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Anuario de los testigos de Jehová para 1981
yb81 págs. 34-143

El Salvador

Era el 24 de febrero de 1945. El lugar: el aeropuerto de la ciudad de México. El misionero tiraba ansiosamente de los brazos de su asiento mientras el pequeño avión de hélice adelantaba hacia el despegue sobre la pista. Al otro lado del pasillo estaban sentados el presidente de la Sociedad Watch Tower, Nathan H. Knorr, y el vicepresidente, Frederick W. Franz. Knorr le insinuó al misionero que si tiraba un poco más fuerte ayudaría al avión a despegar. Luego, cuando el avión ya estaba en el aire, Knorr le dijo que ya no tenía que tirar más del asiento, pues sus esfuerzos habían sido recompensados.

El misionero era Roscoe A. Stone. Acompañado por su esposa Hilda, se dirigía a su asignación extranjera de El Salvador, pequeño país de forma oblonga de la América Central. La pareja comenzaría un esfuerzo organizado por declarar las buenas nuevas del Reino a unos 1.500.000 habitantes que poblaban entonces aquellos 20.700 kilómetros cuadrados de tierras tropicales bañadas por el sol.

Los Stones acompañaron a los hermanos Knorr y Franz solo hasta Guatemala. Cuatro días después la pareja de misioneros tomó un avión en el cual hicieron el resto del viaje hasta El Salvador. Allí descubrieron un país de lagos volcánicos semejantes a joyas, volcanes activos e inactivos, plantaciones de café, kilómetros de playas naturales en la costa del Pacífico, y mercados al aire libre en los cuales se ofrecían frutas que para ellos eran exóticas, tales como el mango, la papaya, el mamey y el níspero.

ESTABLECIÉNDOSE

El superintendente de la sucursal de la Sociedad Watch Tower en México había pedido a dos personas de la capital, San Salvador, que estaban interesadas en la verdad, que recibieran a los Stones en el aeropuerto. Se les dijo que mostraran un número de La Atalaya para que los hermanos pudieran reconocerlos. Sin embargo, los Stones llegaron tres días antes de la fecha en que se les esperaba, lo cual quiso decir que nadie estuvo en el aeropuerto para recibirlos. Al llegar, vieron que El Salvador se hallaba en estado de sitio, y no había libertad de prensa. El presidente Osmín Aguirre había llegado al poder por la fuerza, y habían ocurrido huelgas en muchos departamentos del gobierno.

Puesto que el aeropuerto de San Salvador estaba a unos 10 kilómetros de la capital, los Stones tomaron un taxímetro. Justamente cuando el conductor se detuvo para la inspección en las cercanías de la ciudad, hubo una fuerte explosión. Los policías corrieron rápidamente hacia el automóvil y apuntaron sus rifles hacia la cabeza de los Stones. Agitado, el conductor dijo a la policía que no había razón para alarma, pues probablemente se le había reventado una llanta al automóvil.

Pasada esta crisis, el taxímetro, con virajes y más virajes alrededor de carretas tiradas por bueyes y de niños y vendedores ambulantes, avanzó hasta el centro de la ciudad. Había ametralladoras instaladas en todas las calles en la cercanía del Palacio Nacional. Mientras los Stones presentaban sus credenciales al funcionario de inmigración, oyeron que éste refunfuñó por el hecho de que a su país católico estuvieran viniendo misioneros protestantes. A pesar de esto, se les concedió permiso para permanecer allí seis meses.

Los Stones alquilaron una casita de dos habitaciones que tenía un patio amurallado. Lo único que tenían para cocinar era una cocinita de carbón. El agua y la electricidad estaban racionadas, y solo se podían conseguir a ciertas horas. Los buitres, de los cuales había muchos en la ciudad, ayudaban a deshacerse de la basura. Se posaban sobre los muros que rodeaban el patio y observaban; para no decir algo peor, su presencia era algo deprimente.

ANTECEDENTES RELIGIOSOS

Cuando los Stones llegaron a El Salvador, desconocían parte de los antecedentes religiosos de su nuevo país. Para este tiempo casi todos los habitantes eran católicos nominales. Pero los católicos de El Salvador tenían una forma de adoración que difería de la de los católicos de América del Norte. ¿Por qué? Porque los salvadoreños practicaban ritos de sus antepasados indios en combinación con las prácticas religiosas de la Iglesia Católica Romana. Un historiador describió la situación religiosa de México y la América Central de esta manera:

“Especialmente en los pueblos indios parecía que las ceremonias de la Iglesia estaban inseparablemente unidas a las antiguas formas de adoración pagana de ídolos. Se puede decir con seguridad que en muchas comunidades de las colonias [españolas] la religión católica romana se había debilitado en gran manera y quedó desprovista de mucho del significado que tenía en Europa cuando injertó en sí muchas prácticas no cristianas.”—“Outline History of Latin America,” Wilgus y d’Eca.

Es interesante el hecho de que el historiador Santiago Barbarena declaró que los indios ya tenían un sumo sacerdote o papa llamado Papahuaquín cuando los españoles llegaron a América. A los conquistadores se les hizo difícil entender esta similitud y muchas otras entre la religión de los indios y la de ellos. Historiadores posteriores evitaron intencionalmente el uso de este término para no confundir al papa indio con el pontífice romano.

Pronto, a los Stones se les hizo claro que la gente en general conocía muy poco, o nada, acerca de la Biblia. La mayoría de ellos, de hecho, nunca habían visto una Biblia, y menos aún la habían leído. Puesto que nunca se les había enseñado, eran pocos los que sabían algo acerca de los requisitos de Dios para los cristianos. Por eso, según informes oficiales, más del 50 por ciento de todos los nacimientos de El Salvador estaban inscritos como ilegítimos.

Los sacerdotes católicos mismos ponían el ejemplo en la inmoralidad. Como más tarde dijo uno que fue gobernante en El Salvador, Rubén Rosales: “Sé que un sacerdote de Cojutepeque, donde yo solía vivir, tenía una mujer. Aquello era de conocimiento público. Hasta tuvo hijos de sus relaciones con ella. ‘Por eso, ¿por qué deberíamos ser diferentes de los sacerdotes nosotros?’ era como yo excusaba mi conducta.” ¡Ciertamente éste era un país que necesitaba oír el mensaje del Reino!

EL COMIENZO DE LA PREDICACIÓN DEL REINO

Tres días después de haber llegado los Stones, o en la fecha en que supuestamente deberían haber llegado, Roscoe y su esposa Hilda fueron al aeropuerto. Allí encontraron a un hombre y una mujer, uno al lado del otro; el hombre sostenía en alto un ejemplar de la revista de los adventistas, El Centinela, y la mujer llevaba un ejemplar de La Atalaya. Más tarde, los Stones comenzaron a estudiar la Biblia con estas dos personas. El hombre no progresó en el estudio, pero en pocas semanas la mujer comenzó a acompañar a Hilda en el servicio del campo. Sin embargo, dos días después ella le pidió a la hermana Stone su paga. Cuando la hermana Stone le explicó cómo Jehová recompensa a su pueblo cuando éste le sirve, aquella señora dejó de estudiar y de servir y nunca se le volvió a ver.

Los Stones fueron los primeros Testigos que vivieron en El Salvador, aunque anteriormente unos cuatro o cinco Testigos habían distribuido alguna literatura de la Sociedad allí. El 28 de marzo, solo un mes después de haber llegado, los Stones se reunieron con dos personas para celebrar el Memorial. Después, el 9 de abril de 1945, cuando los hermanos Knorr y Franz pasaron por El Salvador al regresar de la América del Sur, hubo unos 10 salvadoreños en el aeropuerto para recibirlos. Para el fin de 1945 habían llegado seis misioneros más . . . Marion y Cordelia Barger, Gladys Wilson, Marguerite Stover, Ruth Price y Dorothy Thompson.

LOS PRIMEROS EN BAUTIZARSE

Cuando los graduados de Galaad empezaron a llevar activamente el mensaje de Jehová a la gente, muchas personas comenzaron a concurrir a las reuniones. Algunos de los primeros graduados de Galaad tienen el retrato de un hombre de edad avanzada cuando se estaba bautizando. Su nombre era Antonio Molina Choto. El hermano Stone estudió con Antonio, quien tenía entonces 69 años de edad. En aquel mismo año, 1945, él llegó a ser la primera persona que simbolizó su dedicación y se bautizó en El Salvador.

Herminio Ramírez y su esposa también estuvieron entre los primeros salvadoreños que llegaron a ser Testigos. Los Stones estudiaron con ellos una vez cada tres días, y después de 15 días el hermano Stone comenzó a entrenar a Herminio en el servicio del campo. Eran compañeros constantes e iban desde un extremo de la ciudad hasta el otro, distribuyendo literatura bíblica y visitando a las personas que manifestaban interés en la verdad. El hermano Ramírez, que ahora sirve de anciano en una congregación, aún recuerda con mucho cariño aquellos días de hace 35 años.

Marguerite Stover encontró a Joaquín Sarmiento enseñando el oficio de zapatería en un reformatorio para muchachos. Él comenzó a asistir a las reuniones casi desde el principio. En su primera reunión, oyó los arreglos que se estaban haciendo para el servicio del campo para el domingo siguiente. Se presentó y estuvo listo para salir con todos. Después de eso, Joaquín y el hermano Stone salían al campo como compañeros frecuentemente.

SE ESTABLECE LA SUCURSAL

El 30 de abril de 1946 Raymond y Della Maples, Winona Firth y Evelyn Hill llegaron a El Salvador para comenzar su asignación en el extranjero. Así, solo poco más de un año después de haber llegado los Stones había 10 graduados de Galaad trabajando en El Salvador. Los Bargers habían tenido que irse por razones de salud. Este grupo de misioneros esperó con vivo interés la visita de los hermanos Knorr y Franz, durante la cual se estableció una sucursal en El Salvador en mayo de 1946; el hermano Roscoe Stone serviría de primer siervo de sucursal.

Como culminación de la visita, 66 personas se reunieron en el patio del hogar misional para escuchar al hermano Knorr pronunciar el discurso “Regocijaos, oh naciones.” Se bautizaron cuatro personas. Así, para mayo de 1946 había 24 personas cantando alabanzas a Jehová... 14 publicadores de “compañía” y 10 misioneros.

OBRA MISIONAL EN SANTA ANA

En junio de 1946 llegaron Leo Mahan y su esposa, Esther, junto con Mildred Olson y Evelyn Trabert. Estos fueron asignados a Santa Ana, que es la segunda entre las más grandes ciudades de El Salvador. Esta ciudad está en el corazón de una región cafetera en el occidente del país. Llegó a ser el lugar para la primera expansión de la actividad misional fuera de San Salvador. El primer día en que los misioneros estuvieron allí se halló una casa apropiada para un hogar misional.

El analfabetismo era común. Por eso, los misioneros a menudo tenían que leer en su español mal pronunciado la “tarjeta de testimonio” que llevaba el mensaje impreso. Muchas veces esto producía una mirada de perplejidad en el rostro del amo de casa. Era bastante fácil colocar literatura en manos de la gente, pero el no conocer el idioma hacía difícil conducir estudios bíblicos. Este problema se alivió un poco cuando las hermanas Wilson y Stover fueron enviadas a Santa Ana para que ayudaran a los nuevos misioneros a aprender el idioma. Al persistir en la obra de predicar, comenzaron a encontrar a personas que tenían sed de la verdad bíblica.

Una de estas personas fue Leonor Escobar. Se comenzó un estudio bíblico con ella, y después de unos cuatro meses ella comenzó a participar en el servicio del campo. Pocos años atrás, a los 91 años de edad, ella todavía conducía cuatro estudios bíblicos semanalmente y dedicaba 30 horas mensuales a la obra de predicar. Ahora, a medida que se acerca a los 100 años, sigue siendo fiel adoradora de Jehová. Ella cree que el haber estado activa en el servicio le ha ayudado a disfrutar de mejor salud y a sentirse más fuerte que antes de que conociera la verdad.

Rosa Ascencio, una bautista, oyó que en Santa Ana había misioneros que vendían un libro acerca de la Biblia, y mostró interés en obtener uno. Poco tiempo después, una de sus amigas llevó a Mildred Olson a la casa de Rosa con el libro “La verdad os hará libres.” Mildred comenzó un estudio con ella la semana siguiente. Después de solo cuatro estudios, Mildred invitó a Rosa a acompañarla en el servicio del campo. Rosa progresó rápidamente y se bautizó el 6 de junio de 1947. El año siguiente llegó a ser la primera precursora regular de Santa Ana.

Ya para el segundo mes de haberse emprendido la actividad de predicar en Santa Ana hubo personas recién interesadas en la verdad que comenzaron a asistir a las reuniones junto con los misioneros. Pronto se formó una congregación. En enero de 1947 se envió desde San Salvador a Evelyn Hill y a su compañera Winona Firth para que ayudaran a efectuar la obra en Santa Ana. Para aquel mismo tiempo, tres graduados de la sexta clase de Galaad, Walter e Ione Wissman y Mary Taciak, reemplazaron a éstas en San Salvador.

NUEVO HOGAR MISIONAL

A principios de 1947 se obtuvo un nuevo hogar para una oficina sucursal y hogar misional en San Salvador, en 12 Avenida Norte, en la esquina del Parque Centenario. La casa tenía cinco dormitorios, y éstos formaban tres lados alrededor del patio, y había una pared de tres metros al otro lado. En el patio había árboles de mango, limón, naranja agria e higos, así como unas cuantas palmas. Realmente era muy fascinante y emocionante el poder recoger uno sus propias frutas.

Las reuniones de congregación se celebraban en el corredor al lado de algunos de los dormitorios. No era raro el que algunas personas llegaran temprano para la reunión y abrieran las cortinas que se usaban para cubrir las ventanas de los dormitorios y charlaran amigablemente con una misionera mientras ésta terminaba de maquillarse y hacer otras cosas de índole personal. Fue difícil acostumbrarse a esta falta de intimidad, pero poco a poco llegó a ser parte del proceso de adaptación.

Entre las comodidades del hogar estaba una gran cocina de construcción casera con lados de arcilla horneada, para la cual se usaba leña como combustible. Se compraba y almacenaba un cargamento de leña verde hasta que la leña estuviera lo suficientemente seca como para arder. No faltaban momentos de conmoción, pues de vez en cuando arañas grandes y otros insectos tropicales que se habían introducido junto con la leña se escurrían hasta los dormitorios y buscaban refugio en un zapato o en otra prenda de vestir. Aunque esto era común, rara vez se recibían lesiones, y éstas eran de poca consecuencia.

El calentar agua y cocinar en esta cocina provisional era un asunto que exigía equilibrio cuidadoso. Cuando llegaba el día en que a una misionera le tocaba cocinar, ella se levantaba a las cinco de la mañana y encendía el fuego, y para las siete de la mañana tenía agua caliente y el desayuno listo. El lugar para bañarse consistía en un gran tanque de almacenaje hecho de cemento; esto se llenaba de agua. El que se bañaba usaba un calabacino para echarse agua sobre el cuerpo.

Por otro lado, las experiencias alentadoras eran comunes en aquellos días. Esto mantuvo a los primeros misioneros rebosando de alegría y eclipsaba las inconveniencias, que eran menos importantes. Muchas semillas de la verdad que se sembraron entonces produjeron compañeros publicadores de las buenas nuevas que aún están sirviendo a Jehová fielmente después de estos muchos años.

OPOSICIÓN EN SANTA ANA

Evelyn Hill y Winona Firth fueron asignadas a Santa Ana precisamente a tiempo para participar en las preparaciones para la primera asamblea de circuito que se celebró allí desde el 21 hasta el 23 de marzo de 1947. Una muchedumbre de 475 personas se presentó para escuchar el discurso público “Bienaventurados los pacificadores.” En esta ocasión los sacerdotes católicos se dieron cuenta de nuestra presencia y de nuestra obra.

El domingo 30 de marzo los sacerdotes organizaron una manifestación en contra de nosotros. Hicieron que se distribuyeran hojas sueltas por toda la ciudad. Una de éstas decía:

‘¡Oh! amigos de Santa Ana, oremos a San Miguel para que nos defienda en contra de las engañosas trampas del Diablo encarnado en la persona de sus testigos que están en nuestra ciudad de Santa Ana. Hasta El Salvador llegan los cautelosos “Atalayas” para poblar nuestra tierra en busca de prosélitos, y esto es muy lógico, el que el Tío Sam y el Diablo trabajen de acuerdo.’

Ese domingo se reunió un grupito en el hogar misional para el estudio semanal de La Atalaya. De repente se presentaron unos muchachos que pasaron corriendo y tiraron piedras grandes por la entrada, cuya puerta estaba abierta. Casi golpearon a algunos hermanos. Luego vino la procesión con los sacerdotes a la delantera. Muchos llevaban antorchas y otros las imágenes que reverenciaban. Nos apresuramos a cerrar la puerta del hogar misional, y por dos horas las piedras la golpearon como granizo. Por encima del golpeteo de las piedras, que era como el ruido de una ametralladora, se oían los gritos: “¡Viva la Virgen!” y “¡Muera Jehová!” A eso de las once de la noche los hermanos pudieron irse sin riesgo a sus hogares.

Este incidente sirvió para dar publicidad a la obra de predicar y hacer que la gente sintiera curiosidad por conocer mejor a los Testigos. La llegada de los publicadores se anunciaba por dondequiera que iban, pues los sacerdotes habían dado instrucciones a la gente para que gritara: “Atalaya” dondequiera que los vieran. Además, se ejerció presión en los hijos de las personas que se asociaban con los Testigos para que aquellos jóvenes asistieran a la iglesia, a pesar de que estos niños asistían a escuelas públicas.

La perseverancia de los Testigos impresionó profundamente a las personas de Santa Ana. Ellas esperaban que los Testigos se mudaran tan pronto como hubieran vendido toda su literatura. ¡Qué sorpresa causó el que se les viera visitando nuevamente los hogares en que se había manifestado interés en el mensaje, para mostrar a las personas cómo usar las publicaciones que tenían! Entre los que aceptaron la verdad estuvieron tres ciegos, quienes llegaron a ser publicadores muy activos.

La Conmemoración de la muerte de Cristo, o Memorial, se celebró el domingo 6 de abril, y 104 personas se reunieron para la celebración. Para el fin del año de servicio de 1947 había 48 publicadores del Reino en Santa Ana, un excelente aumento en poco más de un año desde la llegada de los misioneros en junio de 1946.

LA OBRA SIGUE ADELANTE

En agosto de 1947 se pidió a Roscoe Stone que fuera a San Miguel a iniciar allí la obra de predicar. Al hermano Mahan se le trasladó desde Santa Ana a San Salvador para que ocupara el puesto de siervo de sucursal. Poco después los Stones regresaron a los Estados Unidos, y por eso la expansión de la obra en San Miguel tuvo que esperar hasta una fecha futura.

Sin embargo, la obra de predicar continuó adelantando. Por ejemplo, Joaquín Sarmiento estaba tomando la delantera en pronunciar discursos públicos, aun antes de haberse bautizado. Pasó la noche antes de su primer discurso en un hospital, esperando el nacimiento de su hijo, a quien también llamó Joaquín. Su hijito nació a las 6 de la mañana, y Joaquín se fue a casa, desayunó, y luego salió al servicio del campo, donde volvió a visitar y a invitar a la gente a su discurso de aquella tarde. Así, a las 4 de la tarde 40 personas se presentaron para escucharle hablar sobre el tema “Paz mundial... ¿por quién?” Aquel hijito, que vino al mundo allá en 1947, es ahora un excelente discursante público y sirve de anciano en una de las congregaciones de San Salvador.

UNOS MISIONEROS SE VAN; OTROS VIENEN

Las enfermedades estaban causando estragos entre los misioneros y haciendo que muchos se fueran de El Salvador. Para fines de 1948 la cantidad de misioneros se había reducido a cinco, de un grupo de 17 que habían estado sirviendo allí el año anterior. Para ayudar a llenar este vacío, se envió a El Salvador como siervo de sucursal a Charles Beedle, graduado de Galaad que había estado sirviendo en Guatemala.

El hermano Beedle tenía un horario muy ocupado. Conducía la reunión de servicio en San Salvador el jueves, y luego viajaba a Santa Ana el viernes para conducir la reunión de servicio allá. Por un tiempo se apegó a este horario todas las semanas. Así, además de ser siervo de sucursal, el hermano Beedle estuvo sirviendo de siervo de congregación para las congregaciones de San Salvador y de Santa Ana, y como siervo del hogar misional en San Salvador.

En noviembre de 1948 llegaron Charlotte Bowin y Julia Clogston, y fueron asignadas al sector de San Jacinto, en San Salvador. Se agradeció mucho la llegada de estas misioneras, puesto que habían trabajado en territorios de habla española en el estado de Texas, E.U.A., y en la ciudad de México. Llegaron precisamente a tiempo para presenciar una revolución, que ocurrió en diciembre. Sucedió que las tiendas estaban abiertas y todo estaba funcionando normalmente en cierto momento, y al momento siguiente se había detenido toda transacción y parecía que todo el mundo corría apresuradamente a algún lugar. Un golpe de estado trajo un reemplazo del régimen del presidente Castañeda Castro.

USO DE LA RADIO

La predicación del Reino por la radio se inició en enero de 1949. Un ingeniero civil puso su estación de radio YSLL a la disposición de los Testigos por una hora todos los domingos por la noche. El hermano Beedle inauguró la “Hora de La Atalaya” con el discurso “Los mansos heredarán la tierra.” Luego presentó al público la “Familia López.”

Durante las semanas que siguieron, el público pudo sintonizar su radio para oír a la imaginaria familia López y escuchar una consideración del mensaje del Reino por medio de la instrucción que se daba en un estudio bíblico en el hogar de esta familia. En las consideraciones bíblicas se usaban publicaciones como “La verdad os hará libres,” “Sea Dios Veraz” y “Esto significa vida eterna,” así como artículos de La Atalaya. En estas transmisiones la familia López comenzó a asistir a las reuniones que se celebraban en el Salón del Reino de la localidad. Finalmente aceptaron la verdad, se bautizaron, y hasta comenzaron a participar en la predicación del Reino. Se oyeron muchos comentarios favorables acerca de la familia López por parte del público.

SE MUDA LA SUCURSAL

En marzo de 1949 se obtuvo un nuevo lugar para el hogar misional y la sucursal. A este moderno hogar de hormigón armado que tenía cinco dormitorios y estaba localizado en la esquina de la calle Campos y la avenida República de Cuba se mudaron las hermanas Thompson, Wilson, Taciak, Stover, Price, Bowin y Clogston, y el hermano Beedle. Las reuniones se celebraban en un patio central cubierto. Una de las vecinas del nuevo hogar misional era María Luisa Reyes, quien aceptó un estudio de la Biblia de una de las misioneras y más tarde fue Testigo.

En aquel mismo mes de marzo se celebró una asamblea de circuito en San Salvador. Las sesiones de los primeros dos días se celebraron en el patio del viejo hogar misional cerca del Parque Centenario. Pero para el domingo se usó un hermoso edificio escolar de la municipalidad, y 210 personas, entre ellas 42 que habían hecho el viaje desde Santa Ana, se presentaron para escuchar el discurso público. El mes siguiente 157 personas se reunieron para celebrar el Memorial en San Salvador.

PROGRESO EN SANTA ANA

En julio de 1949 los hermanos de Santa Ana volvieron a ser blanco del ataque de la Jerarquía Católica. La iglesia publicó algunos artículos muy mordaces en contra de nuestra obra. Pero en vez de presentar hechos, ofrecieron mentiras, y las personas de Santa Ana tuvieron la oportunidad singular de darse cuenta de esto un mes después. Uno de los artículos decía que solo tres pobres ciegos habían llegado a ser testigos de Jehová. El artículo terminaba con esta amonestación confusa para el lego católico: Recuerde que es mejor nunca aprender inglés que ir al infierno por haber dejado la Iglesia.

Un mes después, en agosto, se celebró una segunda asamblea de circuito en Santa Ana. Pero además de los tres ciegos, muchas otras personas participaron en distribuir hojas sueltas y llevar carteles en los cuales se anunciaba el discurso público “La única luz.” Unos 50 visitantes vinieron de San Salvador para la asamblea. En conjunto, 188 personas se presentaron para escuchar el discurso público del domingo en el Salón del Reino de la localidad. ¡A los vecinos inmediatos ciertamente les extrañó que tres ciegos tuvieran tanta compañía!

Más tarde, en 1949, cuatro misioneros más, Tillman y Josephine Humphrey y Vivian Uhl y su hermana Gloria Bauert, llegaron a El Salvador de la décima clase de Galaad. Se les envió a trabajar temporalmente en Santa Ana.

COMIENZA LA OBRA EN EL ESTE

A fines de 1949 se decidió comenzar la obra de predicar en San Miguel. Se envió allá a los cuatro misioneros, y se estableció un nuevo hogar misional.

San Miguel es la tercera ciudad entre las principales de la República. Queda a 50 kilómetros del océano Pacífico, se halla a una altura de 460 metros menos que la capital y tiene muy pocos árboles que den sombra. El calor es verdaderamente intenso durante la mayor parte del año. Durante la época de sequía, que dura seis meses, los vientos introducen gran cantidad de polvo y tierra en los hogares. Sin embargo, estos misioneros tenían un espíritu vigoroso y perseveraron a pesar de estas condiciones.

El pueblo tiene antecedentes muy religiosos. Durante la “Semana Santa” las calles de adoquines se llenaban de largas procesiones de personas que llevaban antorchas y cantaban, precedidas por sus imágenes. Primero aparecía una imagen de María y una de José, luego una de Jesús llevando una gran cruz de madera y, después, en un ataúd de madera y cristal con grabados detallados, una imagen de Jesús que mostraba en las manos y pies los agujeros manchados de sangre hechos por los clavos.

Los misioneros estuvieron entre los primeros anglosajones que vivieron en San Miguel. Cuando un hermano iba allá para pronunciar un discurso público, el patio del hogar misional quedaba atestado de gente. Pronto, entre 30 y 40 personas estuvieron asistiendo a las reuniones. El domingo 6 de mayo de 1951 el hermano Humphrey estaba terminando la reunión con oración cuando un fuerte terremoto sacudió el hogar de adobe de los misioneros. Cuando él terminó la oración y abrió los ojos, vio que solo los misioneros estaban en el patio. Los demás habían seguido la costumbre de huir a la calle.

El día siguiente se supo que los pueblos de Jucuapa, Chinameca, Berlín y Santiago de María habían sufrido daños severos. En Jucuapa, la gente había corrido a la iglesia para rezar. A muchas personas se les encontró entre las gruesas paredes de adobe y barro de la iglesia, sofocadas por el polvo cuando las paredes se desplomaron. Se comenzó una tremenda campaña de primeros auxilios. Los refugiados fueron alojados en edificios escolares de San Miguel y algunos fueron enviados a San Salvador.

LA VERDAD SE ESPARCE EN UN HOSPITAL

Un hombre que estaba estudiando la Biblia con un Testigo tuvo un accidente y fue a parar al Hospital Rosales de San Salvador. Pronto comenzó a hablar acerca de la verdad con toda persona con quien se encontraba. No había pasado mucho tiempo cuando oyó rumores de que otra persona estaba predicando el mismo mensaje en el pabellón de los tuberculosos. Él dijo esto a la misionera Gladys Wilson. ¡Imagínese la sorpresa que recibió ésta cuando encontró a Luis Salinas y a otras cinco personas que se interesaban en la verdad! Ellos habían estado leyendo con atención las publicaciones de la Sociedad y rebosaron de alegría al ver a testigos de Jehová.

¡Gladys comenzó un estudio allí mismo en el pabellón de los tuberculosos al cual asistieron unas 50 personas! Los seis pacientes que habían estado interesados desde el principio progresaron espléndidamente, y predicaron a los demás 200 pacientes del pabellón. Algunos de estos pacientes murieron. Pero a otros se les dio de alta y continuaron su desarrollo cristiano en otros lugares.

ASAMBLEA INTERNACIONAL DE 1950

Los misioneros se regocijaron al oír que el hermano Knorr había dado permiso para que todos los misioneros, a excepción de los cuatro que habían llegado a fines de 1949, asistieran a la asamblea internacional que se celebraría en el Estadio Yankee de Nueva York. Los hermanos salvadoreños aceptaron gustosamente la responsabilidad de encargarse de todas las reuniones y los estudios bíblicos de los misioneros mientras éstos estuvieran ausentes. Lo hicieron excelentemente. Por meses después, los hermanos comenzaron las experiencias que narraban diciendo: “Cuando los misioneros no estaban aquí y yo quedé al cargo de sus estudios o de sus deberes de siervo . . . ” Entonces pasaban a relatar cómo Jehová los había bendecido en sus esfuerzos. La cooperación de todos los hermanos de la localidad en este tiempo ciertamente fue estimuladora para los misioneros cuando regresaron.

Durante el año de servicio de 1950 se alcanzó un nuevo máximo de 250 publicadores del Reino, entre ellos 18 misioneros. Con el establecimiento de la congregación de San Miguel hubo cuatro congregaciones del pueblo de Jehová en El Salvador.

ASAMBLEAS DE CIRCUITO DE ÉXITO

Una de las metas para el nuevo año de servicio era la de fortalecer a la congregación de San Miguel, al este del país. ¿Qué mejor manera había de lograr esto que la de celebrar allí una asamblea? Por eso, en noviembre de 1950 se celebró en aquella calurosa ciudad una asamblea de circuito. Todo el mundo se regocijó al ver que 13 personas se bautizaron en agua en declaración pública de su dedicación para hacer la voluntad de Jehová.

Para muchos, la escena fue insólita: Dos misioneros vadearon hasta lo profundo en las aguas enlodadas por la lluvia del río Grande, donde los peces se escurrían silenciosamente de un lugar a otro, mientras que, arriba, bandadas de cotorras salvajes lanzaban sus gritos a medida que se iba efectuando un silencioso y ordenado bautismo. ¡Qué diferente de la pompa y ceremonia de los bautismos eclesiásticos!

En abril de 1951 se celebró otra asamblea de circuito, esta vez en la parte occidental del país. El lugar fue el hermoso Teatro Nacional de Santa Ana. Más de 200 Testigos convergieron en el pueblo, y 1.300 personas atestaron el teatro para escuchar el discurso público “Sobreviviendo al fin de este mundo.”

SALÓN DEL REINO Y NUEVO HOGAR

También se estaba disfrutando de buenos aumentos en la capital, San Salvador. De hecho, los hermanos allí necesitaban lugares más grandes donde reunirse. Pero la mayoría de los lugares que eran adecuados para que la congregación se reuniese en ellos costaban entre 120 y 160 dólares mensuales, y esto era más de lo que los hermanos podían pagar. Sin embargo, oportunamente se alquiló un salón grande en el piso superior de un edificio en el centro del pueblo, en la esquina de la Sexta Calle y la Primera Avenida Sur. Cuando la congregación creció, se removieron unas paredes para que hubiera más espacio para todos los que estaban respondiendo al mensaje del Reino. El año de 1951 resultó ser un año de aumento significativo para El Salvador, pues se alcanzó un máximo de 321 publicadores en siete congregaciones.

Al mismo tiempo que ocurrió la mudanza al nuevo Salón del Reino, el hogar misional y la sucursal fueron mudados a un nuevo lugar, en 23 Calle Poniente y Primera Avenida Norte. Este hogar tenía cinco dormitorios cómodos además de una espaciosa oficina, comedor, cocina, despensa, y una salita. Había también tres cuartos de baño. Fue aquí donde se dio entrada al primer artefacto moderno para los misioneros, una lavadora. Se la compraron por solo 10 dólares a una persona que estudiaba con uno de los misioneros. Todos quedaron complacidos con la blancura de la ropa de cama y se alegraron mucho de poder guardar sus tablitas de lavar.

Todavía se seguía usando una antigua heladera de madera. La misionera a quien le tocaba cocinar en cualquier día dado tenía la tarea de levantarse a las 5 de la mañana para poder alcanzar al que repartía el hielo y hacer la compra diaria de 20 kilos de hielo. Pero luego se retiró también la heladera. Fue reemplazada por un refrigerador comprado por los misioneros. Así, comodidades modernas comenzaron a penetrar en el hogar misional.

SE QUEMA LA CATEDRAL

El 8 de agosto de 1951 comenzó un incendio en el Teatro Nacional de San Salvador. Las llamas, que llegaban hasta las nubes, se extendieron como brazos hacia el otro lado de la calle para abrazar la antigua catedral. Miles de personas paralizadas de asombro observaron que la madera de 80 años del desván comenzaba a arder. Alguien, deseoso de un papel heroico, subió apresuradamente al techo y abrió en él un hueco, y esto obró como una corriente de aire hecha a propósito para avivar el fuego. Pronto la catedral estuvo ardiendo como un alto horno.

En unos 40 minutos la estructura de estilo colonial hasta entonces tan reverenciada se convirtió en cenizas. Muchos feligreses católicos lloraban. Algunos habían arriesgado la vida para salvar la imagen de Jesús, y la colocaron en los escalones del Palacio Nacional frente al gran incendio. En armonía con el Salmo 115, para enfatizar la impotencia de tales imágenes muchos Testigos usaron el hecho de que esta imagen no pudo salir por sí sola del edificio que ardía.

La Iglesia Católica pidió dinero al gobierno para construir una nueva catedral. Uno de los principales opositores a esta petición de la Iglesia fue un joven ingeniero, Baltasar Perla. Cuando él fue removido del comité que manejaba el asunto, la Iglesia salió ganando y por fin el gobierno contribuyó un millón de colones (400.000 dólares) a la Iglesia. Además, la Iglesia pidió que la gente cooperara ayudando a financiar la reconstrucción, y se pidió que todos los trabajadores del país contribuyeran la paga de un día de trabajo. Ahora, unos 30 años después, la catedral todavía está incompleta, y la Iglesia continúa buscando ayuda financiera para la construcción.

CORRIGIENDO UN PROBLEMA

El año de servicio de 1952 comenzó con una asamblea de circuito en San Salvador, y 640 personas asistieron al discurso público en el Teatro Follies. En cuanto a números, la organización estaba creciendo, pero, a la misma vez, algo no estaba bien. ¿Qué era?

Un representante especial de la Sociedad, el hermano T. H. Siebenlist, visitó a El Salvador en enero de 1952. Después de repasar la situación, inmediatamente se dio cuenta del problema. Muchas parejas estaban conviviendo sin estar legalmente casadas, y se les estaba aceptando como publicadores del Reino. Esto estaba contristando el espíritu santo.

Por eso, el hermano Siebenlist pronunció discursos en San Salvador, Chalchuapa y San Miguel y en cada discurso enfatizó la necesidad de legalizar los casamientos. Al comentar sobre la situación, el informe procedente de El Salvador en La Atalaya del 15 de abril de 1953 decía:

“¡Pudimos ver que habíamos estado durmiendo en el trabajo! . . . Habíamos temido demasiado perder en números, lo que resultaba en daño para la calidad de nuestra organización, pero para el 1 de febrero de 1952, todas las personas que no vivieran de acuerdo con la Biblia ya no podían ser contados como testigos de Jehová hasta que enderezaran su vida. Los que sinceramente se volvieron y cambiaron su conducta no fueron expulsados sino que fueron ayudados con sus problemas. A veces tuvimos que rascarnos la cabeza debido a la profunda complejidad de las situaciones. El informe de febrero en El Salvador mostró que habíamos descendido por 100 publicadores de nuestro último número máximo, pero estábamos determinados a ver el asunto resuelto. . . .

“Marzo, abril y mayo pasaron, y todos nos sentimos mejor. Había una buena sensación de limpieza en toda la organización. Todos los viejos ‘pegadizos’ habían sido quitados. Nuestros buenos publicadores se habían enderezado, y podíamos verdaderamente sentir el espíritu y las bendiciones de Jehová sobre la obra. Trabajábamos tan concienzudamente como antes, sí; pero ahora podíamos ver el efecto de ello; podíamos sentir los resultados. . . .

“Ciertamente nuestros publicadores bajaron en números, pero las horas rehusaron bajar, subieron. Los publicadores estuvieron maravillosos; con mayores esfuerzos hicieron más revisitas y condujeron más estudios que nunca antes en la historia de la república. No necesitábamos en verdad a los que se salieron; solo pensábamos que los necesitábamos. No nos habíamos dado cuenta de que lo de más importancia era la dedicación a Jehová y no a una obra.”

LEGALIZANDO LOS MATRIMONIOS

Rosa Ascencio, la primera precursora salvadoreña de Santa Ana, fue afectada por la nueva decisión. Ella estaba viviendo en relación consensual con un músico de la orquesta militar nacional, Virgilio Montero, quien también era Testigo bautizado. ¿Qué harían?

Rosa explicó: “Sabíamos que estábamos haciendo mal, pero estábamos esperando que alguien nos lo dijera.”

Por lo tanto, ellos descontinuaron su relación inmediatamente, y comenzaron a armonizar su vida con las Escrituras. Después de un largo proceso de cuatro años, Virgilio pudo obtener un divorcio de su anterior cónyuge, para luego obtener los papeles necesarios para casarse con Rosa. Finalmente estuvieron casados legalmente y simbolizaron su dedicación a Jehová por medio de un segundo bautismo en agua. Después, Virgilio disfrutó de las bendiciones de Jehová como anciano en una congregación de San Salvador, y por un tiempo sirvió de siervo de circuito. Ambos fueron muy amados y apreciados por los hermanos de El Salvador hasta cuando murieron.

En la mayoría de los casos era más fácil decir que uno enderezaría su vida para el servicio cristiano que hacerlo. Sin embargo, muchos tomaron todos los pasos necesarios para satisfacer los requisitos bíblicos. Así, la campaña de casamiento cobró ímpetu, y los funcionarios de la Municipalidad quedaron impresionados a medida que los misioneros fueron trayendo una pareja tras otra, junto con sus hijos, para legalizar su casamiento.

En una ocasión, el alcalde de San Salvador dijo a Mary Taciak: “Ustedes enséñenles y luego me los traen a mí y yo los caso.” Eso fue exactamente lo que hicieron los misioneros. Un muchachito, al oír que su padre decía que se iba a casar, dijo: “Pero te vas a casar con mi mamá, ¿verdad?”

Un día, mientras Mary Taciak trabajaba de casa en casa en Colonia La Rábida, encontró a una joven madre que estuvo de acuerdo en estudiar la Biblia. Con el tiempo, tanto la joven como su compañero, Ramón Argueta, se hicieron celosos en sus estudios y comenzaron a asistir a las reuniones con regularidad. Cuando Mary les preguntó si estaban casados, Ramón dijo: “No, somos como Adán y Eva; estamos viviendo juntos sin estar casados.”

Sin embargo, Mary les explicó que Jehová había casado a Adán y Eva. Al enterarse de esto, ellos quisieron legalizar su matrimonio. Entonces comenzó el proceso de recoger las partidas de nacimiento para ellos y sus cuatro hijos. No pudieron encontrar la partida de Ramón, y por esto tuvieron que visitar a un médico forense para que éste hiciera un cálculo oficial de su edad. Cuando el médico vio a Mary, le preguntó qué relación existía entre ella y estas personas. “Son mis hermanos,” dijo Mary. Él simplemente movió la cabeza y dijo: “Ustedes realmente tienen una hermandad en su religión.”

El Anuario de 1953 (solo en inglés) comentó como sigue sobre estos esfuerzos que se hicieron por ayudar a las personas a legalizar su matrimonio: “Nuestra reputación de tener altas normas morales se esparció. Esto comenzó a atraer a las personas en vez de alejarlas. Personas de responsabilidad en el mundo estaban observando, y nos elogiaban.”

EL USO DE LA BIBLIA DE CASA EN CASA

Además, durante su visita el hermano Siebenlist demostró cómo leer algunos textos directamente de la Biblia en las puertas, en vez de entregar al amo de casa una tarjeta de testimonio con una cubierta plástica. Los misioneros pusieron esto en práctica por primera vez cuando él visitó la ciudad de San Miguel. Se hicieron muchas expresiones de satisfacción, tales como: “Siento realmente que he enseñado algo a la gente aunque no tomaran la literatura.” En poco tiempo, a todos los publicadores de El Salvador se les estaba enseñando a usar este método en el servicio.

LAS ASAMBLEAS DE CIRCUITO OCASIONES FELICES

Cuando la organización era pequeña, los hermanos realmente esperaban con anhelo las asambleas de circuito de tres días. Especialmente para los misioneros eran ocasiones para camaradería. Esto fue cierto en el caso de la asamblea de San Miguel en mayo de 1952.

Después de las sesiones del día los 22 misioneros pasaban al hogar misional de San Miguel y allí dormían en catres y hamacas dondequiera que podían encontrar un espacio. Las puertas que daban al patio quedaban abiertas para que hubiera ventilación. Antes de acostarse, los misioneros, estimulados por las actividades del día, compartían experiencias del servicio de campo, de las cosas del programa de que habían disfrutado, de lo que había sucedido en la cocina, y así por el estilo. Muchos buenos chistes provocaban fuertes carcajadas hasta que algunos de los que se sentían cansados rogaban que se hiciera silencio. Se acostumbraba que, después de terminada una asamblea, todo el grupo de misioneros fuera al cine, o a algún lugar para comer. Había un verdadero enlace como de familia entre ellos.

El último día de la asamblea de San Miguel fue emocionante ver a 800 personas en el Teatro Nacional para escuchar el discurso público “¿Cuál religión sobrevivirá a la crisis mundial?” Otro punto sobresaliente de la asamblea fue el bautismo. Una de las 41 personas que se bautizaron fue Ramón Argueta, quien había legalizado su matrimonio poco antes. Ramón todavía recuerda que en camino al bautismo él estaba lanzando bocanadas de humo del cigarrillo que se estaba fumando. Otra persona que se iba a bautizar, que también estaba fumando, le dijo: “Este es nuestro último cigarrillo.” Ramón nunca volvió a fumar.

Un año después, Julia, la esposa de Ramón, también se bautizó. Más tarde, dos de los hijos de este matrimonio estuvieron por varios años en el servicio de tiempo completo. Su hijo Víctor Warren, después de participar en el servicio de precursor especial y en la obra de circuito, llegó a ser el primer hermano salvadoreño que sirvió en la sucursal.

La siguiente asamblea de circuito había de celebrarse en noviembre de 1952 en Santa Ana. Pero el gobierno salvadoreño anunció un estado de sitio y todos los derechos civiles quedaron suspendidos por 60 días. Se informaba que los comunistas habían hecho planes para apoderarse del gobierno. El gerente del Teatro Nacional estaba bajo la custodia de la policía, lo cual significaba que los hermanos no iban a poder utilizar el teatro.

Sin embargo, los hermanos no se dieron por vencidos. Se pusieron a buscar otro lugar para la asamblea. Los dueños de tres sitios que se habían propuesto cancelaron uno tras otro sus ofertas debido a temor. Luego, justamente una semana antes de la asamblea, el gobierno puso fin al estado de sitio y se restauraron todos los derechos civiles. Así sucedió que el domingo 700 personas fueron al teatro para escuchar el discurso público. Entonces, más tarde durante aquel mismo día, 19 personas simbolizaron su dedicación al servicio de Jehová Dios por medio de bautismo en agua.

SIGUEN ENTRANDO NUEVAS PERSONAS

Una de las personas que respondió favorablemente a la verdad para este tiempo fue Maura Flores. Le impresionó la unidad que desplegaban los Testigos, pues no había visto esto en la religión adventista. Acompañada de su hijito de nueve años de edad, empezó a asistir con regularidad a las reuniones. Después su hijo Mario pasó muchos años en el servicio de precursor especial, y luego asistió a la Escuela de Galaad. Después de esto sirvió por varios años en la obra de circuito en El Salvador. Ahora él y su esposa están en un hogar misional en San Miguel.

Otro ejemplo es el de Federico Del Cid, quien llegó a San Salvador desde la aldea de Tejutepeque en busca de empleo. Se encontró con Ernesto Portillo y, mientras los dos conversaban sobre la reconstrucción de la catedral, Federico expresó pena porque Ernesto hubiera dejado la iglesia. Ernesto le dio un ejemplar de la revista La Atalaya.

Los dos se encontraron de nuevo el domingo siguiente. Federico había quedado favorablemente impresionado por lo que había leído y pidió a Ernesto que estudiara la Biblia con él en su hogar. Cuando Federico regresó a su familia en Tejutepeque, logró interesar a todos ellos en el estudio de la Biblia. Dentro de poco, Federico y otros cinco miembros de su familia se bautizaron. Por todos los años desde entonces él ha disfrutado del amor y respeto de los hermanos, y ahora sirve de anciano en una congregación.

A principios de los años cincuenta Ángel Montalvo, músico, manifestó interés cuando un precursor especial le testificó. Su interés fue tan grande que, para comprarse una Biblia, vendió su guitarra, aunque ésta era su único medio de ganarse el pan. En 1953, después de haber hecho buen progreso, se bautizó. Ángel pasó varios años en el servicio de precursor especial, y ahora sirve de anciano en la congregación de Soyapango Oriente.

CAMBIO ENTRE LOS MISIONEROS

Debido a enfermedad y a otras razones, siete misioneros dejaron el país dentro de un corto espacio de tiempo en 1953. Estos llevaron consigo gratos recuerdos e impresiones duraderas. A Marguerite Stover, quien había llegado casi ocho años antes, en 1945, se le hizo particularmente difícil olvidar las procesiones funerales que iban al cementerio. Los dolientes seguían a los que llevaban el ataúd sobre los hombros.

Muy a menudo los dolientes caminaban detrás de un pequeño ataúd blanco. Un día Marguerite y Mary Taciak fueron a comprar este tipo de ataúd para el nene de una amiga. Ayudaron a colocar al nene dentro del ataúd y luego ayudaron a cargarlo al cementerio. Experiencias de esa índole se hicieron comunes para los misioneros.

En marzo de 1953 Jane Campbell fue bien recibida como misionera que ocuparía un lugar vacante, especialmente por cierto hermano. Ella había llegado de Guatemala para casarse con el siervo de la sucursal, Charles Beedle. Jane fue asignada a trabajar con la congregación de San Jacinto.

Pronto los misioneros estuvieron planeando nuevamente asistir a la asamblea internacional de Nueva York y, durante la ausencia de éstos, los hermanos salvadoreños tuvieron una vez más la oportunidad de atender las actividades de la organización. Una de las misioneras de San Miguel, Ruth Price, explicó: “Yo no tenía fondos para asistir a la asamblea. Entonces un día recibí una carta de los misioneros de San Salvador en la cual me decían que si yo podía hacer arreglos para llegar de Miami a Nueva York, ellos me comprarían un pasaje aéreo para Miami. Claro que acepté la propuesta y me sentí muy agradecida a Jehová Dios de tener amistades tan cariñosas entre los misioneros.” Así, todos los misioneros pudieron asistir a la segunda asamblea en el Estadio Yankee en el verano de 1953.

LA OBRA EN TERRITORIO NO ASIGNADO

En 1953 los publicadores de San Salvador empezaron a visitar el pueblito de San Juan Talpa, a unos 32 kilómetros de la capital. Viajaban por autobús, pero hacían la última parte del viaje a pie. En estas excursiones sucedían cosas muy emocionantes.

En una ocasión, debido al terrible calor, los hermanos decidieron nadar en un riachuelo. La idea pareció excelente hasta que hormigas de las llamadas hormigas de fuego comenzaron a picar vorazmente a las muchachas mientras éstas se ponían los trajes de baño. ¡Qué alivio sintieron al llegar al agua, que les proporcionó protección!

En esta misma ocasión hubo quienes recogieron camarones de agua dulce, y mientras el grupo participaba en el servicio del campo, un pariente de uno de los hermanos del pueblo de San Juan Talpa preparó los camarones. Los misioneros miraban mientras los demás hermanos se comían los camarones enteros. Le causó gran sorpresa a una de las misioneras saber que el camarón más grande, con la cabeza, los ojos y los tentáculos, fue preparado especialmente para ella. No le quedó más remedio que comerse este regalo especial con la cáscara dura y todo lo demás, pero logró hacerlo sin que le causara demasiada angustia.

Estas visitas a San Juan Talpa resultaron en varios estudios bíblicos, y unas cuantas personas llegaron a aceptar la verdad, incluso un alumno de la escuela primaria, Raúl Morales. Sus padres adoptaron el proceder de darle mucho trabajo que hacer, para impedir que él asistiera a las reuniones. Pero él hacía su trabajo rápidamente, y se iba a las reuniones. Con el tiempo empezó a participar en el servicio del campo, luego llegó a ser precursor especial, y finalmente fue siervo de circuito.

Otra región aislada que los hermanos de San Salvador visitaron fue Santo Domingo, donde algunas de las familias habían echado fuera al sacerdote. Luego el alcalde de este pueblo aprendió la verdad, se bautizó y sirvió de superintendente presidente. Otros lugares que ahora tienen congregaciones y que fueron visitados en aquellos días en que la obra estaba en su infancia son Quezaltepeque, San Sebastián y Los Planes de Renderos, una región montuosa al sur de la capital. El clima es muy fresco allí y muchos prósperos hombres de negocios de la ciudad van allí a hacer sus casas. Ahora hay un bello Salón del Reino y una congregación floreciente de publicadores del Reino allí.

En 1953, 515 personas asistieron al Memorial en El Salvador, y el número de congregaciones aumentó a diez.

EL MENSAJE DEL REINO ATRAE A UN JOVEN

Rodrigo Guevara empezó a conseguir con regularidad las revistas La Atalaya y ¡Despertad! de misioneros que se paraban en la esquina de una calle en San Salvador. Él quería que su hijo, Jorge, recibiera buena instrucción, y por lo tanto estaba alerta a cualquier cosa que pudiera ayudarle. También pidió los libros “Sea Dios Veraz” y “La verdad os hará libres” para su hijo de 12 años de edad. Con el tiempo Rodrigo llevó a Jorge al Salón y lo encomendó a los hermanos. Éste empezó a asistir con regularidad a las reuniones, y se matriculó en la Escuela Teocrática.

El mensaje del Reino captó el interés de Jorge, y el año siguiente él se bautizó. En el transcurso de su carrera teocrática, Jorge tuvo que enfrentarse a algunas dificultades. Una noche se sintió ofendido cuando el siervo de escuela le dio consejo bastante severo después de una de sus asignaciones. En su desesperación, Jorge tiró la Biblia al suelo y se resolvió a nunca regresar al Salón. Sin embargo, la semana siguiente decidió volver y pedir disculpas al hermano. Cuando estaba entrando, el siervo de escuela se apresuró a ir a su encuentro y le pidió que lo perdonara. La estrecha asociación de Jorge con la familia teocrática llenó un vacío en su vida solitaria; su padre siempre estaba ocupado, aunque le proveía dinero para sus gastos y alimento. Su madre y otros miembros de su familia vivían muy lejos.

VISITA DEL HERMANO FRANZ

Una sorpresa sobresaliente en el otoño de 1953 fue la visita del hermano F. W. Franz. Él fue el orador principal en la asamblea “Sociedad del Nuevo Mundo,” que se celebró en El Salvador del 13 al 18 de octubre. Los hermanos se emocionaron al escucharle pronunciar los discursos principales que se habían presentado unos meses antes en la enorme asamblea internacional del Estadio Yankee de la ciudad de Nueva York. Causó deleite a todos el que 1.225 personas se presentaran en el Teatro Nacional de San Salvador para escuchar el discurso público intitulado “Después del Armagedón... el nuevo mundo de Dios.” El discurso se transmitió simultáneamente por una de las radioemisoras locales.

LA PRIMERA PELÍCULA DE LA SOCIEDAD

Uno de los rasgos sobresalientes del año 1954 fue la película “La Sociedad del Nuevo Mundo en Acción,” que se exhibió por toda la república. Esta película verdaderamente aumentó el aprecio de los hermanos por la organización de Jehová. En el pueblo portuario de Acajutla —de más o menos 3.000 habitantes— se ofreció gratuitamente un teatro junto con una hora de publicidad por altoparlante. El resultado fue que asistieron 400 personas y muchas se sintieron atraídas a la verdad. Una familia pidió que alguien les visitara, puesto que querían hacerse testigos de Jehová. Ahora hay una congregación de buen tamaño en Acajutla. Por todas partes del país hubo experiencias semejantes después de exhibirse la película.

NUEVO EDIFICIO DE SUCURSAL

En diciembre de 1954 el hermano Knorr visitó a El Salvador de nuevo. Para ese tiempo estaba en progreso la construcción de un nuevo edificio de sucursal en la Tercera Avenida Norte y la calle San Carlos. Es interesante saber cómo llegó a emprenderse la construcción de este edificio de sucursal.

En 1949 Dorothy Thompson visitó a Paulina de Perla, esposa del bien conocido ingeniero que se había opuesto a la Iglesia Católica en el asunto de la reconstrucción de la catedral. Mientras Paulina bañaba a su hijito Baltasar, Dorothy le dio el testimonio. Aunque Paulina manifestó interés, la comunicación se interrumpió cuando ella se mudó a otro vecindario.

Después, Charlotte Bowin encontró de nuevo a Paulina y ésta aceptó un estudio bíblico. El esposo de ella, Baltasar padre, era entonces subsecretario en el consejo de ministros del presidente Oscar Osorio. Baltasar quería mejorar su inglés, y por eso pidió a su esposa que preguntara a Charlotte si ésta pudiera darle lecciones privadas de inglés. Durante estas lecciones, Charlotte hablaba sobre la Biblia y la religión verdadera. Con el tiempo Baltasar desarrolló tanto interés que le pidió a Charlotte que estudiara la Biblia con él, en español.

El gobierno del presidente Osorio estaba teniendo problemas con la Iglesia Católica, y por lo tanto Baltasar sugirió que la manera de luchar contra los católicos era poner a los protestantes en realce contra ellos. Recomendó que el presidente ayudara a los protestantes. El presidente concordó, pero ¿por dónde empezar? Baltasar invitó a Charles Beedle y a Charlotte a hablar con el presidente Osorio. Durante esta reunión ellos pudieron dar al presidente un buen testimonio acerca del Reino de Dios. El presidente quedó favorablemente impresionado, y se mostró dispuesto a ayudar a los Testigos.

Baltasar, aunque todavía no había aceptado la verdad del todo, expresó el deseo de diseñar y construir un edificio de sucursal para los testigos de Jehová, sin cobrarles los honorarios de profesional. Sus planos se sometieron a la Sociedad Watch Tower en Brooklyn para ver si ésta daba su aprobación.

Así fue que en diciembre de 1954 el hermano Knorr estuvo en el lugar de la construcción, rodeado del esqueleto de hierro y las paredes del primer piso, y pronunció un breve discurso que fue traducido al español por el hermano Beedle. Dijo que esperaba que la estructura pronto fuera demasiado pequeña para desempeñar adecuadamente el trabajo del Reino en El Salvador. Puesto que el hogar tendría seis dormitorios, comedor, sala de recepción, cocina, despensa, lavandería, oficina y almacén, además del Salón del Reino con capacidad para 300 personas, sin mencionar el espacio de la terraza donde se podrían construir más dormitorios, a las personas que escuchaban les parecía poco probable que aquellos comentarios llegaran a realizarse.

EL SALVADOR CAMBIA DE APARIENCIA

Bajo el presidente Osorio el país empezó a desarrollarse de manera impresionante. Se establecieron nuevas leyes para los obreros en las cuales se hicieron provisiones para beneficios de seguro social. También se pusieron en vigor leyes que establecieron el salario mínimo. Se construyó una nueva carretera a lo largo de la costa, lo cual hizo más accesibles los puertos, como el de Acajutla, y también suministró asombrosas vistas panorámicas para los turistas. Cambios en las leyes bancarias crearon condiciones que eran más favorables para la inversión del dinero y para la creación de nuevas empresas. Por consiguiente, creció la clase media y mejoró el nivel de vida de muchas personas.

La meta del presidente Osorio, cuando asumió la presidencia en 1950, era eliminar las viviendas múltiples donde las personas pobres se veían obligadas a vivir aglomeradas en un solo cuarto. Aunque esta meta no se realizó del todo, el Instituto de Viviendas Urbanas emprendió una campaña sistemática de construir edificios de apartamentos de cuatro pisos, además de viviendas de una sola familia, que las personas de bajos recursos podían arrendar o comprar del gobierno.

Así fue que durante los años cincuenta la apariencia de El Salvador cambió muchísimo en comparación con lo que había sido cuando los primeros misioneros llegaron. Aumentó la cantidad de automóviles. Nuevos autobuses de motor reemplazaron a los antiguos “dragones verdes,” muchos de los cuales eran plataformas de camiones con carrocería de madera y asientos de fabricación casera. Las vitrinas de las tiendas exhibían una variedad de artículos que atraían, y nuevas fábricas aparecían por todas partes.

APRECIO A LAS COSAS ESPIRITUALES

Durante la visita del hermano Knorr se celebró una asamblea en el Salón de la Confederación de los Obreros. El discurso público intitulado “El amor de Dios al rescate en la crisis del hombre” recibió extensa publicidad. La familia Morales, de San Juan Talpa, llegó a saber de la asamblea, y el joven Raúl se resolvió a asistir. Se levantó a las tres de la mañana y caminó más de 32 kilómetros hasta San Salvador para asistir a la asamblea, de modo que estuvo entre las 572 personas que escucharon el discurso público. Al regresar a casa, se sintió más decidido que nunca a seguir yendo en pos de los asuntos espirituales.

AJUSTES EN LA OBRA MISIONAL

En diciembre de 1954 llegaron dos nuevas parejas de misioneros, Paul y Muriel Coconis y Daniel y Joan Elder. A Paul y Muriel se les asignó inmediatamente al hogar misional de San Miguel. Sin embargo, poco después se informó a los misioneros de San Miguel que el hogar sería transferido a Santiago de María. Se efectuó esta mudanza a fin de dar inicio a la predicación en otras comunidades.

Los misioneros predicaron no solamente en Santiago de María, sino también en las aldeas circunvecinas. Solían tomar un autobús a las seis de la mañana y por lo general regresaban a casa en el último autobús de la noche. Los domingos por la tarde se celebraba un estudio de La Atalaya en Chinameca, y por la noche, cuando los misioneros regresaban a Santiago de María, conducían un estudio allí también. Otro día de la semana predicaban en Usulután, Berlín y Alegría. Se desarrolló mucho interés en el mensaje bíblico entre las personas de esos lugares, y luego, cuando el hogar misional fue transferido a otro lugar, precursores especiales fueron enviados a algunos de estos pueblos para seguir cultivando el interés en la verdad.

También, a principios de 1955, el hogar misional de Santa Ana fue transferido a Sonsonate. Por eso en aquel tiempo hubo un vigoroso grupo de misioneros que iban a sus territorios desde hogares misionales en Ahuachapán, Santiago de María, Sonsonate, y, por supuesto, San Salvador.

UNA FAMILIA PATRIARCAL

Allá en 1951, Juan Peña, un joven que vivía en Santiago Texacuangos, comenzó a estudiar la Biblia en serio. Se bautizó en 1952, y algún tiempo después emprendió la obra de precursor. Luego fue nombrado siervo de congregación en Santiago Texacuangos. En tan solo esta congregación, veinte de las personas con quienes Juan estudió se bautizaron. Su familia por sí sola formaba una congregación de buen tamaño. El abuelo de Juan, Abraham Peña, construyó un nuevo hogar de concreto a fin de que hubiera un Salón del Reino más adecuado.

No se debe pensar que la familia Peña emprendió estas actividades de buenas a primeras, impulsada por la emoción. Ésta siempre había sido una familia muy religiosa, y su hogar había sido utilizado por la Iglesia como depósito para las imágenes. Lugarda, la esposa de Abraham, tenía unas 20 imágenes sobre una mesa baja, y pasaba una hora adorándolas e inclinándose ante ellas cada noche. Pero después de haberse plantado las semillas de la verdad Abraham convocó a los miembros de la familia a una reunión en un maizal para determinar si los cabezas de familia estaban de acuerdo con la decisión de salir de la Iglesia Católica. Concordaron en ello, de modo que tomaron las medidas necesarias.

Abraham compró una nueva camioneta, que sus hijos usaron para hacer viajes a otros pueblos. Estos no eran viajes que se hicieran por placer; el propósito era llevar las buenas nuevas del Reino a esos lugares. A veces la familia permanecía allí hasta dos o tres días. El hermano Beedle, quien por lo general acompañaba a la familia en estos viajes, pronunciaba discursos públicos por las noches. Esto se hizo en Sonsonate, y se pudo hallar a muchas personas que manifestaron interés en el mensaje bíblico. Cuando se estableció el hogar misional allí en 1955, los misioneros se ocuparon de cultivar aquel interés.

DERROTADA LA PERSECUCIÓN; SE REÚNE A LAS OVEJAS

Tan pronto como los misioneros habían comenzado su obra en Sonsonate unos sacerdotes estadounidenses de descendencia italiana emprendieron una campaña de odio y oposición contra ellos. El cabecilla de este grupo lanzaba crítica acerba contra los testigos de Jehová cada noche en su programa de radio de 15 minutos con la esperanza de mover al público a oponerse a los Testigos. Aunque estos sacerdotes se habían ganado la amistad de muchas personas debido a sus tendencias liberales, algunos de sus mejores amigos les dijeron que “dejaran tranquilos” a los Testigos.

Sin embargo, los sacerdotes no escucharon, y fueron hasta el extremo de excomulgar al arrendador del hogar misional, debido a que éste rehusó desalojar a los Testigos de su casa. El propietario, quien era uno de los hombres más prominentes de Sonsonate, no se dejaba atemorizar fácilmente. Ya hacía tiempo que su opinión de la Iglesia Católica y de los sacerdotes que la representaban no era muy buena, y ahora empeoró. Por lo que se pudo ver, a su esposa tampoco le perturbó el decreto de excomunión. Como resultado de esta medida, los sacerdotes perdieron mucho prestigio entre la gente y la persecución quedó derrotada. Los misioneros continuaron llevando fielmente el mensaje de vida a la gente, y hoy hay una congregación activa de testigos de Jehová en esta ciudad.

Personas con disposición de oveja también estaban dándose a conocer en Ahuachapán. Un día se vio a un estudiante joven de la escuela secundaria sentado fuera del Salón del Reino escuchando la reunión. Se llamaba Pedro Guerrero. Era pequeño y pesaba menos de 36 kilos. Cuando se le preguntó lo que quería, dijo que estaba buscando a los Testigos. Desde allí en adelante se puso a asistir con regularidad a las reuniones y estudió la Biblia en su hogar con Tillman Humphrey. En 1958 se bautizó, y desde entonces gozó de muchos privilegios en la organización, incluso el de servir de siervo de circuito.

VENCIENDO EL HÁBITO DE FUMAR

Varias personas que tenían disposición de oveja tenían el hábito de fumar. Una de estas personas era un señor mayor llamado Daniel Zaldaña, que vivía enfrente del hogar misional de Ahuachapán. Era fumador empedernido, y le preocupaba el no poder abandonar aquel hábito. Mary Nosal, la misionera que estudió con él, le dijo que se concentrara en los estudios de la Biblia y que después podría decidir lo que iba a hacer en cuanto al hábito de fumar.

Una noche Daniel fue adonde Mary con buenas noticias. ¡Finalmente había dejado de fumar! Se bautizó en 1956, y durante los pasados 15 años ha estado participando en la obra de precursor. ¡Qué buen ejemplo! Aunque está entrado en años y sufre de mala salud, pone en primer lugar en la vida los intereses del Reino.

Fue más o menos para este mismo tiempo cuando Mary Nosal habló a dos hermanas, Juana y Herminia Escobar. Además de estar profundamente envueltas en el espiritismo, ellas también eran fumadoras empedernidas. Una de ellas acostumbraba colocarse un cigarrillo detrás de la oreja a fin de poder prenderlo tan pronto como terminara de fumar el que tenía en la boca. Estas dos hermanas también tenían toda una pared de la casa cubierta de imágenes, a las cuales tenían mucho cariño. Pero, con el tiempo, quitaron las imágenes de la pared, abandonaron por completo el hábito de fumar y se separaron del espiritismo. Llegó a ser muy corriente ver a las dos ayudando fielmente en la cocina o lavando la vajilla en las asambleas de circuito y de distrito.

SE DEDICA NUEVA SUCURSAL

En junio de 1955 se completó el nuevo edificio de sucursal de San Salvador. Se habían invertido largas horas de duro trabajo en proveer este cómodo hogar, oficina y Salón del Reino. Jane Beedle escribió:

“Vivíamos a solo dos o tres cuadras de donde se estaba construyendo el edificio de la sucursal. Cuando mi esposo y Baltasar estaban poniendo la brea sobre la terraza y haciendo las instalaciones eléctricas, nosotras solíamos llevarles el almuerzo. A veces trabajaban 14 horas al día a fin de completar el trabajo. Cuando estaban haciendo las sillas, Curtis Smedstad estaba aquí también, ¡y cómo trabajaron para formar y soldar las partes de hierro! Hicieron quinientas sillas. Nosotras, las muchachas misioneras, participamos en limpiar el edificio y hacer cortinas para que todo estuviera listo para la dedicación.”

El hermano John Parker vino de Guatemala para pronunciar el discurso de dedicación. En aquella ocasión Baltasar Perla sorprendió a todos al decir que a Jehová Dios se debía que aquel edificio estuviera allí. Ésta era la primera vez que él había admitido que creía en Jehová Dios como la Autoridad Suprema. Muchas personas vinieron a inspeccionar el edificio y disfrutar del helado que se sirvió a todas las visitas. El día siguiente el hermano Parker pronunció el discurso público “Venciendo los temores de esta generación.”

BALTASAR TESTIGO

Poco después que se completó el edificio de la sucursal, Baltasar Perla viajó a los Estados Unidos bajo invitación del gobierno estadounidense. Mientras estuvo en Nueva York, vio un anuncio en el cual se ofrecía un curso por correspondencia sobre la doctrina católica. Le pareció que ésta sería una buena oportunidad de ver lo que la Iglesia Católica enseñaba en cuanto al Reino, el tema bíblico que a él más le atraía. Pagó $200 (E.U.A.) por el curso completo, el cual incluía dos cajas de libros y folletos.

Se fue a su hotel, y por los siguientes tres días comparó esta literatura con la Biblia. Finalmente llegó a la conclusión de que la religión católica no estaba en armonía con la enseñanza bíblica. Puesto que sus negocios llevaban a Baltasar a varias partes de los Estados Unidos, él buscaba un Salón del Reino dondequiera que le era posible.

En Columbus, Ohio, se dedicó a Jehová, y luego, en una asamblea de Nueva York, simbolizó su dedicación por medio de bautismo en agua. Dice que lo que le atrajo a los Testigos no fue la información doctrinal en particular, sino el comportamiento cristiano de éstos. Quedó favorablemente impresionado por los matrimonios felices, como el de Charles y Jane Beedle. Quería que a medida que sus hijos crecieran disfrutaran de tal felicidad. En 1960, cuando el hermano Curtis Smedstad partió de El Salvador, Baltasar llegó a ser siervo de la ciudad de San Salvador.

SE FORMA UN SEGUNDO CIRCUITO

En octubre de 1955 Saúl De León, precursor joven de Santa Ana, fue nombrado siervo de circuito para reemplazar a Antolín Castillo Peña, quien se había hecho infiel. Luego, en enero de 1956, se formó un segundo circuito, y una vez más se nombró al hermano Smedstad siervo de circuito.

OTRA PELÍCULA DE LA SOCIEDAD

En mayo de 1956 Chrissie Wilson y Florence Enevoldsen se unieron a las filas de los misioneros; trajeron consigo la nueva película de la Sociedad intitulada “La Felicidad de la Sociedad del Nuevo Mundo.” Aunque todavía había luz del día, los misioneros inmediatamente oscurecieron el pasillo para ver la película. Puesto que Curtis Smedstad, graduado de la decimacuarta clase de Galaad, tenía automóvil, él llevó la película de un lugar a otro para mostrarla a centenares de personas agradecidas. Curtis relata una experiencia que tuvo al norte del país.

“Teníamos que pasar por propiedad privada para llegar a otro pueblo. Los dueños cobraban un peaje a los que querían tener el privilegio de usar su camino. Tuvimos que dejar nuestro automóvil allí en la granja del dueño y hacer el resto del viaje a caballo. El arreglo era que pagáramos al regresar. Pues bien, en camino al pueblo pudimos exhibir la película a grandes multitudes de gente.

“Cuando regresamos a la granja, los de allí ya habían oído en cuanto a la película y no quisieron dejarnos ir sin que se la exhibiéramos a ellos también. Puesto que era de día, se apresuraron a reunir a todos los obreros, unos 75 más o menos; nos metieron apretujadamente en un cuartito y cerraron las puertas y ventanas para que hubiera oscuridad. No es difícil imaginarse el baño de vapor que nos dimos. Sin embargo, nadie se fue, y todo el mundo mostró mucho entusiasmo. Cuando quise pagar por el uso del camino, el gerente rehusó aceptar el dinero, pues dijo que ellos eran quienes debían pagarme a mí. Se dejó en manos de ellos mucha literatura.”

VIEJOS Y NUEVOS MISIONEROS

Muchos de los nuevos misioneros todavía estaban sufriendo del choque cultural que suele ocurrir cuando uno se muda a otro país. Florence Enevoldsen y Chrissie Wilson fueron asignadas a San Salvador. Florence relata los siguientes recuerdos:

“Durante nuestra primera reunión las únicas palabras que comprendimos durante las dos horas fueron ‘Watch Tower Bible and Tract Society.’ Éstas se usaron en los comentarios de conclusión que pronunció Charles Beedle. El domingo siguiente salimos al servicio del campo con un grupo en el cual estaba Evelyn Hill. Evelyn pacientemente sirvió de intérprete entre nosotras y los hermanos locales.

“Aquella mañana trabajamos en un mesón excepcionalmente sucio. Chrissie vio unas cucarachas enormes que, como era de esperar, la agitaron, y, junto con otras condiciones, contribuyeron a enfermarla hasta cierto grado. Una señora amablemente le ofreció un vaso de agua con una ‘Alka-Seltzer.’ Puesto que a Chrissie se le había advertido en cuanto al agua, rehusó beberla. Por lo tanto, una hermana de la localidad se la bebió para que la señora no se sintiera ofendida. Los publicadores amablemente nos llevaron hasta el hogar misional, aunque conocíamos el camino. Pero porque no podíamos hablar mucho español no pudimos comunicarnos lo suficientemente bien con ellos como para convencerlos de esto.”

A medida que llegaban nuevos misioneros, solía suceder que otros que habían llegado antes se iban. A veces se iban para casarse. Charlotte Bowin, quien había servido por siete años en El Salvador, se comprometió en matrimonio con Albert Schroeder después de las asambleas europeas de 1955. A principios de 1956 ella comenzó a servir en su nueva asignación en Nueva York, en la Hacienda del Reino. Hoy el hermano Schroeder es miembro del Cuerpo Gobernante, y Charlotte ahora sirve con él y su hijo de 22 años de edad, Judah Ben, en el Betel de Brooklyn.

MÁS USO DE LA RADIO

En 1956 también se comenzó a transmitir por la radioemisora YSAX el programa preparado por los testigos de Jehová “Cosas en las cuales está pensando la gente.” Estas transmisiones de radio continuaron por tres años hasta que la Iglesia Católica compró la estación, y entonces se descontinuaron los programas. Estos programas de radio atrajeron a muchas personas a la verdad.

UNA PROTESTA A RUSIA

En la asamblea de circuito que se celebró en San Salvador de agosto a septiembre de 1956 se presentó una petición en la cual se protestó contra el maltrato que estaban recibiendo los testigos de Jehová en Rusia. Unas 500 voces aprobaron al unísono esta petición dirigida a funcionarios soviéticos. Ejemplares de la petición se distribuyeron a los periódicos de El Salvador. Varios periódicos imprimieron la petición en parte o por completo. También se transmitió la petición por las ondas de radio. De esta manera los testigos de Jehová salvadoreños aprovecharon la oportunidad de manifestar su amor para con sus hermanos de Rusia.

SE FRUSTRA EL ENTREMETIMIENTO

En la asamblea de circuito que se celebró en la aldea de Armenia en diciembre de 1956 el programa incluía la película de la Sociedad “La Felicidad de la Sociedad del Nuevo Mundo.” Había planes de exhibirla en un salón que tenía suficiente cabida para la cantidad de personas que se esperaba. Sin embargo, de alguna manera el sacerdote católico de Armenia logró entrar en el lugar y cortar las conexiones eléctricas. El hermano Beedle fue a hablar con la propietaria en cuanto al problema y, mientras le hablaba, se dio cuenta de que el sacerdote estaba detrás de unas cortinas. Le pidió que saliera, y el sacerdote lo hizo, algo avergonzado.

Era demasiado tarde para hacer las reparaciones necesarias y exhibir la película en el salón que se había alquilado. Sin embargo, los hermanos hicieron arreglos para mostrar la película contra una pared blanca de yeso, en la misma calle. El resultado fue que muchas más personas vieron la película de esa manera que si se hubiera exhibido dentro del salón.

MÁS PRECURSORES ESPECIALES

Ángel Montalvo, el músico que había vendido su guitarra para comprarse una Biblia, servía ahora de precursor especial en esta misma aldea de Armenia. Su compañero era Raúl Morales, el joven que había caminado desde su aldea de San Juan Talpa hasta San Salvador a fin de asistir a su primera asamblea allí. Es interesante saber cómo llegó a ser precursor.

Después de su bautismo en 1955, Raúl no comprendía lo que era un precursor. Por lo tanto, cuando Charles Beedle le preguntó a Raúl si él era precursor, por haber notado lo activo que era en el servicio, Raúl no supo qué responder. Charles le explicó que un precursor pasa unas 100 horas cada mes en la obra de predicar. A eso Raúl respondió: “Si eso es ser precursor, entonces supongo que lo soy.”

Después de unirse de manera oficial a las filas de los precursores, Raúl aceptó su primera asignación en Cojutepeque en enero de 1956. Posteriormente en aquel mismo año fue a Armenia para trabajar con el hermano Montalvo.

EL PRIMER ESTUDIANTE SALVADOREÑO EN GALAAD

El joven siervo de circuito de Santa Ana, Saúl De León, fue el primer salvadoreño que asistió a la Escuela de Galaad. Los misioneros le habían ayudado a prepararse; le habían enseñado inglés. Recibió su invitación para asistir a la trigésima primera clase en 1957, y se graduó el año siguiente. Así Saúl dejó una vacancia en el circuito. Se escogió a Raúl Morales para que la llenara, y él sirvió de siervo de circuito desde septiembre de 1957.

UN JOVEN TESTIFICA A SU FAMILIA

El jovencito Jorge Guevara, quien en una ocasión había tirado su Biblia al suelo en desesperación después de recibir consejo del siervo de la Escuela Teocrática, estaba logrando excelente progreso desde el punto de vista espiritual. Cuando tenía solamente 16 años de edad pronunció su primer discurso sobre el tema de la evolución. En 1957 se graduó de la escuela secundaria. Su madre y hermano llegaron para su graduación desde El Hormiguero, una aldea que queda a unos 140 kilómetros al este de San Salvador.

Por mucho tiempo Jorge había abrigado resentimiento para con su familia, pues les culpaba de la soledad que había sentido como joven. “Si no me hubiera hecho testigo,” dice Jorge, “nunca habría vuelto a hablar a mi familia.” Sin embargo, ahora se puso a darles testimonio. Aunque eran miembros de una secta protestante, le escucharon atentamente. Se hicieron arreglos para que los visitara Saúl De León, quien servía de siervo de circuito; lo que él descubrió lo dejó asombrado.

Había cinco personas que se habían decidido a hacerse testigos de Jehová solo por haber leído la literatura que Jorge les había dejado. El hermano Saúl De León los bautizó en presencia de una multitud de 75 personas, lo cual en sí constituyó un buen testimonio. Desde entonces, más miembros de la familia de Jorge Guevara han aprendido la verdad y se han bautizado, y continúan fieles en el servicio de Jehová.

ACONTECIMIENTOS IMPORTANTES DE 1957

En 1957 se completó un Salón del Reino y hogar misional de tamaño mediano en Santa Anita, un vecindario en el extremo meridional de San Salvador. Poco después de haber sido dedicado este hogar y Salón del Reino, llegaron a El Salvador los siguientes estudiantes de Galaad: Frederick y Dorothy Bowers y Kenneth y Virginia Kiesel. Los Kiesels, junto con Chrissie Wilson y Florence Enevoldsen, fueron asignados al nuevo hogar de misioneros en Santa Anita. Florence escribe: “Nos mudamos al hogar en medio de una tormenta tropical. El agua entró en la casa por todos lados. Estuvimos sacando el agua por varios días.”

Durante 1957 se formaron dos nuevas congregaciones en El Salvador, de modo que el total subió a 12. También hubo 46 publicadores de tiempo completo, entre éstos 21 misioneros, trabajando en territorios aislados. Tanto el hogar misional de Santiago de María como el de Ahuachapán fueron cerrados en el transcurso del año y los precursores especiales quedaron encargados de las congregaciones.

En 1957 se celebró otra excelente asamblea de circuito en Sonsonate. Ésta tuvo lugar en el antiguo ayuntamiento. En el patio detrás del edificio había un abrevadero de concreto que medía unos tres metros cuadrados y casi un metro de profundidad. Allí se efectuó el bautismo de 47 personas.

NUEVO LUGAR PARA LA ASAMBLEA

En febrero de 1958, Aubrey Bivens, el superintendente de zona, y M. G. Henschel, del Betel de Brooklyn, hicieron una visita a El Salvador para una asamblea. El mayor problema al cual se enfrentaron los hermanos fue el de hallar un lugar adecuado para la asamblea. Anteriormente las asambleas se habían celebrado en el Salón de los Obreros de San Salvador, pero ahora éste era demasiado pequeño para acomodar a la concurrencia que se esperaba. No tardó en presentarse una solución al problema.

Víctor Recinos, un vecino amigable que vivía al norte de la sucursal, había estado observando con admiración las actividades de los Testigos. Un día, mientras conversaba con el hermano Beedle, generosamente ofreció su propiedad para la asamblea. Su gran porción de terreno tenía una especie de “cuenca” natural que se había excavado para otro proyecto, y había muchos árboles bien situados que proveían sombra.

Muchos hermanos ayudaron a despejar la maleza, y así quedó un anfiteatro limpio y agradable. Puesto que el discurso público se intitulaba “La canción nueva para los hombres de buena voluntad,” se construyó enfrente de la plataforma una cerca baja a la manera de un pentagrama, y a los soportes verticales se les dio forma de notas. La pintura dorada que se le aplicó dio una apariencia muy atractiva a esto. La decoración de la plataforma se completó con varias grandes plantas florecientes de pastora roja.

Había un edificio pequeño hacia el fondo de la propiedad, y allí se instaló la cafetería. Gran parte del alimento se preparó en el edificio de la sucursal y se transportó a la cafetería al otro lado de la calle. Al concluir la asamblea, cada persona levantó su propia silla, se la colocó sobre la cabeza, y cruzó la calle con ella hacia el Salón del Reino del edificio de la sucursal. Muchos comentaron que nunca antes habían visto tan alegre espíritu de cooperación.

TRAGEDIA DESPUÉS DE LA ASAMBLEA

Entre las 61 personas que simbolizaron su dedicación por bautismo en agua estuvo un hermano de La Unión que en parte era de descendencia árabe. Fue el primero de entre la numerosa población árabe que llegó a ser Testigo. El lunes después de la asamblea el hermano Beedle recibió de un precursor especial de La Unión la noticia de que el autobús en el cual viajaban los hermanos había sufrido un accidente. Tres hermanos habían muerto instantáneamente, entre ellos el que había acabado de bautizarse.

Cuando los hermanos fueron al lugar donde había ocurrido el accidente, no podían contener las lágrimas mientras recogían de entre los escombros las notas que los hermanos habían tomado en la asamblea, los cancioneros y otras pertenencias de los hermanos accidentados. Cuando el hermano Beedle llegó a La Unión, era demasiado tarde para pronunciar un discurso de funeral, pues las multitudes ya estaban en el cementerio para el entierro. Los precursores especiales de La Unión se sintieron profundamente conmovidos por la pérdida de sus preciosos hermanos que habían sido fruto de sus labores.

AJUSTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE LA SUCURSAL

Para la primavera de 1958 el hermano Beedle cumplió diez años de, casi a solas, haber llevado la superintendencia de las actividades de los testigos de Jehová en El Salvador. Durante gran parte de ese tiempo él desempeñó los deberes de siervo de circuito y de distrito, así como también los de superintendente de congregación, siervo de un hogar de misioneros y mandadero principal. Había supervisado la construcción del edificio de la sucursal y del Salón del Reino y la casa misional de Santa Anita. Las presiones provenientes de todas estas responsabilidades le habían afectado física y mentalmente, de modo que necesitaba algún alivio. Por lo tanto, en abril de 1958 el hermano Frederick Bowers fue nombrado siervo de la sucursal. Aquel mismo mes un total de 1.295 personas en 13 congregaciones asistieron al Memorial, y se alcanzó un máximo de 460 publicadores.

MUERE EL CABEZA DE UNA FAMILIA TEOCRÁTICA

En abril de 1958 murió Abraham Peña, padre, a edad muy avanzada. Su esposa Lugarda tenía 85 años de edad entonces. Solamente cinco años atrás ellos habían aprendido la verdad. Poco antes de morir, Abraham había llamado a todos sus hijos al lado de su lecho y les había exhortado a continuar fieles a su dedicación a Jehová. Lugarda le había dado 17 hijos, de los cuales quedaban solamente siete.

Las reuniones siguieron celebrándose en el hogar de los Peñas. Para 1971 un total de 28 miembros de la familia se habían bautizado. En aquel año murió Lugarda, a la edad de 97 años. Ella había seguido fiel y la verdad todavía estaba clara en su mente hasta el tiempo de su muerte.

SURGE LA CONGREGACIÓN DE USULUTÁN

En 1958 Carlos Reyes, miembro de la Guarda Nacional, empezó a estudiar la Biblia, y lo que aprendió lo impulsó a casarse con Rosa, la mujer con quien había estado viviendo. Debido a que abandonó el servicio militar, la situación económica de él se puso muy difícil, pero su condición espiritual siguió mejorando. Antes de pasar un año, tanto él como Rosa se bautizaron. El año siguiente se hicieron precursores y fueron asignados a Usulután. Vendieron sus muebles para poder mudarse. De esta manera se estableció la base para una congregación allí, la cual empezó con solamente seis publicadores. Ahora hay más de 90 publicadores predicando las buenas nuevas en Usulután.

SALVADOREÑOS EN LA ASAMBLEA DE NUEVA YORK

Hasta el año 1958 solamente tres o cuatro salvadoreños habían asistido a asambleas en los Estados Unidos. Pero ahora, a medida que fue acercándose el tiempo para la Asamblea Internacional “Voluntad Divina” en Nueva York, el entusiasmo se fue intensificando. Un total de 53 personas de El Salvador lograron hacer el viaje.

Se fletó un avión para Florida, donde los hermanos fueron recibidos por Curtis Smedstad y por Leticia Rosales, quien había sido esposa del coronel Oscar Osorio. Como ya se mencionó, Osorio era presidente de El Salvador cuando Baltasar Perla empezó a estudiar con los testigos. Baltasar se había esforzado vigorosamente por ayudar a Oscar a progresar en la verdad, pero a Oscar se le hacía difícil resistir las atracciones de la política mundana. Sin embargo, Jane Beedle estudió con Leticia, y, con el tiempo, cuando ésta fue a los Estados Unidos, progresó en la verdad y se bautizó. Ella se alegró mucho de estar allí para recibir a sus paisanos.

Leticia se despidió de los hermanos a medida que éstos fueron subiendo al autobús que se había fletado para llevarlos a Nueva York. Charles Beedle los acompañó para ayudarles a resolver los problemas que pudieran presentárseles en el camino. En la asamblea los hermanos se regocijaron de estar con sus hermanos de alrededor del mundo y con Saúl De León, quien estaba asistiendo a Galaad entonces.

Muchos hermanos salvadoreños trabajaron como voluntarios y algunos regresaron a casa con una lista de nombres y direcciones de amistades que vivían en otras partes del mundo, con las cuales mantuvieron correspondencia. Pedro Aguilar, precursor especial de La Unión, llegó a interesarse tanto en tal correspondencia que luego viajó a los Estados Unidos para casarse con una hermana a quien había estado escribiendo. Raúl Morales tuvo que enfrentarse a la misma decisión, pero dijo que tenía miedo de traer a una muchacha extranjera a El Salvador. Dijo que pudiera resultar como lo que sucede con los automóviles europeos, para los cuales es difícil conseguir repuestos. Decidió, por lo tanto, continuar su servicio en El Salvador, donde había mayor necesidad de proclamadores del Reino.

Esta asamblea causó profunda impresión en los hermanos, y en su mente y corazón llevaron impresiones indelebles del amor, armonía y unidad de la Sociedad del Nuevo Mundo. Fue en una ocasión festiva especial de todos los delegados salvadoreños a la asamblea en un hotel de Nueva York donde Jane Beedle anunció que ella y Charles pronto serían padres. Esto significaba que tendrían que partir del hogar misional. Sin embargo, estaban resueltos a permanecer en El Salvador.

DE MISIONEROS A PADRES

En el otoño de 1958 los Beedles estaban ocupados tratando de hallar alojamiento fuera del hogar misional. Un día Jane se detuvo en el mercado para hablar con Paula Martínez, una Testigo que vendía papas (patatas) allí. Jane explica lo que sucedió:

“Me senté en un banquillo que estaba detrás de los sacos de papas. Paula sabía que yo estaba encinta, de modo que mencioné que íbamos a partir del hogar misional y que estábamos buscando un lugar donde vivir. Le sorprendió mucho saber que tendríamos que salir del hogar misional. Le expliqué que los hermanos contribuyen su dinero a la Sociedad con el único propósito de que se utilice para efectuar la obra de predicar. Por eso, nadie que estuviera criando una familia y que debido a ello no pudiera dar todo su tiempo a la actividad de predicar tenía derecho a ocupar un lugar en el hogar misional. Ella me dio una sonrisa amplia y dijo: ‘¡Qué organización tenemos!’ Verdaderamente creo que el hecho de que se nos ‘echara,’ por decirlo así, intensificó el aprecio de ella a la organización.

“Cuando empezamos a criar una familia, Charles tuvo que hallar trabajo seglar para ganarse la vida, como lo hace la mayoría de nuestros hermanos. El estar en circunstancias similares a las de nuestros hermanos nos ayudó a disfrutar de una relación íntima con ellos de la cual no habíamos disfrutado antes. El hecho de que tuviéramos problemas y dificultades en común creó entre nosotros y ellos un vínculo que no había existido cuando nosotros éramos misioneros.”

Para aquel mismo tiempo Jessie Smedstad también anunció que ella y Curtis iban a tener un hijo. Aquel otoño los Beedles hallaron un apartamento muy bonito. La dueña, Leticia Rosales, todavía estaba en los Estados Unidos. Los Smedstads también hallaron una casa cerca de la oficina de la sucursal, y el coronel Osorio, que antes había sido presidente de El Salvador, les dio algunos muebles a las dos familias para que empezaran a poner casa.

En enero de 1959 Ronald y Gladys Ash, de la clase 25 de Galaad, fueron asignados a El Salvador. Se les trasladó al hogar misional de Santa Tecla, y poco después anunciaron que estaban esperando un bebé. ¿Volverían ellos a su hogar en el Canadá después de haber estado solo siete meses en su asignación?

Hasta entonces ellos habían tenido muy poca experiencia con la gente y el idioma, de modo que se les hizo verdaderamente difícil decidir qué hacer. Después de buscar trabajo por cuatro meses, Ronald encontró un empleo en el cual sigue trabajando hasta el día de hoy. Él y su esposa siguen asociándose con la congregación de Santa Tecla y ayudan a los misioneros asignados allí a fortalecer la congregación.

ASAMBLEAS DE 1959

En 1959 se hicieron planes para celebrar dos asambleas de circuito, una en el circuito donde Saúl De León había estado sirviendo desde su regreso de Galaad, y la otra en el circuito donde servía Raúl Morales. Entonces se comenzó a pensar en la asamblea nacional. El año anterior ésta se había celebrado en el terreno frente a la sucursal, al otro lado de la calle. Este año se halló un sitio espléndido en un lugar donde los hermanos no habían buscado antes. Este era el nuevo centro social recién construido para un núcleo de viviendas modernas de un suburbio de San Salvador, Montserrat.

El expresidente Osorio volvió a manifestar generosidad para con los testigos de Jehová cuando envió como regalo a la cafetería un ternero ya cortado en trozos. Esta asamblea atrajo a 748 personas al discurso público “Cuando Dios habla paz a todas las naciones,” pronunciado por el hermano Bowers.

Una joven pintora de murales, Violeta Bonilla de Cevallos, con quien Jane Beedle había estado estudiando, ofreció ayudar a decorar el escenario. El trabajo que Violeta había hecho en muchos monumentos nacionales era bien conocido, así como también los murales que había pintado en la casa del presidente y en otros edificios gubernamentales. Para la asamblea Violeta utilizó como modelo la ilustración de La Atalaya del 15 de abril de 1959, página 228, en la cual se ven representados alabadores de Jehová de toda raza. La pintura mural que esta joven hizo fue fotografiada para los periódicos y la televisión, y ocasionó mucho comentario. Violeta figuró entre las 61 personas que se bautizaron en esta asamblea.

UN CAMBIO QUE PRODUJO BENDICIONES

Celia de Liévano había sido secretaria de Baltasar Perla cuando él trabajaba en el gobierno. Por algún tiempo él trató de interesarla en un estudio de la Biblia, pero no pudo lograrlo. Se le pidió a una misionera que le diera lecciones de inglés, y después de estas clases la misionera siempre le testificaba. Con el tiempo se empezó un estudio bíblico con Celia, y ella empezó a asistir a las reuniones y a participar en el servicio del campo. Por fin se bautizó en la asamblea nacional de 1959.

El esposo de Celia, Carlos, se oponía a ella, principalmente porque él creía en la evolución. Hasta la llevó a un sacerdote jesuita para que el sacerdote la convenciera de que su nueva religión estaba equivocada. Con su recién adquirido conocimiento de la Biblia, Celia no solo defendió su nueva religión, sino que también probó que el sacerdote católico estaba equivocado. Por esto sucedió que en 1961 Carlos Liévano se unió a su esposa como Testigo bautizado de Jehová. Desde entonces ambos han estado activos en hablar la verdad a otros.

Durante toda su vida a los Liévanos se les había enseñado a esforzarse por ser prominentes en el mundo profesional, y habían progresado bien hacia su meta. Cuando tomaron la decisión de ser testigos de Jehová, sus amigos mundanos les dijeron que ahora fracasarían en el campo profesional y en cualquier otra cosa que trataran de hacer, porque habían abandonado la Iglesia Católica. Pero, como explican los Liévanos: “Al recordar el pasado, podemos ver con aprecio las innumerables bendiciones que hemos recibido de la mano de Jehová.”

LLEGAN NUEVOS MISIONEROS

Septiembre de 1959 fue un mes importante en la vida de cuatro jóvenes: Winifred Scott, Patricia Hancock y Jean Unwin, de Inglaterra, y Tyra Mills, de África del Sur. Estas recién graduadas de la Escuela de Galaad se alegraron de ver que muchos misioneros habían venido al aeropuerto para recibirlas. Después, el 5 de mayo de 1960, se dio la bienvenida a El Salvador a otros seis graduados de la clase 34 de Galaad.

La escena entonces era muy diferente de la que habían visto años atrás los primeros misioneros que habían llegado al país. Al llegar el avión de la compañía aérea TAN en que venían los nuevos misioneros, ellos pudieron ver un aeropuerto pequeño pero bien construido y de buena apariencia. Su paseo a la capital ya no fue una experiencia de las que privan a uno del aliento; más bien, el viaje calmado y cómodo por una carretera pavimentada de cuatro pistas les permitió disfrutar del paisaje de su nuevo hogar. Así fue que Samuel y Delores Stago, Leonard y Hilja Shimkus y Paul y Marilyn Walthard llegaron a conocer a El Salvador. El mismísimo día siguiente empezaron su estudio del idioma, un curso de 11 horas al día que habría de durar un mes.

LA ACTIVIDAD MISIONAL PRODUCE FRUTO

El trabajo de los misioneros siguió produciendo fruto. Antes de mudarse a Costa Rica para casarse con Charles Sheldon, Florence Enevoldsen empezó a estudiar con Bessie de Cañas, quien tenía una tiendita en el extremo sur de San Salvador. Desde el principio, el esposo de Bessie, Héctor, se opuso a que ella estudiara. Pero para el tiempo en que Florence le había pasado el estudio a Chrissie Wilson, Héctor había empezado a leer las revistas de vez en cuando. Pronto él y Bessie se bautizaron, y Héctor actualmente sirve de anciano en una de las congregaciones que se reúnen en el Salón del Reino de la sucursal.

También en 1960 Chrissie Wilson conoció a Oscar Zeleya López, quien entonces tenía 17 años de edad. Chrissie y quienquiera que la acompañara se sentaban en piedras fuera de la pequeña choza donde la familia dormía. Oscar nunca se perdió un estudio, hiciera buen tiempo o no. Chrissie todavía recuerda muchos de aquellos domingos por la tarde en los cuales ella se sentaba bajo un paraguas o un alquitranado y conducía el estudio mientras llovía a cántaros. En la actualidad Oscar también sirve de anciano en una congregación de San Salvador.

DISTURBIO POLÍTICO

En septiembre de 1960 los estudiantes universitarios se unieron a una rebelión contra el gobierno. Al mes siguiente se hizo necesario que el presidente, el coronel José María Lemus, abdicara la presidencia y saliera del país. Se formó un nuevo gobierno de seis hombres al cual se llamó “La Junta.” Hubo algunas escaramuzas en las calles, y en una ocasión un autobús fue volcado para levantar una barricada. Pocos días después la situación se tranquilizó, pero la ciudad exhibía cicatrices, puesto que facinerosos que disparaban por impulso habían ido por toda la capital disparando contra los relojes públicos mantenidos por la ciudad o por establecimientos comerciales. Pasaron años antes de que algunos de estos relojes fueran reparados o reemplazados.

Este disturbio no tuvo mucho efecto en la obra de testificar, excepto que se consideró prudente que los misioneros atendieran a sus tareas domésticas por unos días hasta que desaparecieran los rumores de violencia. Fue durante este tiempo cuando Baltasar hizo sus esfuerzos finales por ayudar al coronel Oscar Osorio a entrar en la verdad. Sin embargo, cuando Oscar se fue a vivir a los Estados Unidos sus estudios fueron interrumpidos. Nunca los reanudó, y murió en 1969 sin realmente haber hecho mucho con las verdades bíblicas que había aprendido. Sin embargo, la situación resultó muy diferente en el caso de otro que llegó a ser gobernante de El Salvador. Es interesante considerar sus esfuerzos en la gobernación del país.

EL NUEVO GOBIERNO DE EL SALVADOR

Uno de los miembros de la Junta de seis hombres que empezó a gobernar a El Salvador en octubre de 1960 fue Rubén Rosales. Él era un caudillo militar que se había destacado en la acción que derribó al régimen de Lemus. De hecho, él había tenido control absoluto en el asunto de planear y ejecutar la parte militar del derrocamiento. La nueva Junta creía que podía contribuir a cambios en El Salvador que sirvieran para mejorar las condiciones. Pero las cosas no salieron según se esperaba, como explicó Rubén:

“Las cosas no marcharon como las habíamos planeado. Poco después que llegamos al poder, el arzobispo me llamó. Me informó que quería hablar con la Junta en privado, y que lo que se considerara debería mantenerse secreto.

“El arzobispo nos dijo, en efecto: ‘Ustedes son un gobierno nuevo y yo estoy en condiciones de dar apoyo a este gobierno desde el púlpito. En cambio, ustedes nos pueden prestar apoyo a nosotros.’

“Sabíamos a qué se refería. Por los registros que estaban disponibles a nosotros, sabíamos que las instituciones de la religión católica habían estado recibiendo apoyo financiero del gobierno anterior. Era obvio que el arzobispo se interesaba en ver que nuestro nuevo gobierno continuara manifestando dicha consideración a la Iglesia.

“Yo era católico, pero podía ver que tal trato preferente no era correcto; no era constitucional. Los otros miembros de la Junta concordaban conmigo. De modo que los seis rehusamos proveerle apoyo financiero a la Iglesia. El disgusto del arzobispo era patente, y nos dio a entender que lamentaríamos nuestra decisión.

“Poco después se inició una campaña desde los púlpitos de las iglesias. Los sacerdotes declaraban que nuestro gobierno era pro Castro y pro comunista. Nos encargamos de grabar todos aquellos discursos, de modo que sabíamos las acusaciones que se estaban propagando. Pero nos pareció que el suprimir esta campaña pudiera resultar en más daño que bien, puesto que muchos le daban gran importancia a la Iglesia.

“Pronto nuestro gobierno comenzó a sentir un efecto adverso. Se empezó a tener sospechas de nuestra orientación política. Los Estados Unidos estaban preocupados y se negaron a reconocernos. Pero, ¿cuál era la realidad?

“Andando el tiempo se vio que las acusaciones fomentadas por la Iglesia carecían de fundamento, y los Estados Unidos nos dieron reconocimiento. El Times de Nueva York del 1 de diciembre de 1960 dijo:

“‘La tendencia de creer que el comunismo y la nueva atracción del “fidelismo” figuran en toda campaña que se lleve a cabo en pro de un cambio político y social en la América Latina es peligrosa. . . .

“‘Los tres miembros civiles de la junta, a pesar de las acusaciones vagas de “fidelismo,” son liberales y demócratas. . . . Los seis hombres se han comprometido a un programa democrático y merecen toda oportunidad de demostrar su buena voluntad.’

“A pesar de la vindicación, la campaña difamadora fomentada por la Iglesia causó gran daño a la credibilidad que se nos daba. Y cuando el ejército se enteró de que la Junta se proponía sacarlo de la situación política, éste también empezó a oponerse a la Junta. Por eso, el año siguiente nuestro nuevo gobierno de seis hombres fue derrocado y reemplazado por otro gobierno.”

Rubén Rosales se fue a los Estados Unidos y se estableció en Los Ángeles, California. Allí, después de unos años, aprendió la verdad y se bautizó en agosto de 1969. Toda su familia, entre ella algunos parientes que viven en El Salvador, también llegaron a ser Testigos. Rubén tiene ya varios años de servir de anciano de congregación, y comparte con otras personas la única esperanza verdadera respecto a la manera en que se realizará el buen gobierno.

LA OBRA DE CIRCUITO SUFRE

La actividad de circuito recibió un golpe cuando el hermano Raúl Morales dejó la obra de circuito en agosto de 1960. Por algún tiempo había estado luchando entre el deseo de ir a Galaad y el deseo de casarse. En enero de 1961 se casó con Andrea Lazo, una hermana joven de la congregación de Santa Anita.

Para el mismo tiempo, el superintendente del otro circuito del país, Saúl De León, se envolvió en inmoralidad con una misionera casada. Sin embargo, con el tiempo los dos se volvieron de su mal proceder, y de nuevo son miembros de la limpia organización de Jehová. Así sucedió que, en cosa de meses, ambos circuitos perdieron sus superintendentes de circuito. Por lo tanto, se escogió al misionero Foi Bryen, cuya esposa había muerto unos cuantos meses antes de una forma rara de colitis, para que reemplazara a Saúl De León en uno de los circuitos. Y Pedro Guerrero, el joven que años antes había venido y se había sentado fuera del Salón del Reino de Ahuachapán, reemplazó a Raúl en el otro circuito.

VISITAS DE REPRESENTANTES ESPECIALES

A principios de 1961 Aubrey Bivens hizo una oportuna visita de zona. Poco después el hermano Knorr también volvió a visitar a El Salvador. Hubo la oportunidad de presentar a Raúl Morales al hermano Knorr, y Raúl, junto con su esposa, fueron puestos en la lista de precursores especiales. Se les asignó a Santa Ana. En la ocasión de las visitas de estos representantes especiales, Samuel Stago fue asignado para reemplazar al hermano Bowers como superintendente de sucursal, a partir del 1 de abril de 1961.

DANDO EL PRIMER LUGAR A LOS INTERESES DEL REINO

Para el Memorial de 1961 la concurrencia aumentó a 1.878, casi 300 personas más que el año anterior. También, durante este mismo mes del Memorial se alcanzó un nuevo máximo de 638 publicadores del Reino. Este excelente progreso pudo lograrse, en parte, debido al duro trabajo de personas como Antonia Contreras, una maestra que se había mantenido activa en predicar las buenas nuevas en el pueblo de Juayúa desde 1958.

En 1961 Antonia decidió dejar su carrera seglar e ingresar en las filas de los precursores. Así, ella fue la primera de los publicadores salvadoreños que dejó una carrera profesional para ingresar en el servicio de tiempo completo. Antonia ha recibido bendiciones abundantes por sus esfuerzos y sacrificios. Ahora, unos 20 años después, todavía es precursora, y muchas personas han aprendido la verdad gracias a los diligentes esfuerzos de ella. Una persona con quien ella estudió la Biblia, más tarde llegó a ser compañera de ella como precursora.

REUNIONES FORTALECEDORAS

En diciembre de 1961 se celebró la Asamblea de Distrito “Adoradores Unidos.” De nuevo se usó la propiedad del Sr. Recinos, situada enfrente del edificio de la sucursal. Se manifestó gran entusiasmo cuando 1.200 personas vinieron para oír el discurso “Cuando todas las naciones se unen bajo el reino de Dios” que pronunció el hermano Stago.

Unos meses después, en marzo, el hermano Knorr volvió a visitar a El Salvador. Un total de 1.130 concurrentes vinieron para oír el discurso público que él pronunció en el Gimnasio Nacional de San Salvador. Este es un gimnasio hermoso y moderno que puede acomodar hasta 11.000 concurrentes. Está construido en forma de un tazón sin apoyos rectos para el techo. Los testigos de Jehová de El Salvador llegarían a conocer bien este lugar.

ESCUELA DEL MINISTERIO DEL REINO

Anteriormente en aquel año, el 5 de febrero de 1962, comenzó la primera clase del Ministerio del Reino en El Salvador, en la oficina central de la sucursal. Superintendentes de congregación, superintendentes de circuito, precursores especiales y misioneros asistieron a la escuela y recibieron instrucción valiosa. Con el tiempo todos los misioneros tuvieron la oportunidad de tomar el curso. El hermano David Hibshman, superintendente de sucursal de Guatemala, vino a El Salvador por cuatro meses e instruyó a las primeras tres clases. El segundo grupo estaba apenas comenzando el curso cuando el hermano Knorr hizo su visita en marzo, y los estudiantes tuvieron el gozo adicional de conocerlo.

Los arreglos necesarios para el funcionamiento de la Escuela fueron una experiencia nueva para todos, pero todo el mundo puso mano a la obra y todo marchó sin asperezas. Fue necesario hallar con anticipación lugares donde los estudiantes pudieran dormir. Las congregaciones de San Salvador respondieron proveyendo alojamiento, y unos cuantos estudiantes durmieron en el piso superior, en el Salón del Reino. Los que dormían en el Salón recibieron la asignación de ir al mercado y ayudar en la preparación del desayuno. Esto quiso decir que tenían que levantarse muy de mañana, lo cual trajo como resultado la siguiente situación embarazosa.

Un hermano, que fue asignado a los quehaceres de la madrugada, al regresar del mercado halló que la puerta del hogar estaba cerrada. No quiso usar el timbre y despertar al hermano Knorr. De modo que se puso a dar golpes ligeros en la ventana de uno de los dormitorios y a llamar a Chrissie Wilson por nombre y pedir que le abriera la puerta de enfrente. Pero este hermano ignoraba que Chrissie le había cedido su habitación al hermano Knorr. Los golpes despertaron al hermano Knorr, y él comenzó a emplear una palabra que había aprendido a decir en español, pues esperaba ahuyentar así al visitante. Varias veces gritó: “Vámonos,” pero lo que quería decir era: “Váyase.” Durante el desayuno, aquella mañana, la única mención que se hizo del suceso fue el comentario del hermano Knorr, quien dijo que en este hogar sucedían unas cosas muy extrañas.

Para algunos de los estudiantes las primeras comidas que se les prepararon resultaron molestas. Estaban acostumbrados a usar una tortilla de maíz para llevarse los alimentos a la boca en vez de usar cuchillo y tenedor. Pero al poco tiempo se adaptaron al uso de estos utensilios. Otros no podían acostumbrarse a la clase de comida que las misioneras les preparaban. Sin embargo, nadie enfermó ni murió de hambre, y no se oyeron muchas quejas.

Una misionera invitó a los estudiantes a acompañarla en giras de turismo en la capital. Esto dio a los que habían venido de pueblos pequeños la oportunidad de ver algunos de los lugares interesantes de la capital. Otras misioneras, con la ayuda de dos o tres estudiantes, se turnaron en el lavado. Todos se mantuvieron ocupados trabajando y estudiando, y la cooperación de todos contribuyó a un excelente espíritu de compañerismo.

Raúl Morales tuvo razón especial para recordar la Escuela del Ministerio del Reino. Su esposa, Andrea, empezó el curso durante el último mes de su preñez, y dio a luz a su hijita Dorotea antes de que terminara el curso. Así, la niñita Dorotea recibió un principio teocrático. Solo es natural que después de más de 18 años se le vea sirviendo a Jehová fielmente como precursora especial.

NUEVOS SIERVOS DE CIRCUITO

En 1962 el país volvió a necesitar siervos de circuito. Foi Bryen se casó con Marina Vidaurre, una joven hermana de la congregación de Soyapango. Y en el caso de Pedro Guerrero, que había estado sirviendo en el otro circuito desde agosto de 1960, su familia estaba creciendo tan rápidamente que su esposa, América, ya no pudo servir de precursora especial y cuidar de los niños. El hermano Hibshman, que entonces era instructor de la Escuela del Ministerio del Reino, recomendó a dos jóvenes de Guatemala. Estos hermanos eran celosos, estaban deseosos de aprender y demostraban buena aptitud, aunque no tenían experiencia en la obra de circuito.

Por lo tanto, el 31 de mayo de 1962 Marco Rolando Morales y Juan Mazariegos llegaron a El Salvador y vivieron por un tiempo en el hogar misional. Por varias semanas se les dio instrucción en el circuito, y entonces se les dejó seguir adelante por su propia cuenta.

ARREGLOS PARA ASAMBLEAS DE CIRCUITO

Durante el verano de 1962 los hermanos Morales y Mazariegos se estrenaron en preparar asambleas. Para la sección oriental del país se fijó una asamblea para San Miguel, y para la sección occidental, una para Sonsonate. Juan Mazariegos no podía hallar un lugar apropiado para la asamblea de Sonsonate. El único lugar que le parecía adecuado era una escuela, pero las escuelas nunca se habían usado para asambleas de circuito en El Salvador. Juan empezó a dar pasos decisivos. Habló con el director de la escuela y luego con el delegado escolar de Sonsonate. Se le dijo que consiguiera permiso en San Salvador de la oficina de encargada de las provisiones y el alojamiento para estudiantes. Se consiguió permiso para usar la escuela, de modo que se hicieron los arreglos para el programa de la asamblea.

Sin embargo, poco antes de la fecha de la asamblea Juan fue a la escuela para atender ciertos detalles y el director dijo que los Testigos no podrían usarla porque se había suspendido el permiso. Juan fue apresuradamente a San Salvador, donde se le informó que la escuela no podía usarse debido a oposición clerical. Así es que Juan se puso a buscar otro lugar adecuado, pero no encontraba nada.

Por lo tanto, Juan decidió luchar para conseguir la escuela y confiar en que Jehová le ayudara. Telefoneó al ministro de Educación y pidió una audiencia, pero se le negó porque el ministro estaba demasiado ocupado. Pero Juan no se dio por vencido; escribió a máquina una carta amena al ministro, oró a Jehová pidiendo su dirección y, vestido como mejor se lo permitían sus circunstancias, se dirigió al hogar del ministro el sábado por la mañana, una semana antes del tiempo para la asamblea. Como resultado, consiguió una cita para una entrevista el martes siguiente.

En aquella ocasión Juan habló con un subalterno del ministro. Se le dijo que se tomaría una decisión el día siguiente. Juan pasó el miércoles en Sonsonate haciendo los preparativos para la asamblea, y una misionera fue al ministerio para obtener la decisión. ¡Qué feliz se sintió Juan al recibir el siguiente telegrama: “Ministerio concede permiso para usar escuela”!

El director de la escuela entregó las llaves de la escuela a Juan y lo invitó a usar cualquier cosa que necesitara. Hubo un total de 420 concurrentes para oír el discurso público aquel domingo. Después de la asamblea el director expresó asombro al ver lo limpia que se había dejado la escuela, y preguntó cuándo querían los Testigos celebrar su próxima asamblea allí. Más tarde el Ministerio de Educación escribió que gustosamente concedían permiso a los Testigos para usar las instalaciones de las escuelas, porque reconocían su orden y limpieza.

ASAMBLEA DE MINISTROS VALEROSOS

Al poco tiempo de haberse terminado aquella asamblea empezaron los preparativos para la Asamblea de Distrito “Ministros Valerosos,” que habría de celebrarse del 31 de agosto al 2 de septiembre de 1962. Se redactó un contrato para el uso del Teatro Nacional de San Salvador, y por medio de la radio y los periódicos se animó al público a asistir. Entonces, repentinamente y poco antes del primer día de la asamblea, se canceló el contrato. Afortunadamente, se pudieron hacer arreglos para volver a usar el Gimnasio Nacional, que es un lugar ideal para asambleas debido a su amplio espacio para cafetería y puestos de refresco, y su buen arreglo de lavados. Un total de 1.545 concurrentes oyó el discurso público.

A partir de este tiempo las asambleas de distrito llegaron a estar mejor organizadas. Baltasar Perla era el superintendente de asambleas, y otros hermanos salvadoreños también empezaron a tener parte en hacerse cargo de las responsabilidades. A los misioneros ya no se les hacía posible encargarse de todos los detalles envueltos en organizar estas grandes asambleas. El Gimnasio quedó en tan excelente condición que se invitó a los Testigos a usar las instalaciones en los años siguientes.

AJUSTE EN LA ADMINISTRACIÓN DE LA SUCURSAL

Samuel Stago y Marco Rolando Morales recibieron invitaciones para asistir al curso de 10 meses de Galaad en 1963. En enero partieron para Nueva York, y Leonard Shimkus asumió los deberes de superintendente de sucursal. Debido a lo que aconteció más tarde en aquel año, esta asignación llegó a ser permanente. En aquella ocasión llegó a la atención del público que algunos años antes el hermano Stago había estado envuelto en comportamiento inmoral. De modo que se le despidió como siervo de sucursal y fue expulsado.

Delores, la esposa de Samuel, siguió sirviendo de precursora especial en San Salvador, y Samuel se unió a ella allí, y asistió fielmente a todas las reuniones. Al año siguiente se le restableció, lo cual alegró mucho a todos los hermanos. Desde entonces él y Delores han prestado ayuda verdaderamente fortalecedora a la organización cristiana de El Salvador y Samuel ahora sirve de miembro del comité de sucursal.

Puesto que el año 1963 estaba acercándose a su fin, los pensamientos de los hermanos se volvieron de nuevo al trabajo que siempre precede a las asambleas. La asamblea “Buenas Nuevas Eternas” iba a celebrarse en el Gimnasio Nacional del 26 al 29 de diciembre. Un total de 25 personas se bautizaron en aquella asamblea, y 1.340 asistieron al discurso público que pronunció Baltasar Perla.

NUEVA PELÍCULA DE LA SOCIEDAD

Durante 1964 se exhibió en El Salvador la nueva película de la Sociedad intitulada “Proclamando ‘Buenas Nuevas Eternas’ Alrededor del Mundo.” Esta película muestra las cosas que todas las religiones falsas han heredado en común. Esta presentación fue muy apropiada para El Salvador, porque la adoración falsa está muy extendida en este país. A medida que los concurrentes veían la película, se les hacía fácil discernir el enlace entre la adoración que las iglesias de la cristiandad llevan a cabo y la antigua religión babilónica.

Es de interés el hecho de que El Salvador tiene capillas e iglesias construidas a propósito para venerar a por lo menos 14 diferentes vírgenes, como, por ejemplo, la Virgen del Tránsito, la Virgen de la Candelaria, la Virgen de Guadalupe y otras. Por supuesto, hay muchas capillas y altares que están dedicados simplemente a la Virgen María.

UNO QUE AYUDÓ A DAR PUBLICIDAD

Al visitar las estaciones de radiodifusión con la mira de hacer arreglos para dar publicidad a una asamblea, Julia Clogston llegó a conocer a Rafael Castellanos, director de la radiodifusora YSU. La visita resultó en un estudio bíblico. Al empezar su primer estudio, Rafael puso en manos de Julia un ejemplar de El hombre y su destino, por Lecomte du Noüy, y dijo: “Aquí es donde estoy ahora. A ver lo que usted puede hacer conmigo.”

Eso fue en marzo de 1964. Rafael y su esposa fueron dos de las 2.853 personas que asistieron a la celebración del Memorial más tarde aquel mes. En mayo él ofreció a la Sociedad tiempo en la radioemisora YSU para el programa “Cosas en las cuales está pensando la gente.” Además, la estación empezó a radiodifundir anuncios entre los programas siempre que se deseaba dar publicidad a una asamblea o reunión especial. Andando el tiempo, este matrimonio y sus dos hijos, Roberto y Ricardo, se bautizaron.

MILTON HENSCHEL VISITA LA ASAMBLEA

En febrero de 1965, en el Gimnasio Nacional, se celebró la Asamblea de Distrito “Fruto del Espíritu.” Para entonces los hermanos habían empezado a pensar en aquel local como “nuestro Salón del Reino de una vez al año.” En aquella ocasión Milton Henschel, de la central de Brooklyn, estaba visitando a El Salvador como superintendente de zona y pronunció el discurso público “‘Paz entre los hombres de buena voluntad’ o el Armagedón... ¿cuál?” Un total de 2.416 concurrentes oyó el discurso, lo cual fue un aumento de más de mil personas sobre la concurrencia máxima de la anterior asamblea de distrito, que se había celebrado en diciembre de 1963.

MAYORES PRIVILEGIOS DE SERVICIO

El siervo de circuito Juan Mazariegos recibió una invitación para asistir a la clase 40 de Galaad, y Juan De Dios Peña lo reemplazó en la obra de circuito. También fue en 1965 cuando Baltasar Perla hijo llegó a disfrutar de mayores privilegios de servicio teocrático. Habían pasado muchos años desde que su madre, Paulina, se había enterado por primera vez de la verdad. En julio el joven Baltasar fue aceptado como miembro de la familia de Betel de Brooklyn, donde todavía sirve fielmente. Desde diciembre de 1978 Hernán Peña, miembro de la familia Peña, de Santiago Texacuangos, también ha estado sirviendo en el Betel de Brooklyn.

En 1965 se alcanzó un nuevo máximo de 2.914 concurrentes al Memorial, y el número de publicadores del Reino subió a 961.

TERREMOTO DEL “DÍA DE LA CRUZ”

A principios de cada mes de mayo los mercados de El Salvador ofrecen una variedad excepcionalmente amplia de frutas para que la gente pueda decorar sus cruces de madera para el Día de la Cruz, que muchos católicos de San Salvador y sus alrededores celebran el 3 de mayo. Pero el 3 de mayo de 1965, a las 4 de la mañana, algo sucedió que cambió todos sus planes. El Libro de Oro publicado por La Prensa Gráfica explicó que a las 4 de la mañana de aquel día el terremoto más violento que se había registrado en 46 años sacudió la capital y los pueblos de Ilopango, Soyapango, Mejicanos, Villa Delgado, Santo Tomás, San Marcos y otros lugares adyacentes. Dijo que la intensidad del sismo fue de 7,5 y que el Comité de Emergencia Nacional había entrado en plena actividad.

Centenares de hogares de adobe quedaron reducidos a escombros. El terremoto producía la sensación de que un tren de mercancías estuviera pasando dentro de las casas. Si la casa afectada no se desplomaba, entonces las botellas, trastos, platos, cuadros y ventanas de cristal quedaban hechos añicos. Más de cien personas perdieron la vida, y otros centenares recibieron lesiones graves. Las noticias de que ningún Testigo había sido lastimado gravemente fueron recibidas con gratitud. El edificio de la sucursal tampoco sostuvo daño aparte de unas rajaduras en el enlucido.

Un par de misioneros había oído que cuando ocurre un terremoto uno debe meterse debajo de la cama. Pero, al tratar de hacer esto, estos dos parecieron a un par de avestruces, puesto que solo las cabezas cupieron debajo de la cama. Después de los primeros temblores, otra misionera corrió al comedor, sacó todos los platos del armario y los colocó nítidamente sobre el piso para que no se quebraran. La misionera que después fue al comedor pensó que el terremoto había dejado los platos en montones nítidos sobre el piso, sin quebrar uno solo.

ASAMBLEA INTERNACIONAL DE 1966

Más de 300 extranjeros procedentes de 13 países visitaron a El Salvador para asistir a la Asamblea Internacional “Hijos de Libertad de Dios” que se celebró del 10 al 14 de diciembre. De nuevo el Gimnasio Nacional fue el sitio de la reunión. Como de costumbre, la radio, la TV y los periódicos cooperaron y dieron buena publicidad.

El primer día de la asamblea Fred Franz pronunció el discurso “Prediquen una liberación a los cautivos” a un auditorio de 1.640 concurrentes. Puesto que solo había 995 Testigos en el país, era patente que muchas personas del público estaban aprovechando la asamblea también. Después, cuando el hermano Franz pronunció el discurso público “El milenio de la humanidad bajo el reino de Dios,” ante 4.780 concurrentes, los corazones de los hermanos rebosaron de alegría. El domingo por la noche una muchedumbre más numerosa aún —4.989 personas— volvió para disfrutar de la emocionante presentación del drama acerca de la perseverancia de Jeremías.

El hermano Franz estaba sentado en las gradas durante el drama. Un visitante se dirigió a él y, sin saber con quién hablaba, le preguntó quién era ese F. W. Franz que había recibido tanta publicidad. Aquel hombre mencionó algunas cosas en las cuales él no convenía con los testigos de Jehová, y el hermano Franz le contestó, dándole razones bíblicas para nuestras creencias. Entonces, poco antes de terminar la sesión, el hermano Franz dejó su asiento para conducir el cántico final y la oración. Grande fue la sorpresa del visitante cuando descubrió que el hermano Franz era quien había estado sentado a su lado en el auditorio. Después, este señor comentó a muchos hermanos que solo entre los testigos de Jehová podría hallarse a una persona que ocupara un puesto de tanta responsabilidad y que fuera tan humilde.

Siempre habían asistido muchos del público a las asambleas de los testigos de Jehová. A veces la concurrencia ascendía a dos o tres veces la cantidad de Testigos, ¡pero en esta asamblea el público excedió a los Testigos en la proporción de cuatro a uno! Puesto que muchos de los visitantes de otros países estaban alojados en el moderno Hotel Intercontinental, fue posible usar la hermosa piscina de éste para el bautismo.

Se hicieron arreglos para giras de turismo a fin de que los visitantes que eran delegados a la asamblea pudieran ver algunos de los lagos y volcanes de El Salvador. Algunos lamentaron el hecho de que el tiempo no les alcanzara para pasar unas horas descansando y nadando en el hermoso lago volcánico de Coatepeque. Sin embargo, tuvieron el gozo de fotografiar esta joya de color azul zafiro, con sus depósitos de lava que sobresalen de la superficie tranquila y forman isletas. Además, los helechos y plantas tropicales del país fascinaron a los viajantes.

SE FORMA EL TERCER CIRCUITO

Durante la asamblea se recomendó la formación de un tercer circuito, ya que El Salvador tenía 20 congregaciones y un buen número de grupos aislados. Por eso, en enero de 1967 Marvin Roth, uno de los misioneros, fue nombrado superintendente de circuito. Él se unió a los hermanos Morales y Mazariegos, que estaban encargados de los otros dos circuitos. La concurrencia de 3.363 personas a la celebración del Memorial en 1967 indicó una maravillosa posibilidad de aumento.

¿CUÁNDO NACIÓ JESÚS?

Algún tiempo después de la asamblea, la radioemisora YSEB planteó la pregunta respecto a cuándo nació Jesús. La estación recibió muchísimas respuestas y comentarios, pero lo que sorprendió al personal de la emisora fue la diferencia de opiniones. Lo que ellos habían pensado que sería una pregunta sencilla con una respuesta sencilla se había desarrollado en una situación muy compleja.

Cierto día un representante de la radioemisora visitó a la sucursal de la Sociedad y pidió que alguien fuera y presentara por radio un discurso breve sobre aquel tema. Se dio esta asignación al joven superintendente de circuito Juan Mazariegos. La radioemisora también extendió una invitación al arzobispo católico, además de a un sacerdote y un ministro protestante. Cada clérigo habló por unos cuantos minutos, y ni siquiera el arzobispo y el sacerdote pudieron convenir en cuanto a cuándo fue que Jesús nació. Ninguno de ellos citó la Biblia al dar su respuesta.

Cuando se le entregó el micrófono al hermano Mazariegos, él habló por 30 minutos y mostró de la Biblia por qué Jesús debe haber nacido alrededor del 1 de octubre del año 2 a. de la E.C. La estación recibió muchas cartas en las que se pidió más información, y esto dio por resultado el que se empezaran varios estudios bíblicos. Una carta fue de un sacerdote a quien el hermano Mazariegos pudo hallar y visitar.

AGRADECIDOS POR MÁS AYUDA

En la ¡Despertad! del 8 de mayo de 1967, en el artículo: “El Salvador... joya de los trópicos,” se dio un informe sobre la asamblea internacional que se celebró en diciembre de 1966. Lo que se dijo allí creó en varios Testigos el deseo de mudarse a este país para servir donde había necesidad de proclamadores del Reino. John Trayer y su esposa llegaron casi al mismo tiempo que cinco nuevos misioneros de la clase 44 de Galaad... Concha Dorantes, Juanita Alarcón, Elizabeth Naviski y Richard y Sandra Bryan.

En octubre de 1968 John Trayer empezó a servir de precursor con su esposa Betty, y en abril de 1969 fue nombrado superintendente de una congregación de San Salvador. Hablando de los cambios que tuvo que hacer, Juan dijo lo siguiente hace unos años:

“La principal dificultad para mí fue el idioma, y para Betty fue la de dejar a nuestros hijos, aunque ya estaban crecidos. La transición a diferentes condiciones de vida presentó algunos problemas también, y el calor nos molestaba. Pero nuestras ganancias vinieron en la forma de ayudar a organizar una nueva congregación, y ayudar a efectuar el trabajo en las asambleas y en la construcción y mantenimiento de Salones del Reino. ¡Sí, verdaderamente nos alegramos de haber venido!”

En enero de 1968 llegaron Charles y Eleanor Taylor, junto con sus hijos Barry y Monica. Con el tiempo se envió a esta familia a Apopa, una aldea al norte de la capital. El grupo de 15 publicadores establecido allí se alegró mucho de tener consigo a los Taylors. Más tarde se estableció allí una congregación, y se nombró a Charles superintendente de congregación. En abril de 1971 él estuvo muy ocupado haciendo los arreglos para una asamblea de circuito en Apopa. Respecto al servicio de su familia, Charles comentó lo siguiente:

“Muchas veces una familia como la nuestra puede servir de una manera que no está al alcance de los misioneros de la Sociedad. Por ejemplo, los misioneros por lo general no tienen automóviles para poder ayudar a grupos que necesitan urgentemente la ayuda de hermanos maduros. Por eso, como familia, por experiencia podemos decir que les espera una bendición especial a los que desean echar sus redes en aguas extranjeras donde se necesita más ayuda en la obra.”

Poco después de haber llegado a El Salvador en 1968, los Taylors tuvieron su tercer hijo, quien actualmente está progresando hacia la madurez física y espiritual. Monica se casó y lleva una vida feliz en los Estados Unidos, mientras que el resto de la familia sirvió a sus hermanos en Apopa hasta justamente el año pasado, cuando, por motivos económicos, ellos también volvieron a los Estados Unidos. Ahora hay dos congregaciones en Apopa, y tienen su propio Salón del Reino.

ASAMBLEA DE DISTRITO DE 1967

La Asamblea de Distrito “Haciendo Discípulos” que se celebró en diciembre en el Gimnasio Nacional contó con 3.005 concurrentes cuando Baltasar Perla pronunció el discurso público. Los dramas bíblicos recibieron publicidad semanas antes de la asamblea por medio de artículos y fotos en los periódicos y por medio de la televisión.

Los hermanos salvadoreños toman en serio los dramas y muestran gran aprecio cuando se les concede el privilegio de participar en ellos. Por semanas antes de cada asamblea, ensayan fielmente juntos. Y verdaderamente se esfuerzan por tener vestuarios que cuadren auténticamente con los tiempos bíblicos. No cabe duda de que todos esos esfuerzos son, en parte, la razón por la cual hay grandes concurrencias a las asambleas de distrito.

NUEVO SIERVO DE SUCURSAL

En 1968 las autoridades de la inmigración informaron a los misioneros acerca de unas nuevas reglas. Si los misioneros deseaban permanecer en el país después de cinco años, tendrían que pagar 800 dólares para obtener permiso para hacerse residentes permanentes. De otro modo tendrían que irse del país. El superintendente de la sucursal, Leonard Shimkus, y su esposa ya habían estado en El Salvador más de cinco años, de modo que se les notificó que tendrían que partir. Leonard logró extender su estancia por un año más. Después de eso, la Sociedad les avisó que partieran y fueran a Guatemala, donde podrían continuar su obra misional.

Por lo tanto, en la primavera de 1968 se le notificó a Marco Rolando Morales que el reemplazaría al hermano Shimkus como superintendente de sucursal el 1 de junio de 1968. Entonces se asignó a Juan De Dios Peña para reemplazar al hermano Morales en la obra de circuito.

LA EXPANSIÓN CONTINÚA

En 1968 la concurrencia a la Conmemoración o Memorial de la muerte de Cristo ascendió a 4.027, un aumento de 664 personas sobre la concurrencia del año anterior. También, en abril de 1968 se formó la séptima congregación de San Salvador. Ésta se estableció en el sector de Villa Delgado, que actualmente se llama Ciudad Delgado. La congregación consistía en 29 publicadores que se reunían en el hogar de José Montoya. El nuevo superintendente de sucursal, el hermano Morales, fue nombrado superintendente de congregación. Puesto que casi todos los hermanos de esta congregación eran muy nuevos, al principio el hermano Morales se encargaba de casi todas las partes de la reunión, además de atender la literatura, las revistas y los territorios. Sin embargo, poco a poco otros hermanos empezaron a asumir más responsabilidad en la congregación.

Durante 1968 se inició la obra de predicar en muchas áreas diferentes. El hermano Stago y su esposa concentraron sus esfuerzos en la pequeña comunidad de San Ramón, que está situada en la falda del volcán San Salvador. En aquel tiempo no había ningún publicador del Reino allí.

El hermano Stago hizo una revisita al dueño de la tienda principal de San Ramón, puesto que su cónyuge había aceptado alguna literatura. Este señor, José Chávez, tenía un temperamento muy violento y gran cantidad de malas costumbres. No obstante, le tenía algún respeto a la Palabra de Dios. Por lo tanto, se hicieron arreglos para un estudio. Andando el tiempo, los malos hábitos de José fueron reemplazados por buenas costumbres, y él empezó a asistir a las reuniones. Ya se han bautizado seis miembros de su familia, y José es anciano en una congregación de San Ramón.

La hermana Stago empezó un estudio con Domitila Paz, con su hermana Ana Paz y con el hombre con quien Domitila cohabitaba, Isabel Escobar. La hermana Stago no tenía la menor idea de que estas mujeres eran hijas del hermano Martín Paz, quien había muerto en 1960 después de haber rehusado una transfusión de sangre. Estas estudiantes de la Biblia progresaron rápidamente en la verdad. Andando el tiempo, Ana se hizo precursora, y más tarde sirvió de precursora especial. Domitila e Isabel legalizaron sus matrimonios y ahora se asocian con la congregación de San Ramón. Otros miembros de la familia no tardaron en aprender la verdad. ¡Qué feliz se sentirá Martín Paz cuando despierte de su descanso en el sepulcro y vea que todos estos miembros de su familia están sirviendo a Jehová!

En diciembre de 1968 se volvió al Gimnasio Nacional para la celebración de la asamblea de distrito, que se llamaba “Buenas Nuevas para Todas las Naciones”; a ésta concurrieron 4.500 personas para el discurso público, y hubo en ella un bautismo de 109 personas. Esto emocionó mucho a los seis nuevos misioneros que llegaron al país en noviembre.

UNA TRAGEDIA SÚBITA

En La Atalaya del 15 de mayo de 1968, que anunciaba las Asambleas de Distrito “Buenas Nuevas para Todas las Naciones,” se hizo la declaración de que se había planeado algo que “afectará en gran manera el trabajo que estaremos haciendo en los años venideros.” Alguien que anhelaba muchísimo enterarse de lo que eso sería era Charles Beedle. Después de servir como siervo de sucursal por muchos años, había conseguido empleo en El Salvador, y ahora Jane y él tenían tres hijos, Sandra, Charles hijo y Susie.

Mientras la primera misionera partía para la asamblea de distrito que se celebraría en California, Charles se despidió de ella y le dio la comisión de que inmediatamente enviara las noticias. Ella lo hizo, pero antes de que llegaran las noticias acerca del libro La verdad que lleva a vida eterna y del programa de estudio de seis meses, Charles había sido enterrado en el cementerio general de San Salvador. Su muerte súbita el 7 de julio de 1968 fue un golpe para todos los hermanos. Murió después de una infección por una espina de pescado que se le había enterrado en la mano, y de inyecciones antitetánicas que le pusieron. A algunos se les oyó decir: “Perdimos a nuestro ‘tata.’”

El funeral se efectuó en el Salón del Reino de la sucursal, el cual Charles mismo había ayudado a construir sólo 13 años antes. El hermano Perla dio el discurso funeral. Asistieron más de 500 personas, a pesar de que habían pasado menos de 12 horas desde que Charles había muerto.

En los cementerios de El Salvador hay muchas tumbas conmemorativas de excelentes hermanos y hermanas que esperan ser resucitados después del Armagedón. Para los sobrevivientes será entonces un gran privilegio el poder disfrutar de nuevo del compañerismo de estos hermanos al llevar a cabo la obra docente de Jehová.

LLEGAN MÁS HERMANOS PARA SERVIR

Puesto que las asambleas de distrito de 1968 habían dado énfasis a servir donde hubiera mayor necesidad de proclamadores del Reino, en poco tiempo El Salvador recibió unas 400 cartas al respecto. Se recibieron cartas de hermanos de Europa, Norteamérica y las islas del mar. No obstante, puesto que solo técnicos muy especializados podían hallar empleo en El Salvador, la mayoría de los hermanos que vinieran tendrían que recibir ingresos del exterior del país. Así que en 1969 se habían establecido en El Salvador ocho familias, entre ellas las familias Trayer y Taylor, que habían llegado poco tiempo antes. Estos hermanos y sus familias ayudaron a fortalecer las congregaciones y su presencia fue muy apreciada. Sin embargo, la mayoría de ellos han tenido que mudarse de El Salvador desde entonces.

HASTA LOS CIEGOS PUEDEN VER

Con la adquisición del libro La verdad la obra comenzó a progresar con mayor rapidez. A las personas que se interesaban en el mensaje bíblico se les estaba ayudando a tomar una decisión con mayor rapidez. Una de estas personas era un ciego llamado Filadelfo Alvarado, con quien había estudiado la Biblia Sam Stago. En poco tiempo estuvo participando en el servicio del campo, se bautizó y comenzó un estudio bíblico con sus nietos, quienes comenzaron a asistir a las reuniones con él. Con el tiempo Filadelfo hasta tuvo partes en la Escuela Teocrática y en la reunión de servicio.

Aproximadamente durante aquel mismo tiempo Delores Stago ofreció el libro La verdad a una señora que le dijo: “Me gustaría obtener el libro, pero no me serviría de nada. Soy ciega.” Delores ofreció leerle el libro, y esta señora, Victoria Carias, quedó complacida al oír aquello. A medida que el estudio bíblico fue progresando, Victoria dijo: “Antes siempre estaba llorando y triste. Pero ahora tengo verdadera esperanza, gracias a Jehová.”

Ella también comenzó a asociarse con la congregación de Zacamil, a la que asistía el ciego Filadelfo. Pronto ambos fueron felices proclamadores del Reino que participaban en el servicio del campo, conversaban alegremente con los hermanos en las reuniones y se animaban uno al otro en las actividades cristianas que ambos efectuaban.

LA GUERRA DE LAS 100 HORAS

En julio de 1969 El Salvador tuvo problemas con su país vecino, Honduras, aparentemente debido a un juego de fútbol. Más o menos para ese mismo tiempo muchos hermanos estaban saliendo de El Salvador para asistir a las asambleas “Paz en la Tierra,” en los Estados Unidos. Una delegación grande fue a la que se celebró en Nueva York. Entonces el problema con Honduras se convirtió en una guerra. El 14 de julio El Salvador bombardeó a Honduras, y aquella noche aviones hondureños bombardearon a El Salvador, y todo servicio de energía eléctrica fue interrumpido. Uno de los misioneros escribió:

“Después que bombardearon el aeropuerto, no venían aviones y no había correo. Los hermanos telefoneaban constantemente en cuanto a las reuniones y Juan De Dios Peña hizo arreglos para que éstas se celebraran por las tardes. . . . Pusimos el armario de los archivos contra la puerta principal de la oficina, puesto que éste era muy pesado, y escondimos el dinero que había en la sucursal cuando se esparcieron rumores de que bajarían paracaidistas desde aviones hondureños.”

Eran tantos los rumores que nadie sabía qué creer. Al cuarto día la lucha cesó cuando la Organización de Estados Americanos (OEA) amenazó con boicotear el café salvadoreño. El estimado de muertes llegó a millares. También había muchas historias de las atrocidades que ambos lados habían cometido.

Millares de refugiados regresaron a El Salvador desde Honduras, incluso algunos hermanos salvadoreños que habían estado viviendo en Honduras. La mayoría de ellos habían perdido sus posesiones materiales. Entre los que regresaron estaba Mario Flores, quien había servido en la obra de circuito en Honduras después de graduarse de Galaad. Poco después de regresar a El Salvador él se casó con una hermana a quien había conocido en Galaad, y ambos fueron asignados a la obra de circuito en El Salvador.

La guerra fue realmente una experiencia angustiosa. Sin embargo, tan pronto como los hermanos comenzaron a regresar de la asamblea, los que se habían quedado en el país comenzaron a tranquilizarse y concentrarse en todas las buenas noticias que los hermanos traían.

CAMBIOS EN LA SUCURSAL

El siervo de sucursal, Rolando Morales, se casó y fue sustituido en 1969 por Domenick Piccone. Domenick y su esposa, Elsa, se habían graduado de la clase 23 de Galaad y habían estado sirviendo en Marruecos. Domenick había sido el siervo de sucursal de aquel país antes de que se le deportara en mayo de 1969. Puesto que él y su esposa no pudieron regresar a Marruecos desde la asamblea de Nueva York, fueron reasignados a El Salvador y llegaron al país el 31 de octubre de 1969.

El hermano Piccone fue la primera persona con experiencia previa en asuntos de sucursal que sirvió en la sucursal de El Salvador. Además, ya estaba familiarizado con el idioma y las costumbres, puesto que había servido en España y Portugal antes de servir en Marruecos. Una de sus primeras empresas fue efectuar los preparativos para la Asamblea de Distrito “Paz en la Tierra,” que había de celebrarse en enero de 1970. De nuevo, ésta se celebró en el Gimnasio Nacional, donde 3.850 personas asistieron para escuchar la conferencia pública “La paz de mil años que se aproxima.”

Solo unas semanas antes, el 16 de diciembre de 1969, se había comenzado la ampliación del edificio de la sucursal. Quince años antes, cuando se había construido este edificio, el hermano Knorr había expresado el anhelo de que los publicadores del Reino aumentaran hasta que fuera necesario ampliar el edificio. Ese tiempo finalmente había llegado.

Se añadieron tres nuevas habitaciones en el piso superior y el primer piso fue completamente pintado de nuevo. Además, la porción de terreno al norte del edificio, que media 11 metros por 27 metros y que podía permitir que la propiedad de la sucursal se extendiera hasta la esquina, finalmente se hizo disponible para compra.

OTRAS ASAMBLEAS EN 1970

En octubre y noviembre de 1970 los tres circuitos compuestos de 25 congregaciones celebraron sus asambleas en Sonsonate, San Miguel y Soyapango, con una concurrencia total de 2.909 personas. Raúl Morales sirvió de superintendente de distrito para estas asambleas, y Mario Flores, Juan Mazariegos y Juan De Dios Peña fueron los superintendentes de circuito. Se bautizó un total de 83 personas. Un visitante a una de estas asambleas fue el embajador que Chiang Kai-shek había enviado a El Salvador; éste estaba estudiando la Biblia con un Testigo en aquel tiempo.

En diciembre se celebró la octava asamblea de distrito en el Gimnasio Nacional. Durante aquel mes 1.785 publicadores participaron en el servicio del campo. Sin embargo, la concurrencia a la asamblea aumentó a 5.322 personas para el drama “El amor es un vínculo perfecto de unión.” Aquella fue la concurrencia más grande a una asamblea de que habían disfrutado los hermanos salvadoreños hasta entonces. Y 4.072 personas asistieron a la conferencia pública “Salvando a la raza humana... a la manera del Reino,” pronunciada por el hermano Piccone. Una gran cantidad de los hermanos que habían venido de otros países para servir en El Salvador ayudaron entre bastidores para que todo el mundo estuviera más cómodo y libre para disfrutar de la asamblea.

AUMENTO MARAVILLOSO

En 1971 el aumento en la cantidad de congregaciones y grupos aislados requirió que se añadiera un cuarto circuito. Durante ese año hubo un promedio de 1.949 publicadores cada mes, un aumento de más de 400 publicadores sobre el año anterior. ¡Esto significaba que aproximadamente la mitad de los publicadores de El Salvador habían llegado a ser Testigos en los últimos cinco años —desde 1966— cuando solo había 995 publicadores!

El 9 de abril de 1971 hubo 7.924 personas en la Conmemoración de la muerte de Cristo. Eso quiso decir que un promedio de más de 230 personas se reunieron con cada una de las 34 congregaciones del país. De todas estas personas, solo dos participaron de los emblemas como indicación de que tenían la esperanza celestial de participar con Cristo en la gobernación de la Tierra.

SE FORMAN NUEVAS CONGREGACIONES

Los aumentos en la cantidad de publicadores requirieron que se formaran nuevas congregaciones, y los hermanos que habían venido a servir donde había mayor necesidad de ayuda estaban participando vigorosamente en la obra. Se formó una congregación en Chalchuapa. Charles Taylor fue nombrado superintendente de congregación de la nueva congregación de Apopa, y Joseph Backloupe, exmisionero que había servido en Bolivia, fue nombrado superintendente de una nueva congregación en San Salvador. Además, Robert Wolfe, quien había dejado su negocio de exterminador de insectos en la ciudad de Nueva York para venir a El Salvador con su esposa, Edel, fue nombrado superintendente auxiliar de congregación en una congregación de la capital. En marzo de 1971 se dividió la próspera congregación de Santa Ana. El grupo de Juayúa había crecido lo suficiente como para convertirse en congregación, y se formó otra en El Platanar, cerca de San Miguel.

También se dio atención a grupos aislados de publicadores. John Trayer dejó la capital en 1971 para ayudar al grupo de Cojutepeque, un pueblo al este de San Salvador. Los publicadores de San Sebastián e Ilobasco también recibieron atención, y, como resultado, se establecieron congregaciones en estos lugares. Ahora los testigos de Jehová visitan con regularidad a la gente de estos territorios.

Los hermanos salvadoreños aman y aprecian muchísimo a los hermanos que han venido a servir aquí desde otros países. Estos han satisfecho muchas necesidades al contribuir su tiempo, equipo y actividad celosa en el servicio del campo.

LA HIJA DEL PRESIDENTE APRENDE LA VERDAD

En marzo de 1967 Fidel Sánchez Hernández llegó a ser presidente de El Salvador. Poco después su hija adolescente Marina comenzó a buscar la verdad acerca de Dios. Dejemos que ella explique cómo sucedió esto:

“Fui criada en un ambiente no religioso, en el que la religión falsa había sido desenmascarada. Ni mi madre ni mi padre tenían relación alguna con la Iglesia Católica debido a sus anteriores experiencias personales con la Iglesia.

“Mi padre asumió la presidencia cuando yo tenía 13 años de edad y recuerdo que los clérigos más prominentes, como obispos y cardenales, deseaban tener relación estrecha con mi familia. Sin embargo, ¿era para ayudarnos espiritualmente? Bueno, mi madre dijo muy francamente que ella solo asistiría a servicios religiosos cuando tuvieran que ver con asuntos oficiales del Estado. El clero nunca mostró interés alguno en ayudarnos espiritualmente. Solo aparecían en escena cuando había alguna campaña política o cuando surgía algún problema nacional.

“Se me había enseñado a desconfiar de toda persona. Recibí prueba de que había razón para esta desconfianza cuando cierta noche se intentó derrocar a mi padre como presidente. Yo era el único miembro de la familia que estaba en casa con mi padre cuando comenzaron los disparos. Realmente experimenté el temor a la muerte, pues las balas casi me alcanzaron. Supliqué a Dios ayuda, puesto que sí creía en que Él existía. Fielmente prometí que si salía viva de este incidente iría en busca de Él y me esforzaría por hallarlo.”

Marina no podía ir a los clérigos por guía, puesto que ella era testigo de lo envueltos que ellos estaban en la política. Y ahora se habían convertido en mediadores entre el gobierno y los rebeldes. Esto la decepcionó profundamente. ¿Adónde podía ir ella por ayuda? Se asoció por algún tiempo con varias sectas protestantes y con algunos judíos, pero no halló a Dios. Entonces Marina y su prometido aceptaron un estudio con los testigos de Jehová. Hoy, como feliz matrimonio cristiano, están muy agradecidos de estar entre el pueblo de Jehová, en el que pueden servir a Dios con sus hermanos y hermanas espirituales en un ambiente de confianza genuina.

UNA FAMILIA ESTIMADA

En 1971, Joseph y Nancy Tremblay, con sus dos hijos Jennifer y Tony, vinieron de los Estados Unidos a servir en El Salvador. Joe había trabajado en Nueva York como coreógrafo antes de aprender la verdad y había ido a California a visitar a sus parientes, quienes eran testigos de Jehová. Mientras estuvo allí, tuvo la oportunidad de hablar con otros Testigos, y notó que él, su esposa e hijos no estaban viviendo en armonía con lo que los testigos de Jehová enseñan. De modo que decidió investigar. Descubrió que había un “propósito en la vida.”

La verdad tocó el corazón de Joe, lo cual movió a éste a llamar a su jefe en Nueva York y renunciar a su empleo. Toda la energía, las ideas y el tiempo que él dedicaba anteriormente a empeños mundanos ahora los dedicó a asuntos espirituales. Él y su esposa decidieron buscar la manera de mantenerse ocupados espiritualmente para protegerse del espíritu del mundo. Así fue como llegaron a estar en El Salvador.

Se recuerda muy bien la ocasión en que Joe preguntó acerca de la mesada que recibían los precursores especiales. Cuando se le dijo cuánto era, él dijo: “Pues, eso ni siquiera cubriría el costo de las aceitunas que pongo en mis cócteles.” Poco se daba cuenta de que sus días de cócteles y aceitunas estaban llegando a su fin. Ahora, después de nueve años de servir de precursor, haber construido Salones del Reino y haberse encargado de responsabilidades en asambleas, el celo y entusiasmo de Joe no han disminuido. En su actual asignación de Metapán, recientemente ha ayudado en la construcción de un nuevo Salón del Reino.

ASOCIACIÓN DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

Desde su comienzo en 1945, la actividad de predicar y hacer discípulos que los testigos de Jehová llevan a cabo se había efectuado sin reconocimiento legal. Entonces, en 1972, se formó en El Salvador la “Asociación de los testigos de Jehová.” Como instrumento legal, esta asociación ayuda a cumplir con el propósito de ayudar a la gente del país a conocer a Jehová y a llegar a ser cristianos verdaderos.

Por medio de la Asociación, los Testigos pueden comprar propiedades para Salones del Reino, al igual que para salones de asambleas y hogares misionales. Con el transcurso de los años, en el país se han construido muchos Salones del Reino excelentes, entre ellos el que hay en San Marcos. Para construir ese salón se utilizaron explosivos para sacar las rocas de una porción de terreno que era prácticamente vertical, y las paredes fueron construidas con aquellas rocas y un armazón de hierro. Hasta ahora hay 42 Salones del Reino a nombre de la Asociación, además de un salón de asambleas y hogares misionales en Santa Ana y San Miguel.

Alejandro Lacayo, uno de los cinco nuevos misioneros que llegaron a El Salvador el 5 de mayo de 1972, fue quien puso en la mente de los hermanos la idea de construir un nuevo hogar misional y Salón del Reino en San Miguel. Para agosto de 1974 el nuevo hogar, anexo al Salón del Reino, estuvo listo para usarse. Es un cómodo hogar de tres dormitorios, cocina, sala, patio y una amplia entrada. En San Miguel, donde la obra ha progresado más lentamente, ahora hay cuatro congregaciones.

SE ACELERA EL AUMENTO

En varias ocasiones hemos notado que las actividades de los testigos de Jehová han llegado a ser bien conocidas en El Salvador. Como resultado de ello, a las reuniones y asambleas solían asistir tres o cuatro veces la cantidad de personas que en realidad eran Testigos. Ahora bien, a principios y a mediados de los años setenta muchas de estas personas que se asociaban con los Testigos se dedicaron a Jehová, comenzaron a proclamar el mensaje del Reino y se bautizaron.

En 1973 el número promedio de publicadores del Reino aumentó a 2.854, unos 1.000 publicadores más que dos años antes. Pero ciertamente a esto todavía seguirían aumentos extraordinarios. ¡En 1974 el promedio de publicadores subió vertiginosamente a 4.065 —se alcanzó un máximo de 4.535 publicadores— y 1.509 nuevos discípulos se bautizaron! Pero el aumento no se detuvo allí.

¡El año siguiente se bautizaron 1.612 personas más, y la cantidad de publicadores alcanzó un promedio de 5.124! ¡Así que por dos años consecutivos hubo aumentos de más de 1.000 publicadores! Entonces, en 1976, se bautizaron 984 personas más. Además, ¡ese año la cantidad de los que proclamaban el mensaje del Reino aumentó a un promedio de 5.632 cada mes!

De modo que en solo tres años se bautizaron 4.105 nuevos discípulos. Y la cantidad de Testigos en El Salvador casi se duplicó... ¡aumentó de 2.854 a 5.632 publicadores!

ATENDIENDO EL AUMENTO

Como usted puede imaginarse, este tremendo aumento obligó a la organización a expandirse para poder atender a todos los nuevos discípulos. En solo un año —de 1972 a 1973— la cantidad de congregaciones aumentó de 36 a 68. El año siguiente se añadieron 23 congregaciones más, y para 1976 había 118 congregaciones en el país. Así, en solo cuatro años la cantidad de congregaciones de El Salvador creció a más del triple, ¡pues había aumentado de 36 a 118! Verdaderamente era necesario proveer ayuda espiritual a todos los nuevos discípulos en la organización.

A medida que la cantidad de congregaciones aumentaba, se necesitaban más circuitos y, por consiguiente, más hermanos capacitados para servir de superintendentes de circuito. De modo que Samuel Stago y Carlos Reyes, este último un anterior miembro de la Guardia Nacional que había ayudado a formar la congregación de Usulután muchos años antes, fueron nombrados para la obra de circuito. Debido al rápido aumento, los nuevos superintendentes de circuito no siempre eran hombres que tuvieran mucha experiencia en la verdad.

Por ejemplo, fue a fines de los años sesenta que Gladys Romero pudo interesar a su esposo Saúl en estudiar la Biblia. Pero cuando finalmente él se convenció de que había hallado la verdad, la abrazó de todo corazón. Se bautizó en 1970, y para febrero de 1971 servía de precursor regular. En 1975 recibió nombramiento para servir en la obra de circuito.

Sin embargo, todavía se necesitaban más circuitos. Pero, ¿quiénes podían servir como representantes viajeros de la Sociedad? Carlos Villanueva y Roberto Guzmán, dos precursores especiales jóvenes, fueron la contestación. Su fidelidad y ardua labor compensaban lo que les faltaba en experiencia. Actualmente en El Salvador hay 137 congregaciones y 23 grupos que están divididos en ocho circuitos.

ASAMBLEAS ESTIMULAN EL AUMENTO

Las asambleas de distrito e internacionales continuaron celebrándose en el Gimnasio Nacional de San Salvador. Estas reuniones anuales eran un gran estímulo para que los hermanos siguieran adelante con la obra de predicar el Reino y hacer discípulos. En la asamblea de 1972, “Gobernación Divina,” se proveyó más información en cuanto al nuevo arreglo para administrar la congregación por medio de un “cuerpo de ancianos,” más bien que por un “siervo de congregación.” Ahora, ocho años después, hay un total de 182 ancianos en el país. Puesto que esto representa un promedio de solo poco más de un anciano por congregación, se puede ver que todavía hay gran necesidad de hermanos maduros y capacitados en El Salvador.

La Asamblea Internacional “Victoria Divina,” que se celebró en el Gimnasio Nacional en diciembre de 1973, fue la asamblea más animadora que se hubo celebrado hasta entonces. Hasta ese tiempo, la cantidad más grande de publicadores del Reino que habían informado en un solo mes había sido de 3.310. De modo que, ¿cuántas personas se podría esperar que asistieran a esta asamblea? ¡Un sorprendente total de 10.788 personas abarrotaron el gimnasio! Pero hubo una sorpresa más grande todavía. Para el bautismo se presentaron 1.046 personas que habían dedicado su vida a hacer la voluntad de Jehová y ahora querían simbolizar públicamente esta dedicación. Éstas componían casi una tercera parte de la cantidad máxima de publicadores para aquel año. ¡Ciertamente la cosecha era abundante!

¿Qué traería la Asamblea de Distrito “Propósito Divino”? Ésta se había programado para celebrarse en diciembre de 1974, de nuevo en el Gimnasio Nacional. ¿Cabría toda la gente en este lugar? La celebración del Memorial en abril suministró la clave en cuanto a qué esperar. En aquella ocasión hubo un total de 15.836 personas presentes, casi el doble de la cantidad que había estado presente solo tres años antes para la Conmemoración de la muerte de Cristo. Bueno, para la conferencia pública de la asamblea, “Fracasan los planes humanos mientras triunfa el propósito de Dios,” el gimnasio fue abarrotado más allá de su capacidad, con una concurrencia de 12.125 personas. Ciertamente era patente que el propósito de Dios estaba triunfando en lo que tenía que ver con la obra de hacer discípulos en El Salvador.

EXPOLÍTICO EFECTÚA UN CAMBIO

Entre las más de 1.000 personas que se bautizaron en 1973, en la asamblea “Victoria Divina,” estuvo Atilio García Prieto. Él había sido miembro del gabinete de gobierno del presidente Osorio hacía unos 18 años, durante el mismo tiempo en que Baltasar Perla servía en el gobierno de Osorio. Cuando Baltasar llegó a ser Testigo, Atilio se dijo a sí mismo: “Este hombre tiene que estar loco.” Ahora Atilio piensa que él mismo era quien tenía que haber estado loco.

Después que Atilio llegó a ser siervo activo de Jehová, llegó a conducir hasta 12 estudios bíblicos. Actualmente sirve de anciano en una congregación de San Salvador. En 1975 recibió el premio del profesional del año, de El Salvador. En su discurso de aceptación dijo que su deseo siempre había sido construir un mundo mejor. Pero entonces, utilizando referencias bíblicas, mostró a todas las personas presentes, incluso al presidente y su gabinete, que solo el reino de Dios podía lograr eso.

AJUSTE PARA LAS ASAMBLEAS DE DISTRITO

Ahora que el Gimnasio Nacional resultaba demasiado pequeño para celebrar asambleas grandes, ¿dónde se celebraría la asamblea anual de distrito? Puesto que este gimnasio era un lugar tan ideal para estas reuniones, se decidió que para la Asamblea de Distrito “Soberanía Divina,” de 1975, se celebrarían dos asambleas por separado en este mismo lugar, en diferentes semanas. Las congregaciones de San Salvador tuvieron su asamblea una semana, y las de fuera de la capital tuvieron la suya en otra semana. ¡Qué alegres se pusieron los hermanos cuando se enteraron de que el hermano Knorr estaría con ellos en estas reuniones!

Los que estuvieron presentes en aquellas asambleas ni siquiera se imaginaban que ésta sería la última vez que tendrían la visita del hermano Knorr. Disfrutaron muchísimo de su asociación y bebieron del excelente consejo espiritual que él dio en la reunión de misioneros y en otras ocasiones mientras estuvo en el país. Menos de dos años después, el 8 de junio de 1977, el hermano Knorr murió de cáncer.

Al hermano Tremblay se le pidió que preparara una plataforma apropiada para la asamblea. Con la ayuda de los hermanos de la congregación de Ahuachapán, donde él servía de precursor especial entonces, utilizó cartón y mucha imaginación para crear un hermoso palacio blanco como escenario de la plataforma. Sobre el palacio había un trono y una corona del Gran Soberano. ¡Qué apropiado era esto para representar la posición de Jehová Dios sobre todo el universo! Un auditorio combinado de 15.025 personas disfrutó plenamente del programa.

Puesto que las dos asambleas habían tenido tanto éxito, los hermanos hicieron arreglos para celebrar tres asambleas en 1976. De modo que se hicieron planes para celebrar la Asamblea de Distrito “Servicio Sagrado,” de 1976, en Santa Ana, San Miguel y San Salvador. Así se haría más conveniente a personas de todas partes del país el obtener excelente alimento espiritual y asociación. La concurrencia combinada fue de 13.203 personas. Aunque esto significaba una disminución de unas 2.000 personas en comparación con la asamblea anterior, todavía representaba más del doble de la cantidad de publicadores del país, la cual había alcanzado un máximo de 6.010 publicadores en 1976.

MÁS CONSTRUCCIÓN EN LA SUCURSAL

El crecimiento de la organización requirió expansión todavía mayor de la sucursal. Como se mencionó anteriormente, allá en 1970 se había comprado una faja de tierra enfrente del edificio. Por algún tiempo este terreno se cubrió de bonito césped y unas cuantas flores, lo cual realzaba la belleza del edificio de la sucursal. Sin embargo, durante la visita del representante de la central mundial de Brooklyn, Robert Wallen, en 1975, se consideró la posibilidad de usar este terreno para ampliar el local.

En 1976 se dibujaron y aprobaron los planos para esa ampliación. Valiéndose de la ayuda de voluntarios, y con la cooperación de todos, el anexo se construyó por la mitad del presupuesto. John Trayer y Vicente Valdarrama, un hermano que había estado sirviendo donde había mayor necesidad de predicadores del Reino en Ahuachapán, trabajaron de tiempo completo en el proyecto.

Así, en 1977 el nuevo anexo estuvo listo para ser utilizado. ¡Qué gozo hubo al mudar la oficina desde la apiñada residencia a un lugar espacioso y con buena ventilación! Los suministros de literatura desaparecieron de los pasillos, habitaciones y cuartos de baño, y fueron acomodados ordenadamente en el espacioso almacén. Con este cambio, hasta el hogar parecía nuevo.

En diciembre de 1977, en la Asamblea de Distrito “Trabajadores Gozosos,” Milton Henschel, del Cuerpo Gobernante, pronunció el discurso de dedicación de las porciones añadidas a la sucursal. Una vez más la asamblea se dividió en dos reuniones que se celebraron en el Gimnasio Nacional de San Salvador. Esta vez la concurrencia total fue de 13.615 personas. Aunque ésta fue más baja que la concurrencia máxima de dos años antes, muchas más personas estaban asociándose con los testigos de Jehová por todo el país. Esto se mostró por la excelente concurrencia de 21.285 personas para el Memorial en marzo de 1978.

PROPUESTO NUEVO SALÓN DE ASAMBLEAS

Con el paso de los años había sido extremadamente difícil hallar lugares apropiados para celebrar asambleas de circuito. Algunos circuitos tenían que celebrar hasta cinco asambleas pequeñas por no haber lugares suficientemente grandes como para acomodar a toda la concurrencia. Especialmente durante la estación de las lluvias, cuando es necesario tener un lugar que esté protegido de las inclemencias del tiempo, era difícil hallar un lugar para la asamblea. Ahora las escuelas resultaban a menudo demasiado pequeñas para celebrar en ellas estas asambleas, y, además, las instalaciones y servicios disponibles en las escuelas no eran siempre los mejores. La siguiente experiencia ilustra la clase de problemas a que había que enfrentarse.

En cierta ocasión, cuando los hermanos se reunieron para comenzar el programa de la asamblea, la banda del ejército tomó su lugar enfrente de la plataforma y comenzó a tocar el himno nacional. Grupos de alumnos se reunieron para escuchar un programa musical aquel sábado por la mañana. Parece que uno de los maestros, quien no estaba a favor de que los Testigos utilizaran la escuela, había hecho arreglos para que la banda del ejército tocara para los estudiantes. Después de aproximadamente una hora la banda se retiró y los niños fueron yéndose lentamente a sus hogares. Entonces el programa de la asamblea comenzó apropiadamente con un cántico de alabanza a Jehová seguido por una oración. Este es solo un ejemplo de los momentos difíciles a que se encaraban nuestros hermanos para proveer estos banquetes espirituales cada seis meses.

¿Qué podía hacerse? Con ocho circuitos en funcionamiento, ¿sería razonable o posible construir un salón de asambleas en El Salvador?

Este fue el asunto que se trató con el hermano Henschel durante su visita para la asamblea “Trabajadores Gozosos.” Después la idea se presentó al Cuerpo Gobernante por escrito. Ya había comenzado la búsqueda de una propiedad a precio razonable. Andando el tiempo, un hermano de San Salvador ofreció una porción de terreno cerca del lago Ilopango con su propio suministro de agua. El terreno era bastante grande, y el precio era razonable. Muchos hermanos dieron contribuciones generosas para comprarlo y comenzar el proyecto.

¿Cuál fue la contestación del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová? Las preguntas de este cuerpo fueron: ¿Apoyarán los hermanos de El Salvador un proyecto como ése? ¿Podrán ellos hacer los pagos necesarios para saldar el préstamo que se pidió? El asunto se presentó entonces a los miembros de la Asociación, y después por carta a las congregaciones. Las congregaciones respondieron con un enérgico: “¡Sí!” De modo que se decidió dar plena atención a este proyecto y buscar la guía de Jehová en el asunto.

SE ORGANIZAN NUEVAS ESCUELAS

Después de la asamblea “Trabajadores Gozosos,” que se celebró en diciembre de 1977, se hicieron planes para una nueva Escuela del Ministerio del Reino, así como para una escuela especial para los precursores. Desde 1962 una Escuela del Ministerio del Reino había estado en funcionamiento. Periódicamente se invitaba a asistir a hermanos que tenían responsabilidades en las congregaciones. Durante 1978 todos los ancianos y siervos ministeriales del país asistieron al nuevo curso de instrucción de 15 horas. Los cuatro miembros del comité de la sucursal, junto con otros dos hermanos capacitados, sirvieron de instructores. Puesto que hubo tres escuelas funcionando al mismo tiempo, todos los ancianos y siervos ministeriales pudieron asistir en el transcurso de un mes.

Apenas había terminado esta escuela cuando comenzó la escuela para los precursores. Para mediados de junio de 1977 todos los precursores de El Salvador que habían estado en la lista de precursores por lo menos un año tuvieron la oportunidad de recibir este curso especial de 10 días. Los precursores de El Salvador estuvieron verdaderamente agradecidos a Jehová por esta excelente provisión que Jehová hizo por medio de su organización.

CAMBIA LA ESCENA EN EL SALVADOR

Con el paso de los años, El Salvador había comenzado a cambiar de apariencia y hasta de costumbres. En primer lugar, la población había crecido de aproximadamente 1.500.000 personas en 1945 a unos 5.000.000 de personas para 1980. Especialmente en la capital, las viejas casas de adobe se reemplazaron con modernas casas construidas de bloques de cemento de brillantes colores. Por dondequiera comenzaron a brotar nuevas urbanizaciones. Los empleos se hicieron más abundantes, y hasta los salarios comenzaron a subir. Mucha gente comenzó a dejar las zonas rurales en busca de empleo en las ciudades.

Con el tiempo San Salvador llegó a asemejarse, en muchos respectos, a una ciudad moderna de Norteamérica. En la década de los sesenta, la hamburguesa carne picada y frita se clasificaba estrictamente como “comida de gringo,” y solo se conseguía en unos cuantos lugares que complacían a los turistas. Sin embargo, para la última parte de los años setenta, negocios que se especializaban en la preparación y despacho rápido de alimento, como “McDonald’s” o “Hardee’s” tenían un negocio floreciente y vendían grandes cantidades de hamburguesas y papas fritas a turistas y nativos por igual. Parques recreativos han surgido en varias partes de la ciudad y compiten por el negocio que antes estuvo limitado a parajes turísticos como el parque tropical “Los Chorros,” y los lagos de Coatepeque e Ilopango. Se instaló un teleférico para llevar a los clientes desde la parte sudeste de San Salvador hasta la cima del monte San Jacinto. En este lugar uno puede entretenerse en el parque de diversiones, o simplemente disfrutar de la magnífica vista de la ciudad. Ciertamente había muchas cosas para la diversión.

Pero uno tiene que tener una considerable cantidad de dinero para disfrutar de esas cosas, puesto que los precios han subido en gran manera. Por ejemplo, la típica pupusa, hecha de maíz molido en forma de torta redonda, con una capa de queso, carne o habichuelas en medio de dos tortas, aumentó de precio a por lo menos cuatro o cinco veces lo que costaba en los años sesenta. El invitar a la familia a comer de la típica pupusa, plátanos fritos y café ahora representa un gasto grande dentro del presupuesto familiar promedio.

Además, nuevas autopistas y calles más anchas han tomado el lugar de los mesones y chozas que han servido por muchos años para alojar a miles de personas pobres. Con la construcción del nuevo aeropuerto “El Salvador,” localizado a unos 35 kilómetros al sur de San Salvador, se ha construido una nueva autopista de cuatro carriles para que el aeropuerto esté accesible a la gente. Allá a principios de la década de los sesenta los automóviles eran un lujo del cual disfrutaba un grupo selecto de personas, pero para fines de los años setenta pululaban como hormigas, zumbando por las calles de la ciudad. Solo en las carreteras comparativamente tranquilas fuera de la ciudad podía el conductor de un auto hallar algún alivio.

La escena religiosa del país también ha cambiado. En el pasado los grupos protestantes siempre eran una minoría, y el catolicismo los mantenía en segundo plano. Pero en los últimos años la gente en general se ha disgustado con la intromisión del clero en la política, y muchas personas están buscando otra cosa. Así que mucha gente ha renunciado a la Iglesia Católica y se ha unido a numerosos grupos evangélicos que han surgido en los últimos años. Pero la realidad es que ni el catolicismo ni el protestantismo han satisfecho a la gente que sinceramente quiere aprender la verdad.

Poco a poco el fanatismo religioso del pasado está siendo reemplazado por una apatía religiosa que solo guarda una remota semejanza con el cristianismo verdadero. En un esfuerzo por detener su tendencia descendente, el catolicismo ha comenzado a mezclar sus prácticas religiosas con las de los grupos sectarios, y en muchos lugares ha renunciado al uso de imágenes. Los cambios, tanto religiosos como de otras clases, han afectado la vida de la gente. Especialmente desde 1975 el deseo de placeres y la falta de respeto a las leyes del hombre y de Dios han comenzado a hacer estragos.

¿Qué efecto ha tenido esto en la congregación cristiana? La siguiente observación de la sucursal de El Salvador es significativa:

“Hasta los que han estado siguiendo el camino del cristianismo verdadero han sido afectados. Algunos hermanos han renunciado a privilegios cristianos en la congregación debido a que éstos interfieren con otras metas personales. Otros se han ido a otros países con el propósito de mejorar su propia posición financiera .

“También, se ha hecho cada vez más difícil despertar el interés de los jóvenes en dedicar su vida al servicio de tiempo completo de Jehová. El trabajo y el estudio seglar comienzan a ocupar el lugar del servicio del Reino, y ahora el tiempo y la energía que antes se dedicaban al servicio de Jehová y a servir a otras personas muchas veces se desvía hacia la satisfacción de los deseos personales de uno. Verdaderamente estos tiempos modernos están haciendo víctimas entre los que aparentemente no tenían la verdad en el corazón o los que por no mantenerse despiertos habían perdido su fe y confianza en las promesas de Jehová.”

Por supuesto, con mucho la mayoría del pueblo de Dios en El Salvador ha mantenido su fortaleza espiritual. Han seguido trabajando con celo en la obra de predicar y hacer discípulos, y continúan disfrutando del grandioso fruto de su labor.

CAMBIO DE LUGAR DE ASAMBLEAS

Durante 1978 se alcanzó un máximo de 6.017 proclamadores del Reino en El Salvador. Con tal crecimiento, parecía que la utilidad del Gimnasio Nacional ahora estaba limitada a asambleas de circuito. Era necesario hallar un local más grande. Recientemente se habían hecho ampliaciones al Estadio Nacional de Flor Blanca, localizado solo a unas manzanas del gimnasio. Así que éste llegó a ser el lugar donde se celebró la Asamblea Internacional “Fe Victoriosa” del 27 al 31 de diciembre de 1978.

Puesto que la mayor parte del estadio está al descubierto, el programa se celebró por las tardes y por las noches. Las mañanas se dedicaron al servicio del campo y a programas para los visitantes. En algunos de éstos se presentaron bailes nativos típicos. Aunque la cantidad de visitantes extranjeros fue mucho menor que la que vino a la asamblea internacional de 1973, los que participaron en el servicio del campo el viernes por la mañana ciertamente fueron un estímulo para los hermanos de la localidad. Muchos hermanos aquí todavía hablan sobre el tiempo agradable que pasaron en el servicio con sus hermanos y hermanas de otros países.

Grant Suiter, del Cuerpo Gobernante, fue uno de los discursantes principales en esta asamblea internacional. Aunque él no habla español, los hermanos se sintieron animados por su presencia y sus palabras, las cuales fueron traducidas al español. Hubo una concurrencia máxima de 11.109 personas a la asamblea, y, en total, 470 personas se bautizaron.

LA TENDENCIA CAMBIA

Durante los meses que precedieron a la asamblea “Fe Victoriosa,” que se celebró en diciembre de 1978, la cantidad de proclamadores del Reino había estado disminuyendo. Esto preocupaba a muchos hermanos. Pero la asamblea internacional suministró justamente el estímulo necesario. Así, en enero de 1979 se alcanzó un nuevo máximo de 6.058 publicadores en el país. Y se ha logrado aumento constante desde entonces.

Durante 1979 se celebró un total de 22 asambleas de circuito, con una concurrencia combinada de 24.794 personas. Y para octubre la cantidad de publicadores del Reino había subido a 6.528. Luego, en noviembre, los hermanos recibieron excelente estímulo adicional por medio de la visita de zona de Albert Schroeder, del Cuerpo Gobernante. Se invitó a las congregaciones al discurso especial del hermano Schroeder en el anfiteatro de los Terrenos de la Feria Internacional, en San Salvador. ¡Qué sorpresa fue tener una concurrencia de 7.127 personas en aquella bella y fresca noche bajo el cielo estrellado!

ASAMBLEA DE DISTRITO “ESPERANZA VIVA”

Aproximadamente un mes después, del 29 de diciembre al 1 de enero, la asamblea “Esperanza Viva” sirvió de estímulo adicional para que los hermanos permanecieran firmes en su resolución de servir a Jehová. De nuevo la asamblea se celebró en el Estadio Flor Blanca de San Salvador. El espíritu entusiástico que los hermanos habían reflejado durante el año se hizo patente a medida que la organización de la asamblea fue tomando forma. La concurrencia máxima de 11.939 personas sobrepasó por 830 personas la cantidad que había venido a la asamblea internacional el año anterior.

Aunque había confusión en el país, dentro del estadio todo estaba tranquilo. Aun así los peligros de afuera se ilustraron por lo que le sucedió al hermano joven que hizo el papel de huérfano en un drama por la noche. Él había salido a dar un corto paseo con otro hermano. Mientras venía de regreso al estadio para vestirse para el drama, se le acercó un hombre que sacó un cuchillo y le pidió sus pertenencias. Aunque el hermano le entregó su reloj de pulsera, dinero y otras pertenencias sin ofrecer resistencia alguna, lo apuñalaron en la espalda. Recibió algún tratamiento en el departamento de primera ayuda de la asamblea, y se le dijo que buscara atención médica inmediatamente. Él, sin embargo, sin decir nada a otros, calladamente se vistió para el drama y dolorosamente cumplió con su papel ante el auditorio, que no estaba al tanto de que él estaba herido.

El delito y la violencia se habían convertido en algo común aquí cuando los problemas políticos comenzaron a dividir al país. Aunque se esperaban problemas más graves todavía, todo tuvo un final feliz, y los hermanos regresaron a sus hogares con poca dificultad.

NUEVO SALÓN DE ASAMBLEAS

Un punto sobresaliente de la asamblea “Esperanza Viva” fue el anuncio de que la siguiente serie de asambleas de circuito se celebraría principalmente en el nuevo salón de asambleas en construcción cerca del lago Ilopango. Desde el momento en que se propuso la construcción del salón allá en 1977, muchos hermanos habían dedicado gratuitamente tiempo y esfuerzos para adelantar el proyecto. Como en toda empresa de personas imperfectas, hubo que afrontar problemas, pero éstos fueron resueltos.

Congregaciones completas habían dedicado un domingo de vez en cuando a ayudar en la construcción. Los hermanos contribuían gratuitamente para comprar materiales de construcción y pagar a los trabajadores que hacían tareas que los hermanos no podían hacer. Hasta personas que no son testigos de Jehová estuvieron dispuestas a ayudar. De modo que, con buena razón, el estadio resonó con aplausos cuando se anunció que se planeaba utilizar el salón de asambleas en unos cuantos meses.

Autobús tras autobús lleno de hermanos y hermanas con rostros sonrientes llegó para la primera asamblea de circuito que se celebró en el salón el 1 de marzo de 1980. Todavía hay mucho que hacer para completar la construcción, pero, a juzgar por la cooperación que ha habido hasta ahora y la evidencia de que el espíritu de Jehová está respaldando la obra, hay toda razón para creer que el proyecto se completará pronto, para la alabanza de Jehová.

AGITACIÓN POLÍTICA

Durante la última parte de 1979, el desasosiego político en El Salvador amenazó con hacer erupción y convertirse en una guerra civil en gran escala, similar al reciente conflicto de Nicaragua en el cual perdieron la vida unas 30.000 personas. En octubre, el presidente de El Salvador, el general Carlos Humberto Romero, fue destituido de su puesto a la fuerza. Fue reemplazado por una junta de cinco hombres.

Había grandes esperanzas de que este acontecimiento pondría fin a los episodios de violencia que habían segado cientos de vidas en el país durante el año. Sin embargo, la violencia solo se intensificó. Grupos revolucionarios se apoderaron de iglesias, embajadas, edificios gubernamentales y de otro tipo, y tomaron a algunas personas como rehenes. A menudo gente inocente, incluso algunos de nuestros hermanos y hermanas, cayeron en manos de individuos sin principios.

Por ejemplo, a una hermana joven la tomaron como rehén junto con un grupo de hombres solamente. Ella mostró gran valor al usar la oportunidad para dar un testimonio tanto a los que habían tomado el control del edificio de oficinas donde ella había estado trabajando, como a los compañeros rehenes. Después de unos días se les puso en libertad ilesos. Los compañeros rehenes dijeron que las oraciones y la fortaleza espiritual de esta jovencita les ayudó a sobrellevar la experiencia. ¡Qué excelente ejemplo de valor dio esta hermana, digno de que otros lo imiten!

El asesinato y el bombardeo se han convertido en sucesos diarios. Hombres de negocios, debido al temor, han estado abandonando el país en grandes cantidades. “Líderes competentes tanto del sector público como privado están yéndose diariamente,” informó Douglas Bernard, un hombre de negocios norteamericano. “Se paran en línea fuera de la embajada de los Estados Unidos desde las 4 de la mañana a esperar que les concedan visas. Los negociantes mejor organizados salen en grupos y exploran territorio nuevo en Paraguay, Ecuador o Bolivia. Se han dado por vencidos en El Salvador.”

De modo que los negocios y las fábricas están cerrando, y la gente está tratando de cualquier modo posible de cambiar la moneda local en dinero que pueda transferirse a otros países. Mientras esto sucede, los empleos escasean y, al mismo tiempo, los precios siguen subiendo vertiginosamente. Esto ha resultado en un ambiente de temor y delito.

Lugares como “McDonald’s” han experimentado la violencia. Un grupo ordenó a toda la gente que estaba en uno de estos establecimientos que saliera de éste, regó gasolina por todos lados y lo quemó por completo. Se ha colocado bombas en algunos bancos, supermercados han sufrido estragos por bombas y quema, ha habido incendio de autobuses, y se ha dado muerte a balazos a algunas personas en sus negocios, en sus hogares y en las calles.

Las fuerzas gubernamentales y policíacas han estado ocupadas tratando de impedir que grupos extremistas tomen el mando. Esto deja a las personas comunes sin protección de los que toman la ley en sus propias manos. La ley y el orden han desaparecido de El Salvador. Por ejemplo, mucha gente rehúsa detenerse frente a las luces rojas de los semáforos. La razón es que es común que las personas que están sentadas en sus autos esperando que la luz cambie sean víctima de asaltos, o, todavía peor, puede ser que les quiten el auto a la fuerza.

A los dueños de tiendas y negocios pequeños se les dice muchas veces: “Dennos su dinero o quemaremos su negocio.” La gente está aprendiendo a dejar sus relojes de pulsera, papeles importantes y la mayor parte de su dinero en casa, cuando tienen que caminar por las calles. No es extraño que un ladrón saque un cuchillo dentro de un autobús y le diga a uno, a la vista de todas las demás personas, que le entregue todo el dinero.

HERMANOS ASESINADOS

Por algún tiempo después que la junta tomó el poder en octubre de 1979, las condiciones parecieron empeorar. Dos de nuestros hermanos, Jorge y Eugenio Vásquez, siervos ministeriales de la congregación de San Juan Opico, decidieron recoger café para tener suficiente dinero para asistir a la venidera Asamblea de Distrito “Esperanza Viva” en diciembre. Ellos habían estado trabajando en esta hacienda en particular por aproximadamente una semana cuando comenzaron a notar que muchos de los recogedores no parecían estar muy interesados en recoger café. Los recogedores pasaban la mayor parte del tiempo hablando sobre injusticias sociales y lo necesario que era un cambio. Nuestros hermanos se mantuvieron callados, preocupándose solo por recoger el café.

El lunes 17 de diciembre de 1979 a muchos de los trabajadores les sorprendió el anuncio de que no se les permitiría recoger café. Aquel día unos granjeros respaldados por un grupo de guerrilleros tomaron el control de la hacienda. Se detuvo a la fuerza a los 1.500 recogedores de café para que no trabajaran en los campos, y se les obligó a cavar trincheras. La mañana siguiente fuerzas armadas llegaron con soldados y tanques, y pidieron a las fuerzas rebeldes que se rindieran. Cuando por contestación recibieron disparos, las fuerzas armadas abrieron fuego.

La batalla duró dos horas y media, y la hacienda quedó convertida en un lugar desolado. Había cadáveres de jóvenes y viejos por todos lados, esparcidos como hojas sobre el suelo. Nuestros dos hermanos estuvieron entre los muertos. Los que sobrevivieron relataron más tarde que los hermanos habían rehusado tomar las armas e insistido en mantenerse completamente neutrales. Por esto se les tildó de cobardes y se les envió a la zona donde la acción era más intensa.

Los esposos, esposas y amigos de las víctimas no tenían idea de lo que había sucedido a sus amados. Comenzaron a circular rumores de que a todos se les había echado en una fosa común. Diez días más tarde se hallaron 26 cuerpos bajo un montón de tierra. Era casi imposible reconocer a las personas. Después de horas de búsqueda, se hallaron los cuerpos de Jorge y Eugenio.

Trágico fue el hecho de que las esposas de estos dos hermanos, ahora sin la ayuda y protección de sus respectivos cabezas de familia, fueron víctima de ladrones desvergonzados que quisieron despojarlas de sus cosechas. No obstante, la congregación vino en ayuda de ellas. Cuando la asamblea de distrito comenzó, los hermanos de esta congregación, incluso las dos hermanas viudas, estuvieron presentes.

En otro incidente, en marzo de 1980, un anciano de una de las congregaciones de San Salvador, quien trabajaba como agrónomo en un ingenio de azúcar, no llegó a su hogar a la hora acostumbrada. Era la noche en que se celebraban la Escuela Teocrática y la reunión de servicio, y él siempre hacía un esfuerzo especial por estar a tiempo los viernes por la noche. Pero no llegó a casa aquella noche ni ninguna otra noche durante la semana siguiente. La familia y sus hermanos cristianos buscaron por todas partes algún rastro de su paradero, mas todo fue en vano. Una semana más tarde se halló su cuerpo sin vida junto con el cadáver de un compañero de trabajo.

El motivo del cruel asesinato de nuestro hermano sigue siendo un misterio. Se sabía muy bien que él no se envolvía en los asuntos políticos del país. ¡Qué bendición es tener una esperanza segura en la resurrección, y saber que Jehová promete restaurar la vida a esos siervos fieles!

SIN DETENCIÓN LA VIOLENCIA

En marzo de 1980 el gobierno declaró un estado de emergencia, y restringió ciertos derechos. Como resultado, la captura de edificios públicos parece haber terminado. Lo mismo puede decirse de las manifestaciones de grupos subversivos, las cuales eran una amenaza para todos los negocios a lo largo de la ruta de los manifestantes. Pero el estado de emergencia no ha detenido la violencia que hay en el corazón de la gente, violencia que todavía se refleja en las cosas que hace la gente al amparo de la oscuridad o de máscaras.

El 24 de marzo de 1980, el arzobispo católico Oscar Arnulfo Romero y Galdámez fue asesinado mientras efectuaba sus deberes religiosos durante la misa. Esto provocó una explosión adicional de violencia y temor. Aquella noche varios edificios por toda la república fueron sacudidos por explosiones de bombas. Uno de nuestros hermanos, mientras iba en la obra de casa en casa, cayó en manos de un grupo de personas subversivas que lo amenazaron de muerte, a menos que concordara en unirse al grupo. Él permaneció firme y, después de recibir bastante maltrato, finalmente fue dejado en libertad.

El 30 de marzo miles de personas atestaron el parque enfrente de la catedral de San Salvador para presenciar el funeral del arzobispo católico. De repente, mientras el representante especial del papa para la ocasión hablaba a la muchedumbre, la quema de autos y los disparos convirtieron aquel lugar en una escena de pánico. Católico pisoteó a católico en un esfuerzo por conseguir un lugar de protección. La cantidad de muertos y heridos da evidencia de la gravedad de los problemas políticos a los cuales se encara el país de El Salvador, donde el sacrificio de vidas no significa nada cuando en los asuntos están envueltos objetivos políticos.

CÓMO LE VA AL PUEBLO DE JEHOVÁ

En medio de estos disturbios el pueblo de Jehová en El Salvador ha seguido adelante, sin dejar que esta situación interfiera con su concurrencia a las asambleas y a reuniones de congregación o con su salir al servicio del campo. En cuanto a hacer algo, el pueblo de Jehová está haciendo esfuerzos todavía mayores en su servicio a Dios. Como escribió uno de los misioneros a un miembro de la familia Betel de Brooklyn en mayo de 1980:

“Todos nos estamos acostumbrando a escuchar el tiroteo y el estallido de las bombas, y ya no nos excitamos demasiado por ello. En los periódicos siempre suena peor de lo que realmente es. Por supuesto, muchos hermanos telefonean para saber si las reuniones se han cancelado o no, pero siempre las celebramos.”

Así, el día después que estalló la violencia durante el funeral del arzobispo, el pueblo de Jehová y sus amigos asistieron al Memorial en cantidades nunca antes alcanzadas. Mientras la gente en general, con miedo, se mantenía alejada de las calles, el lunes 31 de marzo, después de la puesta del Sol, 27.319 personas valerosamente tomaron el riesgo de asistir a aquella reunión. ¡Esto sobrepasó por 5.000 a la cantidad máxima de personas que hasta entonces había asistido en El Salvador a una celebración de la Conmemoración de la muerte de Cristo!

Además, los hermanos están mostrando verdadero celo en lo que tiene que ver con consolar a las personas angustiadas de este país con el único verdadero mensaje de esperanza, del reino de Dios. En enero de 1980 se alcanzó un nuevo máximo de 6.655 publicadores. A éste le siguió otro de 6.690 publicadores en febrero, 6.721 en marzo, y 7.008 en abril, y además se conducen mensualmente más de 8.000 estudios bíblicos con personas que se interesan en el mensaje bíblico. Las perspectivas de crecimiento teocrático parecen cada vez más brillantes, a medida que las del mundo siguen haciéndose más sombrías.

Miles de personas han tomado parte en los 35 años de historia teocrática de El Salvador, y en ese espacio de tiempo muchas de éstas han venido y se han ido. Sin duda continuarán aconteciendo cambios a medida que el pueblo de Jehová permanece en Su servicio. Ciframos completa confianza en Jehová, quien promete en Romanos 8:28 que él hace que todas sus obras cooperen juntas para el bien de los que lo aman. Por medio de su profeta Isaías, Jehová prometió: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo, Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo.”—Isa. 60:22.

Los dos Testigos que vinieron a El Salvador el 24 de febrero de 1945 verdaderamente se han convertido en miles, y hoy hallamos a los 7.156 proclamadores del Reino que informaron servicio en mayo de 1980 declarando extensamente las buenas nuevas en El Salvador. Todos los que han tenido el privilegio de participar en esta obra están profundamente agradecidos a Jehová, y cuentan con Él para recibir bendiciones adicionales a medida que se escribe la historia teocrática en el futuro.

[Ilustración en la página 36]

Reliquias de piedra que supuestamente se remontan a 2000 a. de la E.C., con símbolos en forma de cruz, desenterradas en El Salvador

[Ilustración en la página 41]

Antonio Molina Choto, de 69 años de edad; el primer salvadoreño que llegó a ser Testigo dedicado y bautizado

[Ilustración en la página 44]

Araña salvadoreña, en comparación con una regla de 30 cm. y la mano de un hombre

[Ilustración en la página 47]

Charles Beedle, graduado de Galaad, que, entre otros, llevó la delantera en la obra del Reino en El Salvador por muchos años

[Ilustración en la página 48]

Julia Clogston (izq.) y Charlotte Bowin Schroeder, graduadas de Galaad asignadas a San Salvador; ahora ambas sirven en el Betel de Brooklyn

[Ilustración en la página 66]

Baltasar Perla, funcionario gubernamental que llegó a ser Testigo. Su hijo, también llamado Baltasar, sirve ahora en el Betel de Brooklyn

[Ilustración en la página 71]

Abraham Peña, cabeza de familia de edad avanzada, con dos de sus hijos. Fue un estímulo para su gran familia respecto a persistir en la adoración verdadera

[Ilustración en la página 79]

Raúl Morales, quien en su juventud mostró sobresaliente aprecio por las cosas espirituales, después disfrutó de muchos privilegios de servicio

[Ilustración en la página 84]

Lugarda Peña, quien sobrevivió a su esposo Abraham permaneció fiel hasta su propia muerte a la edad de 97 años

[Ilustración en la página 92]

El arzobispo en reunión privada con miembros del gobierno, entre ellos Rubén Rosales (quinto desde la derecha), quien ahora es testigo de Jehová

[Ilustración en la página 101]

El Gimnasio Nacional de San Salvador, usado con frecuencia para asambleas de los Testigos

[Ilustración en la página 104]

Escena tras de un terremoto en San Salvador... mayo de 1965

[Ilustración en la página 115]

Domenick Piccone llegó a ser siervo de sucursal en 1969 y ahora sirve de coordinador de sucursal

[Ilustración en la página 127]

Edificio de la sucursal en San Salvador con su nuevo anexo al frente

[Ilustración en la página 136]

Nuevo salón de asambleas construido cerca del lago Ilopango. La primera asamblea se celebró aquí en marzo de 1980

[Mapas en la página 37]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

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