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¿Qué clase de entrenamiento necesitan los niños?La Atalaya 1974 | 1 de febrero
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vida eterna en un paraíso bajo un nuevo sistema de cosas. (Juan 3:16; 2 Ped. 3:13) También, el niño aprenderá del estudio bíblico que en su nuevo sistema Dios removerá de la humanidad la enfermedad y hasta la muerte, así como el dolor, sufrimiento y lágrimas tan comunes hoy día. (Rev. 21:3, 4) En ese tiempo toda la gente será amigable y amadora de la paz. De hecho, hasta los animales estarán en paz, y un niñito podrá jugar con ellos sin salir lastimado. (Isa. 11:6-9; Sal. 37:9-11, 29) A medida que el niño llegue a saber acerca de estas maravillosas provisiones de Jehová, su amor a Dios se hará muy fuerte. Como resultado, no querrá hacer nada que desagrade a su maravilloso Padre celestial. Así el amor y aprecio del niño por Jehová servirá como el más fuerte elemento disuasivo contra hacer cualquier cosa que Dios dice que es incorrecta.
17. (a) ¿Por qué puede uno estar seguro de que el enseñar la Palabra de Dios a los hijos los beneficiará en la vida subsecuente? (b) ¿Qué ejemplo bíblico muestra el beneficio del entrenamiento en los primeros años?
17 Pero, ¿puede uno realmente estar seguro de que la instrucción de la Palabra de Dios en los primeros años beneficiará al niño en la vida subsecuente? Sí, uno puede estarlo, pues acuérdese de que el proverbio bíblico dice que si a un niño se le entrena “conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él.” (Pro. 22:6) Considere como ejemplo al joven hebreo José. Evidentemente su padre Jacob le enseñó acerca de Jehová y sus leyes cuando era joven. Más tarde en la vida José llegó a estar en la tierra extranjera de Egipto, lejos de su familia y amigos. Allí, mientras trabajaba para un hombre acaudalado de nombre Potifar, la esposa de este hombre empezó a hacer esfuerzos por seducir al bien parecido José. Ella le decía: “¡Acuéstate conmigo!” Pero José rehusaba, explicando: “¿Cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?” Aunque la esposa de Potifar agarró a José y trató de hacer que se acostara con ella, él se negó a hacerlo y huyó. Fue el respeto y amor de José a Dios, que le habían sido inculcados de niño, lo que lo reprimió de cometer el mal.—Gén. 39:1-12.
18. (a) ¿Qué beneficio tendrá el enseñar a los hijos la Palabra de Dios? (b) ¿Por qué están pasando por tanta dificultad los jóvenes hoy día?
18 ¿No conviene usted en que los niños hoy necesitan esta clase de instrucción de la Palabra de Dios? El impresionar en los jóvenes los requisitos morales de Dios ciertamente les ayudará a llevar vidas rectas, felices. Sin embargo, hoy se rechaza comúnmente la guía bíblica puesto que la juzgan demasiado restrictiva y que causa frustración. Por ejemplo, concerniente a la prohibición de las relaciones sexuales para las personas solteras, recientemente escribió un individuo en Times Magazine de Nueva York: “Ciertamente hay suficientes zonas de frustración en la vida de modo que no hay por qué deliberadamente fomentar la frustración. . . . Todo lo que tenemos que hacer para dar a nuestros hijos dirección (propia de ellos, esperamos), es mostrarles que nos estimamos nosotros mismos y estimamos a otros también, y que hay muchas diferentes maneras de hallar satisfacción en la vida.” ¡Pero qué dificultad ha acarreado tal rechazamiento de la dirección de Dios, incluso una avalancha de enfermedades venéreas, nacimientos ilegítimos y abortos, con su concomitante dolor, congoja y desdicha! ¡Cuán evidente es que los niños necesitan la instrucción que se provee en la Palabra de Dios!—Jer. 10:23.
NECESIDAD DE DISCIPLINA
19. (a) ¿Tienden los niños naturalmente a hacer lo que es correcto, y cómo lo sabemos? (b) ¿Qué se incluye en el asunto de administrar disciplina?
19 Sin embargo, a fin de que un programa de instrucción en la Palabra de Dios sea eficaz, también tiene que incluir disciplina amorosa. Esto se debe a que los niños no tienden naturalmente a hacer lo correcto. Es como dice el inspirado proverbio bíblico: “La tontedad está atada con el corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él.” (Pro. 22:15) La palabra “disciplina” encierra la idea de suministrar entrenamiento que amolda y corrige. Por lo tanto, envuelve la frecuente repetición de instrucción de modo que el niño sea movido a obrar de acuerdo con ella. Pero la disciplina incluye más. Como la mayoría de los padres sabe bien, a menudo el niño no se corrige simplemente con palabras. (Pro. 29:17, 19) Por eso el entrenamiento disciplinario también puede incluir corrección o castigo administrado con el propósito de corregir al niño. Pero, ¿debe esta forma de disciplina incluir alguna vez la administración de zurras? ¿Hay verdad en el viejo adagio inglés: “La vara en desusado, y el niño mal criado”?
20. ¿Cuál es un punto de vista común de las autoridades mundanas en cuanto a administrar castigo físico como forma de entrenamiento disciplinario?
20 Frecuentemente dicen las autoridades mundanas sobre criar a los hijos: ‘No, al niño nunca se le deben administrar zurras. Evite frustrar al niño utilizando medidas tan fuertes para cambiar sus inclinaciones naturales.’ Un editorial del Times de Nueva York del 5 de abril de 1972 dijo: “‘La vara en desusado, y el niño mal criado’ es un adagio disparatado que continúa obteniendo señas de aprobación de parte de autonombrados defensores de ‘las viejas virtudes.’ Es difícil desentrañar por qué la administración de castigo premeditado, doloroso por una persona más grande y más fuerte podría inculcar cualquier cosa salvo la creencia de que la fuerza triunfa.” Pero, ¿es correcto este punto de vista? ¿Es un error usar castigo físico con el propósito de corregir el proceder incorrecto de un niño?
21. (a) ¿Qué dice la Palabra de Dios en cuanto a usar castigo físico para corregir el derrotero descarriado de un niño? (b) ¿Cómo sabemos que el camino de Dios es administrar esta clase de disciplina?
21 Dios es el Creador del hombre. No hay autoridad superior. Su Palabra es muy clara sobre el asunto. Dice: “No retengas del mero muchacho la disciplina. En caso de que le pegues con la vara, no morirá. Con la vara tú mismo debes pegarle, para que libres su mismísima alma del Seol [el sepulcro] mismo.” (Pro. 23:13, 14) La vida del niño está envuelta. Si se le permite seguir tras un derrotero incorrecto, esto resultará en su propia infelicidad y con el tiempo en muerte fuera del favor de Dios. Por eso la Biblia dice: “El que retiene su vara odia a su hijo, pero el que lo ama es el que de veras lo busca con disciplina.” (Pro. 13:24) Un padre muestra verdadero amor al hacer todo cuanto puede por corregir a su hijo, incluso el administrarle zurras. Este es el camino de Dios. “Porque a quien Jehová ama,” dice la Escritura, “él disciplina; de hecho, él azota [flagela o da de latigazos] a todo el que recibe como hijo.”—Heb. 12:5, 6.
22. (a) ¿Cuál debe ser el motivo del padre para administrar disciplina, como se muestra por el ejemplo de Dios? (b) ¿A qué se debe en gran manera el tremendo aumento de la delincuencia de menores hoy día?
22 ¿Por qué hace esto Dios a sus hijos? “Para provecho nuestro,” dijo el apóstol Pablo, “para que participemos de su santidad. Es cierto que ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia.” (Heb. 12:7-11) Los hijos, para su propio provecho, necesitan tal disciplina. Es parte del entrenamiento que es ‘conforme al camino para ellos.’ (Pro. 22:6) El mundo rechaza tal entrenamiento disciplinario y a esto se debe en gran manera el tremendo aumento de la delincuencia de menores y la resultante dificultad y vergüenza que ésta ha acarreado a los padres.—Pro. 29:15.
23. ¿Cómo reaccionan los hijos cuando reciben o no reciben disciplina?
23 Contrario a la opinión popular, los hijos aprecian el que los padres muestren un interés genuino en ellos suministrando pautas y restricciones razonables sobre sus actividades. Quizás algunos hijos se quejen a veces debido a la disciplina, pero aprenden a amar y respetar a los padres que muestran un interés genuino en su bienestar. Por otra parte, el que los padres no administren la disciplina que tanto necesitan los hijos probablemente sea la causa de que un hijo tenga resentimiento hacia sus padres. Hace poco una revista popular relató acerca de una niña de quince años que se deslizó a un proceder malo y se acarreó vergüenza a ella misma y a su familia. Afligida por su conducta, le dijo a su padre: “Papá, deberías haber exigido que me portara bien hace años, y cuando no me portaba bien, en vez de hablarme, deberías haberme dado una buena zurra. Cuando no sacaba buenas calificaciones, ¿por qué no me hacías que las sacara? ¿Creías que yo era tan estúpida que no podía sacar mejores calificaciones?”—McCall’s, julio de 1969, página 114.
24. (a) ¿Cómo pueden mostrar los padres que realmente aman a sus hijos? (b) ¿Cuál será el resultado de mostrar este amor?
24 Padres, muestren que ustedes realmente aman a sus hijos administrándoles la disciplina que necesitan tan desesperadamente. Presten atención al consejo sabio de la Palabra de Dios. Enseñen a sus hijos la sabiduría de ella. Desarrollen dentro de ellos un amor y respeto al Creador, Jehová Dios. Al hacer esto pueden estar seguros de que están ‘entrenando a sus hijos conforme al camino para ellos y que no se desviarán de él.’ (Pro. 22:6) Esto con el tiempo significará para ellos vida sin fin en el glorioso nuevo sistema de cosas de Jehová Dios. ¡Cuán agradecidos les estarán sus hijos por haberlos preparado para disfrutar de éste!
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¿Está usted enseñando a sus hijos?La Atalaya 1974 | 1 de febrero
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¿Está usted enseñando a sus hijos?
“Estas palabras que te estoy mandando . . . tienes que inculcarlas en tu hijo.”—Deu. 6:6, 7.
1. ¿Por qué es tan importante que los padres enseñen a sus hijos?
¿SE INTERESA usted sinceramente en ver que sus hijos lleguen a ser personas honradas, rectas que amen a Dios y a sus semejantes? Sin duda éste es uno de sus más vehementes deseos. Pero, ¿se da cuenta usted de que el realizarse este deseo o no depende en gran manera de cómo les enseñe usted? Esto es cierto. Y es especialmente cierto ahora cuando hay tantas presiones sobre los jóvenes para que se den a la inmoralidad sexual, al abuso de las drogas y a otras formas de delincuencia. Por eso el enseñar a sus hijos es una de las actividades más importantes que ustedes, padres, desempeñarán en la vida. ¿Lo considera usted así de importante? ¿Sabe usted lo que puede suceder, y realmente está sucediendo en las familias donde los padres no han mantenido comunicación regular y libre con sus hijos?
2, 3. ¿Qué experiencia verdadera ilustra lo que puede suceder cuando se paralizan las comunicaciones entre padres e hijo?
2 Recientemente una revista popular informó acerca de una familia en Long Island, Nueva York, en la que hubo una paralización de las vías de comunicación. El muchacho desarrolló períodos de mal humor, silencio y beligerancia. Con el tiempo empezó a tomar drogas. Los padres lo supieron, pero realmente no pudieron considerar el asunto con él. En vez de eso, solo había argumentos encolerizados, y el muchacho despreciaba las órdenes de sus padres de dejar de usar drogas. En muchas otras familias en el círculo de amigos de los padres, los hijos también usaban drogas. ¡De hecho, un fiscal calculó que tres cuartas partes de los jóvenes en el condado habían experimentado con marihuana y otras drogas!
3 En esta familia en particular, se deterioraron las condiciones a tal grado que el
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