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  • Abriendo generosamente la mano a los necesitados
    La Atalaya 1976 | 15 de septiembre
    • a aquel hombre: “Plata y oro no poseo, pero lo que tengo es lo que te doy: ¡En el nombre de Jesucristo el nazareno, anda!” ¿Qué fue lo que le impartieron? No solo la curación, aunque eso fue suficientemente maravilloso. Queda manifiesto que despertaron en aquel hombre un profundo aprecio por aquel en cuyo nombre se había efectuado la curación, Jesús de Nazaret, y por Aquel que había enviado a Jesús al mundo, Jehová Dios. El relato pasa a decir que el hombre estuvo “andando y saltando y alabando a Dios” al entrar en el templo.—Hech. 3:6-8.

      Hoy los testigos de Jehová no tienen ese poder milagroso de sanar a la gente de sus enfermedades físicas, pero se alegran de compartir con otros lo que tienen y están deseosos de hacerlo. Y ¿qué es eso? Un aprecio a Jehová Dios y conocimiento de sus propósitos para con la humanidad y esta Tierra según se expresa en las Santas Escrituras. Para impartir este conocimiento a otros, salen a las calles de las ciudades y van al campo a buscar personas que escuchen la información que ellos pueden ofrecer. Es información vivificante, pues Jesús en oración a su Padre que estaba en el cielo dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 17:3.

      Los testigos cristianos pasan muchas horas en este servicio, a su propio costo personal, para poder compartir generosamente con otros las cosas buenas que han recibido de Dios. Hasta si muchas de las personas a quienes van no aprecian su motivo, o hasta desconfían de la pureza de su motivo, estos Testigos prosiguen con su obra de buscar a las personas dignas, personas que pueden aprender a apreciar el mensaje de la Biblia.

      Y algo que es digno de notarse: Nadie tiene que decirle a un verdadero seguidor de Jesucristo exactamente lo que debe dar a modo de ayuda material y espiritual a los necesitados. No, pues el principio bíblico que se expresa en Deuteronomio 16:17 les aplica: “La dádiva de la mano de cada uno debe ser en proporción con la bendición de Jehová tu Dios que él te haya dado.” ¿Y quién conoce la medida de la bendición que cada uno ha recibido de Dios? Solo Dios y Cristo Jesús y el adorador individual. Por eso, cuando un cristiano medita en todas las bendiciones que un Dios generoso ha derramado sobre él, no hay que instarlo a compartir con otros. Un corazón agradecido lo impele a hacerlo.

      ORGANIZADOS PARA DAR

      Teniendo presente la apremiante necesidad que multitudes de personas de toda la Tierra tienen de oír el mensaje vivificante del reino de Dios, la asociación de testigos cristianos se ha organizado para satisfacer esa necesidad. Con este fin han formado corporaciones en varios países, como la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania en los Estados Unidos de América. En armonía con los requisitos de la ley en estos muchos países, esas corporaciones se usan para atender los asuntos técnicos, como el imprimir y embarcar Biblias y ayudas para el estudio de la Biblia en veintenas de lenguajes, manejar los fondos que contribuyen los testigos de Jehová y sus amigos, suministrar los servicios de representantes viajeros y atender una gran variedad de actividades relacionadas con estas cosas.

      Ninguno de los oficiales y directores de estas corporaciones es asalariado. Todos dan gustosamente de su tiempo y energías para el adelantamiento de este servicio de declarar las “buenas nuevas del reino” en toda la Tierra. (Mat. 24:14) Además, hay hombres y mujeres que han rechazado las oportunidades de obtener puestos lucrativos con posibilidades atractivas a fin de participar en la actividad necesaria de imprimir y preparar y enviar literatura bíblica a casi todas partes del globo terráqueo. Sirven en más de 90 oficinas sucursales e imprentas mantenidas por los testigos de Jehová en igual número de países. Se alegran de poder dar los mejores años de su vida a un servicio sumamente altruista, recibiendo a cambio su alimento y alojamiento y una pequeña ayuda en efectivo para sufragar gastos incidentales.

      Todas estas corporaciones, sucursales e imprentas y su personal sirven bajo la dirección del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, un cuerpo que representa a todos los adoradores ungidos por espíritu de Jehová Dios en la Tierra. Así los esfuerzos dedicados de todo el pueblo de Jehová se enlazan para efectuar eficazmente la obra que Dios ha decretado que tiene que efectuarse antes de que venga el fin de este viejo sistema de cosas. (Mar. 13:10) Así, más de 2.000.000 de testigos de Jehová están organizados para el servicio de enseñar y predicar en toda la Tierra. A todos les alegra participar en el servicio de testificar en sus propias localidades. A las personas a quienes no pueden llegar personalmente en otras regiones y países las alcanzan de manera unida, a saber, por medio de los servicios de la organización mundial. Envían sus pequeñas contribuciones a la oficina sucursal del país donde residen, tal como los que viven en los Estados Unidos de América envían sus dones para la promoción de la obra del Reino a Watch Tower Society, 124 Columbia Heights, Brooklyn, New York 11201.

      Por consiguiente, son sumamente aplicables en nuestro tiempo las palabras que dijo el propio Hijo de Dios en su sermón del monte: “Felices son los que tienen hambre y sed de justicia, puesto que ellos serán saciados.” (Mat. 5:6) El Dios dadivoso impele por su espíritu a sus adoradores que están en la Tierra a seguir su dirección y llevar socorro espiritual a las multitudes necesitadas, mientras que al mismo tiempo no pasa por alto las necesidades materiales de las personas meritorias. Y estos adoradores leales del Dios de quien proviene todo don perfecto aprecian cabalmente los instrumentos corporativos por medio de los cuales pueden participar en extender en unión su ayuda y entregar sus contribuciones y dones a personas hambrientas y sedientas en lugares distantes.

      ¡Verdaderamente nosotros los adoradores de un Dios como Éste tenemos un privilegio magnífico! Podemos imitar su generosidad y demostrar que somos sus hijos e hijas. ¡Grande es nuestro gozo cuando se puede aplicar a nosotros la descripción inspirada de la persona generosa: “Es bueno el hombre que es benévolo y está prestando. . . . Ha distribuido ampliamente; ha dado a los pobres. Su justicia subsiste para siempre”!—Sal. 112:5, 9.

  • Ponderando las noticias
    La Atalaya 1976 | 15 de septiembre
    • Ponderando las noticias

      ¿Quiénes tienen la culpa?

      ● La publicación católica romana “Commonweal” dice en su número del 2 de enero de 1976: “Hoy, al fin del Año Santo, un año después de terminado el sínodo de obispos sobre evangelización, y diez años después de terminado el Segundo Concilio del Vaticano, la palabra de Dios no se predica más clara y eficazmente de lo que se predicaba hace un año. Parece que los predicadores están hablándose a sí mismos. Los oyentes, de los que se supone que tienen hambre de la palabra, ya no les prestan atención.”

      Esta revista católica dice además: “La evidencia está en los escrutinios y las encuestas sociológicas, y ante nuestros ojos en los confesionarios y bancas vacíos. Cada vez más miembros del pueblo de Dios, sacudiéndose el polvo de los talones, se han ido de la iglesia . . . mientras que los que al cabo son responsables de predicar la palabra, los obispos, de nuevo se han ocupado en una trifulca política infructuosa, un juego de poder eclesiástico en el cual malgastan imprudentemente la poca autoridad moral que retienen.”

      Hace mucho tiempo la Palabra de Dios predijo la bancarrota moral que ahora vemos en las religiones de la cristiandad. La Biblia también hace notar lo siguiente: “Porque en verdad, si la trompeta da un toque de llamada indistinto, ¿quién se preparará para el combate? Así mismo ustedes también, a menos que por la lengua profieran habla fácil de entender, ¿cómo se sabrá lo que se está hablando?

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