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Apreciando lo sagrado de la vida y la sangreLa Atalaya 1978 | 1 de noviembre
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Apreciando lo sagrado de la vida y la sangre
“El Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida.”—Rev. 7:17.
1, 2. ¿Cómo se ve que en muchas personas hay falta de aprecio al valor de la vida? (Sal. 115:17)
¿QUÉ le es más precioso a usted que su vida? Sin ella, no podría disfrutar de nada. Sin embargo, hoy por todas partes alrededor de nosotros hay evidencia de que entre muchas personas es poco el verdadero aprecio del valor de la vida... sea la de ellas mismas o la de otras personas.
2 ¿No podemos ver una manifestación de eso en la costumbre de muchos de conducir sus vehículos desenfrenadamente? ¿Y qué hay de los que conducen bajo la influencia del alcohol u otra droga, lo cual es causa de la muerte de miles de personas anualmente? Además hay los que buscan emociones en deportes peligrosos que, según se reconoce, quitan muchas vidas cada año. ¿Y qué hay de los millones de individuos que saben que pueden estar causando daño a su salud y acortando su vida al usar tabaco o al comer como glotones?
3. ¿Por qué debemos esforzarnos por averiguar el punto de vista de Dios acerca de la vida? (Sal. 25:4, 5)
3 Pero frente a esas actitudes, cada uno de nosotros puede preguntarse: ‘¿Tengo yo realmente un punto de vista que muestre aprecio a la vida?’ Una clave en cuanto a tener verdadero aprecio a la vida que hasta afecte el pensamiento y las acciones de uno es reconocer que la vida es una dádiva o regalo procedente de Jehová. Él es “el Dios vivo” y la “fuente de [nuestra] vida.” (Jer. 10:10; Sal. 36:9) El apóstol Pablo, mientras hablaba a algunos filósofos griegos, dio este testimonio acerca del Ser Supremo: “Él mismo da a todos vida y aliento y todas las cosas. . . . Porque por él tenemos vida y nos movemos y existimos.” (Hech. 17:25, 28) Lógicamente, nuestro punto de vista acerca de la vida debe estar en armonía con el de Dios. ¿Lo está? Para contestar eso, tenemos que saber cómo ve la vida él. Entonces podemos comparar nuestro punto de vista con el de él.
4. ¿Qué evidencia muestra que Jehová considera sagrada la vida?
4 Jehová considera sagrada la vida, no la considera como algo que se deba malgastar. De eso podemos estar seguros debido a que él condenó repetidamente el asesinato y las emociones que con frecuencia conducen a tal crimen. (Éxo. 20:13; 1 Juan 3:11-15; Rev. 21:8) Además, en el antiguo Israel, Jehová hizo arreglos para que hubiera ciudades de refugio a las cuales pudiera huir un individuo en busca de refugio si involuntariamente causaba la muerte de otro. ¿A qué se debía que el que accidentalmente hubiera causado la muerte de alguien tuviera que dar el paso importante de abandonar su hogar y permanecer, quizás por años, en la ciudad de refugio? A que había causado pérdida de vida, vida sagrada. Se puede ver que el efecto de la provisión divina de estas ciudades sería promover más respeto a la santidad de la vida.—Núm. 35:9-29.
5, 6. ¿Por qué, apropiadamente, se enlaza la sangre con la vida?
5 Después de dar los trazos de aquella provisión, Dios dijo a los israelitas: “No deben corromper la tierra en que están; porque es la sangre lo que corrompe la tierra.” (Núm. 35:33) ¿Qué razón había para eso? La “sangre” que se menciona aquí representaba la vida de la víctima. Así, Dios hizo que se destacara el enlace vital entre nuestra vida y nuestra sangre.
6 Aunque la sangre quizás no sea un tema común de conversación, ¿quién de nosotros no sabe que necesitamos la sangre para seguir viviendo? Desempeña un papel en cada una de nuestras principales actividades corporales. La sangre lleva el oxígeno sostenedor de la vida a nuestras células, remueve los desperdicios de estas células, nos ayuda a adaptarnos a las temperaturas que varían y es una parte clave en nuestra defensa contra las enfermedades. Pero para la mayoría de las personas la sangre es simplemente un fluido necesario. Para otras, es negocio. Se compra de vagos o de los pobres y se vende a los bancos de sangre o a los hospitales. Además, se somete a elaboración mucha sangre animal para usarla como alimento, fertilizante y en otros productos comerciales. Está claro que hay muchas personas que no consideran sagrada la sangre.
7, 8. (a) ¿Por qué debemos investigar lo que la Palabra de Dios dice acerca de la vida y la sangre? (b) ¿Qué preguntas surgen en cuanto a Efesios 1:7 y el rescate?
7 Sin embargo, la Palabra de Dios nos ayuda a comprender que la sangre es mucho más que un fluido natural necesario. Lo que nuestro Creador dice acerca de la vida y la sangre debe tener influencia en nuestro punto de vista actual y nuestras acciones. Y hasta puede afectar nuestro destino eterno. ¿Por qué decimos esto? Como ayuda para ver la respuesta, compare estas citas de Efesios 1:7 tomadas de dos traducciones modernas de la Biblia, y note particularmente lo que hemos puesto en letras cursivas:
“Por medio de él tenemos la liberación por rescate mediante la sangre de ése [Cristo], sí, el perdón de nuestras ofensas, según las riquezas de su bondad inmerecida.”—Traducción del Nuevo Mundo.
“Por el gran amor de Dios, su Hijo nos ha salvado por medio de su muerte, perdonándonos nuestros pecados.”—Versión Popular.a
8 Por cualquiera de estas dos traducciones podemos aprender que Dios está interesado en nosotros, en nuestra vida. Con ese fin envió a su Hijo unigénito, Jesús, como sacrificio de rescate que podía librar del pecado a las personas, librar a la humanidad de un estado de condenación. (1 Tim. 2:5, 6; Juan 3:16, 17) Jesús mismo dijo: “Yo he venido para que [ustedes] tengan vida y la tengan en abundancia.” (Juan 10:10) Pero ¿importa algo la diferencia que representa el que algunas traducciones de la Biblia digan que esto se hace por medio de la muerte de Cristo en vez de por medio de la sangre de Cristo? ¿Y qué efecto pudiera tener esta diferencia en nuestra vida... en nuestro pensamiento, acciones y futuro? Veamos.
LO QUE DIOS DICE ACERCA DE LA VIDA Y LA SANGRE
9. ¿Cómo sabemos que para Jehová la sangre representa la vida?
9 Cuando por primera vez Jehová otorgó a los seres humanos permiso para comer la carne de los animales, dio una notable indicación en cuanto a cómo él pensaba acerca de la vida y la sangre. Dios dijo a Noé y su familia, de los cuales todos nosotros hemos descendido:
“Todo animal moviente que está vivo puede servirles a ustedes de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras se lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer. Y, además de eso, la sangre de sus almas, la de ustedes, la reclamaré. . . . Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre.”—Gén. 9:3-6.
Así se notificó a toda la humanidad que entonces vivía que, desde el punto de vista de Dios, la sangre representa la vida. La sangre del hombre representaría su “alma,” o, como lo vierten muchas versiones de la Biblia, su “vida.” (VP; la católica Nueva Biblia Española; también, en inglés, la traducción por el rabino Isaac Leeser) Más tarde, el divino Dador de Vida añadió trazos a este cuadro, pues nos dio detalles que nos ayudan a ver el vital significado moral que él conecta con la vida representada por la sangre.
10, 11. ¿Qué se hacía con la sangre de los animales sacrificados por los sacerdotes israelitas, y a qué pregunta conduce esto?
10 Esto fue especialmente así con relación al pacto que Dios hizo con Israel, el pacto de la Ley. En la inauguración de éste se sacrificaron animales y la sangre de éstos se empleó en la ratificación del pacto. (Éxo. 24:3-8; Heb. 9:17-21) Y entre las estipulaciones del pacto hubo leyes que tenían que ver con las ofrendas por el pecado; en esos sacrificios se derramaba sangre, en representación de la vida que se ofrecía a Dios para cubrir los pecados. (Lev. 4:4-7, 13-18, 22-30) Debido al poder de expiar pecados que la sangre de los sacrificios animales tenía a la vista de Dios, esta sangre se usaba en el Día de Expiación anual. Como ofrendas por el pecado se sacrificaban: primero, un toro, y después, una cabra. El sumo sacerdote llevaba alguna de la sangre de cada animal al Santísimo del tabernáculo (más tarde, del templo) y la rociaba delante del Arca, o caja, que representaba la presencia de Dios. (Núm. 7:89; Éxo. 25:22; Lev. 16:2) Después de eso, también ponía alguna sangre sobre el altar de sacrificio.—Lev. 16:11-19.
11 ‘¿Qué tiene que ver todo eso conmigo?’ puede ser que pregunten algunos. Pudiera parecer que esto simplemente describe un rito antiguo que ni siquiera los judíos siguen hoy. ¿Qué relación tiene esto con nuestra esperanza respecto al futuro y nuestro aprecio a la vida y la sangre?
12. ¿Qué uso exclusivo de la sangre estipuló Jehová? ¿Por qué? (Deu. 12:20-27)
12 En el capítulo 17 de Levítico, Jehová Dios mismo explicó los principios implícitos en aquellos requisitos conectados con los sacrificios; lo que él declara allí tiene importante significado para nosotros. Dios dijo: “El alma [o vida] de la carne está en la sangre, y yo mismo la he puesto sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas, porque la sangre es lo que hace expiación por el alma en ella. Es por eso que he dicho a los hijos de Israel: ‘Ninguna alma de ustedes debe comer sangre.’” (Lev. 17:11, 12) Sí, nuestro Creador y Dador de Vida expresó claramente su decisión: La sangre (que representa la vida procedente de él) había de usarse de una sola manera... en sacrificio. Así, Dios puso un valor en la sangre, la apartó como sagrada. Bajo la Ley, la sangre no se había de comer ni beber, ni usarse de ninguna otra manera en que los hombres pensaran. Cuando se mataba a un animal solo para usarlo como alimento y no para sacrificio, la sangre había de derramarse en el suelo; así, en cierto sentido la vida del animal se devolvía a Dios, y el cazador israelita se quedaba solo con la carne del animal. (Lev. 17:13, 14) Pero ¿qué tiene que ver esto con nosotros, puesto que ni los judíos ni los cristianos tienen ahora un templo con aprobación divina en el cual puedan hacerse sacrificios de animales?
NUESTRO PROBLEMA —LA SOLUCIÓN DE DIOS— VIDA Y SANGRE
13. ¿Cómo sabemos que estamos cargados de pecado?
13 Todos tenemos que admitir que somos imperfectos y pecaminosos. El apóstol Pablo confirmó esto y explicó cómo llegamos a esta condición. “Por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres [entre ellos nosotros] porque todos habían pecado.” (Rom. 5:12) Este hecho tiene que ver directamente con el modo en que apreciamos la vida y la sangre.
14. ¿Qué prefiguraron los sacrificios del Día de Expiación?
14 Como explicó por inspiración el apóstol Pablo en el libro de Hebreos, los sacrificios animales del pacto de la Ley no podían cubrir completamente el pecado, pues, si lo cubrieran, no hubieran tenido que ofrecerse año tras año. Aquellos sacrificios, especialmente los que se ofrecían en el Día de Expiación, eran solo una “sombra de las buenas cosas por venir.” (Heb. 10:1-4; 8:5, 6; 9:9, 10) La realidad que fue prefigurada fue el sacrificio de rescate que Cristo ofreció, que podía expiar plenamente todos nuestros pecados. Comentando sobre esto, Pablo escribió:
“Cuando Cristo vino como sumo sacerdote de las cosas buenas que han venido a realizarse, . . . él entró, no, no con la sangre de machos cabríos y de torillos, sino con su propia sangre, una vez para siempre en el lugar santo [el cielo mismo] y obtuvo liberación eterna para nosotros. Porque si la sangre de machos cabríos y de toros . . . santifica al grado de limpieza de la carne, ¿cuánto más la sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, limpiará nuestra conciencia de obras muertas para que rindamos servicio sagrado al Dios vivo? Por eso es que él es mediador de un nuevo pacto, para que, habiendo ocurrido una muerte para la liberación de ellos por rescate de las transgresiones bajo el pacto anterior, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. . . . A menos que se derrame sangre, no se efectúa ningún perdón.”—Heb. 9:11-15, 22.
15. ¿Cómo se relaciona el punto de vista de Dios acerca de la sangre con nuestra esperanza de vida eterna?
15 ¿No nos ayuda esto a entender más cabalmente por qué es tan vital tener el punto de vista de Dios acerca de la sangre, que representa la vida? Uno de los temas centrales de la Biblia es que Jesús vino a la Tierra para dar su vida como sacrificio de rescate. Solo por medio de ese rescate podemos tener la perspectiva de que se nos perdonen los pecados y la esperanza de “vida eterna.” (Mat. 20:28; Rom. 3:23, 24; 6:22, 23; 1 Tim. 1:15, 16) Para recibir esas bendiciones, tenemos que ejercer fe en el rescate que pagó Jesús, lo cual envuelve tener conocimiento exacto con relación al hecho de que él cedió su vida representada por su sangre, y sentir aprecio por ese hecho.—1 Tim. 2:3, 4; Gál. 3:22.
16, 17. ¿Cómo han cambiado algunos traductores de la Biblia unos versículos que mencionan la sangre? (Rom. 5:9; Col. 1:20)
16 Con información fundamental sobre estos puntos acerca de los sacrificios, expiación, la sangre y el rescate que pagó Jesús, dirijamos nuestra atención de nuevo a Efesios 1:7. La mayoría de las traducciones de este versículo al español muestran que dice que “tenemos la liberación por rescate mediante la sangre de” Cristo. Sin embargo, algunas versiones modernas usan como sustituto la frase ‘muerte de Cristo.’ ¿Importa mucho esta diferencia?
17 En el griego original, Efesios 1:7 usa la palabra haima, que significa “sangre.” Entonces, ¿a qué se debe que algunas traducciones viertan esta palabra aquí y en otros lugares con el término “muerte”? Los traductores entendían que en ciertos textos que mencionan “sangre” se da a entender la muerte o la responsabilidad por el asesinato de alguien. (Luc. 11:50, 51; Hech. 5:28; Rev. 6:10) Por ejemplo, frente a judíos que exigían a gritos la ejecución de Jesús, Pilato ejecutó los movimientos de lavarse las manos, y entonces declaró: “Soy inocente de la sangre de este hombre.” Los judíos replicaron: “Venga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos.” (Mat. 27:24, 25; compare con Revelación 7:14.) Pero algunas versiones se han tomado la libertad de verter estos versículos así: “Yo no soy responsable de la muerte de este hombre,” y: “¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte!” (VP) Pero ¿cuál es el efecto de poner “muerte” en vez de “sangre” en los versículos que tienen que ver con el sacrificio de Jesús? ¿Sería posible que se perdiera algo que Dios quería comunicarnos?
18. ¿Por qué es importante la muerte de Cristo? (1 Cor. 11:26; Heb. 2:14)
18 No se puede negar el énfasis que la Biblia da a la muerte de Jesús. Pablo escribió: “Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.” También: “Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras.” (Rom. 5:8; 1 Cor. 15:3) El que él muriera, entregando voluntariamente su vida humana perfecta, pagó o equilibró lo que Adán había perdido para nosotros y que resultó en el estado pecaminoso en que nos encontramos.
19, 20. ¿Qué rasgos, que van más allá de solo la muerte de Jesús, se incluyen en las referencias a la sangre de Cristo? (Heb. 4:14-16)
19 Sin embargo, las referencias de la Biblia a la “sangre del Cristo” deben comunicarnos cosas importantes que quizás no se apreciaran al hablar solo de su muerte. (Efe. 2:13) No fue, ni podía ser, que Cristo sencillamente hubiera muerto y permanecido muerto.b En cumplimiento del patrón o modelo del Día de Expiación al cual Jehová dio origen, Jesús entonces tenía que entrar en el cielo, en la presencia misma de Dios. Allí Cristo podía presentar el valor o mérito de su sangre vital, tal como en el Día de Expiación el sumo sacerdote introducía la sangre de los sacrificios en el Santísimo. Pablo manifiesta claramente este paralelo: “Cristo entró, no en un lugar santo hecho de manos, el cual es copia de la realidad, sino en el cielo mismo, para comparecer ahora delante de la persona de Dios a favor nuestro.”—Heb. 9:24, 11, 12; 13:11.
20 Además, en el cielo Jesucristo está vivo y puede abogar por todos los que ejercen fe en su rescate y ayudarles a obtener la salvación. Por consiguiente, Pablo escribió: “Porque si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios mediante la muerte de su Hijo, mucho más, ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida.”—Rom. 5:10.
21, 22. ¿Cómo se relaciona con nuestra vida la expresión “sangre del Cristo”?
21 Con buena razón, pues, la obra “La religión en la historia y en la actualidad” declara que en la mayoría de los casos “no se puede poner muerte en lugar de Sangre de Cristo. La Sangre de Cristo significa más que esto. Da énfasis a estrechos enlaces entre la muerte de Jesús y tanto su vida como su triunfo en su resurrección y ensalzamiento.” Este libro añade que la expresión “Sangre de Cristo”
“adopta el concepto judío del Antiguo Testamento sobre el poder expiatorio de la sangre, que es la base para el modo en que se consideran los sacrificios y para la idea de que la muerte del justo tiene poder expiatorio. . . . Por una parte este término nos recuerda que se nos compró por un precio alto, quién pagó el rescate y en qué consistió. Por otra parte, se nos libra del pecado y de la muerte para siempre por fe en el pacto que se celebra con su sangre como base. La Sangre de Cristo abarca el efecto de su muerte y resurrección.”c
22 ¡Cuán significativos para nosotros, pues, cuán llenos de benditos pensamientos implicados, son muchos de los pasajes bíblicos que mencionan la sangre de Jesús! Por medio de ella se nos pueden perdonar los pecados. (Rev. 1:5; Heb. 10:29) Se nos hace posible librarnos de conducta infructífera. (1 Ped. 1:18, 19) Podemos estar entre una congregación de personas a quienes Dios aprueba y guía. (Hech. 20:28) Y hay la esperanza de alcanzar perfección y vida eterna bajo el mando de un reino en el cual se incorpora a personas que fueron compradas con esa sangre.—Rev. 5:9, 10; 12:10, 11; Col. 1:20.
23. ¿Cómo debemos considerar la sangre?
23 Es necesario, pues, que todos los que aprecian el valor de su propia vida aprecien lo que Dios dice acerca de la sangre. Él la considera sagrada. Él determinó su exclusiva utilidad y aceptabilidad para sacrificio sobre el altar. Y mostró claramente en su Palabra que todas nuestras esperanzas de un futuro duradero se fundan en la sangre sacrificatoria de su Hijo. Pero ¿cómo podemos nosotros personalmente manifestar nuestro aprecio y reconocimiento de lo sagrado de la sangre? Estos son asuntos importantes que consideraremos en el artículo siguiente.
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Firme resolución respecto a la vida y la sangreLa Atalaya 1978 | 1 de noviembre
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Firme resolución respecto a la vida y la sangre
1, 2. ¿De qué manera reciben prominencia a veces preguntas acerca de la sangre?
‘JUEZ autoriza transfusiones de sangre,’ declaró recientemente un encabezamiento de periódico en Virginia, E.U.A. El artículo empezaba así:
“El jueves por la mañana un juez federal autorizó al Hospital Naval de Portsmouth a administrar transfusiones de sangre a una enferma en condición crítica que por cuatro días había rehusado aceptarlas, según se alega al riesgo de la vida, . . .”
2 Informes como éste aparecen esporádicamente y enfocan mucha atención en el valor de la vida y la sangre. Antes de averiguar en qué resultó este caso, pudiéramos pensar en algunas preguntas fundamentales: ¿Qué creencias profundas hacen que personas como ésta se nieguen a aceptar transfusiones de sangre? ¿Realmente exige esto de todos los cristianos la Palabra de Dios? Si así es, ¿cuánta firmeza mostraríamos tener en nuestras convicciones religiosas si un médico nos dijera que necesitábamos una transfusión? Además, ¿pudiera haber aspectos, aparte del uso médico de la sangre, en los cuales nuestro punto de vista acerca de la vida y la sangre fuera importante y hasta pudiera afectar nuestro futuro?
VIDA PROCEDENTE DE LA SANGRE
3. Basándonos en Revelación 7:14, ¿qué razón tenemos para tener en alta estima la sangre?
3 El libro de Revelación ilustra un aprecio para la sangre que es el que tienen hoy centenares de miles de personas. El apóstol Juan, después de ver en visión a los 144.000 herederos en perspectiva del reino mesiánico, vio “una grande muchedumbre, . . . de todas las naciones,” personas que tienen la expectativa de vivir para siempre en un paraíso terrestre restaurado. Pero ¿cómo pueden vivir para siempre seres humanos, y eso mientras están libres del pecado y la imperfección? Con aprecio la “grande muchedumbre” clama: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, . . . y al Cordero,” Jesucristo. Ellos reconocen que esta salvación es posible solo porque “han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero,” Jesús.—Rev. 7:9, 10, 14.
4, 5. (a) ¿Por qué envuelve más que creencia la actitud apropiada respecto a la vida y la sangre? (b) ¿Cómo muestra esto la Biblia?
4 Como se ha indicado en el artículo anterior, desde el mismo primer libro de la Biblia Dios señaló hacia el hecho de que Jesús derramaría su sangre en sacrificio para que criaturas humanas pudieran obtener vida eterna. (Gén. 3:15; 22:2-10; Isa. 53:10-12) Mientras todavía ese sacrificio estaba en el futuro, Jehová indicó claramente que sus adoradores deberían considerar sagradas la vida y la sangre. Pero también requirió que sus acciones estuvieran en armonía con ese punto de vista divino. ¿No estaba envuelta la conducta en lo que Dios dijo a Noé y su familia al permitirles por primera vez comer carne de animales? Dios dijo: “Todo animal moviente que está vivo puede servirles a ustedes de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras se lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer.” (Gén. 9:3, 4) Por eso, si mataban a un animal para usarlo como alimento, tendrían que dar pasos, deliberadamente, para hacer que la sangre escurriera del animal de modo que no se comiera sangre.
5 Esto no era un simple reglamento dietético ni un rito religioso sin sentido. Aquella conducta envolvía un principio moral de gran importancia: La sangre representaba vida que procedía de Dios. Y debe notarse que él pasó a decir que, aunque se podía matar a un animal para usarlo como alimento, no se podía hacer esto con el hombre. Por eso, si la sangre animal que representaba la vida había de ser considerada sagrada y no se debía ingerir para sustentar la vida, obviamente la vida y sangre humanas habían de verse y tratarse como más sagradas aún.—Compare con Mateo 6:26.
6, 7. (a) ¿A quiénes aplica Génesis 9:3, 4? (b) ¿Cómo fue apoyado el requisito de Génesis 9 por el pacto de la Ley?
6 Puesto que Noé era el antepasado de todos los seres humanos, de todos los seres humanos se esperaba conducta que estuviera en consistencia con la santidad de la vida y la sangre. Muchos doctos bíblicos se han dado cuenta de la conexión entre una cosa y la otra. Por ejemplo:
“Se reconocía que la sangre era el asiento de la vida, y por lo tanto cosa sagrada. . . . La prohibición de la sangre llegó a ser una de las leyes dietéticas del código mosaico, pero debido a que se incluyó dentro de las estipulaciones de este pacto con Noé los judíos posteriores consideraban que aplicaba a toda la humanidad.”—A New Catholic Commentary on Holy Scripture, pág. 187.
7 Como mostró este comentario, cuando Dios posteriormente suministró un código de ley para Israel también les prohibió consumir sangre. Mandó: “Simplemente queda firmemente resuelto a no comer la sangre, porque la sangre es el alma y no debes comer el alma con la carne. . . . Debes derramarla sobre el suelo.” (Deu. 12:23, 24; Lev. 17:10, 13) En aquel tiempo Dios no obligó al resto de la humanidad a cumplir con su ley contra la ingestión de sangre, tal como no hizo esto con relación a su ley contra la idolatría. (Hech. 17:30, 31; 14:16) Por eso, podía ser que un gentil comprara y optara por comer carne que tuviera sangre en ella. (Deu. 14:21) Pero un adorador del Creador no podía hacer eso. De hecho, si un israelita comía carne que contuviera sangre, evidentemente sin darse cuenta, en aquella ocasión, de que la sangre no había sido escurrida de la carne, tenía que dar pasos para limpiarse de su error involuntario.—Lev. 17:15, 16.
8. ¿Es sangre animal lo que se prohíbe, o humana? (2 Sam. 23:14-17)
8 Si no se había de ingerir como sustento la sangre animal que representaba vida, eso de seguro sería más cierto aún con relación a la sangre humana. Podemos ver esto fácilmente por lo que ocurrió cuando en cierta ocasión Jesús habló figurativamente acerca de que se comiera su carne y se bebiera su sangre. Algunos discípulos judíos que no discernieron que él solamente estaba usando símbolos se escandalizaron y lo abandonaron. (Juan 6:60-66) Sí, el pensamiento de ingerir sangre, fuera animal o humana, les era aborrecible a los que se preocupaban por el punto de vista de Dios.
UN REQUISITO CRISTIANO
9. ¿Cómo se pudiera mostrar que esto aplica a los cristianos también?
9 Pero quizás usted haya oído la alegación de que la prohibición de la sangre por la Biblia no aplica a cristianos. ¿Cuál es la realidad? En el año 49 E.C. se tomó una decisión en cuanto a este asunto durante una conferencia de los apóstoles y otros ancianos cristianos en Jerusalén. Con la guía asegurada del espíritu santo de Dios aquel concilio llegó a la conclusión de que los cristianos no tenían que observar la ley mosaica. Pero ¿qué había de cosas de las cuales se hubiera mostrado que eran incorrectas aun antes de que se diera a Israel el código de la Ley? El concilio escribió lo siguiente a las congregaciones cristianas:
“Al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos y de sangre y de cosas estranguladas [de modo que se dejara sangre en ellas] y de fornicación.”—Hech. 15:19, 20, 28, 29.
10-12. ¿Qué evidencia muestra que Hechos 15:28, 29 no se dio solo para observación temporera?
10 En “Origen y comienzos del cristianismo,”a el profesor Eduard Meyer dijo que el significado de “sangre” en Hechos 15:29 era “el participar de sangre que se prohibía por medio de la ley (Gén. 9:4) impuesta a Noé y por eso a la humanidad en conjunto.” Y, aunque muchos clérigos dicen que el requisito de Hechos 15:28, 29 era solo un paso temporáneo para evitar ofender a los judíos, el profesor Meyer informa que más de siglo y cuarto después la ‘prohibición sobre participar de sangre tenía observación general’ entre los cristianos. Como prueba de esto, cita lo que sucedió en 177 E.C., cuando enemigos religiosos levantaron contra los cristianos de Europa la acusación de que éstos devoraban a niños de tierna edad. Una joven respondió: “¿Cómo puede ser que nosotros devoremos a niños de tierna edad... nosotros, a quienes no nos es lícito comer la sangre de bestias?”
11 Muchos escritos del siglo segundo y tercero prueban que los cristianos de aquel tiempo se daban cuenta de que la prohibición no era una cosa del pasado; aplicaba a ellos. De hecho, The Works of the Rev. Joseph Bingham (Las obras del Revdo. Joseph Bingham) dice esto:
“Era la costumbre de la Iglesia Católica, casi hasta el tiempo de San A[gustín], abstenerse de comer sangre, en cumplimiento de la regla dada por los Apóstoles a los conversos gentiles: por lo tanto, por las leyes más antiguas de la Iglesia todos los clérigos estaban obligados a abstenerse de ella bajo pena de degradación [remoción del puesto].”
Entonces, ¿por qué no se apegan hoy a esta “regla” las iglesias de la cristiandad? Los comentarios hechos por Martín Lutero señalan a la respuesta. Aunque Lutero se inclinaba personalmente a rechazar todos los concilios, dijo esto acerca de Hechos 15:
“Ahora bien, si deseamos tener una iglesia que se amolde a este concilio (como es correcto, puesto que es el primer y principal concilio, y fue celebrado por los apóstoles mismos), tenemos que enseñar, y con insistencia, que desde ahora en adelante ningún príncipe, señor, ciudadano ni campesino coma ganso, gama, ciervo ni cerdo cocinados en sangre, . . . [y] tienen que abstenerse especialmente del embutido rojo y la morcilla, . . . Pues bien, que empiece el que quiera o pueda a poner a la cristiandad en conformidad con este concilio; entonces yo lo seguiré gustosamente.”
Él pensaba que, debido a que el obedecer la decisión de Hechos 15:28, 29 era difícil y el desconocimiento de ella era tan común, sería imposible exigir a todos los que asistían a las iglesias que la siguieran. Por eso él tampoco iba a hacerlo.
12 Martín Lutero y muchos de su día quizás no hayan estado dispuestos a obedecer la ley de Dios, y hoy la mayor parte de la gente de la cristiandad quizás no esté dispuesta a hacerlo. ¡Pero los testigos cristianos de Jehová están dispuestos a obedecerla!
LA SANGRE EN EL CAMPO MÉDICO
13, 14. (a) ¿Cómo pudiera usted ayudar a alguien a ver que la prohibición bíblica abarca transfusiones de sangre humana? (b) ¿Por qué estaría en armonía con los ejemplos registrados en la Biblia el rechazar una transfusión?
13 Como vimos desde el principio, el campo de la medicina es una zona en la cual a veces se convierte en cuestión polémica la obediencia a la ley de Dios acerca de la sangre. Muchas personas consideran que las transfusiones de sangre que en la cantidad de millones se dan anualmente son una parte necesaria y salvadora de vidas de la medicina moderna. Sin embargo, los cristianos verdaderos, en vez de guiar su pensamiento y conducta por el punto de vista que ha llegado a dominar recientemente entre los hombres de la medicina, tienen que mantener en primer lugar en la mente lo que Dios ordena: ‘Absténganse de sangre.’
14 Es verdad que cuando la Biblia fue escrita no había transfusiones de sangre. Sin embargo, lo que la Palabra de Dios dice ciertamente abarca la práctica de transfundir sangre. El médico que le prohíbe cierto antibiótico a un paciente que es alérgico a ese antibiótico no solo estaría prohibiendo así que el paciente lo tomara oralmente, sino que también estaría prohibiendo que lo tomara por inyección. De manera similar, el mandato de Dios acerca de ‘abstenerse de sangre’ prohíbe ingerirla por la boca así como recibirla en las venas por inyecciones. Además, la Biblia indica claramente que la ley divina no había de pasarse por alto ni siquiera durante una emergencia que pudiera representar una amenaza para la vida. (1 Sam. 14:31-35) Muchos de los siervos aprobados de Dios han estado dispuestos a encararse a peligros y hasta a la muerte más bien que violar los principios bíblicos y su integridad a Jehová. (Dan. 3:8-18; Heb. 11:35-38) Han tenido confianza plena en el poder que Dios tiene para restaurar la vida, y creen estas palabras de Jesucristo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir.”—Juan 11:25; 5:28, 29.
15. ¿Por qué no es irrazonable desde el punto de vista médico el que uno rehúse recibir transfusiones?
15 Pudiera ser una sorpresa para muchas personas el enterarse de que el rehusar sangre y solicitar terapias de alternativa puede tener ventajas médicas. Esto se debe a que se va haciendo cada vez más patente que hay muchos y variados riesgos asociados con las transfusiones.b Note, por ejemplo, la respuesta que dio un médico a una carta que le escribió una señora que después de haber sido sometida a cirugía a corazón abierto desarrolló hepatitis, una enfermedad que causa miles de muertes anualmente. El Dr. Robert Mendelsohn, columnista médico de un periódico, dijo que esto no le sorprendía, y añadió:
“En algunos centros médicos prominentes, [una] relativamente significativa cantidad de operaciones a corazón abierto con el uso de sustitutos sanguíneos se han ejecutado con buenos resultados en pacientes que son testigos de Jehová, quienes rechazan las transfusiones de sangre humana. . . . Quizás todos nosotros los que necesitemos cirugía que parezca exigir transfusiones de sangre deberíamos preguntar a nuestros cirujanos si ellos están familiarizados con estos informes científicos. Esto quizás pueda darnos a todos la misma baja incidencia de hepatitis postoperatoria como resultado de transfusiones y otras ventajas de las cuales ahora disfrutan exclusivamente los Testigos.”—The Idaho Statesman, 15 de feb.° de 1978, pág. 8C.
16. ¿Qué muestra la experiencia en cuanto a la ejecución de operaciones quirúrgicas sin el uso de sangre?
16 La cirugía a corazón abierto es solo una de muchas operaciones que médicos valerosos han descubierto que son posibles sin sangre. Por ejemplo, recuerde el caso que mencionamos al principio, el de la Testigo de 52 años de edad que necesitaba cirugía abdominal debido a una úlcera sangrante. Cuando su recuento sanguíneo bajó al crítico punto bajo de 4, un juez federal autorizó una transfusión. Pero el esposo de ella la transfirió a otro hospital donde la norma era respetar los deseos del paciente. ¿Cuál fue el resultado final de esto? Encabezamientos periodísticos anunciaron más tarde: “La fe triunfa para pareja que rechazó transfusión de sangre.” ¡Ella se recobró!
17. ¿Qué aspectos morales de las transfusiones de sangre deben considerarse?
17 Muchos médicos que piensan cuidadosamente las cosas están llegando también a comprender los aspectos morales del asunto, y llegan a la conclusión de que los pacientes tienen el derecho de decidir si aceptan o no cierto tratamiento. El Dr. D. Goldstein escribió: “Prescindiendo de lo seguro que esté de que la terapia que él recomienda es la única que preservará la vida, ningún médico tiene el derecho moral de rechazar arbitrariamente el escrúpulo religioso de un paciente.” Algunos médicos que habían tratado a niñitos Testigos que tenían cáncer explicaron:
“La decisión nuestra de cumplir con las solicitudes de ellos de limitar nuestra terapia por medio de retraernos de usar transfusiones se basó en dos factores. Primero, cada uno de estos niños tenía una enfermedad que era potencialmente fatal, y no podíamos predecir un resultado de éxito sin duda significativa. Segundo, reconocimos que al tiempo de una enfermedad que amenaza la vida, se magnifica la necesidad de que en los padres haya una fe que no haya sido sacudida.”—Pediatrics, dic.° de 1977, pág. 919.
18. ¿Cómo entra en el cuadro la fe con relación a las transfusiones?
18 La fe que tienen los cristianos verdaderos, y en armonía con la cual están firmemente resueltos a vivir, envuelve fe en el poder salvador de la sangre de Cristo. (Rom. 3:25; Heb. 13:12; 1 Juan 5:5, 6) Jamás habrá otra sangre de la cual puedan obtener vida eterna. (Heb. 10:29-31) Por eso su destino eterno está enlazado con su fidelidad a Jehová. Esto incluye el que sean obedientes a lo que él dice acerca de la sangre.
LUCHE POR ESTAR LIBRE DE CULPA POR SANGRE
19. ¿Qué actitud deben tener los cristianos en cuanto a culpa relacionada con sangre? (Sal. 26:9; 55:23)
19 Ciertamente es correcto que los cristianos se esfuercen solícitamente por evitar todo transgredir contra la ley de Dios acerca de la sangre, sea en sentido médico o en otro sentido. La violación de esa ley haría que uno fuera culpable delante de Dios. El rey David manifestó la actitud que tenemos que atesorar. Oró: “Líbrame de la culpa de derramamiento de sangre, oh Dios el Dios de mi salvación.”—Sal. 51:14.
20. ¿Cuáles son algunas maneras en que se pudiera incurrir en culpa por sangre?
20 Muchas personas piensan en la culpa por sangre únicamente en términos del asesinato deliberado. Ciertamente Dios ha demostrado que odia tal derramamiento de sangre. (Sal. 5:6; Pro. 6:16, 17) Pero las Escrituras muestran que, debido a que la sangre es sagrada, se pudiera incurrir en cierta medida de culpa hasta por causar la muerte de alguien involuntariamente. (Deu. 22:8; Núm. 35:15-33; Éxo. 21:29) ¿Manifestamos nosotros personalmente alta estima para la vida y la sangre en nuestros asuntos cotidianos? Esa estima, por ejemplo, debería movernos a ser moderados y cuidadosos cuando conducimos vehículos, a obedecer los reglamentos que tienen por objeto evitar accidentes y a mantener nuestro vehículo en condiciones de conducción que no representen riesgos. De manera similar, debe ejercerse cuidado razonable para eliminar peligros en el hogar o en el negocio de uno, para minimizar la probabilidad de que uno mismo u otras personas se vean envueltos en un accidente fatal. ¿Es ése su punto de vista?
21. ¿Cómo pudiera uno hoy día hacerse indirectamente culpable con relación a la sangre, y por eso, en qué sentido debemos examinarnos?
21 Otro rasgo de evitar culpa por sangre se relaciona con organizaciones o instituciones que tienen culpa por derramamiento homicida de sangre a los ojos de Dios. Por ejemplo, Dios específicamente acusa a Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, de tener culpa por derramar la sangre de adoradores verdaderos. (Rev. 17:6; 18:24; 19:2) Ella ha patrocinado también a instituciones políticas y militares que han derramado mares de sangre a través de los siglos. Un deseo sincero de librarnos de la culpa por derramamiento de sangre exige que nos separemos de las organizaciones de hoy día a las cuales Dios juzga adversamente así, y que ejerzamos cuidado para no apoyarlas. ¿Reflejamos esto en todo aspecto de nuestra vida?
22, 23. (a) ¿En qué otro aspecto de la culpa por sangre debemos interesarnos? (Hech. 18:6) (b) Entonces, ¿a qué debemos estar resueltos con relación a la vida y la sangre?
22 De igual manera podemos desplegar nuestra resolución de mantenernos libres de culpa por sangre por medio de predicar activa y entusiásticamente el mensaje del Reino. (Mar. 13:10) Considere, con relación a esto, el consejo de Dios al profeta Ezequiel antes de la caída de Jerusalén en 607 a. de la E.C. Dios le dijo a Ezequiel que si él, como atalaya, no daba el mensaje de advertencia, se le contaría culpable por la sangre de los israelitas que perecieran. (Eze. 3:17-21; 33:2-16) Sin embargo, ¡qué satisfacción podemos tener si cumplimos con nuestra responsabilidad cristiana de difundir la verdad acerca del fin venidero de este inicuo sistema y acerca del paraíso que vendrá después! El hacer esto le permite a uno sentirse como se sintió el apóstol Pablo, quien dijo a unos ancianos cristianos: “Yo estoy limpio de la sangre de todo hombre, porque no me he retraído de decirles todo el consejo de Dios.” (Hech. 20:26, 27) ¡Qué privilegio! Mientras personalmente evitamos culpa relacionada con la sangre, podemos ayudar a otras personas a obtener la vida eterna por el ejercicio de fe de éstas con relación a la sangre de Cristo.
23 Por eso, aunque la mayoría de las personas quizás no sepan lo que Dios dice y consideren la sangre como simplemente algo que sustenta temporalmente la vida humana, no es así entre los cristianos verdaderos. Nosotros, fundándonos en la Palabra de Dios, apreciamos el punto de vista de Jehová en cuanto a la vida y la sangre. Estemos resueltos a defender ese punto de vista y a vivir en armonía con él.
[Notas]
a Ursprung und Anfänge des Christentums (1962), págs. 186, 187.
b Para detalles, vea Los testigos de Jehová y la cuestión de la sangre (1977), págs. 40-49.
[Ilustración de la página 25]
Evite culpa respecto a la sangre por (1) comer sangre, (2) ser parte de organizaciones con culpa por sangre (3) no advertir a la gente sobre el día de juicio
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Se necesitan más “obreros”... ¿puede usted participar?La Atalaya 1978 | 1 de noviembre
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Se necesitan más “obreros”... ¿puede usted participar?
JESÚS inició un trabajo que ha llegado a ser tan importante que el futuro de la humanidad depende de su resultado. Él se comparó a un ‘sembrador de semilla excelente.’ En contraste, pintó al Diablo como sembrador de “mala hierba” de ningún valor. Tanto la semilla excelente como la mala hierba continuarían creciendo juntas hasta la “siega” en “la conclusión del sistema de cosas,” cuando los “segadores” angélicos gozosamente recogerían el fruto de la semilla excelente y quemarían la “mala hierba.”—Mat. 13:36-43.
Jesús instituyó la obra de predicar y hacer discípulos. Por tres años y medio dedicó su tiempo y energías exclusivamente a esta obra. Entrenó discípulos y los envió a entrenar a otros. Habiendo comenzado desde un principio pequeño, esta obra finalmente llegaría hasta “la parte más lejana de la tierra.” (Hech. 1:8) Su culminación vendría precisamente antes del “fin”... cuando el mensaje del Reino habría sido ‘predicado en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.’ (Mat. 24:14) Todo confirma el hecho de que hemos llegado a la “conclusión del sistema de cosas,” lo cual nos pone en el antitipo del tiempo de la “recolección” que culminaba con la fiesta de las cabañas entre los judíos. (Éxo. 23:16) Por consiguiente, se está separando para vida o muerte a la gente buena y la mala, personas a quienes Jesús comparó con “ovejas” y “cabras.”—Mat. 24:3-8; 25:31-46.
En lo que se refiere al futuro de la humanidad, ninguna obra o trabajo se puede comparar con esta obra en urgencia o importancia. Nunca se repetirá. El tiempo que queda para terminar este trabajo es corto. Los campos ya están “blancos para la siega.” (Juan 4:35) Hay mucho que hacer y la tardanza innecesaria puede ser costosa. Hay la potencialidad de una abundante cosecha, pero “los obreros son pocos,” y esto produce una solicitud urgente de ‘enviar más obreros.’—Mat. 9:37, 38.
El arreglo de precursor auxiliar ha resultado ser una excelente oportunidad para que muchos suministren más ayuda con relación al logro de esta urgente tarea. ¿Le es posible a usted participar?
NUESTRO ESFUERZO... CAUSA DE GOZO
Todo el que está familiarizado con la vida en una comunidad agrícola sabe que
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