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Lo que el Rey hace para nosotrosLa Atalaya 1978 | 15 de marzo
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pecaminosa, de modo que Satanás llegó a ser “el dios de este sistema de cosas.” (2 Cor. 4:4) Pero Dios lo ha condenado a muerte y pronto será destruido, y todas sus obras serán reducidas a nada. (Gén. 3:15) Del Destructor de él, Jesucristo, leemos:
“Por lo tanto, siendo que los ‘niñitos’ [los discípulos de Cristo] son partícipes de sangre y carne, él también de igual manera participó de las mismas cosas, para que por su muerte redujera a la nada al que tiene el medio para causar la muerte, es decir, al Diablo [que significa “calumniador”]; y emancipara a todos los que por temor de la muerte estaban sujetos a la esclavitud durante toda su vida.”—Heb. 2:14, 15.
Nuevamente se declara: “Con este propósito el Hijo de Dios fue manifestado, a saber, para desbaratar las obras del Diablo.”—1 Juan 3:8.
13. ¿Cómo mostró Jesús que había zanjado la cuestión de integridad por su derrotero o curso de vida? (Juan 12:31)
13 La obediencia perfecta de Jesús a Dios probó y zanjó la cuestión de integridad para siempre, sin que se necesitara ayuda alguna de otros seres humanos. Jesús, poco antes de su muerte, dijo: “Viene el gobernante del mundo. Y él no tiene dominio sobre mí.” (Juan 14:30) Jesús ‘venció al mundo’ bajo su dios Satanás. Antes y desde entonces otros individuos fieles han participado en servir para esta cuestión, con ayuda de Dios y su Hijo. Cristo usará a éstos para ayudar a otros durante su gobernación de 1.000 años sobre la Tierra.—Juan 16:33.
14, 15. ¿Cómo muestran las palabras del apóstol Pedro en 2 Pedro 3:9 que Dios no es lento ni muestra desinterés?
14 Quizás algunos consideren a Dios “permisivo” o crean que es lento y que no se interesa en la gente. Pero el apóstol Pedro refuta este pensamiento, al decir: “No es lento Jehová respecto a su promesa, según lo que algunos consideran lentitud, sino que es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido, sino desea que todos alcancen el arrepentimiento.”—2 Ped. 3:9.
15 De las palabras de Pedro vemos que Dios se interesa en nosotros. El que él conceda tiempo nos suministra a todos la oportunidad de oír la verdad. Pero, por supuesto, millones de personas nacen cada mes, y muchas han muerto. De modo que las palabras de Pedro indican que Dios sabe lo que es mejor, no solo para la generación que está viva ahora, sino para todos, los vivos y los que han de ser resucitados. Y él conoce el tiempo exacto en el cual intervenir en cuanto a los asuntos humanos y poner fin al presente sistema de cosas para abrir paso al reinado de mil años de Cristo, durante el cual el mundo entero será juzgado “con justicia.” (Hech. 17:31; Rev. 20:11-15) Así el mayor número de personas —realmente todos los que quieran hacer lo correcto— pueden salvarse y alcanzar la vida eterna.—Rev. 20:7-10, 15.
¿QUÉ VIENE AL FIN DEL MANDO DE 1.000 AÑOS DEL REINO?
16. ¿A qué condición eleva a la humanidad el Reino? (Rev. 21:3)
16 El tiempo del regir de mil años del Reino sobre todos los asuntos de la Tierra será un tiempo sumamente feliz para la raza humana. Luego, al fin de los mil años, el Reino terminará, habiendo efectuado la voluntad de Dios “como en el cielo, también sobre la tierra.” (Mat. 6:10) Habiéndose borrado el pecado adánico y su muerte consecuente, entonces todos los seres humanos estarán en perfección, y ya no necesitarán los servicios sacerdotales del Reino. Entonces Dios puede aceptarlos plenamente en su familia limpia, perfecta, como “hijos de Dios.”—Rom. 8:21.
17. ¿Qué hace Jesucristo al fin de los mil años, y por qué razón?
17 Al fin de los mil años, Cristo, que en amor y lealtad para con su Padre Jehová es “el mismo ayer y hoy, y para siempre,” reconoce delante de toda la creación la soberanía eterna de Jehová Dios, como lo revela la Biblia: “En seguida, el fin, cuando entrega el reino a su Dios y Padre, cuando él haya reducido a la nada todo gobierno y toda autoridad y poder. . . . Cuando todas las cosas hayan sido sujetadas a él, entonces el Hijo mismo también se sujetará a Aquel que le sujetó todas las cosas a él, para que Dios sea todas las cosas para con todos.” La soberanía de Dios subsiste sola, suprema, vindicada, ejerciéndose entonces directamente sobre toda su creación.—Heb. 13:8; 1 Cor. 15:24-28.
18. ¿Tiene Jehová cosas maravillosas adicionales para Cristo y sus 144.000 asociados después de terminarse el reinado de mil años?
18 Por supuesto, Cristo siempre será reconocido y honrado por su gran obra y será Sumo Sacerdote y Rey Honorario. Puesto que Jehová es el gran Remunerador, las relaciones adicionales de Jehová con Cristo y sus 144.000 asociados celestiales y las asignaciones que dé a ellos serán expresiones de su gran amor a ellos. (Heb. 6:10) La Biblia no revela las cosas que él tiene para ellos, pero lo que ya ha efectuado ha sido magnífico.
“Dios, que es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, nos vivificó junto con el Cristo . . . y nos levantó juntos y nos sentó juntos en los lugares celestiales en unión con Cristo Jesús, a fin de que en los sistemas de cosas venideros se demostrasen las riquezas sobrepujantes de su bondad inmerecida en su benevolencia para con nosotros en unión con Cristo Jesús.”—Efe. 2:4-7.
19. ¿Por qué es necesario entender las cosas que acabamos de estudiar?
19 Todas estas cosas están envueltas en las buenas nuevas, y un entendimiento y aprecio de ellas es esencial para el que quiere servir a Dios de manera aceptable, y para proclamar las buenas nuevas a otros.
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¿Qué quiso decir el sabio?La Atalaya 1978 | 15 de marzo
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¿Qué quiso decir el sabio?
Están en las manos de Dios
Sabio como lo fue, el rey Salomón no pudo sondear todo lo que abarcaba la obra de Dios... las cosas que el Altísimo no solo hace sino que también tolera en el desenvolvimiento de su magnífico propósito. Sin embargo hubo una verdad vital que Salomón ‘tomó a pechos’ después de efectuar una investigación cuidadosa de los asuntos humanos. ¿Cuál fue? “Los justos y los sabios y sus obras están en la mano del Dios verdadero.”—Ecl. 9:1.
Sí, tanto en lo que toca a sus personas como a sus acciones, los justos y los sabios están en las manos o en el poder del Altísimo. Aunque él permita que les sobrevenga calamidad, de ninguna manera perderán su galardón. Jehová Dios “conoce a los que le pertenecen” y hará que todas las obras de él resulten ‘para el bien de los que lo aman.’ (Rom. 8:28; 2 Tim. 2:19) Esto puede ser una fuente de consuelo y estímulo cuando vemos que hay personas justas que sufren mientras los inicuos están prosperando.—Ecl. 8:14.
Doctos bíblicos de los últimos siglos se han preguntado con perplejidad exactamente qué habrá querido decir Salomón con su siguiente declaración en Eclesiastés 9:1: “Los hombres no se dan cuenta de todo el amor o el odio que hubo antes de ellos.” Bien pudiera ser que estas palabras se hayan escrito adrede de tal manera que se puedan sacar varios conceptos prácticos de ellas. Por ejemplo, esto se pudiera entender con el significado de que, debido a que la muerte pone fin al amor y el odio de la gente, los vivos no tienen idea alguna de cuánto amor y odio hubo antes de nacer ellos, es decir, en la vida de la gente que vivió antes de su propio tiempo.
O puede ser que las palabras de Salomón deban considerarse en el contexto ya expresado de que Dios tiene poder sobre los justos y los sabios así como sobre sus obras. El amor y el odio que tanto
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