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Los influyentes fariseosLa Atalaya 1977 | 1 de noviembre
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de los fariseos a preceptos humanos era responsable de grave daño. Por ejemplo, los hijos podían evitar el ayudar a padres ancianos y necesitados por medio de alegar que habían dedicado toda su propiedad a Dios.—Mat. 15:3-9.
Por supuesto, no todos los fariseos tenían un punto de vista irrazonable de las cosas. Había excepciones. El docto fariseo Gamaliel instó a compañeros miembros del Sanedrín a no meterse con los seguidores de Jesucristo, diciendo: “Déjenlos; (porque si este proyecto o esta obra proviene de hombres, será derribada; pero si proviene de Dios, no podrán derribarlos;) de otro modo, quizás sean ustedes hallados luchadores realmente contra Dios.” (Hech. 5:38, 39) El fariseo Nicodemo manifestó interés en la obra y actividad de Jesucristo. (Juan 3:1, 2; 7:47-52; 19:39) Y cuando la verdad le fue revelada a Pablo, cesó de ser fariseo y se hizo discípulo devoto de Jesucristo.—Hech. 26:5; Fili. 3:5.
No obstante, como cuerpo, los fariseos pueden servir de ejemplo amonestador para los cristianos hoy día. Su caso ilustra el peligro de confiar en la propia benignidad y justicia de uno. Reconociendo que, como Jesús dijo, “todos ustedes son hermanos,” los siervos devotos de Dios no van a esperar ni desear que se les considere como superiores, ni van a buscar atención, prominencia y favores especiales de compañeros creyentes por su posición en la congregación de Dios.—Mat. 23:8; 1 Ped. 5:1-4.
En vista de lo que hicieron los fariseos, los ancianos de las congregaciones del pueblo de Dios harán bien en recordar que no tienen autoridad para hacer reglas que vayan más allá de lo que se expresa con claridad en la Biblia. Es verdad que a veces hay que hacer ciertos arreglos para que haya orden en las cosas, pero aun en esto es necesario que nos preguntemos: ¿Estamos de alguna manera deslizándonos a un proceder como el de los fariseos, que, aunque se creían movidos por el celo por la justicia, no mostraron consideración semejante a la de Dios por las necesidades y los sentimientos humanos? No son solo los que están en autoridad quienes tienen que estar en guardia; todos los que están dentro de la congregación cristiana deben vigilar que se traten los unos a los otros como hermanos y hermanas amados y no lleguen a estar porfiando por reglas no bíblicas y así pasen por alto las cosas verdaderamente importantes... las cualidades divinas de justicia, fidelidad, misericordia y amor.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1977 | 1 de noviembre
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Preguntas de los lectores
● En Juan 1:1 se aplica el vocablo “dios” tanto al Padre como al Hijo, la Palabra. Pero en el texto griego la palabra para “dios” (theos) se escribe de modo diferente en estos dos casos. ¿Por qué? ¿Qué significa?
A la persona que no esté familiarizada con el idioma griego quizás le parezca que se indica algo significativo por el hecho de que primero la palabra se deletrea theon y después theos. Pero la diferencia es simplemente asunto de cumplir con el caso gramatical griego que se utiliza.
Juan 1:1 dice: “En [el] principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios [τὸν ϑεὸν, literalmente, el dios], y la Palabra era un dios [ϑεὸς].”
El griego tiene cinco casos: nominativo, genitivo, dativo, acusativo y vocativo. La grafía que se dé a una palabra, o la manera en que se escriba, puede variar dependiendo del caso en que se utilice. Considere, por ejemplo, el artículo determinado: “el, la, lo, los, las.” En el género masculino y número singular “el” se escribe respectivamente en los primeros cuatro de estos casos: ὁ, τοῦ, τῷ, τὸν.
De modo similar, en Juan 1:1 la palabra theos se escribe según el caso en particular que se utiliza. En el primer caso (“la Palabra estaba con Dios”) está en el caso acusativo y por lo tanto tiene la grafía ϑεὸν. Pero en el
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