Demostrando un modo de vivir superior
1 “Cuando podemos demostrarle a otras personas que nuestro modo de vivir es superior, entonces éstas escuchan lo que le recomendamos.” Así dijo un anciano que ha estado en la verdad por varios años y ha criado con buen éxito una familia grande. ¿En qué cosas le parece a usted que él estaba pensando? Ciertamente hay muchas maneras en que el modo de vivir cristiano es superior, y que, al seguirlas estrechamente, no solo agradarán a Jehová sino que causarán una impresión favorable en las personas de corazón honrado que nos observan. Le recomendamos a otros no solo la verdad, sino también nuestro modo de vivir.
LIMPIOS Y RESPETUOSOS
2 Los verdaderos cristianos siguen el consejo bíblico de ser limpios tanto en el interior, la mente y el corazón, como en el exterior. Pablo dice: “Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (2 Cor. 7:1) Así es que deberíamos esforzarnos por ser limpios no solo en lo espiritual, sino también personalmente, en nuestros hogares, alrededores, y posesiones. Nuestra apariencia personal es importante sea que estemos en casa, en el trabajo o en el servicio del campo. Los comentarios favorables que oímos después de nuestras asambleas prueban que esto es cierto.
3 Los cristianos deben ser respetuosos. Debemos respetar la autoridad de César y estar prestos a obedecer a los funcionarios que ponen en vigor la ley y a otros que benefician la comunidad contribuyendo a la seguridad de todos. (Rom. 13:1, 2) Deberíamos mostrar respeto a otros en la comunidad, y apreciar que ellos tienen derechos, como los derechos relacionados con la propiedad y el derecho de estar solos. A nuestros hijos se les debe enseñar a apreciar las escuelas a las cuales asisten, y a hacer un buen esfuerzo por aprender lo que se les enseña y dar apoyo y respetar a los maestros. (1 Ped. 3:15) Debe darse el debido respeto a las personas de edad avanzada tanto dentro como fuera de la congregación.—Lev. 19:32.
BUENAS FAMILIAS, HONRADEZ
4 Los cristianos genuinos se esfuerzan por tener buen éxito en el matrimonio, el esposo cumpliendo con sus responsabilidades de superintendencia y suministrando las necesidades de la vida, y la esposa dando cooperación amorosa y apoyo leal. También se esfuerzan por lograr un ambiente de felicidad dentro de todo el círculo de la familia. (Col. 3:18-21) A los niños se les enseña a ser obedientes, serviciales y bondadosos y así se les protege del espíritu rebelde, desafiador, que a menudo se ve en los niños mundanos. (2 Tim. 3:1-3) ¡Qué bendición para las congregaciones que tienen muchos ejemplos de esa clase!
5 Los cristianos deben ser honrados. Esto es cierto tanto en las cosas pequeñas como en las grandes. A la persona que no es honrada pronto se le identifica dondequiera que está. Las cosas que se piden prestadas deben devolverse y esto debe hacerse prontamente. La honradez también requiere el dar a los patronos seglares un día de trabajo completo. Jesús dijo que deberíamos ‘por lo tanto pagar de vuelta a César las cosas de César’ y esto ciertamente incluiría el pagar impuestos aunque a veces pudiera parecernos que éstos son exorbitantes. (Mat. 22:21; Rom. 13:7) Aun en los países totalitarios al pueblo de Jehová se le reconoce por su honradez. Tanto Jehová como Jesucristo son perfectamente honrados.
6 No nos interesamos principalmente en impresionar a otras personas. Estamos ansiosos de agradar a Jehová y tener su aprobación. Además, no dedicamos todo nuestro tiempo a las cosas que se mencionan arriba, sino que recordamos que tenemos otro trabajo importante que hacer también. Sí, debemos animar y ayudar a nuestros hermanos en la fe y ser iluminadores en el mundo, declarando las buenas nuevas a las personas de nuestro territorio y enseñando a los que escuchan.
7 Pero estamos plenamente convencidos de que la vida que llevamos constituye un testimonio en sí. Tenemos que asegurarnos de que nuestro modo de vivir es diferente... que ciertamente estamos amoldándonos a este camino superior. Entonces las personas estarán más dispuestas a escuchar lo que les recomendamos.—Gál. 5:22-25.