas. Se nos insta a hacer esto, tal como el Hijo de Dios Jesucristo dijo: “Continúen haciéndose misericordiosos, así como su Padre es misericordioso.” También, el apóstol Pedro escribió: “De acuerdo con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo.’”—Luc. 6:36; 1 Ped. 1:15, 16; Mat. 5:44, 45.
16. ¿Cómo serían las cosas si todos en la Tierra imitáramos a Dios, y qué evidencia tenemos de que todos lo harán pronto?
16 ¡Imagínese cuán deseable sería si todos en la Tierra imitaran a Jehová Dios, ‘y siguieran andando en amor’! No habría conducta impía, inicua... hurto, pelea, inmoralidad; de hecho, nadie haría nada para lastimar a otros. Más bien, todos tratarían a sus semejantes con bondad, amor y misericordia, porque ése es el ejemplo que pone Dios. ¿Le gustaría vivir cuando todos hagan la voluntad de Dios y anden en amor? Usted puede hacerlo, porque es el propósito de Jehová Dios que solo personas de esa índole continúen viviendo en la Tierra. Ya pronto las promesas registradas de Dios habrán de cumplirse. Esto significa un fin para este mundo de humanos inicuos, seguido de un nuevo sistema de cosas justo para los que hacen su voluntad.—1 Juan 2:17; 2 Ped. 3:5-7, 13.
17, 18. (a) ¿Por qué es vital hacerse imitador de Dios ahora, y por qué se requiere tanto esfuerzo para imitar a Dios ahora? (b) ¿Qué obligación impone sobre nosotros el que seamos embajadores o enviados de Dios?
17 Sin embargo, para llenar los requisitos a fin de vivir para siempre en el nuevo sistema de Jehová es vital que ahora usted se haga imitador de Dios. Esto requiere un esfuerzo personal de su parte para llegar a conocer a Jehová, porque la inmensa mayoría de la humanidad, sea que se den cuenta de ello o no, están imitando al “gobernante de este mundo,” Satanás el Diablo. “El mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo,” explica la Biblia. ¿Y no reflejan las características de las naciones que su verdadero dios y gobernante realmente es Satanás el Diablo?—Juan 12:31; 1 Juan 5:19; 2 Cor. 4:4.
18 Pero los cristianos verdaderos son diferentes. “Ellos no son parte del mundo,” dijo Jesús. (Juan 17:16) Se mantienen separados de la política y caminos injustos de este mundo, porque tienen que servir de embajadores o enviados del gobierno de Dios, representando apropiadamente a Jehová Dios, tal como leemos: “Somos por lo tanto embajadores sustituyendo por Cristo, como si Dios estuviera haciendo súplica por medio de nosotros.” ¿No es cierto que solo si reflejamos la personalidad de Dios se puede decir que Dios mismo está haciendo súplica por medio de nosotros?—2 Cor. 5:20.
AYUDAS PARA IMITAR A DIOS
19. ¿Por qué el hecho de que Dios es invisible no es un obstáculo insuperable que impide el que realmente lo conozcamos y lo imitemos?
19 Por supuesto, a fin de imitar a alguien tenemos que llegar a conocerlo. Y sucede lo mismo con imitar a Dios. Contrario a lo que algunos piensen, el hecho de que Dios es invisible no es un obstáculo insuperable que impida el que realmente lo conozcamos y lo imitemos. Por ejemplo, quizás un famoso arquitecto haya estado muerto por algún tiempo. Sin embargo, el familiarizarse con sus obras —los edificios, puentes y otros edificios que construyó— puede ayudar a una persona, hasta cierto grado, a imitar los métodos que él usó en su trabajo. De modo similar, todas las creaciones de Jehová a nuestro alrededor pueden servir de ayuda maravillosa para que lleguemos a conocerlo e imitarlo, como indicó el apóstol Pablo cuando dijo: “Sus cualidades invisibles se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas.”—Rom. 1:20.
20. ¿Cómo puede ayudarnos a imitar a Dios el llamado “Libro de la Creación”?
20 Sí, el llamado “Libro de la Creación” puede decirnos cosas que pueden ayudarnos a imitar a Dios. Como un ejemplo de ello, considere la manera en que Dios ha revestido la Tierra con tal belleza y agradabilidad. Hay suntuosas puestas de Sol, flores multicolores, exuberantes prados verdes, cantos de aves, el aire aromatizado con las fragancias del bosque espeso, y una gran variedad y abundancia de frutos y nueces deliciosos y otros alimentos. Claramente, uno puede aprender de la creación que Dios es un Proveedor maravilloso que se interesa genuinamente en la felicidad de sus hijos terrestres. ¿No se siente movida una persona apreciativa a imitar ese ejemplo? Bueno, pues, ¿no debería el ejemplo de Dios inducir a un padre o madre a suministrar lo que es bueno, agradable y edificante para el provecho y felicidad de su familia, imitando así a su Padre celestial?—Isa. 64:8; Luc. 6:35.
21. (a) ¿Cuál es la mejor ayuda para imitar a Dios, y basta con el simplemente poseerla? (b) ¿Cómo podemos escuchar a Dios?
21 Sin embargo, el “Libro de la Creación” solo puede suministrarnos ayuda limitada para imitar a Dios, tal como los edificios son de valor limitado al ayudar al estudiante a imitar al arquitecto que los diseñó. El estudiar libros escritos por el arquitecto y acerca de él, por ejemplo, le sería de mucha más ayuda para familiarizarse con él e imitarlo. De modo similar, la mejor ayuda para familiarizarnos con Dios e imitarlo es el Libro que Dios ha hecho que se escriba para informarnos acerca de sí mismo. Ese libro es la Santa Biblia. Sin embargo, el simplemente poseer la Biblia, o hasta el simplemente leerla, no necesariamente ayudará a uno a imitar a Jehová Dios. Hay que estudiar la Biblia. En realidad, hay que ‘escuchar atentamente’ a Dios. (Isa. 55:2, 3) ¿Cómo puede hacerse esto? Haciendo como se le mandó a Josué de la antigüedad que hiciera: “Este libro de la ley no debe apartarse de tu boca, y día y noche tienes que leer en él en tono bajo, a fin de que cuides de hacer conforme a todo lo que está escrito en él.”—Jos. 1:8.
22. ¿Qué se requiere para imitar a Dios, para cambiar nuestra vida a fin de que se amolde a su ejemplo?
22 Por lo tanto, a fin de imitar a Dios tenemos que hacer aun más que leer y estudiar la Biblia. Tenemos que entenderla y apreciarla, para sentirnos movidos a hacer todo lo que Dios desea que hagamos. Necesitamos adquirir “conocimiento exacto” concerniente a la voluntad y propósitos de Dios. Es esto lo que el apóstol Pablo mostró que podía cambiar nuestra vida para que se amolde al ejemplo de Dios. Escribió: “Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse de la nueva personalidad, que por medio de conocimiento exacto va haciéndose nueva según la imagen de Aquel que la creó.” (Col. 3:9, 10) Es solo por medio de adquirir este “conocimiento exacto” que verdaderamente podemos amoldarnos a la imagen de Dios, imitando sus maravillosas cualidades de amor, bondad y misericordia. Debemos dejar que el mismísimo incentivo de estas cualidades divinas mueva nuestro corazón.
23. ¿Qué razón vital hay para que imitemos a Dios y seamos perdonadores de otros?
23 También nos ayudan a imitar a Jehová Dios las razones que se dan en su Palabra para que lo hagamos. ¿Queremos que Dios nos perdone? Entonces tenemos que imitarlo siendo perdonadores. Como dijo Jesús al concluir su ilustración acerca del esclavo que no perdonó: “Del mismo modo también tratará mi Padre celestial con ustedes si no perdonan de corazón cada uno a su hermano.” Y escribió el apóstol Pablo: “Háganse bondadosos los unos con los otros, tiernamente compasivos, libremente perdonándose unos a otros así como Dios también por Cristo libremente los perdonó a ustedes.” No hay duda en cuanto a ello, al considerar cuidadosamente la Palabra de Dios aprenderemos cómo imitar a Jehová Dios y al mismo tiempo también seremos movidos a hacerlo.—Mat. 18:35; Efe. 4:32.
24. ¿Cómo es la oración una ayuda para que imitemos a Dios?
24 Otra ayuda para que imitemos a Dios es la oración. En la oración hablamos a Jehová. Le abrimos nuestro corazón, invocándolo en tiempo de dificultad, cuando tenemos que tomar decisiones importantes, así como hablándole acerca de asuntos cotidianos. Y sentimos su poder, guía y consuelo sustentadores, así como prometió el salmista bíblico: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo.” (Sal. 55:22) Así la oración hace que Jehová nos sea más real y nos ayuda a imitarlo.
EJEMPLOS DE IMITADORES DE DIOS
25, 26. (a) ¿Cuál es el ejemplo sobresaliente de imitar a Dios, y a qué grado hizo esto? (b) ¿A qué otros ejemplos excelentes nos instan las Escrituras que imitemos?
25 También nos ayuda a imitar a Dios el ejemplo de los que son imitadores de Dios. El mejor ejemplo, por supuesto, es Jesucristo. De hecho, una de las razones principales por las que vino a la Tierra fue para darnos a conocer a su Padre celestial. E imitó a su Padre tan perfectamente que, si Jehová Dios hubiera estado en la Tierra, habría procedido exactamente como lo hizo Jesús. Por eso Jesús pudo decir: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también.”—Juan 14:9.
26 Pero hay otros a quienes se describe en la Biblia que fielmente imitaron a Jesucristo al imitar él a Dios, y el considerar el ejemplo de éstos también nos puede ser una ayuda para imitar a Dios. (Heb., cap. 11) El apóstol Pablo fue uno de ellos, y por eso sabiamente pudo dar el siguiente estímulo: “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo.” (1 Cor. 11:1) El imitar el ejemplo de estas personas de fe ciertamente nos ayuda a imitar a Jehová Dios.
27, 28. (a) ¿Por qué medios podemos localizar al pueblo que está imitando a Dios hoy día? (b) ¿A quiénes señala la evidencia que son el pueblo que verdaderamente está imitando a Dios hoy día?
27 No obstante, no debemos suponer que solo gente de hace mucho tiempo puso un ejemplo excelente de imitar a Dios. A los cristianos se les aconseja además: “Acuérdense de los que llevan la delantera entre ustedes, los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar detenidamente en lo que resulta la conducta de ellos, imiten su fe.” (Heb. 13:7) Hoy existen muchas personas que están amoldando su vida a los caminos de Dios. Al asociarse con regularidad con ellas usted puede recibir mucha ayuda para hacerse imitador de Dios. ¿Quiénes son estas personas?
28 Puesto que los humanos son criaturas imitativas que invariablemente reflejan en su vida las cualidades del dios que adoran, la manera de averiguar es hallar a un pueblo que no solo afirme seguir la Biblia, la Palabra del Dios verdadero, sino que realmente practique lo que dice. En conexión con esto observe el informe en el periódico Journal de Montréal del 27 de julio de 1973, concerniente a una reunión religiosa de más de 28.000 personas que se celebró en Montreal:
“Los Testigos de Jehová son personas muy, muy civilizadas. La cortesía es su modo de vida. También la nitidez, limpieza y decencia. Y esto se notaba fácilmente en su asamblea. . . . Nadie le pisa a uno los pies, ni pisa uno un solo papel. Es casi limpieza perfecta.
“Uno casi se siente como si estuviese en el paraíso, pues el ambiente carece de tensión, es pacífico y sereno. Y todos visten con modestia, y nadie trata de lucirse o atraer atención a sí mismo como lo hacen en los juegos de béisbol.
“Y especialmente, no hay discriminación. Gente de toda raza disfrutan juntas de compañerismo. No hay nadie con motivos ocultos o reservas.
“Indudablemente, hay una gran lección que debe aprenderse de la conducta de los Testigos de Jehová. Al observarlos, ¡uno pensaría que América del Norte ha sido transformada!”
29. ¿Por qué es vital que nos asociemos estrechamente con el pueblo que imita a Dios?
29 Sí, los testigos de Jehová son ese pueblo que hoy imita a Dios. Por lo tanto, si usted los acompaña con regularidad, se le ayudará en gran manera a prestar atención a la admonición apostólica: “Háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor.” (Efe. 5:1, 2) En los tiempos estrenuos del futuro, no se puede esperar imitar fielmente a Dios sin aprovecharse de las ayudas que él ha provisto. Y el asociarse estrechamente con los que están haciendo la voluntad de Dios es una ayuda vital para los que tienen en mira la vida con perfección en el justo nuevo sistema de Jehová.—2 Ped. 3:13; Heb. 10:24, 25.
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¿De qué maneras podemos ‘hacernos imitadores de Dios’?La Atalaya 1974 | 1 de agosto
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¿De qué maneras podemos ‘hacernos imitadores de Dios’?
“Ustedes en efecto tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.”—Mat. 5:48.
1. ¿Cómo debemos sentirnos en cuanto a nuestro Padre celestial, y por qué?
CUANDO uno verdaderamente admira a alguna persona, ¿no quiere ser como ella? Quizás hasta quiera hacer un esfuerzo deliberado por imitarla. Los niños son así. Se oye que muchos jovencitos dicen: “Cuando crezca voy a ser como mi papá.” ¿No deberíamos sentirnos de modo similar en cuanto a nuestro Padre celestial, Jehová Dios? ¡Cuán verdaderamente deseable es en todo sentido! ¡Cuán generosamente hace provisión para nosotros, aun al grado de hacer arreglos para que seamos rescatados del pecado y la muerte para disfrutar de vida eterna! (Juan 3:16; Sal. 145:16) ¿No deberíamos sentirnos movidos a querer ser como Dios? Pero ¿de qué maneras podemos imitarlo? ¿A qué grado podemos ser como Dios?
2. (a) ¿Por qué es posible que seamos perfectos como Dios es perfecto? (b) ¿En qué sentido se usa con frecuencia la palabra española “perfecto,” y cómo se compara éste con el significado de la palabra hebrea y la palabra griega que se traducen “perfecto”?
2 Quizás le sorprenda a usted saber a qué grado dio énfasis Jesucristo al hecho de que necesitamos ser como Dios. En su Sermón del Monte dijo: “Ustedes en efecto tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.” (Mat. 5:48) Pero ¿podemos nosotros, criaturas imperfectas, ser perfectos? Sí, porque en las Escrituras, así como en nuestra conversación cotidiana, la palabra “perfecto” se usa en un sentido relativo. Por eso pudiera decirse que una cosa es perfecta si cumple completa o plenamente el propósito para el cual se determina. Debido a que esto es así, hallamos que al hablar de siervos de Dios como Noé y Job se dijo que eran ‘perfectos.’ (Gén. 6:9; Job 2:3, Versión Moderna, Regina [Franquesa y Solé]) La palabra hebrea y la palabra griega traducidas aquí “perfecto” tienen el sentido de ser ‘completo, plenamente desarrollado, intacto,’ así como la palabra española “perfecto” también se define como “completo, excelente, intachable.”
3, 4. (a) ¿En qué sentido fueron perfectos Noé y Job? (b) ¿En qué sentido podemos ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto?
3 Cierto, hombres como Noé y Job no fueron “perfectos” en el sentido de no tener pecado, sino que la totalidad de lo que hicieron fue lo que Dios requirió de ellos, considerando el tiempo en que vivieron y sus circunstancias. Agradaron a Dios; hicieron lo que él esperaba correctamente de ellos. De modo que fueron sin culpa, sin tacha, perfectos en ese sentido.
4 Teniendo presentes estos pensamientos podemos entender las palabras de Jesús. Cuando dijo: “Tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto,” no quiso decir que esperaba que nosotros fuésemos exentos de pecado, sino, más bien, que fuésemos perfectos de ciertos otros modos o en otro sentido. Esto puede verse del contexto de las palabras de Jesús. Había declarado que Dios envía la luz del Sol y la lluvia no solo sobre los buenos y los justos, sino también sobre los injustos y los inicuos. Por eso, si queremos ser imitadores de Dios, perfectos como él es perfecto, no solo tenemos que mostrar bondad, misericordia y generosidad a nuestros parientes, a nuestros amigos, o a los de nuestra propia raza o nacionalidad, sino también estar dispuestos y anuentes a hacer el bien siempre que se presente una oportunidad o una necesidad. Entonces se puede decir que nuestro amor es completo, es perfecto.
5, 6. (a) ¿Por qué, evidentemente, dijo Jesús a cierto joven rico que le faltaba algo para ser perfecto? (b) ¿Qué lección podemos aprender hoy de esta experiencia del primer siglo?
5 Para ser imitadores de Dios siendo perfectos como Él es perfecto, también tenemos que estar haciendo cuanto podamos en el interés de la adoración pura. Jesucristo mostró esto cuando un joven rico se le acercó y le preguntó qué tenía que hacer para heredar vida eterna. Jesús explicó: “Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes y da a los pobres y tendrás tesoro en el cielo, y, ven, sé mi seguidor.” (Mat. 19:16-23) Evidentemente lo que distraía al joven de servir a Dios de toda alma eran sus muchas posesiones materiales. Su corazón estaba dirigido hacia sus riquezas. Jesús comprendió que le sería provechoso al joven descargarse de estas distracciones. Impedían que él fuera perfecto o completo en su servicio a Dios.
6 ¿Qué significado tienen para nosotros hoy día las palabras de Jesús acerca de ser “perfectos”? Este: Simplemente no podemos estar satisfechos con dar servicio de muestra a Dios. Tenemos que amar a Jehová Dios con toda nuestra mente, corazón, alma y fuerzas, y no permitir que los deseos o ambiciones personales estorben nuestra devoción completa a Él. Por lo tanto si no tenemos obligaciones bíblicas ni impedimentos físicos que nos estorben de participar de tiempo cabal en predicar las buenas nuevas del reino de Dios a otros, estaremos participando en la obra de predicación de tiempo cabal. No podemos ser “perfectos” si nos retraemos en nuestro servicio a Dios.
SIENDO RECTOS Y JUSTOS
7, 8. (a) ¿Qué dicen las Escrituras en cuanto a ser justo Jehová Dios? (b) Para imitar a Dios en cuanto a justicia, ¿qué se requiere de nosotros si tenemos empleo seglar?
7 El ‘ser perfectos como Dios es perfecto’ comprende el amar lo que él ama. Esto incluiría el seguir tras lo que es justo y recto. La Biblia nos dice que Dios es “amador de la justicia,” y que en él “no hay injusticia; justo y recto es él.” (Sal. 37:28; Deu. 32:4) Por lo tanto, para ser “imitadores de Dios” tenemos que ser honrados en todos nuestros tratos, y, si somos empleados, eso incluye nuestros tratos con nuestro patrono. (Efe. 5:1) Hoy cuando la falta de honradez está tan desenfrenada, es común que las personas convengan en seguir prácticas que realmente son incorrectas, así, de hecho, siguiendo “la muchedumbre para efectuar fines malos.”—Éxo. 23:2.
8 Por ejemplo, muchos empleados por costumbre hacen lo menos que les es posible y todavía retener su trabajo, o cuando nadie los está mirando toman cosas que no les pertenecen. Sencillamente no podríamos hacer cosas como éstas y ser imitadores de Dios. Común hoy, también, es la práctica de aprovecharse de las provisiones de beneficencia y desempleo que no le aplican a uno y de pedir prestado y no pagar de vuelta. Sin embargo, para “ser perfectos” en la justicia tenemos que ‘hacer provisión honrada a la vista de los hombres,’ manteniendo “excelente [nuestra] conducta entre las naciones.”—Sal. 37:21; 2 Cor. 8:21; 1 Ped. 2:12.
9. ¿Qué requiere de nosotros en nuestra relación con “César” la justicia como la de Dios?
9 El imitar a Dios en su justicia también requiere que seamos concienzudos en el pago de impuestos. La Palabra de Dios nos dice que ‘paguemos de vuelta a César las cosas de César,’ y que ‘rindamos a todos lo que les es debido, al que pide impuesto, el impuesto.’ (Mar. 12:17; Rom. 13:7) No hace mucho un cristiano acomodado tuvo que ser expulsado de la congregación cristiana de testigos de Jehová porque rehusó prestar atención a estos mandamientos bíblicos. Realmente, fue una excepción muy rara, como Acán en el Israel de la antigüedad, porque los testigos de Jehová en conjunto tienen una excelente reputación por ser contribuyentes observantes de la ley. (Jos. 7:1-26) Así sucede que el periódico alemán Sindelfinger Zeitung publicó un artículo con los titulares “Las personas más honradas . . . son los Testigos de Jehová.” Hablaba acerca del asunto de pagar impuestos, y concluyó con la declaración: “Se reconoce que los Testigos de Jehová son las personas más honradas de la República Federal, dice el Ministerio Federal de las Finanzas.” Así debe ser, puesto que el mismísimo propósito de los testigos de Jehová es ser imitadores de Dios.
FIELES Y CONFIABLES
10. ¿Qué dicen las Escrituras en cuanto a ser Jehová Dios fiel y confiable?
10 Jehová Dios mismo nos pone un ejemplo brillante para que lo imitemos en cuanto a ser fieles y confiables. Como profeta de Dios, Moisés dijo a su pueblo Israel: “Bien sabes tú que Jehová tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que guarda pacto y bondad amorosa.” (Deu. 7:9) El sucesor de Moisés Josué también testificó de este mismo hecho, diciendo: “Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una sola palabra de ellas ha fallado.” Jehová es nuestro “fiel Creador” en quien podemos con suma confianza y seguridad ‘seguir encomendando’ nuestras almas.—Jos. 23:14; 1 Ped. 4:19; 1 Cor. 10:13.
11. (a) ¿Qué responsabilidades tenemos para con Dios como hijos dedicados de él? (b) ¿Cómo podemos mostrar que somos fieles y confiables en cuanto a llevar a cabo la obra principal de los siervos de Dios hoy día?
11 De modo que, como imitadores de Jehová Dios nosotros, también, tenemos que ser fieles y confiables. Se nos han confiado haberes personales como tiempo, dinero, energía e influencia personal. Es preciso que seamos fieles en la mayordomía de éstos. (1 Cor. 4:1, 2) ¿Le hemos dicho a Jehová que queremos ser uno de sus hijos, y que le serviremos mientras vivamos? ¿Estamos cumpliendo fielmente nuestra palabra de hacer esto? La obra principal que Jehová quiere que sus siervos hagan ahora es predicar acerca de su reino, el gobierno que destruirá la iniquidad y traerá paz a la Tierra. En una profecía que tiene cumplimiento en nuestro día, Jesús dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada . . . y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14) ¿Somos fieles en cuanto a efectuar esta predicación? ¿Participamos en ella con regularidad, visitando a toda la gente en la zona donde hemos sido asignados a predicar? ¿Volvemos a visitar a todas las personas que muestran interés en querer saber más acerca de Dios? ¿Somos confiables en lo que tiene que ver con conducir estudios bíblicos de casa con tales personas?
12, 13. (a) ¿Cómo podemos mostrar confiabilidad como la de Dios en nuestra relación marital? (b) ¿Cómo pueden los cristianos jóvenes mostrar que son confiables?
12 Hay otro campo en el cual es vital que seamos fieles y confiables, y ése es en nuestras relaciones de familia. ¿Estamos nosotros los cristianos casados cumpliendo con nuestros votos de amarnos y cuidarnos con ternura los unos a los otros? O, ¿dejamos que otros intereses o asuntos, tales como ambiciones de una clase u otra, hagan que demos menos de lo debido a nuestro cónyuge? ¿Fielmente limitamos nuestro interés sexual a nuestro cónyuge, o hay un extravío de deseo a veces? El amor y la empatía nos ayudarán a ser fieles y confiables. Al proceder así, estaremos imitando a Jehová, demostrando ser perfectos como él es perfecto. Pues Jehová ciertamente es el Dueño marital fiel y confiable de su organización que le es como esposa.—Isa. 54:1, 5.
13 ¿Y qué hay de ustedes, los jóvenes? ¿Están imitando a Dios siendo confiables y fieles? Por ejemplo, ¿se interesan en sus asignaciones escolares y las atienden diligentemente? ¿Se muestran confiables en lo que tiene que ver con deberes domésticos? Cuando papá llega a casa por la noche, ¿encuentra que ustedes han ejecutado las tareas que les haya dado para hacer? En su juventud ustedes tienen la oportunidad de acordarse de su Magnífico Creador haciendo cosas que harán que lleguen a ser preciosos a sus ojos.—Ecl. 12:1.
ODIEN LO QUE DIOS ODIA
14. En imitación de Jehová, ¿cuáles son algunas de las cosas que debemos odiar?
14 Todavía otra manera en que podemos ‘hacernos imitadores de Dios,’ y así demostrar que somos perfectos como Él es perfecto, es odiando lo que Dios odia. ¿Qué odia él? Él nos dice: “Yo, Jehová, estoy . . . odiando el robo junto con la injusticia.” “Hay seis cosas que Jehová de veras odia; sí, siete son cosas detestables a su alma: ojos altaneros, una lengua falsa, y manos que derraman sangre inocente, un corazón que fabrica proyectos perjudiciales, pies que se apresuran a correr a la maldad, un testigo falso que lanza mentiras, y cualquiera que envía contiendas entre hermanos.” También, la Biblia anima: “Amadores de Jehová, odien lo que es malo.” “Aborrezcan lo que es inicuo.”—Isa. 61:8; Pro. 6:16-19; Sal. 97:10; Rom. 12:9.
15. (a) ¿Qué significa ‘odiar lo que es malo’? (b) ¿Por qué es vital que odiemos lo que es malo?
15 ¿Qué significa ‘odiar lo que es malo’? Significa tener un ‘intenso sentimiento de aversión’ a lo que es malo, significa que le repugna en sumo grado. Sí, no basta con que seamos indiferentes o neutrales para con lo que es inicuo o malo. Lo que es malo a veces puede ser muy atractivo a nuestras tendencias caídas; puede prometer excitación, placer sensual o hasta riqueza y holgura. Por lo tanto, es absolutamente necesario que consideremos lo que es malo con detestación. ¿Cómo podemos hacer esto?
16. ¿Cómo podemos evitar que la maldad se arraigue y se desarrolle en nosotros?
16 Ante todo, sinceramente podemos esforzarnos por impedir que toda forma de maldad se arraigue en nosotros vigilando nuestro corazón, nuestro afecto, nuestros deseos y emociones. (Pro. 4:23; 1 Ped. 3:10, 11) Una manera importante de hacer esto es teniendo cuidado en cuanto a qué libros, revistas y artículos de periódicos leemos. ¿Tenemos una curiosidad mórbida en cuanto a la iniquidad al grado de que nos deleitamos en la lectura de lo que es malo? Entonces no se puede decir que la estamos odiando. Y si odiamos lo que es malo, no estaremos viendo programas de TV o películas que dan prominencia especial a la violencia, brutalidad, inmoralidad sexual y otras formas de maldad. No podemos seguir viendo esas cosas sin hacernos insensibles y ya no odiarlas; de hecho, hasta llegaremos a desear esas cosas.
17. (a) ¿Por qué es preciso que tengamos cuidado en cuanto a nuestras asociaciones? (b) ¿Cómo deberíamos considerar cualquier acción de expulsión por el comité judicial, y por qué?
17 También, si hemos de hacernos imitadores de Jehová odiando lo que es malo tendremos sumo cuidado en cuanto a las personas que escojamos como compañeros, acordándonos de que “las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.” (1 Cor. 15:33) Esto incluiría el que diéramos apoyo leal a la acción de un comité judicial de congregación cuando expulsa a una persona debido a conducta no apropiada para un cristiano. (1 Cor. 5:1-13) Tal persona no es buena asociación. Debemos sentirnos justamente indignados por la maldad en la que participó, y el vituperio que su conducta acarreó sobre Jehová Dios y la congregación cristiana. Debemos considerar cómo su proceder malo podría hacer tropezar a cristianos nuevos o inmaduros. Debemos reaccionar como el apóstol Pablo cuando dijo: “¿A quién se le hace tropezar, y yo no me enfurezco?”—2 Cor. 11:29.
IMITANDO A DIOS EN CUANTO A AMOR
18. (a) ¿Cuál es la manera más excelente en que podemos ‘demostrar que somos perfectos’ como Dios es perfecto? (b) ¿Qué razones tenemos para imitarlo de esta manera?
18 Pero, ante todo, la manera en que podemos demostrar que somos ‘perfectos como nuestro Padre es perfecto’ es desplegando la excelente cualidad del amor. ¡Cómo magnifica su Palabra esta cualidad suya! “Dios ES amor,” dice la Biblia. Especialmente Dios ha recomendado “su propio amor a nosotros en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.” ¡Ciertamente esta provisión amorosa de su Hijo unigénito, Jesucristo, debería hacernos responder con aprecio! El apóstol Juan mostró esto, diciendo: “Si Dios nos amó así a nosotros, entonces nosotros mismos estamos obligados a amarnos los unos a los otros.”—1 Juan 4:9-11, 16; Rom. 5:8.
19. ¿De qué maneras podemos mostrar generosidad como la de Dios?
19 Entre las maneras en que podemos ser como Dios en cuanto a amor está la de ser generosos. Jehová es el Dador de “toda dádiva buena y todo don perfecto,” y “da generosamente a todos y sin reconvenir.” (Sant. 1:17, 5) ¿Con qué podemos ser generosos a fin de ser imitadores de Dios? Entre otras cosas, tenemos la verdad en cuanto a los propósitos de Dios. Y puesto que la hemos recibido gratis, así debemos darla gratis compartiendo con otros las buenas nuevas del Reino en toda ocasión apropiada. También podemos manifestar generosidad como la de Dios dando generosamente de nuestros recursos materiales para el apoyo de la obra de predicación del Reino local y mundialmente. Todavía otra manera de mostrar generosidad es ayudando a cualesquiera de nuestros compañeros cristianos que estén necesitados. Es absolutamente vital que demostremos esta generosidad, porque es una manera importante en que podemos prestar atención al mandato de Jesús de “ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.”—Mat. 5:46-48; 1 Juan 3:17, 18.
20, 21. (a) ¿En conexión con qué específicamente se nos insta a ‘hacernos imitadores de Dios’? (b) ¿Cómo podemos imitar a Dios al ser perdonadores?
20 Otra manera en que podemos imitar a Dios en cuanto a amor es siendo perdonadores. En realidad, es en conexión con el hecho de que Dios es perdonador que se nos aconseja específicamente a que nos hagamos imitadores de Dios. Note el contexto de la admonición apostólica que hemos estado considerando: “Háganse bondadosos los unos con los otros, tiernamente compasivos, libremente perdonándose unos a otros así como Dios también por Cristo libremente los perdonó a ustedes. Por lo tanto, háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor.”—Efe. 4:32-5:2.
21 Puesto que todos somos imperfectos y estamos limitados en sabiduría, entendimiento y discernimiento, ¿no deberíamos tener esto en cuenta respecto a los pecados de nuestros hermanos cristianos y estar dispuestos a perdonarlos? Sí, el amor “cubre una multitud de pecados.” (1 Ped. 4:8) Si Jehová ‘se acuerda de que somos polvo’ y por eso ‘pone nuestras transgresiones tan lejos de nosotros como está el naciente del poniente,’ ¿no deberíamos nosotros, criaturas imperfectas, estar aun más anuentes a perdonar a los que pequen contra nosotros y que pidan nuestro perdón? Puesto que Dios perdona “en gran manera,” ¿no deberíamos imitarlo también en esto? Eso significa que queremos estar dispuestos a perdonar “setenta y siete veces,” como Jesús le dijo a Pedro que lo hiciera, perdonando hasta ofensas serias contra nosotros si el ofensor muestra arrepentimiento verdadero.—Sal. 103:8-14; Isa. 55:7; Mat. 18:21-35.
22-24. (a) ¿Qué dice la Biblia en cuanto a la gran paciencia que Jehová tiene? (b) ¿Cómo podemos todos nosotros imitar a Jehová y también mostrar que tenemos gran paciencia?
22 Todavía otra manera en que Dios nos pone un ejemplo tan amoroso es al ser lento para airarse y tener gran paciencia. Señalando este aspecto atractivo de la personalidad de Dios, el apóstol Pedro escribió: “Jehová . . . es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido, sino desea que todos alcancen el arrepentimiento.” (2 Ped. 3:9) ¡Cuán lento para airarse se mostró Dios al tratar con su nación de Israel durante el reinado de los reyes! La Biblia dice: “Jehová el Dios de sus antepasados siguió enviando avisos contra ellos por medio de sus mensajeros, enviando vez tras vez, porque sentía compasión por su pueblo.”—2 Cró. 36:15.
23 Podemos imitar este aspecto del amor de Dios evitando el perturbarnos debido a las faltas de otros. A veces puede que aquellos sobre quienes se preside muestren indiferencia o negligencia, y por eso qué fácil le es entonces a un superintendente “perder la chaveta,” como dice la expresión. Pero para ser imitadores de Dios los superintendentes también necesitan ser sufridos, tener gran paciencia y ser lentos para airarse.
24 Particularmente en el círculo de familia debemos querer ejercer esta cualidad de gran paciencia. Es común que los esposos del mundo sean impacientes con sus esposas. ¡Cuán apropiado, por lo tanto, el consejo del apóstol Pablo a los cristianos: “Esposos, sigan amando a sus esposas y no se encolericen amargamente con ellas”! (Col. 3:19) Muy apropiadas, también, son las palabras del apóstol Pedro en cuanto a cómo tratar a las esposas. “Ustedes, esposos, continúen morando con ellas de igual manera de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino, puesto que ustedes también son herederos con ellas del favor inmerecido de la vida, a fin de que sus oraciones no sean estorbadas.” El prestar atención a este consejo es tan importante como el llevar a cabo la voluntad de Dios de predicar el mensaje de su Reino en toda la Tierra.—1 Ped. 3:7.
25, 26. (a) ¿Cómo ha mostrado aguante Dios? (b) ¿Cómo podemos nosotros manifestar aguante como el de Dios?
25 Todavía otra manera en que nos es preciso imitar a Dios si hemos de ser perfectos como él es perfecto es en la imitación de su aguante amoroso. “El amor . . . todas las cosas las . . . aguanta,” dice la Biblia. (1 Cor. 13:4, 7) ¿Manifiesta aguante Dios? Sí, porque continúa haciendo lo correcto, a pesar de sentirse herido y con dolor cuando sus criaturas se descarrían. (Sal. 78:40, 41) Como nos hace recordar el inspirado apóstol: “Dios . . . toleró con mucha y gran paciencia vasos de ira hechos a propósito para la destrucción.” ¿Por qué? Por su amor, a fin de “dar a conocer las riquezas de su gloria sobre vasos de misericordia.”—Rom. 9:22, 23.
26 Si queremos ser imitadores de Dios en cuanto a su amor también tenemos que manifestar aguante. No podemos ‘desistir de hacer lo que es excelente.’ (Gál. 6:9) El amor nos ayudará a continuar fieles en nuestra obra de predicar el Reino a pesar de la indiferencia de la gente a quien hablemos, o hasta a pesar de su oposición. Quizás estemos sirviendo en una casa Betel donde se produce literatura bíblica para facilitar la predicación del Reino en toda la Tierra. Quizás nuestros deberes sean rutinarios, pero el amor a Jehová Dios nos ayudará a aguantar y persistir en ellos, sabiendo que esto contribuye a la vindicación del nombre de Dios y a la salvación de otros, y es prueba de nuestro aprecio por todo lo que ha hecho por nosotros.
¿POR QUÉ ESFORZARSE POR SER PERFECTOS COMO DIOS ES?
27, 28. (a) ¿Es opcional el asunto de ser perfectos como Dios es perfecto? (b) ¿Por qué contribuye a nuestra felicidad el ser perfectos como Dios es perfecto?
27 ¡Ciertamente hay mucho incluido en ser imitadores de Dios y así demostrar que somos perfectos como él es perfecto! Pero note que este asunto de ser “perfectos” no es opcional. Jesús dijo: “Ustedes en efecto tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.” (Mat. 5:48) Sí, el ser justos y rectos, fieles y confiables, odiando lo que Dios odia, y mostrando amor por medio de ser generosos, perdonadores, sufridos y ejerciendo aguante es absolutamente vital si hemos de ser cristianos verdaderos, “imitadores de Dios, como hijos amados.” (Efe. 5:1) Pero, realmente, el ser perfectos como Dios es perfecto no resulta en gran penalidad ni gran sacrificio de nuestra parte. Más bien, redunda en beneficio nuestro. Pues ¿no es Jehová el “Dios feliz”? (1 Tim. 1:11) El imitarlo contribuirá a la felicidad de nosotros también. ¿Cómo así?
28 Entre otras cosas, al imitar a Jehová regocijamos su corazón, tal como nos dice: “Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio.” (Pro. 27:11) Ciertamente podemos ser felices si nuestro proceder de la vida está regocijando a nuestro Padre celestial, ¿verdad? Y al imitar a Dios no solo tendremos felicidad, tranquilidad de ánimo y contentamiento ahora, sino también la esperanza segura de vida eterna en su nuevo sistema de cosas. ¡Ciertamente hay toda razón para esforzarnos por ‘ser perfectos como nuestro Padre celestial, Jehová Dios, es perfecto’!
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¿Necesitamos un sacerdocio?La Atalaya 1974 | 1 de agosto
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¿Necesitamos un sacerdocio?
NO HAY duda de que la gente necesita ayuda. La enfermedad cobra un terrible número de víctimas. Los crímenes constituyen una amenaza que aumenta constantemente. La inmoralidad produce enfermedades repugnantes así como toda clase de calamidad y violencia. Muchas personas se hallan desalentadas, sin esperanza, sin saber qué hacer.—Luc. 21:25, 26.
Hoy los sacerdotes ascienden a miles y representan diversas organizaciones religiosas. Hay sacerdotes de las diferentes ramas de la Iglesia Católica, sacerdotes episcopales, también budistas, sintoístas y otros sacerdotes no cristianos. ¿Han aliviado el sufrimiento y han detenido la marea de crímenes, inmoralidad, enfermedad y muerte?
Muchos de estos sacerdotes, especialmente entre las religiones de la cristiandad, dicen No, y están abandonando el sacerdocio por algo que les parece más eficaz o satisfactorio. Cada uno de nosotros puede ver la situación mundial y contestar por sí mismo en cuanto a si los sacerdotes del mundo realmente han beneficiado a la gente o no.
¿Qué se supone que haga un sacerdote? ¿Se puede esperar que elimine todas estas condiciones malas entre la humanidad? Ningún sacerdote terrestre puede hacer eso, pero, si es sacerdote de la clase correcta, puede ayudar a mantener a la gente a quien sirve en buena condición ante Dios. Puede ayudarlos a rehacer su vida y personalidad para que sean personas pacíficas, respetables, que viven de modo correcto. Puede ayudarlos a eliminar de su vida muchas de las causas de angustia que padece la humanidad en general. Puede darles esperanza y dirigirlos en un modo de vivir que tenga un fin determinado.
Realmente no podemos ver, al considerar los sacerdotes de las religiones del mundo, lo que debe ser un sacerdote de Dios. Pero si consideramos el sacerdocio que Dios mismo estableció sobre Israel en tiempos antiguos, hallamos que verdaderamente
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