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Completamente victoriosos por medio de la feLa Atalaya 1979 | 1 de marzo
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18. (a) ¿A qué situación parece que nos acercamos rápidamente? (2 Tes. 1:6-8) (b) ¿Con qué certidumbre podemos contestar la pregunta de Jesús en Lucas 18:8?
18 Recuerde, “el día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche. Cuando sea que ellos estén diciendo: ‘¡Paz y seguridad!’, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente.” (1 Tes. 5:2, 3) Es obvio que las naciones mundanas van acercándose rápidamente a esa situación. Además, a medida que las persecuciones envuelven a un número cada vez mayor de los que componen el pueblo de Jehová por toda la Tierra, nos vemos obligados a hacer la pregunta que el Amo una vez hizo: “¿No hará Dios que se haga justicia a sus escogidos que claman a él día y noche?” Jesús dio la respuesta: “Les digo: Él hará que se les haga justicia rápidamente.” ¿Tiene usted fe en que esto será así? Debería tenerla, porque es dentro de este contexto que Jesús dice: “Cuando llegue el Hijo del hombre, ¿verdaderamente hallará la fe sobre la tierra?”—Luc. 18:7, 8.
19. (a) ¿A qué debemos estar resueltos frente a la oposición? (b) ¿En qué resultará el que despleguemos una fe resuelta?
19 Resolvámonos, pues, a estar firmes en la fe, sí, determinados a seguir ‘firmes en un mismo espíritu, con una misma alma esforzándonos lado a lado por la fe de las buenas nuevas, y en ningún sentido atemorizados’ por nuestros contrarios. (Fili. 1:27, 28) Sabiendo que tenemos a Jehová de parte de nosotros, apoyándonos, podemos decir con el apóstol Pablo: “Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” Podemos estar resueltos a que nada —ni una ola de persecución ni una marea de materialismo— pueda “separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor.” A causa de una fe tan resuelta, y de actividad basada en esa fe, que todos salgamos “completamente victoriosos por medio de aquel que nos amó.”—Rom. 8:31-39.
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Ponderando las noticiasLa Atalaya 1979 | 1 de marzo
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Ponderando las noticias
¿No hay derechos humanos para los inocentes?
● En Inglaterra, un ama de casa de Cheshire deseaba un aborto, pero su esposo objetó, y quiso obtener un entredicho de un alto tribunal para impedir el aborto. Pero el tribunal decidió que el esposo ‘no tiene ningún derecho legal . . . a impedir que su esposa tenga un aborto.’ Ella tuvo el aborto. Así, a los ojos de la ley, el niño destruido no tiene derechos legales tampoco.
En Pensilvania, E.U.A., un juez decidió que no se podía considerar asesinato el haber dado muerte por puñalada a un feto de nueve meses que todavía estaba en el vientre de su madre, puesto que el feto ‘no tenía existencia propia por separado.’ Sin embargo, en pocos días el niño hubiera nacido, y entonces tal muerte habría sido asesinato a los ojos de la ley.
Los que toleran o perdonan el dar muerte a los que no han nacido pudieran preguntarse: ¿cuántos de ellos no se regocijan de no haber estado ellos mismos entre los niños no nacidos que han sido abortados?
La ley de Dios declara este principio: “No mates al inocente.” (Éxo. 23:7) De seguro se podría designar así a las criaturas todavía por nacer. Dios no considera al embrión o feto humano como simplemente un pedazo de tejido carnal, sino como un ser humano en desarrollo cuyos derechos deben ser protegidos.—Sal. 139:13-16.
La realidad es que el quitarle la vida a un inocente que está por nacer está condenado a la vista de Dios, y los que muestran persistente falta de estima a la vida le rendirán cuentas.
Epidemia de embarazos en la adolescencia
● “Declarado muy sencillamente, los Estados Unidos padecen los dolores de una epidemia de embarazos en la adolescencia,” declaró recientemente “Science News.” Estadísticas gubernamentales del último año sobre el cual se publicaron datos, 1976, mostraban que los nacimientos ilegítimos habían aumentado hasta alcanzar la marca de 468.000, más del doble de la cifra de diez años antes. Muchachas adolescentes tuvieron que ver con la mitad de estos nacimientos, 235.300. Además, se calculó que 300.000 adolescentes habían tenido abortos durante aquel año.
Las autoridades dicen que entre las razones principales para esta epidemia de embarazos están las siguientes: Un aflojamiento de los lazos familiares y religiosos; el enorme aumento
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