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  • La verdad del Reino penetra en el “Gibraltar del norte”
    La Atalaya 1978 | 15 de octubre
    • La verdad del Reino penetra en el “Gibraltar del norte”

      MUCHAS son las personas que no saben dónde se encuentra el Gran Ducado de Luxemburgo. Pero Jehová Dios sabe. No hay país, ni pueblo, ni isla ni ningún otro local que sea tan pequeño que nuestro Creador lo pase por alto. Él está haciendo que las “buenas nuevas del reino” bajo Cristo Jesús se prediquen “en toda la tierra habitada.” (Mat. 24:14) Sí, Jehová desea que su palabra para hoy se predique en Luxemburgo, también, y ese mensaje está logrando excelente progreso aquí.

      Luxemburgo es un país ubicado continente adentro en la Europa occidental, rodeado por Bélgica, Francia y la República Federal de Alemania. El Gran Ducado tiene fama de contener no menos de 130 castillos. De hecho, sus principios se basaron en la compra de una pequeña fortaleza, Lucilinburhuc, por Sigfrido, conde de Moselania. Eso fue allá en el siglo diez. Desde ese tiempo en adelante, Luxemburgo aumentó en importancia como un inconquistable “Gibraltar del norte,” hasta que las fortificaciones de su capital fueron arrasadas en 1867.

      EL CONTROL RELIGIOSO RESULTA INÚTIL

      Por mucho tiempo los adherentes del catolicismo romano se esforzaron por hacer que Luxemburgo fuera tan impenetrable para otras enseñanzas religiosas como las fortificaciones militares lo habían sido para los ejércitos que habían atacado. El Dr. Joseph Meyers escribe en su libro Geschichte Luxemburgs (Historia de Luxemburgo): “Los Habsburgos de España otorgaron a la iglesia su protección plena y se esforzaron, por todo medio, por promover la disposición religiosa del pueblo. Se persiguió a los liberales y disidentes.” (Cursivas nuestras.)

      Entre estos “medios” estuvieron por lo menos 30.000 “procesos contra la brujería” entre los siglos 15 y 17. Aproximadamente dos terceras partes de éstos terminaron en la muerte del acusado. El Dr. Meyers añade: “El Consejo Provincial controlaba a los que preparaban libros y a los que los vendían, de modo que no llegara ninguna literatura prohibida a la gente.”

      Desde aquellos tiempos de densa oscuridad espiritual, los desenvolvimientos relacionados con el gobierno de Luxemburgo y el papel del país en los asuntos europeos han sido cada vez menos conducentes a intentos por cegar en sentido religioso a la gente. El gobierno ha manifestado una actitud cada vez más imparcial y liberal para con grupos religiosos que no son la Iglesia Católica Romana. Además, el tráfico internacional en el país —de carácter político, financiero, comercial, o con relación al turismo y mediante las vías de comunicación de noticias— ha ampliado el punto de vista del luxemburgués de término medio.

      Aun así, no hace mucho el clero católico todavía hizo esfuerzos por reprimir la distribución de la literatura de otras religiones. El 4 de octubre de 1958, el periódico Luxemburger Wort, controlado por el clero, advirtió contra los “Estudiantes Sinceros de la Biblia o lo que se llamen,” refiriéndose en realidad a los testigos de Jehová. “Su literatura está en el Índice Romano de libros prohibidos,” dijo el periódico. “Uno no debe ni leerla, ni tenerla ni pasarla a otras personas.”

      La población de Luxemburgo es aproximadamente 95 por ciento católica romana. Por eso, ciertamente no sería de esperarse que alguna religión “extranjera” (es decir, una religión que no se impusiera por fuerza a la gente por los desenvolvimientos históricos, como sucedió en el caso del catolicismo romano) tuviera mucho éxito aquí. Sin embargo, Dios ha determinado que las “buenas nuevas del reino” se prediquen “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones,” entre ellas Luxemburgo. Y de seguro que Jehová es lo suficientemente fuerte como para hacer lo que se propone. (Isa. 55:11) Por eso, la obra de proclamar el Reino como la única esperanza para la humanidad ha alcanzado gran expansión aquí en el pasado y continúa adelantando.

      TRABAJADORES DE TIEMPO COMPLETO HACEN SU PARTE

      Misioneros entrenados en la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower que fueron enviados aquí han hecho una contribución muy valiosa a esta expansión. Por ejemplo, dos de ellos hablaron a un hombre que anteriormente se inclinaba hacia el comunismo y el pensamiento ateo. Él informa: “Para mí, Dios no existía. Pero yo pensaba que los testigos de Jehová, que me hablaban mientras efectuaban su trabajo de casa en casa, eran muy buenas personas. Por eso, les dejaba hablarme de lo que quisieran... ¡después que no fuera acerca de Dios! Y hacía que dejaran sus maletines con libros fuera de la casa. Pero cierto día de verano una pareja casada llegó a mi puerta. Mi hogar estaba en medio de una zona boscosa donde se podía respirar mucho aire bueno y limpio. Por eso, la pareja me habló acerca del excelente lugar donde yo vivía. Por el acento de ellos, me di cuenta de que eran forasteros. El hombre era americano y la mujer canadiense. Puesto que yo tengo un hijo que vive en el Canadá, entramos en una conversación interesante e invité a la pareja a entrar en casa.

      “Tan pronto como supe que el hombre era misionero de los testigos de Jehová, deseé no haberlos invitado a entrar. Pero, por cortesía, les dejé permanecer. Además, me vi obligado a admitir que lo que me estaban diciendo era la verdad. Ellos siguieron visitándome y comenzaron un estudio bíblico conmigo. Aquello cambió toda mi actitud. No fume más, y dejé de beber en demasía y empecé a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová. Nadie se sintió más feliz por los cambios que hice en mi vida que mi esposa, y ella se unió a mi nueva forma de adoración.”

      Más de 30 de los 775 proclamadores del Reino que hay en Luxemburgo están en el servicio misional o el de “precursor especial.” La sucursal de la Sociedad Watch Tower aquí también atiende la parte de habla alemana de Bélgica. En esa zona hay 10 precursores especiales, en comparación con un total de 60 publicadores.

      Estos trabajadores de tiempo completo, o precursores, aman su actividad de testificar y a la gente de sus territorios. A veces, sin embargo, las dificultades que se presentan pueden hacer que surja la pregunta: ¿Me veré obligado ahora a abandonar mi servicio de precursor? Por ejemplo, sucedió que una precursora especial se fracturó una pierna, y la fractura era complicada. El médico le dijo que ella no podría andar bien por aproximadamente seis meses. ¿Qué haría ella? Esta es su respuesta:

      “Oré a Jehová sobre mi problema, y entonces me resolví a empezar a hacer algo en cuanto a él. Empecé a escribir cartas, usando las direcciones de personas a quienes otros hermanos y hermanas de la congregación no habían hallado en sus hogares mientras efectuaban su obra de casa en casa. Además, en los periódicos hallé direcciones de personas que estaban interesadas en un intercambio de correspondencia con otras. Por todo el hospital se llegó a saber que yo estaba escribiendo mis cartas, y de qué estaba escribiendo. Por eso, tuve la oportunidad de dar un buen testimonio a los médicos que me mencionaron el asunto.

      “El médico director quiso leer una o dos de mis cartas. Otra persona, una doctora que trabajaba en el laboratorio, me dijo que tan pronto como yo pudiera usar una silla de ruedas debería ir a visitarla, porque me quería hacer unas cuantas preguntas. Posteriormente hice esto varias veces. Muchos pacientes venían de otros cuartos y yo les contestaba las preguntas que tenían, usando para ello mi Biblia. Pude distribuir mucha literatura en el hospital, y cada día tenía mi horario personal para efectuar mi testimonio. Así, pude mantener mi actividad de precursora especial durante los seis meses en que estuve recuperándome.”

      AUMENTO CON RELACIÓN AL REINO EN MEDIO DE PROSPERIDAD MATERIAL

      Debido a un celo como ése, y, sobre todo, debido al apoyo de Jehová a la predicación del Reino aquí, ahora hay un testigo de Jehová por cada 461 personas en el Gran Ducado de Luxemburgo y uno por cada 967 en la parte de habla alemana de Bélgica. Además, en 1977 un total de 1.709 personas asistieron a la celebración de la Cena del Señor, lo cual representa una proporción de una persona por cada 248 residentes en el territorio de la sucursal. Por eso, no toda persona en Luxemburgo se adhiere estrictamente a su lema nacional: “Queremos seguir siendo lo que somos.” Es cada vez mayor la cantidad de personas de este pueblo amigable y hospitalario en cuya mente ‘razonamientos fuertemente atrincherados y cosas encumbradas que se levantan contra el conocimiento de Dios’ están siendo derribados.—2 Cor. 10:4, 5.

      Aunque Luxemburgo tiene solo aproximadamente 357.000 habitantes, es un país muy próspero. El Gran Ducado ha ocupado la primera posición en el Mercado Común con relación al comercio con el extranjero. En 1973 estaba en segunda posición en la cantidad de teléfonos y camas de hospital por cabeza. A principios de 1974, estaba en primer lugar en el Mercado Común en lo referente a automóviles en comparación con su población. Las cifras en cuanto a viviendas e ingreso dan testimonio también de la alta norma de vida. Según presenta el asunto American Overseas Shopping and Services Guide (Guía americana para ventas y servicios en el extranjero): “Hay un encantador ambiente de bienestar; porque no hay contrastes evidentes entre gente intelectual acomodada y gente pobre y humilde. Todo el mundo tiene suficiente, todo el mundo está contento.”—Edición vigésima, pág. 389.

      Como resultado de esa prosperidad material, hay muchas distracciones. Pero los testigos de Jehová en este lugar aprovechan toda oportunidad, por pequeña que sea, para difundir el mensaje del reino de Dios. Se han logrado resultados especialmente buenos al testificar informalmente dentro de las familias y entre los amigos, conocidos y compañeros de trabajo. Las siguientes declaraciones de un hombre cuya esposa era Testigo ilustran bien esto:

      “Cierto día, mi esposa me preguntó si quería invitar a un superintendente viajero de los testigos de Jehová a cenar en casa. Puesto que yo no tenía nada contra lo que consideraba las ‘raras ideas’ de ella, dije que estaría bien. Así que el superintendente de circuito vino.

      “Durante la cena, consideramos varios temas. Sin embargo, cada vez que la conversación se inclinaba hacia un asunto bíblico, yo dejaba de hablar. Con el tiempo, empezamos a considerar las aficiones. Yo estaba interesado en la historia, especialmente la historia antigua. El superintendente de circuito me pidió que obtuviera mi léxico y me leyó los nombres de algunos emperadores y sus imperios. A mí me interesaba hablar acerca de ellos, pero cada vez que yo mencionaba un nombre, él sacaba su Biblia y me daba más información acerca de la persona y nación en particular. De ese modo, probó que la Palabra de Dios es confiable. Cuando nuestra conversación ya iba a terminar y el superintendente viajero salió de nuestra casa —a las tres de la mañana— sentí la gran importancia de lo que había oído y sencillamente me senté a llorar. Había empezado a poner fe en las ‘buenas nuevas’ y me resolví a continuar adelantando.

      “Varios meses después fui bautizado como otro nuevo testigo para el nombre y el reino de Jehová y su Hijo, Jesucristo. Mi fe recientemente adquirida me ayudó a librarme de la esclavitud al tabaco, también. Yo solía fumar 50 cigarillos al día, como promedio, pero dejé de fumar por completo un mes antes de bautizarme. Es inconmensurable la felicidad que siento por estar en la verdad.”

      LLEGANDO A ‘TODA CLASE DE PERSONAS’

      Hasta dentro de los límites de Luxemburgo se puede observar fácilmente el cumplimiento de la comisión que Jesús dio a sus verdaderos seguidores: “Vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo.” (Mat. 28:19, 20) Como informa el libro Luxembourg, paysages du grand-duché (Luxemburgo, paisajes del gran ducado), para 1975 la cantidad de residentes forasteros aquí ya había pasado del 23 por ciento de la población total, la más alta proporción de obreros extranjeros en cualquier nación del Mercado Común. Estos trabajadores extranjeros hacen más notable el ambiente ya muy internacional que se observa en el país.

      Aquí en Luxemburgo hay tres idiomas que tienen uso casi universal: el luxemburgués, el alemán y el francés. Y una buena cantidad de personas pueden hablar el inglés también Por eso, los testigos nativos pueden ayudar a personas de habla francesa, alemana e inglesa que vengan de otras naciones. De ahí que la obra del reino vaya progresando bien entre todos los grupos de diferentes idiomas aquí. ¿Cuántas congregaciones de testigos de Jehová hay en el territorio de nuestra sucursal? Trece alemanas, tres italianas, dos portuguesas y una francesa. Ciertamente la verdad está llegando a ‘personas de toda clase’ en este país.—1 Tim. 2:3, 4.

      Prescindiendo del mucho esfuerzo que hagamos por ayudar a otros espiritualmente, tiene que reconocerse que somos “colaboradores de Dios.” Es verdad que nosotros plantamos, regamos y cultivamos las semillas de la verdad, pero Jehová da el aumento. (1 Cor. 3:6-9) Esto se ha manifestado claramente vez tras vez. Por ejemplo, un hermano escribe:

      “Un día dos señoras de edad avanzada, testigos de Jehová, me visitaron. Aunque por mucho tiempo yo había deseado hallar la religión verdadera, no les di mucha cooperación. Después de la visita, oré a Dios que me ayudara a hallar la verdad real. Pronto, las dos señoras me visitaron de nuevo. Una vez más rechacé su mensaje. Sencillamente no podía creer que, de entre toda la gente que hay, fueran los testigos de Jehová quienes tuvieran la verdad. Pero de nuevo las dos señoras me visitaron. La tenacidad de ellas me dejó pasmado. Para mí tenía que haber una sola explicación: Estas señoras habían sido enviadas por Dios como respuesta a mis oraciones. Por eso, esta vez empecé a hacerles muchas preguntas y ellas hicieron arreglos para que un hermano me visitara y comenzara un estudio de la Biblia conmigo en mi casa.”

      Sí, el factor importante no es el poder de expresión hablada de uno en esos casos. Es Dios quien da el aumento. Y Jehová Dios no pasa por alto el clamor de siquiera la persona más distante o humilde. Él tiene un oído que oye para con todos los que sinceramente le invocan y le piden la verdad.—Hech. 10:34, 35.

      A pesar de todos los logros económicos, financieros y políticos de Luxemburgo aquí en Europa, son muchas las personas que no se atreverían a decir dónde se encuentra este país. Pero es patente que Jehová Dios sabe. Ciertamente él está alerta con relación al clamor de los que aman la verdad y la justicia aquí. Por medio de sus testigos fieles Dios está haciendo que las “buenas nuevas” se declaren en todas las naciones como testimonio final y como mensaje de vida a cualquier y toda persona que este dispuesta a aceptarlo. Nada —ni fortificaciones físicas ni religiosas eregidas por los opositores— evitará que Jehová llegue a las personas de corazón honrado y haga que su obra llegue a una culminación gloriosa y fructífera.—Mar. 13:10; Rom. 8:38, 39.

  • El Sermón del Monte... “No juren de ninguna manera”
    La Atalaya 1978 | 15 de octubre
    • El Sermón del Monte... “No juren de ninguna manera”

      DESPUÉS de considerar el adulterio y el divorcio, Jesús dirigió su Sermón del Monte al tema de las declaraciones juradas. Dijo: “Otra vez oyeron ustedes que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes jurar y no cumplir, sino que tienes que pagar tus votos a Jehová.’”—Mat. 5:33.

      Los judíos que oían a Jesús sabían que, por lo que decía la ley mosaica, sus antepasados habían oído mucho acerca de hacer declaraciones juradas. A veces, el jurar era obligatorio. (Éxo. 22:10, 11; Núm. 5:21, 22) Repetidamente la Palabra de Dios da énfasis a la importancia de cumplir los votos hechos.—Núm. 30:2, 3; Deu. 23:21-23; Ecl. 5:4, 5.

      “Sin embargo, yo les digo,” continuó Jesús: “No juren de ninguna manera, ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza debes jurar, porque no puedes volver blanco o negro un solo cabello.”—Mat. 5:34-36.

      ¿Era la intención de Jesús abolir todos los juramentos y votos? No, porque la ley de Dios que mandaba jurar en ciertas ocasiones todavía estaba en vigor. (Gál. 4:4) Cuando estuvo siendo sometido a juicio delante del sumo sacerdote, Jesús mismo no objetó a que se le pusiera bajo juramento. (Mat. 26:63, 64) Cuando Jesús dijo que la gente ‘no debe jurar de ninguna manera,’ se estaba refiriendo a un deterioro y perversión del hacer juramentos. ¿Por qué?

      Las declaraciones juradas que se mencionan favorablemente en la Biblia siempre tenían que ver con asuntos de gran importancia, como decisiones que tenían que ver con la adoración verdadera, el hacer pactos

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