Preguntas de los lectores
● ¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando escribió que la existencia de sectas entre los corintios haría que se manifestaran personas que eran aprobadas?
Basándose en informes que había recibido de otros, el apóstol Pablo escribió: “Cuando se juntan en congregación, oigo que existen divisiones entre ustedes; y hasta cierto grado lo creo. Porque también tiene que haber sectas entre ustedes, para que las personas aprobadas también se hagan manifiestas entre ustedes.”—1 Cor. 11:18, 19.
El apóstol reconocía que los informes no siempre dan un cuadro completo de la situación verdadera. Sin embargo, debido a su conocimiento personal de la congregación de Corinto, él sabía que la información que se le había suministrado era esencialmente verídica. Por eso pudo decir: “Hasta cierto grado lo creo.” Él concluyó que tenía que haber facciones o sectas entre los corintios. Sin embargo, la misma existencia de estas facciones haría que se manifestaran los que estaban en condición aprobada desde el punto de vista de Dios.
Cuando surgen facciones, a menudo ciertos individuos se esfuerzan por edificar para sí un grupo de seguidores. Pronto se manifiesta su espíritu de descontento y su deseo de tener prominencia o reconocimiento. Pero las personas que son siervos aprobados del Altísimo continúan ayudando humildemente a sus compañeros de creencia. Por su modo de hablar y actuar, demuestran que están convencidos de que el cabeza de la congregación cristiana es el Señor Jesucristo. No se identifican con grupos que enaltecen a hombres imperfectos; ni tratan de ganarse la aprobación de hombres.
Las personas que verdaderamente son siervos aprobados de Dios evitan contribuir al desarrollo de facciones y envolverse de manera alguna con éstas. Además, cuando las sectas llegan a existir, tales personas aprobadas hacen lo que pueden para promover la unidad y el amor. Sí, los que aman la verdad se distinguirán por medio de evitar un espíritu partidista y por medio de continuar ayudando a otros a comprender la necesidad de mantener la unidad bajo la dirección de Jesucristo como Cabeza. Es de esta manera como las sectas o las divisiones realmente ayudan a identificar a los creyentes verdaderos, personas que tienen motivos puros.
● El apóstol Pablo dijo que un superintendente de congregación debe ser “esposo de una sola mujer.” ¿Por qué mencionó esto entre los requisitos para los superintendentes, puesto que ningún cristiano podía ser bígamo ni polígamo?
En 1 Timoteo 3:2 el apóstol Pablo escribió: “El superintendente por lo tanto debe ser irreprensible, esposo de una sola mujer, moderado en los hábitos.” La expresión “esposo de una sola mujer” indicaría que el hombre estaba libre de sospecha respecto a alguna mala conducta con relación a lo sexual, que era buen ejemplo de la norma cristiana tocante al matrimonio.
Jesús había mandado a sus discípulos que se adhirieran al arreglo marital establecido originalmente por Dios, es decir, el de un solo hombre para una sola mujer. (Mat. 19:5, 6) Por lo tanto, nadie podía bautizarse como cristiano sin antes dejar de ser polígamo. Sin embargo, era apropiado que Pablo hiciera hincapié en el asunto con relación a los ancianos, debido a que entre los judíos se había permitido la poligamia y era posible que esta práctica fuera común en países adonde llegara a esparcirse el cristianismo. Una persona que recientemente estuviera asociándose con la congregación debería poder ver por el ejemplo de los ancianos que la monogamia, y no la poligamia, era el arreglo aceptable para los cristianos.
Pero la frase “esposo de una sola mujer” podría encerrar más que eso. En aquel tiempo el relajamiento común de la moralidad se reflejaba en la facilidad y frecuencia con que las personas se divorciaban y se volvían a casar.
“Debido a la corrupta facilidad con que se podía obtener el divorcio tanto bajo la ley griega como bajo la romana, era muy común el que marido y mujer se separaran y que, durante el transcurso de la vida de ambos, se casaran con otras personas. Por lo tanto, pudiera ser que un hombre tuviera tres o cuatro esposas que estuvieran viviendo al mismo tiempo; es decir, tres o cuatro mujeres que hubieran sido esposas de él sucesivamente.” (The Life and Epistles of St. Paul [La vida y las epístolas de San Pablo] por Conybeare y Howson) El caso tenía que ser diferente para el cristiano. Solamente si su cónyuge cometía “fornicación” (crasa inmoralidad sexual) estaría él libre para conseguir un divorcio y casarse con otra persona. (Mat. 5:32; 19:9) El requisito de que el anciano fuera “esposo de una sola mujer” significaría que él diera el ejemplo al no ser un hombre que se hubiera divorciado de su esposa sin tener razones bíblicas para ello y luego se hubiera vuelto a casar.
Según el entendimiento de algunos eruditos, las palabras de 1 Timoteo 3:2 significan que un anciano no podía de ninguna manera casarse por segunda vez. Sin embargo, lo que Jesús había dicho anteriormente y lo que Pablo escribió en otros lugares indican que el volverse a casar no era incorrecto, y por lo tanto no haría del anciano un hombre reprensible ni lo descalificaría de servir de anciano en la congregación. Recuerde que Pablo escribió que sería mejor para las viudas (y, lógicamente, para los viudos) el casarse en vez de estar ardiendo de pasión o ser personas desocupadas que estuvieran entremetiéndose en asuntos ajenos.—1 Cor. 7:8, 9, 36-39; 1 Tim. 5:13, 14.
El que un anciano fuera “esposo de una sola mujer” también daría a entender que él era inocente respecto a haber cometido bigamia o adulterio. Había de ser moralmente irreprensible en su vida de matrimonio, leal y fiel a su esposa. Así, pues, La Nueva Biblia Española vierte el versículo de esta manera: el superintendente “tiene que ser intachable, fiel a su mujer.”
Por consiguiente, al decir que el superintendente debe ser “esposo de una sola mujer,” Pablo, en pocas palabras y desde varios puntos de vista, estaba haciendo hincapié en el elevado ejemplo moral que debe dar el anciano casado. Al verlo, cualquiera debería poder discernir que él era un vivo ejemplo del elevado concepto del matrimonio que existe en el cristianismo verdadero.