BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Hombres sabios, discretos y experimentados para guiar al pueblo de Dios
    La Atalaya 1979 | 1 de abril
    • su responsabilidad y autoridad con relación a servir y trabajar a favor del rebaño, no son necesariamente iguales en otros respectos. Algunos tienen mucha más experiencia, tanto en la vida como en la verdad, y han adelantado en sabiduría como resultado de años de estudio y esfuerzo serios. Cada uno tiene sus puntos fuertes junto con sus debilidades. Si apreciamos los aspectos fuertes de otros, y nos beneficiamos de éstos, nosotros también podemos ‘dejar que nuestro adelantamiento sea manifiesto a todos.’ (Rom. 12:3-10, 16) Por la ayuda que se suministra por medio de estos pastores humildes, solícitos y temerosos de Dios que poseen conocimiento y perspicacia, se verá realizada la palabra profética y el rebaño de Dios de nuestros días ciertamente ‘llegará a ser muchos y ciertamente dará fruto en la tierra,’ todo para la alabanza eterna de Dios.—Jer. 3:15, 16.

  • Cómo calificar para maestros en la congregación
    La Atalaya 1979 | 1 de abril
    • Cómo calificar para maestros en la congregación

      “¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su conducta excelente sus obras con una apacibilidad que pertenece a la sabiduría.”—Sant. 3:13.

      1. ¿Por qué tiene importancia el que los que sirvan de maestros en la congregación cristiana sean hombres capacitados?

      LA INFLUENCIA de un maestro puede ser provechosa o perjudicial. Esto es especialmente cierto en lo referente a asuntos de adoración. Con relación a los fariseos, Jesucristo dijo: “Guías ciegos es lo que son. Si, pues, un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo.” (Mat. 15:14) Todos los que seguían ciegamente las enseñanzas no bíblicas de los fariseos iban encaminados a la ruina espiritual y la muerte, mientras que los que escuchaban la enseñanza sana del Hijo de Dios estaban en el camino que conduce a la vida. (Mat. 7:13-20, 24-27) El hecho de que haya vidas envueltas en esto hace obligatorio que los que sirvan de ancianos en la congregación cristiana sean hombres capacitados para ello.

      2. ¿Por qué podía decir el apóstol Pablo: “Yo estoy limpio de la sangre de todo hombre”?

      2 Lo que el apóstol Pablo dijo acerca de sí mismo a los ancianos de la congregación de Éfeso muestra que la manera en que el maestro cristiano se encarga de su responsabilidad lo hace culpable de que otros pierdan la vida o lo libra de culpa por ello. El apóstol declaró: “Los llamo para que sean testigos este mismo día de que yo estoy limpio de la sangre de todo hombre, porque no me he retraído de decirles todo el consejo de Dios.” (Hech. 20:26, 27) Si se diera el caso de que ancianos de la congregación de Éfeso se hicieran infieles y empezaran a torcer las Escrituras para su ruina espiritual y para perjuicio de sus compañeros de creencia, esto no podría cargarse en la cuenta de Pablo. (Compare con Hechos 20:29, 30.) Ellos mismos serían culpables de homicidio. El apóstol había hecho cuanto podía para impartirles “todo el consejo de Dios.” No había retenido de ellos nada que fuera necesario para la salvación. No había tenido el deseo de adquirir popularidad por medio de halagos o por evitar consideraciones de asuntos que vigorosamente denunciaran las actitudes, palabras y acciones incorrectas.—Compare con 2 Timoteo 4:3, 4.

      3. En armonía con el ejemplo de Pablo, ¿qué deberíamos esperar del hombre que calificara para maestro en la congregación?

      3 En armonía con el ejemplo del apóstol Pablo, el hombre que califica para maestro en la congregación cristiana debe conocer y entender todo lo que es esencial para la salvación de modo que su enseñanza no tenga defecto serio. También debe estar dispuesto a impartir “todo el consejo de Dios,” sin importar la actitud de la congregación. A veces puede ser que la congregación responda bien a la censura y corrección que se suministra en la Palabra de Dios. Pero también puede haber ocasiones en que muchos realmente no deseen cambiar sus malas actitudes y caminos. No obstante, el maestro cristiano tiene que continuar apegándose fielmente a la Palabra de Dios al suministrar ayuda espiritual. Si algunos se inclinan hacia lo incorrecto, debe retraerse de impacientarse y debe seguir declarando la verdad. A este respecto, considere lo que el apóstol Pablo escribió a Timoteo: “Predica la palabra, ocúpate en ello urgentemente en tiempo favorable, en tiempo dificultoso, censura, corrige, exhorta, con toda gran paciencia y arte de enseñar.”—2 Tim. 4:2.

      4. ¿A quiénes se dirigió el consejo de Santiago 3:1?

      4 Debido a que la doctrina sana influye en la salvación de la persona, el enseñar es una responsabilidad que debe encomendarse únicamente a hombres que estén capacitados. El discípulo cristiano Santiago escribió: “No muchos de ustedes deberían hacerse maestros, hermanos míos.” (Sant. 3:1) Esta amonestación inspirada no se dio para desanimar de llegar a ser maestros a hombres que estuvieran capacitados para ello, porque las Escrituras también dicen: “Si algún hombre está haciendo esfuerzos por obtener un puesto de superintendente, está deseoso de una obra excelente.” (1 Tim. 3:1) Santiago estaba dirigiendo sus palabras a hombres que se estaban ensalzando como maestros de sus compañeros de creencia aunque no se les había nombrado para enseñar ni estaban capacitados para ello. Estos hombres no capacitados deseaban la prominencia y la autoridad que se asociaba con el que alguien fuera maestro, sin prestar atención a los requisitos que habían de satisfacerse. Tienen que haber sido como los hombres a quienes el apóstol Pablo describió diciendo que ‘querían ser maestros de ley, mas no percibían ni las cosas que decían ni las cosas acerca de las cuales hacían fuertes afirmaciones.’—1 Tim. 1:7.

      “JUICIO MÁS SEVERO”

      5. ¿De qué manera ‘reciben juicio más severo’ los maestros?

      5 Porque no comprendían ni apreciaban plenamente “todo el consejo de Dios,” era necesario que a estos individuos que querían presentarse como maestros se les hiciera ver claramente la seria posición en la cual se halla el maestro. Santiago señaló que los maestros, entre ellos él mismo, ‘recibirán juicio más severo.’ (Sant. 3:1) Debido a que el maestro está de pie ante otros como quien los instruye o conduce, de él se espera más que de otros miembros de la congregación. Esto está en armonía con el principio bíblico que dice: “Al que pusieron a cargo de mucho, le exigirán más de lo acostumbrado.” (Luc. 12:48) Por lo tanto, las palabras y acciones del maestro llegan a estar bajo más cuidadoso escrutinio que las de otros cristianos. Además, si un hombre yerra en su enseñanza y esto resulta en problemas para miembros de la congregación, o si sus acciones dan fundamento para que alguien se sienta legítimamente ofendido, él se encamina a recibir juicio severo de Jehová Dios por medio del Señor Jesucristo. El Hijo de Dios dijo: “Les digo que, de todo dicho ocioso que hablen los hombres, rendirán cuenta en el Día de Juicio; porque por tus palabras serás declarado justo, y por tus palabras serás condenado.”—Mat. 12:36, 37.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir