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Caifás... enconado opositor de la adoración verdaderaLa Atalaya 1977 | 15 de junio
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Caifás y los otros no se sintieron movidos a arrepentirse. En vez de eso, sobornaron a los soldados y les mandaron: “Digan: ‘Sus discípulos vinieron de noche y lo hurtaron mientras nosotros dormíamos.’ Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros lo persuadiremos y los libraremos a ustedes de todo cuidado.”—Mat. 28:11-14.
Después de eso, Caifás trató desesperadamente de ponerle coto a la predicación y enseñanza de los discípulos de Jesús. En relación con haber sanado a un hombre que había sido cojo desde su nacimiento, Pedro y Juan fueron encarcelados y al día siguiente fueron llevados a la fuerza ante Caifás y los demás del Sanedrín. En aquella ocasión el Sanedrín exigió que dejaran de hablar con el nombre de Jesús como base. Pero Pedro y Juan estaban resueltos a seguir declarando la verdad, a pesar de Caifás. (Hech. 4:1-20) En otra ocasión Caifás interrogó a todos los apóstoles y llamó la atención a la orden del Sanedrín tocante a que dejaran de predicar sobre la base del nombre de Jesús. Pero los apóstoles declararon su firme resolución de continuar obedeciendo “a Dios como gobernante más bien que a los hombres.”—Hech. 5:27-29.
Fue Caifás quien posteriormente participó en hacer que Esteban el fiel siervo de Dios fuera apedreado. (Hech. 6:11-7:60) También dio autorización a Saulo (Pablo, quien más tarde llegó a ser un fiel apóstol de Jesucristo) para prender a los discípulos de Cristo en Damasco y llevarlos atados a Jerusalén para que se les celebrara juicio.—Hech. 9:1, 2.
Pronto, sin embargo, la carrera de Caifás tuvo un fin repentino. En 36 ó 37 E.C. Vitelio, oficial romano, lo quitó del puesto. Se informa que Caifás, humillado y sin poder aguantar el vituperio, se suicidó.
Verdaderamente los esfuerzos de Caifás contra la adoración verdadera fueron en vano. La mismísima cosa que más le preocupaba —su puesto, y el poder, la autoridad y el prestigio que éste le daba— la perdió. Aunque fue un sumo sacerdote que pudo haber empleado su influencia para el bien, murió como luchador contra Dios.—Hech. 5:39.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1977 | 15 de junio
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Preguntas de los lectores
● ¿Puede un cristiano izar o arriar una bandera en el lugar donde trabaja?
Cuando tal asignación de trabajo no forma parte de una ceremonia de la bandera el cristiano individual tiene libertad para decidir qué hacer, tomando en consideración las circunstancias locales y su conciencia.
Se sabe bien que muchas personas consideran su bandera nacional como símbolo que merece reverencia. The Encyclopedia Americana declara: “La bandera, igual que la cruz, es sagrada. . . . Las reglas y los reglamentos relativos a la actitud humana hacia estandartes nacionales usan palabras vigorosas, expresivas, como: ‘Servicio a la bandera,’ . . . ‘Reverencia para la bandera,’ ‘Devoción a la bandera.’” Con frecuencia se celebran ceremonias especiales en las cuales la bandera recibe “devoción” especial.
Cada persona tiene libertad para determinar si va a participar en tales ceremonias o no. Sin embargo, los testigos de Jehová tienen la convicción de que lo que la Biblia dice acerca de abstenerse de dar devoción a objetos materiales, inanimados, tiene relación con este asunto. (Éxo. 20:4, 5; 1 Juan 5:21) Por eso, aunque respetan los derechos que otros tienen para hacer lo que deseen, los testigos de Jehová no participan en ceremonias de la bandera. No obstante, son ciudadanos ejemplares que diariamente sostienen las leyes del país.—Rom. 13:1.
A menudo la bandera nacional se despliega en edificios públicos y lugares de reunión, como en cuarteles de bomberos, oficinas municipales y escuelas. Tomando en cuenta el respeto que le muestran al gobierno y lo que se emplea para representarlo, los testigos de Jehová no tienen objeción alguna a estar dentro de edificios ni a trabajar en edificios donde esté desplegada la bandera nacional. De modo similar, pudiera suceder que en estampillas postales, placas para automóviles u otros artículos producidos por el gobierno apareciera una bandera.
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