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¿Cómo sobreponerme a un apasionamiento?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas
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Capítulo 28
¿Cómo sobreponerme a un apasionamiento?
“PARA la mayoría de los adolescentes los apasionamientos son tan comunes como los resfriados”, dijo cierta revista para jóvenes. Casi todos los jóvenes los experimentan, y la mayoría ha podido sobreponerse a ellos y pasar a la vida de adulto sin que su orgullo ni su sentido del humor sufran. Pero cuando uno se apasiona, no es asunto de risa. “Era una frustración —recuerda cierto joven—, porque no podía hacer nada en cuanto a ello. Sabía que ella era demasiado mayor para mí, pero me atraía. Estaba hecho un verdadero lío.”
Análisis del apasionamiento
No es pecado sentir una atracción fuerte por alguien... siempre que esos sentimientos no sean inmorales ni impropios (como enamorarse de una persona casada). (Proverbios 5:15-18.) Cuando uno es joven, “los deseos que acompañan a la juventud” suelen dominar sus pensamientos y acciones. (2 Timoteo 2:22.) Mientras todavía está aprendiendo a controlar los nuevos y vigorosos deseos que despierta la pubertad, el joven pudiera experimentar profundos sentimientos románticos... y no tener a nadie con quien compartirlos.
Además, la revista Seventeen dice: “Las muchachas se sienten seguras de sí mismas y cómodas entre otras personas a una edad más temprana que los muchachos”. Y añade que por eso “a menudo para ellas los muchachos que son compañeros de clase suyos son inmaduros y poco interesantes en comparación con los maestros” u otros hombres mayores que están fuera de su alcance. Por consiguiente, una joven pudiera imaginarse que el hombre “ideal” es su maestro favorito, algún cantante de música popular o un amigo mayor. Con frecuencia, también los muchachos se apasionan así. Pero es obvio que el amor a esas figuras distantes se basa más en la fantasía que en la realidad.
Por qué pueden causar daño los apasionamientos
Aunque la mayoría de los apasionamientos duran muy poco tiempo, pueden causar mucho daño a un joven. En primer lugar, muchas de las personas de quienes se apasiona un adolescente no son en verdad estimables. Un sabio dijo: “La tontedad ha sido colocada en muchos puestos encumbrados”. (Eclesiastés 10:6.) Así, al cantante se le idolatra porque tiene una voz melodiosa o es bien parecido. Pero ¿es digna de elogio su conducta moral? ¿Está esa persona “en el Señor” como cristiano dedicado? (1 Corintios 7:39.)
La Biblia también advierte: “La amistad con el mundo es enemistad con Dios”. (Santiago 4:4.) ¿No pondría en peligro tu amistad con Dios el que te enamoraras de una persona cuya conducta Dios condena? La Biblia también manda: “Guárdense de los ídolos”. (1 Juan 5:21.) ¿Qué pensarías de un joven que decorara todas las paredes de su habitación con fotografías de un cantante famoso? ¿No se podría describir eso con la palabra “idolatría”? ¿Cómo sería posible que eso agradara a Dios?
Algunos jóvenes hasta permiten que sus fantasías les sorban la razón. Una joven dice: “Siempre que le pregunto qué siente por mí, me dice que no siente nada. Pero por la manera como me mira y como actúa yo sé que eso no es verdad”. El joven implicado ha tratado de decirle bondadosamente a la joven que no está interesado en ella, pero ella se niega a aceptar ese hecho.
Otra joven escribe lo siguiente sobre su apasionamiento con un cantante popular: ‘Quiero que él sea mi novio, ¡y he orado por ello! Solía dormir abrazada a su álbum porque era lo más cerca que podía estar de él. He llegado a tal punto que, si no puedo conseguirlo, estoy dispuesta a matarme’. ¿Pudiera tal pasión insensata agradar a Dios, que nos manda que le sirvamos con “juicio sano”? (Romanos 12:3.)
En Proverbios 13:12 la Biblia dice: “La expectación pospuesta enferma el corazón”. Por eso, el cultivar expectación romántica por una relación que nunca se realizará no es saludable, y los médicos dicen que un amor no correspondido causa “depresión, ansiedad y angustia general [...] insomnio o letargo, dolores en el pecho o falta de aire”. (Compara con 2 Samuel 13:1, 2.) Una joven enamorada confiesa: “No puedo comer. [...] Ya no puedo estudiar. Sueño despierta con él. [...] Soy la persona más infeliz”.
Piensa en el daño que te haces cuando permites que una fantasía te domine por completo. El Dr. Lawrence Bauman dice que uno de los primeros indicios de un enamoramiento descontrolado es que el joven “afloja en los estudios escolares”. Además, tiende a aislarse de los amigos y la familia. También puede haber humillación. “Me avergüenza admitirlo —dice el escritor Gil Schwartz—, pero me porté como un payaso en mi apasionamiento por Judy.” Mucho tiempo después de haberse desvanecido la pasión, la persona todavía puede recordar cómo seguía por todos lados a alguien, o algo ridículo que quizás hizo en público.
Encárate a la realidad
El rey Salomón, uno de los hombres más sabios que ha vivido, se enamoró locamente de una joven que no le correspondió. Le compuso un poema que está entre los más hermosos que se han escrito, diciéndole que era “hermosa como la luna llena, pura como el sol relumbrante”... ¡y no logró absolutamente nada! (El Cantar de los Cantares 6:10.)
Pero al fin Salomón dejó de esforzarse por enamorarla. ¿Cómo puedes tú recobrar el control de tus sentimientos? La Biblia dice: “El que confía en su propio corazón es estúpido”. (Proverbios 28:26.) Eso es particularmente cierto cuando estás envuelto en una fantasía romántica. Pero “el que anda con sabiduría es el que escapará”. Eso significa ver las cosas como realmente son.
“¿Cómo se distingue entre una esperanza legítima y una esperanza sin base? —pregunta el Dr. Howard Halpern—. Examinando los hechos con cuidado y de manera realista.” Considera esto: ¿Qué probabilidad hay de que llegues a desarrollar una verdadera relación amorosa con esa persona? Si es una persona famosa, ¡entonces lo más probable es que nunca la conocerás! Las probabilidades también son pocas si se trata de una persona mayor que tú, como un maestro o una maestra.
Además, ¿ha mostrado esa persona hasta ahora interés alguno por ti? Si no lo ha hecho, ¿existe razón legítima alguna para creer que esa situación haya de cambiar en el futuro? ¿Estás sencillamente interpretando algo que la otra persona dijo e hizo inocentemente como manifestación de que está interesada en ti? Dicho sea de paso, en la mayoría de los países la costumbre es que el hombre tome la iniciativa en establecer una relación amorosa. Una joven pudiera humillarse a sí misma si insiste en ir en pos de alguien que sencillamente no se interesa en ella.
Además, ¿qué harías si esa persona en realidad correspondiera a tus muestras de afecto? ¿Estás listo o lista para las responsabilidades del matrimonio? Si no lo estás, entonces “quita de tu corazón la irritación” mediante no meditar en fantasías. Hay un “tiempo de amar”, y puede que eso venga años más tarde, cuando seas mayor. (Eclesiastés 3:8; 11:10.)
Analiza tus sentimientos
El Dr. Charles Zastrow observa: “Uno se encapricha por alguien cuando se imagina que esa persona sería el ‘novio perfecto o la novia perfecta’; es decir, cuando concluye que esa persona tiene todas las características que se desean en un cónyuge”. Pero tal “novio perfecto” o “novia perfecta” no existe. La Biblia dice: “Porque todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios”. (Romanos 3:23.)
Por eso, pregúntate: ¿Cuánto conozco a esa persona que tanto me atrae? ¿Estoy enamorado de lo que ella representa? ¿Veo con claridad sus faltas, o estoy ciego a ellas? ¡Puede que baste un buen análisis objetivo del novio o la novia de tus sueños para que salgas de tu letargo romántico! También es bueno que examines la clase de amor que sientes por la persona. La escritora Kathy McCoy dice: “El amor inmaturo puede venir y desaparecer en un instante [...] El punto de enfoque eres tú, y sencillamente te enamoras de la idea de que estás enamorado o enamorada [...] El amor inmaturo es terco, posesivo y celoso. [...] El amor inmaturo exige perfección”. (Contrasta con 1 Corintios 13:4, 5.)
Cómo sacarte a él o a ella de la mente
Se reconoce que, por mucho que se razone contigo, lo que sientes no se borrará por completo. Pero no tienes que alimentar el mal, para que crezca. El leer novelas de pasión amorosa y ver historias de amor en la TV —o solo el escuchar cierta clase de música— pueden empeorar tus sentimientos de soledad. Por eso, niégate a poner tus pensamientos continuamente en tu situación. “Donde no hay leña, se apaga el fuego.” (Proverbios 26:20.)
Una fantasía romántica no debería tomar el lugar de las personas que realmente te quieren y se interesan por ti. No te ‘aísles’. (Proverbios 18:1.) Puede que descubras que tus padres pueden ayudarte mucho. Con todo lo que hayas hecho para ocultar lo que sientes, es probable que ya hayan notado que algo te molesta. ¿Por qué no abordarlos y decirles lo que agobia tu corazón? (Compara con Proverbios 23:26.) Puede que algún cristiano maduro también esté dispuesto a escucharte y ayudarte.
“Manténte ocupado”, insta Esther Davidowitz, quien escribe para adolescentes. Escoge un pasatiempo, haz ejercicios, estudia un idioma, empieza algún proyecto de investigación relacionado con la Biblia. El mantenerte absorto en actividades edificantes puede aliviar mucho el dolor de alejarte del objeto de tu pasión.
No es fácil sobreponerse a un apasionamiento juvenil. Pero con el pasar del tiempo el dolor disminuirá. Habrás aprendido mucho acerca de ti mismo y de tus sentimientos, ¡y estarás mejor preparado para tratar con el amor verdadero si viene en el futuro! Pero ¿cómo reconocerás el ‘amor verdadero’?
Preguntas para consideración Capítulo 28
◻ ¿Por qué son comunes los apasionamientos juveniles?
◻ ¿Quiénes suelen ser objeto de las fantasías románticas juveniles, y por qué?
◻ ¿Por qué puede causar daño el apasionamiento?
◻ ¿Qué puede hacer el joven para sobreponerse a una pasión?
◻ ¿Cómo puede el joven dejar de alimentar una fantasía romántica?
[Comentario en la página 223]
‘No puedo comer. Ya no puedo estudiar. Sueño despierta con él. Soy la persona más infeliz’
[Fotografía en la página 220]
Es bastante común el apasionarse por personas mayores en un amor imposible
[Fotografía en la página 221]
Un examen tranquilo y objetivo de esa persona puede curarte de tus nociones románticas
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¿Estoy listo para concertar citas?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas
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Capítulo 29
¿Estoy listo para concertar citas?
EN MUCHOS países el concertar citas o salir con alguien se considera como un medio de entretenerse que tiene aspectos románticos, una actividad divertida. Por consiguiente, adopta muchas formas. Para algunos es asunto formal, bien planeado, que incluye flores, una comida deleitable y un beso de despedida. Para otros significa sencillamente pasar algún tiempo con una persona agradable del sexo opuesto. Hasta hay parejas que constantemente están juntas, pero afirman que son ‘solo amigos’. Pues bien, sea que tú lo llames concertar citas, ser novios o sencillamente salir juntos, por lo general equivale a lo mismo: un muchacho y una muchacha que a menudo se reúnen para disfrutar mutuamente de su compañía, muchas veces sin la supervisión de otras personas.
En tiempos bíblicos no se acostumbraba concertar citas. Pero cuando esto se hace de manera inteligente, con cuidado y honorablemente, puede servir legítimamente para que las personas lleguen a conocerse. Y, sí, puede ser deleitable. Pero ¿significa eso que tú deberías concertar citas?
La presión hacia concertar citas
Puede que sientas una presión que te lleve a concertar citas. Quizás la mayoría de los jóvenes lo estén haciendo, y, naturalmente, tú no quieres parecer persona extraña o diferente. Pudiera ser, también, que te impulsaran a ello amigos o parientes bien intencionados. Cuando alguien invitó a salir a Mary Ann, una joven de 15 años, su tía le dio este consejo: “El matrimonio no tiene nada que ver con esto. Las citas son solo parte de tu desarrollo natural como persona. [...] Después de todo, si nunca sales con los muchachos, no vas a ser popular, y nadie te invitará a salir”. Mary Ann recuerda: “Lo que dijo mi tía me impresionó. ¿Sería posible que yo estuviera pasando por alto una buena oportunidad? El muchacho tenía automóvil y mucho dinero; y yo sabía que me divertiría muchísimo. ¿Debería salir con él, o no?”.
En el caso de algunos jóvenes sus propios deseos de tener el cariño de alguien generan la presión. Ann, de 18 años, explicó: “Necesitaba el amor y el aprecio de alguien, y puesto que no veía eso en mi relación con mis padres, recurrí a mi novio en busca de afecto y para tener con quien desahogarme, alguien que en verdad me comprendiera”.
Sin embargo, ¡ningún adolescente debe empezar a salir con otra persona sólo porque se sienta bajo presión para hacerlo! El concertar citas es asunto serio... parte del proceso de escoger a la persona con quien te vas a casar. ¿Casarme? Es cierto que quizás la mayoría de los jóvenes que conciertan citas ni siquiera piensan en eso. Pero en realidad, ¿qué razón justificaría el que un muchacho y una muchacha pasaran mucho tiempo juntos si no fuera para considerar la posibilidad de casarse? Al fin y al cabo, el salir juntos por cualquier otra razón pudiera culminar en todo menos “diversión”. ¿Por qué?
El lado negativo de las citas
En primer lugar, los jóvenes están en un período de la vida que los expone a daño emocional y de otra índole, un período llamado por la Biblia “la flor de la juventud”. (1 Corintios 7:36.) Durante ese tiempo pudieras a veces experimentar una vigorosa intensificación del deseo sexual. Eso es normal; es parte de tu desarrollo.
Pero esa situación presenta un problema serio para los adolescentes que conciertan citas: ellos apenas están aprendiendo a controlar esas sensaciones sexuales. Es verdad que tú tal vez conozcas bien las leyes de Dios respecto a las relaciones sexuales y puede que sinceramente desees comportarte siempre con castidad. (Ve el capítulo 23.) Aun así, hay un hecho biológico que tienes que tomar en cuenta: mientras más te asocies con una persona del sexo opuesto, más puede intensificarse tu deseo sexual... sea que lo quieras o no. (Ve las páginas 232, 233.) ¡Todos estamos hechos así! Hasta que tengas más edad y controles mejor tus sentimientos, puede que en verdad el concertar citas sea una responsabilidad demasiado grande para ti. Lamentablemente, muchos jóvenes aprenden esto de manera dolorosa.
“Cuando comenzamos a salir juntos [...] ni siquiera nos tomábamos de las manos ni nos besábamos. Yo solo quería disfrutar de la compañía de ella y conversar —dijo un joven—. Pero ella era muy afectuosa y se sentaba muy cerca de mí. Con el tiempo empezamos a tomarnos de las manos y a besarnos. Esto intensificó mi deseo sexual. Afectó mi pensar a tal grado que ya no solo quería hablar con ella, sino también abrazarla, tocarla y besarla. ¡Nada me parecía suficiente! La pasión me estaba volviendo loco. A veces me consideraba a mí mismo despreciable, y me avergonzaba.”
No extraña, pues, que con frecuencia el concertar citas culmine en relaciones sexuales ilícitas. En una encuesta en que participaron centenares de adolescentes, se halló que el 87% de las muchachas y el 95% de los muchachos opinaban que las relaciones sexuales eran o “de importancia moderada o muy importantes” en las citas que concertaban. ¡Pero el 65% de las muchachas y el 43% de los muchachos confesaron que a veces en sus citas habían tenido contacto sexual sin que quisieran haberlo hecho!
Loretta, de 20 años, recuerda: “Mientras más tiempo pasábamos juntos, más íntima se hacía nuestra relación. En poco tiempo el besarnos ya no nos excitaba tanto, y empezamos a tocarnos las partes íntimas del cuerpo. Me puse muy nerviosa porque aquello me hacía sentir muy sucia. Además, con el tiempo aquel muchacho creyó que yo debería entregarme a él por completo [...] Aquello me confundió y desconcertó. Pero lo único que pensaba era: ‘No quiero perderlo’. ¡Qué mal me sentía!”.
Es verdad que no todas las parejas que salen en citas terminan teniendo relaciones sexuales; algunas detienen sus despliegues de afecto precisamente antes de caer en ello. Pero ¿qué sucede cuando uno se excita emocionalmente y no tiene manera honorable de satisfacer esos sentimientos? De seguro sufre frustración. Y esa frustración no se limita a lo sexual.
Sentimientos heridos
Considere el problema de cierto joven: ‘Al principio Kathy me atraía mucho. Confieso que la convencí para que hiciera cosas que ella consideraba incorrectas. Ahora me siento mal porque ya no estoy interesado en ella. ¿Cómo puedo dejarla sin herir sus sentimientos?’. ¡Qué difícil situación! Y ¿cómo te sentirías tú en el lugar de Kathy?
El desengaño amoroso es común entre los adolescentes. Es cierto que el ver a dos jóvenes caminar tomados de la mano puede parecer una escena bonita. Pero ¿qué probabilidades hay de que estén juntos un año más tarde, y mucho menos de que se casen? Muy pocas. Los noviazgos entre los adolescentes casi siempre fracasan; rara vez culminan en matrimonio, y muchas veces terminan en desengaños.
Después de todo, durante la adolescencia tu personalidad todavía está en formación. Estás descubriendo quién eres, lo que realmente te gusta, lo que quieres hacer en la vida. Bien puede ser que la persona que te guste hoy te aburra mañana. Pero cuando se ha permitido que los sentimientos amorosos se intensifiquen, de seguro alguien va a sufrir. No es de extrañar que varias investigaciones hayan conectado “una pelea con la novia” o un “desengaño amoroso” con las situaciones que han dado lugar a muchos suicidios entre los jóvenes.
¿Estoy listo?
Dios dice a los jóvenes: “Regocíjate, joven, en tu juventud, y hágate bien tu corazón en los días de tu mocedad, y anda en los caminos de tu corazón y en las cosas vistas por tus ojos”. Los jóvenes tienden a ‘andar en los caminos de su corazón’. Pero muchas veces esos “caminos”, que parecen muy divertidos, resultan en irritación y calamidad. Por eso la Biblia insta en el versículo siguiente: “Quita de tu corazón la irritación, y evita a tu carne la calamidad; pues la juventud y la flor de la vida son vanidad”. (Eclesiastés 11:9, 10.) La “irritación” puede provenir de la intensa preocupación o de mucha angustia. La “calamidad” denota una catástrofe personal. Ambas pueden causarte gran desdicha en la vida.
Entonces, ¿significa eso que en sí mismo el concertar citas sea una fuente de irritación y calamidad? No necesariamente. ¡Pero puede serlo si lo haces con el motivo incorrecto (‘para divertirte’) o si lo haces antes de estar preparado para ello! Por eso, puede que las siguientes preguntas te sean útiles al examinar tu situación personal.
¿Contribuirá a mi desarrollo emocional el concertar citas, o lo estorbará? El concertar citas puede limitarte a la relación con solo una persona más. ¿No te sería provechoso, más bien, ensanchar tus asociaciones y abarcar a un número mayor de personas? (Compara con 2 Corintios 6:12, 13.) Una joven llamada Susan dice: “Aprendí a cultivar amistades estrechas con cristianas mayores de la congregación. Ellas necesitaban compañerismo, y yo necesitaba su influencia estabilizadora. Así que las visitaba y nos sentábamos a tomar café. Hablábamos y nos reíamos. Establecí amistades verdaderas y duraderas con ellas”.
Al tener una diversidad de amigos —mayores y jóvenes, solteros y casados, hombres y mujeres— aprendes a hallarte cómodo entre otras personas, lo que incluiría a personas del sexo opuesto, con menos presión de la que sentirías en una cita. Además, al asociarte con parejas casadas adquieres un punto de vista más realista del matrimonio. Más tarde estarás mejor preparado para escoger un buen cónyuge y desempeñar tu papel en el matrimonio. (Proverbios 31:10.) Una joven llamada Gail dijo: “No estoy lista para casarme. Todavía estoy conociéndome a mí misma y tengo muchas metas espirituales que quiero alcanzar. Por eso, en verdad no tengo que envolverme ahora en una relación estrecha con algún muchacho”.
¿Quiero herir los sentimientos de otra persona? Si formas enlaces amorosos sin la perspectiva de casarte, tanto tus sentimientos como los de la otra persona pueden resultar profundamente heridos. ¿Es realmente justo darle mucha atención romántica a alguien para adquirir experiencia sobre el otro sexo? (Ve Mateo 7:12.)
¿Qué dicen mis padres? Muchas veces los padres ven peligros que tú no ves. Después de todo, hubo un tiempo en que ellos fueron jóvenes. ¡Saben de los graves problemas que pueden surgir cuando una pareja joven comienza a pasar mucho tiempo junta! Por eso, si tus padres no aprueban el que salgas con alguien en citas, no te rebeles. (Efesios 6:1-3.) Es probable que sencillamente crean que debes esperar hasta que tengas más edad.
¿Podré seguir las normas bíblicas sobre la moralidad? Uno puede enfrentarse con mayor éxito a los impulsos sexuales cuando ha “pasado la flor de la juventud”... y aun entonces no es fácil. ¿Estás en verdad listo en este período de tu vida para entrar en una relación estrecha con alguien del sexo opuesto sin caer en lo impuro, sin perder la castidad?
Es interesante que muchos jóvenes se hacen estas preguntas y terminan pensando como Mary Ann (mencionada antes). Ella dijo: “Me resolví a no dejar que lo que otros pensaban sobre las citas influyera en mí. No iba a salir con nadie sino hasta cuando tuviera suficiente edad, estuviera preparada para casarme y encontrara a alguien que tuviera las cualidades que yo quería en un esposo”.
Así Mary Ann saca a la luz la pregunta crítica que tendrás que hacerte antes de empezar a concertar citas.
Preguntas para consideración Capítulo 29
◻ ¿Qué significa para ti la expresión “concertar citas”?
◻ ¿Por qué se sienten presionados a concertar citas algunos jóvenes?
◻ ¿Por qué no es sabio concertar citas mientras se está en “la flor de la juventud”?
◻ En cuanto a concertar citas, ¿cómo puede el joven ‘evitar la calamidad’?
◻ ¿Qué problemas pueden surgir cuando un muchacho y una muchacha son ‘solo amigos’?
◻ ¿Cómo puedes saber si estás listo para concertar citas o no?
[Comentario en la página 231]
“En poco tiempo el besarnos ya no nos excitaba tanto, y empezamos a tocarnos las partes íntimas del cuerpo. Me puse muy nerviosa porque aquello me hacía sentir muy sucia. Además, con el tiempo aquel muchacho creyó que yo debería entregarme a él por completo”
[Comentario en la página 234]
‘¿Cómo puedo dejar a Kathy sin herir sus sentimientos?’
[Recuadro/Fotografía en las páginas 232 y 233]
¿Pueden ser ‘solo amigos’ un muchacho y una muchacha?
Las llamadas relaciones platónicas (relaciones afectuosas entre hombre y mujer sin intervención del elemento sexual) son bastante populares entre los jóvenes. Gregory, de 17 años, afirma: “Prefiero hablar con las muchachas porque generalmente son más compasivas y sensibles”. Otros jóvenes dicen que esas amistades les ayudan a desarrollar mejor la personalidad.
La Biblia insta a los jóvenes varones a tratar “a las mujeres [...] de menos edad como a hermanas, con toda castidad”. (1 Timoteo 5:2.) Al aplicar este principio, ciertamente se puede gozar de una amistad limpia y sana con personas del sexo opuesto. Por ejemplo, el apóstol Pablo fue un soltero que disfrutó de la amistad de varias cristianas. (Ve Romanos 16:1, 3, 6, 12.) Escribió sobre dos “mujeres que se han esforzado lado a lado conmigo en las buenas nuevas”. (Filipenses 4:3.) Jesucristo también tuvo compañerismo equilibrado y sano con mujeres. En varias ocasiones disfrutó de la hospitalidad de Marta y María y de conversar con ellas. (Lucas 10:38, 39; Juan 11:5.)
Sin embargo, muchas veces una amistad “platónica” no difiere mucho de un amorío ligeramente disfrazado o un modo de conseguir la atención de una persona del sexo opuesto sin compromiso alguno. Y puesto que los sentimientos pueden cambiar fácilmente, es necesario ejercer cautela. La Dra. Marion Hilliard advierte: “Una amistad que vaya a unos 10 kilómetros por hora puede cambiar sin previo aviso a una pasión ciega que acelere a 100 kilómetros por hora”.
Mike, de 16 años, aprendió eso cuando se hizo “amigo” de una joven de 14 años: “Pronto descubrí que dos personas no pueden seguir siendo simplemente amigos si se siguen viendo a exclusión de otros. Nuestra relación fue haciéndose cada vez más íntima. En poco tiempo desarrollamos sentimientos especiales el uno para con el otro, y todavía los tenemos”. Puesto que ninguno de los dos tiene suficiente edad para casarse, se sienten frustrados.
Cuando hay demasiado compañerismo estrecho, los resultados pueden ser más tristes. Cierto joven trató de consolar a una amiga que le confió unos problemas. En poco tiempo empezaron a acariciarse. ¿Qué resultado tuvo aquello? Remordimientos de conciencia, y malos sentimientos entre ellos. En el caso de otros jóvenes, el resultado ha sido relaciones sexuales. Una encuesta que llevó a cabo la revista Psychology Today reveló: “Casi la mitad de los jóvenes entrevistados (49%) ha tenido una relación amistosa que se ha convertido en una relación de índole sexual”. De hecho, “casi la tercera parte (31%) dijo que había tenido relaciones sexuales con un amigo el mes anterior”.
‘Pero mi amiga [o amigo] no me atrae, y nunca me enamoraría de ella [o él].’ Quizás tengas razón. Pero ¿cómo sabes si sentirías lo mismo en el futuro? Además, “el que confía en su propio corazón es estúpido”. (Proverbios 28:26.) Nuestro corazón puede ser traicionero y engañoso y puede cegarnos e impedir que veamos nuestros verdaderos motivos. Y ¿sabes realmente lo que tu amiga [o amigo] siente por ti?
En su libro The Friendship Factor (El factor de la amistad), Alan Loy McGinnis aconseja: “No confíes demasiado en ti mismo”. Toma precauciones, tal vez limitando tu asociación con otros a actividades en grupo que estén bien supervisadas. Evita los despliegues de afecto inapropiados y el estar a solas en ambientes románticos. Si te sientes perturbado, habla francamente con tus padres y personas mayores, en vez de hablar con algún joven del sexo opuesto.
Y ¿qué hay si, a pesar de tomar precauciones, se desarrolla una situación de sentimientos amorosos no correspondidos? ‘Habla la verdad’, y aclara a la otra persona tu posición. (Efesios 4:25.) Si el problema persiste, quizás sea mejor que te mantengas a distancia. “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse.” (Proverbios 22:3.) O como dice el libro de que citamos arriba: “Huye si es necesario. De vez en cuando, por más que tratemos, alguna amistad con una persona del sexo opuesto se pasa de lo apropiado, y sabemos en qué va a terminar”. Entonces es tiempo de retirarse de esa situación.
[Fotografías en la página 227]
A menudo los jóvenes se sienten presionados a concertar citas o formar parejas
[Fotografía en la página 228]
El salir juntos suele empujar a los jóvenes a despliegues de afecto indeseados
[Fotografía en la página 229]
Se puede disfrutar de la compañía de personas de diferente sexo sin las presiones de las citas
[Fotografía en la página 230]
Las llamadas relaciones platónicas muchas veces terminan en desengaños amorosos
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¿Estoy preparado para casarme?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas
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Capítulo 30
¿Estoy preparado para casarme?
EL MATRIMONIO no es un juego. El propósito de Dios era que marido y mujer forjaran un vínculo permanente, más estrecho que cualquier otra relación entre humanos. (Génesis 2:24.) Por eso, el cónyuge de uno es alguien a quien uno va a adherirse —o a quien va a soportar— por el resto de la vida.
Todo matrimonio puede estar seguro de que experimentará “aflicciones y trabajos”. (1 Corintios 7:28, Versión Torres Amat.) Pero Marcia Lasswell, profesora sobre asuntos de la conducta, advierte: “Si hay un dato irrebatible con relación a la posible duración de un matrimonio, es que los cónyuges demasiado jóvenes lo tienen todo en su contra”.
¿Por qué naufragan tantos matrimonios jóvenes? La respuesta a eso pudiera darte la clave para determinar si tú tienes o no la preparación debida para casarte.
Se espera mucho
“Teníamos una idea muy equivocada del matrimonio —confiesa una adolescente—. Creíamos que podríamos ir y venir, hacer lo que nos pareciera, fregar los platos o no; pero no es así.” Muchos jóvenes alimentan en sí mismos esos puntos de vista inmaturos sobre el matrimonio. Piensan que es una fantasía romántica. O se casan porque quieren dar la apariencia de ser adultos. Otros simplemente buscan escape de una situación desagradable en el hogar, la escuela o la comunidad. Cierta joven le hizo esta confidencia a su prometido: “Voy a alegrarme mucho cuando nos casemos. ¡Después de eso no tendré que tomar más decisiones!”.
Pero el matrimonio no es una fantasía ni la solución para todos los problemas. Si acaso, plantea todo un nuevo conjunto de problemas. “Muchas adolescentes se casan para jugar a la casa de muñecas —dice Vicky, quien tuvo su primer hijo a los 20 años—. ¡Ah, sí, parece tan divertido! La criatura nacida es para la madre como una muñequita, algo muy encantador con lo que solo va a jugar; pero no es así.”
También sucede que muchos jóvenes esperan demasiado de las relaciones sexuales. Un joven que se casó a los 18 años dijo: “Después que me casé descubrí que en poco tiempo las relaciones sexuales pierden su tremendo impacto emocional; y entonces empezamos a afrontar verdaderos problemas”. Un estudio de matrimonios adolescentes halló que, después de los problemas económicos, la mayoría de las disputas giraban alrededor de las relaciones sexuales. Sin duda esto se debe a que las relaciones maritales satisfacientes son fruto del altruismo y del dominio de uno mismo... cualidades que a menudo los jóvenes no han cultivado. (1 Corintios 7:3, 4.)
La Biblia da a los cristianos el consejo sabio de que se casen cuando hayan “pasado la flor de la juventud”. (1 Corintios 7:36.) El casarte cuando la pasión está en su apogeo puede deformar tu modo de pensar y cegarte a las debilidades de la persona con quien piensas casarte.
Sin preparación para las responsabilidades
Una esposa adolescente dice de su esposo: “Ahora que estamos casados, solo se interesa en mí para las relaciones sexuales. Cree que estar con sus amigos es tan importante como estar conmigo. [...] Yo creía que sería el centro de su atención, pero me engañé”. Aquí se destaca un concepto erróneo que es común entre los varones jóvenes: creen que, siendo esposos, todavía pueden vivir como los solteros.
Una esposa de 19 años de edad menciona un problema común entre las esposas jóvenes: “Preferiría ver la televisión y dormir a limpiar la casa y preparar las comidas. Me avergüenzo cuando nos visitan mis suegros, porque ellos mantienen su casa bonita, y la mía siempre está desordenada. Como cocinera también soy pésima”. ¡Cuánta tensión puede añadir a un matrimonio el que la esposa joven no atienda bien la casa! “El matrimonio implica compromiso serio —declaró Vicky, de quien ya citamos—. No es juego. La diversión de la boda termina. Enseguida empieza la vida diaria, y eso no es fácil.”
Y ¿qué hay del duro trabajo diario de mantener a una familia? Mark, esposo de Vicky, dice: “Recuerdo que para mi primer empleo tenía que levantarme a las seis de la mañana. Seguía diciéndome: ‘Esto es mucho esfuerzo. ¿Tendré alivio alguna vez?’. Y después, cuando llegaba a casa, me parecía que Vicky no podía comprender lo que yo sufría”.
Problemas económicos
Esto nos lleva a otra causa de discordia en los matrimonios jóvenes: el dinero. Cuarenta y ocho parejas de adolescentes reconocieron que, después de tres meses de casados, su problema mayor era el “gasto de los ingresos de la familia”. Después de casi tres años, a 37 de estas parejas se les hizo la misma pregunta. De nuevo encabezaron la lista los problemas económicos... ¡y las parejas estaban más angustiadas aún! “¿Cómo va a disfrutar uno de la vida —preguntó Bill— si nunca tiene suficiente dinero para comprar lo que necesita para estar contento? [...] Cuando uno no gana lo suficiente como para arreglárselas desde un día de pago hasta el siguiente, el resultado puede ser muchas peleas y mucha infelicidad.”
Los problemas económicos son comunes entre los adolescentes, pues muchas veces sucede que el índice de desempleo más alto y los salarios más bajos están entre personas de esa edad. “Porque no podía mantener a mi familia, tuvimos que irnos a vivir con mis padres —admitió Roy—. Eso creó verdadera tensión, especialmente porque también teníamos un hijo.” Proverbios 24:27 aconseja: “Prepara tu trabajo fuera, y alístatelo en el campo. Después también tienes que edificar tu casa”. En tiempos bíblicos los hombres trabajaban duro hasta llegar a la situación que les permitía mantener una familia. Por no haber hecho las preparaciones adecuadas, hoy día a muchos esposos jóvenes se les hace agobiante el papel de proveedor.
Pero ni siquiera un buen salario pone fin a los problemas económicos si la pareja tiene un punto de vista infantil de las cosas materiales. Cierto estudio reveló que “los adolescentes creían que podrían comprar inmediatamente, para la familia que pensaban tener, muchas cosas que a sus padres quizás les tomó varios años adquirir”. Resueltos a disfrutar de esas cosas materiales ahora, muchos se hundieron profundamente en deudas. Por no tener la madurez necesaria para estar contentos con ‘el sustento y con qué cubrirse’, aumentaron la tensión en su matrimonio. (1 Timoteo 6:8-10.)
“Una enorme diferencia”
Maureen recuerda: “Estaba enamorada de Don. ¡Él era tan guapo, tan fuerte, tan buen atleta y tan popular! [...] Nuestro matrimonio tenía que salir bien”. Pero no fue así. El resentimiento llegó a tal punto que, como dice Maureen: “Todo cuanto Don hacía me irritaba... hasta el chasquido de sus labios al comer. Al fin, ninguno de los dos pudo aguantar más”. Su matrimonio se desplomó en dos años.
¿Qué había llevado a esto? “Había una enorme diferencia entre nuestras metas en la vida”, explicó Maureen. “Entonces me di cuenta de que necesitaba a alguien con quien pudiera compartir pensamientos e ideas mientras me desarrollaba intelectualmente. Pero la vida entera de Don giraba en torno a los deportes. De repente, las cosas que para mí habían sido muy importantes a los 18 años perdieron toda su importancia.” Los jóvenes suelen tener un punto de vista infantil de lo que desean en un cónyuge, y dan prioridad a la belleza exterior. Proverbios 31:30 advierte: “El encanto puede ser falso, y la belleza puede ser vana”.
Examínate
La Biblia llama temerario al que hace un voto solemne a Dios, pero que solo ‘después de los votos está dispuesto a hacer examen’. (Proverbios 20:25.) Por eso, ¿no sería lógico que te examinaras a la luz de las Escrituras antes de dar un paso tan serio como el del voto matrimonial? ¿Qué metas específicas tienes en la vida? ¿Cómo las afectará el matrimonio? ¿Quieres casarte con el único fin de experimentar las relaciones sexuales o evadir ciertos problemas?
Además, ¿con cuánta preparación cuentas para asumir el papel de cónyuge de alguien? ¿Puedes administrar un hogar o ganarte el sustento? Si siempre estás en conflicto con tus padres, ¿podrás llevarte bien con tu cónyuge? ¿Puedes aguantar las pruebas y tribulaciones que vienen con el matrimonio? ¿Has eliminado en verdad “las cosas características de pequeñuelo” con relación al manejo del dinero? (1 Corintios 13:11.) Sin duda, tus padres pudieran decirte mucho en cuanto a cuán preparado estás para casarte.
El matrimonio puede ser una fuente de gran felicidad, o de sufrimiento muy amargo. Depende en gran parte de la preparación que tengas para ello. Si todavía eres adolescente, ¿por qué no esperas algún tiempo antes de comenzar a salir con alguien en citas? El esperar no te hará daño. Sencillamente te dará el tiempo necesario para que en verdad estés preparado cuando des el paso serio —y permanente— del matrimonio, si lo das.
Preguntas para consideración Capítulo 30
◻ ¿Qué puntos de vista inmaturos sobre el matrimonio cultivan algunos jóvenes?
◻ ¿Por qué crees que es poco realista casarse solo para tener relaciones sexuales?
◻ ¿Cómo han mostrado algunos jóvenes que no estaban preparados para el papel de esposo o de esposa?
◻ ¿Por qué suelen tener serios problemas económicos las parejas jóvenes?
◻ ¿Qué equivocación cometen algunos jóvenes al escoger cónyuge?
◻ ¿Qué preguntas pudieras hacerte para ver si tienes la preparación debida para casarte? Después de considerar esta información, ¿cuánta preparación crees que tienes para casarte?
[Comentario en la página 240]
“Si hay un dato irrebatible con relación a la posible duración de un matrimonio, es que los cónyuges demasiado jóvenes lo tienen todo en su contra.”—Marcia Lasswell, profesora sobre asuntos de la conducta
[Fotografía en la página 237]
Al casarse, muchos jóvenes no están mucho más preparados que estos
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¿Cómo sé que es amor verdadero?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas
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Capítulo 31
¿Cómo sé que es amor verdadero?
PARA los soñadores románticos el amor es una sensación misteriosa que se apodera de uno, un éxtasis que solo se experimenta una vez en la vida. Creen que el amor es asunto del corazón únicamente, algo que no se puede comprender, sino solo experimentar. El amor vence todos los obstáculos, y es eterno...
Esas son las descripciones comunes del amor romántico. Y sin duda el enamorarse puede ser una experiencia singularmente hermosa. Pero ¿qué es, precisamente, el amor verdadero?
¿Amor a primera vista?
David conoció a Janet en una fiesta. Se prendó enseguida de su hermosa figura y del efecto del cabello al caerle sobre el ojo cuando reía. Janet quedó fascinada con los ojos castaño oscuro y con la amena conversación de David. ¡Parecía un caso de amor a primera vista!
Por las siguientes tres semanas David y Janet fueron inseparables. Entonces, cierta noche Janet recibió una llamada telefónica de un joven que había sido novio de ella, y quedó muy deprimida. Por eso, llamó a David en busca de consuelo. Pero David vio en aquello una amenaza y, confundido, respondió con frialdad. El amor que los dos creían que duraría para siempre murió aquella misma noche.
Las películas, los libros y los programas de televisión pudieran hacerte creer que el amor a primera vista dura para siempre. Hay que reconocer que por lo general el atractivo físico es lo que al principio crea un interés mutuo entre dos personas. Como dijo cierto joven: “No es fácil ‘ver’ la personalidad de nadie”. Pero ¿de qué se “enamora” uno cuando solo ha conocido a alguna persona por unas cuantas horas o unos días? ¿No es de la imagen que proyecta? En realidad, uno no sabe mucho de los pensamientos, las esperanzas, los temores, los planes, los hábitos, las aptitudes o habilidades de esa persona. Solo conoce el exterior, no a “la persona secreta del corazón”. (1 Pedro 3:4.) ¿Cuánto puede durar un amor como ese?
Las apariencias engañan
Además, las apariencias pueden engañar. La Biblia dice: “El encanto puede ser falso, y la belleza puede ser vana”. La hermosa envoltura de un regalo no le indica a uno lo que hay dentro. De hecho, la envoltura más elegante pudiera cubrir un regalo inútil. (Proverbios 31:30.)
Un proverbio dice: “Como nariguera de oro en el hocico de un cerdo, así es la mujer que es bella, pero que está apartándose de la sensatez”. (Proverbios 11:22.) Las narigueras eran adornos populares en los tiempos bíblicos. Eran obra exquisita, por lo general de oro macizo. Naturalmente, un adorno como ese sería la primera alhaja que uno notaría en una mujer.
Apropiadamente, el proverbio compara con una “nariguera de oro en el hocico de un cerdo” a la mujer de hermosa apariencia que carece de “sensatez”. La belleza sencillamente no cuadra con una mujer insensata; en su caso resulta un adorno inútil. A la larga, ¡no la hará más atractiva de lo que una bella nariguera hermosea a un cerdo! Entonces, ¡qué error sería ‘enamorarse’ de la apariencia de alguien y pasar por alto lo que la persona en verdad es interiormente!
“Nada hay tan engañoso”
Sin embargo, algunos piensan que el corazón es infalible cuando emite juicios sobre lo romántico. ‘Haz caso a tu corazón’, es lo que dicen. ‘¡Cuando sea amor verdadero, lo sabrás!’ Desgraciadamente, los hechos contradicen esa teoría. En una encuesta, 1.079 jóvenes (entre las edades de 18 y 24 años) informaron haber tenido hasta entonces un promedio de siete relaciones amorosas. La mayoría admitió que sus experiencias románticas anteriores habían sido simple encaprichamiento, apasionamiento, una emoción pasajera. ¡Pero esos mismos jóvenes “invariablemente dijeron que su experiencia del momento era amor”! Con todo, algún día en el futuro la mayoría considerará sus relaciones actuales como consideró las del pasado: un simple encaprichamiento.
Lo trágico es que cada año miles de parejas se casan con la ilusión de que están ‘enamorados’, solo para descubrir, poco después, que han cometido un error. El encaprichamiento “engaña a hombres y mujeres y los lleva a formar matrimonios desdichados; parecen ovejas que van al degüello”, dice Ray Short en su libro Sex, Love, or Infatuation (Atracción sexual, amor o capricho).
“El que confía en su propio corazón es estúpido.” (Proverbios 28:26.) Con demasiada frecuencia sucede que el juicio que emite nuestro corazón es erróneo o nos lleva por mal camino. De hecho, la Biblia dice: “Nada hay tan engañoso [...] como el corazón”. (Jeremías 17:9, La Biblia al Día.) Sin embargo, el proverbio antes mencionado pasa a decir: “Pero el que anda con sabiduría es el que escapará”. Tú también puedes evitar los peligros y las frustraciones que les han sobrevenido a otros jóvenes si aprendes a reconocer la diferencia entre un encaprichamiento y el amor que se describe en la Biblia... el amor que nunca falla.
Contraste entre el amor y el encaprichamiento
Calvin, un joven de 24 años, reconoce lo siguiente: “El encaprichamiento es ciego y eso es lo que prefiere ser. No percibe la realidad”. Una joven de 16 años llamada Kenya añadió: “Cuando una se encapricha con alguien, cree que todo lo que esa persona hace es perfecto”.
El encaprichamiento es un amor falso. Es irreal y egoísta. Las personas que se hallan en esa condición tienden a decir: ‘Me siento realmente importante cuando estoy con él. No puedo dormir. No puedo creer lo fantástico que es todo esto’, o: ‘Nadie me hace sentir lo que siento cuando estoy con ella’. ¿Notaste lo mucho que la persona habla de sí misma y de lo que la complace? ¡Una relación que se basa en el egoísmo va encaminada al fracaso! Pero nota la descripción que la Biblia da del amor verdadero: “El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado. No lleva cuenta del daño”. (1 Corintios 13:4, 5.)
Puesto que “no busca sus propios intereses”, el amor basado en los principios bíblicos no es egocéntrico ni egoísta. Es cierto que dos jóvenes quizás tengan sentimientos románticos muy intensos y se sientan atraídos mutuamente. Pero la razón y un profundo respeto a la otra persona ayudarán a equilibrar esos sentimientos. Si lo que sientes es amor verdadero, entonces te interesas en el bien y la felicidad de la otra persona al mismo grado que te interesas en tu propio bien y felicidad. No permites que emociones arrolladoras destruyan tu buen juicio.
Un ejemplo de amor verdadero
El relato bíblico de Jacob y Raquel ilustra claramente esto. Ellos se conocieron en un pozo al que Raquel acudió para abrevar las ovejas de su padre. Jacob se sintió atraído a ella inmediatamente, no solo porque fuera “de hermosa figura y de hermoso semblante”, sino porque también adoraba a Jehová. (Génesis 29:1-12, 17.)
Después de pasar un mes en la casa de la familia de Raquel, Jacob dijo que estaba enamorado de Raquel y que quería casarse con ella. ¿Fue eso un simple encaprichamiento romántico? ¡De ninguna manera! Durante aquel mes él vio a Raquel en su ambiente natural y notó cómo trataba a sus padres y a otras personas, cómo efectuaba su trabajo de pastora, y lo serio que tomaba la adoración de Jehová. Sin duda pudo verla en sus “mejores momentos” y en sus “peores momentos”. Por lo tanto, el amor que sentía por ella no fue desenfrenado, sino un amor desinteresado basado en la razón y en respeto profundo.
Por eso Jacob pudo decir que estaba dispuesto a trabajar siete años para el padre de Raquel a fin de casarse con ella. ¡De seguro el encaprichamiento no habría durado tanto tiempo! Solo el amor genuino, un interés altruista en la otra persona, habría hecho que aquellos años parecieran “como unos cuantos días”. Debido a aquel amor genuino, él y Raquel pudieron mantenerse castos, puros, durante aquel período. (Génesis 29:20, 21.)
¡Requiere tiempo!
El paso del tiempo no tiene mal efecto en el amor verdadero. De hecho, la mejor manera de poner a prueba lo que sientes por otra persona es dejar que pase algún tiempo. Además, como mencionó una joven llamada Sandra: “Nadie te entrega su personalidad con solo decir: ‘Yo soy así. Ahora sabes todo lo que se puede saber sobre mí’”. No; también se requiere tiempo para llegar a conocer a la persona en quien te interesas.
El tiempo también permite que examines tu interés romántico a la luz de la Biblia. Recuerda, el amor “no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses”. ¿Se interesa la otra persona en el éxito de tus proyectos, o solo en los suyos? ¿Respeta tus puntos de vista y tus sentimientos? ¿Ha ejercido presión en ti para que hagas cosas que son realmente ‘indecentes’ para satisfacer sus deseos egoístas? ¿Tiende a rebajarte delante de los demás, o a ensalzarte? El que te hagas preguntas como esas puede ayudarte a evaluar tus sentimientos de manera más objetiva.
Un enamoramiento o apasionamiento precipitado puede resultar en desastre. Jill, una joven de 20 años, explicó: “Sencillamente me enamoré, de repente y con locura”. Se casó después de un agitado idilio amoroso de dos meses. Pero entonces comenzaron a salir a la superficie faltas ocultas. Jill empezó a desplegar inseguridad y egocentrismo. Su esposo, Rick, perdió el encanto romántico y se hizo egoísta. Un día, tras de dos años de casada, Jill le gritó a su esposo que él era “tacaño”, “holgazán” y “un fracaso”. En respuesta, Rick la golpeó en la cara. Jill salió llorando de la casa... y del matrimonio.
No hay duda de que el seguir el consejo bíblico les habría ayudado a salvar su matrimonio. (Efesios 5:22-33.) ¡Pero cuán diferente habría sido la situación si se hubieran conocido mejor antes de casarse! No se habrían enamorado de una “imagen”, sino de la verdadera personalidad, con sus cualidades buenas y malas. Habrían tenido esperanzas más realistas.
El amor verdadero no surge de la noche a la mañana. Y no tiene que ser que el mejor cónyuge para ti sea una persona que te parezca sumamente atractiva. Por ejemplo, Barbara conoció a un joven que, como ella reconoce, al principio no le atrajo mucho. Pero “según lo fui conociendo mejor —recuerda Barbara—, todo cambió. Noté el interés de Stephen en otras personas, y que siempre anteponía a sus intereses los de los demás. Yo sabía que esas cualidades lo harían un buen esposo. Esto me atrajo a él y empecé a tenerle amor”. El resultado de esto fue un matrimonio duradero.
Por eso, ¿cómo puedes conocer el amor verdadero? Puede que tu corazón te indique algo, pero confía en tu mente entrenada en los principios bíblicos. Trata de conocer más que únicamente la “imagen” externa de la persona. Hay que darle tiempo a la relación para que alcance desarrollo pleno. Recuerda, el encaprichamiento sube rápidamente como una fiebre, pero entonces se desvanece. Con el correr del tiempo el amor genuino se hace cada vez más firme y se convierte en “un vínculo perfecto de unión”. (Colosenses 3:14.)
Preguntas para consideración Capítulo 31
◻ ¿Qué peligro encierra el enamorarse de la apariencia de alguien?
◻ ¿Puedes confiar en que tu corazón reconozca el amor verdadero?
◻ ¿Qué diferencias hay entre el amor y el encaprichamiento?
◻ ¿Por qué se disuelven a menudo los noviazgos? ¿Es siempre incorrecto eso?
◻ ¿Cómo puedes tratar con el dolor del rechazamiento si se ha puesto fin a un noviazgo?
◻ ¿Por qué es importante que cada persona se dé tiempo para conocer mejor a la otra?
[Comentario de la página 242]
¿Estás enamorado de la persona, o de su “imagen”?
[Comentario en la página 247]
“El encaprichamiento es ciego y eso es lo que prefiere ser. No percibe la realidad.”—Un hombre de 24 años
[Comentario en la página 250]
“Ahora solo me limito a decir: ‘Hola, ¿qué tal?’. No permito que nadie se me acerque”
[Recuadro/Fotografía en las páginas 248 y 249]
¿Cómo puedo sobreponerme a un desengaño amoroso?
Sabes, sin dudarlo, que es la persona con quien te vas a casar. Ustedes se encuentran a gusto juntos, tienen intereses en común y se atraen mutuamente. Pero la relación termina de repente en un estallido de cólera... o se disuelve en un mar de lágrimas.
En su libro The Chemistry of Love (La química del amor), el Dr. Michael Liebowitz asemeja el comienzo del amor a la euforia o sensación de felicidad producida por una droga potente. Pero como en el caso de una droga, si ese amor muere, puede dejar terribles ‘síntomas de abstinencia’. Y las reacciones serán las mismas, sea que se trate de un simple encaprichamiento o de ‘amor verdadero’. En ambos casos surgen sensaciones eufóricas; pero, si la relación termina, el resultado es angustia y depresión.
Los sentimientos de rechazo, dolor y, tal vez, agravio como resultado de un noviazgo roto pueden agriar tu manera de ver el futuro. Una joven dice que se siente ‘herida’ porque la dejaron plantada. “Ahora solo me limito a decir: ‘Hola, ¿qué tal?’ [a los jóvenes] —comenta—. No permito que nadie se me acerque.” Mientras más profundos sean los sentimientos envueltos en cierta relación amorosa, mayor será el dolor si se disuelve.
Sí, la libertad de enamorar a quien uno desee lleva consigo un alto precio: la posibilidad muy real de salir rechazado. No hay garantía absoluta de que se desarrolle el amor verdadero. Por eso, si alguien empezó a enamorarte con intenciones honorables, pero después resolvió que no sería sabio casarse contigo, eso no necesariamente significa que se te haya tratado con injusticia.
El problema es que, aunque se rompa un noviazgo con suma prudencia y bondad, todavía sentirás que se te ha herido y rechazado. Sin embargo, esa no es razón para que pierdas tu estima propia. ¡El hecho de que no fueras la persona “idónea” a los ojos de una persona no significa que no puedas serlo a los ojos de otra!
Trata de considerar objetivamente la relación que acaba de terminar. Puede que el rompimiento haya puesto de relieve aspectos negativos de la otra persona: inmadurez emocional, indecisión, inflexibilidad, intolerancia y falta de consideración por tus sentimientos. Esas son cualidades que de seguro no deseas en un cónyuge.
¿Qué hay si es solo la otra persona la que quiere romper, y tú crees que el matrimonio pudiera tener éxito? Tienes el derecho de expresar lo que crees. Puede que solo haya habido un malentendido. Poco se logra con enfadarse uno y vociferar. Y si la otra persona insiste en romper, no tienes que humillarte, suplicando con lágrimas el afecto de alguien que obviamente no siente nada por ti. Salomón dijo que hay “tiempo de buscar y tiempo de dar por perdido”. (Eclesiastés 3:6.)
¿Qué hay si tienes buenas razones para sospechar que la otra persona se estaba valiendo de ti y que desde el mismo principio jamás tuvo intenciones de casarse contigo? No tienes que vengarte. Puedes confiar en que Dios está al tanto de esa manera tortuosa de actuar. Su Palabra dice: “La persona cruel está acarreando extrañamiento a su propio organismo”. (Proverbios 11:17; compara con Proverbios 6:12-15.)
Es posible que de vez en cuando te atormenten la soledad o los recuerdos románticos. Si te ocurre eso, no te hará daño llorar un poco. El que participes en alguna actividad física o en el ministerio cristiano también te ayudará. (Proverbios 18:1.) Piensa en cosas que te den gozo y que sean edificantes. (Filipenses 4:8.) Habla a alguna persona en quien confíes completamente. (Proverbios 18:24.) Tus padres también pueden consolarte, aun cuando pienses que tienes suficiente edad para ser independiente. (Proverbios 23:22.) Y sobre todo, confía en Jehová.
Puede que ahora te des cuenta de que debes trabajar en ciertos aspectos de tu personalidad. Quizás sepas mejor que nunca lo que quieres de un cónyuge. El haber amado sin que se te correspondiera tal vez te haga ejercer más cautela en el noviazgo si después conoces a alguien que te atraiga... lo cual puede ser más probable de lo que piensas.
[Tabla en la página 245]
¿Es amor, o encaprichamiento?
EL AMOR EL ENCAPRICHAMIENTO
1. Es interés altruista en 1. Es egoísta, restrictivo.
los intereses de la otra Uno piensa: ‘¿Qué me da
persona esto a mí?’
2. A menudo el interés 2. La atracción romántica
romántico empieza lentamente; crece rápidamente, quizás
puede tomar meses o años en unas horas o unos días
3. Uno se siente atraído por 3. Uno se siente muy
el total de la personalidad impresionado o atraído por
y las cualidades espirituales la apariencia física de la
de la otra persona otra persona. (‘¡Tiene unos
ojos tan encantadores!’
‘¡Tiene tan hermosa figura!’)
4. El efecto en uno es que Tiene efecto destructivo
lo hace mejor persona y desorganizador
5. Uno ve a la otra persona No es realista. La otra
de modo realista y nota sus persona parece perfecta. Se
defectos; con todo, la ama pasan por alto dudas
persistentes sobre ciertos
defectos graves de la
personalidad
6. Se tienen desacuerdos, Las disputas son frecuentes.
pero se descubre que se pueden Los problemas no se solucionan
considerar y resolver realmente. Muchas riñas se
“resuelven” con un beso
7. Uno desea dar de sí mismo El énfasis se pone en
a la otra persona y compartir conseguir u obtener,
con ella especialmente en lo que toca
a satisfacer los impulsos
sexuales
[Fotografía en la página 244]
La persona de atractivo físico que sea insensata es “como nariguera de oro en el hocico de un cerdo”
[Fotografía en la página 246]
La persona que siempre te humilla ante otros probablemente no te tiene amor genuino
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¿Cómo tener un noviazgo de éxito?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas
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Capítulo 32
¿Cómo tener un noviazgo de éxito?
“TRAS la mayoría de los fracasos en el matrimonio hay fracasos en el noviazgo. Ese punto merece claro énfasis.” Eso dijo Paul H. Landis, investigador de asuntos de la vida familiar. La joven Louise puede confirmar la exactitud de esa declaración. Ella explica: “Mi mayor error fue enamorarme de Andy antes de ver la clase de persona que era. Nuestro noviazgo se había limitado mayormente a ocasiones en que estábamos solos. Nunca vi cómo se comportaba fuera de aquellas situaciones ‘ideales’”. El matrimonio de ellos terminó en divorcio. ¿Cuál es la clave para evitar una tragedia como esa? ¡Un noviazgo de éxito!
Antes de concertar citas
“[La persona] prudente mira bien sus pasos.” (Proverbios 14:15, Versión Moderna.) El que te enamores de alguien a quien casi no conoces es invitar el desastre... aunque esa persona sea atractiva. ¡Puede que termines casándote con alguien de emociones y metas muy diferentes de las tuyas! Por eso, es prudente que primero observes bien su comportamiento en medio de un grupo, quizás mientras ambos estén disfrutando de alguna forma de recreación.
“Sabía que si me acercaba mucho a ella desde el principio, las emociones me nublarían el juicio —explicó Dave, felizmente casado ya por diez años—. Por eso, observé a Rose desde lejos, sin que ella supiera que me interesaba. Podría ver cómo trataba a otros, o si le gustaba coquetear. En conversaciones informales con ella me enteré de sus circunstancias y metas.” También el hablar con alguien que conozca bien a la otra persona ayuda a uno a descubrir qué reputación tiene. (Compara con Proverbios 31:31.)
Las primeras citas
Después que hayas decidido quién podría ser el cónyuge apropiado para ti, pudieras acercarte a esa persona y decirle que desearías conocerla mejora. Si ella está de acuerdo, tu primera cita no tiene que ser un acontecimiento elaborado. Tal vez una cita para una comida o hasta el salir juntos como parte de un grupo te permita familiarizarte mejor con la persona, lo cual te ayudaría a decidir si quieres continuar la relación. El mantener la situación en terreno algo informal ayuda a tranquilizar a ambos si al principio se sienten un poco nerviosos. Y al evitar expresiones de compromiso prematuras pueden minimizar los sentimientos de rechazo —o vergüenza— si uno de los dos pierde el interés.
Prescindiendo del tipo de cita que se planee, llega a tiempo, y con ropa nítida y apropiada. Muestra que puedes entablar y mantener una buena conversación. Escucha atentamente. (Santiago 1:19.) Aunque no hay reglas inflexibles en tales asuntos, el joven querrá seguir las normas locales de los buenos modales. Puede ser el abrirle la puerta a la joven o ayudarla a sentarse. Ella no debe esperar que él la trate como una princesa, sino que debe mostrar modestia y cooperar con los esfuerzos del joven. Al tratarse con respeto el uno al otro, la pareja puede establecer un modelo de acción para el futuro. Al esposo se le manda ‘honrar a su esposa como el vaso más débil’. Y la esposa debe tener “profundo respeto por su esposo”. (1 Pedro 3:7; Efesios 5:33.)
¿Es apropiado tomarse de las manos, besarse o hasta abrazarse?, y si lo es, ¿cuándo? El mostrar afecto, cuando se hace mediante expresiones genuinas de cariño y no con pasión egoísta, puede ser tanto limpio como propio. El libro bíblico de Cantar de los Cantares indica que la joven sulamita y el joven pastor a quien ella amaba y con quien pronto se casaría habían intercambiado expresiones de cariño apropiadas. (Cantar de los Cantares 1:2; 2:6; 8:5.) Pero como aquella pareja casta, ustedes dos tendrían que cuidarse de que sus expresiones de cariño no llegaran a ser indecentes ni condujeran a la inmoralidad sexualb. (Gálatas 5:19, 21.) Es lógico que las expresiones de cariño apropiadas deban hacerse solamente cuando la relación se ha desarrollado hasta el punto en que cada uno siente un compromiso para con la otra persona y parece que el matrimonio se hará una realidad. El ejercicio de autodominio por los implicados puede evitarles distraerse de una importante meta del noviazgo de éxito, a saber...
Llegar a conocer a “la persona secreta del corazón”
Un grupo que hizo un estudio informó lo siguiente en el número de mayo de 1980 de la revista Journal of Marriage and the Family: “Parece que hay más probabilidades de que un matrimonio sobreviva y prospere cuando cada contrayente posee un conocimiento relativamente completo del ser interno de la otra persona”. Sí, es muy importante que llegues a conocer a “la persona secreta del corazón” de tu compañero o compañera. (1 Pedro 3:4.)
Sin embargo, el ‘sacar’ las intenciones del corazón de la otra persona requiere esfuerzo y discernimiento. (Proverbios 20:5.) Por eso, deben planearse actividades que ayuden a ver cómo es realmente la otra persona. Aunque el ir a ver una película o escuchar un concierto pudiera bastar al principio, el participar en actividades que se presten a que haya más conversación (como al salir a patinar, a un juego de bolos o a visitar parques zoológicos, museos o galerías de arte) puede ayudarles a conocerse mejor.
Para saber cómo piensa la otra persona, hazle preguntas francas como: ‘¿Qué haces en tu tiempo libre?’, ‘Si tuvieras suficiente dinero, ¿qué te gustaría hacer?’, ‘¿Qué aspecto de nuestra adoración a Dios te agrada más? ¿Por qué?’. Estas preguntas permiten un sondeo que te ayudan a descubrir qué le es precioso a la otra persona.
A medida que se profundice la relación entre ustedes dos y consideren más seriamente el matrimonio, más necesario será que hablen con franqueza sobre asuntos importantes: qué cosas valoran sobre otras; dónde y cómo vivirán; asuntos financieros, incluso si ambos tendrán empleo seglar; si tendrán hijos o los evitarán; conceptos del papel que desempeñará cada uno en el matrimonio; y metas, tanto para el futuro inmediato como para el distante, y cómo piensan alcanzarlas. Muchos jóvenes testigos de Jehová emprenden la obra de evangelizador de tiempo completo cuando terminan su educación académica, y desean seguir sirviendo así después de casarse. Este tiempo es oportuno para que ambos se aseguren de que sus metas espirituales sean compatibles. También es tiempo de revelar ciertos asuntos, quizás del pasado, que pudieran afectar el matrimonio. Estos pudieran ser deudas u otras obligaciones que tengan. También deben considerar francamente asuntos de la salud, como si han padecido de alguna enfermedad grave, y las consecuencias de esta.
En esas conversaciones, sigue el ejemplo de Elihú, quien dijo: “Mis palabras declararán la rectitud de mi corazón; y lo que saben mis labios, lo dirán con sinceridad”. (Job 33:3, Versión Moderna.) Al explicar cómo su noviazgo la preparó para lo que ha resultado ser un matrimonio feliz, Esther dijo: “Nunca me puse a fingir ni a decir que concordaba con Jaye cuando yo no opinaba como él. Todavía no hago eso. Siempre me esfuerzo por ser honrada”.
No trates de evadir ni encubrir asuntos delicados por temor de poner en aprietos a la otra persona. Beth cometió ese error mientras era novia de John. Le dijo que creía en ahorrar para el futuro y no derrochar el dinero. John le dijo que opinaba igual. Beth no hizo más preguntas sobre el asunto, pues creía que ambos tenían el mismo punto de vista sobre los asuntos financieros. ¡Pero resultó que la idea de John de ahorrar para el futuro era ahorrar para comprarse un nuevo auto deportivo! Lamentablemente, después que se casaron quedó patente que no concordaban en cómo gastar el dinero.
Desacuerdos de ese tipo se pueden evitar. Louise, a quien mencionamos ya, dice lo siguiente al recordar su noviazgo: “Debí haber hecho muchas otras preguntas, como: ‘¿Qué hay si yo quedara encinta y tú no quisieras un bebé? ¿Qué harías?’. O: ‘Si tuviéramos deudas y yo quisiera quedarme en casa para atender a nuestro hijo, ¿cómo te las arreglarías?’. Habría notado cuidadosamente cómo reaccionaba”. Conversaciones como esas pueden sacar a la superficie cualidades del corazón que deberían conocerse antes de contraer matrimonio.
¡Observa a la otra persona en acción!
“Una persona puede ser muy amable cuando está contigo a solas —explica Esther—. Pero cuando hay otra gente alrededor quizás se vea en una situación inesperada. Puede que uno de tus amigos diga algo que a esa persona no le agrade. Ahora puedes ver cómo actúa bajo presión. ¿Se pondrá a discutir? ¿Responderá con sarcasmo?” Esther llega a esta conclusión: “Fue muy provechoso que estuviéramos en la compañía de amigos y familiares de ambos mientras éramos novios”.
Aparte de la recreación, pasen tiempo trabajando juntos. Participen juntos en obras cristianas, como en el ministerio cristiano y el estudio de la Palabra de Dios. También, hagan tareas que después llegarán a ser parte de la vida cotidiana matrimonial... comprar alimentos, preparar una comida, lavar los platos y limpiar la casa. Por hallarse juntos tú y la otra persona en circunstancias de la vida real —hasta en momentos en que ella muestre su peor aspecto— podrás ver lo que en verdad hay tras cualquier fachada agradable de la otra persona.
El joven pastor del Cantar de los Cantares vio cómo actuaba su joven amada cuando la afligía la desilusión o mientras laboraba bajo el sol candente... y sudaba y se cansaba. (Cantar de los Cantares 1:5, 6; 2:15.) Después de ver la lealtad con que ella resistió los intentos del acaudalado rey Salomón para atraerla, el pastor exclamó: “Eres del todo hermosa, oh compañera mía, y no hay defecto en ti”. (Cantar de los Cantares 4:7.) Por supuesto, no quiso decir que era perfecta, sino, básicamente, que no tenía ninguna mancha o defecto moral. Su fortaleza moral daba realce a su belleza física, lo cual compensaba por cualquier defecto de ella. (Compara esto con Job 31:7.)
Toma tiempo hacer una evaluación de ese tipo. Por eso, evita un noviazgo apresurado. (Proverbios 21:5.) Generalmente el hombre y la mujer hacen todo esfuerzo posible, cada uno, para ganarse el amor del otro. Cuando se permite que pase tiempo suficiente, los hábitos y las tendencias desagradables se manifiestan de una manera u otra. A la pareja que no solo se da tiempo, sino que también saca el mayor provecho de este, probablemente se le hará más fácil ajustarse al matrimonio. Con los ojos abiertos, emprenderán la vida matrimonial confiando en que podrán resolver los desacuerdos que surjan. Un buen noviazgo los habrá preparado para un matrimonio que tendrá éxito y será feliz.
[Notas a pie de página]
a Esto aplica en países donde se acostumbra concertar citas y eso se considera conducta apropiada entre cristianos. Generalmente el varón toma la iniciativa, aunque no hay ningún principio bíblico que impida que una joven exprese modestamente lo que siente si el joven parece tímido o inseguro. (Compara con Cantar de los Cantares 8:6.)
b Lee el capítulo 24: “¿Cómo evitar las relaciones sexuales antes del matrimonio?”.
Preguntas para consideración Capítulo 32
◻ ¿Cuál es el fin principal de un noviazgo, y cuán importante es el noviazgo para la felicidad en el matrimonio?
◻ ¿Qué puede ayudarte a conocer cómo es realmente la otra persona?
◻ ¿Qué clase de conversaciones contribuyen a un buen noviazgo?
◻ ¿Por qué es provechoso que los que quieren conocerse pasen tiempo juntos en medio de diversas circunstancias?
◻ ¿Qué indicaciones pudiera haber de que la relación no va bien?
◻ ¿Cuándo debería ponerse fin a un noviazgo?
[Comentario en la página 255]
“Parece que hay más probabilidades de que un matrimonio sobreviva y prospere cuando cada contrayente posee un conocimiento relativamente completo del ser interno de la otra persona.”—Journal of Marriage and the Family
[Recuadro/Fotografía en las páginas 256 y 257]
¿Deberíamos romper?
Al acercarse unas relaciones románticas al momento crucial en que hay que tomar una decisión, no es raro que surjan dudas. ¿Qué hay si las dudas surgen como consecuencia de defectos serios que ves en la otra persona, o de fallas en las relaciones mismas?
Por ejemplo, es cierto que hasta personas que se estiman pueden tener desacuerdos a veces. (Compara con Génesis 30:2; Hechos 15:39.) Pero si casi nunca están de acuerdo, si todas las discusiones terminan en gritos o si las relaciones son solo un ciclo interminable de romper y hacer las paces, ¡cuidado! Una encuesta en que participaron 400 médicos reveló que las disputas constantes son clara indicación de “que no se está preparado emocionalmente para el matrimonio”, y hasta quizás revelen “que la pareja no es compatible”.
El descubrir defectos perturbadores en un cónyuge en perspectiva pudiera ser otra causa de preocupación. El que esa persona despliegue un temperamento violento o hasta indicios de egoísmo, falta de madurez, disposición caprichosa o terquedad puede hacer que te preguntes si querrías pasar el resto de la vida con esa persona. Sin embargo, muchos pasan por alto esos defectos o tratan de justificarlos, y parecen resueltos a lograr que la relación continúe a toda costa. ¿A qué se debe eso?
Puesto que para los cristianos verdaderos el noviazgo es un asunto serio —y así debe ser—, hay quienes piensan que están obligados a casarse con la persona con quien salen. Puede que también teman enfrentarse a ella y herir sus sentimientos. Otros quizás sencillamente teman que no podrán encontrar a ninguna otra persona con quien casarse. Pero esas no son buenas razones para prolongar un noviazgo lleno de dificultades.
El propósito del noviazgo es analizar la posibilidad de casarse con la persona con quien se sale. Y si el cristiano empieza el noviazgo de buena fe, no está obligado a continuarlo si ve faltas en él. Además, ¿no sería impropio y egoísta prolongar unas relaciones que van en deterioro por pensar que ‘quizás no encuentres a nadie más’? (Compara con Filipenses 2:4.) Por eso, es importante que la pareja se encare a sus problemas, no que los evada. Empieza por observar con detenimiento y cuidado a la persona con quien sales.
Por ejemplo: ¿Hay prueba de que la mujer implicada llegará a ser una esposa sumisa y capaz? (Proverbios 31:10-31.) ¿Ha dado prueba el hombre implicado de que mostrará amor abnegado y será buen proveedor? (Efesios 5:28, 29; 1 Timoteo 5:8.) Alguien pudiera afirmar que es siervo celoso de Dios, pero ¿hay obras que respalden esa afirmación acerca de su fe? (Santiago 2:17, 18.)
Por supuesto, si has dedicado mucho tiempo y has puesto mucha emoción en desarrollar una relación con otra persona, no te apresures a terminarla solo porque hayas descubierto que esa persona no es perfecta. (Santiago 3:2.) Pudieras llegar a la conclusión de que puedes vivir con ella a pesar de sus faltas.
¿Qué hay si no es así? Consideren juntos el asunto. ¿Existen diferencias fundamentales en sus metas o puntos de vista, o se trata simplemente de malentendidos? ¿Pudiera ser cuestión de que ambos tengan que aprender a ‘refrenar su espíritu’ y resolver los problemas con más calma? (Proverbios 25:28.) Si a uno le preocupan ciertos rasgos irritantes de la personalidad del otro, ¿admite humildemente la otra persona sus debilidades y se muestra dispuesta a mejorar? ¿O tendrás tú que ser menos sensible? (Eclesiastés 7:9.) El ‘soportarse el uno al otro en amor’ es parte vital de un buen matrimonio. (Efesios 4:2.)
Más bien que destruir su relación, ¡una conversación franca pudiera revelarles que puede desarrollarse más! Pero si el considerar las dificultades solo causa mayor tirantez entre ambos, no pasen por alto que esto es señal clara de que el contraer matrimonio muy posiblemente resultaría en desastre. (Proverbios 22:3.) Pudiera ser que la situación no mejorara después de casarse. Un rompimiento pudiera ser lo más conveniente para ambos.
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El observar la conducta de la otra persona en medio de un grupo permite conocerla sin entrar en una relación romántica con ella
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El obedecer las normas locales del decoro y los buenos modales establece un modelo de acción de respeto mutuo que puede continuar en el matrimonio
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Si está claro que un noviazgo no va bien, lo bondadoso sería tener una conversación franca en la que se explique por qué debe terminar la relación
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