Jesucristo, en el templo espiritual de Jehová. Éste no es ningún edificio terrestre. Sin embargo, se reúnen para el estudio bíblico y adoración en edificios que llaman “Salones del Reino.” También conducen estudios bíblicos de casa gratis con las personas que muestran interés en ello. Todos los que aman la vida pueden unirse a ellos ahora para examinar la Palabra de Dios y aprender más acerca de su propósito y sus promesas, y pueden unirse a ellos en la adoración verdadera. ¡Magníficas expectativas de supervivencia y vida eterna tendrán, para su felicidad!

¿Está usted dispuesto a sufrir penalidad?

ES UNA cosa deleitable el llegar a apreciar la majestad de Dios, su amor, su misericordia y su excelente manera de tratar a su pueblo. También es un placer agradablemente conmovedor el llegar a familiarizarse con el pueblo de Dios.

Pero en este mundo el cristianismo no es el camino fácil. Después de darse cuenta de esto, si usted ha emprendido un derrotero de servir a Jehová Dios, quizás le sea provechoso examinarse por medio de ciertas preguntas, como: ¿Qué actitud demuestro cuando encuentro cosas desagradables? ¿Persevero cuando hay penalidad? ¿Estoy resuelto a permanecer fiel a Dios si estalla persecución severa? ¿Qué pienso en cuanto a encararme a oposición, dificultades económicas, enfermedad, prisión u otras pruebas?

Tenemos que ser honrados con nosotros mismos: Nadie quiere sufrir penalidades. El sufrimiento no le agrada a nadie. Es normal tener algún temor. Y los cristianos ciertamente no están buscando dificultades ni buscando que se les persiga o se les ejecute.

Sin embargo, vendrán persecuciones y otras penalidades. Jesucristo predijo esto. Pero también predijo que, junto con las penalidades, Dios daría tanto más a sus siervos en cosas buenas que la dificultad sería leve en comparación. Dijo a sus discípulos:

“Todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o tierras, por causa de mi nombre, recibirá muchas veces más y heredará la vida eterna.”—Mat. 19:29.

El apóstol Pablo, que personalmente experimentó mucha penalidad, expresó que concordaba con eso, cuando escribió a compañeros cristianos:

“Aunque la tribulación es momentánea y liviana, obra para nosotros una gloria que es de más y más sobrepujante peso y es eterna; mientras tenemos los ojos fijos, no en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”—2 Cor. 4:17, 18.

Quizás usted posea muchas cosas materiales. ¿Las considera como haberes solo mientras puedan ayudarle a rendir mejor servicio a Dios? ¿Estaría dispuesto a renunciar a ellas sin pesar si surgiera una cuestión de integridad? De nuevo, el apóstol Pablo escribió:

“Por motivo de él [Jesucristo] he sufrido