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  • ¿Cuán fuerte es su amor a la verdad?
    La Atalaya 1974 | 15 de octubre
    • A menudo se requiere verdadera fuerza para ser veraz. ¿Cuán fuerte es su amor a la verdad? ¿Dice usted la verdad solo cuando es conveniente? Si es así, ¿de qué manera es usted diferente de las personas que siguen tras la honradez solo como una “buena norma,” pero mienten cuando parece que las beneficiará?

      Nuestro motivo por decir la verdad debe ser porque es lo correcto que hacer; le agrada a Dios. Si uno verdaderamente ama a Jehová Dios y, sobre todo lo demás, quiere agradarlo, entonces prescindiendo de cuán fuerte sea la presión de los intereses egoístas, no se hará un mentiroso voluntarioso. Probará por sus acciones que es siervo de “Jehová el Dios de verdad.”—Sal. 31:5.

  • Persistencia
    La Atalaya 1974 | 15 de octubre
    • Persistencia

      ◆ A veces, aunque uno esté tratando de hacer lo bueno para otro, se requiere considerable persistencia. Esto a menudo resulta cierto en cuanto a los ministros de los testigos de Jehová que están haciendo el mayor bien posible, el de ayudar a la gente a entender y aplicar la Palabra de Dios y así hacerse acreedores de bendiciones divinas.

      Una ministra de los testigos de Jehová en Malaysia visitó a una joven china que vivía en un garaje detrás de una casa grande. Le dejó a la muchacha un ejemplar en chino de la ayuda para el estudio de la Biblia De paraíso perdido a paraíso recobrado. Se hicieron arreglos para una revisita a fin de establecer un estudio bíblico de casa gratis con la muchacha.

      En la primera visita la muchacha estaba ocupada con un montón grande de ropa para planchar y no había leído nada del libro. El sábado era su día libre del trabajo, y por eso se hicieron arreglos para visitarla entonces. En la segunda visita la Testigo halló que la muchacha todavía tenía un montón grande de ropa para planchar así como una habitación llena de parientes visitantes. Al llegar el siguiente sábado para la tercera visita, la ministra se enteró de que la muchacha estaba atrasada en su trabajo de planchar. Pero todavía le interesaba el estudio bíblico gratuito y pensaba en hablar con su hermana para ver si su hermana carnal querría participar en el estudio. A la siguiente visita, la cuarta, la muchacha tenía buenas noticias; su hermana también quería estudiar, de modo que a la siguiente semana todas habrían de reunirse en la casa de su hermana a unos tres kilómetros de distancia.

      Temprano el siguiente sábado amenazaba una tormenta. Pero la testigo de Jehová, no queriendo fallar en cumplir su cita, fue de todos modos, empapándose hasta los huesos en el proceso. Encontró la casa cerrada con llave y no había nadie en casa. La Testigo pensó: ‘Estoy resuelta a darle a la muchacha una oportunidad más.’

      En la sexta visita la Testigo fue a la residencia de la muchacha y la halló apenada y sinceramente deseosa de disculparse. Se hicieron arreglos para que el estudio se celebrara el sábado siguiente. En la séptima visita realmente empezó el estudio bíblico, y de allí en adelante no hubo demora ni interrupción en absoluto. La joven china estudió bien, empezó a venir a las reuniones cristianas de los testigos de Jehová y ahora ella misma es una ministra ordenada. Todo esto debido a que se perseveró en hacer lo que es bueno.—Gál. 6:9.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1974 | 15 de octubre
    • Preguntas de los lectores

      ● ¿Es correcto que una cristiana haga que le horaden los lóbulos para ponerse aretes?—B.C., Canadá.

      Las Escrituras no suministran la información que hace posible una respuesta estrictamente afirmativa o negativa. Sea que uno haga que le horaden los lóbulos con este propósito o no realmente es asunto de decisión personal.

      Tenemos el principio en Levítico 19:28, que prohibía el hacerse uno cortaduras en la carne por un alma difunta. Esta era una práctica que se hallaba entre los que sustentan creencias religiosas falsas. Quizás a algunos les parezca que esta prohibición aplicaría en principio a otras cortaduras innecesarias.

      Uno también puede considerar que cuando Dios diseñó los cuerpos humanos inicialmente encontró que su obra era ‘muy buena.’ Se desprende que uno no querría deformar o desfigurar seriamente su cuerpo.—Gén. 1:27, 31.

      Por otra parte, la Biblia sí menciona aretes (así como narigueras) y actualmente no hay modo de saber si el uso de éstos envolvía el horadarse las orejas o no.—Gén. 24:22, 47; Éxo. 32:2; 35:22; Eze. 16:12.

      Podemos notar, también, que el pacto de la Ley estipulaba el horadar la oreja de un esclavo hebreo que había cumplido su período requerido de esclavitud y que quería seguir siendo esclavo de un amo bueno. (Éxo. 21:2-6) El amo habría de horadar uno de los lóbulos del esclavo con un punzón como señal de esto. Por supuesto, esto no era simplemente para adorno como en el caso de horadar las orejas para ponerse aretes; sin embargo, el efecto en la carne de la persona era el mismo.

      Al considerar juntos estos diversos factores es evidente que no se puede dar ninguna respuesta dogmática. Cada cristiana tiene que ejercer su conciencia personal en el asunto. Algunas, al aplicar los principios susodichos, quizás no quieran horadarse las orejas; tal vez otras crean que pueden hacerlo a conciencia. La mujer casada que favorece el que le horaden las orejas debe consultar correctamente a su cabeza marital primero. De manera similar, una menor presentaría el asunto a sus padres y acataría la decisión de ellos, en armonía con el arreglo de Jehová para la familia.—Col. 3:18, 20; Efe. 5:22-6:4.

      Como cristianos también debemos considerar los sentimientos ajenos. Podemos recordar el consejo de los apóstoles que muestra que el ponerse adornos no es tan importante como el adornarse “con modestia y buen juicio” y “obras buenas.”—1 Ped. 3:3; 1 Tim. 2:9, 10.

  • ¿Qué hay de tanto interés en “La Atalaya”?
    La Atalaya 1974 | 15 de octubre
    • ¿Qué hay de tanto interés en “La Atalaya”?

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