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  • ¿Está usted mirando atentamente hacia la herencia?
    La Atalaya 1974 | 1 de enero
    • 22:15-18; 25:11; 26:24) Esta fue una herencia de significado tremendo. Isaac también era un hombre materialmente acaudalado. Los muchachos también heredarían esta riqueza, el primogénito recibiendo una porción doble. Pero ¿cuál de los muchachos llenaría los requisitos para recibir la herencia, en particular la promesa de la “descendencia” por medio del linaje de la familia? Esaú, el primogénito, se hallaba en la posición favorecida desde un punto de vista humano.—Gén. 25:25, 26.

      11, 12. Describa la actitud de los muchachos Jacob y Esaú a medida que crecían.

      11 El registro bíblico dice: “Y fueron creciendo los muchachos, y Esaú llegó a ser hombre que sabía cazar, hombre del campo, pero Jacob hombre sin culpa, que moraba en tiendas.”—Gén. 25:27.

      12 ¿Cómo esclarecen estas palabras la actitud de los muchachos? Revelan lo que estaba en el corazón de cada uno. Esaú era hombre de proezas como cazador. Pasaba su tiempo afuera en el campo aprendiendo el arte de cazador. Jacob, por otra parte, estaba interesado en la casa de la familia. La palabra hebrea que se vierte aquí “sin culpa” significa “sano,” “inocente,” “completo.” Jacob, aunque no ostentaba su fuerza o habilidad como probablemente lo hacía Esaú, no obstante no era alfeñique, porque Jehová más tarde refiriéndose a él dijo que tenía “energía dinámica.” (Ose. 12:3) El hecho es que Jacob estimaba la promesa del pacto hecho con Abrahán por encima de todo lo demás y dedicó todo cuanto tenía para aprender acerca de la promesa de parte de su padre. Se dedicó a cuidar de los intereses de esta familia que Dios había nombrado como herederos. Quería permanecer cerca de aquellos a quienes Dios estaba bendiciendo, aunque consideraba a Esaú como aquel que estaba delante de él, puesto que Esaú era el primogénito.

      13. ¿Cómo, más tarde, dieron los muchachos una evidencia muy fuerte de su actitud para con la herencia?

      13 Más tarde los dos muchachos dieron más fuerte evidencia de su actitud. Leemos:

      “Una vez Jacob estaba cociendo un guisado, cuando vino pasando Esaú del campo y estaba cansado. De modo que Esaú le dijo a Jacob: ‘¡Aprisa, por favor, dame un bocado de lo rojo... lo rojo allí, porque estoy cansado!’ . . . A esto dijo Jacob: ‘¡Véndeme, ante todo, tu derecho de primogénito!’ Y Esaú continuó: ‘Aquí estoy que simplemente voy a morirme, ¿y de qué provecho me es una primogenitura?’ Y añadió Jacob: ‘¡Júrame, ante todo!’ Y procedió a jurarle y a vender su derecho de primogénito a Jacob. Y Jacob le dio a Esaú pan y guisado de lentejas, y él se puso a comer y beber. Entonces se levantó y se puso en marcha.”—Gén. 25:29-34.

      UNA CUESTIÓN DE APRECIO

      14, 15. ¿Estaba Jacob aprovechándose egoístamente de Esaú al comprar la primogenitura, y cómo fue vindicado el juicio de Jehová mediante la transacción?

      14 ¿Fue egoísta Jacob, aprovechándose injustamente de Esaú? Pudiera parecer que sí. Pero considere: ¿Realmente apreció Esaú las cosas maravillosas que representaba su primogenitura? Realmente no estaba a punto de morir, como dijo él. Esto se demuestra por el hecho de que se levantó después de comer y se puso en marcha. La Biblia dice: “estaba cansado.” ¿Por qué fue movido Esaú a hacer lo que hizo? El relato nos dice: “Así que Esaú despreció la primogenitura.” El apóstol Pablo corroboró esta declaración cuando llamó a Esaú uno “que no [aprecia] cosas sagradas, . . . que a cambio de una sola comida vendió regalados sus derechos de primogénito.”—Gén. 25:34; Heb. 12:16.

      15 Todo esto demostró que el juicio de Dios fue correcto cuando, previendo las características de los muchachos, había dicho a su madre Rebeca antes de que nacieran: “El mayor servirá al menor.”—Gén. 25:23; Rom. 9:12.

      16. ¿Por qué tenía Jacob el derecho de recibir la bendición del primogénito de parte de su padre, pero por qué, evidentemente, no tomó él la iniciativa para pedirla?

      16 Jacob poseía ahora el derecho de primogénito por dos cosas: por la promesa de Dios, y por derecho de compra. Pero todavía no tenía la bendición de Isaac sobre el primogénito. Sin embargo, Jacob evidentemente obraba altruistamente, no dando ningún paso para adelantarse a Esaú en esto. Sin duda esperaba a que Jehová hiciera algo. Isaac estaba ciego entonces, y no estaba plenamente consciente de los acontecimientos que sucedían. Sin duda movida por Jehová para obrar, Rebeca, acordándose de las palabras de Dios a ella antes del nacimiento de los muchachos, dio instrucciones a Jacob a fin de conseguirle la bendición.

      17, 18. Muestre que Rebeca y Jacob no obraron con falta de honradez, y que la mano de Jehová estaba en el asunto de que Jacob obtuviera la bendición.

      17 En lo que siguió, algunos lectores de la Biblia acusan a Rebeca y Jacob de trampería y falta de honradez. Pero, ¿es ése el caso? ¿Quién en este punto ocupaba realmente la posición de primogénito por todo derecho? ¿Quién se interesaba en la herencia? ¿Por qué retuvo Esaú conocimiento de Isaac del hecho de que Jacob había comprado la primogenitura, pero en cambio trató de obtener la bendición para sí mismo? Isaac, es cierto, bendijo a Jacob, pensando equivocadamente que estaba bendiciendo a Esaú. Pero más tarde reconoció que la acción de Jacob y Rebeca era correcta. Vio la mano de Jehová en el asunto, volviendo a bendecir a Jacob, esta vez a sabiendas, con una profecía concerniente a la “descendencia.” Entonces le dio instrucciones a Jacob y lo despidió para salir del peligro en que se hallaba debido a su encolerizado hermano Esaú. Además, Dios mismo bendijo a Jacob con la promesa de que la “descendencia” vendría por medio de su linaje.—Génesis, cap. 27; Gén. 28:1-4.

      18 Sirve como prueba adicional de que la acción de Jacob no era por ganancia egoísta el hecho de que dejó su hogar, no encargándose de los bienes de la casa. Y no hay evidencia de que alguna vez haya reclamado su porción doble. Lo que era de valor sobresaliente para él era la herencia venidera. Quería que el pacto de Dios permaneciera con la familia. Su aprecio de Jehová y Su promesa eclipsaba toda otra consideración.

      19. (a) ¿Qué sintió Jacob cuando estaba por volver a encontrarse con Esaú? (b) ¿Qué circunstancia muy extraordinaria sucedió antes que Jacob encontrara a Esaú?

      19 En contraste con la falta de aprecio que había mostrado Esaú, el gran aprecio que Jacob le tenía a la herencia de Dios volvió a hacerse patente en algo que sucedió cuando Jacob regresó a casa veinte años después para visitar a su padre. Jacob tenía razón para creer que Esaú posiblemente le causara daño, y por esta razón estaba algo temeroso y cauteloso. Le envió un regalo a Esaú adelante de su casa migratoria. Si Esaú la aceptaba, esto significaría que había paz entre ellos. Pero antes que tuviera lugar la reunión, sucedió una circunstancia muy extraordinaria. La Biblia informa:

      “Más tarde durante aquella noche [Jacob] se levantó y tomó a sus dos esposas y a sus dos siervas y a sus once hijos jóvenes y cruzó el vado de Jaboc. De modo que los tomó y los hizo pasar al otro lado del valle de torrente, e hizo pasar al otro lado lo que tenía. Por fin Jacob quedó solo. Entonces un hombre se puso a forcejear con él hasta ascender el alba. Cuando llegó a ver que no había prevalecido contra él, entonces tocó el hueco de la coyuntura de su muslo; y se salió de su lugar el hueco de la coyuntura del muslo de Jacob mientras forcejeaba con él. Después de eso dijo: ‘Suéltame, porque ha ascendido el alba.’ A lo cual dijo él: ‘No te voy a soltar hasta que me bendigas.’ De modo que él le dijo: ‘¿Cuál es tu nombre?’ a lo cual dijo: ‘Jacob.’ Entonces él dijo: ‘Ya no serás llamado por nombre Jacob, sino Israel, porque has contendido con Dios y con hombres de modo que por fin prevaleciste.’ A su vez Jacob preguntó y dijo: ‘Declárame, por favor, tu nombre.’ Sin embargo, él dijo: ‘¿Por qué es que preguntas por mi nombre?’ Con eso lo bendijo allí. Por eso Jacob llamó el lugar por nombre Peni-el, porque, dijo él: ‘He visto a Dios cara a cara y no obstante mi alma fue librada.’ Y empezó a fulgurar el sol sobre él tan pronto como pasó por Penuel, pero él iba cojeando sobre su muslo.”—Gén. 32:22-31.

      20. ¿Por qué forcejeó Jacob con el ángel toda la noche?

      20 Aquí se revela la gran diferencia en la actitud de Jacob y la de Esaú en cuanto a la herencia. Mientras Esaú no quería sufrir ni siquiera un poco de hambre por la primogenitura, Jacob luchó toda la noche con un ángel de Dios que se había materializado como hombre. Esto lo hizo Jacob a fin de obtener una palabra de bendición de Jehová por medio del ángel. Sin duda Jacob sabía que el ángel se apareció con un propósito, y se daba cuenta de que en el pasado las apariciones de ángeles habían traído una bendición o un mandato en confirmación del pacto abrahámico. (Gén. 28:10-15; 31:11-13) Por lo tanto estaba tan deseoso de que Dios continuara con él, tal como Dios había estado con su padre y abuelo, que se esforzó en lucha vigorosa, agotadora con el ángel, afianzándolo. Así Jacob demostró su gran deseo de corazón por el favor de Dios.—Compare con Génesis 28:20-22.

      21. ¿Por qué razón hizo el ángel que se saliera de su lugar la coyuntura del muslo de Jacob?

      21 Por supuesto, Jacob realmente no venció o se sobrepuso al ángel de Dios. El incidente sirvió de prueba de que Jacob deseaba con todo el corazón que Dios lo considerara grato. Realmente, con solo un toque el ángel, con poder sobrehumano, hizo que la coyuntura del muslo de Jacob se saliera de su lugar de modo que cojeó después de eso. Esto sirvió de factor humillante, de protección a Jacob. Fue un recordatorio para enseñarle a Jacob que era por medio de la bondad inmerecida de Dios, y no por medio de fuerza o mérito alguno de parte de Jacob, que Dios lo había bendecido y lo usaba. Compare con la experiencia del apóstol Pablo, que se registra en 2 Corintios 12:6-10.

      22. ¿Qué bendiciones vinieron entonces y vendrán a Jacob debido a su gran respeto a la herencia de Dios?

      22 El resultado para Jacob y para Esaú nos suministra un incentivo muy fuerte para ser fieles, para tener firmemente asida la esperanza del galardón. Jacob fue bendecido con ser el progenitor de una gran nación. Pero sobre todo, fue la nación que Jehová usó en su desarrollo de la salvación para la raza humana. La “descendencia,” el Mesías, vino por medio del linaje de Jacob. Debido a su fe fuerte Jacob ‘vive’ a los ojos de Dios, y su resurrección para la herencia, una participación en el dominio terrestre del reino de Dios, la tiene asegurada. Él sin duda será uno de los “príncipes” que Jesucristo nombrará de superintendente y pastor de su pueblo.—Luc. 20:37, 38; Sal. 45:16.

      ¿QUÉ LE PARECE A USTED LA HERENCIA?

      23, 24. ¿Qué preguntas podemos hacernos, y podemos nosotros asegurarnos de la herencia?

      23 Considerando la vida de Jacob y Esaú, cada uno de nosotros puede preguntarse: ‘¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Cuánto aprecio la herencia prometida de la vida en el nuevo orden de Dios? ¿Estoy dispuesto a enfrentarme a incomodidades en el interés de la herencia? ¿Quiero tenerla asida con todas mis fuerzas?’

      24 Tal como lo hizo Jacob, nosotros podemos asegurarnos de la herencia. Él tenía la mente y corazón fijos en las promesas desde su juventud. Evidentemente pasó su tiempo aprendiendo todo cuanto podía acerca de los tratos de Dios con su padre Isaac y su abuelo Abrahán. Era un hombre que oraba a Dios. Trabajaba duro y aguantó muchas pruebas pero, en todo, mantuvo apacibilidad de espíritu y fe fuerte.

      25. ¿Qué preguntas podemos hacer para determinar si apreciamos nuestra necesidad espiritual?

      25 Jehová ha sido muy bondadoso al hacer provisión para nuestra necesidad espiritual. ¿Es usted como Jacob al apreciarla? ¿Lee usted la Biblia misma con regularidad? ¿Lee usted La Atalaya, no solo los artículos de estudio, sino también los otros artículos que contiene? Hay mucha excelente información allí que usted no obtendría de otra manera.

      26, 27. ¿Cómo fue Jacob un ejemplo de paciencia al esperar en Jehová por la herencia?

      26 ¿Es usted paciente y altruista, como lo fue Jacob? ¿Está usted dispuesto a servir de todo corazón, esperando a que Jehová lo bendiga? Jacob no se enfadó debido a que, a la edad de setenta y siete años, su padre le aconsejó que saliera del hogar, no llevando nada de la herencia consigo. En actitud fue diametralmente lo contrario del hijo pródigo de la ilustración de Jesús, que quería dejar el hogar y también quiso su herencia, para gastarla en sus propios deseos. Jacob tenía noventa y siete años de edad cuando inició su viaje de regreso a casa, no debido al deseo de reclamar una herencia terrestre, sino por mandato de Dios.—Gén. 31:3.

      27 Jesucristo dijo: “Nadie ha dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, por causa de mí y por causa de las buenas nuevas, que no reciba el céntuplo ahora en este período de tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y campos, con persecuciones, y en el sistema de cosas venidero vida eterna.” (Mar. 10:29, 30) Jacob se sentía así.

      28, 29. ¿Cómo muestra el ejemplo de Jacob la constancia con la cual debemos mirar atentamente hacia la herencia?

      28 De modo que no es cuestión de servir teniendo presente un límite de tiempo, ni de procurar comodidades y conveniencias para nosotros mismos, ni de simplemente aguantar bajo unas cuantas pruebas. Es asunto de toda una vida, de mantener ante nuestros ojos constantemente la herencia.

      29 Es cuestión de mantener firmemente asida la herencia, haciendo vigorosa y agotadoramente lo que nuestras manos hallen que hacer, tal como Jacob forcejeó toda la noche con el ángel. (Ecl. 9:10) Y todo lo que hizo Jacob lo hizo bien, con todas sus fuerzas. También, puso los intereses de la otra persona adelante de sus propios intereses. Considere cuán duro trabajó Jacob en los intereses de Labán su pariente y patrono. Dijo él:

      “Estos veinte años he estado contigo. Tus ovejas y tus cabras no sufrieron abortos, y los carneros de tu rebaño nunca me los comí. El animal despedazado no te lo llevaba a ti. Yo mismo sufría la pérdida de él. Si uno era hurtado de día o si era hurtado de noche, de mi mano lo demandabas. Ha sido mi experiencia que de día el calor me consumía y el frío de noche, y el sueño huía de mis ojos.”—Gén. 31:38-40.

      30. ¿Por qué trabajó Jacob tan duro para Labán durante veinte años?

      30 Ahora bien Jacob no estaba haciendo trabajo seglar solo para ayudar a Labán, ni para acumular riqueza material. Jacob estaba aumentando su rebaño con la mira de regresar al hogar con el tiempo con una casa propia. ¿Por qué? Porque sabía que tanto Abrahán como Isaac fueron extranjeros en la tierra y que Dios con el tiempo se la daría a la posteridad de Abrahán. Jacob creía en esta promesa. Su alma entera estaba envuelta en ello. Quería tener una casa que estuviera libre, una casa que pudiera servir a Dios enteramente. Y Dios lo bendijo de modo que su familia, sus doce hijos, realmente llegaron a ser el fundamento de la gran nación de Israel.

      31. ¿Qué trabajo tienen hoy los cristianos que se asemeja al de Jacob?

      31 Hoy los cristianos tienen un trabajo que hacer que necesita atención de todo corazón. Ese trabajo consiste en atender los intereses del Reino. Las buenas nuevas tienen que declararse. Se requiere fidelidad. La obra de pastoreo tiene que efectuarse con el mismo celo y vigor que Jacob ejerció con los rebaños de él mismo y de Labán. Lo mismo que en el caso de Jacob, vale la pena mirar atentamente hacia la herencia venidera. La palabra griega traducida “miraba atentamente,” en Hebreos 11:26, significa apartar la vista de toda otra cosa y fijarla en un solo objeto.

      32. ¿Qué significa realmente mirar atentamente hacia la herencia o galardón?

      32 Con esa atención fija en la herencia nada nos hará tropezar. Nada nos desviará. Estaremos seguros de la magnífica herencia, sea ésa en los cielos, como en el caso de los hermanos de Jesucristo engendrados por espíritu, o en el dominio terrestre del Reino. La gran mayoría de los testigos de Jehová en la Tierra hoy día abrigan esta segunda esperanza. Ambos grupos tienen la actitud del apóstol Pablo, que tenía la esperanza de la llamada “hacia arriba” (celestial). Él escribió: “Hermanos todavía no me considero como si lo hubiese asido; pero hay una cosa en cuanto a ello: Olvidando las cosas que quedan atrás y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá, estoy prosiguiendo hacia la meta para el premio de la llamada hacia arriba, llamada de Dios por medio de Cristo Jesús.” Que todo el pueblo de Dios mantenga esa atención.—Fili. 3:13, 14.

  • Decisión de un joven
    La Atalaya 1974 | 1 de enero
    • Decisión de un joven

      ¿QUÉ edad debe tener una persona antes de poder tomar decisiones apropiadas en cuanto a lo que es correcto? ¿Pensaría usted que el tener once años de edad es ser demasiado joven?

      En una asamblea grande de testigos de Jehová en Stuttgart, Alemania, un ministro Testigo relató una experiencia que tuvo su principio en diciembre de 1966. Un día un muchacho de once años de edad del vecindario tocó a su puerta y estuvo de pie allí con un ejemplar de la ayuda para el estudio bíblico De paraíso perdido a paraíso recobrado bajo el brazo. Cuando el ministro preguntó qué deseaba el muchachito, éste pidió tener un estudio bíblico usando el libro. Su hermana mayor lo había estudiado antes y ahora él tenía el libro en su posesión y decidió que quería aprender la verdad de la Biblia.

      Y sí la aprendió. A través de los siguientes tres años estudió con regularidad con el ministro Testigo. Luego, antes de llegar a la edad de catorce años, tomó otra decisión. En Alemania un niño legalmente puede dejar la iglesia a los catorce años de edad aunque no tenga el consentimiento de sus padres. El muchachito decidió que esto era lo que debía hacer, porque podía ver que la religión de su familia no se basaba en la verdad bíblica.

      El padre y la abuela del muchacho se sorprendieron por su decisión y les desagradó. Eran dueños de una florería, y una buena porción de su negocio envolvía el hacer decoraciones florales para días de fiesta religiosos. A pesar de sus varias advertencias y presiones, permaneció firme en su decisión de ejercer su derecho legal para dejar la iglesia.

      En la asamblea el ministro que relató la experiencia indicó que el muchacho continuaba como adorador celoso de Dios: “A pesar de su juventud, ha presentado una buena ‘pelea por la fe’ y está determinado a continuar ésta, con la ayuda de su Creador y para honra de Él.” Mientras el muchacho permanezca bajo la autoridad paternal, tiene que ser un hijo obediente en todo lo que no esté directamente en pugna con la Palabra de Dios. Pero es un hijo sabio el que se da cuenta de que, cuando los mandatos humanos están en pugna con los de Dios, las obligaciones de uno para con Dios ocupan el primer lugar.—Efe. 6:1; Hech. 5:29; Ecl. 12:1.

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