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Sigan mirando hacia adelante, sigan avanzando con JehováLa Atalaya 1975 | 1 de julio
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Jehová habría hecho que se registraran en su Palabra. Sabemos que no son las cosas materiales ni siquiera una abundancia de lujos lo que hace feliz a la gente hoy día. La gente más feliz en la Tierra es el pueblo de Jehová y ellos se encuentran principalmente entre los pobres en lo que toca a las cosas que el mundo tiene en alta estima. Podemos estar seguros de que en el nuevo sistema de cosas no careceremos de nada de manera material. Y lo más importante de todo es que tendremos una abundancia de bendiciones espirituales y las riquezas de amistades y compañerismo de coadoradores del único Dios verdadero Jehová, todos los cuales estarán desplegando el fruto de Su espíritu.—Sal. 133:1; Gál. 5:22, 23; 1 Tim. 6:17.
22. ¿Cómo, y en qué zonas, podemos avanzar individualmente con Jehová?
22 En el ínterin tenemos excelentes oportunidades de seguir avanzando en profundizar nuestra relación con Jehová, en crecer en amor por los que están relacionados con nosotros en la fe y en poner nuestra vida en cada vez mayor conformidad con la voluntad de Dios. Nuestro estudio y oración personales, asistencia a las reuniones de congregación y aplicación diligente de las cosas que aprendemos desempeñan un papel vital en nuestro progreso espiritual. Al aprovecharnos de las provisiones de Jehová para crecimiento espiritual continuado, no solo mantendremos fuerte nuestra esperanza sino que seremos impelidos a hacer buen uso de nuestras oportunidades para ayudar a otros a hacer suya la esperanza dada por Dios y a vivir en armonía con ella. El progreso que hagamos ahora nos estará dando un comienzo por adelantado al cultivar la actitud que se necesita para crecer a la perfección durante el reinado de mil años de Cristo y su novia. Por eso continuemos avanzando.
23. ¿Qué seguridad dio Pablo en Hebreos 6:10, 11, debido a qué hechos?
23 Lo que Jehová se ha propuesto y ha prometido lo logrará. Su palabra no volverá a él sin resultados. De esto no puede haber duda. Como nos asegura el apóstol Pablo, Dios no es injusto de modo que no olvidará todo lo que ‘hicimos por amor a su nombre.’ Por eso, sigamos mostrando “el mismo interés anhelante, hasta que [nuestra] esperanza finalmente quede realizada.”—Heb. 6:10, 11, New English Bible.
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¿Hay un tiempo para juzgar?La Atalaya 1975 | 1 de julio
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¿Hay un tiempo para juzgar?
“DEJEN de juzgar para que ustedes no sean juzgados,” dijo Jesucristo a una muchedumbre de oyentes. (Mat. 7:1) ¿Quiso decir con ello que se excluyeran los juicios de toda clase? O, ¿hay ocasiones en que es del todo apropiado pronunciar juicio sin llegar a estar bajo juicio adverso de Dios?
La Biblia definitivamente indica que surgen situaciones dentro de la congregación del pueblo devoto de Dios que requieren que se pronuncie juicio. Por ejemplo, se les puede requerir a los ancianos que juzguen a compañeros creyentes que llegan a estar envueltos en maldad seria. (1 Cor. 6:1-6) Tienen que determinar si estos malhechores están verdaderamente arrepentidos y deseosos de vivir en armonía con los principios bíblicos. En el caso de los no arrepentidos, los ancianos tienen que cumplir con el mandato bíblico: “Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes mismos.”—1 Cor. 5:13.
Sin embargo, se puede notar que, al juzgar a una persona como malhechor no arrepentido, los ancianos están obrando en armonía con un juicio ya manifestado en la Palabra de Dios. No están haciendo un juicio personal basado en sus propias opiniones. El hacer tal cosa sería peligroso, abriendo el camino para que prejuicios personales influyeran en sus decisiones.
Otra zona en la cual los ancianos tienen que hacer un avalúo es cuando consideran si los hermanos cristianos llenan los requisitos para servir de siervos ministeriales o ancianos en la congregación. Nuevamente, el avalúo que hacen no debe basarse en puntos de vista personales sino en la Palabra de Dios. Los ancianos tienen que estar satisfechos de que los recomendados o los que al tiempo presente están sirviendo verdaderamente se elevan a la altura de los requisitos bíblicos.
Por lo tanto, si los ancianos individualmente tienen algunas reservas serias, basadas en la Biblia, deben tener el valor de expresar éstas aunque la persona cuyas cualidades están bajo consideración esté presente. A veces algunos quizás se retengan debido a que la mayoría ya se ha expresado a favor de hacer cierta recomendación. Pero esto no es prudente. Puede ser que los otros ignoren ciertos factores que ejerzan influencia definitiva sobre la recomendación de esta persona como una que realmente se eleva a la altura de los requisitos de la Biblia para aquellos a quienes se confía responsabilidad. O, las propias reservas de uno se pueden disipar con consideración adicional. En todo caso, es mucho mejor dejar que la conciencia de uno entrenada en la Biblia hable y no tener que lamentar el haberse retenido cuando, más tarde, la recomendación resulte ser imprudente.—1 Tim. 5:22.
En algunos casos los cristianos individuales tienen que determinar si ciertas personas en la congregación son buenos compañeros para ellos mismos o sus hijos. (1 Cor. 15:33) Cuando hagan esto, deben estar seguros de que están guiados por un juicio ya expresado en la Biblia y no son impelidos por egoísmo. Ningún cristiano, ni siquiera un anciano, está autorizado para pronunciar juicio según su norma personal.
El apóstol Pablo, en su carta a la congregación de Tesalónica, consideró este asunto de manejar situaciones que tienen que ver con personas que manifiestan un espíritu incorrecto. Algunos en esa congregación eran perezosos; se aprovechaban de la hospitalidad de sus hermanos cristianos y se entremetían en cosas que no les atañían. (2 Tes. 3:11, 12) En cuanto a la actitud de los miembros individuales de la congregación para con una persona que continuaba en tal derrotero, Pablo escribió: “Tengan a éste señalado, dejen de asociarse con él, para que se avergüence. Y no obstante, no estén considerándolo como enemigo, sino continúen amonestándolo como a hermano.”—2 Tes. 3:14, 15.
Para que un individuo señale a alguien como una persona con quien no debe asociarse de manera social definitivamente requiere que la avalúe o juzgue. Pero tal avalúo manifiesta buen juicio, puesto que está impelido por un deseo de ayudar al individuo a cambiar sus caminos. Al mismo tiempo protege a los que dejan de asociarse con él de estar bajo influencia incorrecta.
Los padres especialmente tienen que tomar en consideración esto cuando ayudan a sus hijos a comprender que aun en la congregación puede haber algunos que, debido a que el mundo ejerce fuerte influencia en ellos en actitud, habla y acciones, no son buenos asociados.
Sin embargo, cuando un cristiano juzga según sus propias normas, realmente está haciendo un avalúo no autorizado del valor de un individuo como persona. Al asumir el juzgar por sus propias normas, se está colocando en una posición seria delante de Dios. El discípulo Santiago indicó esto al decir: “El que habla contra un hermano o juzga a su hermano habla contra ley y juzga ley. Ahora bien, si juzgas ley, eres, no hacedor de ley, sino juez. Uno solo hay que es legislador y juez, el que puede salvar y destruir. Pero tú, ¿quién eres para que estés juzgando a tu prójimo?”—Sant. 4:11, 12.
Santiago pudo usar correctamente lenguaje tan fuerte, porque a los cristianos se les manda que amen a sus hermanos. (Sant. 2:8; 1 Juan 3:14-17) Ahora bien, ¿sería amoroso el que ellos hablaran contra sus hermanos, que juzgaran sus acciones, motivos y modo de vivir por una norma que no se halla en la Biblia? Ciertamente que no. Más bien, las personas que juzgan así estarían elevándose por encima de la ley del amor que Dios da. (Mat. 22:36-40; Rom. 13:8-10) Estarían ‘juzgando esa ley,’ considerando que no les aplica.
¿Qué puede hacer que una persona se halle en la situación de juzgar incorrectamente a sus hermanos? Puede que les imponga su conciencia en asuntos estrictamente personales. Tal vez haga de sus propios gustos y manera de hacer las cosas la base para juzgar el valor y motivos de otros. Así pasa por alto el hecho de que las personas son muy diferentes y tienen diferentes necesidades, gustos y aversiones. Por lo tanto es vital que una persona tenga cuidado de no obtener una opinión ensalzada de sí misma. Ninguna criatura humana imperfecta puede constituirse como norma para juzgar a otros.
A los cristianos también se les aconseja contra el juzgar a los incrédulos como individuos. El apóstol Pablo recordó a los cristianos de Corinto que “Dios juzga a los de afuera.” (1 Cor. 5:13) El pueblo devoto de Dios no tiene derecho de pronunciar sentencia sobre individuos fuera de la congregación e infligirles castigo. La admonición que aplica a los cristianos es: “No se venguen ustedes mismos, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová.’”—Rom. 12:19.
A este respecto, los cristianos pueden seguir el buen ejemplo del arcángel Miguel. Cuando disputaba con el Diablo acerca del cuerpo de Moisés, Miguel “no se atrevió a traer un juicio contra él en términos injuriosos, sino que dijo: ‘Que Jehová te reprenda.’” (Jud. 9) De este modo Miguel mostró la debida estimación y respeto a la posición de Jehová como Juez Supremo.
Además, los cristianos no deben juzgar a otros y pensar que son demasiado pecaminosos para merecer el oír las “buenas nuevas” del reino de Dios. Saben que el deseo de Dios es que todos los hombres, si quisieran, lleguen a un conocimiento exacto de la verdad y consigan la salvación. (1 Tim. 2:3, 4) Por lo tanto, deben mostrar su amor a sus congéneres de manera imparcial esforzándose por alcanzar a todos con el mensaje confortante que contiene la Biblia.
Así se ve claramente que los cristianos pueden hacer juicios o avalúos serios con referencia a personas solo cuando lo hacen sobre la base de la Biblia. El que ellos confiaran en opinión o preferencia personal podría resultar en que fueran juzgados adversamente por el Juez Supremo, Jehová Dios.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1975 | 1 de julio
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Preguntas de los lectores
● ¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando dijo: “Cuando llegue lo que es completo, lo que es parcial será eliminado”?
Estas palabras aparecen en un marco que pone de relieve el sobresaliente camino del amor. Leemos: “El amor nunca falla. Mas sea que haya dones de profetizar, serán eliminados; sea que haya lenguas, cesarán; sea que haya conocimiento, será eliminado. Porque tenemos conocimiento parcial y profetizamos parcialmente; pero cuando llegue lo que es completo, lo que es parcial será eliminado. Cuando yo era pequeñuelo, hablaba como pequeñuelo, pensaba como pequeñuelo, razonaba como pequeñuelo; mas ahora que he llegado a ser hombre, he eliminado las cosas características de pequeñuelo. Porque al presente lo que vemos son los contornos nebulosos por medio de un espejo de metal, pero entonces será cara a cara. Al presente conozco parcialmente, pero entonces conoceré con exactitud así como soy conocido con exactitud.”—1 Cor. 13:8-12.
Así Pablo mostró que los dones milagrosos de profetizar, conocimiento y hablar en lenguas no eran permanentes. Habrían de cesar. Y cesaron. Evidentemente estos dones solo eran impartidos
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