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Sembrando semillas de buenas nuevas en un mundo plagado de guerrasLa Atalaya 1974 | 15 de mayo
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que las buenas nuevas se habían predicado mundialmente por lo que dice en la introducción de su carta que acabamos de considerar. Él escribe de la “declaración de la verdad de esas buenas nuevas que se han presentado a ustedes, así como ellas están llevando fruto y aumentando en todo el mundo.” (Col. 1:5, 6) Unas oraciones después Pablo confirma que se refiere a una predicación mundial, cuando habla acerca de “no dejándose mover de la esperanza de esas buenas nuevas que ustedes oyeron, y que se predicaron en toda la creación que está bajo el cielo. De estas buenas nuevas yo Pablo llegué a ser ministro.” (Col. 1:23) Por supuesto, esto no quería decir que todo individuo en la Tierra bajo el cielo estaba siendo alcanzado personalmente. Quería decir que la predicación de las buenas nuevas estaba siendo llevada a todo ángulo de la tierra habitada bajo el cielo y que todas las criaturas humanas, prescindiendo del lenguaje, color, raza o nacionalidad, estaban recibiendo la oportunidad de oír el mensaje del Reino. No había límites. En su carta anterior a la congregación de Roma (de aproximadamente 56 E.C.), Pablo expresó su intención de llevar las buenas nuevas a España. Él no conocía entonces a las Américas que estaban aún más al oeste.—Rom. 15:24.
12. ¿Fue aquél el cumplimiento completo de la profecía acerca de la predicación, o qué había de venir todavía?
12 Esta predicación de “estas buenas nuevas del reino” por aquel grupo entonces pequeño de discípulos de Cristo durante el primer siglo en Asia, Europa y África se efectuó en cumplimiento de la profecía bíblica. (Mat. 24:14; Mar. 13:10; Hech. 1:8) Pero no completó el cumplimiento de la profecía. Esto tendría una duplicación de manera culminante en escala global después del descubrimiento de las Américas por europeos y antes de la destrucción de la Jerusalén rebelde antitípica, la cristiandad del día moderno, en este tiempo del fin de ella desde 1914 E.C.
13. Según Pablo, ¿qué efecto tuvo el esparcimiento de la esperanza del Reino, como se ilustra en el caso de Colosas?
13 El efecto espiritual de este esparcimiento de la esperanza del Reino ahora debería ser igual al de los días de los apóstoles de Jesucristo durante el primer siglo E.C. En consecuencia, consideremos lo que dice el apóstol Pablo de su efecto con referencia a la congregación que había allá en Colosas, Asia Menor. Él dice que para los colosenses allí había habido la “declaración de la verdad de esas buenas nuevas que se han presentado a ustedes, así como ellas están llevando fruto y aumentando en todo el mundo tal como lo están haciendo entre ustedes también.” (Col. 1:5, 6) De modo que la “declaración” de la palabra hablada “de la verdad de esas buenas nuevas” estaba “llevando fruto” por todo el mundo, incluso en Colosas.
14, 15. (a) ¿A qué comparó así Pablo las buenas nuevas que se declaraban con veracidad? (b) El cuadro que se da aquí corresponde con ¿qué ilustración parabólica que dio Jesús?
14 El apóstol Pablo aquí compara a semilla plantada en el terreno las “buenas nuevas” que se les habían declarado con veracidad. El terreno o suelo es bueno y excelente, y la semilla echa raíces y brota y produce fruto, un fruto de su propia clase o género. Este cuadro corresponde con la ilustración parabólica que dio Jesucristo acerca de las aptitudes de productividad de cuatro tipos de tierra. Esto es lo que dijo:
15 “¡Miren! Un sembrador salió a sembrar; y al ir sembrando, algunas semillas cayeron a lo largo del camino, y vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron sobre pedregales donde no tenían mucha tierra, y brotaron al instante por no tener profundidad de tierra. Pero cuando salió el sol, se chamuscaron, y por no tener raíz, se marchitaron. Otras, también, cayeron entre los espinos, y los espinos crecieron y las ahogaron. Aun otras cayeron sobre la tierra excelente, y daban fruto, ésta de a ciento por uno, aquélla de a sesenta, la otra de a treinta.
16. ¿Qué explicación dio Jesús mismo de esta ilustración?
16 “Ustedes, pues, escuchen la ilustración del hombre que sembró. Cuando alguien oye la palabra del reino pero no capta el sentido de ella, viene el inicuo y arrebata lo que se sembró en su corazón; éste es el que se sembró a lo largo del camino. En cuanto al que se sembró sobre los pedregales, éste es el que oye la palabra y al instante la acepta con gozo. Sin embargo, no tiene raíz en sí mismo, pero continúa por un tiempo, y después que ha surgido tribulación o persecución a causa de la palabra, al instante se le hace tropezar. En cuanto al que se sembró entre los espinos, éste es el que oye la palabra, pero la inquietud de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructífero. En cuanto al que se sembró sobre la tierra excelente, éste es el que oye la palabra y capta el sentido de ella, que verdaderamente lleva fruto y produce, éste de a ciento por uno, aquél de a sesenta, el otro de a treinta.”—Mat. 13:3-8, 18-23.
17. (a) Los corazones de los colosenses eran como ¿qué cosa de la ilustración de Jesús, y quién había sembrado en ellos directamente? (b) En realidad, ¿qué es la “semilla,” y en qué situación?
17 Según lo que el apóstol Pablo había oído de su visitante, Epafras, los miembros de la congregación cristiana de Colosas tenían corazones que eran como la “tierra excelente” descrita por Jesús. Por eso, la “palabra del reino” que fue sembrada en sus corazones llevó fruto y produjo en cantidades variables, como de a ciento por uno, de a sesenta, de a treinta. El apóstol Pablo no había sembrado la semilla del Reino en los corazones colosenses, pero, evidentemente, este Epafras de Colosas había hecho eso, porque Pablo lo menciona en la carta a los colosenses como “Epafras, que es de entre ustedes, esclavo de Cristo Jesús.” Pablo también les dice: “Eso es lo que ustedes han aprendido de Epafras, nuestro amado coesclavo, que es un fiel ministro del Cristo a favor nuestro, que también nos hizo saber del amor de ustedes de una manera espiritual.” (Col. 4:12; 1:7, 8; File. 23) Este “ministro del Cristo” estaba actuando meramente como agente del Gran Sembrador de la semilla, Jesucristo. Dijo Jesús: “La semilla es la palabra de Dios.” (Luc. 8:11) Es la “palabra del reino.” Pero no es semilla en un almacén o granero, sino que es semilla que es ‘sembrada,’ es decir, la “palabra del reino” perteneciente a Dios que es predicada, proclamada, enseñada.
18. (a) ¿Cómo continuó sembrando la “semilla” Pablo en la casa en que estaba bajo custodia en Roma? (b) ¿Qué contiene dentro de sí misma esta “semilla,” y qué es necesario para que eche raíces en los corazones humanos?
18 Los discípulos que se unen bajo el Gran Sembrador, Jesucristo, para sembrar, predicar, proclamar, enseñar la semilla de la “palabra del reino” son, según los llama el apóstol Pablo, “mis colaboradores para el reino de Dios.” (Col. 4:11) Aun mientras Pablo estuvo allí en la casa en que estaba bajo custodia en Roma, hizo más que escribir cartas, como la enviada a los colosenses. “Recibía amablemente a todos los que venían a él [como a Epafras], predicándoles el reino de Dios y enseñando las cosas respecto al Señor Jesucristo con la mayor franqueza de expresión, sin estorbo.” (Hech. 28:30, 31) Puesto que esta “semilla” espiritual es la “palabra de Dios,” la “palabra del reino,” contiene en sí buenas nuevas, un mensaje de esperanza, un mensaje del más grandioso gobierno para la bendición de toda la humanidad, el reino mesiánico de Dios. Este mensaje que está contenido en la “semilla” es algo que el que recibe la “semilla” tiene que entender y apreciar. Tiene que conseguir el significado de él, el sentido de él, con su corazón. De esta manera la “semilla” echará raíces en su corazón.
FE Y AMOR DENTRO DEL CORAZÓN
19. (a) Según Pablo, ¿qué efectos tuvo dentro del corazón de los colosenses el que se le declararan las buenas nuevas? (b) Debido a la “semilla” que se siembra, ¿por qué tiene que haber un desarrollo de fe y amor en el corazón?
19 ¿Qué efecto tuvieron las “buenas nuevas” que se les declararon verazmente dentro del corazón de los miembros componentes de la congregación de Colosas? Tuvieron un efecto que impulsó a Pablo, al oír de él, a escribirles su excelente carta. El efecto que hubo dentro de sus corazones fue lo que menciona Pablo: “su fe relacionada con Cristo Jesús y [el] amor que les tienen a todos los santos,” “[el] amor de ustedes de una manera espiritual.” (Col. 1:4, 8) Esa fe y amor tenían que ser cultivados en el corazón de ellos para que la “semilla” de la “palabra de Dios” echara raíces hacia abajo y brotara hacia arriba e hiciera una expresión hacia afuera, produciendo así granos nuevos y vivos, o semilla, en cantidad que fuera treinta, sesenta o cien veces la de la semilla original. Primero tiene que suceder esto en el corazón antes que haya una expresión hacia afuera que reproduzca lo que se ha sembrado dentro.
20. (a) ¿Por qué especialmente los gentiles tenían que ejercer fe para aceptar la “semilla”? (b) Fueran judíos o gentiles, ¿qué hechos vitales tenían que aceptar acerca de Jesús?
20 En cuanto a los gentiles, los no judíos, como lo que eran muchos de la congregación colosense, se había necesitado fe de parte de ellos para que aceptaran la “semilla” de la palabra de Dios. Tuvieron que abandonar los muchos dioses griegos y romanos a los cuales estaban dedicados y concentrar su creencia en el único Dios vivo y verdadero, el Creador del cielo y la Tierra y de todas las cosas que hay en ellos, cuyo nombre es Jehová. Pero fueran gentiles incircuncisos o fueran judíos naturales, también tenían que creer en Jesucristo, que este Jesús el descendiente del rey David de Jerusalén era el Mesías o Cristo prometido. Tenían que creer que éste era el “primogénito de toda la creación.” Tenían que creer que era también “primogénito de entre los muertos,” porque Jehová Dios lo había resucitado de entre los muertos a vida inmortal en los cielos. Además, tenían que creer que Jesucristo es “cabeza del cuerpo, la congregación,” a la cual deseaban pertenecer. Además, que “cuidadosamente ocultados en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento,” de modo que ya no debían apegarse a sus filosofías paganas ni sus tradiciones religiosas de hechura humana.—Col. 1:15-18; 2:3, 8; Hech. 14:11-18.
21. (a) ¿Qué tenían que hacer los colosenses con aquella “palabra” que había sido puesta en sus bocas, y por qué? (b) ¿Qué cualidad tenían que ejercer con el corazón para que los moviera a dar expresión exterior?
21 Esas eran algunas de las cosas vitales que estaban contenidas en la “verdad de esas buenas nuevas,” y en estas cosas tenían que tener fe con sus corazones. Fue tal como había escrito años antes el apóstol Pablo a los romanos: “La ‘palabra’ de fe, que predicamos. Porque si declaras públicamente [o confiesas] aquella ‘palabra en tu propia boca,’ que Jesús es Señor, y ejerces fe en tu corazón en que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvado. Porque con el corazón se ejerce fe para justicia, pero con la boca se hace declaración pública [o se confiesa] para salvación.” (Rom. 10:8-10) Debido a que los corazones de los colosenses eran como “tierra excelente,” sí ejercieron fe con el corazón y aceptaron la “semilla” de la “palabra del reino,” la “palabra de Dios,” y sí dejaron que arraigara en su corazón y se expresara.
22, 23. (a) Aquellos colosenses estaban obligados a creer que Jesús ocupaba ¿qué posición oficial? y por eso, ¿bajo qué gobernación estaban? (b) Por lo tanto, como Pablo el escritor de la carta, ¿qué posición ocupaban con relación a ese gobierno, y qué mandato de Jesús participaron en cumplir?
22 En conjunción con su fe en que Jesús era el Mesías o Cristo, tenían que creer que Jehová Dios lo había sentado a Su propia diestra como un Rey-Sacerdote, que fue prefigurado por Melquisedec el antiguo rey de Salem. Como consecuencia de esto, habían llegado a estar bajo el reino espiritual de Cristo. Sí, se requería que creyeran que Dios “nos libró de la autoridad de la oscuridad y nos trasladó al reino del Hijo de su amor.” (Col. 1:13) No solo estaban bajo la gobernación real de la actualidad del Hijo del amor de Dios, sino que eran también “embajadores sustituyendo por Cristo” en el programa de Dios de ‘reconciliar consigo a un mundo’ por medio de Cristo. (2 Cor. 5:19, 20) Pablo, mientras estuvo en la prisión desde la cual escribió su carta a los colosenses, habló de ‘franqueza de expresión para dar a conocer el secreto sagrado de las buenas nuevas, para las cuales estaba actuando como embajador en cadenas.’ (Efe. 6:19, 20) Por eso, como el apóstol Pablo, la congregación colosense era un cuerpo de embajadores para el “secreto sagrado de las buenas nuevas.” Estaban obligados a participar en el cumplimiento de esta profecía de Jesús, en Mateo 24:14:
23 “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.”
24. (a) ¿A qué nación pertenecían ahora aquellos colosenses, y qué fruto estaban obligados a producir? (b) Por eso, ¿qué clase de fruto era que la “semilla” que había sido sembrada en sus corazones estaba produciendo?
24 Al participar en esta actividad de embajadores para el reino mesiánico de Dios, aquellos colosenses estaban produciendo los frutos del Reino. Mostraban que eran parte de la ‘nación que producía sus frutos.’ El “reino” que le había sido quitado a la nación de Israel natural y circunciso ahora había sido dado a la nación del Israel espiritual, a la cual nación pertenecían aquellos cristianos colosenses. (Mat. 21:43) La “semilla” simbólica de la “palabra del reino,” “la palabra de Dios,” había sido sembrada en sus corazones, y ahora que se había hallado que sus corazones eran tierra excelente estaban produciendo una cosecha de la misma clase o género de cosa que había sido sembrada en sus corazones. Es decir, ellos también estaban produciendo, predicando, enseñando, la “palabra del reino” a otros, a los que no eran parte de la congregación colosense.—Mat. 13:19; Luc. 8:11, 15.
25. En vista del ejemplo que pusieron los colosenses, ¿qué pregunta hacemos en cuanto a nuestro siglo plagado de guerra y por qué daremos gracias a Dios?
25 Un excelente ejemplo que es digno de imitación se puso allá en el primer siglo E.C. con relación a la congregación cristiana de Colosas, Asia Menor. ¿Está siendo copiado hoy en este siglo veinte plagado de guerras? Si así es, entonces nosotros, como el apóstol Pablo, tendremos causa para ‘dar gracias a Dios el Padre de nuestro Señor Jesucristo siempre’ cuando oramos a Él en cuanto a la situación religiosa.
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La declaración de las buenas nuevas lleva fruto mundialmenteLa Atalaya 1974 | 15 de mayo
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La declaración de las buenas nuevas lleva fruto mundialmente
1. ¿Cuál fue el acontecimiento espeluznante del primer siglo E.C., y, antes que se diera a conocer mundialmente, qué se había predicado por todo el mundo?
EN EL primer siglo con que comenzó nuestra era común, el acontecimiento más espeluznante fue, no la quema de la ciudad de Roma en 64 E.C., sino el asedio y la destrucción de la ciudad de Jerusalén en el año 70 E.C. Por su sobresaliente victoria sobre aquella ciudad poderosamente fortificada, al general romano Tito se le recompensó con una procesión victoriosa a su regreso a Roma en 71 E.C., y se erigió en su honor un arco triunfal. Sin embargo, la guerra sanguinaria con los judíos rebeldes no terminó sino hasta la captura de su último baluarte de Judea, la fortaleza de Masada que da al mar Muerto, en el año 73 E.C. Esto causó gran vergüenza, oprobio y frustración religiosa a los judíos por todo el mundo, y decenas de miles de ellos fueron vendidos en esclavitud. No obstante, años antes de que estas malas noticias para aquellos judíos circuncisos se dieran a conocer mundialmente, las buenas noticias o buenas nuevas de un gozo eterno habían sido esparcidas por todo el mundo entonces conocido. Eran las buenas nuevas del reino mesiánico de Dios, un reino que no depende de la Jerusalén terrestre.
2. (a) ¿Quiénes fueron los portadores de aquellas buenas nuevas en aquel primer siglo E.C.? (b) ¿Hasta qué grado se expandió el cristianismo de oriente a occidente, antes de la quema de Roma?
2 ¿Quiénes fueron los portadores de aquellas buenas nuevas en aquel primer siglo E.C.? No los judíos circuncisos naturales que consideraban a Jerusalén su
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