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¿Qué clase de entrenamiento necesitan los niños?La Atalaya 1974 | 1 de febrero
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estudiantil contraerá una enfermedad venérea. Se informa que un total de 43.100 niñas adolescentes en California quedaron encintas en 1970, sin incluir a las que se casaron debido a su preñez.—Examiner de San Francisco, 20 de junio de 1971.
5 El director de una clínica médica en Richmond, Virginia, hizo notar que las preñeces de adolescentes están aumentando de “manera trágica,” y dijo: “Alarmante es el número de preñeces entre niñas menores de 15 años.” (Daily Press de Newport News, 13 de diciembre de 1970) El Evening Bulletin de Filadelfia informó: “Un número significativo de madres solteras son niñas de escuela elemental de 11 y 12 años de edad.” De lo que está sucediendo, ¿no es evidente que estamos viviendo en los “últimos días” críticos que predijo la Biblia? Estos realmente son días señalados por desafuero excesivo, incluso ‘desobediencia a los padres.’—2 Tim. 3:1-5.
6. (a) ¿Qué indica la delincuencia extensa en cuanto a la clase de entrenamiento que están recibiendo los hijos? (b) ¿A qué se debe gran parte de la confusión que tienen muchos padres en cuanto a criar hijos?
6 Puesto que tantos jóvenes están haciéndose delincuentes, ¿no indica eso que algo pasa con el entrenamiento que están recibiendo los hijos? Es obvio que no están siendo entrenados ‘conforme al camino para ellos.’ (Pro. 22:6) Sin embargo, ¿qué clase de entrenamiento necesitan los niños? Muchos padres están desorientados en cuanto al asunto. “Por sus palabras y hechos, muchos padres y madres ponen en claro que casi están paralizados por la incertidumbre,” hizo notar un miembro de la junta editorial del Times de Nueva York. “Parece que ya no aplican las viejas normas del comportamiento,” dijo él. (Times Magazine de Nueva York, 16 de enero de 1972) Es a las opiniones contradictorias de los consejeros mundanos sobre el criar a los hijos que se debe gran parte de la confusión de los padres.
7. (a) ¿Qué tienen en común por lo general los escritos de los consejeros mundanos sobre criar a los hijos? (b) Según lo indicado en Jeremías 8:9, ¿qué pasa con la clase de entrenamiento que han estado recibiendo hoy día la mayoría de los niños?
7 Aunque las opiniones de estos consejeros difieren mucho, un examen de sus escritos revela algo que tienen en común. Y eso es: por lo general pasan por alto la Biblia como un instrumento docente. ¿Podría ser éste el problema? Los desarrollos recientes parecen señalar la respuesta. Pues piense acerca de ello: ¿No ha sido en tiempos recientes cuando las “viejas normas del comportamiento” (las que con frecuencia se basan en la Biblia) han sido desechadas que la delincuencia ha aumentado en gran manera? ¿No indica esto que los jóvenes necesitan el entrenamiento y la guía que se basan en las enseñanzas de la Biblia?—Jer. 8:9.
POR QUÉ ENSEÑAR A LOS HIJOS ACERCA DE DIOS
8. (a) ¿Cuál es una característica sobresaliente de los niños? (b) ¿Por qué son importantes las respuestas que los padres dan a las preguntas de los hijos?
8 Es natural que los hijos acudan a sus padres por guía. Los jóvenes están llenos de preguntas. Es típico que ellos pregunten: “¿Quién hizo las bonitas flores?” “¿Cómo subieron las estrellas al cielo?” O quizás pregunten: “¿De dónde vine yo? ¿Quién me hizo?” No se debe minimizar la importancia de cómo se contesta a los niños sobre estos asuntos. Lo que se enseña a los jóvenes produce una impresión duradera, que contribuye a la formación de sus actitudes y puntos de vista y así afecta su modelo de vida futuro.
9. (a) ¿Qué se enseña comúnmente a los niños hoy en cuanto a su origen? (b) ¿Qué indicación hay de que los puntos de vista evolucionistas que se enseñan a los niños no son correctos?
9 Un padre podría contestar: “Nadie nos hizo a nosotros ni a estas otras cosas. Todas las cosas simplemente llegaron a existir de por sí; fue un desarrollo por casualidad —un accidente— por el cual todas las cosas vinieron a la existencia.” Este es el punto de vista evolucionista que comúnmente se enseña a los niños en las escuelas hoy día. A menudo se dice que este punto de vista es “científico,” y que las personas que creen que hay un Dios que hizo todas las cosas son “anticientíficas.” Pero ¿es esto así? ¿Son ciertos los puntos de vista evolucionistas populares de hoy día? Bueno, considere: ¿No es un hecho que cuando se enseña la verdad, resulta buen fruto? ¡Sin embargo, mire a los millones de niños delincuentes hoy día que han crecido bajo un sistema educativo que ha promovido ideas evolucionistas!—Sal. 14:1.
10. (a) ¿Por qué le es desorientador al niño el que se le enseñe que no hay Creador? (b) ¿Qué se les debe enseñar a los niños en cuanto a ellos mismos, la hierba, la Luna y las estrellas, etcétera, y por qué?
10 En realidad, les es desorientador a los jóvenes el que se les enseñe que no hay Creador celestial. Los niños pueden ver, por ejemplo, que los hombres construyen casas y las mujeres cocen pasteles. Estas cosas tienen hacedores. ¿Por qué, entonces, quizás los niños razonen comprensiblemente, no tienen un hacedor las hermosas flores o las brillantes estrellas? Hay que enseñar a los niños las explicaciones razonables de la Biblia: “Por supuesto, toda casa es construida por alguien, mas el que construyó todas las cosas es Dios.” (Heb. 3:4) Hay que mostrarles que la Biblia no enseña irrazonablemente que nadie nos hizo, sino que dice: “Sepan que Jehová es Dios. Es él quien nos ha hecho, y no nosotros mismos.” (Sal. 100:3) A los niños se les debe enseñar que Dios “está haciendo brotar hierba verde para las bestias, y vegetación para el servicio de la humanidad.” (Sal. 104:14) Lo que la Palabra de Dios dice acerca de “la luna y las estrellas que tú [Dios] has preparado” también se les debe explicar a los jóvenes. (Sal. 8:3) Estas verdades bíblicas satisfarán el sentido de raciocinio del niño, y lo ayudarán a desarrollar respeto a nuestro Magnífico Creador. Hay que impartir esta clase de enseñanza a fin de ‘entrenar al muchacho conforme al camino para él.’—Pro. 22:6.
11. ¿De qué oportunidades pudiera aprovecharse un padre para enseñar a su hijo acerca de Dios?
11 El padre debe aprovecharse sabiamente de las oportunidades para edificar amor y aprecio por Jehová Dios en sus jóvenes. Quizás cuando el niño y el padre estén juntos bajo un cielo estrellado, el padre pueda impresionar en su hijo la sabiduría y el poder de Jehová al hacer y ordenar estos hermosos cuerpos celestes en sus órbitas. (Sal. 19:1, 2) En otras ocasiones, quizás cuando consideren la belleza de las flores, una puesta de Sol suntuosa, o las variedades en la vida vegetal y animal, el padre pueda enseñar a los jóvenes que estas cosas maravillosas y buenas son evidencias del amor que nuestro Padre celestial le tiene a la humanidad. (Hech. 14:17; Mat. 5:45) Pero, ¿no es realmente “anticientífica” esta enseñanza acerca de Dios?
12. (a) ¿Por qué no es anticientífico enseñar que las cosas maravillosas que vemos a nuestro alrededor fueron creadas por Dios? (b) ¿De qué provecho le será a un niño saber que hay un Creador todopoderoso que se interesa por él?
12 ¡No, de ninguna manera! Es tan válida hoy como cuando un escritor bíblico inspirado hace mucho observó que las “cualidades invisibles [de Dios] se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad, de modo que son inexcusables.” (Rom. 1:20) El hecho es que la ciencia verdadera en años recientes ha puesto de manifiesto un inmenso almacén de conocimiento que da testimonio de cuán magistralmente están diseñados el universo y todas las cosas vivientes, suministrando evidencia de que realmente hay un Creador poderoso, inteligente. ¡Cuánto fortalece a los niños saber que existe un Dios tan grande, y que él se interesa por ellos! (1 Ped. 5:7) Esto les ayudará a no estar demasiado preocupados por los temores, dudas e inseguridad del mundo de hoy día. Los protegerá de preocupaciones mentales o emocionales, y les dará un sentido de seguridad y confianza. Así no reaccionarán con violencia y odio, sino que tenderán a tratar a todos con amor divino.—Sal. 23:1-6; 55:22; Isa. 41:10.
POR QUÉ ENSEÑAR LA PALABRA DE DIOS A LOS NIÑOS
13. ¿Por qué es evidente que no basta con simplemente decir a un niño que no haga cosas incorrectas?
13 Sin embargo, el simplemente enseñar a los niños que hay un Dios no basta. También hay que enseñar a los jóvenes la Palabra de Dios, incluso lo que Dios requiere de los humanos. ¿A qué se debe esto? Bueno, considere: Muchos padres modernos dicen a sus hijos que hay un Dios. Y casi todo padre le dice a su hijo que es malo mentir, hurtar y cometer otros crímenes semejantes. También, las madres a menudo dicen a sus hijas que es malo entregarse a relaciones sexuales premaritales. Y sin embargo niños por millones se dan a estas actividades delincuentes, dándose cuenta aun mientras se entregan a ellas que se les ha dicho que estas cosas son incorrectas. Claramente, el decir a un niño no basta. Pero, ¿por qué no?
14. ¿Por qué es que los niños a menudo no responden a la instrucción que les dan las personas de mayor edad?
14 Una razón principal es que los niños pronto aprenden que no pueden confiar en la palabra o ejemplo de los humanos. Descubren que los de mayor edad a menudo están equivocados, y que sus normas de comportamiento están sujetas a cambio. También, los niños descubren que los de mayor edad con frecuencia dicen una cosa y hacen otra. Por eso cuando los niños empiezan a darse cuenta de que otras personas mienten, hurtan y cometen fornicación, comprensiblemente llegan a la conclusión de que está bien hacer estas cosas con tal que no sean sorprendidos, o con tal que no salgan lastimados. Por lo tanto, hoy los jóvenes comúnmente hacen todo lo que creen que pueden hacer sin meterse en dificultades.
15. (a) ¿Qué razón más importante necesitan tener los niños para evitar la maldad? (b) ¿Por qué los disuadirá de cometer maldad el saber que éstos son los mandatos del Dios Todopoderoso?
15 Obviamente, entonces, el niño necesita tener una razón más importante para obedecer que el simplemente saber que sus padres u otros humanos quieren que obedezca. Es preciso que se le enseñe en el nombre de Dios, cuyos mandamientos éstos realmente son: no mentir, no hurtar, no cometer fornicación ni entregarse a otras prácticas incorrectas. (Pro. 6:16-19; Mar. 10:17-19; Heb. 13:4) Esta instrucción de la Palabra de Dios impresionará en el niño la seriedad de la maldad. Entonces se dará cuenta de que no es simplemente la palabra de un humano la que está envuelta, sino que es la palabra del Creador mismo, de Aquel que da vida y que tiene el poder de quitarla para siempre de los transgresores voluntariosos. (Rev. 21:8) También, el niño llega a saber que, como dice la Biblia, “los ojos de Jehová están en todo lugar, vigilando a los malos y a los buenos.” (Pro. 15:3) Así el niño reconocerá que no puede cometer maldad sin que Dios lo vea.—Sal. 11:4; Heb. 4:13.
16. ¿Cómo resultará el enseñar a los hijos la Palabra de Dios en el más fuerte elemento disuasivo contra cometer maldad?
16 Sin embargo, a medida que al niño se le enseña la Palabra de Dios crecerá dentro de él un elemento disuasivo aun más fuerte, más importante para que no cometa lo malo. El estudio bíblico no solo revelará a Jehová Dios al niño como Magnífico Creador, sino como Persona real que verdaderamente ama a la humanidad. Aprenderá cómo Dios mostró su amor al enviar a su Hijo a la Tierra para proveer una base para recobrar a la humanidad del pecado y la muerte, haciendo accesible así el camino para que los humanos disfruten de vida eterna en un paraíso bajo un nuevo sistema de cosas. (Juan 3:16; 2 Ped. 3:13) También, el niño aprenderá del estudio bíblico que en su nuevo sistema Dios removerá de la humanidad la enfermedad y hasta la muerte, así como el dolor, sufrimiento y lágrimas tan comunes hoy día. (Rev. 21:3, 4) En ese tiempo toda la gente será amigable y amadora de la paz. De hecho, hasta los animales estarán en paz, y un niñito podrá jugar con ellos sin salir lastimado. (Isa. 11:6-9; Sal. 37:9-11, 29) A medida que el niño llegue a saber acerca de estas maravillosas provisiones de Jehová, su amor a Dios se hará muy fuerte. Como resultado, no querrá hacer nada que desagrade a su maravilloso Padre celestial. Así el amor y aprecio del niño por Jehová servirá como el más fuerte elemento disuasivo contra hacer cualquier cosa que Dios dice que es incorrecta.
17. (a) ¿Por qué puede uno estar seguro de que el enseñar la Palabra de Dios a los hijos los beneficiará en la vida subsecuente? (b) ¿Qué ejemplo bíblico muestra el beneficio del entrenamiento en los primeros años?
17 Pero, ¿puede uno realmente estar seguro de que la instrucción de la Palabra de Dios en los primeros años beneficiará al niño en la vida subsecuente? Sí, uno puede estarlo, pues acuérdese de que el proverbio bíblico dice que si a un niño se le entrena “conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él.” (Pro. 22:6) Considere como ejemplo al joven hebreo José. Evidentemente su padre Jacob le enseñó acerca de Jehová y sus leyes cuando era joven. Más tarde en la vida José llegó a estar en la tierra extranjera de Egipto, lejos de su familia y amigos. Allí, mientras trabajaba para un hombre acaudalado de nombre Potifar, la esposa de este hombre empezó a hacer esfuerzos por seducir al bien parecido José. Ella le decía: “¡Acuéstate conmigo!” Pero José rehusaba, explicando: “¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?” Aunque la esposa de Potifar agarró a José y trató de hacer que se acostara con ella, él se negó a hacerlo y huyó. Fue el respeto y amor de José a Dios, que le habían sido inculcados de niño, lo que lo reprimió de cometer el mal.—Gén. 39:1-12.
18. (a) ¿Qué beneficio tendrá el enseñar a los hijos la Palabra de Dios? (b) ¿Por qué están pasando por tanta dificultad los jóvenes hoy día?
18 ¿No conviene usted en que los niños hoy necesitan esta clase de instrucción de la Palabra de Dios? El impresionar en los jóvenes los requisitos morales de Dios ciertamente les ayudará a llevar vidas rectas, felices. Sin embargo, hoy se rechaza comúnmente la guía bíblica puesto que la juzgan demasiado restrictiva y que causa frustración. Por ejemplo, concerniente a la prohibición de las relaciones sexuales para las personas solteras, recientemente escribió un individuo en Times Magazine de Nueva York: “Ciertamente hay suficientes zonas de frustración en la vida de modo que no hay por qué deliberadamente fomentar la frustración. . . . Todo lo que tenemos que hacer para dar a nuestros hijos dirección (propia de ellos, esperamos), es mostrarles que nos estimamos nosotros mismos y estimamos a otros también, y que hay muchas diferentes maneras de hallar satisfacción en la vida.” ¡Pero qué dificultad ha acarreado tal rechazamiento de la dirección de Dios, incluso una avalancha de enfermedades venéreas, nacimientos ilegítimos y abortos, con su concomitante dolor, congoja y desdicha! ¡Cuán evidente es que los niños necesitan la instrucción que se provee en la Palabra de Dios!—Jer. 10:23.
NECESIDAD DE DISCIPLINA
19. (a) ¿Tienden los niños naturalmente a hacer lo que es correcto, y cómo lo sabemos? (b) ¿Qué se incluye en el asunto de administrar disciplina?
19 Sin embargo, a fin de que un programa de instrucción en la Palabra de Dios sea eficaz, también tiene que incluir disciplina amorosa. Esto se debe a que los niños no tienden naturalmente a hacer lo correcto. Es como dice el inspirado proverbio bíblico: “La tontedad está atada con el corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él.” (Pro. 22:15) La palabra “disciplina” encierra la idea de suministrar entrenamiento que amolda y corrige. Por lo tanto, envuelve la frecuente repetición de instrucción de modo que el niño sea movido a obrar de acuerdo con ella. Pero la disciplina incluye más. Como la mayoría de los padres sabe bien, a menudo el niño no se corrige simplemente con palabras. (Pro. 29:17, 19) Por eso el entrenamiento disciplinario también puede incluir corrección o castigo administrado con el propósito de corregir al niño. Pero, ¿debe esta forma de disciplina incluir alguna vez la administración de zurras? ¿Hay verdad en el viejo adagio inglés: “La vara en desusado, y el niño mal criado”?
20. ¿Cuál es un punto de vista común de las autoridades mundanas en cuanto a administrar castigo físico como forma de entrenamiento disciplinario?
20 Frecuentemente dicen las autoridades mundanas sobre criar a los hijos: ‘No, al niño nunca se le deben administrar zurras. Evite frustrar al niño utilizando medidas tan fuertes para cambiar sus inclinaciones naturales.’ Un editorial del Times de Nueva York del 5 de abril de 1972 dijo: “‘La vara en desusado, y el niño mal criado’ es un adagio disparatado que continúa obteniendo señas de aprobación de parte de autonombrados defensores de ‘las viejas virtudes.’ Es difícil desentrañar por qué la administración de castigo premeditado, doloroso por una persona más grande y más fuerte podría inculcar cualquier cosa salvo la creencia de que la fuerza triunfa.” Pero, ¿es correcto este punto de vista? ¿Es un error usar castigo físico con el propósito de corregir el proceder incorrecto de un niño?
21. (a) ¿Qué dice la Palabra de Dios en cuanto a usar castigo físico para corregir el derrotero descarriado de un niño? (b) ¿Cómo sabemos que el camino de Dios es administrar esta clase de disciplina?
21 Dios es el Creador del hombre. No hay autoridad superior. Su Palabra es muy clara sobre el asunto. Dice: “No retengas del mero muchacho la disciplina. En caso de que le pegues con la vara, no morirá. Con la vara tú mismo debes pegarle, para que libres su mismísima alma del Seol [el sepulcro] mismo.” (Pro. 23:13, 14) La vida del niño está envuelta. Si se le permite seguir tras un derrotero incorrecto, esto resultará en su propia infelicidad y con el tiempo en muerte fuera del favor de Dios. Por eso la Biblia dice: “El que retiene su vara odia a su hijo, pero el que lo ama es el que de veras lo busca con disciplina.” (Pro. 13:24) Un padre muestra verdadero amor al hacer todo cuanto puede por corregir a su hijo, incluso el administrarle zurras. Este es el camino de Dios. “Porque a quien Jehová ama,” dice la Escritura, “él disciplina; de hecho, él azota [flagela o da de latigazos] a todo el que recibe como hijo.”—Heb. 12:5, 6.
22. (a) ¿Cuál debe ser el motivo del padre para administrar disciplina, como se muestra por el ejemplo de Dios? (b) ¿A qué se debe en gran manera el tremendo aumento de la delincuencia de menores hoy día?
22 ¿Por qué hace esto Dios a sus hijos? “Para provecho nuestro,” dijo el apóstol Pablo, “para que participemos de su santidad. Es cierto que ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia.” (Heb. 12:7-11) Los hijos, para su propio provecho, necesitan tal disciplina. Es parte del entrenamiento que es ‘conforme al camino para ellos.’ (Pro. 22:6) El mundo rechaza tal entrenamiento disciplinario y a esto se debe en gran manera el tremendo aumento de la delincuencia de menores y la resultante dificultad y vergüenza que ésta ha acarreado a los padres.—Pro. 29:15.
23. ¿Cómo reaccionan los hijos cuando reciben o no reciben disciplina?
23 Contrario a la opinión popular, los hijos aprecian el que los padres muestren un interés genuino en ellos suministrando pautas y restricciones razonables sobre sus actividades. Quizás algunos hijos se quejen a veces debido a la disciplina, pero aprenden a amar y respetar a los padres que muestran un interés genuino en su bienestar. Por otra parte, el que los padres no administren la disciplina que tanto necesitan los hijos probablemente sea la causa de que un hijo tenga resentimiento hacia sus padres. Hace poco una revista popular relató acerca de una niña de quince años que se deslizó a un proceder malo y se acarreó vergüenza a ella misma y a su familia. Afligida por su conducta, le dijo a su padre: “Papá, deberías haber exigido que me portara bien hace años, y cuando no me portaba bien, en vez de hablarme, deberías haberme dado una buena zurra. Cuando no sacaba buenas calificaciones, ¿por qué no me hacías que las sacara? ¿Creías que yo era tan estúpida que no podía sacar mejores calificaciones?”—McCall’s, julio de 1969, página 114.
24. (a) ¿Cómo pueden mostrar los padres que realmente aman a sus hijos? (b) ¿Cuál será el resultado de mostrar este amor?
24 Padres, muestren que ustedes realmente aman a sus hijos administrándoles la disciplina que necesitan tan desesperadamente. Presten atención al consejo sabio de la Palabra de Dios. Enseñen a sus hijos la sabiduría de ella. Desarrollen dentro de ellos un amor y respeto al Creador, Jehová Dios. Al hacer esto pueden estar seguros de que están ‘entrenando a sus hijos conforme al camino para ellos y que no se desviarán de él.’ (Pro. 22:6) Esto con el tiempo significará para ellos vida sin fin en el glorioso nuevo sistema de cosas de Jehová Dios. ¡Cuán agradecidos les estarán sus hijos por haberlos preparado para disfrutar de éste!
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¿Está usted enseñando a sus hijos?La Atalaya 1974 | 1 de febrero
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¿Está usted enseñando a sus hijos?
“Estas palabras que te estoy mandando . . . tienes que inculcarlas en tu hijo.”—Deu. 6:6, 7.
1. ¿Por qué es tan importante que los padres enseñen a sus hijos?
¿SE INTERESA usted sinceramente en ver que sus hijos lleguen a ser personas honradas, rectas que amen a Dios y a sus semejantes? Sin duda éste es uno de sus más vehementes deseos. Pero, ¿se da cuenta usted de que el realizarse este deseo o no depende en gran manera de cómo les enseñe usted? Esto es cierto. Y es especialmente cierto ahora cuando hay tantas presiones sobre los jóvenes para que se den a la inmoralidad sexual, al abuso de las drogas y a otras formas de delincuencia. Por eso el enseñar a sus hijos es una de las actividades más importantes que ustedes, padres, desempeñarán en la vida. ¿Lo considera usted así de importante? ¿Sabe usted lo que puede suceder, y realmente está sucediendo en las familias donde los padres no han mantenido comunicación regular y libre con sus hijos?
2, 3. ¿Qué experiencia verdadera ilustra lo que puede suceder cuando se paralizan las comunicaciones entre padres e hijo?
2 Recientemente una revista popular informó acerca de una familia en Long Island, Nueva York, en la que hubo una paralización de las vías de comunicación. El muchacho desarrolló períodos de mal humor, silencio y beligerancia. Con el tiempo empezó a tomar drogas. Los padres lo supieron, pero realmente no pudieron considerar el asunto con él. En vez de eso, solo había argumentos encolerizados, y el muchacho despreciaba las órdenes de sus padres de dejar de usar drogas. En muchas otras familias en el círculo de amigos de los padres, los hijos también usaban drogas. ¡De hecho, un fiscal calculó que tres cuartas partes de los jóvenes en el condado habían experimentado con marihuana y otras drogas!
3 En esta familia en particular, se deterioraron las condiciones a tal grado que el padre le gritaba a su hijo, y su hijo le respondía a gritos y hasta amenazaba a sus padres. Finalmente, el domingo por la tarde del 27 de febrero de 1972, cuando estaba bajo la influencia de drogas, el muchacho atacó a su padre con un cuchillo para cortar carne. El padre sacó el revólver que llevaba para protegerse y le disparó a su hijo en el corazón. Cuando le preguntaron más tarde por qué apuntó a matar, el padre dijo: “Todo lo que pude pensar fue que si solo hería al muchacho, regresaría y mataría a Carol [su madre] y a mí. Había habido tantas amenazas.” ¡Qué tragedia!—Life, 5 de mayo de 1972.
4. (a) Como indica 2 Timoteo 3:14, 15, ¿cuándo debe uno comenzar a enseñar a sus hijos? (b) ¿Cómo pueden mantenerse abiertas las vías de comunicación a medida que los jóvenes crecen?
4 ¡Es evidente que existe una necesidad vital de que los padres se interesen amorosamente en enseñar a sus hijos y en siempre mantener abiertas las vías de comunicación libre y sin inhibiciones! La Biblia muestra que el tiempo para empezar a trabajar sobre esto es cuando los niños son muy jóvenes, aun desde la infancia. (2 Tim. 3:14, 15) Entonces hay que continuar con los esfuerzos día tras día, año tras año, desde la infancia hasta que pasen los años de la adolescencia. No se puede disminuir el programa de enseñar. Si los hijos han de recibir la guía que tanto necesitan, los padres tienen que trabajar continuamente para mantener una relación que estimule a sus hijos a hablar libremente con ellos y a confiar en ellos.
GUÍA DIVINA QUE NECESITAN LOS HIJOS
5, 6. (a) Aunque algunos padres tratan de criar a sus hijos apropiadamente, ¿por qué tienen resultados trágicos? (b) ¿Qué instrucciones valiosas dio Dios a su pueblo Israel sobre criar a los hijos?
5 Sin embargo, aun algunos padres que hacen un verdadero esfuerzo por criar a sus hijos apropiadamente tienen resultados trágicos, como se patentiza en el caso de la familia que se mencionó antes. El padre, por ejemplo, trataba de ayudar a su hijo sacando libros de la biblioteca sobre animales y cómo cuidarlos, algo en lo cual mostraba interés el hijo. Y ambos padres animaban al muchacho a interesarse en los deportes. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, evidentemente faltaba algo, como sucede en tantos hogares hoy día. ¿Y qué es lo que falta? Los padres no prestan atención cuidadosa a las instrucciones de DIOS sobre criar a los hijos. Hace mucho Jehová Dios dio a su pueblo Israel consejo sobre cómo criar a sus hijos. Y felizmente se ha conservado esta guía en su palabra, la Biblia, de modo que los padres puedan beneficiarse de ello hoy día.
6 Jehová Dios usó a su vocero Moisés para dar estas instrucciones a su pueblo: “Ahora bien, éstos son el mandamiento, las disposiciones reglamentarias y las decisiones judiciales que Jehová su Dios ha mandado que se les enseñe . . . Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios es un solo Jehová. Y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu fuerza vital. Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes. Y tienes que atarlas como señal sobre tu mano, y tienen que servir de venda frontal entre tus ojos; y tienes que escribirlas sobre los postes de las puertas de tu casa y sobre tus puertas.”—Deu. 6:1, 4-9.
7. (a) En estas instrucciones de Dios, ¿qué primer elemento esencial se nota para criar hijos con éxito? (b) ¿Por qué es importante pasar tiempo con los hijos aunque esto requiera ajustes en los horarios?
7 En vez de considerar este consejo divino a la ligera, examinémoslo detenidamente. ¿Qué está enfatizando a los padres? Ante todo, ¿no muestra la importancia de que los padres pasen tiempo con sus hijos? Note que habla de padre e hijo estando juntos cuando ‘se sientan en la casa, cuando andan por el camino, y cuando se acuestan y cuando se levantan.’ La importancia de pasar tiempo con sus hijos difícilmente puede enfatizarse demasiado. Esto se debe a que los hijos cuyos padres tienen poco tiempo para ellos con frecuencia se envuelven en maldad. Es cierto que el hacer arreglos para estar con sus hijos posiblemente requiera forjar planes, quizás hasta requiera que usted renuncie a ciertos placeres y otras actividades personales. Pero la recompensa de ver a sus jóvenes crecer y llegar a ser hombres y mujeres respetuosos, observantes de la ley, ciertamente hace que valga la pena el esfuerzo.
8. (a) ¿Qué más muestra Dios que deben hacer los padres, y son hoy las personas de mayor edad generalmente diligentes en cuanto a hacerlo? (b) Si uno verdaderamente está ocupado cuando los hijos quieren hablar, ¿qué podría hacer uno? ¿Por qué?
8 Sin embargo, el simplemente estar con sus hijos no es todo lo que se necesita. Note que la instrucción de Dios también dice “hablar” con los hijos. Los padres jamás deberían subestimar la importancia de hablar con sus jovencitos. Y no olviden, una parte importante de una conversación bilateral es escuchar. “La queja fundamental de los jóvenes norteamericanos,” hizo notar un escritor bien conocido, es “que no pueden hablar con los adultos. . . . Sus esfuerzos por comunicarse con nosotros son rechazados invariable y completamente.” Por desgracia, a menudo esto es cierto. Los padres con frecuencia despiden a su hijo inquiridor con una voz áspera: “Vete; ¿no puedes ver que estoy ocupado?” ¡Jamás permita que esto suceda en su hogar! Si es cierto que usted realmente está ocupado, ¿por qué no le dice a su hijo que usted considerará el asunto con él más tarde, y luego lo considera? Así su hijo percibirá que usted realmente se interesa en él y estará más dispuesto a confiar en usted. Por eso ¡preste atención al consejo divino de la Biblia! Hable con sus hijos, y hágalo con regularidad, como Dios dice: “Cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.”
USTED TIENE QUE ENSEÑAR “ESTAS PALABRAS”
9. (a) ¿Qué preguntas se hacen en cuanto a “estas palabras” que Dios dice que se les debe enseñar a los jóvenes? (b) ¿Qué clase de instrucciones, aunque importantes, se ha hallado que no bastan?
9 Pero el pasar tiempo con sus hijos y hablar con ellos todavía no basta. Volviendo a considerar las instrucciones de Dios, usted notará que Él explica lo que deben hablar los padres a sus hijos. Él dice: “Estas palabras . . . tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas.” ¿Cuáles son “estas palabras”? ¿Tienen que ver con instrucción general, con enseñar a sus hijos a apreciar la buena música, la buena literatura, las maravillas de la vida y otras cosas maravillosas a nuestro alrededor? ¿Tienen que ver con modales por excelencia y hábitos apropiados, como el ser nítidos, ordenados, puntuales, y cosas semejantes? Ciertamente éstas son cosas buenas que enseñar a los jóvenes. Pero, ¿no es verdad que muchos padres que les han enseñado estas cosas a sus hijos han recibido la sacudida de enterarse de que sus jovencitos se han envuelto en el uso ilegal de las drogas, u otra actividad criminal, o que sus hijas han quedado encintas como resultado de ilícitas relaciones sexuales? Obviamente hay algo aun más valioso que los padres tienen que enseñar a sus jóvenes.
10. (a) ¿Qué, principalmente, son “estas palabras” que los padres deben enseñar a sus hijos? (b) ¿Qué significa la palabra “inculcar,” y por eso qué está diciendo Dios, de hecho, a los padres?
10 Un examen más cuidadoso de las instrucciones de Dios revela que Dios está hablando en cuanto a impartir asuntos espirituales a los hijos. “Jehová nuestro Dios es un solo Jehová,” se dice a los padres. “Y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu fuerza vital. Y estas palabras . . . tienes que inculcarlas en tu hijo.” Sí, lo que los padres deben enseñar principalmente a sus jóvenes tiene que ver con Jehová Dios —que él es el único Creador y Dador de Vida— y que es digno de nuestro amor y devoción de toda alma. Y note que Dios no dice que estos asuntos simplemente han de decirse a los hijos, sino que dice: “Tienes que inculcarlas en tu hijo.” Según el Diccionario del español moderno de Martín Alonso, la palabra “inculcar” significa “infundir una idea, un concepto, etc., a fuerza de repetirlo.”a De modo que aquí Dios está, de hecho, animando a los padres a instituir un programa planeado de instrucción bíblica que tiene el propósito explícito de impresionar en la mente de sus hijos asuntos espirituales.
11. ¿Qué otras cosas se incluyen en “estas palabras” que los padres han de inculcar en sus hijos, y cómo lo sabemos?
11 Pero “estas palabras” que han de inculcarse en los hijos también incluyen las normas o requisitos morales de Dios. Esto se indica por el contexto en el cual se hallan estas instrucciones a la nación de Israel. El profeta Moisés acababa de reiterar los mandamientos principales de la ley de Dios a Israel, a saber, no dar falso testimonio, no hurtar, no asesinar, no cometer adulterio, etcétera. (Deu. 5:6-21) Y puesto que poco después Moisés pasó a decir: “Y estas palabras . . . tienes que inculcarlas en tu hijo,” es evidente que a los padres se les estaba impresionando la importancia de impartir valores morales a sus hijos. Es instrucción similar la que los padres cristianos tienen que suministrar hoy a sus hijos si han de garantizar para ellos un futuro seguro, feliz.—Mat. 22:37-40; 1 Cor. 6:9, 10; Rev. 21:8.
12, 13. (a) ¿Quiénes son principalmente responsables de enseñar a los hijos? (b) ¿Qué significa criar a los hijos en la “regulación mental de Jehová”?
12 El que tanto el padre como la madre tienen el privilegio y responsabilidad de participar en dar esta instrucción lo muestra el mandato bíblico a los hijos: “Observa, oh hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu madre.” (Pro. 6:20) Sin embargo, indicando quién es el que carga con la responsabilidad principal de enseñar a los hijos, la Palabra de Dios dice: “Ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová.” (Efe. 6:4) Sí, es a los padres cristianos que principalmente se les confía la responsabilidad de enseñar a sus hijos.
13 Sin embargo, ¿qué significa que los padres críen a sus hijos en la “regulación mental de Jehová”? “Regulación mental,” en el griego original, tiene la idea de “poner mente en.” Y por eso aquí, de hecho, se está instando a los padres cristianos a que pongan la mente de Jehová Dios en sus hijos. ¡Y qué protección será esto para sus jóvenes! Pues si a los hijos se les inculca en la mente los pensamientos de Dios, su modo de pensar, esto será una maravillosa salvaguarda contra el que participen en cualquier maldad.
PONIENDO LA MENTE DE DIOS EN SUS HIJOS
14. ¿Qué más se requiere por lo general para poner la mente de Dios en los hijos además de simplemente decirles las leyes de Dios?
14 Pero se reconoce que no es fácil criar a los hijos en la regulación mental de Jehová. El simplemente decirles qué piensa Dios sobre los asuntos a menudo no basta para hacer que acepten lo que Dios dice. Por lo tanto un padre puede leerle a su hijo o hija de la Biblia en cuanto a las leyes de Dios que prohíben la fornicación, hasta haciéndolo muchas veces. (Gál. 5:19, 21; Efe. 5:5) Esta repetición puede impresionar en los jóvenes cuál es la ley de Dios. Sin embargo, el poner la mente de Dios en ellos a menudo requiere más. Hay que ayudar a los niños a razonar sobre el valor de la ley de Dios para que queden convencidos de que realmente es correcta y buena, y es para provecho de ellos. Cuando usted razona con ellos sobre lo correcto de las Escrituras, llegarán a estar plenamente de acuerdo con el punto de vista de Dios. Entonces, de hecho, puede decirse que usted ha puesto la mente de Dios en ellos.
15. (a) ¿Qué es bueno saber a fin de poner la mente de Dios en los jóvenes, y cómo puede averiguar esto un padre? (b) ¿Cómo pudiera responder sabiamente el padre si su hijo expresa puntos de vista incorrectos?
15 Convencido de que usted debe esforzarse por poner la mente de Dios en su hijo, puede dar un importante paso preliminar en dirección a realizarlo al averiguar el pensar de su hijo. A menudo las preguntas apropiadas harán que él dé a saber sus verdaderos sentimientos. Por ejemplo, al hablarle acerca de la ley de Dios que prohíbe la fornicación, usted pudiera preguntar: “¿Crees que sacamos provecho al obedecer esta ley de Dios, o nos roba felicidad?” O usted pudiera preguntar: “¿Importa el que vivamos en armonía con la ley de Dios o no?” Después de hacer una pregunta como éstas, reciba con regocijo las expresiones de su jovencito. Si usted lo regaña o lo critica severamente cuando no son correctos los puntos de vista que él expresa, esto puede paralizar la comunicación. Más bien, ¿por qué no le da gracias por haber expresado sus pensamientos en una forma tan directa y sincera, y lo anima a que siempre hable sin reservas con usted? Usted ha logrado mucho si su hijo le expresa sus verdaderos sentimientos. Lo coloca a usted en una posición mejor para hablar con él.
16. ¿Cómo podría ayudar un padre a su jovencito a apreciar lo correcto de la ley de Dios que prohíbe la fornicación?
16 Si usted halla que los puntos de vista de su jovencito son incorrectos, entonces esté preparado para razonar con él sobre el asunto. Usted pudiera, por ejemplo, llamar su atención al proceso verdaderamente milagroso de la reproducción en el cual la célula fecundada se divide y se multiplica de acuerdo con un plan arreglado de antemano para llegar a ser un bebé humano, y luego pregunte: “¿No crees que Aquel que diseñó este maravilloso proceso reproductivo es el mejor juez de cómo los humanos deberían usar sus facultades de reproducción dadas por Dios?” (Sal. 139:13-17) O usted pudiera preguntar: “¿Crees que nuestro Creador amoroso haría una ley para robarnos el disfrute de la vida? O ¿crees que sus leyes fueron hechas para aumentar nuestra felicidad?” (Sal. 145:16) Preguntas como éstas pueden hacer que su jovencito realmente se ponga a pensar sobre el asunto. Luego quizás usted pueda llamar su atención a algunos ejemplos de cómo la inmoralidad sexual ha resultado en desilusión, enfermedades venéreas y calamidad. (2 Sam. 13:1-33) Así se le ayuda al niño a ver lo razonable y lo correcto de la ley de Dios. Como resultado, quizás llegue a aceptar los puntos de vista de Dios, y así usted habrá puesto la mente de Dios en él.
17. ¿Qué ayuda puede ser la oración para criar a los hijos en la “regulación mental de Jehová”?
17 De modo similar, usted querrá poner la mente de Dios en sus hijos sobre muchos otros asuntos, inculcando en ellos, por ejemplo, las leyes de Dios en relación con el ser verídicos, bondadosos, pacíficos, amorosos, etcétera. Pero si usted tiene problemas al enseñar a sus hijos, ¿qué puede hacer? Manoa, el padre de Sansón, oró a Jehová pidiendo guía para poder entrenar a su muchacho. (Jue. 13:8-14) ¿Por qué no seguir este ejemplo? La oración a Jehová puede efectuar mucho. Un padre explicó que en ocasiones cuando su hijo se ponía de mal humor o deprimido y hablaba poco, iba a su recámara en la noche y, después de tocar, entraba y decía: “Hijo, no pude menos que notar que no has sido el mismo estos pocos días pasados. ¿Hay algo que te preocupa, algo de lo que podemos hablar?” Por lo general podían hablar, y el padre sugería pedir la ayuda de Jehová, diciendo: “¿Está bien si yo la pida por los dos?” Después de la oración, y una vez que habían considerado bien el asunto, el hijo por lo general sacaba mucho provecho. Cuando surgen problemas, el orar con sus hijos, pidiendo la guía de Jehová, resultará ser una ayuda para criarlos en la “regulación mental de Jehová.”
18. ¿Qué se necesita, además de habilidad para enseñar, a fin de criar a los hijos en la “regulación mental de Jehová”?
18 De veras que se requiere mucho para poner la mente de Dios en sus hijos, incluso mucho tiempo, esfuerzo y habilidad para enseñar. Sin embargo, no es cuestión de perfeccionar algunos métodos docentes académicos, sino, más bien, es el amor de usted a sus hijos, evidenciado por enseñarles con ahínco, convicción y entusiasmo, lo que resultará ser especialmente eficaz para criarlos en la “regulación mental de Jehová.” (Pro. 3:1-7) También, les será una ayuda a sus hijos si les explica que usted, también, está bajo la obligación de obedecer las leyes de Dios, y que usted está agradecido por estas leyes porque le han ayudado a disfrutar de una vida más feliz. ¿Tiene usted un programa regular de enseñar a sus hijos, empezando a hacerlo cuando son muy jóvenes, aun desde la infancia?
UNA AYUDA VALIOSA PARA ENSEÑAR A LOS HIJOS
19. (a) ¿Qué ayuda suministró la Sociedad Watch Tower para ayudar a los padres a enseñar a sus hijos? (b) ¿Cuáles son algunas de las lecciones que se enseñan en esta ayuda docente?
19 Debido a que la Sociedad Watch Tower comprendió el trabajo difícil que tienen los padres al criar a sus hijos en este inicuo sistema de cosas, arregló que se suministrara una ayuda que los padres pueden usar al enseñar a sus jóvenes. Comenzando con el número de La Atalaya del 1 de octubre de 1970, se imprimió una serie de artículos ‘preparados especialmente para que los padres los lean con sus hijos.’ Estos artículos se publicaron en casi todas las revistas hasta el número del 15 de abril de 1972, inclusive. Luego en el verano de 1972 se presentó para su circulación el librito Escuchando al Gran Maestro. No solo contiene estos artículos de La Atalaya en forma revisada, sino también muchos otros temas. Cada tema está preparado para impresionar en la mente del niño algún principio o instrucción de la Palabra de Dios. En total, hay cuarenta y seis temas que se basan en las ilustraciones, enseñanzas, milagros y experiencias de la vida del Gran Maestro, Jesucristo. Por ejemplo, el tema intitulado “Un buen prójimo” impresiona el punto de que debemos ser bondadosos con todos; “Un leproso dio gloria a Dios” muestra que no debemos olvidar el decir ‘Gracias’; “El esclavo que no perdonó” recalca la importancia de ser perdonador; “Felices son los pacíficos” explica por qué no debemos envolvernos en peleas; “Dos personas que no dijeron la verdad” enseña que siempre debemos decir la verdad, y hay muchas otras valiosas lecciones que se enseñan.
20, 21. ¿Qué beneficios se han realizado por usar esta ayuda docente?
20 Cuando empezó a publicarse este material, empezaron a recibirse veintenas de cartas expresando aprecio por esta ayuda docente. Escribió un padre: “Los resultados han sido asombrosos. No solo nuestra hija ya no es rebelde, sino que ansiosamente espera que venga La Atalaya para poder leer estos artículos.” Una madre explicó: “Tenía mucha dificultad cada vez que hacía que mis hijos estudiaran la Biblia conmigo. Trataban toda cosa imaginable para no estudiar. Ahora, debido al entusiasmo que muestran, mi esposo, que no era creyente, ha comenzado a estudiar la Biblia.” Un padre escribió: “He tenido dificultad en comunicar a mis hijos las verdades de Jehová porque hay que explicárselas de cierta manera en que pueda entenderlas un niño. Estos artículos me han ayudado a hablar con ellos de manera más interesante y deleitable. Después de terminar de leer los artículos juntos, los niños, todos los cinco, dicen: ‘¿No hay más?’”
21 Aun personas que no son testigos de Jehová han hallado que ésta es una ayuda valiosa para enseñar a los niños. Un maestro que había recibido el libro Escuchando al Gran Maestro dijo: “Muchas gracias. Es exactamente lo que he estado buscando. Muchos de estos niños reciben poco entrenamiento en casa de modo que tenemos que enseñarles muchas cosas básicas como el no mentir, hurtar, etcétera. Les leí el primer capítulo hoy porque tendrán que saber quién es el Gran Maestro.” Un niño de siete años de edad en una escuela de Indiana ofreció leer el libro a su clase. En unos cuantos meses les había leído treinta capítulos, y muchos en la escuela obtuvieron libros para ellos mismos.
22. ¿Cuál es el mejor don que los padres pueden dar a sus hijos?
22 ¿Está usted usando esta ayuda valiosa al enseñar a sus hijos? Ciertamente usted necesita toda la ayuda que pueda recibir para inculcar en sus jóvenes el consejo espiritual y los valores morales que Dios ha mandado que se les enseñe a los hijos. Muchos padres han hallado que el libro Escuchando al Gran Maestro es exactamente lo que han necesitado a fin de hacer esto. Por eso no deje de usarlo con regularidad. ¡Verdaderamente, no hay mejor don que usted pueda dar a sus hijos que el impartirles instrucción espiritual que ponga en ellos la mente de Dios!
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