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Un juicio que balancea justicia con misericordiaLa Atalaya 1974 | 15 de septiembre
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oirán su voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio. No puedo hacer ni una sola cosa de mi propia iniciativa; así como oigo [de parte del Padre], juzgo; y el juicio que yo dicto es justo, porque no busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió.”—Juan 5:21-23, 27-30.
Habiendo sido un hombre perfecto en la Tierra como lo fue Adán, que perdió la vida para la raza humana, Jesucristo es el “Hijo del hombre.” Está en la posición de pariente consanguíneo y recomprador, como se prefiguró por la Ley. Puede recomprar a la humanidad y así librarlos de la esclavitud al pecado y la muerte, aun del sepulcro.—Lev. 25:47-49; Rom. 5:14.
El Día del Juicio milenario será día de resurrección para todos los que están en las tumbas conmemorativas. Esto abarca a toda la humanidad redimida aparte de los “hermanos” espirituales de Cristo, sus 144.000 reyes y sacerdotes asociados, que también serán jueces durante ese “día.” Esto se debe a que estos asociados tendrán una resurrección más temprana, puesto que participan en la “primera resurrección,” una resurrección al cielo.—Rev. 20:4-6; Fili. 3:11.
Esta resurrección no solo será de los que se consideran como justos sino también de los que se llaman “injustos” en comparación. “Va a haber resurrección así de justos como de injustos,” declaró el apóstol Pablo. No tememos por los “justos,” pero ¿qué hay de los “injustos”?—Hech. 24:15.
LOS “INJUSTOS”
Tampoco hay que temer por los “injustos.” Queda de ellos, durante el Día del Juicio, aceptar o rechazar el rescate de Cristo cuando reciban un entendimiento de él. El mismísimo hecho de que se apartan mil años para el Día del Juicio indica que consta de más que la simple declaración formal de veredictos y sentencias. Es un arreglo misericordioso. Todos los resucitados necesitarán ayuda, y uno de los mismísimos propósitos de los mil años es darles esa ayuda.
Los “injustos” necesitarán más ayuda que los “justos.” Durante su vida no oyeron acerca de la provisión de Dios, o bien no prestaron atención cuando las buenas nuevas les fueron presentadas. Las circunstancias y el ambiente tuvieron mucho que ver con su actitud. Algunos ni siquiera supieron que hay un Cristo. Otros se hallaban tan estorbados por presiones e inquietudes mundanas que la “semilla” de las buenas nuevas no arraigó permanentemente en su corazón. (Mat. 13:18-22) El presente sistema de cosas bajo la influencia invisible de Satanás el Diablo “ha cegado las mentes de los incrédulos, para que la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios, no resplandezca a través a ellos.” (2 Cor. 4:4) No es una ‘segunda oportunidad’ para los resucitados. Es su primera oportunidad verdadera para obtener vida eterna en la Tierra por medio de fe en Jesucristo.
Los “injustos” tendrán que recorrer largo trecho para alcanzar la perfección. Pero, bajo las condiciones mucho mejores y misericordiosas del Día del Juicio, sin la intervención de Satanás y sus demonios, y habiendo desaparecido el presente sistema malo, no serán estorbados nuevamente por obstáculos exteriores. Oirán las buenas nuevas bajo estas condiciones mejores y podrán aceptarlas o rechazarlas. Los que las rechacen morirán; su resurrección será una ‘resurrección seguida por conducta que les acarrea juicio condenatorio.’ Los que las acepten tendrán que empezar a rehacer su mente. (Rom. 12:1, 2) Se requerirá tiempo para que hagan esto.
LOS “JUSTOS”
Por otra parte, los “justos” que sean traídos de vuelta en la resurrección terrestre tendrán ‘ventaja.’ Pero los jueces también tendrán que dedicarles tiempo. Todos ellos murieron debido a heredar el pecado y su castigo de la muerte de los desobedientes Adán y Eva. De modo que todos murieron sin tener justicia propia. (Rom. 5:12; 3:23) Su justicia a los ojos de Dios no se debió a perfección moral y física, sino al hecho de que eran hombres y mujeres de integridad para con Dios, como lo fue el patriarca.—Job 2:3, 9, 10; 27:5; Sant. 5:11.
Por eso, cuando los “justos” regresan a la Tierra en la resurrección, sin ser transformados en cuanto a sus características personales, ni siquiera ellos estarán libres de la imperfección y la pecaminosidad. Esto fue cierto en los casos de los hombres y mujeres a quienes los profetas Elías y Eliseo y el Señor Jesucristo y sus apóstoles resucitaron, trajeron de vuelta a la vida en la Tierra.
En vista de eso, los “justos” así como los “injustos” necesitarán más que solo liberación de las tumbas conmemorativas mediante una resurrección de entre los muertos. Los “justos” también necesitarán liberación de la pecaminosidad e imperfección humana. Por consiguiente, el Juez celestial Jesucristo no puede declararlos al instante realmente inocentes, perfectos, libres de la pecaminosidad condenable y en el mismísimo día de su resurrección rendir el fallo de que son dignos de vida eterna en la Tierra. Misericordiosamente se les extenderán los beneficios del sacrificio de expiación de Cristo para que puedan llegar a perfección humana, espiritual y físicamente. Si son obedientes no volverán a morir. Es por eso que a la resurrección del Día del Juicio se le llama “una resurrección mejor” que la que tuvieron los resucitados en días bíblicos.—Heb. 11:35.
Los que, como una “grande muchedumbre,” sobreviven a la destrucción de este sistema de cosas estarán en una posición semejante. (Rev. 7:9, 10, 13-15) Todavía tendrán su pecaminosidad heredada, aunque han hecho buen progreso en ponerse la nueva personalidad. (Efe. 4:22-24) Están en camino a la vida, y tendrán que seguir en él, bajo la guía y cuidado misericordiosos de los jueces celestiales, hasta que estos jueces los hayan librado completamente de pecaminosidad, debilidades y la condición moribunda.
¿ESTARÁ USTED ALLÍ?
De modo que no hay razón alguna para temer el Día del Juicio de mil años. Es algo que debemos anhelar de todo corazón. ¡Imagínese lo que será estar presente y dar la bienvenida a sus amados para que reciban una oportunidad de vivir bajo condiciones en las cuales uno realmente querría seguir viviendo!
La pregunta ante cada uno de nosotros hoy día es: ¿Estaré yo allí para extender la bienvenida a parientes y amigos en la resurrección? Pues es ahora mismo que nosotros tenemos la oportunidad para obtener vida. Sabemos acerca de los arreglos de Dios por medio de su reino bajo Cristo, el Juez por mil años. El asirnos de la verdad, el aprender más acerca de Dios y sus buenos propósitos para con nosotros, y el hacer de la verdad nuestro modo de vivir, obrará para nuestra supervivencia.—Sof. 2:2, 3.
Aunque muriésemos mientras sirvamos a Dios en el corto tiempo que le queda a este sistema de cosas, podemos estar seguros de una resurrección temprana. De modo que se hace surgir la pregunta: ¿Estaré yo allí? Ésta la puede contestar en gran parte uno mismo, pues Dios ahora mantiene delante de nosotros la oportunidad.—Juan 11:25, 26.
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Reunión anual, 1 de octubre de 1974La Atalaya 1974 | 15 de septiembre
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Reunión anual, 1 de octubre de 1974
La reunión anual de los miembros de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania se celebrará a las 10 de la mañana el martes 1 de octubre de 1974 en la Oficina de la Sociedad situada en 4100 Bigelow Boulevard, Pittsburgh, Pennsylvania 15213. Se les agradecerá a los hermanos que son miembros de la Corporación el que ahora se encarguen de ver que la Oficina del Secretario tenga su dirección actual para que se les puedan enviar las cartas formales de notificación y los poderes de modo que les lleguen poco después del 1 de septiembre. Se deben devolver los poderes de modo que lleguen a la Oficina del Secretario de la Sociedad a más tardar el 15 de septiembre. Como sabe cada miembro, debe llenar y devolver su poder prontamente, sea que vaya a estar presente personalmente en la reunión o no.
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