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Educación dadora de vida en Costa RicaLa Atalaya 1979 | 15 de agosto
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Educación dadora de vida en Costa Rica
POR mucho tiempo se ha llamado a Costa Rica la “Suiza de las Américas.” Esto quizás se deba a la hermosura de sus verdes montañas. También ha sido un lugar de paz. De hecho, el ejército fue abolido en 1948, y con frecuencia se ha alabado a este país por su manera apacible de arreglar problemas de índole interna y externa.
Desde 1948 se ha dado énfasis aquí a la educación académica, y por eso Costa Rica disfruta de una de las más altas proporciones de alfabetismo entre los pueblos de la América Latina. Por supuesto, el conocimiento de la Palabra de Dios, la Biblia, tiene importancia aún mayor. (Juan 17:3) En este país hay más de 5.000 individuos que están muy interesados en impartir este conocimiento superior a su prójimo. Estos educadores bíblicos son los testigos de Jehová, y su obra docente ha llegado a casi toda parte de este país.
Esta república centroamericana, que limita con Panamá en el sur, Nicaragua en el norte, las aguas del océano Pacífico en el oeste y el mar Caribe en el este, está dividida por una cordillera montañosa que se extiende de norte a sur. Al este y al oeste de estas frescas montañas y mesetas hay tierras bajas húmedas y tropicales, las llanuras costeras del Pacífico y el Atlántico. Pero, para que nos familiaricemos mejor con Costa Rica y su pueblo, acompañemos a un anciano viajante cristiano (un superintendente de distrito) y su esposa a cuatro asambleas de testigos de Jehová en diferentes partes de este país.
SELVAS VÍRGENES EN LA LLANURA COSTERA DEL ATLÁNTICO
La primera asamblea se celebra en Puerto Limón, a 162 kilómetros de San José, la capital de Costa Rica. Nuestros amigos pensaron que disfrutaríamos del paisaje durante el viaje por ferrocarril de vía estrecha, en vez de tomar un viaje por autobús, que es mucho más rápido. Tenían razón. El impresionante escenario montañoso a la izquierda tiene como contrapeso las blancas aguas de un río que irrumpe a través de un desfiladero allá abajo a muchísimos metros de nosotros a la derecha. Tragamos con fuerza a medida que el viejo tren serpentea por esta extensión de vías sobre un saliente estrecho de solo tres metros de ancho.
Mientras descendemos, las frescas montañas cubiertas de bosques pronto desaparecen, y en su lugar se presentan colinas ondulantes. Ahora, como si una mano gigantesca hubiera extendido una alfombra verde por kilómetros y kilómetros, delante de nosotros se extiende la densa selva de la llanura costera del Atlántico. Aquí y allá en el oscuro follaje se ven manchas de verde más claro, en realidad plantaciones bananeras. En muchos de estos lugares hay congregaciones florecientes de testigos de Jehová.
Se nos dice: “La vida en estas plantaciones bananeras suele asemejarse a la que había en el ‘indómito Oeste’ estadounidense. . . . Por ejemplo, recuerdo a un hombre que vivía en una plantación en la llanura costera del Pacífico. En aquella zona él tenía fama de ser pendenciero, y bebía hasta el punto de consumir únicamente alcohol puro. Un anciano de la congregación local de testigos de Jehová se mudó al lado de la casa de este individuo y empezó a interesarse en él . . . Para hallar preguntas que su vecino el Testigo no pudiera contestar, aquel hombre empezó a leer la Biblia. Sin embargo, pronto era él quien estaba contestando preguntas durante el estudio bíblico que su vecino conducía con él en su casa.” Hoy, este hombre sirve de siervo ministerial y precursor regular, proclamador de tiempo completo del Reino. En estas zonas se conoce a los testigos de Jehová por su vida limpia y honrada y por el estrecho enlace que se manifiesta entre los miembros de sus familias.
Pronto estamos abajo mismo en la llanura selvática húmeda y umbrosa, haciendo paradas frecuentes en los pueblecitos. Finalmente, llegamos a Puerto Limón. Un Testigo alemán y su esposa panameña sirven aquí en la obra de circuito, y él nos dice:
“Puerto Limón fue construido en el lugar donde se dice que Colón arribó en su cuarto y último viaje. La mayoría de la población ha descendido de isleños jamaicanos que inmigraron antes de terminar el siglo pasado para trabajar como obreros libres en el ferrocarril que entonces se construía y en las plantaciones bananeras que se desarrollaban. El rasgo sobresaliente de la obra del Reino en Costa Rica es el hecho de que comenzara tan temprano, en comparación con lo que sucedió en la mayoría de los países de la América Latina. En fecha tan remota como la de 1904, había siervos de Jehová ocupados en enseñar verdades bíblicas conducentes a la paz a los habitantes de habla inglesa del litoral del Atlántico; sí, antes de 1914 se habían establecido algunas congregaciones. La obra docente que se ha efectuado en el resto del país tuvo su raíz aquí . . . Aunque el lenguaje de la mayoría de las personas ahora es español, congregaciones en las cuales se hablan tres idiomas continúan atendiendo a la gran cantidad de personas de esta zona que se sienten más cómodas cuando hablan inglés.”
El día siguiente participamos en la actividad docente que se efectúa de casa en casa y descubrimos que en general la gente es muy amigable y está dispuesta a considerar la Biblia. Es notable el interés que se observa entre los jóvenes.
Entre unos 800 delegados a la asamblea están Zenón y su primo Jesús. Aunque ellos trabajaban de tiempo completo o jornada completa, con regularidad viajaban por horas en bicicleta para atender las necesidades espirituales de un grupo de personas de Puerto Viejo que se interesaban en la Biblia. Ahora, Zenón y Jesús han arreglado sus asuntos para participar de tiempo completo en la obra docente espiritual como precursores especiales, y han recibido como asignación ese pequeño puerto fluvial.
Nos parece demasiado pronto cuando tenemos que partir. Nos dirigimos de nuevo hacia arriba a la meseta central, conocida por su clima más fresco, los volcanes que se asoman y los abundantes cafetales. La siguiente asamblea de circuito se ha de celebrar en San José, la capital.
EN LA MESETA CENTRAL
La meseta central es el hogar de la mayoría de los 2.000.000 de personas del país. Aquí se encuentran las cuatro ciudades de mayor población y más de la mitad de los testigos de Jehová de Costa Rica. Hallamos la atractiva y recientemente remodelada oficina sucursal de la Sociedad Watch Tower cerca del centro de San José. La demanda de Biblias y literatura bíblica exigió dar expansión al edificio original que se construyó en 1955. ¡Sí, en solamente los últimos 10 años la oficina sucursal envió a las congregaciones más de 63.000 Biblias y 163.000 ejemplares de la ayuda bíblica La verdad que lleva a vida eterna! Esto significa aproximadamente una Biblia por cada 30 personas del país y un libro La verdad para un individuo de cada 12.
Notamos que la gente de la meseta central es bastante cosmopolita, y sin embargo se interesa en la Biblia y especialmente en asuntos que tienen que ver con la familia. Aunque en Costa Rica le va algo mejor que en muchas otras partes del mundo a la unidad familiar, la gente tiene sus preocupaciones aquí. Las drogas, el alcoholismo y la inmoralidad han debilitado los enlaces familiares que por tradición han sido fuertes en las familias latinoamericanas. Por eso, mientras vamos de casa en casa, no es raro el que una ocupada ama de casa, al escuchar que la Biblia trata de la vida familiar, se seque las manos y nos invite a entrar en el hogar.
En un pueblecito a 10 kilómetros de San José, no había testigos de Jehová. Algunos padres de aquel lugar acudieron en busca de guía para sus familias a la Iglesia Católica, pero todo fue en vano. Impresionados por ciertas publicaciones de la Watch Tower (entre ellas el libro La verdad) que los dirigían a la Biblia, todos concordaron en usar nuestra literatura para estudiar las Escrituras, y en aplicar las cosas que aprendieran. Entonces sencillamente les pedirían a los testigos de Jehová que les permitieran unirse a ellos como congregación. Empezaron a llamarse “adoradores de Jehová.” Sin embargo, entre ellos empezaron a introducirse ideas y prácticas falsas, como las de nombrar a 12 apóstoles... mujeres y hombres. Algún tiempo después, la sucursal hizo arreglos para que se condujera un estudio bíblico con una familia y estas personas manifestaron buen progreso. Más tarde, los miembros restantes de aquel grupo también pidieron que se condujera un estudio con ellos. Al llegar para conducir el primer estudio, un misionero halló a 17 personas esperando, todas con la Biblia en la mano y los libros La verdad abiertos. Pronto se hicieron arreglos para tener estudios familiares individuales en lugar de una sola gran reunión, y hubo progreso más rápido. Con el tiempo, precursores especiales y un anciano y su esposa procedentes de los Estados Unidos se mudaron al pueblo. Hoy, ya hay una saludable congregación de 71 publicadores y dos precursores regulares efectuando celosamente la obra de enseñanza espiritual allí. Todas estas personas estuvieron entre las 2.000 que concurrieron a la asamblea de circuito que se celebró en San José, y algunas participaron en el programa.
El tiempo pasa rápidamente y el superintendente de distrito nos dice que de nuevo echemos ropa liviana en la maleta. Nuestras asambleas tercera y cuarta serán en la calurosa llanura costera del Pacífico.
CRECIMIENTO ESPIRITUAL EN LA LLANURA COSTERA DEL PACÍFICO
Nuestro cómodo autobús nos lleva rápidamente sobre una autopista moderna y vamos dejando atrás campos de caña de azúcar. Aunque el clima es bastante caluroso en la llanura costera del Pacífico, aquí no hay selvas tropicales. El terreno es más seco y cae menos lluvia. Pronto nos hallamos en el puerto y principal centro de turismo y recreo de Costa Rica, Puntarenas.
Cuando llegamos, nos recibe otro anciano viajante. Él nos dice que en esta zona los proclamadores del Reino hacen todo esfuerzo posible por llegar a toda persona que pudiera estar interesada en aprender acerca del Reino. Esto incluye a la famosa prisión insular de San Lucas. Con regularidad la congregación de Puntarenas efectúa obra docente bíblica allí.
Hace unos años, dos jóvenes que eran prisioneros en San Lucas —uno que había sido convicto de robo y otro que cumplía una larga sentencia por asesinato— se declararon cristianos que se ponían de parte de los que pacientemente les habían impartido ayuda. Uno de estos hombres declara: “Imagínese la impresión que causaba en los demás presos el que vinieran botes llenos de hermanos solo para visitar a otro preso interesado en la Biblia y a mí. Por supuesto, ellos hablaban acerca de la Biblia a otros presos y a los guardias; ¡pero después pasaban mucho tiempo edificándonos y solo estando con nosotros. ¡Cómo nos fortalecían aquellas visitas! Después que los visitantes se iban, mi compañero y yo tratábamos de enseñar a los presos y a los guardias de la manera que habíamos visto que los hermanos lo hacían. Años después, hallamos que dos de los guardias en los cuales habíamos sembrado las primeras semillas del Reino habían llegado a ser testigos de Jehová también. Debido a mi conducta, mi sentencia se fue acortando y acortando y recibí la libertad después de solo tres años y medio.” Estos dos jóvenes continuaron progresando fuera de la prisión, se bautizaron, y hoy sirven a Jehová fielmente.
Después de disfrutar de la asamblea de Puntarenas, nos dirigimos hacia el norte en dirección a la frontera con Nicaragua. Vamos a asistir a una asamblea de circuito en la Provincia de Guanacaste, una provincia en la cual hay grandes haciendas y terreno para ganado vacuno. Hay vaqueros en esta zona, y por lo general la gente es muy generosa y hospitalaria. Suele suceder que mientras los hermanos testifican de casa en casa se les invite a sentarse y disfrutar de pinolillo, una bebida fría hecha de maíz molido. Muchos de estos humildes campesinos jamás han tenido la oportunidad de aprender a leer y escribir. Pero más abunda el “analfabetismo” bíblico, y los testigos de Jehová están esforzándose en gran manera aquí por ayudar a la gente a mejorar en ambos respectos.
Nuestro viaje a esta asamblea nos ha llevado a un pueblo pequeño en las colinas que se hallan al pie del volcán Miravalles. Tres horas de sacudidas y polvo en un vehículo de tracción en las cuatro ruedas quedan como nada en comparación con los esfuerzos que hacen muchos de nuestros hermanos para llegar a esta asamblea. Un matrimonio hizo un viaje de dos días a caballo. Otras personas caminaron 19 kilómetros o más para subir a un autobús. Algunas vendieron un becerro o un cerdo para conseguir dinero para el pasaje. Sin embargo, a las 300 personas que concurrieron les pareció que el programa de la asamblea valió el esfuerzo que hicieron para asistir a ella.
Nos interesó una experiencia acerca de tres jóvenes hermanos carnales cuyos padres no son testigos de Jehová. Sin embargo, los jóvenes aceptaron la verdad seriamente, hasta el punto de bautizarse. Entonces, en vez de aumentar sus posesiones materiales por medio de llenar de ganado una finca que habían recibido, la vendieron y usaron el dinero para mantenerse en la obra docente como trabajadores de tiempo completo. Ahora, como precursores especiales, Abner, Ezer y Eliud se encuentran felices mientras ayudan a establecer congregaciones del pueblo de Jehová en partes aisladas del país.
Ciertamente consideramos muy galardonador nuestro viaje de cuatro semanas con el superintendente viajante. Nos ha ayudado a apreciar el bosque tropical virgen, los volcanes altos y envueltos en brumas, las verdes plantaciones bananeras y la amarilla yerba seca de las grandes haciendas. Especialmente hemos disfrutado de llegar a conocer mejor al pueblo pacífico de Costa Rica, este país de muchos contrastes. Además, nos ha beneficiado nuestra asociación con los testigos cristianos de Jehová. Ellos participan en la más importante obra docente de la Tierra hoy. Los que responden favorablemente a esa obra son “enseñados por Jehová,” y su paz será abundante.—Isa. 54:13.
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Un proverbio sabioLa Atalaya 1979 | 15 de agosto
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Un proverbio sabio
“El sacrificio de los inicuos es cosa detestable a Jehová, pero la oración de los rectos le es un placer.”—Pro. 15:8.
Estas palabras se escribieron en un tiempo en que la adoración de Jehová tenía como centro el templo ubicado en Jerusalén, donde se ofrecían sacrificios animales. Al israelita podía costarle una considerable cantidad de dinero la compra de un toro o un cordero para sacrificarlo. Sin embargo, este proverbio revela que Dios prefería oír la oración sincera que no cuesta nada, hecha por una persona recta, a recibir el sacrificio animal que le ofreciera una persona inicua. Como se ve, el criterio de Dios no es el gasto en el cual incurra el individuo al practicar la religión, sino la condición del corazón y el patrón de vida general de éste. El versículo que sigue dice: “El camino del inicuo es cosa detestable a Jehová, pero al que sigue tras la justicia él lo ama.”—Pro. 15:9.
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