-
Cuando los niños se descarríanLa Atalaya 1979 | 1 de junio
-
-
vuelvan a sus cabales. Esta esperanza puede ser muy animadora.
Definitivamente, la educación apropiada puede ejercer influencia duradera en los hijos. La Biblia declara: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él.” (Pro. 22:6) Aunque como regla general los hijos que reciben educación apropiada no llegan a ser personas disolutas, algunos sí se descarrían, pero después recobran el juicio. Su experiencia puede ser similar a la del hijo pródigo en una ilustración que Jesucristo dio. Leemos:
“Cierto hombre tenía dos hijos. Y el más joven de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte que me corresponde de la hacienda.’ . . . Más tarde, no muchos días después, el hijo más joven juntó todas las cosas y viajó al extranjero a un país lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo una vida disoluta. Cuando lo hubo gastado todo, ocurrió una severa hambre por todo aquel país, y él comenzó a padecer necesidad. Hasta fue y se colocó con uno de los ciudadanos de aquel país, y éste lo envió a sus campos a guardar puercos. Y deseaba saciarse de las algarrobas que comían los puercos, y nadie le daba nada. Cuando recobró el juicio, dijo: ‘¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan en abundancia, mientras yo aquí perezco de hambre! Me levantaré y haré el viaje a mi padre y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Hazme como uno de tus asalariados.”’”—Luc. 15:11-19.
MANTENIENDO LA ACTITUD CORRECTA
¿Cómo respondió el padre a esto? Puesto que no había empezado a abrigar mala voluntad para con su hijo, respondió con compasión y afecto tierno. La ilustración de Jesús continúa así:
“Mientras estaba él todavía lejos, su padre alcanzó a verlo y se enterneció, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó tiernamente. Entonces le dijo el hijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Hazme como uno de tus asalariados.’ Pero el padre dijo a sus esclavos: ‘¡Pronto! saquen una ropa larga, la mejor, y vístanlo con ella, y pónganle un anillo en la mano y sandalias en los pies. Y traigan el torillo cebado, degüéllenlo y comamos y gocemos, porque este mi hijo estaba muerto y volvió a vivir; estaba perdido y fue hallado.’ Y comenzaron a gozar.”—Luc. 15:20-24.
En armonía con el espíritu de esta ilustración, es necesario que los padres tengan cuidado para no amargarse y hacerse duros para con un hijo o hija que se haya descarriado. De otro modo, puede ser muy difícil el que un hijo cambie, como cambió el hijo pródigo de la ilustración de Jesús.
El buen efecto del amor y la bondad se ilustra bien en el caso de una joven de Ohio, E.U.A., cuyos padres son testigos de Jehová. Vickie, de 15 años de edad, creyendo que no se le permitía suficiente libertad, empezó a rebelarse contra la autoridad de sus padres. Finalmente, a la edad de 17, se mudó a su propio apartamento en un pueblo donde vivía la familia de la madre. Aunque estos parientes no concordaban con lo que Vickie estaba haciendo, trataron de animarla. Finalmente, ¿qué sucedió? La joven relata lo siguiente:
“Yo me sentía muy deprimida, casi hasta el punto de cometer suicidio, y estaba disgustada con el mundo y con la gente que había en él. Por eso me mudé a donde vivía la familia de mi madre. Ellos nunca me regañaron encolerizados ni me hicieron sentir incómoda. Vacilé mucho en cuanto a asistir a las reuniones del Salón del Reino de los Testigos de Jehová, pero fui. El amor y la bondad que todas aquellas personas me mostraron fue tremendamente grande. Jamás se darán cuenta de lo mucho que yo lo aprecié, y lo mucho que me facilitaron el abandonar mi modo de vivir incorrecto.”
Por eso, cuando los hijos se descarrían, los padres no deben apresurarse a abandonar toda esperanza. Aunque odian la maldad, deben evitar endurecerse y amargarse para con sus hijos. Lo más importante es que los padres deben esforzarse por dar un ejemplo excelente y mantener fe firme en Dios.
Eso fue lo que hizo el rey David. Él sufrió muchísimo debido a problemas de familia. Uno de sus hijos se puso absolutamente en contra de él, y quiso quitarle el trono y la vida. Pero David no dejó que esto lo desilusionara y le hiciera dejar de servir a Dios. De hecho, cuando estaba viejo y débil, estimuló de este modo a su hijo Salomón: “Conoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón completo y con alma deleitosa; porque todos los corazones Jehová los está escudriñando, y toda inclinación de los pensamientos la está discerniendo. Si tú lo buscas, él se dejará hallar de ti; pero si lo dejas, él te desechará para siempre.”—1 Cró. 28:9.
Hasta si los propios hijos de uno se hicieran desleales, Jehová Dios no abandonaría a sus siervos devotos. Como el Altísimo sostuvo a David en tiempos de prueba y tristeza, también fortalecerá a su pueblo hoy día de modo que puedan aguantar la angustia, hasta el dolor que puede resultar de que los hijos se hagan delincuentes. De hecho, aunque todos los enlaces de afecto natural se disolvieran, todavía el individuo no estaría solo, abandonado sin remedio. Dijo David: “En caso de que mi propio padre y mi propia madre de veras me dejaran, aun Jehová mismo me acogería.”—Sal. 27:10.
-
-
Un “charlatán”La Atalaya 1979 | 1 de junio
-
-
Un “charlatán”
CIERTOS filósofos de Atenas llamaron al apóstol Pablo un “charlatán.” (Hech. 17:18) La palabra griega que ellos usaron pudiera referirse a ‘un cuervo que recoge semillas.’ En sentido figurado, este término se aplicaba a la persona que recogía sobras de comidas por medio de pedirlas o robarlas. Los filósofos, al usar esta expresión con referencia a Pablo, lo clasificaban como persona que anduviera repitiendo porciones sobrantes de conocimiento, y, de esa manera, lo pintaban como un hablador desocupado.
-
-
Llevando la carga de la injusticiaLa Atalaya 1979 | 1 de junio
-
-
Llevando la carga de la injusticia
“La opresión y la violencia se hallan ante mí, y surgen la querella y la discordia . . . Por eso se embota la ley, y el derecho no resplandece, pues el impío asedia al justo; por ello el derecho se tuerce.”—Hab. 1:3, 4, “Versión Nácar-Colunga.”
1. ¿Cómo da Eclesiastés 1:15 una buena descripción de la condición de los asuntos humanos?
LA OPRESIÓN, la injusticia y el favoritismo son muy comunes en este mundo. Hay una multitud de cosas defectuosas que sencillamente no pueden ser enderezadas, y los defectos que hay en los asuntos humanos son innumerables. Uno de los gobernantes más sabios de los tiempos antiguos, el rey Salomón, dijo: “Lo que se hace torcido no se puede hacer derecho, y lo que falta absolutamente no se puede contar.”—Ecl. 1:15.
LAS ANGUSTIAS QUE CAUSA OBSERVAR LAS INJUSTICIAS
2. ¿Qué han preguntado a veces las personas que aman la justicia, y por qué?
2 Debido a su sentido de justicia, para muchas personas es muy angustioso el ser testigos del éxito aparente de las personas que no son honradas y que no toman en cuenta ni a Dios ni a su semejante. Como el profeta hebreo Habacuc, a veces otros amadores de la justicia han preguntado: ‘¿Por qué no interviene Dios?’—Hab. 1:2-4.
3. (a) ¿Cómo han respondido o reaccionado algunos ante la aparente prosperidad de los inicuos? (b) ¿Quién fue Asaf? (c) ¿Qué reconoció él acerca de cierto período en particular de su vida?
3 Tan perturbador ha sido para algunos siervos de Dios el encararse a la injusticia que se han visto cediendo a graves dudas en cuanto a lo valioso de vivir una vida recta. Eso fue lo que le sucedió a Asaf,a un prominente músico levita que vivió durante el reinado del rey David. Él escribió composiciones que se usaron por muchos siglos en la adoración pública. (2 Cró. 29:30) Junto con Hemán y Jedutún, Asaf ‘profetizó con las arpas, con los instrumentos de cuerdas y con los címbalos.’ (1 Cró. 25:1) Evidentemente aquel profetizar tenía que ver con dar alabanza y gracias a Dios mientras se acompañaban con música instrumental. Es probable que Asaf, Hemán y Jedutún hicieran esto con el sentimiento e intensidad que caracterizaba a los profetas. Además, sus expresiones, con música adaptada a ellas, comunicaban mensajes vitales a los israelitas. Ciertamente Asaf fue altamente favorecido. Sin embargo, durante cierto período de su vida llegó a estar en grave peligro espiritual. En una de sus canciones inspiradas, el Salmo 73, Asaf confiesa lo siguiente: “Mis pies casi se habían desviado, a mis pasos casi se les había hecho resbalar.”—Vers. Sl 73:2.
4. Según Salmo 73:3-9, ¿qué vio Asaf que le pareció angustioso?
4 ¿Qué vio Asaf que tuvo en él un efecto de desequilibrarlo tanto? La respuesta se halla en las palabras de Salmo 73:3-9. Cuando Asaf observó la prosperidad de los inicuos, se agitó envidia en su interior. Hombres sin escrúpulos se jactaban acerca de las riquezas que habían acumulado fraudulentamente. A pesar de su desafuero, parecía que les iba muy bien. Las apariencias externas daban toda señal de que disfrutaban de paz y seguridad. De hecho, a pesar de su vil modo de vivir, ‘no tenían dolores de muerte’; hasta parecía que su vida terminaba de manera apacible, sin horribles dolores de muerte. Tenían suficiente alimento, y no había problemas particulares de salud que les impidieran disfrutar
-