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  • ¿Puede usted aguantar las pruebas con éxito?
    La Atalaya 1978 | 1 de diciembre
    • Cristo, y el amor de sus hermanos cristianos. Y puede alegrarse de poder ayudar a otros por medio de impartirles las “buenas nuevas.” Por estas cosas se puede jactar.

      16. ¿Cómo puede el hermano rico alborozarse “a causa de su humillación”?

      16 En cuanto al rico que ha llegado a ser cristiano, puede alborozarse “a causa de su humillación.” Ahora no es su riqueza lo que en realidad cuenta. El espíritu de Cristo, en vez de ser un espíritu de altivez, algo que con frecuencia es producto de las riquezas, es un espíritu de humildad mental y humildad de disposición. (Fili. 2:3-8) El cristiano puede regocijarse por comprender que ahora puede, por la bondad inmerecida de Dios, discernir “el poder engañoso de las riquezas” y que no son las riquezas aquello en que se deba poner confianza. (Mat. 13:22) Además, se da cuenta de que el dedicar tiempo y esfuerzo a acumular riquezas mundanas es cosa inútil y tiende a destruir la espiritualidad y con frecuencia la salud del individuo. Santiago da las razones de esto: “Porque cual flor de la vegetación pasará.” El individuo sabe que sus riquezas no le imparten a su vida mayor duración. “Porque sale el sol con su calor abrasador y marchita la vegetación, y su flor se cae y perece la belleza de su apariencia externa. Así, también, el rico se desvanecerá en sus maneras de proceder en la vida.”—Sant. 1:10, 11.

      17. Explique la descripción que da Santiago de lo que sucede en el caso del rico y su “belleza.”

      17 El sol marchita la vegetación y hace que la belleza de ésta desaparezca. De la misma manera, cuando el rico envejece y muere, el esplendor de la riqueza que lo rodea y ‘embellece’ se va. Por supuesto, el pobre también muere, pero él nunca presentó la bella apariencia floreciente del rico. Pero esta “belleza” del rico pasa a las manos de sus herederos y otras personas, y con frecuencia sucede que el acopio de riquezas e influencia que él estuvo edificando se disuelve o las metas que tenía son puestas a un lado. Mientras está “en sus maneras de proceder en la vida,” quizás en un viaje de negocios o mientras está llevando a cabo un plan para conseguir más riquezas, muere. En muchos casos la muerte del rico sucede antes de que haya tenido la oportunidad de disfrutar de sus riquezas. Por otra parte, el rico que llega a ser cristiano puede hasta disfrutar de sus riquezas materiales por usarlas para dar adelanto a los intereses del reino de Dios. Por lo general puede hacer arreglos para dedicar más tiempo a proclamar las “buenas nuevas” y puede contribuir al mantenimiento de lugares de reunión y a la promoción de la obra del Reino como se hace por todo el mundo.

      LAS RECOMPENSAS DEL AGUANTE

      18. ¿Qué recompensa describe Santiago para el que aguanta pruebas fielmente?

      18 Aunque en los Sant. 1 versículos 3 y 4 Santiago señala los beneficios inmediatos del aguante, en el versículo 12 da énfasis al resultado final de éste... la recompensa de la firmeza mientras se experimentan pruebas. Escribe él: “Feliz es el hombre que sigue aguantando la prueba, porque al llegar a ser aprobado recibirá la corona de la vida, que Jehová prometió a los que continúan amándolo.” (Sant. 1:12) La “corona de la vida” es el don de la vida que Dios da a “los que continúan amándolo” a través de las muchas pruebas que Dios hace que trabajen juntas para perfeccionar a sus siervos, si ellos aguantan firmemente, sin quejarse, y, con Su ayuda, triunfalmente. (Rom. 8:28) Esto no significa que el individuo se gana el derecho a la vida por sus obras o aguante, porque la vida es el don gratuito por medio de fe en Jesucristo. Pero el cristiano que aguanta ha probado que tiene esa fe. Esta fe es de calidad probada y se le halla fuerte y completa.

      19. Entonces, ¿cuál es el punto de vista cristiano apropiado en cuanto a las pruebas?

      19 Por consiguiente, el cristiano PUEDE aguantar cuantas pruebas le vengan, hasta las más severas. No debe entrar en estas pruebas confiando en su propia fortaleza. Hay que buscar la sabiduría y fortaleza de Dios por medio de la oración en el nombre de Jesucristo, quien, cuando estuvo en la Tierra, puso el ejemplo perfecto de aguante. El cristiano puede confiar plenamente en la seguridad consoladora que da el apóstol Pedro: “Después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él mismo el entrenamiento de ustedes, él los hará firmes, él los hará fuertes.”—1 Ped. 5:10; Rom. 8:35-39.

  • El Sermón del Monte... ‘Que sus dones de misericordia sean en secreto’
    La Atalaya 1978 | 1 de diciembre
    • El Sermón del Monte... ‘Que sus dones de misericordia sean en secreto’

      DESPUÉS de su advertencia sobre la manera apropiada de tratar al congénere de uno, Jesús dio consejo acerca de la clase de adoración que verdaderamente cuenta ante Dios. Empezó esta parte de su Sermón del Monte diciendo: “Cuídense mucho de no practicar su justicia delante de los hombres a fin de ser observados por ellos.”—Mat. 6:1a.

      En este caso, “justicia” significa conducta que se amolda a la norma divina de lo que es correcto. (Compare con Mateo 5:6, 20.) Dios desea que la gente despliegue justicia en todo aspecto de la vida. Esto debe incluir las acciones de la persona cuando está sola y sus relaciones con Dios y los congéneres humanos.

      Las palabras de Jesús no quieren decir que nunca se deben hacer actos de piedad delante de otras personas, porque eso sería contrario al consejo que él dio anteriormente en el sentido de que los que le oyeran ‘dejaran resplandecer su luz delante de los hombres.’ (Mat. 5:14-16) Pero el motivo jamás debería ser “para ser observados por ellos.” El individuo no debe procurar hacerse un espectáculo como si estuviera en el escenario de un teatro.

      Jesús declaró lo siguiente a todos los que pudieran inclinarse a ostentar como en un teatro sus virtudes: “No tendrán galardón con su Padre que está en los cielos.” (Mat. 6:1b) Ese ‘galardón del cielo’ que incluye una relación íntima con Dios y las bendiciones eternas de su gobernación del Reino, no es para individuos que tengan como motivo para adorar a Dios el atraerse atención a sí mismos.

      Para los judíos del primer siglo E.C., tres aspectos principales de la adoración eran el dar limosnas, la oración y el ayuno. Acerca del primero de éstos, Jesús declaró: “Cuando andes haciendo dones de misericordia, no toques trompeta delante de ti, así como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los glorifiquen los hombres.”—Mat. 6:2a.

      La expresión “dones de misericordia” significa donaciones caritativas para el sostenimiento de los empobrecidos. A menudo las Escrituras Hebreas dan énfasis a la importancia de ayudar a individuos necesitados. (Pro. 14:21; 28:27; Isa. 58:6, 7) En tiempos posteriores, cada comunidad judía tenía un fondo para los pobres que se recogía y distribuía desde las sinagogas

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