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Los logros de la cienciaLa Atalaya 2015 | 1 de junio
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EN PORTADA | LA CIENCIA: ¿HA VENCIDO A LA BIBLIA?
Los logros de la ciencia
Según un diccionario, la palabra ciencia se define como “conjunto de conocimientos sobre las cosas, hechos o fenómenos, obtenidos mediante el estudio y la observación”. Obtener esos conocimientos conlleva mucho esfuerzo y no siempre se consiguen los resultados deseados. Los científicos dedican semanas, meses o incluso años a sus investigaciones. Y aunque en algunos casos su trabajo acaba en nada, en otros reporta beneficios para la humanidad. Veamos un par de ejemplos.
Una compañía europea ha diseñado un sofisticado filtro para descontaminar el agua hecho de un plástico muy resistente. Aparatos como este se han utilizado tras desastres naturales, como el terremoto de Haití del 2010.
A miles de kilómetros sobre nuestras cabezas, una amplia red de satélites compone el sistema de posicionamiento global (GPS). Diseñado en un principio para uso militar, este sistema ayuda a automovilistas, pilotos, navegantes, excursionistas y cazadores a ubicarse. Gracias a los científicos que lo inventaron, hoy es más fácil llegar a donde queremos ir.
¿Utiliza un teléfono celular, una computadora o Internet? ¿Algún avance en medicina le ha devuelto la salud? ¿Ha viajado en avión? Si es así, se ha aprovechado de algunas cosas buenas que la ciencia ha hecho por la humanidad. En efecto, la ciencia ha mejorado nuestras vidas de muchas maneras.
EL ALCANCE DE LA CIENCIA MODERNA
Los científicos de hoy siguen expandiendo sus horizontes y estudiando cada vez más a fondo el universo y la naturaleza. Los físicos nucleares escudriñan el átomo para descubrir mecanismos ocultos, y los astrofísicos se remontan miles de millones de años en la historia para averiguar cómo surgió el universo. Pues bien, algunos piensan que con ese estudio tan profundo de cosas abstractas y hasta invisibles, ya se debería haber podido demostrar la existencia del Dios de la Biblia.
Hay científicos y filósofos muy conocidos que llevan este razonamiento un paso más allá. Según el escritor Amir Aczel, promueven “un argumento científico en contra de la existencia de Dios”. Por ejemplo, un físico de fama mundial afirmó que “la ausencia de pruebas que apoyen la existencia de un Dios que juegue un papel significativo en el universo es una prueba irrefutable de que tal dios no existe”. Otros dicen que creer en los actos del Dios de la Biblia es como creer en “magia” y que la ciencia ha de ser liberada de cualquier “entresijo sobrenatural”.a
Ahora bien, nos deberíamos preguntar: ¿ha obtenido la ciencia suficiente información sobre el universo como para llegar a conclusiones tan tajantes? La verdad es que no. Pese a que ha habido tremendos progresos, muchos científicos reconocen que hay interrogantes que no se han resuelto o que jamás se podrán resolver. Steven Weinberg, premio Nobel de Física, dijo: “Nunca llegaremos al fondo de las cosas”. El profesor Martin Rees, astrónomo real de Gran Bretaña, escribió: “Hay cosas que los humanos nunca entenderemos”. Lo cierto es que todavía queda mucho por saber del mundo que nos rodea, tanto de la diminuta célula como del vasto universo. Por ejemplo:
Los biólogos no acaban de entender qué ocurre exactamente dentro de las células: cómo procesan la energía, cómo producen las proteínas y cómo se dividen. Estas son cuestiones que la ciencia no ha resuelto del todo.
La gravedad nos afecta cada segundo de cada día, y aun así sigue encerrando ciertos misterios. Los físicos no tienen claro cómo la gravedad tira de nosotros cuando saltamos o cómo mantiene a la Luna en su órbita alrededor de la Tierra.
Los cosmólogos estiman que un 95% de lo que compone el universo es invisible y no se puede medir con instrumentos científicos. Dividen este componente desconocido en dos categorías: la materia oscura y la energía oscura. ¿En qué consisten? Nadie lo sabe.
Y aún quedan muchos otros misterios científicos sin descifrar. Un famoso neurólogo reconoce: “Nuestra ignorancia supera con creces a nuestro conocimiento. Creo que para un científico, la curiosidad y la capacidad de asombro deben primar sobre el dogmatismo”.
Así que si usted piensa que como la ciencia tiene ya todas las respuestas, se puede dejar de creer en Dios y en la Biblia, recuerde que los científicos, con todos sus potentes instrumentos de investigación, solo han conseguido un conocimiento limitado del mundo que nos rodea. Es interesante lo que comenta la Encyclopedia Britannica al final de un largo artículo sobre la historia y el desarrollo de la astronomía: “Hoy, después de casi cuatro mil años de astronomía, el universo es tan incomprensible para nosotros como lo debió haber sido para los babilonios”. Entonces, ¿qué debemos hacer con los asuntos que la ciencia no ha alcanzado a descifrar? ¿Descartarlos sin más?
Los testigos de Jehová respetamos el derecho de cada uno a decidir sobre este asunto. Nos esforzamos por seguir este consejo bíblico: “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes” (Filipenses 4:5). Le invitamos a examinar con mente abierta los puntos que la Biblia y la ciencia tienen en común y cómo se complementan.
a Algunas personas rechazan la Biblia debido a enseñanzas que la Iglesia defendió en el pasado o defiende hoy, como que la Tierra es el centro del universo o que Dios creó el mundo en seis días de veinticuatro horas (vea el recuadro “Hechos científicamente probados y la Biblia”).
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Las limitaciones de la cienciaLa Atalaya 2015 | 1 de junio
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EN PORTADA | LA CIENCIA: ¿HA VENCIDO A LA BIBLIA?
Las limitaciones de la ciencia
Recientemente han salido a la luz muchos libros que defienden las creencias de un movimiento conocido como el Nuevo Ateísmo. Estas publicaciones han llamado la atención de muchos y han dado pie a un sinfín de debates. Refiriéndose a ellas, el neurólogo David Eagleman escribió: “Algunos lectores se llevan la impresión de que la ciencia lo tiene todo resuelto”. Pero él mismo aclara: “Los buenos científicos siempre han sido de mente abierta, y la historia de la ciencia está llena de sorpresas”.
A través de los siglos, en la incesante búsqueda de respuestas a las grandes incógnitas de la ciencia, hombres y mujeres con mucho talento han hecho sorprendentes descubrimientos. Pero también han cometido graves equivocaciones. Por ejemplo, Isaac Newton, uno de los más grandes científicos de la historia, demostró que la fuerza de la gravedad mantiene unidos los planetas, las estrellas y las galaxias del universo. Además, es el padre del cálculo, una rama de las matemáticas muy útil en el mundo de las computadoras, los viajes espaciales y la física nuclear. Sin embargo, Newton también creía en una pseudociencia: la alquimia, cuya finalidad era transformar metales como el plomo en oro mediante fórmulas mágicas y el estudio de la astrología.
Más de 1.500 años antes de Newton, un astrónomo griego llamado Tolomeo logró, sin instrumento alguno, describir el curso de los planetas y convertirse en un hábil cartógrafo. Pero él creía que la Tierra era el centro del universo. El famoso astrofísico Carl Sagan comentó sobre Tolomeo: “Su universo centrado en la Tierra estuvo en boga durante 1.500 años, lo que nos recuerda que la capacidad intelectual no constituye una garantía contra los yerros descomunales”.
Hoy en día los científicos afrontan retos similares. Hay que reconocer los logros de la ciencia, pero no hay que olvidar que tiene limitaciones. ¿Tendremos algún día una explicación total y abarcadora sobre el universo? El físico Paul Davies observó: “La búsqueda de un esquema lógico cerrado que proporcione una explicación completa y auto consistente de todo está condenada al fracaso”. Estas palabras encierran una verdad innegable: nunca podremos entender por completo el mundo que nos rodea. Por eso, cuando alguien afirma que la ciencia tiene el potencial de dar respuesta a todo, hay que tomarlo con pinzas.
La Biblia satisface necesidades que la ciencia es incapaz de satisfacer
La Biblia dice acerca de las maravillas de la naturaleza: “Y esto es tan sólo una muestra de lo que Dios puede hacer. Sólo hemos oído una pequeña parte de lo que él hace” (Job 26:14, La Palabra de Dios para Todos). Hay un inmenso caudal de conocimiento que está más allá de lo que podemos entender o percibir. Las palabras del apóstol Pablo, escritas hace casi dos mil años, todavía son ciertas: “¡Oh la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios e ininvestigables sus caminos!” (Romanos 11:33).
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