Comparta riquezas espirituales con otros
1 Los testigos de Jehová de hoy, al igual que el fiel Moisés, saben que el valor de los tesoros materiales de este mundo no se puede comparar al de las riquezas espirituales. (Heb. 11:26.) Con el dinero se pueden comprar casas, automóviles y otras posesiones materiales, pero no se puede comprar vida, paz mental o la aprobación y bendición de Jehová Dios.
2 El conocimiento y el entendimiento de la Palabra de Dios y de su propósito son verdaderas riquezas espirituales. (Col. 2:3.) Esas riquezas incomparables pueden resultar en felicidad genuina ahora y en una esperanza sólida para el futuro. Realmente, ¡qué privilegio haber recibido esas riquezas espirituales!
CÓMO ENRIQUECER A OTROS
3 Podemos ayudar a muchas personas a enriquecerse espiritualmente por medio de presentarles La Atalaya, pues esta puede guiarlos a “tesoros escondidos” de sabiduría divina. (Pro. 2:4.) En mayo ofreceremos la suscripción a La Atalaya en toda ocasión oportuna. Si tenemos presente cómo La Atalaya ha enriquecido nuestra vida, no nos retraeremos de ofrecerla a tantas personas como podamos. (Pro. 3:27.) Anote la dirección de los hogares donde coloque revistas y folletos; así podrá visitar de nuevo a la persona y llevarle regularmente las revistas mediante establecer una ruta de revistas.
4 En sentido espiritual, ¿cómo podemos ser igual al hombre mencionado en Salmo 112, que teme a Dios y que distribuye ampliamente sus cosas valiosas? (Sal. 112:1, 3, 9.) Tenemos que buscar a las personas mansas como ovejas y ayudarlas a satisfacer su necesidad espiritual. (Mat. 5:3.) Eso requiere que aprovechemos toda oportunidad para testificar formal e informalmente.
5 En algunos lugares, el testificar al anochecer ha dado muy buenos resultados, pues es más probable hallar a las personas en sus hogares. ¿Ha tratado de trabajar de casa en casa una hora, o tal vez más, antes del Estudio de Libro de Congregación o en otra noche durante la semana? ¿Por qué no hace planes definidos al respecto? Puede traerle muchas bendiciones.
6 ¿Pudiera hallar momentos apropiados para testificar en su lugar de empleo? Cierta hermana puso varias revistas sobre su escritorio para que sus compañeros de trabajo las vieran al pasar por allí. Antes de que terminara la mañana, había colocado todas las revistas. Muchos de los que trabajaban con ella mostraron verdadero interés, y pudo obtener 18 suscripciones.
7 La plata, el oro y todos los otros tesoros materiales no pueden compararse a las riquezas espirituales del conocimiento y el entendimiento que hemos adquirido mediante la organización de Jehová y nuestro estudio de la Biblia. Felicidad genuina, caminos de agradabilidad, paz, “largura de días” y hasta vida eterna están al alcance de los que buscan las riquezas espirituales. (Pro. 3:13-18.) Al compartir nuestras riquezas espirituales con otras personas mostramos que apreciamos lo que hemos recibido, y obtenemos bendiciones continuas de Jehová. (Pro. 19:17.)