refiere a estos tiempos severos como señal de la proximidad del fin de este sistema.—2 Tim. 3:1-5.

Bien podemos creer lo que dice la Biblia sobre la proximidad del fin de este sistema. Pero no tenemos ninguna base para creer en el pronóstico desesperanzado de la destrucción del género humano, ni en las afirmaciones antiquísimas expresadas repetidas veces por los políticos, de que la paz mundial vendrá por medio de la dominación continua por gobiernos de hombres. No tenemos ninguna base sobre la cual creer en estas promesas. Pero sí tenemos base para creer en el Creador, y deberíamos recibir con regocijo sus predicciones. Estas no son pronósticos de desesperanza para la raza humana, sino, más bien, de un gobierno de mil años que llevará al género humano a la perfección. Dios nos dice que convertirá esta Tierra en una joya hermosa y hará que su gente viva en armonía. Además, promete vida eterna en la Tierra, con felicidad.

EL MEJOR TIEMPO DE OPORTUNIDAD

Si creemos en Dios, éste de veras es el mejor tiempo de todos en el cual estar viviendo. Porque nosotros, de todas las generaciones de gente, tenemos la oportunidad de ver la destrucción de la iniquidad, la limpieza de la Tierra, y la supervivencia a un justo nuevo orden. ¿Cree usted que Dios tiene este excelente propósito para con la Tierra? Si es así, dé pasos ahora para asegurarse de su favor cuando su rey mesiánico ejecute juicio sobre este decadente sistema de cosas.

Si usted es una persona que tiende a ser escéptica, ¿por qué por lo menos no considera cuidadosamente lo que Dios dice y lo compara con lo que ofrecen los hombres? ¿Hay alguna otra esperanza que pueda compararse con la promesa de Dios? Y, ¿no está lo que Dios promete en armonía con los deseos innatos naturales del hombre? ¿No es aun más lógico que lo que los hombres prometen? Aprovéchese de la oportunidad sin paralelo que tenemos hoy día de razonar sobre lo que él dice y aprender sus propósitos. Los testigos de Jehová se deleitarán en ayudarlo, en su hogar, completamente gratis. O usted puede asistir a las reuniones en sus Salones del Reino para oír la consideración de estas cosas allí.

El punto de vista cristiano del cortejo

Hechos útiles que desean saber los jóvenes

EL MATRIMONIO es una práctica mundial. Aunque sorprenda a muchas personas, el cortejo no lo es. Y aun en los muchos países donde se practica, las costumbres del cortejo varían en gran manera.

A la gente que vive donde se acepta el cortejo como normal, quizás se le haga difícil de entender por qué no existe en ciertos países. Pero la gente que vive en países donde no se practica el cortejo pudiera estar igualmente perpleja por algunas de las costumbres que existen en países donde se lleva a cabo el cortejo. Quizás hasta le parezcan algo ofensivas algunas de estas costumbres.

Por eso, en vez de adoptar un punto de vista que indique estrechez de miras y pensar que la única manera de hacer las cosas es la manera en que la gente de nuestra propia localidad las hace, es mucho mejor ensanchar nuestro concepto. Después de todo, en resumidas cuentas, ¿no es la manera en que las cosas se resuelven, el resultado, lo que determina cuán buenas o malas son ciertas costumbres? En la Biblia leemos en Eclesiastés 7:8: “Mejor es el fin de un asunto posteriormente que su principio.” Y tenemos que admitir que en muchos países donde se acostumbra el cortejo, un porcentaje grande de matrimonios no están resultando bien, sino que están terminando en divorcio.

COSTUMBRES PREDOMINANTES

En realidad, la pregunta que debe interesarle a usted es: ¿Cuál es la costumbre predominante donde usted vive? En algunos países o regiones la novia y el novio en perspectiva no se conocen hasta el día de su boda. Otras personas han llevado a cabo todos los arreglos de su matrimonio... posiblemente sus respectivos padres o quizás un “casamentero” o un “mediador” que los padres (o, en algunos casos, el mismo esposo en perspectiva) hayan empleado. Ahora bien, este arreglo de matrimonio sin cortejo preliminar quizás no sea lo que muchos prefieran; pero es la costumbre de otros. Y, deberíamos notar, es una costumbre que no podemos condenar como si no estuviera en armonía con la Palabra de Dios, la Biblia.

La hallamos ilustrada en el matrimonio del hijo de Abrahán, Isaac, con Rebeca, acerca del cual usted puede leer en el capítulo 24 de Génesis. Y leemos acerca de Jacob, el hijo de Isaac, que cuando quiso casarse con la hija de Labán, Raquel, no hizo su proposición de matrimonio, a ella, sino al padre de ella, pidiéndole a Labán su aprobación del matrimonio. (Gén. 29:15-20) Además, estos matrimonios de adoradores verdaderos resultaron bien.

En realidad solo habría un motivo basado en la Biblia para que el cristiano objetara al matrimonio bajo ese arreglo. ¿Cuál es ése? Sería si el arreglo requiriera que uno se casara con una persona que no fuera compañero creyente en el Dios verdadero, Jehová, ni discípulo del Hijo de Dios, Jesucristo.—Compare con Deuteronomio 7:3, 4; 1 Corintios 7:39; 2 Corintios 6:14.

Por lo tanto, lo que se dice en el artículo que sigue no es para promover el arreglo de cortejo ni para hacer caso omiso de costumbres que existen en muchos países ni para minimizar su valor. Más bien, es para dar consejo sano de la Palabra de Dios, en particular para los jóvenes en países donde sí existe la práctica del cortejo.

MATRIMONIOS DE ADOLESCENTES

Y, aunque se dirige principalmente a los jóvenes, no es el propósito de este artículo subsiguiente estimular al matrimonio prematuro. Los hechos indiscutibles muestran que los matrimonios de adolescentes sencillamente no tienen la misma probabilidad de resultar felices que los matrimonios en que una o ambas personas han alcanzado una edad más madura. Como comentó un sociólogo: “Investigaciones muestran que, en general, los matrimonios de adolescentes se caracterizan por una alta proporción de divorcios o de infelicidad en comparación con los matrimonios a una edad posterior.”

Por otra parte, no hay base bíblica para descartar rígidamente todos los matrimonios entre tales personas más jóvenes. Por lo general, las leyes del país conceden a los padres el derecho de ejercer su juicio maduro para decidir lo que creen que servirá los mejores intereses de sus hijos y llevará a la mayor felicidad y el mayor beneficio para ellos. Pueden decidir permitir o no permitir el matrimonio de sus hijos o hijas que están bajo su jurisdicción. Ciertamente, los muchos problemas de nuestros tiempos y el porcentaje grande de fracasos matrimoniales deberían hacer que ejerzan precaución. E igualmente deberían hacer que los jóvenes que reflexionan ejerzan precaución... más bien que ‘casarse de prisa y arrepentirse despacio.’ Es insensatez el apresurarse a pasar por una puerta solo porque está abierta, cuando uno no tiene idea definitiva de lo que se halla al otro lado.

Sobre todo, la persona sabia, joven o vieja, buscará la dirección de Dios. Sí, “haz rodar sobre Jehová mismo tus obras y tus planes serán firmemente establecidos,” porque “el corazón del hombre terrestre puede idear su camino, pero Jehová mismo es el que dirige sus pasos.”—Pro. 16:3, 9.