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  • La misericordia divina señala la senda de regreso a los que han errado
    La Atalaya 1974 | 15 de diciembre
    • La misericordia divina señala la senda de regreso a los que han errado

      “Habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de arrepentimiento.”—Luc. 15:7.

      1, 2. ¿Cómo están equilibradas armoniosamente las cualidades de Jehová Dios, y cómo se ve esto en el arreglo de expulsión?

      JEHOVÁ es un Dios de amor, un Dios misericordioso. Todos sus arreglos e instrucciones son para el bien de los que aman la justicia; jamás tienen un propósito egoísta o perjudicial. (Éxo. 34:6; 1 Juan 4:8) Él también es un Dios de justicia y derecho; no condona ni ‘hace la vista gorda a’ la maldad. (Sal. 33:4, 5; 50:16-21) Sin embargo, no hay falta de armonía entre estas cualidades divinas. El amor genuino, de hecho, requiere que uno se adhiera a la justicia e insista en ella.

      2 Por lo tanto, entre los arreglos que se encuentran en la Palabra de Dios está el de expulsar, es decir, remover o echar de la congregación a personas que, aunque afirmen ser cristianas, se entregan a maldad seria y no muestran una actitud de arrepentimiento genuino. El despedirlas es para el bien de la congregación para mantener su pureza y proteger a sus miembros, amados por Dios, de contaminación mediante una influencia semejante a “levadura” como la que representan los malhechores.

      3, 4. ¿Qué instrucciones da el apóstol Pablo en cuanto a expulsión, y qué preguntas deben contestarse?

      3 Por esta razón, el inspirado apóstol Pablo mandó a los cristianos de Corinto: “Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que llamándose hermano sea fornicador, o avariento, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, ni siquiera comiendo con tal hombre. . . . ‘Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes mismos.’”—1 Cor. 5:6, 7, 11-13.

      4 Sin embargo, ¿excluye esto que después de eso se tome alguna acción positiva para con estas personas expulsadas, acción que podría contribuir hacia su arrepentimiento, a que se volvieran, regresaran y fueran restauradas como miembros aprobados, limpios, de la congregación? ¿Hay que esperar antes de tomar cualquier acción positiva hasta el tiempo en que el individuo exprese formalmente arrepentimiento a los ancianos de la congregación, haciendo petición directa para su restablecimiento? ¿Constituiría el dar cualquier exhortación a tal persona para que ‘se vuelva’ y trate de ser restaurada un “mezclarse en la compañía” de ella y participar en compañerismo espiritual con ella? Veamos la respuesta que indica la Biblia.

      EL EJEMPLO DEL ANCIANO PRINCIPAL

      5, 6. (a) ¿De qué relación especial disfrutó en un tiempo la nación de Israel con Jehová Dios? (b) Sin embargo, ¿qué derrotero emprendió la nación, y con qué graves resultados?

      5 Considere el ejemplo de los tratos de Jehová Dios con los que en un tiempo fueron el pueblo que llevaba su nombre, Israel. De todos los pueblos de la Tierra ellos fueron los únicos que estuvieron en una relación de pacto con él y solo a ellos se les había dado Su palabra y ley. (Sal. 147:19, 20; Rom. 3:1, 2) Sin embargo, a menudo le fueron infieles, y con el tiempo llegaron a la condición que se describe en la oración que está registrada en Daniel 9:4-19: “Nosotros hemos pecado y hecho lo malo y actuado inicuamente y nos hemos rebelado; y ha habido un desviarnos de tus mandamientos y tus decisiones judiciales. Y no hemos escuchado a tus siervos los profetas, quienes han hablado en tu nombre a nuestros reyes, nuestros príncipes y nuestros antepasados y a toda la gente de la tierra.”

      6 Debido a este desviarse y esta desobediencia crasa, Daniel dice de Jehová: “Derramaste sobre nosotros la maldición y el juramento jurado que está escrito en la ley de Moisés el siervo del Dios verdadero . . . trayendo sobre nosotros gran calamidad, tal como no se ha hecho bajo todos los cielos.” Sí, Dios tomó fuerte acción judicial contra ellos, echando primero a las tribus septentrionales y luego a las tribus meridionales de su tierra al exilio, permitiendo finalmente que la entera estructura nacional fuera derribada por Babilonia. Jehová, de hecho, se ‘divorció’ de la organización nacional como si ésta fuese una “esposa” suya y la “madre” de los miembros individuales de la nación.—Compare con Isaías 50:1; 54:5, 6; Jeremías 3:8.

      7. Después de cortar a Israel de su favor, ¿mantuvo Jehová una actitud estrictamente negativa para con ellos? Dé evidencia.

      7 Habiendo tomado esta fuerte acción judicial contra ellos, ¿rehusó Jehová después de eso hacer cosa alguna que pudiera contribuir hacia el ser restaurados a su favor? No, sino que, en cambio, les dirigió palabras de censura, exhortándolos a abandonar el derrotero incorrecto que los había llevado a su desastre. Por medio del profeta Jeremías, Dios dijo, evidentemente a los del reino septentrional de Israel que había sido rechazado: “De veras vuélvete, oh renegada Israel, . . . No me quedaré resentido hasta tiempo indefinido. Solo nota tu error, porque es contra Jehová tu Dios que has transgredido. . . . Vuélvanse, hijos renegados. Yo sanaré su condición de renegados.”—Jer. 3:12, 13, 22; compare con Lamentaciones 3:31-33; Isaías 57:16-18.

      8. ¿Cómo reveló Jehová, por medio del profeta Ezequiel, su actitud para con los que habían errado?

      8 Esta expresión armoniza con la declaración de Jehová por medio del profeta Ezequiel, donde expresa su actitud para con los que todavía muestran posibilidad de arrepentimiento: “¿Acaso me deleito de manera alguna en la muerte de alguien inicuo, . . . y no en que se vuelva de sus caminos y realmente siga viviendo? . . . Arrojen de ustedes todas sus transgresiones en que han transgredido y háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo, pues ¿por qué deben morir, oh casa de Israel? Porque no me deleito de ninguna manera en la muerte de alguien que muere . . . Por lo tanto hagan un volverse y sigan viviendo.”—Eze. 18:23, 30-32.

      9. Por tal exhortación, ¿estaba teniendo compañerismo espiritual Jehová Dios con los malhechores?

      9 Al exhortar de esta manera a estos malhechores, ¿estaba Jehová Dios teniendo compañerismo espiritual con ellos, una “participación” de cosas buenas espirituales junto con ellos como se hace entre amigos? (Compare con 1 Juan 1:3, 6, 7.) Al contrario, como Jehová les había dicho antes mediante el profeta Isaías, si querían nuevamente su amistad tendrían que cambiar. Él no se rebajaría a andar en sus caminos incorrectos ni adoptaría sus pensamientos incorrectos. Dijo: “Busquen a Jehová . . . Deje el inicuo su camino, y el hombre perjudicial sus pensamientos; y vuélvase a Jehová, quien tendrá misericordia de él, y a nuestro Dios, porque él perdonará en gran manera. ‘Porque los pensamientos de ustedes no son mis pensamientos, ni son mis caminos los caminos de ustedes,’ es la expresión de Jehová. ‘Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que los caminos de ustedes, y mis pensamientos que los pensamientos de ustedes.’” (Isa. 55:6-9) Para volver a disfrutar de compañerismo agradable con Dios, tendrían que elevar sus pensamientos y caminos nuevamente a los niveles justos a los cuales Dios se adhiere y los cuales enseña su Palabra. Así prestarían atención a su instar de ‘venir y enderezar los asuntos entre nosotros,’ para que él pudiera considerar los pecados crasos de ellos como borrados.—Isa. 1:18, 19.

      10, 11. ¿Qué cualidades de Jehová se ejemplifican en la parábola del hijo pródigo, y cómo?

      10 La parábola del hijo pródigo suministra comprensión más profunda de la admirable actitud de Jehová de misericordia y consideración. (Luc. 15:11-32) La manera en que reaccionó el padre de la parábola al ver regresar a su hijo descarriado ejemplifica de manera muy atrayente cómo es el Padre celestial, Jehová. En la parábola, el hijo había dejado el hogar, se había ido muy lejos y había malgastado su tiempo y dinero en una vida disoluta, incluso asociación con rameras. Vino a estar en pobreza y con hambre y, habiendo recobrado el juicio, decidió volver a su padre. Note, ahora, lo que dice la parábola: “Mientras estaba él todavía lejos, su padre alcanzó a verlo y se enterneció, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó tiernamente.”—Luc. 15:20.

      11 De modo que, cuando alcanzó a ver a su hijo en la distancia, el padre no dijo: ‘No voy a moverme un solo centímetro ni decir una sola palabra hasta que ese pecador se arrodille ante mí y pida formalmente ser aceptado de nuevo.’ No, sino que al ver a su hijo, que se dirigía hacia él y, de hecho, discerniendo lo que estaba en la mente de su hijo, el padre salió a su encuentro. No fue antes, sino después de esta expresión paternal de piedad que tuvo lugar la petición formal de perdón de parte del hijo.

      12. ¿Por qué medio atrae de vuelta Jehová a los malhechores arrepentidos? ¿Cómo ilustra esto la profecía de Oseas?

      12 Esto hace recordar la referencia del apóstol Pablo a “la cualidad bondadosa de Dios [que] está tratando de conducirte al arrepentimiento.” (Rom. 2:4) Sí, Jehová Dios expresa cólera justa por la maldad. Pero no permanece encolerizado para siempre si cesa la maldad. Sabe que la misericordia afectuosa tiene maravillosas cualidades de atracción para hacer volver a los malhechores arrepentidos al punto en que pueden ser sanados.—Ose. 6:1; 14:1, 2, 4.

      13. (a) ¿Por qué no debemos imitar al hermano de mayor edad de la parábola del hijo pródigo? (b) ¿A quién deben mirar como ejemplo todos los que sirven de ancianos, superintendentes y pastores al tratar con los que han errado? (c) ¿Qué muestran los Salmos en cuanto al ejemplo de este Anciano Principal?

      13 Por lo tanto nosotros hoy no queremos ser como el hermano mayor de la parábola a quien al principio no le agradó en absoluto la manera en que su hermano que había errado fue recibido de vuelta. (Luc. 15:25-32) Más bien, trataremos de ‘demostrar ser hijos de nuestro Padre celestial’ imitando el ejemplo compasivo de Jehová. (Mat. 5:44-48) Él, por ser el Dios de la eternidad y el “Anciano de Días,” es el Anciano Principal, el Gran Pastor y Superintendente de nuestras almas. (1 Ped. 2:25) Su ejemplo siempre es el ejemplo correcto que seguir. Veremos más tarde en nuestra consideración cómo ese ejemplo puede guiarnos de muchas maneras prácticas.—Sal. 77:7-9; 103:9, 10, 13.

      EL QUE SE LE CONSIDERE A UNO COMO “HOMBRE DE LAS NACIONES Y COMO RECAUDADOR DE IMPUESTOS”

      14. ¿Qué base más temprana tuvo el apóstol Pablo para sus instrucciones sobre expulsar?

      14 Pablo, cuando escribió su consejo apostólico a Corinto en cuanto a expulsión, tuvo información inspirada más temprana en la cual basar sus instrucciones. Cristo Jesús mismo había suministrado ésta. Mateo 18:15-17 registra sus instrucciones para manejar pecados (claramente no transgresiones de solo poca importancia sino pecados de gravedad genuina) que se cometen contra individuos. Manifestó la posibilidad de una acción de expulsión cuando no se manifestaba arrepentimiento de parte del que había pecado. Después de describir los esfuerzos progresivos que se hacían para ‘ganar’ a tal persona por medio de hacerla reconocer su mal y arrepentirse de él, Jesús dijo: “Si no escucha ni siquiera a la congregación, sea para ti exactamente como hombre de las naciones y como recaudador de impuestos.”

      15. (a) ¿A qué “congregación” se refería Jesús en Mateo 18:17? (b) ¿Por qué, pues, son sus palabras de interés para nosotros en la congregación cristiana?

      15 En aquel tiempo (32 E.C.) la congregación cristiana no se había formado y por eso la “congregación” a la que se refirió Jesús debe haber estado relacionada con el arreglo judío que existía entonces, con sus cuerpos de ancianos, incluso los que servían de jueces y que representaban a la congregación localmente en tal capacidad. (Esd. 10:14; Luc. 7:3) No obstante, las instrucciones de Jesús ciertamente suministraron un principio orientador que ayudaría a la futura congregación cristiana. De interés particular para nosotros es saber lo que quiere decir el que se considerara al pecador no arrepentido “como hombre de las naciones y como recaudador de impuestos.” Para averiguarlo tenemos que tomar en cuenta la manera en que la congregación judía apropiadamente consideraba a esos individuos. Esto nos ayudará a entender mejor las instrucciones del apóstol en 1 Corintios 5:11-13 en cuanto a cómo los cristianos deben considerar a los que han sido expulsados por la congregación cristiana.

      16. ¿Por qué no podemos confiar implícitamente en los escritos rabínicos judíos en cuanto a la actitud de los judíos para con los gentiles, y dónde hallamos la información que se necesita?

      16 Al considerar la actitud judía para con los de las naciones, no podemos guiarnos enteramente por los escritos rabínicos que se compusieron después del tiempo en que Jesús estuvo en la Tierra. Algunos de estos escritos despliegan una actitud extremada, una actitud de odio y desprecio virtuales para con los “gentiles,” la gente de las naciones. Algunos escritos rabínicos sustentaban que un judío no debería ir al rescate de un gentil aun cuando éste estuviera en peligro de muerte. (Rozeach. iv, 12, Maimónides; McClintock and Strong’s Cyclopædia, tomo III, pág. 789) Más bien, podemos hallar información confiable en las Escrituras inspiradas de Dios que nos sirva de guía para determinar la actitud de los judíos del primer siglo.

      17. ¿Qué muestran las Escrituras que fue la actitud judía para con ‘hombres de las naciones’ en el primer siglo, y por qué prevalecía esta actitud?

      17 Cuando fue enviado al hogar del gentil Cornelio en Cesarea, el apóstol Pedro dijo a los que estaban reunidos allí: “Bien saben ustedes cuán ilícito le es a un judío unirse o acercarse a un hombre de otra raza; y no obstante Dios me ha mostrado que no debo llamar contaminado o inmundo a ningún hombre.” (Hech. 10:27, 28) Cuando más tarde Pedro fue a Jerusalén, los partidarios de la circuncisión en la congregación cristiana allí contendieron con él, “diciendo que había entrado en casa de varones que no eran circuncisos y había comido con ellos.” (Hech. 11:2, 3) De consiguiente, la posición básica de los judíos era que no habrían de confraternar con los gentiles, puesto que los consideraban espiritualmente inmundos. Eran eso debido a estar “alejados del estado de Israel y extraños a los pactos de la promesa,” por consiguiente no tenían verdadera posición o relación aprobada con Jehová Dios. (Efe. 2:11, 12) El confraternar con ellos, entrando en sus hogares y comiendo con ellos, les acarrearía contaminación espiritual a los judíos.—Compare con Juan 18:28; Gálatas 2:11-14.

      18. ¿Qué evidencia tenemos de que Jesús no conformó su modo de ver a los gentiles con el modo extremado que se expresaba en algunos escritos rabínicos?

      18 Jesucristo se adhirió a esta regla básica de abstenerse de confraternar con gente de las naciones. E instruyó a sus discípulos que en su actividad de predicación no fueran “por el camino de las naciones [gentiles], y no entren en ciudad samaritana; sino, más bien, vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mat. 10:5, 6) Sin embargo, a pesar de todo esto, Jesús no mostró aprobación de, ni conformidad con, el modo extremado de ver a los gentiles que se hallaba expresado en los escritos rabínicos que consideraban a todos los gentiles como enemigos que habrían de ser tratados con desprecio virtual... tal como no permitió que tales actitudes controlaran sus tratos con los samaritanos. (Juan 4:4-40) Lejos de esto, Jesús citó la palabra profética de su Padre para mostrar que gente de las naciones aceptaría al Mesías, que el templo habría de ser una casa de oración para todas las naciones, y que el Mesías resultaría ser una luz a las naciones. (Mat. 12:18, 21; Mar. 11:17; compare con Lucas 2:27-32; Hechos 13:47.) Cuando un oficial del ejército gentil, que había mostrado gran bondad a los judíos, le pidió a Jesús que sanara a un esclavo enfermo, Jesús lo hizo. (Luc. 7:2-10) Así, pues, aunque jamás obró contrario a la admonición de la ley mosaica en cuanto a confraternar con los que no eran de la congregación de Dios (gentiles), Jesús no se hizo desequilibrado, extremado ni rígidamente duro, adoptando una actitud antagonista para con éstos. Sabiamente discernió los principios que contienen las instrucciones de Dios y fue guiado por ellos.

      19. (a) ¿Qué concepto tenían generalmente los judíos acerca de los recaudadores de impuestos? (b) ¿Cómo manifestó Jesús equilibrio apropiado en sus tratos con ellos?

      19 Así, también, sucedía con los recaudadores de impuestos que generalmente no eran gentiles sino judíos. Debido a que los recaudadores de impuestos tan a menudo eran faltos de honradez, sus compatriotas judíos por lo común los tenían por personas de mala reputación, que habrían de clasificarse con pecadores y rameras conocidos. (Mat. 9:10, 11; 21:31, 32) Aunque no condonó el proceder incorrecto de éstos, Jesús no se retuvo de ayudarlos cuando mostraban una inclinación hacia la justicia, como lo hicieron recaudadores de impuestos como Mateo Leví y Zaqueo. Debido a que ayudó a éstos a progresar espiritualmente, Jesús fue acusado falsamente de ser “amigo de recaudadores de impuestos y pecadores.” Sin embargo, había una diferencia entre la amistad y los esfuerzos de Jesús por sanar a los que estaban espiritualmente enfermos y dirigirlos al arrepentimiento y a la senda de la justicia.—Mat. 11:19; Luc. 5:27-36; 19:2-10.

      20. ¿Cómo nos ayuda esta información en cuanto al modo apropiado de ver los judíos a los ‘hombres de las naciones y recaudadores de impuestos’ a entender mejor las instrucciones del apóstol sobre expulsión, y a qué conclusiones lleva?

      20 De modo que, el propio ejemplo de Jesús nos protege contra adoptar el modo extremado que ciertos escritores rabínicos tenían de ver este asunto de tratar a personas como “hombre de las naciones y como recaudador de impuestos.” Vemos, también, una similitud estrecha entre el trato otorgado a éstos y el trato manifestado en las instrucciones del apóstol Pablo en cuanto a los que han sido expulsados de la congregación cristiana, a saber, no “mezclarse en la compañía” de éstos “ni siquiera comiendo” con ellos. (1 Cor. 5:11) Claramente, el tratar a un pecador no arrepentido como “hombre de las naciones y como recaudador de impuestos” significa que no debe haber ningún confraternar con ese individuo. Pero, como muestra el ejemplo de Jesús, esto no requiere que tratemos a dicha persona como enemiga o rehusemos mostrarle cortesía y consideración comunes. Tampoco excluye el suministrar ayuda a los que quieren corregir un derrotero incorrecto y ganar o volver a ganar el favor de Dios.

      CAPTANDO EL SENTIDO DE 2 JUAN 9-11

      21. ¿Qué exhortación da el apóstol Juan en los 2 Juan versículos 9 al 11 de su segunda carta, y qué preguntas hace surgir esto?

      21 En su segunda carta, el apóstol Juan da esta exhortación: “Todo el que se adelanta y no permanece en la enseñanza del Cristo no tiene a Dios [es decir, no está en unión con él, no tiene compañerismo con él; compare con 1 Juan 1:6]. El que sí permanece en esta enseñanza es el que tiene al Padre y también al Hijo. Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas.” (2 Juan 9-11) ¿Aplican necesariamente estas palabras del apóstol a todas las personas que son despedidas de la congregación por maldad? ¿O excluyen necesariamente el que se digan algunas palabras de censura o exhortación a una persona expulsada destinadas a moverla hacia el arrepentimiento, a volverse y ser restaurada en la congregación? Al considerar el contexto de esas palabras del apóstol podemos tener un entendimiento más claro del sentido de su exhortación.

      22. (a) Según el contexto, ¿a qué clase de personas se refería allí el apóstol? (b) ¿Por qué sería inapropiado un saludo a éstos? (c) ¿Hay una diferencia en la actitud que se recomienda para con los que describe Juan y la actitud que se muestra común y apropiadamente para con ‘un hombre de las naciones o un recaudador de impuestos’?

      22 Note que en el 2 Juan versículo siete el apóstol Juan dice que “muchos engañadores han salido al mundo, personas que no confiesan a Jesucristo como venido en carne. Éste es el engañador y el anticristo.” Entonces Juan da la advertencia de mantenerse alerta y no recibir a personas de esta índole en el hogar de uno, porque son propagandistas activos de enseñanzas falsas, defensores engañosos de conducta incorrecta. No se les debe dar a ganar ningún terreno desde el cual se infiltren más. Uno ni siquiera debe saludarlos, para evitar el ser partícipe en sus obras inicuas. Respecto a esto, podemos notar que el saludo común entre los judíos en tiempos apostólicos era una expresión que significa “Ten paz” o “La paz sea contigo.” Ciertamente el cristiano no querría desear paz al hombre que fuese engañador y anticristo. Sin embargo, no hay nada que muestre que los judíos con un punto de vista equilibrado y bíblico rehusarían saludar a un “hombre de las naciones” o a un recaudador de impuestos. El consejo de Jesús en cuanto a saludos, en conexión con su exhortación de imitar a Dios en su bondad inmerecida para con “inicuos y buenos,” parecería excluir una posición tan rígida.—Mat. 5:45-48.

      23. ¿A qué grado o bajo qué circunstancia podría aplicarse apropiadamente 2 Juan 9-11 a una persona que es expulsada?

      23 ¿Son, entonces, todos los que han sido expulsados como las personas descritas en la segunda carta de Juan? Al tiempo que tuvieron que ser expulsados evidentemente estaban siguiendo un derrotero como el de ellas o por lo menos manifestaban un sentimiento similar. Como dice la publicación Organización para predicar el Reino y hacer discípulos en la página 169: “Cualquier persona bautizada que deliberadamente sigue un proceder de conducta inmoral está de hecho rechazando las enseñanzas de la Biblia, tanto como el que enseña a otros cosas contrarias a lo que las Escrituras dicen acerca de la identidad de Dios, la provisión del rescate, la resurrección, y así por el estilo. (Compare con Tito 3:10, 11; 2 Timoteo 2:16-19.)” Y, si después de ser expulsada una persona tratara de justificar su inmoralidad ante otros y se esforzara por inducir a otros a adoptar su modo de pensar pervertido, ciertamente estaría en la posición que describe el apóstol Juan en su segunda carta.

      24, 25. (a) ¿Qué evidencia hay de que no todos los que son expulsados están en la posición que se describe en 2 Juan 9-11? (b) ¿Qué reacción debe producir esto en nosotros, y qué pregunta vital pasaremos a considerar?

      24 Sin embargo, no todos los que son expulsados después de eso siguen el proceder de tales ‘engañadores y anticristos.’ No todos se ocupan en promover activamente la maldad, oponiéndose a la verdad y esforzándose por engañar a otros y hacerlos seguir el derrotero incorrecto que resultó en que ellos fueran expulsados. Esto se ve por el número de personas que con arrepentimiento buscan y reciben restablecimiento como miembros aprobados de la congregación. El caso es que en los Estados Unidos (donde ahora hay más de medio millón de testigos cristianos de Jehová), durante el período de diez años de 1963 a 1973, 36.671 personas tuvieron que ser expulsadas por diferentes clases de maldad seria. Sin embargo, en ese mismo período 14.508 personas fueron restablecidas, aceptadas de nuevo en las congregaciones debido a su arrepentimiento sincero. Esto es casi 40 por ciento del total. Ciertamente nosotros en la Tierra debemos regocijarnos con Jehová y su familia celestial a causa de este hecho.—Luc. 15:7.

      25 ¿Qué cosa se puede hacer, si acaso hay algo, para ayudar a todavía más de los que han sido expulsados —pero que no están siguiendo el derrotero de los ‘anticristos’ que describe Juan— a ser restaurados a la congregación? Veamos cómo los principios bíblicos que hemos considerado aplican de manera práctica.

  • Manteniendo un punto de vista equilibrado para con los expulsados
    La Atalaya 1974 | 15 de diciembre
    • Manteniendo un punto de vista equilibrado para con los expulsados

      1, 2. (a) ¿Por qué es correcto que una congregación cristiana tome acción en cuanto a los que ejercen una influencia inmoral entre ella, y quiénes tienen una responsabilidad especial en este respecto? (b) ¿Qué peligros paralelos existen al manejar estos asuntos?

      UN POCO de levadura puede fermentar toda la masa. Así también la influencia inmoral puede infiltrarse y corromper a una congregación entera. Correctamente, toda congregación debe querer protegerse contra tal influencia, y especialmente los ancianos de la congregación deben interesarse en hacer esto.—1 Cor. 5:6; Hech. 20:28-30.

      2 Hay un verdadero peligro en ser descuidados en este asunto, como la congregación de Corinto fue descuidada en cuanto a un malhechor que estaba en medio de ella, al no tomar acción para sacar aquella influencia semejante a “levadura.” Pero hay un peligro paralelo. ¿Cuál? El de ir más allá de lo debido en la otra dirección, yendo de descuido a rigidez y dureza.

      3, 4. ¿Cuál es el significado de las palabras de Pablo en 2 Corintios 2:11?

      3 Podemos notar la advertencia que dio el apóstol Pablo en su segunda carta a los corintios, evidentemente (según el contexto) en relación con el pecador descrito en su primera carta al cual había sido necesario ‘remover de entre ellos.’ (1 Cor. 5:1-5, 13) En ese caso este malhechor evidentemente se había arrepentido. Después de hablar en cuanto a que la congregación perdonara a éste por la tristeza que les había causado como congregación, Pablo pasó a decir, “para que no seamos alcanzados por Satanás, porque no estamos en ignorancia de sus designios.” (2 Cor. 2:5-11) ¿Qué quiso decir el apóstol con esto?

      4 Los “designios” de Satanás son el devorar a cualesquiera de los siervos de Dios que pueda, y anda en derredor “como león rugiente” para lograr esa mira. (1 Ped. 5:8) El hombre que había sido expulsado en Corinto había sido ‘entregado’ a Satanás en el sentido de que había sido despedido de la congregación y así había sido echado al mundo bajo el dominio de Satanás. (1 Cor. 5:5; Hech. 26:18; 1 Juan 5:19) Como un “poco de levadura” en “toda la masa,” este hombre había sido “la carne” o elemento carnal dentro de la congregación; y al remover a este hombre incestuoso la congregación inclinada a lo espiritual había destruido la “carne” de en medio de ella. Ahora el designio o mira de Satanás sería tener asida dicha presa hasta que lograra engullirse completamente al hombre, destruyéndolo espiritualmente. Si la congregación, aunque con toda buena conciencia, fuese a ser demasiado cautelosa y renuente en cuanto a recibir de vuelta al malhechor ya verdaderamente arrepentido, demorando innecesariamente su restablecimiento, esto serviría bien el propósito del Adversario. (Compare con 2 Corintios 2:7.) Por eso, otras traducciones de 2 Corintios 2:11 dicen: “Pues no se le debe permitir a Satanás que nos aventaje; conocemos muy bien sus ardides.” (New English Bible) “Para que no seamos engañados por Satanás, pues no ignoramos sus propósitos [lo que busca, Goodspeed].”—Biblia de Jerusalén.

      5, 6. (a) En cuanto a las personas que han sido expulsadas, ¿qué actitud incorrecta tienen que evitar los ancianos y los miembros de congregación cristianos? (b) Ilustre esto.

      5 Los ancianos de la congregación, así como los miembros individuales de una congregación, por lo tanto, deben guardarse de desarrollar una actitud que se asemeje a la que fomentaban algunos escritores rabínicos judíos para con los gentiles al tenerlos por enemigos virtuales. Es propio odiar el mal que haya cometido el expulsado, pero no es propio odiar a la persona ni es propio tratar a éstos de manera inhumana. Como se hizo notar antes, algunos escritos rabínicos sustentaban que, aun si estuviesen en peligro de muerte, no debería extenderse ninguna ayuda a los gentiles. Supongamos, pues, que un miembro de una congregación cristiana que navegara en una lancha en un lago viera zozobrar otra lancha en que fuese una persona expulsada, arrojando al agua al expulsado donde luchara por permanecer a flote. ¿Podría el cristiano pasar por alto el peligro en que está esa persona, alejarse remando y sentirse libre de culpa delante de Dios... puesto que el que estuviera en peligro de ahogarse estaba expulsado, considerado como “hombre de las naciones”? Ciertamente que no. Eso sería cruel e inhumano. No podemos imaginarnos a Cristo Jesús haciendo eso; la verdad es que ningún otro judío del primer siglo que tuviera un punto de vista equilibrado habría reaccionado así para con un gentil o un recaudador de impuestos en tal aprieto.

      6 Pero considere una situación menos extremada. ¿Qué hay si una mujer que hubiera sido expulsada asistiera a una reunión de congregación y al salir del salón encontrara que su automóvil, estacionado cerca de allí, tuviera un neumático desinflado? ¿Deberían los miembros varones de la congregación, viendo su aprieto, rehusar ayudarla, quizás dejando que viniera una persona mundana y lo hiciera? Esto también sería un acto innecesariamente falto de bondad e inhumano. Sin embargo situaciones como ésta se han desarrollado, quizás con toda buena conciencia, pero debido a una falta de equilibrio en el punto de vista.

      7. ¿Qué podemos aprender del propio ejemplo de Jehová Dios tocante a esto?

      7 Si imitamos a nuestro Padre celestial recordaremos que hasta mostró cierta consideración para con la primera pareja humana después de su expulsión en Edén, proveyéndoles ropa. (Gén. 3:21) Esta fue una bondad inmerecida para con ellos. Como Jesús recordó a sus discípulos, Jehová Dios “hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.” (Mat. 5:45) El apóstol Pablo mostró que, a pesar del derrotero independiente que las naciones gentiles emprendían de modo contrario al camino de Dios, Jehová “no se dejó a sí mismo sin testimonio por cuanto hizo bien, dándoles lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando sus corazones por completo de alimento y de alegría.” (Hech. 14:16, 17) De modo que, el no “mezclarse en la compañía” de una persona, o el tratar a ésta como “hombre de las naciones,” no impide que seamos decentes, corteses, considerados y humanitarios.

      LO QUE SIGNIFICA COMPAÑERISMO ESPIRITUAL

      8. (a) ¿Qué significa la expresión griega para “mezclarse en la compañía de,” que usa el apóstol Pablo en 1 Corintios 5:9, 11? (b) ¿Qué significa tener “compañerismo” con otro? (c) ¿Es tener compañerismo con los malhechores si los exhortamos al arrepentimiento?

      8 La expresión griega que usó Pablo para “mezclarse en la compañía de” es el verbo synanamígnymi, que significa “mezclarse o juntarse.” El verbo básico envuelto (mígnymi) se usa en Mateo 27:34 para describir el mezclar vino con hiel y en Lucas 13:1 para describir que Pilato había mezclado sangre con sacrificios. De modo que envuelve una verdadera fusión o mezcla, una unión en una combinación o compuesto. El que nosotros nos ‘mezcláramos en la compañía’ de otros querría decir que existiera compañerismo entre nosotros. El término “compañerismo” tiene el sentido de “camaradería; consorcio; amistad,” habiendo una “comunidad [o, participación común y mutua] de interés, sentimiento, etcétera.” (The World Book Dictionary) De modo que, el tener compañerismo con otro significa aceptar a la otra persona como estando en una posición igual con uno mismo, estando interesado en sus modos de ver y abrigándolos, compartiendo éstos con una actitud receptiva y favorable. El tener compañerismo espiritual con otra persona sería, de hecho, pasar juntos un ‘buen rato’ tratando de asuntos espirituales. Pero cuando exhortamos a una persona al arrepentimiento no estamos uniéndonos con ella en una unión amigable; no estamos compartiendo con ella alguna actitud y sentimiento impropios que haya mostrado sino, más bien, estamos tratando con ella como una persona que necesita corrección.

      9. (a) ¿Qué determinaría si sería apropiado el que un anciano de congregación hablara palabras de exhortación a una persona expulsada con la que se encuentra? (b) ¿Por qué obraría correctamente el anciano al exhortar a una persona que hubiera sido expulsada pero que no estuviera siguiendo el derrotero que se describe en 2 Juan 7-11?

      9 ¿Qué hay, pues, si un anciano de la congregación se encontrara con un individuo que hubiera sido expulsado, quizás en la rutina diaria del anciano, en la calle, en su trabajo seglar o actividad similar? ¿Estaría obrando el anciano fuera de armonía con la acción de expulsión de la congregación si le hablara a éste, instándolo a ‘volverse’ y tratar de reconciliarse de nuevo con su Padre celestial? Las circunstancias gobernarían. Por supuesto, si el expulsado estuviera siguiendo un derrotero como el de los falsos maestros y propagandistas que se describen en 2 Juan 7-11, tratando deliberadamente de influir en otros y hacerlos adoptar creencias falsas o prácticas inmorales, el anciano no querría tener nada que ver con tal persona. Pero no todos los que se deslizan a un camino pecaminoso se hacen ‘engañadores y anticristos.’ Por eso, si esa persona no es de esa clase, ¿no daría lugar el propio ejemplo de Jehová Dios a que el anciano le hablara unas palabras al expulsado exhortándolo a esforzarse por volver a ganar una posición buena con Dios? En vez de estar fuera de armonía con la expulsión, por sus palabras de exhortación el anciano realmente mostraría su apoyo a tal acción de expulsión como una que había sido correcta y necesaria.

      10-12. (a) ¿Continúan todas las personas que son expulsadas manifestando los rasgos o modos de ser que hizo que fueran semejantes a “levadura”? Ilustre. (b) Por lo tanto, ¿a qué circunstancias debería dárseles debida importancia para determinar la actitud correcta para con los expulsados? (c) ¿Cómo ilustra la parábola del hijo pródigo este entendimiento de los asuntos?

      10 Podemos notar, también, que en 1 Corintios 5:11 el apóstol advierte contra el mezclarse en la compañía de uno que “sea” fornicador o practicante de alguna otra clase de maldad seria. Sin embargo, ¿qué hay del que ha sido expulsado por ser persona de esa clase pero que después de eso, ya sea en un punto temprano o en un punto posterior del tiempo, da evidencia consistente de haber descontinuado dicha práctica incorrecta, dejando de efectuarla? ¿Se puede decir que todavía ‘es’ fornicador o fornicadora o la clase de malhechor que fue y que hizo que fuese semejante a “levadura” para con la congregación?

      11 Por ejemplo, una persona joven expulsada por fornicación quizás se case después de eso, críe una familia y lleve una vida respetable. O el que fue expulsado por borrachera quizás abandone tal práctica y, si bebe, solo lo haga con moderación. Por tales cambios estos individuos pueden volver a ganar ahora el respeto de la comunidad. Es posible que éstos todavía no hayan venido y pedido formalmente el ser restablecidos en la congregación. Sin embargo, ¿no hay una diferencia evidente entre éstos y otros que continúan sin cesar en la maldad que les acarreó la expulsión? Los que abandonan la práctica incorrecta quizás manifiesten aún algo de aprecio por la verdad cristiana, quizás hasta defendiendo la verdadera congregación cristiana cuando alguien habla mal contra ella. ¿No debería dárseles debida importancia a dichas circunstancias y no deberían tener un efecto sobre nuestra actitud como congregación para con estas personas?

      12 Ciertamente si el hijo pródigo de la parábola hubiera regresado a casa en una condición de embriaguez, quizás arrastrando a una de sus compañeras rameras, la reacción del padre no habría sido la misma. Pero el padre tenía razón para creer que el hijo se acercaba con un motivo correcto y, en vez de sospechar lo peor, el padre esperó lo mejor y salió al encuentro de su hijo que había errado.

      13. (a) ¿Qué evidencia de arrepentimiento sobrepuja a la de palabras, como lo muestran las declaraciones de Juan el Bautista y el apóstol Pablo? (b) ¿Cómo aplica entonces este principio en el caso de una persona que ha sido expulsada?

      13 Hoy, también, queremos darnos cuenta de que una de las mejores evidencias de arrepentimiento no es simplemente en palabras, expresadas formalmente, sino en acciones. (Compare con 1 Juan 3:18.) De consiguiente, cuando ciertos individuos vinieron a Juan el Bautista (que estaba bautizando a personas en símbolo de arrepentimiento para el perdón de pecados), Juan no vio su acción formal como el factor más importante o lo único que se necesitaba. Más bien, les dijo que se fueran y ‘produjeran frutos propios de arrepentimiento,’ citándoles ejemplos de tal fruto o buenas obras, como el mostrar generosidad misericordiosa, dejar de defraudar y de cometer extorsión, abstenerse de acosar o dar falso testimonio contra otros. (Mat. 3:7, 8; Luc. 3:7-14) El apóstol Pablo exhortó de modo similar a la gente a que “se arrepintiesen y volviesen a Dios, haciendo obras propias del arrepentimiento.” (Hech. 26:20) Por lo tanto, cuando una persona que fue expulsada cesa la práctica incorrecta que hizo que la congregación la removiera como “levadura,” se puede considerar este cambio como por lo menos alguna indicación de que está ‘volviéndose’ y arrepintiéndose de su derrotero anterior.—Hech. 3:19.

      14. ¿De qué otra manera puede manifestar el que ha sido expulsado “fruto propio de arrepentimiento,” y bajo qué circunstancias pudiera parecerle bueno a un anciano abordar a tal persona?

      14 El que fue expulsado también puede dar alguna evidencia de “fruto propio de arrepentimiento” por medio de venir a las reuniones cristianas que están abiertas al público. Por otra parte, si él o ella llega allí para presentar argumentos a favor de un derrotero incorrecto o para justificarlo y para tratar de persuadir a otros a adoptar un punto de vista no bíblico, tal persona está en la posición que se describe en 2 Juan 7-11. Pero donde no hay ningún esfuerzo por hacer esto, no estaría fuera de armonía con el consejo bíblico el que un anciano abordara a esta persona (quizás al notar su presencia en las reuniones varias veces) y dijera palabras de exhortación con la mira de efectuar una curación espiritual y plena restauración como miembro aprobado de la congregación.—Sant. 5:19, 20.

      15. Cuando una persona que ha sido expulsada está seriamente impedida en cuanto a llevar a cabo su deseo de asistir a las reuniones, ¿qué se podría hacer apropiadamente?

      15 En algunos casos el que fue expulsado quizás tenga un verdadero impedimento para llegar a tales reuniones cristianas, aunque tenga el deseo de hacerlo. Es posible que el lugar de reunión esté a una distancia considerable y quizás no haya transporte público a ese lugar. O quizás otras circunstancias personales o físicas resulten ser un obstáculo severo para asistir a las reuniones. En un caso, una mujer que había sido expulsada gastaba ocho dólares en taxi para llegar a una sola reunión. Informó a los ancianos que quería asistir pero que financieramente no podía continuar viniendo a tal costo. Hasta demostró lo genuino de su deseo un domingo caminando toda la distancia. Si los miembros de la congregación vieran a esta persona caminando tan larga distancia al lugar de reunión y tuvieran lugar en su automóvil para llevarla, ¿no sería una acción humanitaria el ayudarla?

      16. ¿Por qué hay que ejercer precaución en tales arreglos, y por eso el consejo de quiénes sería prudente pedir?

      16 Por supuesto, donde no hay evidencia de ‘frutos propios de arrepentimiento’ y se sabe que el individuo todavía continúa en un derrotero inmoral, esto alteraría los asuntos, puesto que el suministrarle transportación o ayuda similar con regularidad podría resultar ser causa de vituperio para la congregación con la comunidad. Por esa razón, cuando los miembros de la congregación saben de alguien que ha sido expulsado y que aparentemente necesita y desea ayuda para poder asistir a las reuniones, harían bien en pedir el consejo de los ancianos de la congregación antes de hacer arreglos para eso ellos mismos.—1 Ped. 2:12; 3:16.

      DENTRO DEL CÍRCULO DE FAMILIA

      17. ¿Qué obligaciones y relaciones bíblicas permanecen en vigor dentro del círculo de la familia a pesar de las acciones de expulsión?

      17 Puesto que las relaciones consanguíneas y maritales no se disuelven por una acción de expulsión de congregación, la situación dentro del círculo de la familia requiere consideración especial. La mujer cuyo esposo es expulsado no queda libre del requisito bíblico de respetar la jefatura marital que él ejerce sobre ella; solo la muerte o el obtener un divorcio bíblico de un esposo resulta en esa libertad. (Rom. 7:1-3; Mar. 10:11, 12) El esposo igualmente no es liberado de amar a su esposa como “una sola carne” con él aunque ella fuese expulsada. (Mat. 19:5, 6; Efe. 5:28-31) De modo similar los padres permanecen bajo el mandamiento de ‘seguir criando a sus hijos en la disciplina y regulación mental de Jehová’ aunque un hijo o una hija bautizado, que todavía es menor de edad, sea expulsado. (Efe. 6:4) Y los hijos y las hijas, de cualquier edad, permanecen bajo la obligación de ‘honrar a su padre y a su madre’ aunque uno o ambos de éstos sean expulsados. (Mat. 15:4; Efe. 6:2) Esto no es difícil de entenderse cuando consideramos que, de acuerdo con las Escrituras, los cristianos han de mostrar debida honra hasta a los funcionarios políticos de este mundo.—Rom. 13:1, 7.

      18. ¿Cómo pueden los padres cumplir su obligación de criar a sus hijos en la disciplina y regulación mental de Jehová y todavía respetar la acción de expulsión de la congregación?

      18 Los miembros de la familia pueden cumplir estas obligaciones bíblicas y no obstante no mostrarse fuera de armonía con una acción de la congregación en que se expulsa a un miembro del círculo de la familia. Hacen esto al no tener compañerismo espiritual con esta persona. Pero ¿cómo pueden los padres llevar a cabo el mandamiento de disciplinar a sus hijos en armonía con la Palabra de Dios cuando uno de sus hijos es expulsado? Todavía pueden usar la Palabra de Dios u otras publicaciones que tratan de la Biblia al entrenar al hijo o hija, pero usan éstas de manera correctiva, no como si pasaran un ‘buen rato’ considerando asuntos espirituales con tal persona de la manera que podrían hacerlo con los otros hijos. La manera en que se maneje esto queda a decisión de los padres. Esto no quiere decir que muestren falta de bondad, pero no otorgan al hijo o hija expulsado la misma relación espiritual aprobada que se concede a los otros. Se debe animar al hijo o hija expulsado a asistir al estudio familiar de la Biblia a fin de recibir la “regulación mental de Jehová.”

      19. ¿Cómo puede un cristiano casado contribuir a la restauración de su cónyuge expulsado sin estar fuera de armonía con la acción de expulsión de la congregación?

      19 De modo similar, cuando se expulsa a un cónyuge, el otro cónyuge, como “una sola carne” con éste, correctamente puede hacer cuanto pueda por llevar a éste al arrepentimiento y su restauración en la congregación. El abstenerse de compañerismo espiritual no excluiría el uso de la Biblia o publicaciones que explican la Biblia, pues, como hemos visto, el compañerismo entraña una mutualidad de sentimiento y punto de vista, una igualdad de camaradería. Si el cónyuge en buena posición usa la Palabra de Dios o publicaciones que se basan en ella como medio puramente restaurativo y correctivo, esto no constituiría dicho compañerismo. De consiguiente el esposo que estuviera planeando leer cierto material bíblico podría animar a una esposa expulsada a escuchar su lectura de ello. O una esposa cuyo esposo estuviera expulsado podría preguntarle si estaría dispuesto a escuchar mientras ella efectuara dicha lectura. Por supuesto, puede haber una discusión como resultado de tal lectura. En tal caso, el abstenerse de compañerismo de modo espiritual se mantiene cuidando de que no haya participación en ningún sentimiento o actitud incorrecto manifestado por el expulsado ni ninguna anuencia a aceptar cualquier condonación de la acción incorrecta que resultó en que él o ella fuera expulsado. (Vea el libro Organización para predicar el Reino y hacer discípulos, página 170.)

      20. (a) Si un padre permitiera que regresara a casa un hijo o hija menor de edad expulsado, ¿requeriría eso necesariamente que él fuera removido de una posición de responsabilidad en la congregación? ¿Qué está envuelto? (b) ¿Qué pondría en tela de juicio lo aconsejable de que continuara en tal posición de responsabilidad?

      20 En algunos casos puede que un hijo o hija menor de edad sea expulsado por algún derrotero inmoral y abandone el hogar. Más tarde, quizás éste reconsidere el asunto y pida permiso para volver a casa. Sea que esto se permita o no depende de los padres, particularmente del padre, el decidirlo. Cuando el hijo o hija expresa anuencia a respetar la jefatura de los padres, el padre puede decidir permitir tal regreso y usarlo como medio para lograr la posible rehabilitación del hijo o hija. Si el padre es anciano o siervo ministerial, esto no necesariamente requeriría que fuera removido de esa posición mientras todavía goce del respeto de la congregación. Por supuesto, si el hijo o hija quisiera volver y todavía continuar en la práctica inmoral que llevó a la expulsión, difícilmente estaría cuidando bien el padre los intereses espirituales de su familia si permitiera que esa fuente de contaminación espiritual regresara al círculo de la familia. Esto pondría en duda apropiadamente sus cualidades para cualquier posición de responsabilidad en la congregación.—1 Tim. 3:4, 5, 12.

      21. ¿Quiénes son los que correctamente tienen que determinar el grado de asociación que se ha de tener con parientes expulsados que viven fuera del hogar? ¿Cuándo únicamente tendrían que ver con ello los ancianos de la congregación?

      21 En cuanto a miembros de familia expulsados (no hijos o hijas menores de edad) que vivan fuera del hogar, cada familia tiene que decidir a qué grado tendrá asociación con éstos. Esto no es algo que los ancianos de la congregación pueden decidir por ellos. Lo que les interesa a los ancianos es que no se vuelva a introducir “levadura” en la congregación por medio de compañerismo espiritual con los que tuvieron que ser removidos por ser semejante a “levadura.” Por lo tanto, si un padre o madre expulsado va a visitar a un hijo o hija o a ver a sus nietos y se le permite entrar en el hogar cristiano, esto no concierne a los ancianos. Tal persona tiene el derecho natural de visitar a sus parientes consanguíneos y su prole. De modo similar, cuando hijos o hijas rinden honra a su padre o a su madre, aunque esté expulsado, al visitar para ver cómo está de salud física o qué necesidades tenga, este acto en sí no es compañerismo espiritual.

      22. Además de hijos o hijas menores de edad, ¿por qué podrían otros miembros de familia expulsados posiblemente ser aceptados en un hogar cristiano como residentes, y de quiénes depende esta decisión?

      22 En algunos casos en que un padre o madre expulsado es de edad avanzada o no disfruta de buena salud y necesita atención, quizás al hijo o hija le parezca aconsejable traer a tal padre o madre al hogar para cumplir con obligaciones filiales apropiadas. Así, también, los padres cristianos de un hijo o hija expulsado que ya no sea menor de edad quizás decidan aceptarlo de vuelta en el hogar debido a que éste tenga un grave problema de salud o haya quedado incapacitado en un accidente o esté en una condición de necesidad financiera. Estas son decisiones humanitarias que las familias cristianas tienen que hacer y no se requiere que los ancianos de la congregación intervengan donde no haya evidencia sólida de que se haya vuelto a introducir una influencia corruptora dentro de la congregación.

      23. ¿Bajo qué circunstancias no se les concedería apropiadamente el entrar a visitar un hogar cristiano aun a miembros de la familia?

      23 Sin embargo, aun en los casos que tienen que ver con parientes, cuando un expulsado usa sus vínculos de familia como medio para llevar a cabo actividad semejante a la descrita en 2 Juan 7-11, sus parientes cristianos niegan apropiadamente a éste la entrada a sus hogares, informando al expulsado, en cambio, que él o ella no es bienvenido puesto que la visita es con el propósito de promover creencias o conducta incorrectas.—Jud. 3, 4; compare con Deuteronomio 13:6-8.

      24. Cuando no están envueltas relaciones carnales, ¿quiénes esperan sabiamente los miembros de la congregación que tomen la delantera en cualquier restauración de expulsados?

      24 Cuando no están envueltas relaciones carnales, los miembros de la congregación harán bien en reconocer lo aconsejable que es dejar que los ancianos, como pastores del rebaño, lleven la responsabilidad principal de exhortar o trabajar para la rehabilitación de los expulsados que, aunque en un sentido todavía están ‘bastante lejos’ como el hijo pródigo que regresaba, no obstante, suministran evidencia de desear emprender un derrotero correcto. En algunos casos es posible que a los ancianos les parezca que ciertos miembros podrían ayudar en la rehabilitación de un expulsado, quizás debido a haber tenido parte en ayudar originalmente a éste a venir a un conocimiento de la verdad bíblica.

      BENEFICIOS DE UN PUNTO DE VISTA EQUILIBRADO

      25. (a) ¿Qué hará posible que mantengamos un punto de vista equilibrado para con los expulsados? (b) ¿Cómo es que una persona ‘es entregada a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvado,’ como se expresa en 1 Corintios 5:5?

      25 El adherirse a las Escrituras, ni minimizando lo que dicen ni leyendo en ellas algo que no dicen, hará posible que mantengamos un punto de vista equilibrado para con los expulsados. Siempre tendremos presente la razón de la expulsión: mantener pura y aprobada por Dios a la congregación, libre de influencia corruptora. Tal “levadura” haría que toda la “masa,” la congregación, ‘fermentara’ espiritualmente. De modo que la congregación en realidad ‘destruye’ esta pecaminosa influencia carnal de en medio de ella echando al malhechor no arrepentido afuera al mundo dominado por Satanás, haciéndolo para que el “espíritu,” la actitud, sentimiento y motivación dominantes de la congregación sean preservados, salvados.—1 Cor. 5:5.

      26. (a) ¿Qué podrán reflejar los miembros de la congregación si tienen un punto de vista equilibrado, y cómo puede tener esto un efecto muy provechoso y alentador sobre las personas que desean ser aceptadas de vuelta en la congregación? (b) Ahora, ¿qué puede parecerles aconsejable a los ancianos hacer en el caso de ciertas personas expulsadas que viven en la zona que sirve la congregación?

      26 Al mismo tiempo un punto de vista equilibrado nos mantendrá reflejando armoniosamente las cualidades divinas de nuestro Padre celestial, que es tanto justo como misericordioso. Por lo tanto los que hayan sido expulsados y cuyo corazón sinceramente los mueva a querer regresar no sentirán razón alguna para vacilar o abrigar dudas en cuanto a la manera en que serán recibidos sus esfuerzos por volver. No temerán el ser rechazados con frialdad o indiferencia. Se darán cuenta de que su situación no es desesperanzada y que los ancianos de la congregación les mostrarán provechosamente lo que necesitan hacer para volver a ganar una posición aprobada en la congregación del pueblo de Dios y disfrutar plenamente de todos sus beneficios. Cuando los ancianos tienen verdadera razón para creer que algunos expulsados que viven en la zona que sirve la congregación ignoran estas provisiones, quizás les parezca aconsejable comunicarles esta información.

      27. (a) ¿Qué es esencial para que una persona sea restaurada a una posición aprobada en la congregación? (b) ¿Por qué deben los que están deseosos de restauración sentirse movidos a manifestar esta cualidad y dar los pasos necesarios, causándole gozo a toda la familia de Dios en el cielo y en la Tierra?

      27 Es cierto, para volver a tener una posición aprobada en la congregación se requerirá una manifestación genuina de humildad de parte de la persona que fue expulsada. (Isa. 57:15; Sant. 4:8-10) Pero la vida misma está envuelta y, puesto que el “tiempo acepto” de la buena voluntad y tolerancia de Dios ya se está acercando a su fin, ciertamente no querrán dejar que el orgullo les impida volver a su Padre celestial y tratar de tener una buena posición de nuevo con él y plena asociación con Sus hijos espirituales o hijos en perspectiva en su relación de familia feliz. (2 Cor. 6:1, 2) Más bien estarán agradecidos a Dios de que ha hecho provisiones tan misericordiosas para perdón y restauración, y reconocerán que ‘esta cualidad bondadosa de Dios está tratando de conducirlos al arrepentimiento.’—Rom. 2:4.

  • ‘Luces del mundo’ por 1.900 años
    La Atalaya 1974 | 15 de diciembre
    • ‘Luces del mundo’ por 1.900 años

      ¿QUÉ grupo de personas ha iluminado al mundo?

      Los científicos, dicen algunos. Se escriben libros que suministran la historia de cómo la ciencia ha revelado gradualmente los misterios de la “naturaleza.” Y sus hallazgos han traído esclarecimiento en algunos sentidos. Sabemos más acerca de la estructura de las cosas... el universo, el cuerpo del hombre, el átomo. Tenemos más “comodidades,” comunicación y transportación más rápidas.

      Pero también tenemos la bomba nuclear, armas bélicas químicas y biológicas. Tenemos una sociedad edificada sobre una economía que se derrumbaría sin ciertas fuentes de energía para electricidad, viaje, transportación. Tenemos un ambiente natural contaminado, arruinado, porque el hombre no tiene verdadero esclarecimiento a fin de usar los hallazgos de manera que beneficie a toda la humanidad.

      Bien podría hacerse la pregunta: ¿Está más feliz la población del mundo en virtud de los “adelantos” de la ciencia bajo la administración humana?

      ¿Qué hay de la religión? Las religiones de la cristiandad han llevado la delantera en ser una ‘luz,’ y sus líderes son sobresalientes entre las ‘luces’ de este mundo. Sin embargo ¿suministran alguna guía verdadera a la gente o a los gobiernos en este tiempo cuando hay problemas en todas partes? ¿Han acercado a la gente más a Dios y a las cualidades divinas de amor y paz?

      ¿QUIÉNES SON LAS ‘LUCES’ VERDADERAS?

      Entonces, ¿qué quiso decir Jesucristo cuando dijo a los que prestaban atención a sus palabras: “Ustedes son la luz del mundo”? (Mat. 5:14) Sus apóstoles y discípulos ciertamente fueron ‘luces’ durante el primer siglo. Pero ¿quiénes seguirían después de ellos como ‘luces’? Los que siguieran el modelo de Jesús y sus apóstoles. Darían luz de entendimiento a la gente en cuanto a Dios y sus propósitos. Acercarían a la gente más a Dios. Su comisión no era convertir a todo el mundo. Pero las buenas nuevas del reino de Dios que proclamaban traerían paz a los que las oyeran con obediencia, y harían posible que vivieran una vida feliz ahora, con la esperanza de felicidad plena que habrá de venirles

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