Ponderando las noticias
Transfusiones a la fuerza
● Recientemente un tribunal de Oregón trató de obligar a una madre encinta, testigo de Jehová, a aceptar una transfusión de sangre. Esencialmente el tribunal alegó que los padres no deberían tratar de ‘imponer fe religiosa’ a un niño no nacido aún.
Al enterarse de esto, una señora escribió al “Times” de Seattle expresando perplejidad. Aunque no está de acuerdo con los Testigos en lo que toca a las transfusiones de sangre, dijo: “El 22 de enero de 1973 el más alto tribunal de este país rindió el fallo de que este mismo niño pudiera ser asesinado si su madre optara por abortar. ¡Increíble!”
De veras es un punto de vista torcido el que adopta la posición de que el destruir una vida es ético, pero el cuidar de esa vida en armonía con los principios divinos es contrario a los intereses de la sociedad.
A propósito, la madre Testigo no recibió la transfusión. Fue a otro estado y dio a luz un bebé sano sin recibir una transfusión de sangre.
Dificultades por el celibato
● Nuevamente está causando dificultades la regla de siglos de celibato para los sacerdotes católicos romanos.
Así debe ser. Ese requisito está en conflicto directo con las enseñanzas de la Biblia.
El 23 de diciembre de 1973, el periódico del Vaticano “L’Osservatore Romano,” suplicando a los sacerdotes que no abandonaran su ministerio, dijo que todo sacerdote tiene que “hacer lo imposible para permanecer en su puesto.”
Ese requisito “imposible” en realidad se deriva del apartarse de la adoración verdadera que empezó después de la muerte de los apóstoles de Jesucristo. El apóstol Pablo predijo que uno de los rasgos de esa apostasía sería que ‘prohibirían el casarse.’ ¿Le sorprende eso? Investíguelo en cualquier versión de la Biblia, en 1 Timoteo 4:1-3. Obviamente la Iglesia Católica ha abandonado la norma bíblica para favorecer la norma suya, y eso lleva a dificultades.
El artículo de “L’Osservatore” pasó a decir a los que son sacerdotes: “Si cometéis errores morales —no debéis hacerlo, pero puede suceder, porque vosotros también sois débiles— tenéis muchos remedios.” Según “Newsweek” (3 de diciembre de 1973), algunos sacerdotes, aunque siguen sin casarse, están hallando su propio ‘remedio’ en asociación íntima con mujeres y, a veces, en relaciones sexuales.
Por supuesto, eso no es nada nuevo. Muchos católicos por mucho tiempo han sabido de sacerdotes que hacen eso. Pero lo que especialmente molesta a la iglesia no es la inmoralidad de estos sacerdotes, sino el hecho de que ahora muchos están abandonando el sacerdocio para casarse. En los pasados tres años el número de sacerdotes ha sufrido una baja de aproximadamente 20.000.
Temor al crimen
● Los Estados Unidos continúan convirtiéndose a mayor grado en un “campamento armado” en el que cunde el terror.
Según una encuesta Gallup hecha en 1973, el temor cunde en “todos los niveles de la sociedad estadounidense.” Una persona de cada tres en las grandes ciudades y una de cada cinco en los suburbios ha sido atacada violentamente o asaltada, o ha sido víctima de escaladores o ha visto su propiedad estropeada por vándalos el año pasado. Cuatro personas de cada diez temen caminar a solas de noche aun en sus propios vecindarios.
Algunas personas creen que la manera de enfrentarse a la violencia es estar preparado para usar la violencia en pago. Como resultado de esto se ha calculado que en Detroit, la ciudad estadounidense con el mayor grado de delincuencia, hay 500.000 pistolas, una para uno de cada tres hombres, mujeres y niños. La situación no es muy diferente en otros lugares. La gente vive en temor.
¿Es eso lo que usted desea? Usted no puede cambiar el mundo que lo rodea, pero puede cambiar su manera de tratar con él. Lo verdaderamente seguro es ‘batir sus instrumentos de guerra en instrumentos de paz, y no aprender más la guerra.’ Pero, ¿por qué? Porque eso es lo que el Creador nos dice que hagamos. Si se cometen males contra sus siervos, Dios nos asegura que él pagará.—Isa. 2:2-4; Rom. 12:17-19.
Es verdad que la gente que lo rodea quizás desee hacerse justicia a sí misma. Pero si usted considera de valor la vida, ¿qué es más razonable... prestar atención al consejo de la Fuente y Sostenedor de la vida, o imitar a los hombres mortales?