BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Cómo se hace que el día de ajuste de cuentas nos resulte en bien
    La Atalaya 1979 | 15 de junio
    • se promete en matrimonio al Novio celestial deben olvidar su propio pueblo terrestre y la casa de su padre terrestre y fijar sus afectos en su Prometido celestial, Jesucristo. Ellos, después de terminar su carrera terrestre fielmente en castidad virginal, tienen que esperar que la voz de su Novio los llame en una resurrección de entre los muertos. (1 Tes. 4:16, 17; Juan 6:54) En el cielo el conjunto de los 144.000 constituye la “hija” de Jehová el Rey, pues por medio de Su espíritu él los ha engendrado como Padre adoptivo de ellos. En unión ellos forman la Nueva Jerusalén, a la cual se llama “la novia, la esposa del Cordero.” En esa ocasión ella está “preparada como novia adornada para su esposo.”—Rev. 21:2, 9.

      8. Debido a la naturaleza del acontecimiento, ¿quiénes asisten, apropiadamente, según el Salmo 45, y quiénes son los que asisten en cumplimiento del Salmo?

      8 Es un acontecimiento de realeza, este casamiento del hijo de un Rey con la hija de un Rey. Esto hace que sea apropiado que la realeza asista, tanto una “regia consorte” como princesas. Toda la organización celestial de Dios, como regia “esposa” de este “Rey de la eternidad,” se regocija como una madre, y los miembros angélicos de esa organización se regocijan juntos como lo harían princesas. Todas estas criaturas celestiales tienen presente que Jehová Dios hizo todo esto posible, y por eso dicen: “Regocijémonos y llenémonos de gran gozo, y démosle la gloria, porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa se ha preparado.”—Rev. 19:7.

      9. ¿Dónde acontece el regocijarse de las “vírgenes de su séquito como compañeras suyas,” y por qué allí?

      9 Sin embargo, ¿se regocijará alguien en la Tierra con los santos cielos por este brillante acontecimiento de importancia universal? ¡Sí! Salmo 45:14b, 15 indica esto, al pasar a decir: “Las vírgenes de su séquito [el de la novia] como compañeras suyas están siendo introducidas a ti [el Novio Rey]. Serán traídas con regocijo y gozo; entrarán en el palacio del rey.” Pues bien, ¿dónde tiene lugar el regocijarse de estas compañeras vírgenes de la novia? Es verdad que se dice que entran en el palacio del rey, quien es celestial, pero ¿se casan ellas con el rey? ¡No! Por supuesto que no, porque ni siquiera llegan al punto de ser prometidas en matrimonio a él. De modo que no llegan a ser engendradas por el espíritu de Dios a la vida celestial.—Juan 3:3, 5.

      10. ¿A quiénes representan hoy las “vírgenes de su séquito como compañeras,” y cómo se explica el que estén en la Tierra cuando el casamiento acontece en el cielo?

      10 Los miembros de la clase de la “hija del rey” son prometidos en matrimonio a Cristo aquí abajo en la Tierra, y por tanto, mientras todavía son seres humanos. Por eso, las compañeras de la novia que simplemente están en el séquito de ella y no en vías de casarse con el Novio Rey serían una clase terrestre. Estos aparecen en la Tierra cuando está para consumarse el casamiento celestial. Por tanto esas compañeras vírgenes representan a la “grande muchedumbre” que empezó a aparecer en este “tiempo del fin” y que se une al resto de la clase de la novia antes de que éstos dejen el escenario terrestre para unirse al Novio Jesucristo en el cielo. En estrecha armonía con esto, la “grande muchedumbre,” como se predijo en Revelación 7:9-17, empezó a formarse en 1935 y a asociarse con los últimos miembros de la clase engendrada por espíritu, la clase de la novia. Por medio de la preservación a través de la venidera “grande tribulación,” los de la “grande muchedumbre” estarán vivos aquí en la Tierra cuando acontezca el casamiento celestial. Se regocijarán grandemente con tal acontecimiento.—Sal. 45:15.

      “PRÍNCIPES EN TODA LA TIERRA”

      11. ¿Depende la gloria presente y futura de Cristo de alguna fama de sus antepasados terrestres? ¿Cómo muestra Salmo 45:16 que su matrimonio con la congregación en el cielo será fructífero?

      11 Cuando estuvo en la Tierra, Jesucristo tuvo antepasados ilustres. Pero su gloria presente y futura no depende del brillo o lustre que le impartan esos antepasados. Con él la dinastía real del rey David permanece fija, porque él es el Heredero Permanente del rey David y su reino nunca será pasado a un sucesor. (Luc. 1:31-33) Sin embargo, según Salmo 45:16 representa el casamiento de él con la congregación de 144.000 discípulos glorificados, el matrimonio será fructífero, tal como se esperaba que fuera. Por esto, este versículo, dirigido al Novio Rey, dice: “En lugar de tus antepasados llegará a haber tus hijos, a quienes nombrarás príncipes en toda la tierra.”

      12. ¿Cuál es la posición más alta que pueden lograr estos “hijos” que están en la Tierra, y por qué tendrá el Rey suficientes de ellos para nombrarlos “en toda la tierra”?

      12 Ninguno de estos “hijos” llegará a ser el sucesor del Rey celestial. Una posición principesca en la Tierra es la más alta posición que pudiera alcanzar uno de estos “hijos.” Para que se nombre a “príncipes en toda la tierra” tendrá que haber muchos de ellos. El Rey tendrá suficientes “hijos” para esto, porque, además de su título de “Dios Poderoso,” otro de sus títulos será “Padre Eterno.” (Isa. 9:6) Su sacrificio humano perfecto por toda la humanidad le permitió llegar a ser tal cosa. Por ese sacrificio de rescate los compró a todos.

      13. ¿Cómo llegará a ser el Rey el Padre dador de vida para todos los muertos rescatados, y como podrá la “grande muchedumbre” suministrar al Rey los primeros “príncipes”?

      13 Por consiguiente, el Rey puede llegar a ser el dador de vida para la “grande muchedumbre” de compañeras de la novia que sobreviven la “grande tribulación” y llegan a estar bajo su reino de mil años. Él también puede llegar a ser el padre de todos los muertos de la humanidad, incluso los antepasados terrestres de él. ¿Cómo? Por medio de resucitarlos de entre los muertos para que vivan de nuevo aquí en la Tierra. (Juan 5:28, 29) A los varones dignos y temerosos de Dios que hay entre todos esos hijos terrestres él los puede hacer “príncipes en toda la tierra.” De esta manera ejercerá su gobernación alrededor del entero globo terráqueo. Lógicamente, de la “grande muchedumbre” de sobrevivientes de la “grande tribulación” que llegan a ser los primeros súbditos terrestres de su reino tomará el Rey sus primeros “príncipes” que servirán de representantes terrestres de él.

      14. ¿Cómo se unirán otros en servicio oficial en la Tierra a estos “príncipes” de la “grande muchedumbre,” y qué garantizará para toda la humanidad este arreglo gubernamental?

      14 ¡Qué magnífico privilegio será ése! A estos “príncipes” de entre la “grande muchedumbre” se unirán otros en servicio oficial, pues a los antepasados de Jesucristo y otros hombres fieles desde Abel hasta Juan el Bautizante se les resucitará y se les hará representantes principescos de él. ¡Qué magnífico gobierno incorruptible garantizará esto para toda la humanidad! Este es el muy necesitado gobierno que Jehová Dios se propone establecer para reemplazar a todos los gobiernos nacionales de hoy que dentro de poco se las habrán con Su victorioso Rey, Jesucristo.

      15, 16. (a) Según Salmo 45:17, ¿por qué quería el salmista vivir por largo tiempo? (b) ¿Quién conoce el verdadero nombre del Rey? ¿Es digno de ser mencionado y elogiado por tanto tiempo ese nombre?

      15 ¿No se agita nuestro corazón como el del salmista inspirado de la antigüedad ante tan “agradable” expectativa para el futuro cercano? Sí, y nuestra lengua se une en la expresión de las palabras finales que el salmista dirigió al encantador Rey cuyo gobierno está apoyado por el propio trono de Dios: “Ciertamente haré mención de tu nombre durante todas las generaciones por venir. Es por eso que pueblos mismos te elogiarán hasta tiempo indefinido, aun para siempre.”—Sal. 45:17.

      16 El salmista quería vivir por largo tiempo —“durante todas las generaciones por venir”— solo para hacer mención del nombre del rey. Él no dijo el nombre del rey. De hecho, él no conocía en realidad el nombre del rey sobre el cual escribió proféticamente bajo inspiración. Pero nosotros hoy podemos identificar al Rey de quien el salmista escribió proféticamente, y conocemos su nombre. Es Jesucristo, el Hijo de Jehová Dios. ¿Merece su nombre ser mencionado “durante todas las generaciones por venir”? El salmista predijo que habría “pueblos” que serían de ese parecer y quienes, por lo tanto, ‘elogiarán’ al portador de este nombre “hasta tiempo indefinido, aun para siempre.”

      17. Por eso ahora es el tiempo favorable para que hagamos ¿qué? ¿Y qué significará para nosotros el que hagamos eso?

      17 Hoy tenemos ante nosotros la oportunidad de ser conservados con vida a través del día de ajuste de cuentas para todas las naciones y de entrar en las bendiciones del reino de Dios que las reemplazará a todas. Aun ahora, por fe podemos alborozarnos con su Rey ungido, porque la victoria de este Rey en Har-Magedón es segura y su reinado por 1.000 años sobre una Tierra limpiada es definitivo. Ah, entonces ahora —hoy— es el tiempo favorable en el cual ponernos entre los “pueblos” que elogiarán al Rey victorioso “hasta tiempo indefinido, aun para siempre.” Esto redundará en gloria para Jehová Dios, el Padre celestial del Rey y quien es él mismo el supremo “Rey de la eternidad,” así como el “Rey de las naciones.” El que hagamos esto significará para nosotros una vida de elogiar y alabar a Su Rey ungido “aun para siempre.” Esto impartirá verdadero significado a la vida. Pondrá ante nosotros un propósito elevado para nuestra vida perdurable.

  • ¿Por qué mantenernos libres de la murmuración?
    La Atalaya 1979 | 15 de junio
    • ¿Por qué mantenernos libres de la murmuración?

      “HAY gente que nunca está satisfecha con nada.” ¿Con cuánta frecuencia ha oído usted esta declaración? Es verdad que en estos tiempos críticos muchas personas despliegan una tendencia hacia la murmuración. Tienen dudas y vacilaciones en cuanto a casi toda cosa. Pero ¿es sabio que un cristiano permita que en él se desarrolle tal actitud? Evidentemente el apóstol Pablo no pensaba que eso sería sabio, porque, al escribir a la congregación de Filipos, dijo: “Sigan haciendo todas las cosas libres de murmuraciones y argumentos, para que lleguen a ser intachables e inocentes, hijos de Dios sin mácula.”—Fili. 2:14, 15.

      Estas palabras de Pablo nos hacen pensar en ciertas preguntas. ¿Cuán grave, precisamente, puede llegar a ser el asunto de la murmuración? ¿Puede tener efecto en mi relación con otras personas? ¿Con la congregación? ¿Qué piensa Jehová de mí si tiendo a ser murmurador, o murmuradora? ¿Qué puedo hacer para evitar este espíritu?

      EJEMPLOS DE LA ANTIGÜEDAD

      El hecho de que la murmuración es un asunto que debe considerarse seriamente se puede entender por lo que Pablo dijo acerca de ella en su primera carta a compañeros de creencia que se hallaban en Corinto. El apóstol dijo: “Ni seamos murmuradores, así como algunos de ellos [los israelitas] murmuraron, de modo que perecieron por el destructor.” (1 Cor. 10:10) Considere, por ejemplo, el tiempo en que Moisés envió 12 hombres, uno de cada tribu de Israel, a espiar la tierra que Jehová les había prometido como herencia. Esto fue poco después de la salida de los israelitas de Egipto, mientras se hallaban en el desierto. Cuando estos 12 espías regresaron al campamento israelita, solo dos de ellos, Josué y Caleb, dieron un informe favorable e instaron a la gente a obrar valerosamente y entrar en la tierra. Los otros 10 pintaron un cuadro desanimador. Llamaron a aquella región una “tierra que se come a sus habitantes,” y dijeron: “Toda la gente que vimos en medio de ella son hombres de tamaño extraordinario.”—Núm. 13:32.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir