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Guía para la Escuela del Ministerio Teocrático
sg estudio 4 págs. 19-24

Estudio 4

Cómo leer y recordar

1, 2. ¿Por qué es importante que recordemos lo que leemos?

1 Para los que leen solo como pasatiempo, para su propio entretenimiento, el recordar lo que leen es de poca importancia. Pero para alguien que estudia para una profesión, es vital recordar lo que lee en sus libros de texto. El aprobar un examen y entrar en la ocupación escogida dependen de ello. El ministro cristiano, no obstante, tiene mayor necesidad de recordar lo que lee, ya sea al leer superficialmente o con profundidad. El objetivo es acercarse más a Jehová y mejorar su ministerio, para alabanza de Jehová.—Deu. 17:19.

2 La fuente principal de lectura del cristiano es la Biblia y las publicaciones que ofrecen ayuda genuina para entender la Biblia. Él sabe que es el conocimiento que se encuentra en la Biblia lo que lleva a vida eterna. Es esta lectura lo que lo equipa para ser ministro eficaz, y es en esta lectura que estamos principalmente interesados en la Escuela del Ministerio Teocrático.

3, 4. ¿Por qué debemos seleccionar con cuidado lo que leemos?

3 El que pongamos información en la mente por medio de la lectura puede compararse a poner alimento en nuestro estómago. En ambos casos tenemos que saber escoger. El que come, aun cuando esté solamente satisfaciendo su apetito, muestra insensatez si pone en su estómago lo que es indigerible o lo que no ofrece ningún beneficio verdadero al cuerpo, o peor, lo que quizás pueda envenenarlo. Para los mejores resultados, para beneficios duraderos, el alimento debe ser fácilmente digerido y asimilado por nuestro cuerpo.

4 Lo mismo sucede con nuestra lectura. Sea nuestra lectura ligera o seria, lo que ponemos en la mente debe ser mentalmente digerible y debe ser algo que beneficie nuestra mente en sentido duradero. Es obvio que no es sabio alimentar la mente con lo que es falso, impío o inmoral, y que por lo tanto puede causar indigestión espiritual. (Fili. 4:8) ¿Y por qué perder tiempo leyendo material de poco valor? Tal como escogemos lo que comemos, debemos escoger lo que leemos.

5, 6. ¿Por qué es necesario que hagamos un horario para lectura personal, y cuándo pudiera efectuarse esa lectura?

5 Horario para lectura personal. Habiendo seleccionado usted la clase correcta de material que quiere leer, tiene que dar el siguiente paso. Este es establecer un horario de lectura que encaje en su patrón particular de vida. Si usted no separa como períodos de lectura días específicos, o ciertas noches, lo más probable es que sus esfuerzos sean demasiado al azar para que tengan buen éxito.—Hech. 17:11.

6 La lectura meditativa exige suficiente tiempo así como alrededores que favorezcan la meditación sobre el material que se examina. Pero no toda su lectura se efectuará durante períodos de estudio extensos. Si puede apartar aun diez o quince minutos con regularidad cada día para alguna lectura, se sorprenderá de lo mucho que puede lograr. Algunos llevan a cabo esta lectura temprano en la mañana, o antes de acostarse de noche. Otros leen mientras viajan en los medios de transporte públicos hacia el lugar de su empleo seglar o a la escuela, o durante la hora de la merienda. En algunos hogares, la familia entera lee junta por cinco o diez minutos después de una de las comidas cada día o precisamente antes de acostarse. La regularidad, el leer un poco cada día, produce buenos resultados.

7. ¿Cuál debe ser nuestra meta al leer la Biblia?

7 Su horario personal debe incluir tiempo para leer la Biblia misma. Es muy valioso leerla completamente de principio a fin. Esto se puede lograr por medio de leer un número dado de capítulos o páginas cada día o cada semana. Sin embargo, su meta al leer nunca debe ser abarcar material, sino obtener el punto de vista general del material con la intención de recordar. Dése tiempo para meditar en lo que la Biblia dice. Al leer la Biblia usted siempre puede hacerlo con la confianza de que está participando del mejor alimento espiritual que es posible tener.

8, 9. ¿Qué otro material sería provechoso incluir en nuestro programa de lectura?

8 También se necesita tiempo para la lectura preparatoria del material que se va a considerar en el estudio de La Atalaya y otras reuniones de la congregación. Es bueno pensar en comentar en las reuniones, pero no haga del buscar las respuestas su objetivo principal. Más bien, esfuércese por entender lo que lee y considere cómo afecta su propia vida.

9 Hay también los artículos de La Atalaya que no se usan en el estudio semanal de la congregación. La revista ¡Despertad!, también, ofrece muchísimo material informativo en sus páginas. Y, ¿ha leído usted las publicaciones menos recientes de la Sociedad en su idioma? Al grado que usted pueda apartar tiempo para leer el material, le espera una bendición. Hasta buen grado, la velocidad del desarrollo espiritual de uno está regida por la regularidad y la calidad de los hábitos de lectura de uno.

10-17. ¿Qué prácticas nos ayudarán a recordar más de lo que leemos?

10 Ayudas para la memoria. Para obtener el provecho pleno de lo que leemos, es preciso que lo recordemos. A menudo hay quienes dicen que no recuerdan porque tienen mala memoria. En muchos casos, sin embargo, puede ser sencillamente una memoria no entrenada o que no ha sido puesta a trabajar. Es lo sabio esforzarse por obtener el mayor bien de la lectura que hacemos. Mucho de ese bien se perdería si el material que leyéramos fuera rápidamente olvidado. Tenemos que aprender a leer de tal manera que recordemos. Hay varias sugerencias que les han dado buenos resultados a lectores experimentados. Es posible que le sean útiles.

11 Al leer, procure leer frases o agrupaciones de palabras más bien que cada palabra por sí misma. Esto le permitirá leer con más rapidez y le ayudará a captar ideas en vez de luchar con palabras. Para la lectura usual, no pronuncie las palabras ni mueva los labios al leer, y no forme el hábito de volver atrás para leer de nuevo a menos que sea para grabar en la mente un pensamiento clave. Por supuesto, para material de peso y complicado es necesario disminuir la velocidad para asegurarse de conseguir el pensamiento correcto. Quizás usted hasta quiera leer en voz alta, o en un tono de voz bajo. (Sal. 1:2) Los Salmos y los Proverbios, por ejemplo, no fueron escritos para lectura rápida, sino para meditación.—Sal. 77:11, 12.

12 Es una ayuda también el leer con un lápiz en la mano, subrayando las palabras claves y marcando de otras maneras los puntos especiales que uno quizás quiera repasar. Sin embargo, el subrayar debe hacerse parcamente, porque si se exagera derrota el propósito de aislar las ideas principales. Al encontrarse con alguna explicación especialmente valiosa o un argumento que pudiera usarse para hacer frente a alguna objeción común en el ministerio de casa en casa, sería útil anotar la página y el párrafo en la parte de atrás de su libro. Entonces se podrá hallar rápidamente cuando se necesite. Por supuesto, nunca marque un libro a menos que sea propiedad suya.

13 Usted no puede simplemente leer todo un artículo o un libro sin pausar, reflexionar, comparar la información con los datos que ya usted sabe acerca del asunto... no si usted verdaderamente quiere recordar los puntos sobresalientes. Aprenda a analizar lo que lee, notando las razones que se dan y los argumentos que apoyan las conclusiones que se presentan. Además, busque principios que apliquen a su vida y que sean una guía al vivir diario. Pause para considerar cómo los puede aplicar.

14 En una lectura seria de uno de los libros empastados de la Sociedad frecuentemente es útil considerar primero el título y el orden lógico del índice o tabla de materias. Esto grabará en su mente el tema general. Al disponerse a leer un artículo de revista o un capítulo de un libro, mire primero los diferentes encabezamientos secundarios. Estos muestran el orden que se seguirá al tratar el tema. Vigile para notar las oraciones temáticas, que por lo general aparecen hacia el principio de cada párrafo. A menudo éstas le dicen en pocas palabras de qué trata el párrafo. Concéntrese en captar la vista general del asunto sobre el cual lee.

15 Otra sugerencia es tratar de visualizar lo que lee, haciéndose cuadros mentales como ayuda para recordar. En la imaginación vea a los actores y el fondo, oiga los sonidos y las voces, huela los olores, guste el alimento y la bebida, participe de la felicidad o el dolor de la situación. Trate de ponerse dentro de la escena que se describe, Todo sentido puede ponerse a trabajar imaginativamente para reproducir vívidamente el relato bíblico. De este modo se hace más fácil el poner en la mente los pasajes de la historia bíblica.

16 Al llegar al fin de un capítulo, déle un breve repaso mental final. Entonces compare de nuevo su bosquejo mental con el material escrito.

17 Si se le hace posible, considere con otra persona los puntos que ha abarcado, haciéndolo mientras todavía los tenga frescos en la mente. El que usted los exprese profundizará la impresión en su mente, mientras que es posible que la otra persona añada a su caudal de conocimiento sobre el asunto. Si usted ha descubierto unos puntos que son prácticos para el ministerio del campo, úselos en su ministerio de predicación tan pronto como sea posible. Esto, también, fijará la información en su memoria.

18-20. ¿Por qué es tan importante aprender a leer bien?

18 Valor de la lectura eficaz. La lectura tiene influencia directa en nuestra vida. La clase de trabajo que hacemos, las habilidades que desarrollemos, nuestro disfrute de la vida, nuestro desarrollo espiritual, todas estas cosas están conectadas con nuestra habilidad como lectores. Sin esta habilidad perdería mucha de la riqueza del conocimiento y la experiencia. Los padres pueden ayudar a entrenar a los hijos en cuanto a lectura por medio de un programa sistemático de lectura en el hogar. De vez en cuando convendría pedir a sus hijos que lean en voz alta, por ejemplo, al leer el texto y el comentario del folleto Examinando las Escrituras diariamente. Si usted no lee con soltura y facilidad, valdría la pena que practicara por quince o treinta minutos cada día. En unos cuantos meses obtendrá resultados satisfactorios.

19 Buenos hábitos de lectura, horas fijas para lectura e investigación, y el empleo de las diferentes sugerencias que se dan aquí mejorarán mucho sus aptitudes como ministro. Podrá recordar más de las preciosas palabras de Dios, para aplicarlas en su vida y ministerio. Hasta personas de edad avanzada pueden mejorar en cuanto a poder recordar, si practican los puntos que se ofrecen aquí. Nadie debe pensar que es demasiado viejo para derivar provecho de esto.

20 La razón que tuvo Dios para poner sus magníficos propósitos por escrito en un libro era que todas sus obras maravillosas fueran dadas a conocer a los hijos de los hombres y recordadas por largo tiempo. (Sal. 78:5-7) Mostramos de la mejor manera nuestro aprecio a su generosidad en este asunto por nuestra diligencia al leer y recordar esa Palabra dadora de vida.

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